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Nuestro momento predestinado [cap11]


Título: Nuestro momento predestinado
Fandom: Mentes Criminales          Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 30 (11 de 30)
Resumen: El gobierno dice que Spencer Reid es el Alma Gemela de Aaron Hotchner, y Aaron siempre ha confiado en el sistema, pero ese chico flacucho con pinta de ayudante de profesor universitario y claros problemas de personalidad no puede ser su Alma Gemela. No le queda otro remedio que casarse con él, pero eso no significa que tenga que aceptarlo como su pareja.
Nota: Atención, esta es una historia dura que involucra a niños que han sido violados y torturados. Estos hechos no se describen en sí, pero sí se habla posteriormente de ellos y también se incluye la muerte de menores.

Capítulo 11


—Tienes una pinta horrible—le dijo David desde la puerta de su despacho.

—Gracias, eres un amigo—replicó sarcástico, ni siquiera levantando la vista del informe que estaba revisando.

—Lo digo en serio—Rossi entró en el despacho, cerró la puerta tras de sí y se sentó en una de las sillas frente a su escritorio—. Llevas toda la semana con un humor espantoso y apostaría a que no has dormido nada estos días. Los de fuera están aterrados de ti, es como si fueras a ladrarles por simplemente pasar a tu lado, y los nuestros están asustados por ti, no saben qué te pasa y les tienes muy preocupados.

—Gracias por el aviso.

—Aaron, ¿esto es porque te has peleado con el chico?

Hotch maldijo para sus adentros. Tan certero como siempre. Suspiró y dejó el bolígrafo sobre el informe, reclinándose en la silla. Sabía que su amigo no iba a marcharse hasta que hablaran.

—No ha sido exactamente una pelea. Le dije que quería darle una oportunidad a nuestra relación y él me dijo que apenas podía considerarme su amigo.

—¿Quieres una relación con Spencer?—le preguntó algo sorprendido.

—Es mi Alma Gemela, Dave, ahora lo sé. Empecé a darme cuenta durante este caso de los Bishop.

—Oh, ya veo, estás de duelo porque ahora es él el que te ha rechazado. Bueno, el caso le ha causado mucho estrés, dale algo de tiempo y-

—No, Dave, me ha dejado claro que es posible que jamás me perdone por abandonarle y por estos cuatro años de infidelidad.

—Pero ni siquiera sabíais que erais Almas Gemelas y él también habrá estado con otras personas, no es justo.

—Él sí lo sabía, desde el momento en que me vio. Y no, no ha estado con nadie.

—Espera, ¿me estás diciendo que su Alma Gemela lo abandonó nada más casarse y ha sobrevivido cuerdo a eso? ¿Cómo?—preguntó realmente sorprendido.

—No lo sé, pero ahora entenderás por qué no puede perdonarme. Le destrocé, eso es lo que me dijo. Estoy seguro de que pasó por un infierno para superarlo y ahora me doy cuenta de que incluso verme puede resultarle doloroso.

David se quedó observándole pensativo, con las manos enlazadas sobre su regazo y el ceño fruncido. Nunca había visto tan mal a su amigo, tan afectado por otra persona. Tenía profundas ojeras, barba mal afeitada, el traje arrugado y estaba seguro de que ya había vaciado más de una botella de whisky solo por la noche en casa. Incluso si se lo había ganado a pulso, no quería ver a su amigo en esas condiciones.

—Que aún estés en pie me dice que tienes alguna esperanza.

—No creo que una relación sea posible, pero aún me queda mucho por hacer para compensarle por lo que le hice sufrir aun si no puedo ganarme nunca su perdón. Y si al menos puede verme como un amigo, me conformaré con eso. Tengo que superar esto porque quiero estar ahí para ayudarle con todo lo que necesite.

—A pesar de ser un idiota algunas veces, eres un buen hombre, Aaron.

Hotch le miró con el ceño fruncido, pero cuando iba a replicar llamaron a la puerta.

—Hotch, disculpa, pero tenemos un caso—le informó J. J.

—¿Los demás ya se han ido?—preguntó Rossi.

—Están en ello.

—Esto no va a gustarles.

Minutos después estaban todos en la sala de reuniones, Morgan y Prentiss con cara de pocos amigos después de haberles pillado justo en la puerta.

—Nos llaman desde aquí cerca, Allentown, Pensilvania. John Sheppard, padre soltero de 34 años y fontanero—comenzó a explicarles J. J. mientras García mostraba en la pantalla imágenes del hombre y el escenario—, fue encontrado muerto hace una semana en un callejón con signos evidentes de tortura. En el contenedor de basura junto a él se encontró a su hija Anne, de 9 años, torturada y también violada, pero viva.

—¿Ha sobrevivido?—preguntó Morgan de inmediato.

—Por ahora, pero su estado es extremadamente crítico, los médicos no tienen esperanzas. Esta mañana se encontró en otro callejón a Andrew Neill, de 41 años, también padre soltero y albañil. Muestra los mismos signos de tortura y en el contenedor a su lado se encontró a su hijo Harry, de 8 años, también torturado y violado. Está vivo y en estado grave, pero los médicos creen que podría sobrevivir.

—Tortura a los padres y los mata; tortura y viola a los hijos, pero los deja vivos. Diría que siente más odio hacia los niños que hacia los padres; si no, habría matado a los niños delante de ellos para hacerles sufrir, pero los dejó vivos para que siguieran sufriendo, sin importarle si morían o no—comentó Prentiss con la misma cara de desagrado que los demás al ver las fotografías de los pequeños.

—¿O tal vez no era capaz de matarlos?—preguntó Morgan—. A los padres los estranguló con sus propias manos, quizás no se sentía capaz de ver morir así a los niños.

—Eso requeriría de cierto nivel de humanidad que, por la forma en que viola y tortura a los pequeños, nuestro Sudes no tiene. Además, los deja dentro de los contenedores de basura, es evidente lo que eso simboliza. Probablemente supone que van a morir y quiere que lo hagan de forma lenta y agonizante.

—Seguiremos en el avión. No sabemos si el Sudes esperará otra semana o atacará antes así que debemos darnos prisa y querría intentar hablar con los niños si fuera posible. En marcha en quince minutos.




Nada más llegar al departamento de policía alrededor de las siete de la tarde, el propio jefe de policía los recibió.

—El FBI, supongo. Soy el coronel Morris, el jefe del departamento—les saludó un hombre alto y uniformado, de pelo rubio y buen aspecto aun notablemente preocupado.

—Agente especial supervisor Aaron Hotchner—se presentó dándole la mano—. Este es mi equipo, los agentes especiales, David Rossi, Derek Morgan y Emily Prentiss y nuestra enlace Jennifer Jareau con la que creo ya ha hablado. Gracias por llamarnos tan pronto.

—El doctor Reid me dijo que eran los más apropiados para este tipo de casos así que no dudé en llamarlos, no quiero tener más víctimas.

—¿El doctor Reid?—preguntó Hotch sin poder ocultar su sorpresa.

—Le llamamos cuando encontramos a los Sheppard para que se encargara de la pequeña y tal vez conseguir algo que nos pudiera ayudar en la investigación, pero en el estado en que se encontraba fue imposible. Aun así no se marchó y ahora mismo está en el hospital con los dos pequeños. En cuanto aparecieron los Neill nos dijo que les avisáramos.

—Ya veo, hizo bien en llamarle, es el más adecuado para un caso así—aunque la primera víctima había aparecido solo un día después de que Spencer se marchara de Washington, lo que significaba que no había tenido tiempo de descansar.

—Me di cuenta en cuanto le vi con la niña. La pobre no tiene más familia. En fin, tienen ya una sala preparada para que trabajen y mis agentes les proporcionarán todo lo que necesiten.

El coronel se marchó y Aaron se quedó pensativo por un momento. Parecía el destino. Después de todo, las Almas Gemelas están conectadas. Era inevitable que volviera a verle tarde o temprano, sobre todo con sus trabajos tan vinculados.

—Morgan y Prentiss, id a ver los escenarios donde se encontraron a las víctimas; David, ve a ver los cuerpos de los padres; yo iré al hospital a ver a los niños, aunque si están graves no creo que Reid nos deje siquiera verlos. J. J., asegúrate de que tenemos todo lo necesario.

—Espera—interrumpió Rossi—. No creo que debas ser tú quien vaya al hospital.

—¿Por qué no?—preguntó de inmediato Prentiss.

Hotch y Rossi intercambiaron miradas. Aaron intentó advertir a su amigo de que no se metiera, pero eso no funcionaba con David.

—¿Se lo dices tú o se lo digo yo?

—Es personal—respondió Aaron.

—Es personal, pero deja de ser privado cuando puede interferir en la investigación.

—Bueno, ya, ¿qué está pasando?—preguntó Morgan impaciente.

Aaron contuvo un suspiro de frustración y miró a sus compañeros. Les indicó con un gesto que le acompañaran y se metieron en la sala que les habían preparado.

—El doctor Reid es mi Alma Gemela, nos casamos hace casi cinco años—soltó directamente, sin querer andarse con rodeos.

—¡¿Qué?!—exclamó Prentiss al tiempo que J. J. soltaba un grito involuntario y se cubría la boca con las manos.

—¿Hablas en serio, Hotch?—preguntó Morgan, cruzando los brazos frente al pecho.

—Después de casarnos decidimos... decidí no tener ninguna relación con él y me marché sin intercambiar nuestros números siquiera. No volví a verle hasta el caso de Las Vegas. Nunca hemos tenido una relación y no hay posibilidad de una en el futuro—y pensar en eso aún dolía demasiado.

—Pero es tu Alma Gemela—dijo J. J. confusa.

—En el momento en el que nos casamos yo no lo sentía. No ha sido hasta el caso de los Bishop que me he dado cuenta de ello, pero ahora Reid no puede perdonarme que le abandonara. Sin embargo, es un profesional y se ha comportado como tal todo este tiempo—añadió mirando a su amigo—. No tendremos ningún problema con él a este respecto.

—No es él quien me preocupa, Aaron, sino tú. Ya de entrada has dicho que no nos dejaría ver a los niños. Si fuera cualquier otra persona pasarías por encima de ellos, pero no creo que seas capaz con el chico.

Hotch frunció el ceño. No le gustaba, pero quizás tenía razón. Su juicio estaba demasiado comprometido cuando tenía que ver con Spencer.

—Así que a esto se debe tu lamentable estado los últimos días—comentó Prentiss sin morderse la lengua—. Estás deprimido porque Reid regresó a Chicago y no quiere nada contigo.

—Vamos a centrarnos ahora en el caso—respondió con una mirada de advertencia—, ya tendremos tiempo luego de hablar de este tema, si es que hay algo de qué hablar. David, tú vendrás conmigo al hospital, después iremos a la morgue. Los demás ya sabéis lo que os toca. En marcha.

Sabía que no se iba a librar del interrogatorio más tarde, pero ahora tenían trabajo que hacer.




Cuando llegaron frente a la habitación que compartían ambos niños, vieron a través de la pared acristalada a Reid sentado en una butaca con la pequeña Anne en brazos. La niña parecía dormir envuelta en una manta, conectada tan solo a un gotero. Spencer la acunaba y le hablaba, acariciando dulcemente su rostro y sus cabellos como haría una madre. Se le veía cansado y triste. Bien podría estar llorando, pero no lo estaba. Aaron sintió una punzada en el pecho y no tuvo duda de que estaba enamorado de ese chico.

—No pueden entrar—les dijo un doctor acercándose a ellos.

—Somos agentes del FBI—respondió Rossi—, estamos investigando el caso-

—No me importa quiénes sean, no pueden entrar—le cortó tajante—. La niña se está muriendo, le quedan minutos, no van a entrar.

—¿No se puede hacer nada por ella?—preguntó Hotch, ahora realmente preocupado por Spencer.

—Lo único que se puede hacer ahora es lo que está haciendo el doctor Reid, intentar que pase sus últimos minutos en paz.

La respuesta de Hotch iba a ser inmediata, por supuesto que no iba a interrumpir en ese momento, pero miró de reojo a Rossi, dejándole la decisión a él porque sabía que no podía ser objetivo estando Spencer implicado.

—Esperaremos—respondió Rossi.

El doctor asintió con la cabeza y se marchó no muy lejos, manteniendo un ojo sobre ellos. Los agentes simplemente esperaron, apoyados contra una pared para no molestar. Spencer hablaba con la pequeña, contándole alguna historia, mientras el otro niño dormía en su cama conectado a un montón de aparatos silenciosos.

—Va a necesitarte después de esto—comentó Rossi, sintiendo el dolor que esa escena emanaba.

—Ahí estaré—no le importaba que no pudiera perdonarle, no le importaba que nunca pudiera tener una relación con él, estaría ahí cuando se derrumbara para sostenerle y sabía que esta iba a ser una de esas veces.

No habían pasado muchos minutos cuando Spencer sacó un móvil de su bolsillo y envió un mensaje. El doctor que les había impedido la entrada apareció enseguida y entró en la habitación. Comprobó el estado de la pequeña y asintió con la cabeza. Spencer se levantó con ella en brazos y la dejó sobre la cama. La arropó con la sábana, besó su frente y arregló sus cabellos con cariño antes de cubrir también su cabeza con la sábana. El doctor presionó un botón junto a la cama y dos celadores llegaron de inmediato y se llevaron silenciosamente la cama con la pequeña. El doctor salió tras ellos y Spencer se quedó por un momento en pie frente al hueco libre que había dejado la cama. Su cuerpo temblaba y tragó varias veces, pero no lloró, no podía llorar en ese momento, no con el otro pequeño aún allí.

Dio la vuelta al espacio donde debería estar la cama, como si fuera un espectro aún presente allí, y se acercó a la cama donde se encontraba Harry, dormido o probablemente sedado. Se sentó en una silla y peinó sus cabellos oscuros con el mismo gesto cariñoso que había peinado los de Anne.

—Vamos primero a la morgue—sugirió Rossi, incapaz de entrar allí en ese momento.

Aaron asintió con la cabeza, aunque lo único que quería él era entrar y estrechar a Spencer entre sus brazos, dejando que se desahogara sobre su hombro. Pero la prioridad ahora era capturar al bastardo que había hecho eso.




No fue hasta ya tarde esa noche cuando regresaron al hospital. De todos modos sabían que Reid no iba a dormir. Lo encontraron en el mismo sitio en el que lo habían dejado, en la silla junto a la cama de Harry. Le sostenía una mano mientras recitaba probablemente algún libro infantil que sabía de memoria. El pequeño aún seguía dormido con una expresión tranquila en su rostro, aunque sabían que debajo de las sábanas estaba destrozado.

Rossi se acercó y tocó con el nudillo suavemente sobre la pared acristalada para llamar la atención de Reid. El joven le miró un momento y después miró al pequeño. Era evidente que no quería dejarle, pero finalmente se levantó y salió de la habitación. El corazón de Aaron latía con fuerza. De nuevo lo tenía tan cerca, a esa otra mitad de sí mismo, pero no podía ni tocarlo.

—Me alegra que hayáis podido venir—les dijo a modo de saludo, sin mostrar ningún signo de incomodidad frente a Hotch.

—¿Al parecer tú les pediste que nos llamaran?—preguntó Rossi, viendo que su amigo estaba completamente mudo.

—Es evidente que se trata de un asesino en serie y no tiene visos de detenerse pronto. ¿Habéis conseguido algo?—su voz sonaba cansada, su rostro se veía cansado, pero Aaron sabía que iba a resistirlo hasta que terminara el caso.

—Por ahora estamos recolectando toda la información que podemos para dar el perfil, para lo cual nos vendría bien-

—No vais a hablar con el niño.

—Spencer-

—Por encima de mi cadáver, David. Lo digo en serio. Tendrás que dispararme si quieres entrar en esa habitación—y su rostro era tan firme y lo decía con tanta calma que le creían.

—Necesitamos su declaración, el podría ayudarnos-

—Si sois tan inútiles que no podéis capturar a ese monstruo sin la ayuda de un niño gravemente herido y traumatizado, será mejor que os busquéis otro trabajo—ante la intensidad de su tono, ambos agentes estuvieron a punto de dar un paso atrás.

—Nos gustaría poder evitar una quinta y sexta víctima, pero con solo dos escenarios resulta difícil generar un perfil—le dijo Rossi, dándose cuenta de que Aaron tenía razón, iba a ser imposible que les dejara ver al niño.

—Está claro que es un obrero de la construcción, ¿por qué no empezáis por ahí? Seguro que García puede hacer algo con eso.

—¿Por qué crees que es un obrero?

—¡Es evidente!—Spencer le miró como si no pudiera creer que no se hubiera dando cuenta—. Aunque los niños sean el centro de su odio como reflejos de sí mismo, los escoge a través de los padres, que probablemente sean sustitutos de su propio padre; el cual, por lo tanto, sería también obrero de la construcción y, si ejercía la misma violencia y dominación sobre él que él ha ejercido sobre los niños, es probable que también le obligara a seguir sus pasos en la misma profesión.

» Estos hombres trabajaban en diversas construcciones y para saber que eran padres solteros y que encajaban en el perfil que él necesitaba lo más seguro es que trabajara con ellos en algún momento. Además, los secuestros se llevaron a cabo el sábado por la tarde y se encontraron los cuerpos el lunes por la mañana, probablemente para tener tiempo de torturarlos en su día libre. Así que tenéis hasta el próximo sábado si algo no le provoca para actuar antes, pero creo que tiene bastante control como para que no sea así.

» Ahora, si me disculpáis, tengo mi propio trabajo que hacer. Y espero no volver a veros por aquí salvo para decirme que lo habéis capturado.
Se dio la vuelta y entró de nuevo en la habitación. Se sentó en la silla junto al pequeño y toda la ira que había emanado hacia ellos desapareció por completo. Ambos agentes se quedaron pasmados por un momento. Les acababa de dar un perfil casi completo y ni siquiera había estado estudiando el caso.

—¿Seguro que no hay posibilidades de contratarle?—preguntó Rossi aún boquiabierto.

—Ninguna. Y en todo caso, dado que no he sido capaz ni de abrir la boca, supongo que tendría que pedir un traslado—había sido tan vergonzoso. No podía fiarse de lo que saldría de su boca si intentaba hablar, quizás alguna súplica desesperada.

—Bueno, con su cerebro lo compensaría. Ahora vamos a dar el perfil. Espera, ¿no es la segunda vez que se nos adelanta con el perfil?—preguntó con el ceño fruncido.


—Es un genio—respondió Aaron encogiéndose de hombros.

2 comentarios:

  1. Que triste capítulo, es horrible lo que ha pasado con estos 2 niños y sus respectivos padres, creo que se me hace peor que el del caso anterior, en especial por la muerte de la niña. Espero atrapen pronto a ese desgraciado.

    Me gusta que Aaron este dispuesto a apoyar a Spencer y tenga la intención de quedarse con él aunque sea como un amigo, espero Spencer no lo haga sufrir taaaaaanto aunque no merezca lo perdonen.

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  2. Me gustan tanto tus historias que me alegra que está sea larga.

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