Título: Hambre y sed
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: violencia, gore
Capítulos: 3 (1 de 3)
Resumen: Stiles es mordido por una criatura desconocida. Necesita descubrir en qué se está transformando y Peter se ofrece para ayudarle, es el único de la manada que se ofrece. Las cosas resultan peor de lo que imaginaba, pero Peter permanece a su lado, solo Peter.
Steter Week día 4: criaturas/cuentos de hadas/seres mitológicos.
Capítulo 1
El
sol iluminaba con intensidad el remanso del río y la orilla cubierta
de hierba donde la manada había colocado las sillas y las toallas
para pasar el día. Había una mesa plegable con táperes y bolsas
que hasta hacía un par de horas habían estado llenos de comida, con
platos y cubiertos de plástico manchados, también botellas de agua,
refrescos y algunas cervezas (aunque los lobos no podían ni sentir
el alcohol así que no había muchas de estas). Allison y Lydia
estaban tomando el sol tumbadas en sus respectivas toallas; Derek (al
que habían conseguido convencer tras muchos esfuerzos de
acompañarlos) estaba sentado en una silla a la sombra de un árbol
con un libro en las manos; y, mientras tanto, Boyd, Erica, Isaac,
Scott y Stiles estaban en el agua saltando unos sobre otros, llenando
el claro de gritos y risas.
Un
grito resonó por encima del resto. Los lobos olieron de inmediato la
sangre en el agua. Scott llegó primero hasta Stiles y agarró a su
amigo para sacarlo del agua. El rostro de Stiles se retorcía de
dolor y cuando llegó a la orilla pudieron ver la sangre brotando de
su pierna, cerca de su tobillo. En un instante Derek estaba a su otro
lado y entre los dos lo sentaron en una silla. Lydia se acercó
rápidamente con una botella de agua y la vertió sobre la herida,
limpiando la sangre.
—Es
un mordisco—les dijo observando las pequeñas líneas y puntos
rojos que formaban un círculo casi perfecto.
—¡Oh,
dios mío! ¡¿Pero qué animales hay en este río?!—gritó Stiles
sin querer mirar la herida en su pierna.
—No
lo sé, pero solo tú puedes atraer al único que muerde, Batman—le
dijo Erica con unas palmadas en el hombro.
Stiles
gruñó y si no se estaba quejando más era porque alguno de los
lobos (no estaba seguro de quién) estaba absorbiendo su dolor.
—No
te preocupes, no creo que sea venenoso y el sangrado está
deteniéndose—le aseguró Lydia, limpiando un poco más la herida—.
Parece que tenía dientes de aguja así tampoco te dejará mucha
marca, es una mordedura limpia.
—Qué
suerte tengo—respondió sarcástico.
Mientras
Stiles permanecía en la silla con la mano de Scott en su rodilla
para absorber el dolor, el resto de jóvenes recogieron todo lo que
habían llevado y minutos más tarde estuvieron de vuelta en el loft.
—¿No
regresáis pronto?—preguntó Peter sin levantar la vista de su
tableta. Ni siquiera se habían molestado en invitarlo, sabían que
no aceptaría o que sería una molestia.
—Un
pez mordió a Stiles, tiene que curarse la herida—respondió Isaac,
llevando bolsas a la cocina.
—¿Un
pez?—preguntó, ahora sí levantando la mirada hacia el mencionado
humano.
—O
algo así, no pude verlo—se acercó y se quitó el pañuelo que
estaba atado alrededor de la herida—. Estaba en el agua y de
repente sentí el mordisco. El bicho era grande—apoyó el pie en el
borde del sillón donde estaba sentado para mostrársela.
Peter
rodeó su tobillo con una mano, su pulgar acariciando la fina piel.
Stiles quiso apartarse, pero sabía que si lo intentaba acabaría
cayendo. El calor de la mano de Peter se extendía por su pierna y
sintió calor también en su rostro.
—No
hay nada ahí.
—¿Cómo
que no-?—esperaba que su voz no sonara muy afectada, pero sabía
que daba igual si podían oír los latidos alterados de su corazón.
Miró hacia abajo, pensando que Peter le estaba tomando el pelo—.
No hay nada. Qué.
—¿Seguro
que no te quedaste inconsciente en el agua y lo imaginaste?
—¡Seguro!
Tiró
de su pierna para soltarse y habría caído al suelo de no ser porque
Scott estaba tras él y lo sostuvo. El alfa se inclinó frente a él
y miró boquiabierto su pierna.
—No
hay nada. ¿Cómo puede ser?
—Solo
se me ocurre un motivo por el que un mordisco se cure al
momento—comentó Peter y miró a Stiles con una sonrisa—.
Bienvenido al lado oscuro.
—¡¡Uuuugh!!
¡No! ¡¿Por qué?!—se quejó, dejándose caer sobre el sofá con
las manos cubriendo su rostro.
—Espera,
¿estás diciendo que ahora Stiles es un hombre pez?—preguntó
Erica regresando de la cocina intentando contener la risa.
—Creo
que se llaman sirenas—añadió Isaac llegando tras ella.
—El
término masculino sería tritón—intervino Lydia—. Pero si algo
tan grande hubiera estado allí no deberíais haberlo percibido.
Los
lobos se miraron entre ellos. Ninguno había podido sentir nada que
no fuera animal, no había habido nada raro hasta que Stiles gritó.
—Fuera
lo que fuera, será mejor que te vayas a casa—le dijo Peter,
levantándose del sillón.
—¿Me
estás echando?
—Aquí
no tenemos bañera y es posible que necesites una, por si acabas con
una cola—intentaba parecer preocupado, pero su sonrisa era burlona.
—Te
odio—masculló Stiles mirándole con el ceño fruncido.
—Te
llevaré algunos libros para que investigues sobre el tema.
Stiles
le miró con ojos entornados y los labios apretados en una fina
línea. Finalmente resopló por la nariz y se levantó del sofá.
—De
acuerdo.
Realmente
no tenía más opciones, no quería acabar sacudiéndose en medio del
loft como un pez fuera del agua.
La
peor parte ahora era cómo explicárselo a su padre, aunque no
pensaba hacerlo hasta que supiera con seguridad con qué estaba
lidiando.
Lo
primero que hizo al llegar a casa fue encender su ordenador y
comenzar a investigar. Ya que de momento no podía descartar nada,
acumuló todo lo que encontró sobre cualquier criatura relacionada
con el agua. Las sirenas eran lo más conocido, sin duda, pero ni de
lejos las únicas (y, de hecho, eran muy poco probables ya que sobre
la mayoría se decía que habitaban en los mares y océanos).
Esa
noche, estaba tan concentrado en la pantalla que apenas se percató
cuando llamaron a la puerta.
—Vaya,
entrando por la puerta, eso es una novedad. ¿No te han dicho los
demás que lo que se lleva es entrar por la ventana?—le preguntó a
Peter dejándolo pasar.
—A
diferencia de mi sobrino y su pandilla de cachorros mal entrenados,
me gusta ser civilizado—respondió el lobo con una sonrisa.
—Cuando
te conviene. ¿Qué me has traído?—extendió las manos hacia la
bolsa de tela evidentemente llena de libros.
—Primero
esto—Peter le entregó en cambio una bolsa de plástico con cajas
de comida china para llevar.
—¿Por
qué me traes comida?—preguntó Stiles extrañado.
—Porque
apuesto a que no has comido desde que regresaste. Si te estás
transformando, tu cuerpo necesitará la energía así que primero
comer y después investigar.
Stiles
fue a replicar, pero su estómago respondió por él. Era cierto que
no había comido nada desde el mediodía y no se había dado cuenta
del hambre que tenía. Con sus mejillas ruborizadas resopló y se
dirigió a la cocina. Colocó las cajas en la mesa y sacó bebidas,
asumiendo que el lobo también cenaría.
—¿Qué
has encontrado hasta ahora?—le preguntó Peter sentándose a la
mesa frente a él con un par de palillos.
—Demasiado
y nada. Hay una cantidad enorme de criaturas acuáticas y no he
querido descartar nada hasta que me salga cola, tentáculos, aletas o
lo que sea. No creo que fuera una sirena porque suelen vivir en el
océano, pero también hay una especie que vive en lagos y ríos.
—No
fue una sirena.
—¿Cómo
lo sabes?—preguntó con un dumpling a medio camino de su boca.
—Porque
las sirenas lo son solo de nacimiento, no a través de mordiscos.
—Has
estado investigando.
—Conocí
a una. Un amor de verano.
Stiles
se atragantó, tosiendo descontroladamente hasta que echó un trago
de agua. Peter seguía comiendo tranquilamente con una sonrisa
entretenida en los labios. No sabía si lo había dicho para burlarse
de él o si era cierto, pero prefería no pensar en Peter teniendo
ninguna clase de sentimientos románticos hacia ninguna persona, no
era propio de él, Peter era el monstruo que aterrorizaba a niños y
secuestraba cachorritos, era mejor pensar en él así para evitar ser
pillado por sorpresa cuando te apuñalara por la espalda.
Tras
la cena subieron a la habitación y siguieron con la investigación.
Stiles devoró con ansia los libros que Peter le había traído.
Deseaba tener tiempo para hacerlo con más tranquilidad y
detenimiento, pero por ahora tan solo marcó los capítulos
referentes a criaturas marinas.
Cuando
sintió de repente los dedos de Peter en su mejilla, todo su cuerpo
se tensó. Estaba sentado en una silla a su lado y le miraba con una
intensidad, sus ojos casi brillando, que le hacía sentir un
hormigueo por su interior. ¿Iba a besarle? ¿Así de repente? Stiles
no estaba seguro de qué debía hacer, de qué quería hacer.
Lo lógico sería detenerlo, claro; se trataba de Peter Hale, exalfa
psicópata, pero también sería agradable que su primer beso fuera
con alguien experimentado que supiera lo que se hacía. Solo un beso,
claro, no... no lo otro.
—Es
fascinante—murmuró el lobo casi para sí mismo.
—Uh.
¿Qué?—preguntó Stiles confuso. No había beso, tan solo los
dedos de Peter acariciando su mejilla y su mandíbula.
—Tu
piel. Siempre ha sido pálida, pero este tono es casi como si fuera
transparente.
Stiles
se levantó de un salto, casi volcando la silla, y corrió hacia el
baño. Se miró en el espejo y Peter tenía razón. Su piel era
blanca. No pálida, sino blanca, con un leve tono grisáceo, un
blanco perla que la hacía parecer menos opaca, casi daba la
sensación de ser transparente.
—Supongo
que no era lo bastante pálido antes—masculló regresando a la
habitación.
—No
creo que sea suficiente para descartar nada por ahora. ¿Se ha
extendido a más lugares? ¿Tienes escamas en alguna parte?
Stiles
se molestaría si no fuera una posibilidad real. Se levantó la
camiseta y vio cómo el blanco sobrenatural se mezclaba con su tono
original de piel a mitad de su torso, con algunas manchas aquí y
allá.
—Nada
de escamas.
—¿Y
en las piernas?
Stiles
levantó la cabeza y vio la intensa mirada del lobo fija en su torso.
Se bajó rápidamente la camiseta y se sentó de nuevo en la silla.
—Lobo
pervertido—murmuró sabiendo que podría oírle perfectamente.
—Solo
me preocupo por ti, Stiles.
No
dignó ese comentario con una respuesta.
El
cuerpo de Stiles siguió cambiando a lo largo de la noche mientras
seguían investigando. Ya entrada la madrugada, toda su piel se había
tornado de ese blanco perla, con unas manchas redondas como las de un
leopardo totalmente blancas a lo largo de los laterales exteriores de
sus piernas, brazos y torso. La diferencia entre un tono y otro era
mínima y solo se apreciaba en la luz adecuada. Los lunares que
recorrían su cuerpo se habían vuelto de un color plateado casi
brillante y su pelo también había ido perdiendo color hasta ser del
mismo gris plateado. Sus orejas se habían vuelto puntiagudas y algo
más largas, pero pegadas a la cabeza. Tuvo que quitarse las
zapatillas porque los dedos de sus pies se habían alargado. Poco más
de un centímetro, pero lo suficiente para que su calzado no le
valiera. Casi le dio un ataque cuando parpadeó y unos párpados
transparentes salieron de los laterales exteriores de sus ojos,
moviéndose de fuera hacia dentro en lugar de arriba abajo. Cuando
mordió un bolígrafo y este se partió por la mitad, se dio cuenta
de que sus dientes ahora eran afilados triángulos como los de un
tiburón. Cuando Peter apagó la luz en cierto momento y siguió
leyendo sin problema, se dio cuenta de que ahora podía ver en la
oscuridad y sus ojos se habían vuelto naranjas con una pupila
vertical. Fue una noche de descubrimientos, algunos curiosos y otros
casi aterradores. Por suerte, fueron graduales y Stiles tuvo tiempo
para acostumbrarse a uno antes de que se produjera el siguiente.
Tal
vez lo más sorprendente fue cuando Peter tocó su mejilla de nuevo y
Stiles no se sobresaltó. Había estado tocándolo durante toda la
noche, estudiando cada uno de los cambios, así que ni siquiera
reaccionó al sentir sus cálidos dedos sobre su piel ahora más fría
de lo normal.
—Estás
secándote, deberías meterte en la bañera.
Stiles
le miró confuso por un momento. Tocó su propia mejilla y sí, se
notaba seca y parecía comenzar a agrietarse como una piel
deshidratada. Estaba tan concentrado en lo que estaba leyendo que no
se había dado cuenta también de la sed que tenía, pero ahora podía
sentir una necesidad de agua como si estuviera en el desierto.
Se
levantó y fue al baño, abriendo el grifo de agua fría de la bañera
y poniendo el tapón para que se llenara. Se inclinó sobre el grifo
y echó unos cuántos tragos de agua antes de quitarse la ropa. Peter
estaba allí, en la puerta, pero no le prestó atención, en ese
momento tan solo podía pensar en el agua, en sumergirse y aliviar la
quemazón que recorría su piel. Se tumbó en la fría superficie, el
agua apenas medio palmo todavía. Cuando el agua cubrió su cabeza,
Stiles no la sacó. Había una picazón en su cuello que llevaba
sintiendo un rato y aumentó hasta que finalmente las branquias se
abrieron. Se abrían y cerraban, haciendo fluir el agua a través de
ellas y filtrando el oxígeno. Abrió los ojos y vio a Peter sentado
al borde de la bañera observándolo. El agua no le molestaba en los
ojos porque los párpados transparentes estaban cerrados y veía a
través de ellos.
Extendió
una mano hacia el lobo y vio las membranas entre sus dedos, que eran
un poco más largos que antes y terminaban en afiladas garras de dos
centímetros casi negras. Peter tomó su mano y acarició sus dedos y
garras, estudiando este nuevo cambio. Stiles cerró los ojos y no
pudo evitar quedarse dormido, sintiendo su cuerpo tranquilo y
relajado (algo incómodo encogido en el estrecho espacio).
Un
rato más tarde, despertó con una amable mano moviendo su hombro.
Abrió los ojos y vio a través del agua al lobo mirándolo con el
ceño algo fruncido.
—Tu
padre está en casa.
Stiles
se sobresaltó y se incorporó en la bañera. Sintió una quemazón
en su cuello, sus branquias abriéndose y cerrándose sin absorber
oxígeno. Comenzó a entrar en pánico, no podía respirar, sus
pulmones no parecían funcionar. Peter colocó una mano sobre su
pecho y lo empujó bajo el agua. Stiles suspiró aliviado sintiendo
el agua atravesar sus branquias.
—Tranquilízate.
Hablaré con él primero. Intenta salir poco a poco.
Peter
levantó su mano y Stiles echó de menos el contacto al momento. El
lobo se secó las manos y salió del cuarto de baño, esperando en la
puerta a que el sheriff subiera. En cuanto le vio, Noah se llevó la
mano a la pistola y se acercó lentamente.
—Peter.
¿Dónde está Stiles?—preguntó, mirándole con sospecha.
—En
la bañera. Está bien, no está herido, pero... sí algo cambiado—le
dijo con calma, no queriendo asustar al hombre.
Noah
suspiró. Dejó la pistola y se pasó una mano por la cara en un
gesto cansado.
—¿Hombre
lobo?—preguntó, mirando la puerta con el ceño fruncido.
—No
exactamente. Aún no sabemos qué es, aunque sí sabemos que es
acuático—indicó con un gesto que podía pasar y se apartó a un
lado.
Noah
abrió la puerta del baño y se asomó con cautela.
—Hey,
papá—le saludó Stiles asomando por el borde de la bañera con una
temerosa sonrisa.
—Hey,
hijo. ¿Cómo estás?—preguntó con otra sonrisa, no queriendo que
su hijo se preocupara por su reacción. Se acercó, estudiando los
cambios en el rostro de su hijo, y acarició sus cabellos sin
dudarlo.
—Cansado.
Hemos pasado toda la noche investigando... esto—respondió,
señalando de forma general hacia su cuerpo.
—¿Puedes
salir de la bañera? ¿Por qué no bajas a desayunar y después te
echas un rato? Supongo que no podrás ir al colegio.
Stiles
arrugó el gesto, la escuela era lo último en lo que quería pensar.
Noah le dio unas palmadas en la cabeza y salió del baño. Cuando se
encontró con Peter fuera, le indicó con un gesto que lo acompañara
y ambos bajaron las escaleras hasta la cocina.
—¿Ha
cenado al menos?—le preguntó al lobo mientras comenzaba a preparar
el desayuno.
—Le
traje cena antes de que empezáramos a investigar.
—¿Dónde
están los demás?
—Por
lo que sé, regresó a casa solo y ningún otro ha venido antes ni
después de mí—podía oler el enfado emanando del sheriff, el
mismo que él sentía ante esa idea. No iba a elaborar explicando que
su supuesto mejor amigo se había ido con su novia a casa
aprovechando que su madre no estaba, pero tenía la sensación de que
el sheriff lo sabía o lo intuía.
—¿Puedo
asumir que le ayudarás a... resolver esto?—le preguntó y se giró
para mirarle a la cara en espera de su respuesta.
—¿Confías
en mí para ello?—no fue capaz de disimular del todo su sorpresa.
—Confío
en el criterio de mi hijo para las personas. Si estás aquí en este
momento asumo que él confía en ti así que yo también lo haré.
Las amenazas con balas de acónito en caso de que le suceda algo se
dan por sentadas, supongo.
—Por
supuesto. Le ayudaré con esto mientras me lo permita. No te
preocupes, no va a estar solo.
Noah
asintió y siguió preparando desayuno para tres.
Stiles
pasó el desayuno explicándole a su padre lo que había sucedido.
Cuando los dos Stilinski se fueron a dormir (Stiles en la bañera
porque no quería secarse en la cama), Peter también se marchó a
casa para dormir y cambiarse.
Cuando
regresó temprano aquella tarde, Stiles ya estaba en pie e
investigando.
—No
has comido, ¿verdad?—le preguntó, dejando un par de libros más
sobre la mesa.
—Un
par de Reeses—respondió cogiendo el primer libro.
Peter
suspiró, sacudiendo la cabeza con más exasperación de la que
sentía, y bajó a la cocina. Stiles bajó un rato más tarde cuando
su nuevo olfato le advirtió de los deliciosos olores que llegaban de
la cocina y Noah bajó poco después ya vestido con su uniforme para
su turno de tarde. Los Stilinski devoraron la comida, no esperando
algo tan delicioso, y Peter disfrutó de los halagos mientras veía
cómo alguien comía lo que él mismo había preparado por primera
vez en años (aunque nadie necesitaba saber eso).
El
sheriff se marchó a trabajar y los otros dos subieron a seguir con
la investigación.
—Creo
que deberíamos empezar a practicar tu control—le dijo Peter
sentándose en la silla del escritorio antes de que lo hiciera
Stiles.
—Aún
no he intentado matarte—respondió cruzándose de brazos.
—Y
espero que no lo intentes, pero estoy hablando de tu transformación.
Stiles
decayó de inmediato y miró sus propias manos. La membrana
interdigital no estaba, tan solo salía cuando se metía en el agua,
y las branquias también estaban cerradas y el párpado transparente
retraído, pero aparte de eso nada más había cambiado.
—¿Crees
que puedo recuperar mi forma humana?—preguntó, sentándose en la
cama.
—No
lo sabremos si no lo intentas. Eres un chico listo, si es posible,
averiguarás la forma de hacerlo—no comentó la forma en que las
mejillas de Stiles se tornaron de un blanco brillante, casi
luminiscente.
Pasaron
la tarde practicando, probando diferentes métodos. Stiles recibió
un par de mensajes de Scott y otro de Erica preguntando cómo estaba,
a los que respondió de forma escueta y vaga y no hubo más. Peter
tenía que controlarse para no gruñir. Esa era la forma en que
trataban a un miembro de su manada que acababa de ser mordido, pero
no le sorprendía demasiado, todos estaban demasiado centrados en sí
mismos.
Les
llevó toda la tarde descubrir que Stiles no sería capaz de regresar
a su forma humana porque ahora esta era su forma real. Sí era capaz,
sin embargo, de cubrir este nuevo aspecto con su forma humana como si
fuera un disfraz.
—Un
metamorfo—susurró el nombre por tercera vez después de que Peter
le dijera lo que era.
—También
conocidos como cambiantes o cambiaformas. Eso reduce mucho la
búsqueda, aunque aún hay varios tipos de metamorfos—estaba
oliendo el pánico crecer en el chico y tan solo esperaba el momento
para intervenir si era necesario.
—Así
que... ¿qué? ¿Puedo... puedo transformarme en lo que sea? ¿O solo
formas humanas como... como robarle el rostro a alguien? Peter, no
entiendo esto—al final su voz era casi un gemido lastimero.
—Claro
que lo entiendes, si no ya estarías buscando información—se sentó
a su lado en el sofá, su mano firme sobre su nuca, reconfortante—.
Comprendo que te dé miedo, es más complicado que verte atraído por
la luna o llevado por los instintos de un animal. Es algo más
complejo, pero no dudo que serás capaz de asimilarlo y sacarle el
mayor partido.
Stiles
suspiró, el pánico desvaneciéndose lentamente. Cerró los ojos y
apoyó la cabeza contra su hombro. Estaba exhausto, física y
mentalmente. Quería meterse bajo el agua, profundo, y no salir hasta
que los problemas se hubieran desvanecido, incluso si sabía que eso
era imposible.
—¿Puedes
quedarte esta noche? Mi padre no llegará hasta media noche—y no
quiero quedarme solo, fue lo que no dijo, pero Peter lo entendió
igualmente.
—Claro.
Voy a hacer la cena, ¿por qué no vas a echarte un rato en la
bañera?
Stiles
se levantó, moviéndose pesadamente y saliendo del salón. El lobo
de Peter gemía sin saber qué hacer para ayudar al chico.
Preparó
comida para ambos y una ración más para el sheriff. Después de
cenar colocó un colchón hinchable junto a la bañera a pesar de las
quejas de Stiles y lo cubrió con una manta y una almohada.
—No
tienes que hacer esto, puedes usar mi cama—le dijo Stiles
metiéndose en la bañera.
—He
dormido en sitios peores, no te preocupes.
El
sheriff no dijo nada cuando los encontró dormidos en el baño al
llegar a casa.
de verdad ha sido increible muy diferente que el de la vespasada de monstrous marino de verdad me encanto.!!!!
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