Título: Un asunto familiar
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, incesto, violencia y pfff tantas posibles
Capítulos: 5 (1 de 5)
Resumen: Peter se ha enterado por Lydia de que Malia es su hija, pero las cosas no encajan, no huele como familia. Su desagrado por ella también puede deberse a que se besó con Stiles, con su Stiles. Debería de haber dejado claro mucho antes que no le gusta compartir. Pero las cosas son más complicadas de lo que pensaba cuando descubre la verdad, algo que no se puede solucionar con un poco de sexo, o quizás sí.
Nota: La historia sucede post-Nogitsune, pero diverge desde ahí. (Para quien no conozca la serie, tampoco hay muchas menciones específicas de ello).
Nota 2: Esta historia está basada en la petición de madeforhavoc en officialteenwolfprompts.tumblr.com. Estaba buscando ideas para esta pareja y esta me pareció brillante. (Me he saltado bastante la parte de Lydia, pero el resto sigue fiel).
Capítulo 1
Podía
oír los latidos tranquilos dentro de la habitación. La luz estaba
apagada y no había más vida dentro de la casa. Subió al alféizar
con elegancia como de costumbre y abrió la ventana que, como
siempre, estaba sin seguro. Se deslizó dentro de la habitación en
completo silencio. La forma del chico descansaba en la cama bajo las
sábanas, totalmente ajeno al mundo. La habitación olía
intensamente a él, a sudor, hormonas, semen. Inspiró profundamente
y acarició el bulto en su entrepierna. Comenzó a quitarse la ropa,
dejándola perfectamente doblada sobre la silla del escritorio. Se
acercó a la cama hasta tocarla con sus piernas y frotó su verga,
llevándola a la completa erección.
Totalmente
desnudo, se deslizó bajo las sábanas y se arrodilló a horcajadas
sobre el chico. Hundió el rostro en su cuello y se regocijó en el
delicioso olor del humano. Movió sus caderas y restregó su erección
contra un muslo cubierto por la suave tela del pijama. Un gruñido
vibró en el fondo de su garganta y el chico suspiró, pero aún no
despertó. Le bajó los pantalones junto con los calzoncillos y los
dejó perdidos entre las sábanas. Acarició el miembro flácido
entre sus dedos y lamió la punta. Enseguida reaccionó y comenzó a
ponerse duro. Sonrió, era tan sensible. Quizás era cosa de la
adolescencia. Subió por su vientre, levantando la camiseta a su
paso, besando los lunares que conocía incluso a ciegas. El chico
solo despertó cuando le quitó la camiseta.
—Nn...
¿Peter?—murmuró con un bostezo—. Tengo sueño.
—Duerme
entonces—le dio un suave beso en los labios y bajó por su cuello,
acariciándolo con su lengua.
—Hnhaz
lo que quieras—gruñó, tumbándose boca abajo.
Peter
sonrió y comenzó a bajar, dejando besos por la espalda del chico.
Cuando llegó a su trasero, agarró ambas nalgas con las manos,
masajeándolas suavemente. Las separó y acarició con su lengua
desde el perineo hasta la base de su espalda. El chico gimió, pero
no se movió. Los latidos de su corazón dejaban claro que ya no
estaba durmiendo, pero siguió aparentando que sí. Frotó con su
lengua la entrada, cubriéndola con su saliva. Stiles suspiró,
suaves sonidos escapándose de sus labios. Peter lo penetró con su
lengua, casi gimiendo ante el sabor del joven. Nunca tenía
suficiente. Lo folló con su lengua, dilatando y humedeciendo el
estrecho agujero hasta que el chico estaba gimiendo y casi
sollozando.
—Peter...—murmuró
suplicante, levantando las caderas. Su miembro ya estaba duro y
goteando sobre las sábanas.
Peter
sonrió, dando una última lamida a su agujero antes de incorporarse.
Sacó el lubricante y un condón de la mesilla junto a la cama,
dejando este último a un lado para más adelante. Cubrió sus dedos
con una generosa cantidad de lubricante y deslizó uno de ellos
dentro del agujero expectante. Stiles suspiró y separó más las
piernas. Peter lo trabajó lentamente, sin ninguna prisa, presionando
contra las paredes de su interior, ignorando en todo momento su
próstata y estirando el borde del anillo de músculos con el pulgar
de la otra mano. Añadió otro dedo y los abrió en tijera dentro de
él. El chico gimió y restregó su erección contra el colchón.
Peter colocó una mano sobre la base de su espalda y lo inmovilizó
contra la cama, si le dejaba conseguir fricción sabía que se
correría solo con sus dedos. Siguió abriéndolo con un tercer dedo.
Hoy lo quería bien dilatado para él. No era fácil, sin importar
cuántas veces lo hicieran Stiles seguía siendo estrecho como el
primer día (lo que realmente adoraba).
Cuando
consideró que estaba listo, sacó los dedos de su interior,
ganándose un quejido del chico, y se puso el condón, cubriéndolo
de lubricante. El bote quedó vacío, tendría que comprarle otro. Le
cerró las piernas y se sentó a horcajadas sobre sus muslos. Separó
sus nalgas con una mano y guio su miembro hacia la entrada. Presionó
hasta que la cabeza estuvo dentro y entonces se acomodó, tumbándose
sobre el chico con los brazos a ambos lados de su cabeza. Se deslizó
dentro suavemente, sintiendo las paredes abrirse a su paso y
adaptarse a su forma. Un gruñido vibró en su pecho como un ronroneo
cuando llegó hasta el fondo. El chico gimió y se estremeció,
quedándose más relajado que antes.
Peter
se quedó inmóvil por un rato, simplemente disfrutando del estrecho
calor envolviendo su polla. Dejó pequeños besos a lo largo de sus
hombros y su cuello, teniendo que contenerse para no dejar ninguna
marca duradera. Esa era probablemente la parte que menos le gustaba,
quería marcar esa pálida piel, dejar que todos supieran que ese
chico era suyo (incluso si no era cierto, era solo sexo). Apretó los
dientes frustrado y dio una sacudida con sus caderas. El chico gimió
y se aferró a las sábanas, hundiendo el rostro en la almohada.
—Shhh...
Está bien, ahora seré amable—le dijo, acariciando dulcemente su
cabeza.
Se
incorporó sobre sus antebrazos y comenzó a moverse dentro del
chico, saliendo lentamente, solo hasta la mitad, para volver a
deslizarse dentro un poco más rápido. Un agudo gemido salió de la
boca de Stiles. Había frotado su próstata de pleno. Ni siquiera
necesitaba intentar encontrarla, su forma se adaptaba perfectamente a
él, parecía nacido para esto. Lo repitió una y otra y otra vez,
hasta que el chico estaba temblando y gimiendo constantemente debajo
de él.
—Peter...
Joder, Peter, por favor... Uhn... Dios...—comenzó a repetir una
letanía de súplicas, apenas consiguiendo fricción en su erección
por el peso del hombre lobo sobre él que lo inmovilizaba.
Peter
sonrió, sabía que Stiles se había esforzado por mantenerse
callado, pero no sería su Stiles si no hablara. No le importaba, le
gustaba su voz, especialmente cuando estaba llena de placer y
desesperación.
—Vamos,
sé que puedes correrte así—le susurró al oído mientras seguía
embistiendo cada vez más rápido contra su próstata—. Solo tienes
que sentir mi polla perforándote, llenándote. Te encanta esto, que
te use para satisfacerme, para mi propio placer. Adoras abrirte de
piernas para mí como una buena perra y tomar todo lo que te doy—su
voz estaba ronca por el placer; su respiración, agitada. Algo así
no debería ser mucho esfuerzo para un licántropo, pero con Stiles
siempre se agitaba más de lo habitual—. Muéstrame cuánto te
gusta y córrete para mí así, sin tan siquiera tocarte, y yo
también me correré dentro de ti. Vamos, quiero sentir tu culo
apretando mi polla mientras te corres, Stiles.
Ya
podía sentir las paredes del chico estrechándose a su alrededor
mientras lo decía. Con casi un sollozo, Stiles se corrió entre su
vientre y el colchón, sus dedos aferrándose a la almohada hasta que
los nudillos se quedaron blancos. Peter no pudo resistirlo, el
intenso y afrodisíaco olor que desprendía con su orgasmo era
suficiente para llevarlo al límite. Se corrió en el interior del
chico, sus garras hundiéndose en la sábana, mostrando cómo hacía
que perdiera el control como no lo conseguía nadie más. Sentía esa
presión en la base de su miembro que nunca había sentido con nadie.
El nudo solo debería crecer cuando tuviera sexo con su pareja y el
hecho de que sintiera la necesidad de anudar a Stiles solo confirmaba
lo que el resto de sus sentidos le repetían constantemente. Pero no,
aún no, esto era solo sexo, eso era lo que Stiles quería y Peter lo
aceptaba, por ahora.
Cuando
recuperó el aliento, salió del interior de Stiles, se quitó el
condón, lo anudó y lo tiró a la papelera. Stiles ahora sí estaba
dormido, aún más relajado de lo que lo había estado antes. Peter
cogió una toalla del baño y limpió el desastre que había dejado
antes de meterse en la cama detrás del chico, rodeándolo con un
brazo y hundiendo el rostro en su cuello. Inspiró profundamente,
embebiéndose en el olor a satisfacción que desprendía. Aún era
pronto, tras lo del Nogitsune siempre iba a visitarlo antes de que
las pesadillas comenzaran para que pudiera pasar la noche libre de
ellas. No le había dicho esto, pero estaba seguro de que Stiles se
había dado cuenta y tampoco lo mencionaba. Lo que tal vez no sabía
era que él también dormía mejor con el chico en brazos, sabiendo
que estaba seguro y bien cuidado.
Peter
despertó a las 6:18, cuando el coche patrulla del sheriff aparcaba
frente a la casa. Ese era su nuevo despertador cuando el sheriff
trabajaba el turno de noche (lo que era bastante habitual dado que
los mayores problemas de la ciudad sucedían de noche). Se levantó
despacio de la cama, intentando no despertar al chico, y comenzó a
vestirse.
—Hmm...
¿Te vas?—preguntó Stiles adormilado.
—Ya
ha llegado tu padre.
El
chico gruñó y se dio la vuelta, dándole la espalda. Se cubrió con
la colcha hasta casi ocultar del todo su cabeza.
—¿Conoces
a esa chica llamada Malia?—preguntó Peter mientras se ataba los
zapatos.
—Sí,
la encontramos nosotros y la vi en Eichen House—respondió con voz
ronca—. ¿Por?
—Lydia
descubrió con las garras de mi hermana que esa niña es mi hija—dijo
como si nada.
Stiles,
aún medio dormido, tardó un poco más de lo normal en asimilar lo
que había dicho. Cuando lo comprendió, se incorporó como empujado
por un muelle.
—¡¿Qué?!
—Shh.
Tu padre está entrando—le advirtió Peter susurrando.
—No
puedes decirme algo así en este momento—replicó con un susurro
alterado, levantándose de la cama—. Oh, dios mío, tienes una
hija, de mi edad. Esa chica es tu hija, me he besado con tu
hija—estaba alucinando, no podía creerlo.
—¿Que
has hecho qué?—Peter centró su atención en él ante eso. Apretó
los dientes, el sheriff ya estaba subiendo las escaleras, no tenía
tiempo.
—Estaba
en Eichen, creía que iba a morir, tenía al Nogitsune dentro y...
bueno, no tenemos una relación propiamente dicha—y aun así estaba
intentando justificarse, él mismo se dio cuenta de que era extraño.
Peter
le miró con el ceño fruncido y miró después hacia la puerta. Se
dio media vuelta y salió a toda prisa de la habitación por la
ventana. Stiles quiso llamarle, pero Noah ya estaba demasiado cerca.
Peter
se alejó de la casa y se quedó observándola a lo lejos. Al
principio no estaba demasiado interesado en esa chica, ahora quería
conocerla, saber qué demonios había visto Stiles en ella para
besarla. Un posesivo gruñido vibró en su garganta. Ahora se
arrepentía de no haberle marcado.
Decidió
empezar su investigación esa misma tarde en la reunión de la
manada. Se mantuvo en las sombras, observando cómo los miembros que
quedaban de la manada, cada vez menos a pesar de la nueva
incorporación, iban llegando al loft. Los gemelos ya no estaban, lo
que agradecía porque sentía ganas de asesinarlos cada vez que los
veía, la cazadora tampoco estaba (lo que tampoco podía lamentar) y
el último de los betas que había transformado Derek también se
había marchado. En su lugar, se había unido la joven kitsune y
Malia. Una manada cada vez más variada, eso sí. Aún se preguntaba
por qué se reunían en el loft si ni Derek ni él formaban parte
oficialmente de la manada McCall.
Cuando
Malia llegó junto con Stiles y Scott, Peter tuvo que contener un
gruñido ante la cercanía de la zorra con su chico (y no estaba
usando la palabra zorra de forma despectiva, de verdad). Al menos
cuando Stiles se percató de su presencia tuvo la decencia de agachar
la mirada y apartarse un poco de ella. No podía creer que estuviera
celoso de su propia hija, pero perdía un poco su racionalidad cuando
se trataba de Stiles.
—¿Quién
es ese?—preguntó la chica, mirando a Peter.
Stiles
y Scott se miraron entre sí. Scott se acercó con ella mientras
Stiles iba al sofá junto a Lydia.
—Peter,
esta es Malia. Malia, él es Peter Hale, el tío de Derek—les
presentó Scott.
—Un
placer—respondió secamente—. Bienvenida a la civilización, por
cierto.
Cuando
eso fue todo lo que dijo, carente totalmente de su habitual encanto,
y se dio la vuelta para dirigirse a las escaleras, todos se le
quedaron mirando extrañados. Seguramente ya todos (excepto Malia,
claro) sabían que era su hija y se esperaban mucho más de su primer
encuentro. La joven le miró recelosa, pero no dijo nada. Peter se
preguntaba cuánto le habrían contado sobre él. Si comenzaba a
tontear con su Stiles más le valdría tener cuidado, hija suya o no.
Era
extraño, no debería sentirse así hacia su propia hija. Al menos su
parte lobo debería querer cuidarla y protegerla. No había ningún
sentimiento de esa clase, ni siquiera olía como suya. Imaginó que
debería sentir algo, físico o emocional, pero nada.
Stiles
se mantuvo a cierta distancia de la chica durante toda la reunión,
mirándole de vez en cuando de reojo. Cuando la reunión estaba por
terminar (Peter ni siquiera se había molestado en escuchar de qué
hablaban), Stiles le envió un mensaje al móvil: «En mi jeep».
Peter asintió levemente cuando le miró. Cuando se despidieron y
toda la manada se marchó, Peter bajó al aparcamiento y solo
encontró el jeep de Stiles junto al Camaro de Derek. Subió al
asiento del copiloto y esperó mientras Stiles se movía nervioso en
su asiento a que pusiera en orden sus ideas.
—Siento
lo de... el beso. No sabía... Nunca hemos hablado de... de nada, en
realidad—le dijo riendo nervioso—. Lo más cerca que tuvimos a
una conversación respecto a... lo que sea esto fue decidir usar
condones para evitar que te huelan en mí. No sé... no sé qué es
esto, no sé qué tenemos, cuáles son los límites ni nada.
—Aun
así sientes la necesidad de disculparte por el beso.
—Sí,
es que... Bueno, es tu hija, eso resulta extraño. Parece de
telenovela, es como... ¿incesto indirecto? No, gracias, ya bastante
extraña es mi vida. Y... en fin, esto también es culpa mía,
debería haber sugerido que habláramos de esto antes. Qué...—le
miró de reojo, su rostro ruborizado, y volvió a mirar a sus manos,
que no dejaban de moverse sobre el volante nerviosas—. ¿Qué
opinas de lo nuestro?
—Que
no comparto. Con nadie—respondió firmemente.
Stiles
le miró con aquellos preciosos ojos whisky muy abiertos. El rubor se
extendió por sus orejas y hacia su cuello. Por un momento pareció
querer responder algo, pero finalmente cerró la boca y asintió.
Peter pudo oler la nota picante de su excitación y algo que era
similar a la felicidad. El lobo de Peter asentía con aprobación. Le
agarró por la nuca con una mano y le obligó a mirarle. Acercó su
rostro hasta que sus labios estaban a punto de rozarse. Podía ver el
deseo de Stiles de besarle, pero no se lo concedió.
—Ahora
piensa qué opinas tú de lo nuestro y dímelo esta noche—le dijo y
le soltó, saliendo del coche sin mirar atrás.
Sabía
que Stiles estaba inseguro acerca de su relación, por eso había
tenido ese desliz con la zorra, pero una vez que hicieran oficial su
relación, aunque solo fuera entre ellos dos, Stiles no volvería a
mirar a nadie, era fiel hasta la médula y Peter adoraba eso de él.
aaaaahhhh lo ame lo ame intensamente..!!!!!
ResponderEliminaraaaaahhhh por que eres asi, das algo tan intenso tan bueno y me toca esperar tanto..!!! buaaaa..!!!