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Stopus [cap4] FIN


Título: Stopus
Fandom: Teen Wolf          Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi, slash
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, tentáculos
Capítulos: 4 (4 de 4) FIN
Resumen: Se suponía que iban a ser unas vacaciones tranquilas, lejos del sobrenatural Beacon Hills, lejos del Nemeton y de las criaturas que este atraía, pero se trataba de Stiles, un imán para lo sobrenatural y los desastres.


Capítulo 4

 El sheriff se marchó varias horas más tarde, satisfecho hasta cierto punto con la situación tras haber hablado con su hijo lago y tendido.
—Se lo ha tomado mejor de lo que esperaba—comentó Stiles, dirigiéndose cansado hacia el piso de arriba.
—Yo no me esperaba menos del sheriff, después de todo es tu padre.
—¡Huh! No estaría tan contento si fuera tú. Si se entera de lo otro vaciará un cargador en tu cabeza.
—¿Lo otro? ¿Qué otro?—preguntó con fingida ignorancia.
—Oh. ¿Así que no hay «lo otro»? Mis disculpas, supongo que lo he malinterpretado. Creo que dormiré en el sofá esta noche.
Cuando se giró para dirigirse al sofá en lugar de a las escaleras, Peter gruñó y le rodeó con un brazo desde atrás, pegándose a su espalda.
—Maldito mocoso—murmuró, sus labios rozando su oreja.
Stiles giró la cabeza y lo miró, sus ojos brillando rojos.
—Deberías llamarme alfa—le dijo con una traviesa sonrisa.
—Aún no eres mi alfa—replicó, con evidente esfuerzo para no mostrar su cuello.
—Cierto. ¿Qué tiene que pasar para que lo sea?—preguntó, girándose sin apartarse de él.
—Yo tengo que someterme y tú tienes que morderme. Pero aún tienes dudas sobre mí—no era una pregunta, podía sentirlo, era el único motivo por el que aún no era su beta.
—Siempre tienes algún plan oculto y me resulta difícil creer que me quieras como tu alfa—respondió mirándole a los ojos porque necesitaba ver la mentira cuando llegara si no podía oírla en su corazón.
—En parte tienes razón, no te quiero solo como mi alfa.
Peter tomó su muñeca derecha con la mano y acarició la parte interior con el pulgar. Stiles se estremeció, su corazón acelerándose. Incluso si no pudiera oírlo, Peter podría sentirlo con su dedo. A esas alturas, tras tanto investigar sobre hombres lobo, ya sabía perfectamente lo que significaba un mordisco en la muñeca.
—Mi oferta sigue en pie—le dijo el licántropo, mirándole directamente a los ojos.
—¿De verdad quieres algo así conmigo?—le había resultado difícil de creer cuando lo había descubierto y ahora aún más.
—Con nadie más.
—¿A pesar de... lo que soy ahora?
—Lo dices como si no fuera un aliciente—respondió con una sonrisa. Una sonrisa de verdad, no una sonrisa burlona como de costumbre. Se veía bien en el rostro de Peter.
Stiles tomó su mano y lo llevó consigo a su habitación. Se quitó los pantalones y los calzoncillos lo primero, no sabía cuánto iba a aguantar en su forma humana y no quería destrozar otro par. Peter le miraba lascivamente sin ningún disimulo, mordiéndose el labio inferior. La camiseta de Stiles apenas cubría su entrepierna, su erección presionando contra la tela. Deseaba arrodillarse entre esas largas y pálidas piernas llenas de lunares y hacerle perder el control (lo que imaginó que no tardaría mucho en conseguir, después de todo seguía siendo virgen). Lo haría, otra noche. Hoy quería tomarse su tiempo, conocer el cuerpo del chico que tanto tiempo llevaba deseando. Stiles sintió calor extenderse por sus mejillas ante la intensa mirada del licántropo. A este punto ya se había acostumbrado a andar medio desnudo delante de él, pero esto era diferente, estaba exponiendo su cuerpo con otras intenciones. Se humedeció los labios secos con la lengua y la mirada de Peter se centró de inmediato en ella. Sí, Stiles era muy consciente de su fijación oral, muchas gracias. Peter se acercó, colocando las manos en sus caderas por encima de la camiseta, y lamió los labios del chico con la punta de la lengua, consiguiendo que se estremeciera y suspirara, aún mirándose el uno al otro a los ojos. Stiles cerró el escaso espacio que quedaba entre ellos y le besó torpe pero apasionadamente.
Peter le forzó a suavizar el ritmo porque Stiles podía ser el alfa, pero Peter era el experto en este campo. Lo empujó sobre la cama y se arrodilló sobre él. Muy lentamente, con sus dedos acariciando su suave piel, Peter levantó la camiseta del chico, besando los lunares que iban apareciendo en su camino, rozando con sus dientes los sensibles y duros pezones. Podía oír los latidos acelerándose, la respiración agitada y los dulces gemidos que intentaba contener y que iban directos a su polla. Cuando le quitó del todo la camiseta, no necesitó mirar hacia abajo para oler el presemen ya goteando de la erección del joven.
Se inclinó sobre él y deslizó la lengua entre sus labios. Stiles le rodeó los hombros con los brazos y dejó que Peter trabajara su boca lenta y profundamente. Una parte de él quería tomar el control, dominar al beta, pero por qué hacerlo cuando esto se sentía tan bien. La lengua de Peter se deslizaba por su boca, acariciando el paladar, los dientes, entrelanzándose con su lengua; mordía con suavidad sus labios, ya rojos e hinchados, y los succionaba entre sus labios hasta que gemía. Stiles levantó las caderas buscando fricción y de repente su cuerpo se sintió como gelatina. Habían aparecido los tentáculos. Stiles gritó frustrado y se cubrió el rostro con los brazos.
—Por qué... Solo un poco más...—lloriqueó, dándose la vuelta y aferrándose a la almohada.
—Vamos, no te pongas así, cariño. Podemos hacer lo mismo con esta forma, probablemente más—le dijo, observándolo pensativo.
—No, no podemos—al menos no lo que quería hacer—. ¡Hn!
Stiles gritó contra la almohada cuando sintió los dedos de Peter acariciar la cara interna de uno de sus tentáculos, más concretamente su hectocótilo (su pene, vamos).
—Te he dicho que podemos hacer lo mismo—le aseguró con una pícara sonrisa.
Su mano se deslizó lentamente a lo largo del tentáculo, los dedos acariciando entre las ventosas mientras su otra mano tanteaba la base de los tentáculos. Stiles le miraba cauteloso, reconociendo ya los síntomas de excitación con este nuevo cuerpo. La punta del hectocótilo estaba dura y los tentáculos se estaban volviendo de un rojo oscuro. Todos se agitaban ligeramente y los extremos de varios estaban enroscados en las extremidades de Peter.
—Uhn...—Stiles gimió y arqueó la espalda cuando Peter llegó a la punta de su pene.
—Parece muy sensible—Peter deslizó los dedos por el extremo, algo más grueso que el resto, casi como un pene humano. Entonces lo lamió, pasando la punta de la lengua sobre los bultos del extremo.
—¡N-aah!—Stiles gritó y se contoneó, aferrándose a la almohada tan fuerte que las costuras crujieron.
—Sí, es sensible—rio, encantado con la reacción del chico, y volvió a lamerlo como lamería un pene humano, observando las reacciones de Stiles para descubrir sus partes más sensibles.
Stiles no podía creer lo que estaba haciendo, realmente estaba chupando su tentáculo, estaba deslizándolo dentro de su boca tan profundo como le era posible, sin dejar de acariciarlo con su lengua, rozando suavemente con sus dientes de vez en cuando. Stiles se estaba volviendo loco. Nunca se la habían chupado como humano, pero no podía imaginar que se sintiera tan bien como esto. Los demás tentáculos se sacudían y retorcían mientras él prácticamente sollozaba abrumado por el placer. Ni siquiera pudo alertar a Peter de su orgasmo inminente porque no fue consciente de ello, simplemente se corrió en el rostro del licántropo con un intenso gemido, su cuerpo poniéndose tenso por un momento. Se quedó jadeando y cuando abrió los ojos (no sabía cuándo los había cerrado) vio el rostro de Peter con densas salpicaduras de semen desde la barbilla hasta el pelo.
—Joder—estaba a punto de correrse de nuevo solo con esa imagen. Una parte de él, oliendo su marca sobre la piel de Peter, estaba casi... uh... ¿cuál sería el equivalente de aullar para los pulpos? Lo que sea. Quería restregar su semen por todo su rostro, por todo su cuerpo, que todo el mundo pudiera oler que era suyo hasta el nivel más íntimo. Sin darse cuenta, había adelantado la mano y estaba extendiendo el semen por su mejilla. Peter sonrió y se relamió el que había caído sobre sus labios.
—Ahora es mi turno—le dijo el licántropo, empujándolo sobre la cama. Se arrodilló entre sus tentáculos, separándolos tres a cada lado, y tanteó entre ellos hasta que se topó con lo que estaba buscando, un pequeño orificio que se sentía como un tubo—. Aquí está. ¿Comprobamos cómo funciona?
—Nnh... Sí, sí, Peter...—prácticamente suplicó. Stiles separó aún más los tentáculos y levantó las caderas.
Ya había imaginado que tendría que usar eso, el sifón, para hacerlo, pero no se había aventurado a tocarlo. Tan solo los dedos de Peter tanteando los bordes le hacían estremecer, sabía que iba a ser sensible.
–No puedo creer que vaya a perder mi virginidad de este modo—soltó sin apenas espacio entre palabra y palabra, cubriéndose el rostro con las manos.
Peter gruñó en el fondo de su garganta, su erección presionando en los confines de sus pantalones.
—No te preocupes, también tomaré tu otra virginidad—y deslizó un dedo dentro de él.
Stiles se tensó por un momento, pero Peter no se movió, esparció besos por los lunares de su pecho hasta que se relajó de nuevo. Comenzó a tantear las paredes, acariciando el exterior con el pulgar. Podía oler la excitación creciendo en el chico, era embriagador.
—Eres tan estrecho y húmedo... Estoy seguro de que esto se va a sentir realmente bien alrededor de mi polla—le dijo con una voz profunda que le hizo estremecer mientras el joven emitía agudos gemidos lastimosos.
Stiles sintió entonces un líquido frío en su entrada. Ni siquiera se había percatado de dónde o cuándo había conseguido Peter el lubricante, pero ahora el dedo se deslizaba dentro de él con más suavidad, extendiendo el líquido por su canal. Doblaba el dedo en su interior para abrirlo cada vez un poco más y estiraba con el pulgar de la otra mano la entrada. Stiles gemía y se contoneaba, sus tentáculos envolviéndose alrededor de Peter, casi sin dejarle capacidad para moverse.
—Eso es, lo estás haciendo muy bien, respira—le repetía dulcemente junto a otros sin sentidos para intentar que se relajara. Sabía que le gustaba su voz.
—Peter... más...—le pidió, separando los tentáculos un poco más.
—Sabía que suplicarías por ello, siempre supe que te encantaría tenerme dentro de ti y estás respondiendo tan bien, te portas tan bien para mí.
Stiles gruñó, un gruñido muy humano y no tan masculino como habría querido. Rodeó al licántropo con un tentáculo y lo acercó, aferrándose a sus hombros con los brazos. Lamió el semen que aún manchaba su rostro, saboreando su propia semilla amarga. Sus dientes rozaron su cuello y Peter lo expuso de inmediato inclinando la cabeza.
—Sé un buen chico para tu alfa y mete otro dedo—le ordenó, mordiendo su cuello justo no lo suficiente para rasgar la piel.
Peter gruñó lo que casi parecía un ronroneo y obedeció de inmediato. Debería estar molesto, pero el gemido de Stiles y la deliciosa expresión en su rostro no se lo permitieron. Su estrecha entrada se contrajo sobre sus dedos y poco a poco se relajó, estirándose según movía los dedos dentro de él. No podía esperar a meter su polla ahí dentro, la cremallera de sus pantalones estaba por reventar.
—Dios, Peter, voy a volverme loco. ¡Hazlo ya!—la sensación era tan nueva y abrumadora que le quitaba el aliento. Sus tentáculos tiraban torpemente de la ropa de Peter intentando quitársela. ¿Por qué seguía aún vestido?
—¿No quieres que te estire un poco más?—le preguntó, sus dedos abriéndose en tijera dentro de él. Aún estaba estrecho, sabía que iba a doler, aunque no le preocupaba mucho.
—¡Ngh! Estírame con tu polla—se incorporó y llevó las manos al cierre de los pantalones del licántropo, intentando abrirlos desesperadamente.
Peter gruñó excitado y le agarró por las muñecas, presionándolas contra el colchón sobre su cabeza.
—Tan ansioso y exigente. Voy a follarte hasta que no seas capaz de pronunciar palabra—su voz cerca de no ser humana, sus ojos brillando azules. El control se estaba escapando de entre sus dedos, pero cómo podía ser de otro modo si ese mocoso no dejaba de provocarlo.
Se incorporó y se desabrochó los pantalones, nada de calzoncillos debajo, mientras los ojos de Stiles le observaban hambriento. Los tentáculos le ayudaron a quitárselos del todo y a levantar la camiseta, tirándolo todo lejos de la cama, y comenzaron a acariciar su cuerpo deslizándose sobre su piel desnuda. Peter cubrió su miembro generosamente con lubricante. Rodeó su cintura con un brazo y lo levantó un poco para alinear su miembro con la entrada.
—¿Listo?—le preguntó.
Stiles asintió efusivamente, su boca abierta y sus ojos observando fijamente.
Peter presionó contra la entrada y empujó hasta atravesarla. Se mordió el labio inferior al sentir los fuertes músculos presionando a su alrededor casi dolorosamente.
—Joder... Stiles, si no te relajas no podré moverme—le dijo, acariciando sus tentáculos y su torso para intentar relajarlo. El chico no reaccionaba, tenía los ojos fuertemente apretados, los labios estirados en un gesto de dolor y un pico asomando entre ellos en lugar de dientes—. Alfa—le llamó y entonces Stiles abrió los ojos, brillantes.
En un veloz movimiento, Stiles se tumbó sobre él, empujándolo contra el colchón, sus tentáculos enroscados en su cuerpo. Peter expuso su cuello y su vientre instintivamente. No sentía ninguna reticencia a someterse a este alfa, de hecho, su lobo estaba tremendamente feliz por ello. El octohumano emitió unos chasquidos que le hicieron estremecer en el mejor sentido y pronto su interior se relajó alrededor de su verga. Stiles era el alfa y por instinto se sentía mejor teniendo el control, y a Peter no le importaba entregárselo.
Un tentáculo se deslizó sigiloso por su muslo, masajeando sus bolas, bajando por el perineo y tanteando su entrada. Stiles le miró pidiendo permiso. En respuesta, Peter separó las piernas. Stiles sonrió y echó un poco de lubricante sobre el tentáculo antes de que presionara contra el estrecho anillo de músculos. Era un tentáculo normal así que la delgada punta se deslizó fácilmente dentro. Peter suspiró al sentirlo contonearse en su interior, pero pronto se olvidó de esa sensación cuando Stiles comenzó a moverse sobre él. Se dejó caer hasta que el falo estuvo completamente dentro de él.
Era una extraña sensación de estar lleno, saciado, y al mismo tiempo necesitar más. Había una ligera sensación de dolor o quemazón, pero el placer era lo bastante intenso para que no le importara y su tentáculo tanteando el interior de Peter le producía un delicioso hormigueo por todo su cuerpo.
—Nnh... Peter... No puedo...—se quejó casi sollozando.
Sus tentáculos se contoneaban descontrolados, parecían de gelatina. El único que podía controlar era el que estaba dentro de Peter, no conseguía hacer fuerza con los demás para levantar su cuerpo. Por suerte, Peter pareció entenderlo; lo sujetó por la base de los dos tentáculos traseros y comenzó a levantar y bajar su cuerpo sobre su verga.
Stiles se aferró a su pecho, sus uñas humanas (porque no tenía garras) tranzando finas líneas rojas en su piel que permanecían allí más tiempo del habitual. La sensación del miembro deslizándose a lo largo de su sifón enviaba descargas eléctricas por todo su cuerpo.
Un segundo tentáculo se unió al primero en el interior de Peter. El licántropo gruñó y separó aún más las piernas. Estaban estirándolo por dentro, presionando en lados opuestos para abrirlo cada vez más, rozando apenas ese punto sensible (de lo cual estaba agradecido, sería vergonzoso correrse demasiado pronto por tanto estímulo). Entonces, los tentáculos se retiraron y casi emitió un quejido ante la pérdida, casi. Pronto sintió otro tentáculo presionar contra su entrada, más grueso que los otros.
—Lubricante—le dio tiempo a decir con un jadeo antes de que lo penetrara.
Stiles tanteó alrededor de la cama hasta que dio con el bote de lubricante y vertió una generosa cantidad sobre el hectocótilo. El tentáculo regresó de inmediato a su entrada y sin perder tiempo lo penetró. Se contoneaba y giraba dentro de él como un miembro humano no podría hacerlo. Cuando los bultos de la palma frotaron sobre su próstata estuvo a punto de correrse.
—¡Joder!—gritó, había sido demasiado tiempo desde la última vez que había tenido algo dentro de él. Sus garras se extendieron involuntariamente, clavándose las puntas en lo que habrían sido las nalgas de Stiles, sus ojos brillaban y los colmillos llenaban su boca. No podía creerlo, su control era perfecto y lo estaba perdiendo por culpa de este chico.
Stiles tomó su rostro entre sus manos y le miró a los ojos. Sabía que se estaba perdiendo, podía sentir al lobo rasgando la superficie de su beta. Hizo brillar sus ojos de alfa, su pico chasqueando, y Peter se relajó, el lobo exponiendo su vientre sumiso.
—Eso es, mi buen lobo, mío—murmuró, su pico acariciando su cuello expuesto. El hombre lobo se estaba ofreciendo tan dócilmente para él que Stiles solo quería hacerlo suyo, en un nivel incluso más profundo de lo que ya lo estaba haciendo, algo que su mente racional no era capaz de comprender en ese momento, era puro instinto.
Entonces, Peter tomó su mano y se llevó la muñeca a la boca. Su lengua acarició las azuladas venas y le miró con una expresión suplicante que nunca imaginó ver en él. El corazón de Stiles palpitaba con fuerza. Sabía lo que le estaba pidiendo, sabía lo que implicaba. Sabía cuál era la respuesta dentro de él, la sabía antes de que todo esto pasara, lo mismo que habría querido responder si se lo hubiera vuelto a preguntar aun siendo humano (incluso si no hubiera sido capaz de hacerlo). No pudo más que asentir. Con un lastimoso quejido, Peter cerró los ojos y mordió su muñeca, hundiendo los colmillos en la piel y saboreando la sangre que brotaba. Eso fue el último empujón que necesitó. Stiles mordió con su pico el cuello de Peter, perforando la piel y arrancando un delicioso gemido de su garganta. Apenas fueron conscientes del momento en que ambos se corrían en el interior del otro, sus sentidos ya sobrecargados por ambos vínculos creándose al mismo tiempo.


Epílogo


Desde esa noche en que había formado su primer vínculo, dos más bien, el control de Stiles fue mucho mejor. Aún necesitaba la ayuda de Peter para transformarse en humano, pero con apenas una mirada era suficiente y era capaz de mantener sus piernas bajo estrés hasta cierto punto. Por eso, Peter logró convencerlo para dar un paseo en coche. No había salido del edificio del loft en todo ese tiempo y comenzaba a sentirse encerrado, era agobiante y su humor empeoraba cada día. Cubrió sus piernas con una manta por si acaso y bajó la ventanilla del coche para sentir el aire en el rostro. Se extrañó cuando se detuvieron frente a una casa en las afueras de la ciudad. La fachada era de ladrillo, con un gran jardín delantero y dos pisos de altura más un desván. Los vecinos más próximos estaban bastante alejados y por detrás se podía ver la reserva lindando con el jardín trasero.
—¿Dónde estamos?—preguntó curioso.
Peter sonrió y salió del coche. Dio la vuelta hasta el lado del acompañante y le abrió la puerta. Stiles miró a su alrededor cauteloso, pero no se veía ni un alma. Salió del coche y siguió a Peter hasta entrada de la casa sin decir palabra, sabiendo que el licántropo no le diría nada hasta que lo creyera conveniente. Se sorprendió cuando abrió la puerta él mismo con una llave. El interior de la casa era amplio y espacioso, con estancias abiertas y grandes ventanales que lo llevaban de luz. Stiles dudó por un momento, no olía como si nadie viviera allí, estaba inhabitada. Peter tomó su mano y lo llevó hacia la parte trasera. Cuando abrió la puerta de la cocina que debería dar al exterior, Stiles se quedó boquiabierto. Había una enorme piscina cubierta, con enormes paneles de cristal formando las paredes y el techo, dejando entrar toda la luz del día y permitiendo ver los árboles de la reserva al fondo. Los rayos del sol acariciaban la superficie del agua y llegaban hasta el fondo.
—Los cristales son unilaterales, nadie puede verte desde el exterior.
Eso fue suficiente para que Stiles apenas se quitara las zapatillas y los pantalones antes de lanzarse al agua. Se quitó la camiseta ya mojada y la tiró a la orilla. Los tentáculos ondulaban en el agua fresca mientras Stiles nadaba bajo la superficie, no necesitando salir para respirar. Se sentía contento, era la primera vez que nadaba en esta forma y se sentía liberador. Dio varias vueltas a la piscina antes de regresar a la orilla y atrapar a Peter con sus tentáculos, arrastrándolo al agua aún vestido.
—Explícate, ¿me has traído aquí solo para que me dé un baño?—le preguntó, rodeando sus hombros con los brazos.
—Por supuesto que no, te he traído para que conozcas tu nueva casa—respondió con una sonrisa.
Stiles se le quedó mirando boquiabierto por un momento.
—¿Has comprado esta casa para mí?
—Bueno, ya la tenía, una de mis muchas inversiones, pero ahora es tuya y de nuestra manada.
Los tentáculos se enroscaron alrededor de sus piernas y su cintura, deshaciéndose poco a poco de su ropa.
—Has hecho esto por mí.
—Haría cualquier cosa por mi alfa y por mi pareja—respondió en un tono ligero, pero Stiles sabía cuán ciertas eran esas palabras. Peter era tan leal y dedicado como él con quien le importaba. No podía haber soñado con un beta y una pareja mejor que él.

1 comentario:

  1. aaaaahhh muero muero de verdad aaaahhh..!!! esto fue mejor de lo esperado.!!!!

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