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Un asunto familiar [cap5] FIN


Título: Un asunto familiar
Fandom: Teen Wolf         Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, incesto, violencia y pfff tantas posibles
Capítulos: 5 (5 de 5) FIN
Resumen: Peter se ha enterado por Lydia de que Malia es su hija, pero las cosas no encajan, no huele como familia. Su desagrado por ella también puede deberse a que se besó con Stiles, con su Stiles. Debería de haber dejado claro mucho antes que no le gusta compartir. Pero las cosas son más complicadas de lo que pensaba cuando descubre la verdad, algo que no se puede solucionar con un poco de sexo, o quizás sí.


Capítulo 5


 Tras un rato acurrucado con Stiles en su cama, Peter tuvo que marcharse, el sheriff regresaba a casa. No iba a admitirlo, pero estaba algo nervioso por lo que pasaría por la mente del chico en su ausencia. Si se le ocurría comentarlo con alguien todo podría venirse abajo. No era fácilmente influenciable, pero este era un caso especial y Stiles tenía miedo. Sin embargo, temprano aquella mañana, el chico apareció en su apartamento.
—Si vamos a hacer esto tendrá que ser oficial—le dijo muy seriamente, manteniendo la distancia con él para no distraerse—. Si quieres emparejarte conmigo, y aún no entiendo por qué querrías algo así, tendrás que hacerlo oficialmente, con lo que sea que hagáis para hacerlo definitivo. Es el único modo de que sepa que no estás jugando conmigo, de que vas en serio.
—A pesar de que mi tono encantador pueda sugerir lo contrario, siempre he sido muy serio contigo—Stiles resopló, sacudiendo la cabeza ante su respuesta—. Pero si quieres que sea oficial, nada me hará más feliz.
—Vale... ¿Cómo lo haremos?—preguntó, mostrando ahora sus nervios.
—Sencillo, follamos y te muerdo. No te preocupes, nada excesivo.
—¿Tan simple?
—Tan simple. Sin condones. Y todos los hombres lobo sabrán que eres mío nada más verte. No podrás ocultarlo de la manada.
—No quiero hacerlo. Estoy cansado de... Estoy vivo gracias a ti y no solo por lo del Nogitsune. Eres el único que se preocupa por mí, el único que parece tener un mínimo interés en mi bienestar. Me siento bien cuando estoy contigo, es el único momento en el que me siento bien, y cuando los desastres se ciernen sobre nosotros pienso que sobreviviré porque tú estarás ahí y nos salvarás cuando todo lo demás haya fallado. Estoy cansado de ocultar lo que tengo contigo porque es lo único que se siente real en esta maldita ciudad.
Peter se acercó a él, ambas manos sosteniendo su rostro, acariciando sus mejillas humedecidas por finas lágrimas de las que ni se había percatado.
—Eres mi hijo y mi pareja, lo más importante para mí en este mundo, y siempre te protegeré, incluso con mi vida, y cuidaré de ti tan bien como me sea posible y tanto como tú me permitas, y un poco más—le dijo lentamente, enunciando cada palabra con claridad para asegurarse de que les daba el peso que realmente tenían. Su expresión era seria y determinada, más de lo que lo había sido nunca—. No tengas duda de que mataré sin pensarlo dos veces a cualquiera que suponga una amenaza para ti, piense lo que piense el gran verdadero alfa. Nadie tiene el derecho de arrebatarte de mí y cuando se lo deje claro al mundo sobrenatural, nadie se atreverá siquiera a intentarlo.
Los ojos de Stiles estaban dilatados, humedecidos con más lagrimas, y su corazón latía con fuerza, pero había una extraña calma en él y emanaba un delicioso olor a felicidad.
—¿A qué estás esperando entonces para marcarme, papá?
No necesitó que se lo repitiera.
Lo sujetó por la cintura y lo levantó, agarrándolo por su delicioso trasero cuando Stiles le rodeó con sus piernas. Con profundos y apasionados besos se dirigió a su habitación sin tan siquiera mirar por dónde caminaba. Stiles no quería soltarse cuando llegaron a la cama así que Peter tan solo se tumbó sobre él. Estuvieron besándose durante largo rato, simplemente porque podían. Sus cuerpos presionaban el uno contra el otro, las erecciones aprisionadas en sus pantalones. Cuando a Stiles ya no le quedaba más aliento, echó la cabeza hacia atrás y dejó que Peter comenzara con su cuello.
—Espero que con morderme no te refieras a algo como lo que le hiciste a Scott porque yo no creo que sobreviva a eso. ¿Es necesario que haya sangre? Porque no me gusta nada la sangre, lo sabes. ¿Basta que sea con tus dientes humanos o tiene que ser con tus colmillos?
—Stiles—Peter le interrumpió antes de que siguiera con sus divagaciones. Le quitó la camiseta y se inclinó sobre él mirándole a los ojos. Podía oír su corazón acelerado como el de un conejo asustado—. Confía en mí y disfruta como siempre.
Le dio un fugaz beso y volvió a bajar por su cuello. Esta vez tenía permitido marcar y no iba a contenerse. Lamió la suave piel, la chupó, la mordisqueó sin llegar a causar sangre y succionó, esto una y otra vez por todo el cuello y el pecho del chico hasta que su hijo estaba gimiendo y retorciéndose debajo de él, el olor a excitación incrementándose con cada marca. Dejó la última marca justo encima de su vello púbico. Cuando succionó, la erección palpitó y rozó su cara, dejando un rastro de presemen. Stiles gimió al verlo y extendió sus manos hacia él para que se acercara. Peter se inclinó de nuevo sobre él y el chico tomó su rostro entre las manos y lamió la mancha en su mejilla. El lobo de Peter estaba prácticamente ronroneando ante el tratamiento.
Se apartó reticente para quitarle los pantalones y deshacerse también de su propia ropa, había demasiadas capas entre ellos.
—Abre tus piernas para papá, cariño—le pidió.
Stiles obedeció y Peter se arrodilló en el lugar que le correspondía.
—No puedo creer que realmente sea de tu sangre comparando eso...—señaló hacia el cuerpo de Peter con las cejas arqueadas en admiración—, y esto—señaló hacia el suyo propio con expresión de disgusto.
—Oh, mi amor, si supieras lo hermoso que eres. ¿Quieres un cuerpo grande y musculoso? No lo necesitas. Tienes más posibilidades de vencer y sobrevivir gracias a ese cerebro tuyo que cualquier hombre lobo por mucho músculo que tenga. Además, si fueras un lobo serías esbelto y majestuoso con estas extremidades tan largas. Me encantaría perseguirte por los bosques, aunque no sé si llegaría a alcanzarte.
—Te dejaría atraparme para obtener mi recompensa—respondió Stiles sonriente, con un rubor extendiéndose por su rostro y su cuello. Probablemente aún no se creía que fuera hermoso, su nivel de autoestima era lamentable, pero Peter se encargaba de subírsela cada vez que le follaba.
—Hm~ El próximo sábado jugaremos a atrapar a Caperucita en el bosque—besó su barbilla y su mandíbula, sus labios acariciando la tierna piel.
—¿Serás mi lobo feroz?—preguntó con un gemido, levantando las caderas para buscar algo de fricción en su palpitante miembro.
Stiles emitió un muy masculino gritito cuando sintió los dedos de Peter cubiertos de frío lubricante en su entrada. Ni siquiera se había dado cuenta de cuándo había sacado el lubricante.
—Seré lo que tú quieras, mi pequeño, si te pones esa chaqueta roja tuya.
Stiles gimió en respuesta, separando más sus piernas ante el primer dedo deslizándose dentro. Peter estaba seguro de que su hijo sabía cuánto disfrutaba un lobo con la persecución, cómo aquello se le podía ir un poco de las manos. Estaba deseando verlo tumbado en el suelo de tierra y hojas jadeando con su corazón acelerado, no muy diferente de como estaba ahora, pero con la luna sobre sus cabezas.
Un gemido necesitado de Stiles lo sacó de sus pensamientos, tenía asuntos más importantes en los que centrarse ahora.
—Papá, por favor, más—le suplicó con tono apremiante, moviendo inquieto las caderas.
Peter sacó su dedo y metió dos dentro, deslizando un tercero sin esperar mucho a que se acostumbrara. Consiguió lo que quería, el cuerpo de Stiles derritiéndose ante la mezcla de placer y dolor, perdido totalmente en las sensaciones que le provocaba. Estaba seguro de que ahora mismo era incapaz de pensar en nada que no fuera él y eso le encantaba. Giró los dedos dentro de él y los separó un poco. Volvió a sacarlos y a meterlos, abriéndolo con suavidad mientras el agujero los tragaba ávido. El chico pronto estaba gimiendo y contoneándose, intentando conseguir más, su miembro goteando un charco de presemen en su vientre. Gritó sorprendido cuando Peter frotó su próstata, habiéndola ignorado hasta ahora.
—Si te penetro ahora, ¿cuánto tiempo crees que tardarás en correrte?—le preguntó pensativo.
—¿Cero coma cinco?—respondió medio atontado, casi toda su sangre habiendo dejado su cerebro.
—Eso pensaba—presionó de nuevo la próstata y Stiles embistió al aire—. Vas a correrte primero con mis dedos y después me tomaré mi tiempo follándote. ¿Qué te parece?
—Sísísísísí... Por favoooor...—habría dicho que sí a cualquier cosa, pero sabía que cuando Peter se tomaba su tiempo podían llegar a ser horas, energía de hombre lobo.
Peter sonrió y comenzó a frotar su próstata mientras seguía abriéndolo con tres dedos. Besó sus muslos, dejando marcas también en ellos. Sabía que iba a morirse de vergüenza cuando tuviera que desnudarse delante de sus compañeros para el entrenamiento de lacrosse, pero quería dejarle claro incluso a los humanos que Stiles era suyo.
Percibió el aumento de placer en su olor antes incluso de ver su cuerpo tensarse. El interior se contrajo alrededor de sus dedos y Stiles se corrió sobre su vientre y su pecho con un intenso gemido sin necesidad siquiera de tocar su polla (sabía que de todos modos no lo tenía permitido).
Peter lo observó con ojos hambrientos, su propia verga palpitando en simpatía. Cuando el cuerpo de Stiles se relajó, jadeando con esa expresión satisfecha y feliz que le dejaba el orgasmo, Peter se inclinó sobre él y comenzó a lamer las líneas de semen que manchaban su pecho. Con las últimas gotas de semen en su lengua, besó a su hijo y lo compartió con él. Stiles gimió ante su propio sabor, tragando la semilla que le ofrecía, y le rodeó con brazos y piernas.
—Papá, fóllame, márcame—le pidió, mordiéndole provocativamente el labio inferior.
Peter gruñó, sus garras hundiéndose en las sábanas por un momento. Sin esperar un segundo, levantó las piernas del chico y lo penetró con su goteante falo. Fue despacio, pero no se detuvo hasta llegar al fondo. Stiles suspiró aliviado cuando estuvo dentro y sonrió tontamente.
—No se siente diferente—murmuró. Peter arqueó una ceja en cuestión—. No es diferente de cuando no sabía que eras mi padre. Me siento bien, lleno, como si me faltara algo si no te tengo dentro y ahora estuviera completo. Esa sensación no ha cambiado, aunque ahora tiene algo más de morbo.
Peter tuvo que emplear todas sus fuerzas para controlar su transformación. Lo que acababa de decir le había sacudido desde dentro como no podía ni imaginarse. Él sentía exactamente lo mismo, sentía que de este modo estaban completos, que así es como debía ser. El lobo estaba aullando de alegría dentro de él. Esto tan solo confirmaba lo que Peter ya sabía, que estaban predestinados.
Cuando estuvo seguro de que no clavaría sus garras en la piel del chico, lo sujetó de nuevo por las piernas y comenzó a moverse lentamente. Estableció un ritmo casi mortificante, ni de cerca lo suficiente para acercarle al clímax. Peter deseaba más que nada marcar y reclamar a Stiles como suyo, pero también sabía saborear los escasos placeres que conseguía, los momentos especiales. Y quería oír a su hijo suplicar.
Siguió marcando su cuerpo mientras lo penetraba, succionando sus pezones hasta que estaban rojos e hinchados, justo como le gustaban; dejando más chupetones por sus brazos que ni las camisetas podrían ocultar; besando todos y cada uno de sus adorables lunares con gran reverencia. Era hermoso, el chico más hermoso que había visto y no podía esperar a verle crecer y convertirse en el hombre más atractivo. Y era solo suyo. Cuánto orgullo le provocaba eso.
—Papá... papá, Peter, por favor... No puedo más...—le decía mientras presionaba los talones contra su trasero para intentar que fuera más rápido.
Por supuesto que podía más, Peter conocía bien sus límites y le gustaba llevarle hasta ellos. Stiles ya estaba duro de nuevo, incluso goteando. Peter se aseguró de rozar su próstata cada vez que lo penetraba, arrancando melodiosos gemidos de su boca hasta hacerle sollozar.
—Papá, voy a... Quiero correrme contigo—le dijo con ojos húmedos, sus dedos retorcidos en las sábanas intentando aguantar.
Peter no pudo resistirlo, su pequeño sabía cómo provocarlo.
—¿Dónde quieres que te muerda? ¿Dónde quieres mi marca?—le preguntó antes de que todo se volviera demasiado agitado e intenso.
Stiles lo pensó por un momento y entonces le extendió su mano derecha. Peter sonrió y entrelazó los dedos con los suyos. Aceleró el ritmo bruscamente, embistiendo brutalmente, sus garras rasgando las sábanas y el colchón, sus colmillos extendidos y sus ojos brillando. Ya no podía controlarse, tampoco quería. Stiles lloraba debajo de él, pero sabía que no era por el dolor que se extendía por su trasero –y que el chico no le tenía permitido absorber con su poder–, sino por el placer que estaba inundando todo su cuerpo. Era una imagen maravillosa y Peter no resistió más. Levantó su mano derecha y hundió los colmillos en su muñeca muy cuidadosamente –tenía que tener en cuenta que era humano–. Stiles gritó y se corrió en ese mismo momento, contrayendo su interior alrededor del miembro de su padre.
Peter... él estaba en otro mundo. Apenas era capaz de sentir el cuerpo caliente debajo de él, su mente estaba llena por el vínculo que acababa de formar. Un torrente de emociones y sensaciones fluía dentro de él. Era capaz de sentir la felicidad y el placer que Stiles sentía, podía sentirlo a él como si fuera parte de sí mismo, una parte vital, como si fuera su propio corazón latiendo. Su hijo, su pareja, su todo. Ni siquiera la luna podía competir con lo que Stiles ahora era para él.
—Shhh. Está bien. Está bien, papá. Estoy aquí, estoy contigo—le susurró Stiles, acariciando dulcemente su cabeza y su espalda.
Peter reaccionó y se dio cuenta de que estaba abrazándose a Stiles como si de ello dependiera su vida, con lágrimas corriendo por sus mejillas. Relajó su abrazo, pero no lo soltó, no se sentía capaz. Lo tenía anudado y aún estaba corriéndose dentro de él, pero apenas era consciente de ello. Tomó su mano y lamió la herida, absorbiendo el dolor que palpitaba allí. No era demasiado profunda, pero tardaría en curar y dejaría una evidente cicatriz.
—Esto es para siempre—una sonrisa jugaba en los labios del chico.
—Sí, cariño. Estás atado a mí para siempre—le dio un dulce beso en sus labios rojos e hinchados—. Nunca te dejaré ir.
Pudo sentir a través del vínculo la felicidad que sus palabras inspiraban en su hijo.




Stiles llegó a la reunión de la manada de aquella tarde (como único punto del día, el inaceptable comportamiento de Peter), andando un poco extraño, con visibles chupetones por todas partes y con una venda en la muñeca. Todos aquellos con sentidos agudizados giraron la cabeza hacia él como si acabara de haber una explosión. Olfateaban el aire en su dirección mientras complicadas expresiones pasaban por sus rostros.
—Stiles... ¿por qué hueles a sexo y a Peter Hale?—preguntó Scott confuso con sus grandes ojos de cachorro, esperando que aquello tuviera una explicación lógica.
De inmediato un amenazante gruñido comenzó a vibrar en la garganta de Derek, el resto de la manada mirándole con sorpresa y confusión.
—¿Quizás porque he tenido sexo con Peter Hale?—y Peter se había asegurado de dejarle bien lleno de su semen para que no hubiera lugar a duda. De no ser por el plug que llevaba estaría goteando por sus muslos.
—¿Po-por qué harías algo así?—preguntó Malia con expresión de asco. Si supiera.
—¿Porque está como un tren, es el más inteligente de todos y el único que se preocupa porque siga vivo?—detestaba tener que dar explicaciones, era su vida, ellos no tenían nada que decir, pero sabía que tenía que soportarlo.
—¿Es por lo que pasó anoche? Stiles, no íbamos a dejar que te pasara nada, no tenías que... que hacer eso con Peter Hale por lo que pasó—le dijo Scott, mirándole casi con lástima. Stiles se esforzó por ignorarlo.
—Eso no ha tenido nada que ver, llevo follando con él desde hace meses—no lo creía posible, pero sus rostros se retorcieron en expresiones aún más atónitas—. Hoy hemos decidido dejar de ocultarlo y hacerlo oficial, nada más.
—Os habéis emparejado—dijo Derek, que no había dejado de gruñir. No era una pregunta, lo sabía, y no solo por el vendaje en su muñeca sino también por el sutil cambio en su olor.
—Así es, así que no podéis hacer nada al respecto. Ahora, si empezamos con la reunión-
—Espera, ¿qué es eso de que os habéis emparejado?—preguntó Kira confusa.
—Significa básicamente que estaremos juntos de por vida, los lobos solo se emparejan una vez. Soy su pareja predestinada y ni siquiera el alfa de la manada puede hacer nada al respecto. No que fuera a permitirlo aun si pudiera. Esta es mi vida y yo decido con quién pasarla. Sé lo que estoy haciendo, no me está manipulando, sé muy bien quién es Peter Hale y si tenéis alguna otra queja contádsela a quien le interese, no a mí.
—¿Por qué no ha venido él?—preguntó Derek, visiblemente furioso y frustrado.
—Porque, como le habéis dejado claro muchas veces, no forma parte de esta manada y, por lo tanto, no tiene por qué aguantaros. Palabras suyas. Además, nos hemos quedado sin lubricante, ha ido a comprar más—añadió como si nada, casi disfrutando sus expresiones de desagrado—. ¿Comenzamos con la reunión?
—Stiles, escucha—comenzó Scott—, Peter tiene que haber hecho algo para engañarte, algún hechizo o-
—Basta, no voy a quedarme aquí para escuchar esto. O lo aceptáis o no me volvéis a ver el pelo. Punto. No voy a discutir este tema, ya he dicho lo que tenía que decir. Y si a alguno se le ocurre intentar atacar o hacerle daño a mi pareja, me aseguraré de que le salga pringue negro hasta por el culo. Os doy tiempo para pensároslo. Hasta la próxima reunión—se dio la vuelta y salió del loft despidiéndose agitando la mano.
No había ido tan mal como esperaba en realidad. Sabía que no iba a ser fácil, podía incluso tener que abandonar la manada, pero no iba a renunciar a Peter. Podían formar su propia manada juntos, ya le estaba dando vueltas en la cabeza a formas de conseguir que Peter fuera de nuevo alfa, pero aún no se lo diría.
Cuando ya estaba sentado en su jeep y estaba a punto de arrancar, Lydia apareció junto a su puerta. No se molestó siquiera en salir del coche, tan solo bajó la ventanilla.
—¿Qué estás haciendo, Stiles?—le preguntó con tono profundamente serio y rostro preocupado y analítico.
—Lo que quiero hacer, Lydia. He estado acostándome con él desde hace tiempo y aquello que me dijiste no cambia lo que siento por él, si acaso solo incrementa mi deseo de estar con él. Alguna extraña broma del destino ha querido que sea también su pareja. ¿Por qué no? No me importa que sea un tabú en esta sociedad, para mí se siente correcto y ya he aguantado bastante mierda como para además negarme algo que deseo tanto y que me hace tan feliz. Si quieres contárselo a los demás y que piensen aún peor de mí, adelante, y no decía en broma lo de vengarme si alguien atacaba a mi pareja. Ya tengo un pie fuera de esta manada de todos modos y no me podría importar menos ahora.

Subió el cristal de la ventanilla sin esperar una réplica y arrancó el coche. Quería regresar rápido a casa (a la casa de Peter y pronto la suya), sentir el semen de su padre dentro de él le estaba poniendo cachondo y quería jugar un poco con los juguetitos que había visto en el cajón de donde había salido el plug.

2 comentarios:

  1. sin palabras para expresar todo sin palabras..!!!
    fue épico, de verdad wooooooow..!!!
    fue demasiado aaaahhh
    me fascino no se como de verda decirte cuanto me gusto..!!!

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  2. Wow hermoso me encanta 😍💞👏😏 te felicito te quedó muy bien me encantó que de con ganas de leer más

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