Título: La primera Navidad con Steter
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, slash
Clasificación: TP Advertencias: ninguna
Capítulos: 4 (4 de ?)
Resumen: 7 de diciembre: resfriado.
7 de diciembre: resfriado
La
cena de esa noche en la casa de los Stilinski-Hale era sopa de pollo
y una cucharada de jarabe para el humano. Stiles se había resfriado,
todo por no hacerle caso a Peter y pasarse la tarde jugando con el
resto de hombres lobo en la nieve. Ellos no pueden resfriarse, tú
sí, le había dicho, pero
Stiles no había escuchado.
Cuidar de Stiles no era nada nuevo para Peter. Había cuidado de él
mientras estaba en la universidad, donde el chico le prestaba más
atención a los estudios que a su propia salud. Peter le había
ayudado la primera vez que había caído enfermo, siendo el único
sin trabajo ni otras obligaciones en la manada, y así había
comenzado su relación, evolucionando poco a poco, año tras año,
hasta terminar con su boda el verano de su graduación, pocos meses
antes.
Cuidar de Stiles tampoco era una molestia para Peter. De hecho, le
encantaba. Stiles era muy autosuficiente y era difícil tener la
oportunidad de cuidar de él, lo cual era algo que el lobo dentro de
él necesitaba hacer de vez en cuando. No lo admitiría nunca delante
de Stiles (al chico tampoco le gustaría que lo admitiera), pero
saboreaba estas pequeñas ocasiones.
Entró en la habitación con una bandeja y la dejó en la mesilla.
Stiles tiró el pañuelo con el que se estaba sonando a la papelera y
Peter le ayudó a incorporarse.
—¿Cómo
te encuentras, cariño?—le preguntó, sentándose a su lado.
—Ngh...
Me estoy muriendo—se quejó con la nariz taponada, subiendo las
sábanas hasta su cuello y metiendo debajo las manos.
—Solo
es un resfriado—le corrigió, pero le agradaba que se quejara, era
un gran avance comparado con la forma en que negaba reiteradamente
que necesitara ayuda al principio de su relación.
Cogió el tazón de sopa y comenzó a dársela a cucharadas.
Intentaba disimular cuánto disfrutaba aquello. Stiles se lo comió
todo sin una sola queja y después tan solo arrugó un poco el rostro
cuando se bebió el jarabe.
—Ugh...
Odio esto, no puedo estar enfermo en Navidad—se quejó, tumbándose
de nuevo con las mantas hasta el cuello.
—Aún
queda mucho para Navidad y esto es tu propia culpa-
—Si
dices «te
lo advertí»,
me divorcio.
—¿Debería
dejarte solo para no molestarte?—preguntó, sabiendo ya la
respuesta.
—¡No!
¡Mimos! Dame mimos—exigió, extendiendo los brazos hacia él.
Peter suspiró, puso los ojos en blanco y se fue a meter en la cama-
—No,
quiero a Fluffy—le dijo, poniendo morritos.
—Si
vuelves a llamar a mi lobo Fluffy, te morderá en el trasero.
—Eso
ya lo haces tú. Ahora transfórmate.
Peter casi gruñó, pero el lobo estaba contento de salir para estar
con su pareja así que no podía negarse. Se quitó la ropa hasta
quedarse desnudo, los ojos del chico pegados a su cuerpo en todo
momento como si fuera un imán. Se transformó en esa forma que ahora
era tan natural para él como la humana y que, tras el fuego, no
había conseguido recuperar hasta que se había emparejado con
Stiles. El lobo dentro de él adoraba incondicionalmente a su pareja
y este amor compartido había conseguido que la parte humana y animal
vivieran en una armonía que nunca antes habían alcanzado.
El gran lobo se sacudió y se estiró. Su denso pelaje era marrón
oscuro por el lobo y la cabeza, algo anaranjado en los bordes antes
de volverse blanco en las patas, el vientre y el hocico. Se subió a
la cama y acarició con su hocico el cuello de su pareja, dándole un
pequeño lametón antes de tumbarse junto al humano. Stiles se sonó
una vez más y se acurrucó a su lado, suspirando contento con los
dedos hundiéndose en el suave y abundante pelaje. El calor que
desprendía el lobo, mayor que el de un humano e incluso que el de
Peter en su forma humana, no tenía comparación. Fluffy era su
estufa personal y no perdía oportunidad para aprovecharse de ello.
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