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Formando una familia [cap9]


Título: Formando una familia
Fandom: Mentes Criminales         Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi, Slash, Omevagerso
Clasificación: +18          Advertencias: Lemon, Mpreg
Capítulos: 10 (9 de 10)
Resumen: Hotch va a divorciarse y ha decidido que Reid será su omega, aunque ni siquiera se lo ha comentado.

Capítulo 9



Cuando se puso los pantalones al día siguiente, Spencer echó de menos el vestido de inmediato. Apenas se los podía abrochar y quedaban demasiado caídos por culpa de la barriga. Pero aunque aceptara llevarlo en casa, aún no se atrevía a salir a la calle con un vestido. Además, estaba hecho un desastre tras la noche anterior, lo metió de inmediato en la lavadora.

—¿Vas a aguantar en el trabajo con esa ropa?—le preguntó Aaron cuando le vio con la camisa excesivamente grande y hasta corbata.

—No voy a ir al trabajo con vestido.

—Estaba pensando más bien en que cojas ya la baja.

—Aún... aún puedo trabajar.

—Spencer, estás exhausto—le tomó ambas manos entre las suyas, mirándole seriamente—. Cuando llegas a casa no haces más que dormir, te duelen las piernas y la espalda. Y todo eso es normal en un embarazo, pero deberías cogerte la baja para poder descansar y no sufrir tanto estrés, sabes que no es bueno para el bebé.

—Mmh...—intentaba buscar una réplica, pero no la había, sabía que su alfa tenía razón aunque había estado intentando retrasar este momento todo lo posible—. Se lo comentaré a la doctora en la próxima cita.

Aaron sonrió y le besó antes de marcharse a trabajar.

Ese mismo día, cuando Spencer regresaba a casa con Jack después de recogerle de la escuela, dando un paseo como casi todos los días, un escaparate le llamó la atención. Normalmente solo se fijaba en los escaparates de las librerías, pero esta era una tienda de premamá. Había un maniquí femenino con un vestido rojo y otro masculino con uno gris, ambos luciendo una gran barriga.

—Um... Jack, ¿te importa si entramos un momento?—le preguntó.

El niño se encogió de hombros y entraron en la tienda. Spencer casi temblaba de los nervios y su rostro estaba algo ruborizado por la vergüenza, pero la dependienta, una preciosa omega, le sonrió y le hizo sentir más tranquilo de inmediato. Tan solo quería comprar un vestido para poder usarlo mientras lavaba el otro, pero acabó comprando tres porque sin duda eran mucho más cómodos que llevar pantalones y había muchos diseños para hombres omega que no resultaban tan femeninos como había temido.

—Oh—Aaron se quedó sin palabras cuando llegó a casa.

—¿No te gusta?—preguntó Spencer, colocándose inseguro el vestido a cuadros en beis y negro que casi parecía una camisa larga y apenas llegaba hasta la mitad de sus muslos.

—Me encanta—respondió sonriente—. ¿Has ido tú mismo a comprarlo? No me lo esperaba.

—Aún tendría que planchar el otro así que pensé...

—Estás precioso—colocó las manos en su cintura y le dio un largo beso.

Spencer no podía evitar sonreír contra sus labios. Ya podía sentir la excitación del alfa. Si a su alfa le gustaba, no importaba lo vergonzoso que pudiera resultar.

—Vamos a dar un paseo.

—Ah. ¿Qué?

—Quiero que me vean del brazo con mi precioso omega, quiero presumir de ti.

—Pe-pero vestido así...—vale, quizás la vergüenza sí que importaba.

—Solo daremos una vuelta por el barrio. Jack, prepárate, vamos a dar una vuelta.

—¡Vale! ¿Puedo llevar el patín?

—Claro.

Abrazó a su omega, intentando hacerle sentir seguro entre sus brazos, sabiendo que para él no iba a ser nada fácil salir a la calle así vestido.

Solo fue capaz de atravesar la puerta con la mano de su alfa en la espalda. Mantenía la cabeza gacha y caminaba casi como un robot, pero pronto se dio cuenta de que él era el único que lo encontraba extraño. Jack iba con su patinete por delante de ellos, que caminaban cogidos del brazo, y los vecinos les saludaban con una sonrisa cuando pasaban a su lado y se interesaban por su estado. Pronto Spencer se relajó y levantó la cabeza, disfrutando del paseo; no era habitual salir con su alfa en un día entre semana y tenía que aprovechar. Hacía calor y lo había pasado muy mal durante todo el día, pero con el vestido se sentía mucho más fresco y agradable, quizás no estuviera tan mal salir con él a la calle.

* * * * *

—¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa—Aaron suspiró, era la enésima vez que lo repetía.

—Pero al menos puedes decirme dónde es.

—Una sorpresa es una sorpresa.

Spencer estaba impaciente mientras iban en coche, retorciendo entre sus manos el bajo del vestido, que ahora que ya hacía frío llevaba con unos leggings y una chaqueta. No saber lo que iba a pasar le ponía de los nervios. ¿Qué clase de sorpresa podía ser? Jack iba con ellos en el asiento de atrás así que eso reducía un poco las posibilidades. Cuando se detuvieron frente a la casa de Rossi y vio los coches de sus amigos se hizo una idea de qué podía ser.

—¡Spencer! Qué guapo estás—le saludó J. J.

—El embarazo te sienta muy bien, hasta te brilla la piel—García le agarró del brazo y lo llevó al salón.

—Pero qué- ¿Qué es todo esto?—se quedó boquiabierto al ver el salón decorado con montones de globos, adornos infantiles y una especie de tarta hecha con pañales.

—¡Una fiesta para el futuro bebé! Y para la mamá, claro—exclamó la analista emocionada.

El omega se emocionó, todo el equipo (además de Will) estaba celebrando una fiesta para él y su bebé. Se reunían para cenar juntos de forma bastante habitual, pero esto tenía algo de especial.

—Muchas gracias, chicos, esto es genial.

—Tenemos cena, tarta (una de verdad, no la de pañales) y un montón de regalos—dijo Morgan sonriente.

—Vamos, vamos, empecemos con los regalos—les apuró García.

Spencer se sentó en el sofá con Jack a su lado y comenzaron a abrir los regalos. Había ropa de bebé, biberones y chupetes, juguetes, una silla de coche y...

—Oh—era un vestido blanco de manga larga, abotonado en la parte frontal y con cuello de camisa. Por la forma del pecho, era un vestido para hombre, pero no era ropa premamá.

—No sé si querrás llevar vestido después de dar a luz, pero no he podido resistirme, en cuanto lo vi pensé en ti, te quedaría fantástico con una chaqueta—le aseguró Prentiss.

Por supuesto, como alfa a ella también le gustaba verle con esa clase de ropa más femenina, pero no le molestó que fuera así.

—La verdad es que me estoy acostumbrando a ellos, son muy cómodos y... bueno, a Aaron le gustan así que, sí, creo que seguiré con ellos.

—Haces bien, te sientan genial—comentó Jennifer.

—Y este es para Jack y su hermanito, o hermanita—García le entregó un paquete al pequeño.

Jack abrió entusiasmado el regalo. Spencer se alegró, siempre había intentado que no se sintiera apartado, cada vez que compraba cosas para el bebé procuraba comprar también algo para Jack.

—¡Capitán América!—gritó emocionado, sacando un disfraz del superhéroe, incluyendo el escudo—. ¿Y el de Ironman es para el bebé?

—Sí, así podréis disfrazaros juntos, ¿qué te parece?

—¡Me encanta! ¡Gracias!—exclamó realmente contento.

Hotch les observaba sonriente desde un lado del salón junto con Morgan y Rossi.

—¿Cuándo piensas casarte? Ya llevas ocho meses de retraso—le preguntó Rossi de repente.

—Es solo papeleo, no corre ninguna prisa. Spencer ya es mi omega y nada va a cambiar eso. Aunque sea algo íntimo, no quiero hacerle pasar por el estrés de una boda con el embarazo.

—Con el bebé será todavía más difícil.

—Ya encontraremos el momento, paso a paso—aunque deseaba tenerlo todo arreglado lo antes posible, Spencer ya tenía más que suficiente con el embarazo.

Tras la cena, regresaron a casa con el coche cargado de regalos. Acostaron a Jack y se fueron al dormitorio.

—¿Te gustó la sorpresa?—le preguntó, abrazándole por detrás.

—Claro que sí, nuestra familia es fantástica.

—Sí que lo es. Dave me preguntó cuándo íbamos a casarnos—desabrochó la cremallera de la espalda del vestido—. ¿Quieres que busque fechas para después de que nazca el bebé?

—¿Es necesario? Quiero decir, ya estamos emparejados, ¿no podemos simplemente firmar los papeles en el ayuntamiento y ya?

—¿No quieres una boda?—levantó el vestido y se lo quitó por la cabeza.

—Mm... Me vale con algo como lo de hoy, no hay nadie más a quien necesite invitar.

—De acuerdo, entonces ya nos encargaremos después de que nazca—le desabrochó el sujetador y lo echó a un lado.

Subió las manos por su vientre hasta envolver sus pechos y presionó con suavidad sus pezones.

—Nnh... Te gustan demasiado—se quejó, sintiendo unas gotas de leche brotar de sus abultados pechos.

Aaron apretó sus pechos y el omega gimió, presionando el trasero contra la creciente erección del alfa.

—¡Ngh! A ti también te gusta—gruñó con voz profunda—. Hoy voy a conseguir que te corras solamente jugando con tus pechos.

Spencer se humedeció anticipándolo, estaba seguro de que podía conseguirlo. El alfa se quitó la ropa y se sentó en la cama, con la espalda apoyada contra el cabecero. Le tendió la mano a su omega y este gateó hasta sentarse a horcajadas en su regazo. Aaron sonreía ante aquella hermosa vista, su precioso omega ruborizado con los pechos rezumando y la redonda barriga con su pequeño dentro. Era simplemente perfecto y le hacía sentir orgulloso.

Comenzó a acariciar sus pechos, primero solo masajeándolos, dejando que Spencer anhelara por más. Sintió la lubricación goteando sobre su muslo. Cuando pellizcó los pezones, el omega se sacudió sobre él. Spencer sentía un hormigueo por todo su cuerpo, necesitaba que le tocara más, que usara su boca, pero le avergonzaba decirlo, por suerte su alfa parecía leerle la mente.

—¿Quieres más?—le preguntó, y Spencer asintió frenéticamente.

Le sujetó por las caderas y tomó uno de sus pezones entre sus labios. Succionó y sintió el líquido tibio brotar en su boca. Tan dulce y delicioso, no se cansaba de él. Sería una lástima tener que cedérselo a su hijo cuando naciera. Spencer se cubría la boca con ambas manos para ahogar los gemidos, la forma en que Aaron le chupaba era demasiado lasciva y sus pezones estaban muy sensibles. Lamía y lo presionaba con los labios, tirando suavemente de él.

—¡Mmh!—Spencer movió las caderas, presionando su pene contra la erección del alfa.

—Quieto—le agarró por los muslos y lo apartó un poco—. Solamente con tus pechos, te lo dije.

No permitiría ninguna otra fricción ni estimulación, le había estado entrenando para sensibilizar cada vez más sus pechos y ahora los pondría a prueba. Presionó ambos pechos y lamió la leche que brotó de ellos. El omega se estremecía sobre él, aferrándose a sus hombros con un brazo mientras se cubría la boca con la otra mano. Era rudo y dulce a la vez y tan, tan obsceno. Aaron juntó sus pechos y chupó ambos pezones al mismo tiempo. Ya no aguantó más, Spencer no pudo resistir y se vino salpicando el torso de su alfa y goteando abundante lubricación sobre sus muslos.

—Buen chico, lo has hecho muy bien—le dijo mientras le acariciaba la cabeza y dejaba que descansara apoyado contra él.

—Gracias, alfa—respondió sonriente. Sintió el miembro duro contra su barriga, Aaron aún no se había corrido y estaba caliente y casi goteando—. Um... ¿Puedo chupártela?—preguntó, acariciando con sus dedos la punta de la erección.

—Claro, siéntate.

Le ayudó a sentarse contra el cabecero, colocándole unas almohadas tras la espalda para que estuviera cómodo, y se arrodilló frente a él. Con la verga a la altura perfecta, Spencer la tomó con ambas manos y no tardó un segundo en comenzar a lamerla. La recorrió de abajo arriba cubriéndola de saliva y lamió el frenillo. Succionó el líquido que brotaba de la punta y se relamió los labios. Metió el miembro en su boca, gimiendo suavemente. La vibración atravesó el cuerpo de Aaron y suspiró, Spencer se había vuelto muy bueno en eso. El omega deslizó el miembro lentamente por su garganta, acostumbrándose poco a poco a la dura y caliente intrusión, hasta que su nariz se hundió entre el oscuro vello púbico. Tras mucha práctica ya era capaz de tragarlo por completo. Unas lágrimas se deslizaban por sus mejillas por la incomodidad, pero ver la sonrisa satisfecha en el rostro de su alfa merecía la pena. Aaron acarició sus cabellos y limpió las lágrimas con el pulgar, llevándoselo después a los labios.

—Deliciosas—normalmente no le gustaría ver llorar a su omega, pero esa era una situación diferente.

Spencer sacó el miembro solo hasta la mitad y volvió a penetrar su boca con él, una y otra vez muy lentamente mientras se sujetaba a la cadera de su alfa con una mano y le masajeaba las bolas con la otra. Cuando el nudo comenzó a crecer no pudo seguir metiéndolo hasta el fondo y se dedicó a jugar con la punta y el frenillo.

—Ngh... Spencer, ¿dónde lo quieres?—le preguntó, agarrando sus cabellos.

—Mm...mi boca—respondió, apenas sacando el miembro un segundo.

—De acuerdo, abre bien.

Mantuvo sujeta su cabeza por el pelo y se masturbó hasta que vertió su simiente en la boca abierta del omega. Spencer tragó el sabroso líquido y chupó el miembro limpiando hasta la última gota.

—Muy bien—le felicitó su alfa, volviendo a peinar sus cabellos.

Le ayudó a tumbarse de lado y se tumbó tras él. Lo penetró y estaba tan dilatado en preparación para el parto que solo tuvo que forzar un poco para poder introducir también el nudo. Spencer gimió y no pudo contenerse, al sentir el nudo presionar de repente en su interior se vino incluso sin permiso de su alfa.

—Uhn...


—Está bien, no pasa nada—le dio un beso en la mejilla y le abrazó, acariciando su barriga.

Continuará...

1 comentario:

  1. wooow ya casi, ya casi..!!!!
    te esperamos con ancías bebe..!!!!
    ♥♥♥

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