Título: Nuestro momento predestinado
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 30 (10 de 30)
Resumen: El gobierno dice que Spencer Reid es el Alma Gemela de Aaron Hotchner, y Aaron siempre ha confiado en el sistema, pero ese chico flacucho con pinta de ayudante de profesor universitario y claros problemas de personalidad no puede ser su Alma Gemela. No le queda otro remedio que casarse con él, pero eso no significa que tenga que aceptarlo como su pareja.
Nota: Atención, esta es una historia dura que involucra a niños que han sido violados y torturados. Estos hechos no se describen en sí, pero sí se habla posteriormente de ellos y también se incluye la muerte de menores.
Capítulo 10
Sintió su cuerpo entumecido, pesado.
No quería moverse, el más mínimo gesto conllevaba un gran
esfuerzo. Estaba cómodo donde estaba, era cálido y agradable.
Entonces, su mente se puso en marcha y se dio cuenta de que no sabía
dónde estaba. Ese no era el colchón de alguna de las salas en las
que alguna vez, muy de vez en cuando, se echaba una siesta. Abrió
los ojos y se encontró en una oscuridad casi total. Tan solo había
un atisbo de luz en lo que parecía una ventana con las persianas
bajadas y la rendija inferior de una puerta en la pared opuesta.
Sintió miedo porque no sabía dónde estaba ni cómo había llegado
allí. Lo último que recordaba era estar trabajando en su oficina,
terminando el papeleo final.
Se levantó de la cama y se acercó muy
despacio a la puerta, desentumeciendo poco a poco su cuerpo. Tanteó
alrededor de la puerta y encontró el interruptor. La luz le cegó
por un momento, pero enseguida pudo observar la habitación. Era un
cuarto austero, solo con los muebles necesarios, sin duda masculino
por los tonos apagados y oscuros. La cama era enorme, dominando el
espacio, y apenas había un armario y una cómoda con un espejo,
además de la mesilla. Vio parte de su ropa en la única silla y al
mirarse vio que solo llevaba la camisa y los pantalones. Se vistió
rápidamente y salió con cautela de la habitación.
Siguió el pasillo vacío hasta un
salón con el mismo aspecto austero y apagado de la habitación.
Escuchó ruidos a su derecha y al asomarse encontró la cocina,
separada del salón por una barra de desayuno. Y allí estaba Aaron.
—¡Aaron! ¡Por dios, qué susto me
has dado!—exclamó, sintiendo que su corazón se iba a detener.
—¿Disculpa?—Aaron le miró confuso
frunciendo el ceño.
—No sabía dónde estaba, me he
imaginado cualquier cosa.
—¿Creías que te habían secuestrado
o algo así? ¿Y te paseas tranquilamente por la casa sin ninguna
clase de arma?—le dijo sonriente.
—Ah... bueno... Da igual. ¿Esta es
tu casa? ¿Cómo he llegado aquí?—preguntó, mirando con renovados
ojos a su alrededor. Sí, aquel apartamento parecía muy apropiado
para Hotch.
—Te traje anoche. Al parecer estabas
tan exhausto que ni lo recuerdas. Casi tuve que subirte en brazos
desde el coche con lo dormido que estabas.
—Mm... Lo siento...—dijo
ruborizándose.
—No, no te disculpes, es normal. Por
lo menos me alegra que hayas dormido. Creo que tu estado era aún
peor de lo que imaginaba. Si esto hubiera durado más, habrías
acabado muy mal, no debes seguir así.
—¿Cuánto tiempo he
dormido?—preguntó, ignorando su comentario porque sabía que tenía
razón.
—Son las dos de la tarde.
—¡¿Qué?!
—Tranquilo, no pasa nada, he avisado
a Satu para que no se preocupe. Iba a despertarte ahora si no te
hubieras levantado. Aun si tienes que dormir más, es mejor que comas
algo primero.
—No me hace falta dormir más, al
menos hasta la noche. ¿Te ayudo en algo?
—No, ya está listo, ve a la mesa.
Se dio cuenta de que la mesa del
comedor, frente a la cocina, ya estaba preparada con dos servicios y
una ensalada en medio. Se sentó pesadamente en la silla, sintiendo
de nuevo el cansancio en su cuerpo. Aaron sirvió enseguida la
comida, unos macarrones con carne picada y verduras, y se sentó
frente a él.
—Tendrás que comer muy bien estos
días y algo más que comida para llevar. Apuesto a que has perdido
varios kilos.
—No te preocupes, eso es bastante
habitual, me recuperaré enseguida—respondió quitándole
importancia.
Aaron le miró frunciendo el ceño. Eso
de que era «bastante habitual» no le gustaba nada.
—¿Y qué piensas hacer ahora?
¿Aceptarás la oferta del FBI?—le preguntó, intentando no sonar
como si le presionara.
—Aún tengo que aclarar los términos
de la propuesta. Actualmente trabajo de forma autónoma porque quiero
tener libertad para hacer lo que considere apropiado para los niños,
sin tener que aceptar órdenes inadecuadas por cuestiones políticas.
No voy a renunciar a esa libertad, si el FBI me quiere tendrá que
ser bajo mis términos.
—Has hecho un trabajo impresionante
en este caso, no creo que te pongan ninguna pega. Espero que al final
aceptes, es agradable tenerte por aquí.
Spencer le miró sorprendido y no era
para menos. Allí estaba, el hombre que hasta no hace mucho no había
querido volver a verle tras su matrimonio le había llevado a dormir
a su casa y le había preparado la comida. Y ahora le resultaba
«agradable» tenerle por allí. No entendía qué estaba pasando,
por qué aún era amable con él aun cuando ya había terminado el
caso, por qué se comportaba de forma tan amistosa. Habría supuesto
que estaría encantado de perderle de vista para no correr el riesgo
de que alguien descubriera que estaban casados. Decidió no
comentarlo porque había aprendido que era mejor no mencionar ese
tema para que la comida siguiera siendo agradable.
—¿Regresáis hoy a Chicago?—le
preguntó Aaron después de haber recogido la mesa, poniéndose la
chaqueta para acompañarle al centro.
—Si está todo listo, seguramente. Si
finalmente acepto la oferta tengo muchas cosas que dejar atadas con
mi consultorio. Probablemente cerrarlo y derivar a los pacientes a
otros psicólogos.
—No te pongas a trabajar de
inmediato. Necesitas mucho descanso, unas cuantas horas de sueño no
son suficientes para reparar todo el cansancio y estrés que has
acumulado. ¿Por qué no te tomas unas vacaciones?—pasó la mano
por sus suaves cabellos, peinando los incontrolables rizos—.
Solamente unos días para simplemente relajarte. Yo podría pedir
unos días en el trabajo, tengo muchos acumulados, y podríamos ir
juntos a algún sitio—llevó la mano hasta su espalda,
acariciándole suavemente con sus dedos. No podía dejar de mirar
esos tentadores labios carnosos—. Estoy seguro de que hace mucho
que no te coges unas vacaciones, si es que alguna vez lo has hecho.
Creo que ahora te las mereces.
Se inclinó hacia él y pudo llegar a
sentir sus alientos entremezclándose. Entonces Spencer se apartó de
un salto como si le hubiera dado calambre. Aaron solo se dio cuenta
de lo que estaba pasando cuando vio la mirada estupefacta del joven.
Había estado a punto de besarle y no solo eso, le había estado
tratando como si fueran pareja, acariciándole casualmente, gestos
íntimos que nunca habían tenido entre ellos. Incluso ofreciéndose
así como si nada a ir de viaje con él cuando llevaba años sin
tomarse unas vacaciones. Lo había hecho sin pensar, se había dejado
llevar por lo que sentía que era lo correcto. Spencer era su Alma
Gemela así que eso debía de ser lo natural, pero había olvidado
que su relación no era normal, por su culpa.
—¿Qué estás haciendo, Hotch?—le
preguntó el joven aún con esa mirada confusa en su rostro.
Hotch. Hacía semanas que no le llamaba
así en privado.
—Lo siento, no... no estaba pensando.
Spencer... creo que deberíamos intentarlo, nuestra relación.
Después de todo, somos Almas Gemelas, estoy seguro de que
funcionaría. Podríamos darle una oportunidad—estaba convencido de
sus palabras. Podía sentirlo, el vínculo entre ellos, y seguro que
Spencer también lo sentía—. Sé que fui un idiota y me comporté
como un cerdo. Haré lo que sea para que me perdones. Te prometo que
te compensaré.
—Hotch, te admiro como profesional,
siempre lo he hecho y te confiaría mi vida en ese sentido y la de
los niños que trato, pero... no puedo confiar en ti a nivel
personal. Me dejaste en aquel garaje esperando no volver a verme
nunca y pasaste los cuatro años siguientes saliendo con otras
personas aun estando casado—su voz estaba llena de dolor y también
de reproche, algo que no había oído hasta ahora—. No puedo
confiar en ti como para tener esa clase de relación. Incluso, a
pesar de lo que has estado haciendo por mí estas semanas, aún me
resulta difícil confiar en ti como amigo.
—Bueno, estoy seguro de que tú
también has estado saliendo con gente estos años.
—No. Te lo dije, Hotch. Estoy casado,
eso es importante para mí. No he estado con nadie, ni me lo he
planteado—y por su mirada seria era evidente que decía la verdad.
—Ni siquiera sabías que éramos
Almas Gemelas—sonaba inseguro, aturdido y se estaba sintiendo aún
peor por dentro.
—Yo nunca he dicho eso. Supe que
éramos Almas Gemelas desde el momento en que entraste al despacho.
Ya conocía tu trabajo y te admiraba antes, pero en ese momento supe
que eras mi Alma Gemela. Y mi Alma Gemela me abandonó en medio de un
garaje nada más casarnos, con la esperanza de no volver a verme.
Hotch, me destrozaste. No puedo perdonarte tan fácilmente, no sé si
podré hacerlo algún día y mucho menos poder confiar en ti como
para darle una oportunidad a nuestra relación—apartó la mirada
con esa expresión que mostraba que estaba a punto de llorar, pero
Aaron sabía que esta vez no iba a poder consolarle—. Lo siento.
De-debo irme.
Se dio la vuelta y se marchó. Y la
puerta se cerró tras él con una intención definitiva, como si le
dijera que no iba a volver a verle. Aaron sintió algo que jamás
había sentido, como si una parte de su alma se rompiera, como si se
la arrancaran. No se había dado cuenta de la gravedad de sus
acciones. En aquel momento no había podido sentirlo, no le vio más
que como a un extraño, pero Spencer había sido abandonado por su
Alma Gemela. Había visto a personas convertirse en monstruos por
menos. También les había visto renunciar a vivir por menos.
Probablemente había sentido algo
incluso peor a lo que él estaba sintiendo. Ese agujero en su
interior que parecía estar devorándolo por dentro. Las lágrimas se
deslizaban silenciosas por sus mejillas y su cuerpo temblaba. Por una
estúpida decisión impulsiva y por cuatro años de infidelidad
podría haber perdido para siempre al amor de su vida, a su Alma
Gemela.
buaaaaa, buaaaa..!!!
ResponderEliminareste capitulo si me rompió, de verdad este fue demasiado fuerte , pobre spencer su corazón esta roto tan roto y hocht a perdido una parte de su alma..!!!
buaaaa..!!! bua..!!!!
Bien Spencer, q trabaje x tu perdon!
ResponderEliminarAy, después de escuchar la versión de Spencer, no puedo perdonar a Hotch. Necesito que mi bebé busqué a alguien más para que Aaron sepa lo que se siente:'c
ResponderEliminarSi, soy resentida pero sé lo que es ser cornuda 😢
Resultó mi temor hacerse realidad, Hoch la regó y a lo grande, cuando comencé a leer que acariciaba su cabello pensé "ya valió", es que de plano Aaron peca de sínico (tal vez involuntariamente pero lo hace), cree que con lo que ha hecho se borran sus errores de 4 años??? Me dieron ganas de golpearlo por sus argumentos "justificándose"... Pobre Spencer :(
ResponderEliminarYo solo pensé "Eso te pasa por Zorra" estoy tan arrepentida de meses atrás no haber leído la historia y está tan bien 🥹😭
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