Título: Un asunto familiar
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, incesto, violencia y pfff tantas posibles
Capítulos: 5 (4 de 5)
Resumen: Peter se ha enterado por Lydia de que Malia es su hija, pero las cosas no encajan, no huele como familia. Su desagrado por ella también puede deberse a que se besó con Stiles, con su Stiles. Debería de haber dejado claro mucho antes que no le gusta compartir. Pero las cosas son más complicadas de lo que pensaba cuando descubre la verdad, algo que no se puede solucionar con un poco de sexo, o quizás sí.
Capítulo 4
—Es
muy probable que ataque esta noche, debemos ponerle una trampa para
atraparlo—comentó Derek en la reunión de la manada aquella tarde.
Entre Peter y Stiles, con algo de información adicional que les
había proporcionado Deaton tras examinar a los chicos, habían
concluido que la criatura era un genio, y no precisamente como el de
Aladdín. Esta criatura robaba la mente de las personas y les hacía
caer en un profundo y permanente coma. Los libros no eran más
específicos en cuanto a qué significaba exactamente «robar la
mente», pero no sonaba nada bien. Por qué parecía tener
predilección por los chicos jóvenes, eso tampoco lo sabían, aunque
por los lugares de los que habían desaparecido los chicos,
imaginaban que podría tratarse de una mujer.
—Tan
pronto como os huela sabrá que sois hombres lobo—respondió Peter
con un tono más amargo del habitual.
Stiles se había ido a casa antes de acudir a la reunión y se había
duchado meticulosamente, eliminando todo rastro de él en su cuerpo.
Peter estaba acostumbrado a ello y normalmente no le molestaría
tanto, pero ya había aceptado que era su pareja, además de su hijo,
y aún no lo había reclamado; su lobo estaba al límite, no le
agradaba en absoluto.
—Por
eso será Stiles el que haga de cebo.
Un intenso gruñido brotó de su garganta y todas las miradas se
fijaron en él.
—No
puedes poner al humano de tu manada en semejante riesgo, mucho menos
después de todo lo que ha pasado—gruñó a su sobrino, intentando
controlar su transformación.
—No
te estamos pidiendo tu opinión—replicó Lydia, oh, esa pequeña
bastarda que le había engañado, solo porque en el momento en que le
había preguntado su corazón estaba tan acelerado que no fue capaz
de leer la mentira en él—. Ni siquiera sé qué haces aquí, no
eres parte de la manada.
—Esto
difícilmente puede llamarse manada, vuestro adorado Verdadero Alfa
ni siquiera reconoce cuando su mejor amigo está poseído ni puede
evitar que su novia se muera. Oh, perdón, exnovia, o lo que demonios
fuera eso. Por si no te has dado cuenta—ahora se dirigía
directamente a Scott—, tu manada se va reduciendo a pares. ¿Quieres
que Stiles sea uno de los dos próximos? ¿Quién será el otro?
Con un último gruñido, se dio la vuelta y salió del loft. No podía
creer que estuviera perdiendo tanto el control, pero no podía
tolerar que pusieran en riesgo a su hijo, a su pareja. Por supuesto
que no iba a ignorarlo; se marchaba ahora, pero seguiría muy de
cerca todos sus pasos, asegurándose de que Stiles permanecía vivo y
sin un solo arañazo. Las únicas marcas que podía haber en su
cuerpo eran las suyas.
Escogieron un bar en el que habían desaparecido dos de las víctimas.
Stiles apareció con unos vaqueros oscuros ajustados que marcaban su
redondeado trasero, una camiseta negra ajustada con un amplio cuello
y un moderno colgante y otros accesorios, todo obra probablemente de
Lydia. Se veía delicioso. Stiles no tenía ni idea de lo atractivo
que era así que seguramente le preocupaba no ser capaz de atraer al
genio. Era ridículo, medio bar se había fijado ya en él al poco de
entrar, hombres y mujeres, y varios estaban esperando la mejor
oportunidad para acercarse, cuando ya tuviera algo de alcohol en el
organismo.
Peter lo observaba desde fuera a través de las ventanas, demasiado
lejos para oírlo, ignorando al resto de la manada que rondaba por
las sombras alrededor del bar, Lydia la única dentro para que el
genio no se asustara al percibir olor a criatura. Vio a una mujer
sentándose en la barra junto a Stiles. Tenía una larga cabellera
negra y piel morena. Por sus gestos era evidente que estaba
flirteando y Peter tuvo que contener un gruñido al ver el rubor que
se extendió por el rostro de su hijo en cierto momento, con la mano
de la mujer en su brazo. Escuchó a Derek comunicarse con Lydia.
—Los
seguiremos hasta que lo lleve a su guarida.
Estúpido. No les importaba la seguridad de Stiles, iban a conseguir
que lo matara.
Tan
pronto como los vio salir del bar por la puerta trasera, el brazo de
la mujer alrededor del de su hijo, avanzó a toda velocidad hacia
ellos y antes de que ninguno pudiera reaccionar le abrió la garganta
a la mujer con sus garras. Hubo un profundo silencio. Pudo oler
entonces que la mujer efectivamente no era humana (realmente no lo
había comprobado antes de matarla). También pudo oler el miedo de
Stiles, su corazón a toda velocidad, casi en pánico y...
¿excitación? Se miraron a los ojos, los de Peter, brillando; los de
Stiles, dilatados. El único motivo por el que Peter no se lanzaba
sobre él en ese momento era por el resto de miembros de la manada
que se acercaban a toda prisa. Sin embargo, Stiles inclinó
sutilmente la cabeza hacia un lado, mostrándole su cuello. Joder...
Iba a follarlo hasta dejarlo inconsciente.
—¡Peter!
¡¿Qué demonios has hecho?!—le gritó gruñendo Derek.
—¡Este
no era el plan! ¡Nadie tenía que morir!—gritó también Scott,
mirando horrorizado el cuerpo de la genio.
—¿Ibas
a invitarla también a tu manada como hiciste con los gemelos? Estás
muy desesperado.
—¡Peter!—le
gruñó amenazante su sobrino.
—No
estoy siguiendo el plan de nadie, no soy parte de esta manada,
después de todo. Tan solo estoy salvando la vida de un indefenso
humano de las garras de un peligroso genio. Si quieres denunciarme al
sheriff, adelante—respondió soberbio, sin amedrentarse lo más
mínimo ante las miradas furiosas de los mocosos. Por supuesto que no
iban a decirle nada al sheriff, no podían, se pondría furioso si
supiera que habían puesto a su hijo (o al que consideraba su hijo)
en semejante peligro.
Scott miró a Derek y al resto de sus compañeros. Finalmente pareció
derrotado.
—Vamos
a encargarnos de esto—y dio instrucciones para deshacerse del
cuerpo y limpiar el escenario antes de que llegara nadie.
Por supuesto, Peter no participó, se echó a un lado y observó
disimuladamente a Stiles, que parecía no poder quitarle los ojos de
encima. Cuando no había ningún licántropo cerca, Stiles se acercó
a Peter, sus caderas contoneándose ligeramente, hasta que sus
cuerpos estaban casi rozándose.
—¿Te
has manchado las garras por mí?—le preguntó con voz susurrante,
un destello de picardía en sus ojos—. ¿Querías protegerme, papá?
Un gruñido profundo y constante, casi como un ronroneo, vibró en el
pecho de Peter. Sus garras se clavaban en las palmas de sus manos
para evitar agarrar al chico.
—No
podía permitir que esa puta le hiciera daño a mi pequeño—respondió
con la misma voz que utilizaba durante el sexo.
Stiles se estremeció visiblemente, una sonrisa tirando de las
comisuras de sus labios. Se lamió el labio inferior lentamente,
provocativo. Peter no pudo evitar seguir el movimiento con sus ojos
brillantes. Había tanta tensión que sus cuerpos estaban casi
vibrando.
—¿Vendrás
a darme un beso de buenas noches, papá?—susurró apenas en un
jadeo.
Peter podía sentir los colmillos queriendo salir. Ni siquiera la
sangre ni la emoción de matar le habían hecho perder el control
así.
—Por
supuesto, cariño. Ve a casa y prepárate para mí—le respondió,
su voz más lobo que humano.
Si
no se sintieran prácticamente imantados el uno al otro, Stiles se
habría dado media vuelta y habría ido corriendo a su coche. De este
modo, retrocedió lentamente sin romper el contacto visual hasta que
ya no tuvo más remedio que girarse. Todo su cuerpo estaba caliente,
sabía que su rostro estaba ruborizado y no era de vergüenza. Su
duro miembro apretaba contra los pantalones y resultaba tortuoso.
Nunca imaginó que se pondría tan cachondo por ver a Peter matar.
Pero sabía que eso no era todo, que lo más importante era el hecho
de que lo había protegido, de que se preocupaba por él, de que
estaba cuidando de él. Dios...
necesitaba llegar a casa cuanto antes.
Maldijo internamente cuando Lydia se le acercó al llegar a su jeep.
Él sonrió, como siempre, y pensó en cómo achacar su estado de
agitación a lo que había sucedido en lugar de a lo cachondo que
estaba.
—Tenemos
que hablar—ese tono era preocupante—. Es sobre Peter.
Mierda,
les había visto. Y por supuesto que ella tenía que ser la primera
en darse cuenta.
—Um...
Ahora mismo-
—Stiles.
Es importante, tienes que escucharme—se interpuso entre la puerta
del coche y él—. Cuando Peter me preguntó quién era su hijo, yo
le mentí.
—No
puedes mentir a un lobo—replicó.
—Sucedió
justo después de que Scott hubiera entrado en mi mente con sus
garras y me encontraba tan alterada que no registró la mentira.
—Vale,
¿entonces quién es su hija o hijo?—preguntó impaciente, tan solo
queriendo subir a su coche y marcharse a casa.
—Tú,
Stiles. Tú eres su hijo.
Su
cerebro cortocircuitó en ese momento. Ni siquiera fue capaz de
preguntarle si estaba bromeando, sabía
que era cierto. Y sabía que Peter también lo había descubierto de
algún modo.
—Hijo
de puta—murmuró estupefacto.
—Stiles-
Apartó a Lydia de un empujón sin preocuparse por ella y subió al
coche. Le llevó un par de intentos arrancarlo y finalmente pisó el
acelerador. Llegó a casa en cuestión de minutos, apenas consciente
del trayecto. Su padre aún estaba trabajando así que subió y se
encerró en su habitación. Pero Noah no era su padre, ¿verdad? Le
había estado engañando todos estos años o quizás él tampoco lo
sabía. No era su padre. Peter Hale era su padre, ese bastardo. Por
el amor de dios, había estado teniendo sexo con su propio padre.
Había... había hecho cosas innombrables con su padre. Solo unos
minutos antes le había estado provocando llamándole papá para que
le follara aquella noche.
—¡Joder!—eso
había sido idea de Peter, le había puesto cachondo follar a su
propio hijo mientras este le llamaba papá sin tan siquiera saber que
realmente era su padre. Ese tipo estaba enfermo, totalmente, y a un
nivel mucho más alto que el que había imaginado.
Si se lo hubiera dicho nada más descubrirlo habría sido algo malo,
pero él no habría tenido la culpa de ello, no podía saberlo. Sin
embargo, lo había descubierto, quién sabe cuándo (aunque tenía
una idea bastante acertada), y había seguido follándolo. Era
sencillamente imperdonable. Iba a matarlo y a hacerle sufrir primero.
Le daba igual que fuera su padre, quería verlo arder de nuevo.
Bueno, quizás arder no, una tercera vez era demasiado reiterativo,
pero algo así como empalarlo vivo no sonaba mal.
En ese momento, Peter entró por la ventana. Su rostro estaba serio,
podía percibir por el olor del chico su enfado, su ira, su
confusión, todo mezclado con su excitación previa. Algo había
sucedido en el escaso tiempo que habían estado separados y no era
nada bueno.
—¡Maldito
hijo de puta! ¡Tú lo sabías! ¡Lo sabías y has seguido
follándome!—le gritó sacudiendo los brazos.
No podía negar que esa ira en el rostro de su hijo le hacía sentir
un ligero hormigueo en la entrepierna.
—Sí—era
inútil hacerse el ignorante con Stiles, solo conseguiría enfadarlo
más.
—¿«Sí»?
¿Ya está? ¿No vas a darme una razón por la que lo has hecho, un
argumento para que no te mate?—preguntó casi gritando, su cuerpo
fuera de control.
—No
matarías a tu padre, dos veces.
—Mi
padre es Noah Stilinski, tú eres un jodido psicópata
degenerado—aclaró, señalándolo con un dedo.
—Tienes
que admitir que esto no es tan malo como los asesinatos—dijo con
tono ligero.
—No,
no es tan malo follar a tu hijo sabiendo que es tu hijo—respondió
sarcástico—. ¡Hasta me hiciste llamarte papá! ¡Estás enfermo!
—Tú
también lo has disfrutado—le dijo con una sonrisa.
—¡No
sabía que de verdad eres mi padre!—replicó Stiles, su rostro rojo
de ira.
—No
tienes que verme como tu padre, no estoy interesado en serlo. Por
maravilloso que sería tenerte como hijo, yo sería un padre
terrible—caminó hacia él con su figura imponente (incluso si eran
de la misma altura) hasta acorralarlo contra la pared. Sus cuerpos se
rozaban, sus alientos se mezclaban. Stiles sabía que no podía
escapar si Peter no se lo permitía, pero tampoco lo intentó, su
cuerpo reaccionaba a él inconscientemente y la agitación de la ira
era demasiado parecida a la agitación de la excitación—. Pero
eres mi pareja y no pienso renunciar a eso.
—Mentira,
¿cómo puedo ser tu pareja si soy tu hijo?
—Nunca
te he mentido, Stiles, aunque te haya ocultado cosas. No sé cómo
puede ser posible, no debería, pero sé lo que me dicen mis sentidos
y mi instinto—sus ojos brillaron, sus manos sujetando sus caderas
posesivamente—. Eres mío, naciste para ser mío, y no voy a
renunciar a lo que es mío. Ya me han arrebatado demasiadas cosas, tú
no serás una de ellas.
—Esto
no es posible, eres... eres mi padre, no podemos tener esta clase de
relación, es tan enfermizo—negaba con la cabeza, pero su cuerpo
respondía a él sin su permiso. Se agarraba a sus brazos, intentando
empujarlo débilmente y atraerlo al segundo siguiente. Peter podía
oír su corazón acelerado, el olor a excitación creciendo por
encima de los demás.
—¿Y
por qué se siente tan correcto?—susurró Peter en respuesta, sus
labios rozándose—. ¿O vas a decirme que tú no lo sientes? Que no
se estremece cada fibra de tu ser cuando te toco, que no sientes cómo
tu cuerpo se abre tan dispuesto para mí, que no te pones duro cada
vez que me ves desde que nos conocimos, que no consigo ocupar tu
mente con pensamientos sobre mí y borrar cualquier otra idea.
Stiles, tu boca puede mentir cuanto quiera, pero tu cuerpo es un
libro abierto para mí—lo presionó contra la pared, una pierna
entre las suyas, y Stiles gimió, restregando la erección contra su
muslo—. No te niegues a ti mismo algo que deseas tanto solo porque
la sociedad considere que no es correcto. Después de todo, nunca has
seguido sus cánones, como buen hijo mío.
Ante sus palabras, Stiles gimió lamentablemente y se abrazó a sus
hombros. Peter comenzó a balancearse contra él, presionando contra
su erección y agarrando su trasero con ambas manos. Stiles siguió
restregándose como un perro, suaves gemidos emanando de su boca.
—Eso
es, solo déjate llevar, siéntelo—le susurraba al oído en una
suave voz—. Lo estás haciendo muy bien, cariño. Muéstrale a papá
lo buen chico que eres, córrete para mí.
Stiles apretó su abrazo, embistiendo contra él, y se corrió
mientras hundía los dientes en su cuello. Le había mordido como un
lobo mordería a su pareja para sellar su unión. Había sido algo
inconsciente, pero Peter sonrió satisfecho. Cogió a Stiles en
brazos y lo tumbó sobre la cama, echándose junto a él. Lo envolvió
en sus brazos y besó dulcemente su frente y su pelo mientra sus
manos lo acariciaban tranquilizadoras.
—Tenemos
que dejar eso de papá—murmuró Stiles en su pecho.
—Por
supuesto que no.
UUUUUFFFF..!!!! me encanta de verdad oooooh por Dios demasiado intenso demasiado morbo aaaahhh una semana por queeeee..!!!!!?????
ResponderEliminarmuero me encanta..!!!!