Título: La primera Navidad con Steter
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, slash
Clasificación: +14 Advertencias: soft lemon
Capítulos: ? (6 de ?)
Resumen: 11 de diciembre: cena familiar y atrapados en el aeropuerto en Nochebuena.
11 de diciembre:
cena familiar y atrapados en el aeropuerto en Nochebuena
El vuelo de San Francisco a Los Ángeles que debían tomar se había
cancelado. El temporal era tan malo que, poco después de que
aterrizaran en San Francisco, todos los demás vuelos se habían
cancelado. Era su primer año en la universidad, lejos de casa, en la
otra punta del país concretamente, y Stiles iba a pasar su primera
cena de Navidad atrapado solo en un aeropuerto por culpa de un
trabajo de última hora que no le había permitido salir antes.
Bueno, no estaba solo, Peter estaba con él. Stiles había caído
enfermo y Peter había ido a cuidar de él porque, en serio, Stiles
era un desastre cuidando de sí mismo. Ya que faltaba poco para las
vacaciones de Navidad, el lobo se había quedado para regresar juntos
a Beacon Hills. Ahora estaban atrapados en el maldito aeropuerto por
culpa de un temporal.
—¡¿Es
que nadie es capaz de decirme cuándo demonios saldrá otro
vuelo?!—gritó frustrado después de que otro trabajador le diera
más largas.
—Deberías
calmarte o acabarán echándote del aeropuerto.
—¡Claro,
para ti es fácil! ¡Tú no tienes una familia que te esté esperando
con los brazos abiertos precisamente!—le gritó, dándole una
patada a su mochila en el suelo.
Le costó casi un minuto darse cuenta de lo que había dicho. Cuando
se giró para mirar a Peter, el rostro de este estaba totalmente
impasible y frío, ni el más mínimo signo de haber reaccionado a su
insulto, pero Stiles lo conocía lo suficiente para ver a través de
su fachada.
—Lo
siento, lo siento, no pretendía decir eso—se acercó a él y
agarró las solapas de su chaqueta.
—Por
supuesto que sí.
—No,
no, cuando estoy frustrado soy un capullo, solo he usado las palabras
más hirientes que se me han ocurrido, pero no lo pienso de verdad,
lo siento—se mordió el labio y le miró bajo sus largas pestañas,
esperando que perdiera esa fría máscara.
—Te
estás ablandando—le dijo Peter con una sonrisa burlona, su cuerpo
relajándose casi imperceptiblemente.
Stiles contuvo un suspiro de alivio y resopló una risa.
—Mira
quién habla, tú eres el que ha estado cuidando de mí el último
mes, lobo feroz.
—Debería
hacérmelo mirar.
El chico sonrió y se inclinó para rozar sus mejillas. Era un gesto
familiar, una forma de marcar al otro con tu olor. Ninguno de los
otros lobos lo utilizaba, los mordidos porque lo desconocían o por
falta de instinto y utilizaban formas menos íntimas de marcar
mientras que los otros dos Hale nunca harían algo tan íntimo.
Stiles se había acostumbrado a ello en el mes que Peter llevaba
viviendo con él en la otra punta del país y de vez en cuando
iniciaba él el gesto para fascinación del lobo.
—¿Qué
tal si vamos a comer algo a alguno de los restaurantes de aquí?
Parece que esto va para largo—comentó, echando otro vistazo al
panel de vuelos, todos marcados como CANCELADO.
—Aún
mejor, alquilemos un coche y vayamos a casa—sugirió Peter.
—¿En
serio? Son seis horas de viaje por carretera y con este tiempo
probablemente más.
—Tienes
una cena a la que llegar. Si salimos ahora, deberíamos estar a
tiempo—cogió una de las mochilas del suelo y se la echó al
hombro.
Stiles lo observó por un momento con una sonrisa en los labios.
—Te
estás ablandando—cogió la otra mochila y siguió a Peter hacia
las puertas del aeropuerto.
Minutos después se encontraban en un coche de camino a Beacon Hills.
Pasar seis horas con una persona en el mismo coche no era fácil.
Pasar seis horas con un chico con TDAH era un infierno.
—Si
vuelves a tocar los malditos botones de la radio detendré el coche y
te dejaré abandonado en la cuneta.
—No
lo harás—respondió Stiles sin reaccionar lo más mínimo a la
amenaza y siguió cambiando de emisora mientras una de sus piernas
botaba en el suelo y los dedos de su otra mano golpeaban
nerviosamente el reposabrazos de su puerta.
Peter giró el volante sin molestarse en poner el intermitente (no
había nadie más en la carretera con ese tiempo) y aparcó al borde
de la carretera.
—¡No
puedes dejarme en la cuneta!—esta vez Stiles sí reaccionó—. ¡Me
congelaré! Encontrarán mi cuerpo cuando llegue la primavera
descompuesto y comido por animales salva-
De repente, sintió un tirón de su pelo y los labios de Peter
presionando contra los suyos. Fue brusco y poco refinado, un beso
enfadado, pero lo dejó sin aliento y completamente aturdido.
—Estate
quieto de una maldita vez—le dijo Peter con tono grave, casi un
gruñido.
Stiles asintió y se le escapó un gemido cuando el movimiento tiró
del agarre que el lobo tenía en su pelo. Su rostro se ruborizó y
ambos se quedaron mirándose a los ojos durante lo que podían ser
unos segundos o unos minutos. Esto era algo que se veía venir,
admitámoslo. Siempre había existido algo de tensión sexual entre
ellos y durante el mes que llevaban viviendo juntos no había hecho
más que aumentar. Stiles siempre había negado sus sentimientos con
la excusa de que Peter era un psicópata y quien les había metido en
todo este lío de lo sobrenatural, pero ahora Peter era parte de la
manada y se había pasado el último mes cuidando de él como si
realmente le importara. Cualquier excusa que intentara usar parecía
no tener sentido ya. No encontraba ningún motivo (al menos uno que
importara para él) para seguir negando aquellas insinuaciones y
aquellas miradas de deseo.
—A
la mierda—masculló y se levantó del asiento, moviendo torpemente
sus miembros en el estrecho espacio del coche para sentarse a
horcajadas sobre el lobo.
El claxon sonó por un momento antes de que Peter lo reajustara a una
mejor posición, besándolo en todo momento, todo labios y dientes,
un beso fiero e intenso. Las manos de ambos recorrían el cuerpo del
otro, satisfaciendo al fin ese deseo, esa necesidad que llevaban
conteniendo durante tanto tiempo. Peter apretó su agarre en el
redondo trasero del chico y este gimió, sacudiendo sin pretenderlo
sus caderas. Rompieron el beso por un instante cuando sus erecciones
presionaron la una contra la otra a través de los pantalones que
ahora resultaban estrechos.
Estaban en un maldito coche en medio de la carretera y cualquiera
podía pasar y verlos o incluso detenerse y no tenían tiempo, pero
no podían parar. Lo necesitaban, estaban desesperados. Peter levantó
sus caderas y Stiles no necesitó más motivación. Volvieron a
besarse y el chico comenzó a restregarse contra el lobo, las manos
de Peter en su trasero manteniéndolo lo más cerca posible. Estaban
sudando y jadeando, apenas capaces ya de continuar con el beso. Peter
iba a correrse en sus pantalones como un adolescente y no le
importaba. Agarró los cabellos de Stiles firmemente y le hizo
mirarle a los ojos, su rostro todo sonrojado y las pupilas dilatadas.
—Córrete
para mí—le susurró con voz ronca.
Eso fue suficiente para que Stiles se sacudiera sobre él y se
corriera en sus calzoncillos con un gemido ahogado contra su cuello.
El olor de su orgasmo fue lo que llevó a Peter al límite y se
corrió con un gruñido, presionando contra el chico.
Permanecieron unos minutos tan solo recuperando el aliento. Stiles se
incorporó y regresó a su asiento. Su cuerpo estaba ahora relajado,
algo incómodo por la humedad en sus calzoncillos, pero todo el
nerviosismo que expresaba su cuerpo había desaparecido. Peter
arrancó el coche y se pusieron en marcha. Se detuvieron en la
siguiente gasolinera para limpiarse y no intercambiaron una sola
palabra hasta llegar a su destino. No era un silencio incómodo, tan
solo tenían que digerir lo que acababa de pasar.
Había luces en la casa de los McCall y el coche del sheriff estaba
en la entrada frente al garaje junto al coche de Melissa. También
estaba el coche de Derek y el de Chris junto a la acera. Llegaban
varios minutos tarde, pero su padre le había dejado saber por
mensaje que los estaban esperando. Peter detuvo el coche frente a la
casa, pero no apagó el motor.
—¿Qué
haces?—le preguntó Stiles. Peter arqueó una ceja en respuesta—.
Tú también vienes.
—No
creo que-
—No
es una sugerencia. Tú también vienes—salió del coche y dio la
vuelta para tocar con los nudillos en la ventanilla de Peter.
Peter suspiró como si fuera una gran molestia. Apagó el motor y
salió del coche. Stiles tomó su mano sin tan siquiera pensarlo y lo
llevó consigo hacia la puerta de la casa. Soltaron sus manos, aún
no preparados para eso. Peter inclinó la cabeza y acarició con su
mejilla el cuello del chico. Stiles ladeó la cabeza para dejarle
espacio. Un gesto breve, pero suficiente.
La puerta se abrió.
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