Título: Algo de ayuda
Fandom: Teen Wolf Pareja: Derek Hale x Chris Argent
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon
Capítulos: 1
Resumen: Chris ha acabado con una herida en la pierna tras una batalla y Derek se ofrece a ayudarle, aunque sus segundas intenciones enseguida son evidentes.
* * * * *
Su
corazón aún latía algo acelerado. Ya había terminado todo, los
chicos estaban sanos y salvos (en la medida de lo posible) y su
objetivo había muerto, todo había salido bien, salvo que tenía una
herida en su pierna y apenas podía caminar. Se curaría, no era
grave, pero le molestaba el hecho de que le hubieran herido. Había
sido un descuido, un momento de debilidad al intentar proteger a uno
de esos malditos hombres lobo. Aún no podía creer que ahora
estuviera colaborando con ellos.
—¿Estás
bien?
Chris
levantó la cabeza al escuchar la voz de Derek. Se puso recto,
intentando disimular el dolor, aunque sabía que el licántropo lo
percibiría enseguida.
—Sí,
todo bien. ¿Qué haces todavía aquí?—evitó mirarle a los ojos,
solo quería que se marchara cuanto antes.
—Estaba
siguiendo el olor de tu sangre.
—Oh,
ya—maldito
olfato de lobo—.
Estoy bien, así que...
—Apóyate
en mí—le dijo Derek, acercándose y ofreciendo su hombro.
—¿Qué?
Ni hablar. Lárgate—ya había caído demasiado bajo como para ahora
aceptar la ayuda de uno de ellos.
—O
te apoyas en mí o te llevo en brazos, tú decides—no parecía
tener la intención de echarse para atrás.
Aquello
era totalmente innecesario. Era cierto que le había salvado de una
herida seria como mínimo durante la pelea, pero no le debía nada,
no quería que le debiera nada. Sin embargo, no podría soportar la
humillación de ser llevado en brazos por un hombre lobo. Reticente,
rodeó los hombros de Derek con un brazo y se puso tenso cuando el
licántropo rodeó su cintura con el suyo. El chico era fuerte, tan
musculoso. No había mucha diferencia de altura entre ellos, pero
aunque no fuera un hombre lobo sería más fuerte que él. En
realidad le daba un poco de envidia, él ya no era tan joven como
antes, sus habilidades ya no eran tan agudas, por eso había acabado
herido en algo que antes habría hecho con los ojos cerrados.
Derek
lo llevó hasta su coche y lo apoyó contra la puerta del pasajero.
—Las
llaves.
—Puedo
seguir solo, gracias.
Cuando
intentó apoyarse en el capó para dar la vuelta al coche, Derek le
agarró del brazo y volvió a empujarlo contra la puerta. Le miró
fijamente con ojos serios. No estaban brillando, pero sentía como si
lo hicieran.
—Eres
un cabezota. Deja que pague mi deuda, no quiero deberte nada—le
dijo el licántropo.
Bueno,
eso tenía sentido, él tampoco querría tener una deuda con un
hombre lobo, aunque sentía que aún la tenía por lo que había
hecho su hermana. Derek no parecía pensar lo mismo. Finalmente
resopló y le entregó las llaves. El chico (aunque quizás no
debería llamarle chico porque podría ser incluso mayor que él) le
hizo meterse en el asiento del acompañante.
—Hay
que esperar a Allison—le dijo cuando se sentó tras el volante y
arrancó el coche.
—Va
a acompañar a Lydia a su casa y se quedará con ella—puso en
marcha el coche sin esperar más.
Se
dirigieron en completo silencio hacia el edificio de apartamentos en
el que ahora vivía Chris con su hija. Era extraño y un tanto
incómodo estar los dos solos en el coche, pero el silencio era
bienvenido, incluso agradable después de tanto caos durante la
pelea.
Cuando
aparcaron en el garaje, a Chris apenas le dio tiempo de abrir la
puerta del pasajero antes de que Derek ya estuviera allí frente a
él. Maldita
velocidad de lobo,
pensó molesto. El licántropo le agarró del brazo y le ayudó a
salir. Chris torció el gesto ante el dolor de su pierna. Se apoyó
de nuevo en los hombros de Derek hasta que subieron a su apartamento.
—Bien,
ya puedes-
—¿Dónde
tienes el botiquín?—le preguntó, sentándolo en una silla del
comedor.
—Eso
no es necesario—le miró confuso, no entendía qué hacía aún
allí, había hecho más que suficiente.
—A
no ser que hayas desarrollado autocuración como yo, hay que
encargarse de esto cuanto antes—le dio un suave toque con el pie a
su pie derecho, la pierna donde tenía la herida.
Chris
frunció el ceño, molesto, pero cedió, iba a ser más difícil
curárselo solo.
—En
el cuarto de baño.
Derek
salió de comedor y regresó enseguida con el botiquín.
—Bájate
los pantalones—le ordenó más que pedir.
—¿Qué?—Chris
le miró ofendido por un momento.
—No
creo que pueda curarte con los pantalones puestos—respondió,
mirándole fijamente como si no comprendiera su reacción.
Chris
sintió calor en sus mejillas. ¿Qué demonios había pensado? Debía
de ser el cansancio o el estrés. Se desabrochó el cinturón y los
pantalones y se los bajó, quedándose en calzoncillos. Derek dejó
el botiquín en el suelo y se arrodilló junto a él. Ahora la
situación sí que no podía ser más incómoda, él con los
pantalones por los tobillos y Derek de rodillas a su lado. Giró la
cabeza hacia el otro lado, sabiendo que se estaba ruborizando. Era
ridículo a su edad.
Derek
observó la herida, era un corte no muy profundo de unos diez
centímetros de largo en el costado de su muslo derecho.
—Vas
a necesitar puntos. ¿Quieres anestesia?—le preguntó, revisando el
botiquín.
—No,
no hace falta.
No
volvió a preguntar, si quería sufrir era cosa suya. Derek limpió
la herida a conciencia, cogió hilo y aguja y lo cosió con cuidado,
punto tras punto, mientras Chris apretaba los dientes y no dejaba
escapar una sola queja. Derek tenía cuidado, pero el dolor era
inevitable y era probable que dejara cicatriz, una más de tantas que
habría en su cuerpo.
—Te
gusta el dolor—no era una pregunta, solo un comentario.
—Claro
que no—replicó ofendido.
—¿Entonces
por qué estás duro?—mientras cosía el último punto, miró de
reojo sus calzoncillos negros.
—Ah-
Y-yo...—bajó la mirada y vio que tenía razón, había un gran
bulto en sus calzoncillos y las manos del licántropo estaban
demasiado cerca. No podía creer lo que le estaba pasando, no era
posible que tuviera una erección involuntaria a su edad. Quería
levantarse, pero no podía moverse con la aguja dentro de su piel.
—No
te muevas, casi termino—dio el último punto y dejó la aguja
desechable sobre el plástico en el que venía. Chris intentó
levantarse, pero Derek presionó una mano sobre su muslo, demasiado
arriba, casi rozando el borde de sus calzoncillos, y lo inmovilizó
en la silla—. Aún no he terminado.
Su
mirada le hizo estremecer. Había más intenciones detrás de ella
que terminar de curar su herida. Chris no supo en ese momento por qué
se quedó quieto, pero tan solo esperó. Observó las grandes manos
de Derek envolver su herida con vendas, tocando su piel tanto como
podía, más de lo necesario. Intentaba no ponerse más duro, no
dejar ver en su rostro cuánto le estaba afectando, hasta que recordó
que probablemente estaba escuchando los acelerados latidos de su
corazón. Maldito
oído de lobo.
—Ya
está—intentó levantarse cuando Derek colocó la última tira de
esparadrapo, pero el licántropo se incorporó y presionó ambas
manos sobre sus muslos, inclinado sobre él hasta que sus rostros
estaban casi rozándose.
—¿No
quieres que te ayude con nada más?—preguntó con voz profunda, sus
manos subiendo poco a poco hacia sus caderas, los pulgares
presionando sobre su erección.
—Nngh...
¿Qué pretendes?—tenía que usar todo su control para no mover las
caderas buscando más contacto.
—Creo
que eso es bastante evidente desde hace rato—las comisuras de sus
labios se curvaron en una sonrisa perversa.
—No
voy a irme a la cama con un licántropo.
—Sin
cama entonces. Esta mesa parece bastante cómoda—le agarró del
brazo y lo levantó de la silla. Le bajó los calzoncillos con la
otra mano y lo sentó en la mesa sin que Chris pudiera hacer nada
para evitarlo. En realidad sí, podría haber peleado, forcejeado,
pero no sentía que debiera hacerlo en ese momento.
—Aquí
comemos—le dijo, aunque no dijo que se detuviera.
—Bien,
eso es lo que estoy a punto de hacer—respondió sonriente.
Chris
se estremeció y antes de poder decir nada tenía la boca del lobo
alrededor de su erección. Era caliente, húmeda, y devoró por
completo su miembro de un fluido movimiento. Tenía la nariz hundida
en su vello púbico cuando tragó alrededor de su miembro.
—Oh,
joder—gruñó, mordiéndose el labio para no gemir.
No
pudo evitar embestir. Derek no pareció molestarse, aunque le agarró
por las caderas, inmovilizándolo contra la mesa. Sacó el miembro de
su boca hasta que solo estuvo la cabeza dentro y comenzó a usar su
lengua alrededor del glande. Presionó el orificio con la punta y
frotó el frenillo. Chris se tembló y arqueó la espalda, apoyándose
sobre los codos en la mesa. Deberían haber ido a la cama, ese chico
era realmente bueno. No quería pensar si era práctica o talento.
Bueno, realmente no podía pensar en nada en ese momento, con la
lengua del licántropo recorriendo su miembro desde la base hasta la
punta y los carnosos labios acariciándolo.
Derek
parecía estar disfrutándolo tanto como él, con una expresión casi
de goce en su rostro. Con su gran mano envuelta en la base del
miembro y la lengua solo acariciando la punta, el licántropo le miró
a los ojos. Estaba haciéndolo a propósito, sosteniéndole la mirada
mientras introducía de nuevo el miembro en su boca lentamente, hasta
el fondo. Entonces, soltó sus caderas y se quedó quieto. Era una
invitación para que se moviera él mismo. Chris apenas dudó un
segundo. Comenzó a mover sus caderas, embistiendo en la boca de
Derek, tan caliente y estrecha. Se dejó llevar. Le agarró por los
negros cabellos con una mano, embistiendo tan rápido y fuerte como
aquella posición le permitía, lo que no era mucho. Resultaba un
poco frustrante, hasta que Derek gruñó alrededor de su verga y la
vibración sacudió todo su cuerpo. Entonces ya no pudo más, se
corrió directamente en su garganta, tirando fuertemente de su pelo.
Le oyó tragar y sacó el miembro poco a poco, limpiando la punta con
su lengua antes de incorporarse. Le miró sonriente y se relamió los
labios. No dijo una palabra, pero su rostro engreído lo decía todo.
Chris
se quedó jadeando, apoyado sobre los codos, exhausto. Joder,
eso había sido mejor de lo que había experimentado en... mucho
tiempo. En ese momento se sentía tan bien que ni siquiera le
importaba la mirada soberbia del licántropo, no se preocupó por
saber qué estaba haciendo hurgando en el botiquín, ni por qué le
quitaba los zapatos y la ropa que colgaba de sus tobillos. Entonces,
le separó las piernas y sintió algo húmedo y frío en su trasero.
—¿Q-qué
estás haciendo?—intentó apartarse, pero Derek colocó una de sus
piernas sobre su hombro y le rodeó el muslo con el brazo,
manteniéndolo inmovilizado.
—¿Nunca
lo has hecho con un hombre?—le preguntó, sin importarle la
respuesta. Estaba centrado en la tarea que tenía entre manos, en
penetrar el estrecho agujero con un dedo lubricado.
—Con
un hombre sí, con un hombre lobo no—respondió, gruñendo cuando
el dedo penetró hasta el nudillo.
—Bueno,
la mecánica es la misma—acarició sus suaves paredes y cuando
encontró el bulto de nervios lo presionó. Chris se sacudió y
levantó las caderas involuntariamente.
—Ggh...
Acabo de correrme—su miembro estaba flácido y era imposible que
pudiera volver a levantarlo durante un buen rato, ya no era un
adolescente.
—Lo
sé, lo he saboreado—respondió con una sonrisa.
—No
puedo volver a hacerlo.
—No
es necesario—deslizó el segundo dedo dentro y los abrió en
tijera.
Chris
volvió a contonear las caderas, arqueando la espalda. Había pasado
demasiado tiempo desde la última vez y estaba demasiado sensible.
Esos habilidosos dedos lo estaban volviendo loco y apenas acababa de
correrse. Estaba tan expuesto, tan vulnerable ante un licántropo,
que debería haberse preocupado. Sin embargo, no se sentía en
peligro, ni lo más mínimo; de hecho, puede que eso le excitara un
poco.
Cuando
lo penetró el tercer dedo perdió la cabeza. Se tumbó del todo en
la mesa y separó las piernas. No iba a suplicar, ni loco, pero tenía
que morderse el labio para evitarlo.
—Creo
que es suficiente—murmuró Derek más bien para sí mismo, sacando
los dedos de su interior. Chris estuvo a punto de soltar un quejido
de disgusto.
—Usa
un condón—le dijo cuando le vio desabrocharse los pantalones.
—Los
hombres lobo no tenemos enfermedades humanas, no puedo contagiarte
nada ni puedo contagiarme de nada.
Chris
debió haber replicado algo, pero se quedó en blanco al ver la
enorme erección del licántropo. Joder,
eso no podía entrar en él, era imposible, no era humano. Y lo
deseaba tanto. Su cuerpo se puso tenso cuando presionó contra su
entrada, pero separó aún más las piernas. Derek lo penetró
lentamente, sin detenerse, intentando mantenerse bajo control para no
hacerle daño, para no ser demasiado brusco. Era un humano después
de todo. Chris podía sentir cómo estiraba sus paredes internas con
aquella enorme verga y no paró hasta que estuvo por completo dentro.
—Eres
tan estrecho... y caliente... Mejor que una perra en celo—sonrió,
viendo el rubor en el rostro del cazador.
Colocó
sus piernas sobre sus hombros, agarró sus caderas y lo atrajo hacia
el borde de la mesa. Comenzó a moverse lentamente, dejando que el
interior se acostumbrara a él, y cuando el cazador comenzó a emitir
suaves gemidos de placer aceleró el ritmo. Chris no podía
controlarse, ya ni siquiera lo intentaba. Se sentía bien, no podía
ponerse duro, pero se sentía increíblemente bien. Ya no le
importaba la vergüenza, suplicaría de ser necesario para que
aquello no se detuviera. Tan grande y duro y caliente... iba a
volverse loco. Derek ya no se contenía, las embestidas eran
brutales, bestiales. Ya no se preocupaba por el humano, solo buscaba
su propio placer. Cuando se corrió en su interior, tan abundante,
fue suficiente para que Chris volviera a llegar al clímax incluso si
no podía eyacular.
Estuvo
a punto de perder la conciencia por un momento. Sentía como si su
cuerpo no fuera sólido. Todas las preocupaciones, todo el estrés
había abandonado su cuerpo. Cuando reaccionó, Derek ya se estaba
abrochando los pantalones. Le observó recoger el botiquín y
llevarlo de vuelta al cuarto de baño. Se incorporó, frunciendo el
ceño ante el dolor en su trasero. No le importaba estar algo
dolorido, incluso que le costara andar recto al día siguiente, había
merecido la pena. Se bajó de la mesa y sintió de inmediato el semen
brotar de su trasero y deslizarse por sus muslos. Derek regresó al
comedor y se le quedó mirando desde la entrada. Su boca se abrió
sin decir nada mientras le observaba de arriba abajo.
—Gracias
por... la ayuda. Ya puedes marcharte—sabía que el licántropo no
tenía ninguna intención de pasar allí el resto de la noche, lo que
no entendía era por qué seguía allí.
—Sí,
am... si necesitas ayuda de nuevo...—no podía quitarle los ojos de
encima. Estaba bastante seguro de que el cazador no tenía ni idea de
cómo se veía en ese momento. Tan solo llevaba su camisa azul, que
apenas llegaba a cubrir su entrepierna, su rostro estaba sonrojado y
podía ver el semen, su
semen,
deslizarse por sus muslos desnudos, por encima del vendaje. Derek ya
estaba duro de nuevo. El humano no iba a poder aguantar otra ronda
esa noche, pero se lo reservaría para otra ocasión—, con lo que
sea... llámame.
FIN
sere sincera y dire no conozco la serie ok, pero enpece a buscar de donde era y bueno te dire tengo mucha curiosidad..!!!
ResponderEliminarme gusto mucho los personajes si son muy atracticos..!!!!
Me encantó enserio, nunca había visto esta pareja pero esto fue genial. Podrías subir uno de Sciles por favor!!! Me encantan todos tus trabajos son geniales, sigue así, es fantástico.
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