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Nuestro momento predestinado [cap9]


Título: Nuestro momento predestinado
Fandom: Mentes Criminales          Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 30 (9 de 30)
Resumen: El gobierno dice que Spencer Reid es el Alma Gemela de Aaron Hotchner, y Aaron siempre ha confiado en el sistema, pero ese chico flacucho con pinta de ayudante de profesor universitario y claros problemas de personalidad no puede ser su Alma Gemela. No le queda otro remedio que casarse con él, pero eso no significa que tenga que aceptarlo como su pareja.
Nota: Atención, esta es una historia dura que involucra a niños que han sido violados y torturados. Estos hechos no se describen en sí, pero sí se habla posteriormente de ellos y también se incluye la muerte de menores.

Capítulo 9


Las cenas volvieron a convertirse en una rutina, siempre que no estuviera fuera de la ciudad por un caso. Conociéndose mejor poco a poco, ya eran capaces de hablar de temas que no tenían que ver con el trabajo. La situación se ponía algo tensa cuando surgía el tema de su matrimonio o relaciones con otros, pero al final de la cena siempre conseguían pasar página y terminar bien la velada.

Con la marcha de cada niño, las cosas se fueron calmando en el centro y gran parte del personal se había marchado. Tan solo quedaban tres niños aún sin identificar. Cuando llegó esa noche a cenar, escuchó los gritos de Spencer desde el pasillo, cosa que jamás había pasado.

—¡No voy a permitirlo! ¡Ustedes me encargaron cuidar de estos niños y es lo que voy a hacer! ... ¡No me interesan sus escusas! ¡Le prometo que le mandaré a la prensa a la puerta de su casa para que les dé las escusas a ellos como se atreva a hacerlo!

Llegó a la puerta del despacho a tiempo de ver cómo estampaba el auricular contra la base del teléfono fijo.

—Me supongo que esas no son buenas noticias—comentó con algo de cautela.

—¡Odio a los políticos y odio la burocracia! ¡Por eso no me quedé en Servicios Sociales, no puedes hacer nada aunque quieras! ¡No pienso mandar a los niños a un maldito hogar de acogida! ¡He visto cómo son, ya han sufrido demasiado como para pasar por eso!—seguía gritando, casi histérico, agitando amenazadoramente las manos. Hablaba más para sí mismo que para Hotch, del que apenas se había percatado.

—Cálmate y respira, te va a dar un ataque—se acercó a él con cuidado y colocó las manos sobre sus hombros. Spencer se quedó inmóvil, pero increíblemente tenso—. Respira hondo y despacio, vamos.

Spencer obedeció, con la mirada fija en los oscuros ojos de Hotch, y respiró al ritmo que este le marcaba. Su pulso acelerado se fue ralentizando y su cuerpo se relajó poco a poco. Cuando Aaron sintió que era seguro, le soltó y le hizo sentarse en su silla.

—Ahora cuéntame qué ha pasado, con calma—tomó una de las sillas frente al escritorio y se sentó a su lado.

—Esta mañana se han ido los últimos padres con el pequeño. Ya solo quedan Olivia, Wally y Peter, aún no hemos sido capaces de encontrar a sus padres y no parece que lo vayamos a conseguir pronto. Esta tarde me han llamado para plantear que sean trasladados a una casa de acogida. Lo rechacé de pleno y ahora me ha vuelto a llamar un alto cargo para pedir lo mismo. Y cuando digo pedir me refiero a que lo harán me guste o no—estaba alterándose de nuevo, solo pensar en ello le ponía histérico, pero Aaron colocó una mano sobre su hombro que lo tranquilizó casi mágicamente—. No sé qué hacer, pero no puedo permitir que se los lleven a una casa de acogida. He trabajado en Servicios Sociales y tuve que dejarlo porque no soportaba ver lo que pasaba en esos sitios y no poder hacer nada al respecto. No puedo mandarles a un lugar así, no lo superarán, no se recuperarán de eso.

—Está bien, tranquilo. Encontraremos la forma de solucionar esto. La amenaza que le has hecho ha sido probablemente la más apropiada. Si la prensa se entera de que se quieren lavar las manos con esos tres niños, se acabará su carrera política.

—Pero yo no sé cómo lidiar con la prensa, no tengo contactos en ese mundo, era un farol—replicó frustrado.

—Para ser un farol ha estado muy bien.

—Soy de Las Vegas—respondió con media sonrisa.

—Por suerte yo conozco a cierto enlace de comunicaciones que tiene mucha mano con la prensa. Mañana hablaré con J. J. y a ver qué podemos organizar.

—Hah...—Spencer suspiró y apoyó la cabeza sobre su hombro—. Gracias, Aaron. Esto está siendo aún más duro de lo que pensaba, no estaba preparado para algo así.

—Para no estar preparado has hecho un gran trabajo. Has devuelto a diez niños a sus casas con sus padres. Ahora nosotros te echaremos una mano con lo que falta—rodeó sus hombros con un brazo y se quedaron durante un rato así en silencio, con los cabellos de Spencer rozando su mejilla y el joven a punto de quedarse dormido por lo exhausto que estaba.




—J. J., eres maravillosa e increíble, no sé cómo has podido organizar esto en dos días, pero ¿por qué tengo que ser yo el que salga ahí?—preguntó por enésima vez—. Hotch queda mucho mejor en pantalla y está más acostumbrado. Seguro que él lo haría mucho mejor.

—Técnicamente, sí, pero no despertaría ninguna clase de empatía en el público, más bien daría miedo—respondió mientras le arreglaba la corbata que Spencer no dejaba de volver a descolocar con sus manos nerviosas, ignorando que Hotch estaba justo a su lado.

—Entonces puedes salir tú, eres la profesional de esto—estaba ya desesperado, contaba los segundos que quedaban.

—Nadie despertará tanta simpatía por esos niños como tú. Eres quien mejor los conoce y quien ha estado cuidando de ellos, tú eres quien debe salir ahí.

—¡Cinco minutos!—se oyó una voz tras ellos.

Reid se sacudió visiblemente, su cuerpo temblaba como un flan.

—Lo harás bien, te lo prometo—le dio un beso en la mejilla y Spencer pensó que era un gesto muy amable para estar echándole a los lobos.

El chico se fue con piernas temblorosas y Hotch miró de reojo a su compañera.

—¿Realmente lo hará bien?

—Confía en él, se olvidará de todo en cuanto empiece a hablar de los niños.

Y así fue, a pesar de los nervios iniciales, Spencer hizo un gran trabajo en su entrevista en uno de los programas de mayor audiencia del país. Antes incluso de terminar la entrevista, comenzaron a recibir llamadas de padres que creían que esos podían ser sus hijos. Por supuesto, no todas resultaron útiles, había muchos padres desesperados por encontrar a sus hijos. Sin embargo, dos días después tenían a los padres de Wally y Peter en el centro.

—¿Crees que aparecerán los padres de Olivia?—le preguntó Aaron mientras cenaban una noche.

—A estas alturas no lo veo muy probable. La secuestraron cuando era muy pequeña, ni siquiera tiene recuerdos de una vida anterior a la granja. Cabe la posibilidad de que fuera abandonada o fuera huérfana y los Bishop empezaran con ella por ser una víctima fácil. Me inclino bastante por esta teoría, he observado que el rango de dificultad y riesgo fue aumentando con cada niño que secuestraban—debería estar feliz por el resto de los niños, pero solo sentía un profundo dolor por Olivia.

—¿Qué sucederá con ella entonces? Me supongo que una casa de acogida no es una opción.

Estaba deseando que aquello acabara. Las ojeras de Spencer eran cada vez más profundas, había incluso perdido bastante peso y se le notaba el estrés y el agotamiento en cada movimiento que hacía. Necesitaba descansar y estaba seguro de que no lo haría hasta que todos los niños estuvieran en sus casas, incluida Olivia.

—No, por supuesto que no—negó rotundamente con la cabeza—. La madre de Peter ha hablado conmigo. Él llevaba cinco años secuestrado, considera a Olivia su hermana, como todos los demás niños, y la madre está muy agradecida con ella por cuidar de él durante ese tiempo. Me ha dicho que, si los padres de Olivia no llegan a aparecer antes de que ellos se vayan, le gustaría hacerse cargo de ella. En principio de forma temporal, pero no le importaría adoptarla de forma definitiva si fuera necesario.

—¿Estará bien con dos niños traumatizados de este modo?

—Los pequeños se harán bien el uno al otro y ella es una mujer muy fuerte, no ha dejado de buscar a su hijo todo este tiempo. Su Alma Gemela está trabajando ahora en Egipto, ya lo está preparando todo para regresar cuanto antes junto a ellos. Espero que aparezcan los padres de Olivia, pero si no llegara a pasar probablemente esta es la mejor opción para ella. Ya estoy preparando los papeles para la acogida. Me gustaría que vivieran un poco más cerca de aquí para poder mantener un ojo en ellos más fácilmente, pero conozco a un par de buenos psicólogos en su ciudad que me mantendrán al tanto.

—Espera, ¿más cerca de aquí? ¿Quieres decir que no regresarás a Chicago cuando esto termine?—su corazón latió con fuerza y sintió un poco de esperanza.

—Aún no he tenido tiempo de analizarlo apropiadamente, pero he recibido alguna oferta del FBI para organizar un centro como este de forma permanente. Tanto para niños no identificados como para otras víctimas menores de delitos violentos. Al mismo tiempo yo trabajaría como asesor de unidades como la tuya en delitos relacionados con menores por todo el país. Pero aún no hay nada específico, solo han sido sugerencias. Hasta que no termine con esto no me plantearé nada.

Spencer no podía verlo porque tenía la cabeza gacha, dando vueltas con el tenedor la comida en su plato (estaba tan agotado que ni siquiera podía verse entusiasmado), pero Aaron estaba sonriendo. Esa era una gran noticia, una noticia fantástica. De ese modo, aun con sus trabajos arrastrándoles por todo el país, podría ver más a menudo al genio y, quién sabe, quizás podría reconciliarse con él.

Se había dado cuenta al ver la entrevista en televisión. De hecho, la había visto ya tres veces y la tenía grabada. Viéndole hablar en ese programa tan emocionado sobre los niños, con tanta pasión y cariño le había hecho comprender los sentimientos que llevaba desarrollando por él las últimas semanas. No, era probable que hubiera empezado mucho antes, desde el caso en Las Vegas, desde aquel momento en que vio a Spencer en el coche con el pequeño cuando lo llevaban de vuelta con su padre o incluso desde que les había dado la identidad de los Sudes. Bueno, no estaba seguro de cuándo había comenzado, pero su cabezonería no le había permitido aceptarlo hasta ahora. Ahora, sabía sin ninguna duda que el doctor Spencer Reid era su Alma Gemela. No le importaba que fuera un hombre, de hecho lo encontraba bastante atractivo y era una persona apasionada con su trabajo, un genio y un ser humano excepcional. Tal vez no le gustara salir a correr ni fuera la persona más social del mundo, pero podía quedarse horas embobado escuchándole hablar de temas que ni comprendía.

El problema estaba en que se había comportado como un auténtico idiota y le había herido profundamente. Ahora tendría que ganarse su perdón y se esforzaría en conseguirlo. Al menos, esperaba que les considerara amigos y que la relación relativamente cercana que mantenían en ese momento no desapareciera en cuanto terminara ese caso.




Los padres de Olivia no aparecieron, pero sus datos estaban dentro del fichero de niños desaparecidos por si algún día surgía alguna pista. Consiguieron arreglar los papeles de acogida en un tiempo récord para que la madre de Peter junto con su Alma Gemela pudieran llevarse también a Olivia con ellas. Así, tras largas semanas, el edificio que les habían prestado quedó vacío de niños. Ahora tan solo había algunos trabajadores recogiendo el mobiliario que habían llevado para que aquello pudiera convertirse en el centro cultural que tenía pensado ser. Tan solo se quedarían los juguetes y los libros para una sala de juegos para los niños del barrio. También había algunos colaboradores y agentes recogiendo sus archivos y materiales de trabajo.

—Aaron, ya hemos terminado—le saludó Satu con una sonrisa cuando entró al centro.

—Lo he oído. Habéis hecho un gran trabajo—le dijo, intentando no parecer demasiado cercano. Si la mujer sentía algo por él no quería darle falsas esperanzas. Preferiría decirle que era el marido de Spencer, pero ese no era su papel.

—Muchas gracias. Y también muchas gracias por tu colaboración y la de tu equipo, sobre todo García. Pienso mantenerme en contacto con ella, nos ha sido de gran ayuda.

—Estoy seguro de que estará encantada de seguir colaborando. ¿Os marcharéis hoy a Chicago?

—Aún nos queda algo de papeleo por terminar, seguramente nos marcharemos mañana, aún no sé a qué hora.

—Imagino que Reid estará exhausto.

—No sé cómo se mantiene en pie. Le dije que fuera a descansar y dejara eso para mañana, pero no me hace caso. Estaría bien si le convencieras.

—Esa es la intención. Disculpa—con una educada sonrisa, pasó junto a ella y se dirigió al despacho de Spencer.

El joven estaba allí, rellenando algún informe, con aspecto de estar medio muerto. Tenía profundas ojeras que casi parecían que le habían puesto los ojos morados, la piel completamente pálida y apenas podía sostener su propia cabeza. Llevaba semanas resistiendo el cansando y durmiendo lo mínimo, comiendo bien solo las noches que él podía obligarle a cenar cuando no tenía un caso fuera de la ciudad. Ahora que los niños se habían ido, todo el agotamiento le golpeaba de repente.

—Spencer—le llamó, pero el chico no reaccionó. Se acercó a él y colocó una mano sobre su hombro. Spencer le miró como si no se hubiera percatado de su presencia—. Vamos a descansar.

—Aún tengo que terminar-

—Puede esperar a mañana. Necesitas un descanso y ya no tienes a nadie a quien cuidar. Vamos, no acepto excusas.

Lo levantó de la silla, le puso la chaqueta y lo llevó hasta su coche sin que Spencer opusiera la más mínima resistencia. Parecía estar caminando como un zombi, moviéndose en modo autómata. Durante el trayecto, dio algunas cabezadas y tuvo que despertarlo al llegar a su casa. Aaron se preguntaba si tal vez estaba sonámbulo. Le rodeó la cintura con un brazo para asegurarse de que no se tropezaba o caía y Spencer apoyó gran parte de su peso sobre él, descansando la cabeza sobre su hombro.

No fue fácil llevarle hasta la cama. Una vez allí, le quitó la chaqueta y el chaleco, los zapatos y los calcetines, y el cinturón. Le metió entre las sábanas y dejó su ropa sobre una silla. Spencer estaba profundamente dormido antes de que saliera de la habitación.

* * * * *


Nota: Me pregunto si alguien se ha percatado del guiño a la serie Fringe que he hecho.

2 comentarios:

  1. No, pero en mi defensa...no la vi :P
    Gracias por el nuevo capitulo!! XD, pero haz q sufra para ganar su perdon ;D

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  2. Me encantó!!!!
    Lo llevo a su casa?!?!?! Kyaaaaa
    Por fin vamos progresando, solo espero que Spencer se de cuenta de que siente jajajaja
    Ya quiero leer que piensa Spence
    Nos leemos xD

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