Título: La primera Navidad con Steter
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon
Capítulos: 3 (3 de ?)
Resumen: 6 de diciembre: bastones de caramelo.
6 de diciembre: bastones de caramelo
Peter
estaba a punto de perder el control. Se enorgullecía de tener un
gran control, mejor que cualquiera de los hombres lobo que lo
rodeaban, pero estaba a punto de perderlo por completo.
Se
encontraban en una reunión de la manada, una de esas que consistían
en ver películas y jugar a juegos de mesa o cosas por el estilo para
reforzar los lazos entre ellos, y Stiles llevaba la última media
hora chupando un maldito bastón de caramelo de la forma más obscena
posible. Eso no podía ser legal, era totalmente indecente y Peter no
podía sentir más envidia del maldito bastón. El caramelo estaba a
punto de desvanecerse, devorado a un ritmo inhumano, y Peter
finalmente suspiró aliviado cuando el último pedazo desapareció en
la boca del chico.
Se
frotó el rostro con una mano y se encontró con la mirada burlona de
su sobrino, que evidentemente sabía lo que estaba pensando. Peter se
negó a sentirse avergonzado, la culpa era de Stiles.
Entonces,
el chico sacó otro bastón de caramelo de la nada.
—¡Oh,
no, de eso ni hablar!—exclamó el lobo. Se levantó del sillón y
le quitó el bastón de la mano.
—¡Peter!
¿Qué haces? ¡Devuélvemelo!—se quejó Stiles.
—Por
encima de mi cadáver. No vas a comer otro de estos, busca otra cosa
que no se pueda chupar.
El
chico le miró con ojos entornados y expresión molesta. Una sonrisa
perversa comenzó a deslizarse por su rostro lentamente. Scott y
Isaac, sentados a su lado, se apartaron un poco sintiendo el peligro.
Stiles
sacó de algún bolsillo otro bastón de caramelo como si nada y se
lo metió en la boca poco a poco, sus labios rojos por el colorante
del bastón anterior envueltos a su alrededor, sus ojos siempre fijos
en los del lobo. Llegó hasta el mango, donde ya no podía continuar
más, y comenzó a sacarlo al mismo ritmo. Todos en la sala podían
oír el gruñido que vibraba en el pecho de Peter y el olor a
excitación era casi insoportable. El bastón salió de entre los
labios de Stiles con un obsceno pop
y el chico sacó la lengua, también roja, y se dispuso a lamerlo de
arriba abajo. Algo se rompió en la mente de Peter casi audiblemente.
Sus ojos brillaron intensos y sus colmillos forzaron su camino al
exterior.
—¡Wah!—Stiles
se encontró de repente cabeza abajo, cargado sobre el hombro de
Peter al estilo bombero. Se echó a reír mientras el lobo lo llevaba
hacia las escaleras—. Os veo luego—se despidió de sus amigos.
—Nooo,
marchaos a vuestra casa—gruñó Scott, su rostro arrugado en
disgusto.
—No
creo que Peter pueda aguantar tanto—respondió Derek con el ceño
fruncido, pero una sonrisa intentando abrirse paso.
—¡Huf!—Stiles
se quedó sin aliento por un momento cuando Peter lo tiró sobre la
cama que compartían en la casa de la manada—. ¿Qué pasa lobito?
Creía que tenías mejor control.
—Tú
y tu maldita fijación oral vais a volverme loco—le dijo, las
palabras algo distorsionadas entre colmillos.
Se arrodilló sobre el chico, su cuerpo, a pesar de tener la misma
altura, cubriéndolo por completo, y lo besó de una forma para nada
dulce ni refinada (no era posible estando medio transformado). No
podía resistir, esos labios lo habían estado provocando sin ninguna
vergüenza toda la tarde y tampoco estaba preocupado, sabía lo
cachondo que Stiles se ponía cuando lo follaba de una forma no tan
humana.
—Ahora
voy a comerte hasta quedarme satisfecho—le susurró y se incorporó.
—¿Huh?—Stiles
le miró confuso, algo sin aliento, hasta que Peter prácticamente le
arrancó los pantalones y entonces lo comprendió—. Oh. ¡Joder,
sí!
Colaboró bajándose también los calzoncillos hasta que Peter lo
agarró por las caderas y lo tumbó boca abajo con brusquedad.
—Ugh...
Bruto—se quejó, pero no podía disimular el olor a excitación que
emanaba.
Peter le dio un azote en su perfecto y redondo trasero tan solo para
ver la marca de sus dedos en la pálida piel. El chico gritó y
estuvo a punto de quejarse, pero entonces Peter deslizó la lengua de
abajo arriba por su raja y Stiles se derritió con un gemido. Desde
ese momento, Stiles se volvió completamente dócil y manejable.
Peter utilizó su lengua para humedecerlo, lamiendo alrededor desde
el perineo hasta su agujero, presionando suavemente, sus dientes
acariciando de vez en cuando la sensible piel alrededor. Esta era una
de sus cosas favoritas, sobre todo por los dulces gemidos de gatito
que emitía el chico, abriéndose lentamente para él, sumiéndose en
un estado completamente abstraído de todo lo demás. Peter no se
cansaba jamás y seguía hasta que Stiles acababa sollozando y
suplicando.
—Por
favor... Peter... No puedo más...—las lágrimas se deslizaban por
sus mejillas y estaba temblando, manteniéndose de rodillas gracias
solo a las manos de Peter.
Peter se incorporó y se relamió los labios. Contempló el agujero
brillante de saliva, abierto e intentando cerrarse alrededor de nada,
y su miembro erecto goteando sobre las sábanas.
—Precioso—murmuró
y le dio un último beso antes de hurgar en sus pantalones tirados
junto a la cama. Sacó un bastón de caramelo (porque por supuesto
que tenía más escondidos) y lo deslizó lentamente en el agujero.
—¿Huh?
¿Qué estás haciendo?—preguntó el chico, apenas consciente de lo
que pasaba. Miró sobre su hombro y vio las líneas blancas y rojas
desaparecer dentro de él—. No creo que estén hechos para eso—le
dijo, pero no forcejeó para evitarlo.
—Aprieta
tu agujero, cariño—le ordenó, dándole un suave azote. Stiles
gimió como si fuera un gran esfuerzo, pero los músculos se
contrajeron alrededor del bastón y Peter sonrió satisfecho—.
Bien, ahora voy a darte algo más apropiado para esa boca tuya.
Peter se bajó de la cama y se quitó toda la ropa. El chico se
relamió los labios mientras lo observaba. Todo eso era suyo y solo
suyo, esos fuertes músculos, esos hombros anchos, ese cuello ilegal
y ese miembro grueso y duro. Estaba prácticamente babeando, sabía
lo que estaba por venir. El lobo se colocó sobre él, sentándose
sobre su pecho con las piernas a ambos lados de sus hombros. Tomó su
miembro en mano y acarició las mejillas y la nariz del chico con la
punta húmeda antes de bajar hacia sus labios.
—Tu
fijación oral va a volverme loco un día de estos y todos sabemos lo
que pasa cuando me vuelvo loco. Si necesitas algo en tu boca, puedes
tener mi polla siempre que quieras.
Stiles habría replicado, pero estaba demasiado ocupado chupando la
punta del miembro como si fuera una piruleta. Peter no se equivocaba
con su fijación oral, se sentía más tranquilo teniendo algo en su
boca y las felaciones eran su parte favorita del sexo; podía pasarse
horas simplemente con el grueso miembro en su boca y Peter le daba el
gusto siempre que quería.
—Te
ves adorable chupando mi polla. Debería grabarte y mostrárselo a
todos. Si les dijera que puedes estar callado durante tanto tiempo
ninguno me creería.
Stiles emitió un suave gemido y su agujero se estrechó alrededor
del bastón.
—Oh,
mi putilla exhibicionista. Te encantaría eso, ¿eh? Que todos vieran
cuánto disfrutas tener una polla en tu boca.
En respuesta, Stiles abrió un poco más la boca y dejó que Peter
deslizara su verga más profundo, lentamente, tanto como podía.
Ninguno de los dos podía negar que eran un par de exhibicionistas,
especialmente al principio, cuando el sexo era la base de su relación
(o eso querían pensar). Ahora el sexo era solo un añadido; la
intimidad, las tardes juntos en el sofá, las voz de Stiles leyendo
un libro mientras sus dedos acariciaban el pelaje del lobo, las manos
de Peter masajeando de arriba abajo los músculos doloridos de su
esposo tras un duro día, ahora todo eso era más importante que
cualquier placer sexual, aunque por supuesto que seguían disfrutando
del sexo cuando les apetecía.
Stiles tragó alrededor del miembro y Peter gruñó, agarrándose al
cabecero de la cama para mantener el control.
—Cuidado,
pequeño. Podría decidir anudar tu boca y sabes que eso sería al
menos media hora—le advirtió.
Por supuesto que no lo haría si Stiles no quería, pero por el agudo
gemido que emitió este y su mirada suplicante, el chico parecía
estar de acuerdo. Sus dedos no chasquearon para negarse así que
Peter lo tomó como un sí. Pero esa posición no era nada buena, al
menos para él, así que sacó el miembro con cuidado de su boca y se
sentó en la cama contra el cabecero. No tuvo que decirle nada,
Stiles se tumbó entre sus piernas y volvió a devorar la verga.
Apenas necesitó trabajarla un poco con su habilidosa boca para que
el nudo comenzara a hincharse. Stiles metió el falo por completo en
su boca, sintiendo el nudo hincharse dentro de ella. Tan solo tuvo
que tragar a su alrededor para que Peter se corriera en el fondo de
su garganta. El chico tragó la abundante cantidad de semen sin
inmutarse mientras los dedos de Peter acariciaban sus cabellos.
Stiles se restregaba al mismo tiempo contra el colchón y acabó
corriéndose cuando apretó su trasero y sintió el bastón de
caramelo aún ahí. Satisfecho, el chico cerró los ojos y su cuerpo
se relajó como pocas veces lo estaba. De vez en cuando el miembro
palpitaba en su boca y otro chorro de semen se deslizaba por su
garganta.
Más de media hora después, el nudo al fin se deshinchó y Peter
sacó el miembro de su boca. Stiles estaba adormilado, su mente
apagada de un modo que realmente necesitaba de vez en cuando. Lo
tumbó boca arriba y llevó la mano entre sus piernas. Sacó el
bastón, algo más pequeño que cuando lo metió, y lo lamió de
arriba abajo antes de tirarlo en la dirección general de la
papelera.
—Ya
no vas a necesitar esos.
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