Título: Nuestro momento predestinado
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 30 (14 de 30)
Resumen: El gobierno dice que Spencer Reid es el Alma Gemela de Aaron Hotchner, y Aaron siempre ha confiado en el sistema, pero ese chico flacucho con pinta de ayudante de profesor universitario y claros problemas de personalidad no puede ser su Alma Gemela. No le queda otro remedio que casarse con él, pero eso no significa que tenga que aceptarlo como su pareja.
Nota: Atención, esta es una historia dura que involucra a niños que han sido violados y torturados. Estos hechos no se describen en sí, pero sí se habla posteriormente de ellos y también se incluye la muerte de menores.
Capítulo 14
Aaron cumplió su palabra, estuvo ahí
con él durante toda su recuperación. Hubo momentos en los que el
ansia y la necesidad hacían que su cuerpo temblara y Aaron estaba
allí con él, acariciando su cabeza cuando lloraba y abrazándole
cuando lo necesitaba. Cuidó de él de una forma casi abrumadora. Se
deshizo de las pocas medicinas que tenía, también de las cuchillas,
por si acaso. Ni siquiera le dejaba solo para ir a comprar, pidió
que se lo trajeran a casa. Era un poco excesivo, pensaba Spencer,
pero se sentía bien, se sentía querido, cuidado y, sobre todo, no
estaba solo. Había momentos malos en los que sufría un bajón y
solo podía llorar o vomitar, había momentos buenos en los que
pasaba horas hablando con Aaron sentados en el sofá y comiendo algún
dulce. Le gustaban esos momentos, cuando hablar con Aaron le distraía
de todo lo demás y ni siquiera pensaba en el dolor del pasado. En
esos momentos pensaba en qué fácil sería perdonarle. Y entonces
recordaba que la primera vez que se pinchó lo hizo porque el
recuerdo de verle marchar en su coche dejándolo atrás en aquel
garaje le hacía sentir ganas de morir cada día.
Entonces, tras varios días, las
lágrimas cesaron y el ansia se calmó. Aún estaba ahí, pero
siempre lo estaría. Spencer se duchó y se vistió, listo para
retomar su vida, poco a poco.
—Aaron, ¿podrías llevarme a
Quántico? Tengo una reunión para hablar sobre mi posible trabajo
para el FBI—le dijo esa mañana mientras preparaba el desayuno.
Cuando le vio vestido y arreglado,
Aaron sonrió y se alegró de que estuviera recuperado, aun si eso
significaba que dejaría de tenerle en su casa y de compartir su vida
con él. Aun a pesar de todo el dolor, en parte había sido feliz
esos días por tenerle a su lado, pero era aún más feliz de que se
encontrara bien de nuevo.
—Por supuesto. ¿Vas a regresar ya a
Chicago? Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras—toda la vida
si quisiera.
—Eres demasiado mayor para dormir
tanto tiempo en el sofá—le dijo en tono de broma con una sonrisa
que consiguió que el corazón de Aaron se sacudiera—. Además,
tengo que encargarme de mi consultorio, tengo mucho trabajo que
finalizar allí antes de trasladarme.
—No te excedas trabajando, tómatelo
con calma—le dijo mientras servía el desayuno para ambos. Spencer
no estaba acostumbrado a desayunar tanto, normalmente su única
fuente de energía era el café y tal vez algún bollo que le llevaba
Satu, pero podría acostumbrarse a esto.
—Lo haré, no te preocupes, tengo a
Satu para ayudarme. Estoy seguro de que tú lo tendrás mucho peor
que yo, habrá montañas de papeleo esperándote. No dudo de que
estarán encantados con tu regreso, sobre todo Morgan, no creo que le
guste ocupar tu puesto.
—Lo detesta. Es un hombre de acción,
no le gusta el papeleo. En realidad normalmente hago gran parte del
que él debería hacer para que pueda centrarse en los casos.
—Tienen suerte de tenerte como jefe.
Yo soy un tirano, Satu se encarga de todo el papeleo y de preparar
todas las cosas.
—Para ser un tirano, está muy
encariñada contigo. Se preocupa como si fuera una madre.
—Será que parezco un niño.
—Yo no te veo como a un niño, desde
luego—replicó en un tono insinuante.
La tostada que Spencer se llevaba a la
boca se quedó a medio camino. Su rostro se puso rojo y le miraba con
ojos desorbitados.
—Lo... lo siento, eso ha sido del
todo inapropiado—se disculpó, agachando la cabeza.
—Hasta la forma en que me sueles
mirar es inapropiada, pero entiendo que no puedes hacer nada para
evitarlo. Tan solo intenta contenerte cuando estemos en público o
todos acabarán dándose cuenta.
—No me importa que se den cuenta. Mi
equipo ya lo sabe.
—Tu equipo es tu equipo, el resto del
mundo es otro tema. Mis pacientes y las autoridades con las que tengo
que relacionarme no confiarían tanto en mí si supieran que no
mantengo una relación normal con mi Alma Gemela o, aún peor, si
pensaran que estoy engañando a mi Alma Gemela con un agente del FBI
o incluso que yo soy el amante o ambas cosas. Sinceramente, prefiero
no tener que dar explicaciones.
—Tienes razón, lo siento. Es solo
que se siente tan natural estar contigo que ni siquiera lo pienso
cuando te tengo cerca, mi cuerpo reacciona por sí solo. Pero
entiendo que no es agradable para ti, intentaré controlarme lo mejor
posible.
—Gracias—podía entenderlo
demasiado bien, él mismo estaba a punto de dejarse llevar a veces,
sobre todo cuando su mente estaba centrada en otros asuntos. El
vínculo con Aaron era muy intenso y a sus cuerpos no parecía
importarles lo que ellos pensaran. Pero eran humanos y una de sus
capacidades humanas era controlar sus instintos.
Después de desayunar fueron hasta
Quántico y mientras Reid iba a su reunión Hotch fue a echar un
vistazo a su equipo.
—¡Hotch! ¿Ya estás de
vuelta?—Morgan le saludó el primero levantándose de su escritorio
algo ansioso.
—Mañana ya me reincorporo, Reid se
irá a Chicago esta tarde—respondió dándole la mano.
—¿Y quién viene a la oficina el día
antes de tener que volver a trabajar?—le preguntó Prentiss
levantándose también de su mesa.
—He venido a traer a Reid a una
reunión para concretar su posible colaboración con el FBI.
—¿Está mejor?—preguntó la
agente.
—Sí, ya se ha recuperado, solo
espero que no se exceda con el trabajo nada más regresar.
—Ese chico me preocupa, su trabajo es
muy exigente, física y mentalmente, y no sabe cuidarse—comentó
Morgan, y su preocupación era la misma.
—Con suerte en poco tiempo estará
viviendo en Washington y podré mantenerle un poco vigilado para
asegurarme de que no colapsa.
—E intentar avanzar en vuestra
relación—añadió Rossi detrás de él, apoyado en la barandilla
frente a su despacho.
Hotch le miró con el ceño fruncido.
Eso también, pero no iba a presionar por ello. No entendía por qué
era David el que más insistía en ello, él era quien mejor sabía
que algunas veces no era posible mantener la relación con tu Alma
Gemela aun si esta estaba viva, él se había separado de la suya
hacía años aun cuando estaba seguro de que ambos seguían amándose.
—Eso sería fantástico, pero me
conformo con que pueda confiar en mí como amigo. ¿Ahora, no
deberíais estar trabajando en lugar de estar de cháchara?—les
dijo con su expresión totalmente seria, aunque todos sabían que era
una de sus bromas de humor dudoso.
—Rossi, has enfadado al jefe—le
recriminó Prentiss.
—Solo está enfadado consigo mismo.
Bueno, eso era bastante cierto.
Mientras los demás volvían a sus
trabajos, Hotch fue a su despacho y revisó el papeleo del que
tendría que encargarse al día siguiente. Casi dos horas después
Spencer apareció en la puerta de su despacho respirando algo
agitadamente.
—Aaron, ¿vas a quedarte aquí?—le
preguntó.
—No, solo hacía tiempo mientras te
esperaba.
—Bien, ¿puedes llevarme a un sitio?
—Claro. ¿Qué pasa,
Spencer?—preguntó preocupado.
—Un adolescente tiene de rehenes a
varios estudiantes y profesores en un colegio, me han pedido que
ayude. ¡Date prisa!
Spencer ya estaba saliendo por las
puertas de cristal cuando Hotch apenas bajaba las escaleras.
—¿Qué pasa, Hotch?—le preguntó
Morgan extrañado.
—Un secuestro en un colegio, Reid va
a ayudar—ya salía de la oficina cuando Morgan encendía la
televisión.
El colegio estaba a menos de una hora,
con la sirena fueron treinta minutos, cada minuto contaba.
—Para aquí—le ordenó Spencer un
par de calles antes de llegar al colegio.
Hotch detuvo el coche sin preguntar por
qué. El joven bajó corriendo del coche y se metió a una tienda de
ropa de caballero. Salió un minuto después con dos prendas en la
mano. Regresó al coche y se quitó la chaqueta y la camisa. Eso le
recordó a Hotch el momento en que habían llegado a la granja de
Manassas, ¿otro intento de no parecer agresivo?
—¿Parezco un empollón?—le
preguntó cuando estuvo vestido con la ropa que había comprado, una
camisa beis a cuadros y un chaleco de punto marrón, además de
cambiarse las lentillas por sus gafas de pasta.
—Te ves comestible—incluso si ese
era el aspecto que tenía cuando se conocieron, a pesar del pelo más
corto, ahora le parecía increíblemente sexy.
—¿Disculpa?—Spencer le miró
confuso.
—Perdona, ese ha sido otro comentario
inapropiado. Quiero decir que sí, te ves como un empollón virgen.
Perdón, eso no... No quería decir lo de virgen—se cubrió el
rostro con una mano. ¿Qué demonios estaba pasando con él?
—Por dios, Aaron, contrólate y
conduce hasta el colegio—le pidió Spencer, incapaz de entender qué
estaba sucediendo.
—Sí, lo siento—era tan vergonzoso
que sentía que se estaba ruborizando como no le había pasado en
años.
Cuando llegaron al colegio, Aaron
mostró su placa para que les dejaran pasar el amplio cordón
policial y se dirigieron al centro de mando que habían instalado
fuera del recinto de la escuela.
—Soy el doctor Spencer Reid, voy a
encargarme de la negociación con el secuestrador—les informó a
los que allí había reunidos, estrechando la mano de quien parecía
el jefe con la insignia de teniente de la policía en su chaqueta.
—Teniente Davis. No sabíamos nada de
que iba a venir alguien del FBI—le respondió.
—Me acaban de avisar. Denme toda la
información que tengan del secuestrador, por favor—su mirada ya
recorría los papeles que había sobre la mesa.
—Yo soy Beckman, el negociador que va
a encargarse de esto—le dijo un hombre sin uniforme, pero con un
chaleco antibalas bajo una chaqueta con las siglas de la policía.
—Iba, usted iba a encargarse de esto.
¿Con cuántos niños ha negociado?—le preguntó Reid sin dejarse
intimidar por la postura amenazante del hombre.
—Niño o no, es un terrorista con un
arma dispuesto a matar a otros niños.
—Eso responde a mi pregunta. Usted no
está cualificado para este caso y no voy a permitir que muera nadie,
ni siquiera el niño al que usted llama terrorista. Ahora, ¿van a
darme la información que pido o tengo que actuar a ciegas?
El teniente Davis le entregó unas
hojas con la información que había conseguido y Reid tardó poco
más de diez segundos en leerlas mientras el negociador aún hablaba
con él.
—¿Y puede saberse qué clase de
cualificación tiene usted? Apenas parece un mocoso recién
salido del instituto.
—Tres doctorados y dos licenciaturas,
coeficiente intelectual de 187 y seis años trabajando con menores
que han pasado por situaciones violentas y traumáticas de este
tipo—le respondió. No estaba presumiendo, era solo un hecho.
—Doctor Reid—intervino el teniente
antes de que el negociador pudiera responder con lo primero que se le
pasaba por la cabeza—, no nos conocimos en persona, pero también
colaboré en el caso de la granja de Manassas. Confío en su trabajo,
pero por desgracia el chico no quiere hablar con nosotros, ha
destruido toda posible forma de comunicación.
—Entonces entraré.
—¡¿Qué?!—la misma exclamación
llegó desde tres puntos diferentes, Hotch uno de ellos.
—Ya venía preparándome con esa
intención, por eso esta ropa. Tiene que verme con alguien con quien
se pueda identificar, alguien que ha sufrido los mismos abusos en el
colegio que él.
—¿Tan seguro está de que se han
metido con él?—preguntó Beckman.
—Ningún niño con una infancia sana
entraría en su colegio con una semiautomática y amenazaría con
matar a sus compañeros. Es probable que también tenga problemas en
casa, pero su ira está dirigida a sus compañeros, lo que me lleva a
pensar que ahí está parte de la raíz del problema.
—Doctor Reid, ¿puede venir un
momento?—Hotch le agarró del brazo y prácticamente le arrastró
consigo hasta una distancia en que no pudieran oírles.
—No estás cualificado para entrar
ahí, nunca te has enfrentado a una situación así—le dijo,
intentando no parecer a punto de entrar en pánico por su
imprudencia.
—Teniendo en cuenta que en los dos
casos que hemos trabajado juntos tu entrenamiento como negociador
acabó en la muerte de ambos sujetos, creo que es hora de probar mi
método—le respondió sin mostrar la más mínima intención de
echarse para atrás.
—El FBI no te ha pedido que vengas a
ayudar, ¿verdad?—lo había sospechado desde el principio, pero
ahora estaba bastante seguro.
—Claro que no, ni siquiera trabajo
oficialmente para ellos todavía.
—Spencer, he usado mi placa para
llegar hasta aquí y no estoy de servicio.
—Oh. Bueno, puedes irte.
—¡No voy a irme! Pero más vale que
esto salga bien o tendré que buscarme otro trabajo.
—Yo te contrataré, no te preocupes.
—Si sales de ahí con vida—sentía
un horrible nudo en su estómago y náuseas solo de pensarlo.
—Me abruma la confianza que tienes en
mí—se dio la vuelta y regresó a la mesa junto al teniente—.
¿Tienen un mapa de la escuela?—inmediatamente sacaron uno de entre
los papeles y Reid lo memorizó al instante. Beckman le miraba con
odio, pero Davis debió de haberle dicho algo porque no abrió la
boca y se veía a la defensiva—. ¿Dónde se encuentra él?
—En la sala de teatro situada en el
centro, una entrada, sin ventanas.
—Es inteligente, bien.
—¿Bien?—exclamó Beckman.
—Sí, será razonable. Bueno, voy a
entrar, cuanto antes mejor.
—De acuerdo, póngase un chaleco y-
—No, el chaleco rompería la
apariencia inofensiva que pretendo y si su intención fuera matarme
sería totalmente inútil de todos modos—sintió cómo Hotch se
ponía tenso a su lado, pero no podía decir nada para no quitarle
autoridad—. Denme un auricular si quieren, pero eso será todo.
Davis miró un momento a Hotch y
finalmente accedió. Minutos después, Reid estaba llamando a la
puerta de la sala de teatro.
hay q intriga estoy ansiosa x leer q pasa.
ResponderEliminarne encanta como hotch se preocupa t cuida de su amado
cuando es el sig capítulo?
gracias x tu trabajo.
El próximo capítulo será el fin de semana que viene (se actualiza cada fin de semana, algunas veces 2 capítulos).
EliminarGracias a ti por leer y comentar ^^
Es genial en verdad pero...¿tendrá hard este fic u.u?
ResponderEliminarHabrá sexo, pero la relación aún se está desarrollando, no van a saltar a la cama a la primera después de todo lo que ha pasado.
EliminarOh mi Dios!!!!
ResponderEliminarCómo podés dejarnos con esta intriga!!!??