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Nuestro momento predestinado [cap7]


Título: Nuestro momento predestinado
Fandom: Mentes Criminales          Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 30 (7 de 30)
Resumen: El gobierno dice que Spencer Reid es el Alma Gemela de Aaron Hotchner, y Aaron siempre ha confiado en el sistema, pero ese chico flacucho con pinta de ayudante de profesor universitario y claros problemas de personalidad no puede ser su Alma Gemela. No le queda otro remedio que casarse con él, pero eso no significa que tenga que aceptarlo como su pareja.
Nota: Atención, esta es una historia dura que involucra a niños que han sido violados y torturados. Estos hechos no se describen en sí, pero sí se habla posteriormente de ellos y también se incluye la muerte de menores.


Capítulo 7


Por un momento, Aaron pensó que quizás debería dejarle tranquilo y marcharse, pero no pudo hacerlo.

—Reid—le llamó suavemente.

El chico se dio la vuelta sobresaltado y rápidamente se secó las mejillas con el dorso de la mano. Parpadeó varias veces intentando ver entre las lágrimas y se aclaró la garganta.

—Hotch, ¿qué haces aquí?—le preguntó con voz quebrada.

—He venido a traerte la ropa que te dejaste en mi coche, está en tu despacho.

—Ah, bien, gracias. ¿Necesitas algo más?—se puso a lavarse las manos solo para tener algo que hacer y poder darle la espalda.

—Quería saber cómo te encontrabas. Esto debe de estar resultando muy difícil para todos aquí—cerró la puerta del baño y se acercó unos pasos.

—Bueno, sí, es duro para todos, pero de momento lo llevamos... bien. Hacemos progresos poco a poco, no va a ser-

—Estás temblando.

—¿Huh?—Spencer levantó la mirada y vio a Hotch en el espejo tras él.

—Estás temblando de arriba abajo, no estás bien.

El nudo en la garganta de Spencer se hizo más estrecho y las lágrimas volvieron a asomar por sus ojos. No estaba bien, por supuesto que no estaba bien, nada en aquel maldito caso estaba bien. No pudo contenerse más y comenzó a llorar de nuevo. Aaron le abrazó de inmediato, le estrechó con fuerza y dejó que llorara sobre su hombro mientras él tampoco podía contener algunas lágrimas silenciosas. Era horrible y doloroso pensar en lo que habrían sufrido aquellos niños, pero Spencer lo estaba escuchando de primera mano, de cada uno de ellos.

—Es una pesadilla, Hotch, es terrible. ¿Cómo puede existir gente así? ¡Ni siquiera son humanos!—decía entre sollozos, aferrándose a su traje con su cuerpo aún temblando.

¿Y qué podía decir Aaron para consolarle? ¿Que ya no volverían a hacer daño a nadie? Eso no les serviría de nada a los trece niños que allí había. Les habían fallado no habiéndolos encontrado mucho antes, ahora Reid era su única esperanza.

Poco a poco, Spencer fue calmándose hasta que las lágrimas dejaron de salir y solo quedó una respiración agitada. Se apartó algo avergonzado del agente y se secó el rostro con un par de hojas del papel del lavabo.

—Lo siento, yo no-

—No te disculpes, por favor. Me estoy sintiendo como un completo inútil en este caso y si al menos te puedo prestar mi hombro para desahogarte lo haré todas las veces que haga falta encantado—y lo decía sinceramente. Si lo único que podía hacer era ser el hombro sobre el que llorara, estaría disponible para él siempre que fuera posible.

—Te he manchado el traje—le dijo, viendo la mancha oscura en la chaqueta.

—No te preocupes, se puede lavar—Hotch sonrió, tal vez por primera vez en meses.

—Bueno, tengo que regresar al trabajo—ya que sus ojos rojos eran irremediables, intentó arreglarse el pelo en el espejo, pero siguió siendo un revuelto salvaje de rizos.

—Antes de eso, ¿te estás cuidando bien?—le preguntó, y Reid le miró confuso—. En el caso de Las Vegas no dormiste y tampoco te vi comer. De hecho, estuviste trabajando mientras nosotros comíamos. Me supongo que anoche tampoco dormiste, ¿has comido hoy al menos?

—Am... Sí, comí algo mientras les daba de comer a los niños y... Satu me dio unas barritas de cereales.

—A eso no se le puede considerar comer. Vamos a cenar algo.

—Hotch, estoy bien.

—Pero pronto no lo estarás. Si sigues a este ritmo acabarás enfermando y no estarás ahí para encargarte de los niños. Si no puedes cuidar de ti mismo, otros tendrán que dejar de lado sus trabajos para hacerlo porque eres una persona esencial aquí. Yo ya he terminado de trabajar por hoy y tampoco he cenado así que no voy a aceptar ninguna excusa. Vamos.

—No queda nadie en la cocina y salir a comer fuera con la prensa es una tortura.

—¿Crees que no soy capaz de cocinar algo? No me subestimes.

Colocó una mano en su espalda y le hizo salir del cuarto de baño delante de él. Satu estaba allí esperando con expresión de preocupación y le dedicó una mirada precavida a Hotch. La mujer era mayor que Reid, rondando los treinta, y no dudaba de que alguna vez se comportara como una madre con él.

—¿Todo bien, Spencer?—le preguntó.

—Sí, todo bien—intentó sonreír, pero se vio demasiado forzado.

—Vamos al comedor a cenar algo, te lo devuelvo enseguida.

Pasó junto a Satu, que parecía sorprendida, y se llevó a Reid hasta la cocina. Le hizo sentarse en un taburete mientras él se quitaba la chaqueta y la corbata, se arremangaba y se ponía un delantal. Echó un vistazo en la despensa, sacó algo de pollo y verduras, y se puso a prepararlo.

—No te había imaginado cocinando—comentó Spencer, algo fascinado por el nuevo aspecto de Hotch, que no estaba nada mal.

—Soy un hombre hecho y derecho de treinta y nueve años, creo que cocinar es lo mínimo que debo saber. No es sano vivir de la comida para llevar y barritas de cereales.

—Y café. Yo estoy bastante sano y vivo de eso. Sobre todo café.

—No puedes decir que estás sano, eres huesos con piel. Te derribaría un poco de viento.

—¡Eso no es cierto!—replicó ofendido—. No soy un agente del FBI, no necesito correr tras asesinos ni pelearme con ellos. Tengo una constitución perfectamente sana para una persona normal y corriente.

—Tú eres de todo menos normal y corriente.

Cuando no obtuvo respuesta, miró hacia atrás y vio la expresión ensombrecida de Reid, con la vista fija en el suelo y los hombros caídos. Dios, soy un idiota, tendría que tener más cuidado con sus palabras, estaba seguro de había sufrido mucho en su infancia a manos de gente para la que «diferente» significaba malo.

—Lo digo en un buen sentido. No solo eres un genio sino que además estás haciendo un trabajo que muy poca gente soportaría y estoy seguro de que nadie más lo haría tan bien como tú.

—Sí, claro, llorando en el baño desconsoladamente—murmuró en un tono despreciativo.

—Estoy seguro de que todos mis compañeros han llorado y ellos ni siquiera han tenido que tratar con los niños. Incluso a Morgan que se hace el duro algo así le afecta. Y yo no me libro tampoco. Un caso así afecta a todo el mundo y tú estás lidiando con la parte más difícil. Apuesto a que delante de los niños incluso sonríes.

—Es lo que tengo que hacer.

—Lo sé, pero no todos podrían hacerlo. Ninguna persona normal podría, tú eres excepcional.

Spencer deseaba tener aún el pelo largo para poder ocultar su rostro tras él. Sentía sus mejillas ruborizarse y la luz era lo bastante buena como para que Hotch se diera cuenta. No esperaba que él lo tuviera en tan alta estima, ni en sus mejores sueños. En realidad ni siquiera esperaba volver a verle después de que rechazaran su solicitud de anulación, mucho menos esperaba estar durante tanto tiempo en una misma habitación con él a solas. Entendía que tenían que reunirse por el caso, pero esto no tenía nada que ver. No lo comprendía, pero en ese momento se sentía necesitado de apoyo y no iba a rechazar el suyo. Por suerte, Aaron simplemente se dio la vuelta y siguió cocinando, permaneciendo en un silencio agradable.

—Necesito que tu Unidad me pase cuanto antes un informe aunque sea preliminar sobre los Bishop y lo que habéis encontrado en la granja—le dijo mientras saboreaba un pollo con verduras más delicioso de lo que se esperaba.

—Mañana te lo enviaré. Iremos informándote de cualquier cosa relevante que encontremos. ¿Ha habido algún avance con la identificación de los niños?

—Ha sido difícil incluso que aceptaran dar una muestra de ADN y por supuesto no iba a forzarlos. Esta noche deberían llegar los resultados, espero que la mayoría queden identificados. Los nombres no nos sirven de nada, se los pusieron los Bishop cuando los secuestraron y algunos eran tan pequeños que no recuerdan su verdadero nombre. Olivia es la mayor, ni siquiera recuerda cuándo fue secuestrada ni el rostro de sus padres. Actúa como la madre de todos y ellos la ven de ese modo, probablemente los ha protegido de mucho allí. Me preocupa porque está cargando con demasiado peso sobre sus hombros y sigue siendo una niña aunque se haga la dura. Me hizo prometerle que no forzaría a sus hermanos (así los llama) a hablar a cambio de que ella me lo contara todo.

—¿Se lo prometiste?

—Sí, y cumpliré por ahora. Cuando ella confíe en mí, los demás también lo harán y podré hablar con ellos. Aunque no es algo que espere con ansias precisamente después de lo que ella me ha contado—sintió un nudo en la garganta y las lágrimas amenazaban con salir de nuevo.

Aaron colocó una mano sobre la suya desde el otro lado de la mesa, simplemente dejándole saber que estaba ahí si le necesitaba. Pasaron varios minutos tan solo recuperándose de las terribles imágenes que cruzaban por sus cabezas hasta que poco a poco volvieron a comer; la comida ya fría, pero no importaba.

—Muchas gracias por la cena—le dijo mientras le ayudaba a recoger la mesa—. La verdad es que lo necesitaba—y un hombro sobre el que llorar también—. Ahora tengo que volver.

—No te excedas trabajando y esta noche duerme, no te lleves una taza de café a la cama—le advirtió.
El joven sonrió, muy levemente, pero ahí estaba.

—Lo intentaré. Hasta luego—se despidió y regresó a su oficina.

Aaron se sintió bien consigo mismo. No solo había conseguido que comiera algo decente, sino que además tal vez le había distraído durante un rato, aunque a veces fuera inevitable que el caso surgiera en la conversación. Quizás aún no se había disculpado, pero los actos eran mejores que las palabras.



Al día siguiente después del trabajo, tras un horrible día con los hermanos Bishop, Aaron se dirigió a ver a Reid. Se dijo que lo hacía para entregarle el informe que le había pedido, pero en realidad quería asegurarse de que se encontraba bien y ver si podía hacer algo por él además de, si era posible, cenar juntos.

Al llegar vio que el número de medios de comunicación había aumentado. No estaba seguro de a qué se debía, pero esperaba que fuera algo bueno. Esta vez había dos agentes en la puerta que le dejaron pasar tras ver su identificación. Nada más entrar, vio el ajetreo que había, gente yendo y viniendo por los pasillos con documentos e incluso trasladando mobiliario. Se dirigió al despacho de Reid y se asomó a la puerta abierta.

—¡Hotch! Buenos días, ¿qué haces aquí?—le saludó sorprendentemente animado, dejando el documento que estaba leyendo.

—Venía a dejarte el informe preliminar de los Bishop—respondió, mostrándole la carpeta.

—Gracias. No hacía falta que vinieras, García podría habérnoslo enviado—tomó la carpeta y la dejó sobre una montaña de papeles en su escritorio.

—No pasa nada, también quería ver cómo ibas. ¿Parece que hay buenas noticias?

—¡Sí! Hemos encontrado a los padres de siete de los niños gracias al ADN. Los padres de seis ya están aquí y el otro está en camino. Aún tienen que hacerse la prueba ellos también para comprobarlo, pero estoy seguro de que son sus padres—ahora sí estaba luciendo una sonrisa de verdad y el corazón de Aaron latió con fuerza, se alegraba de verle tan animado después de lo de ayer.

—Eso es fantástico. ¿Por qué no vamos a cenar y me cuentas más? ¿Cuánto has comido hoy?—le preguntó antes de que objetara.

Reid frunció el ceño, pero suspiró y salió con él de su despacho.

—Hoy no tendrás que cocinar. Los padres han llegado bastante tarde y creo que aún habrá algunos cenando. Aunque admito que lo que preparaste ayer estaba delicioso—Spencer se ruborizó al decir eso en voz alta.

—Bueno, ya buscaré alguna oportunidad para cocinar de nuevo—sin necesidad de ello y sin pensarlo, Aaron colocó una mano en la parte baja de su espalda y así le acompañó hasta el comedor. Spencer se puso un poco tenso, pero no rechazó el gesto.

En el comedor había una pareja en una de las mesas del fondo. Ambos sonreían aunque la mujer de vez en cuando se limpiaba unas lágrimas y sollozaba. En la barra les sirvieron la cena y se la llevaron a una mesa alejada de la pareja para no molestarles.

—¿Se llevarán ya a los niños entonces?—preguntó Hotch, probando aquel arroz que sabía bastante bien para estar hecho en grandes cantidades.

—Cuando salgan los resultados del ADN podrían hacerlo, pero ya les he aconsejado que no lo hagan. Algunos de los niños apenas les recuerdan y se han apegado mucho a los que ahora consideran sus hermanos. Separarles bruscamente y llevarles a un ambiente extraño sin una transición adecuada podría ser perjudicial para ellos en estos momentos. Por ahora han accedido y pasarán al menos unos días aquí trabajando en terapia para ayudarles con la transición. El gobierno les ha ofrecido quedarse en un hotel con todos los gastos pagados, pero ellos han preferido quedarse aquí, ya hemos preparado unas salas como habitaciones.

—Después de estar años lejos de sus hijos, no querrán separarse ni un segundo de ellos.

—Así es. Con Timmy, el más pequeño, no habrá ningún problema. Solo llevaba un par de meses secuestrado y se ha vuelto loco cuando ha visto a sus padres, de hecho dormirá con ellos esta noche en la habitación que les hemos preparado. Le tendré en terapia junto a los padres dos o tres días y podrá marcharse después de que le encuentre un psicólogo apropiado en su ciudad. Me preocupa un poco más la reacción de Olivia ante esto. Desconfía de todo el mundo, incluso de los padres de los niños. Considera que los han abandonado.

—Porque siente que la abandonaron a ella.

—Exacto. Sus padres no han aparecido todavía, espero que lo hagan pronto—suspiró decaído.

—Podría ser que no aparecieran. Eso sería muy duro para ella.

—¿Ver a sus hermanos marcharse uno tras otro con sus padres y quedar solo ella? La destrozaría. Por eso tengo que asegurarme de que la transición es apropiada, no solo para los que se van sino también para los que se quedan.

—Los Bishop aún no han dicho demasiado, pero al parecer los secuestraban por todo el país. Probablemente por eso pasaron desapercibidos tanto tiempo, nunca relacionaron los secuestros y eso hará aún más difícil encontrar al resto de padres.

—Por desgracia sí, cada uno es de un Estado, desde Oregón hasta Florida por ahora. Estamos contactando con las agencias de todos los Estados y solo puedo decir que doy gracias de no encargarme de ello personalmente. ¿Sabes?, si pudierais conseguir una confesión de esos bastardos sería de gran ayuda—lo decía en tono relajado, pero realmente sería como agua de mayo.

—Me temo que no lo veo como una posibilidad, están prácticamente jugando con nosotros, incluso haciendo peticiones irrazonables.

—¿Irrazonables?—preguntó Reid curioso.

—Como ver a los niños. Pero por supuesto que no vamos a aceptar—se apresuró en decir ante la expresión de espanto de Reid—. Solo se están exhibiendo, presumiendo. Se recrean en los detalles de lo que les hacían, pero no van a darnos nada útil para su identificación.

—Entonces lo tendremos difícil para los seis que quedan. Espero que García pueda hacer de su magia, como ella dice. Es una mujer fantástica, por cierto. Se pasó por aquí a primera hora a traer un montón de dulces caseros para los niños. Es muy... llamativa, pero se le dan tan bien los niños como a Satu e hicieron muy buenas migas entre ellas también.

—Sí, su personalidad es... original, pero algo así es de agradecer en un trabajo como el nuestro—no pudo evitar sonreír levemente—. ¿Y tu ayudante? ¿De dónde es Satu? Nunca había oído ese nombre.

—Es finlandesa. Fui a hacer unos estudios allí porque Finlandia siempre está el número uno en el ranking de educación y ella trabajaba como asistente en una escuela. Le gustó los planes que tenía de trabajo y a mí me gustó su forma de tratar con los niños así que la contraté como mi ayudante. Es una persona fantástica y muy atenta, además de dársele muy bien los niños. Su Alma Gemela murió hace varios años, por si estás interesado.

—¿Disculpa?—eso le pilló totalmente por sorpresa y no pudo disimularlo.

—Solo comentaba—respondió encogiéndose de hombros—. Muchas gracias por venir a traer el informe, ahora tengo que regresar y comprobar que todo está listo para la noche.

Se levantó de la mesa y llevó su plato y cubiertos a la barra antes de marcharse. Aaron se quedó por un momento aturdido, no sabía a qué había venido ese comentario de repente y, sobre todo, no entendía por qué le hacía sentir como si le hubieran golpeado en el pecho con un mazo.

7 comentarios:

  1. Oh mi bebé! Pobre de Spencer, solo espero que Hotch se de cuenta del mal que ha cometido al haber rechazado a Spencer antes, y creo que Reíd ya sabe que se va a ligar con viudas de seguro penelope lo comentó sin pensar
    Pobre, espero que pronto hablen

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  2. Esperare ansiosa la continuación, actualidad todos los sábados, verdad? Me muero por saber que pasara, es un gran fic
    Besos~

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  3. me gustaría que fuera un poco más pronto la publicación no puedo esperar más por la continuación.

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  4. Me gusto como termino, en tu cara _Hotch!!

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    1. Jajaja fue épico! Para que vea que lo que de hace se paga y más el haber mentido jajaja

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  5. Yo solamente quiero ver a Aarón celoso :v

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  6. hoy si se prendió esta cosa..!!! se lo tiene bien merecido por tonto, aaahhh salio con toda su dignidad en alto mi querido Reid y Aaron es tu momento de pagar..!!!
    lo amo y con todo mi corazon este fic..!!

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