Título: Hotch Scratch Fever
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: DarkJediQueen y Rivermoon1970 Trabajo original: Hotch Scratch Fever
Traducción: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon
Capítulos: 5 (1 de 5)
Resumen: Se suponía que iba a ser una captura rutinaria, bueno, tan rutinaria como puede ser en la UAC. Por desgracia, fue de todo menos rutinario y ahora Hotch es, bueno, Hotch ha sido transformado...... en un gatito. Y nadie sabe cómo transformarlo de nuevo.
Capítulo 1
Hotch
se acercó hacia donde había visto al mago correr cuando le había
sorprendido. Había sentido la magia golpearlo y lo había descartado
como un hechizo de distracción. Ya había llamado al equipo para
decirles dónde estaba. Trataba de arreglárselas hasta que pudieran
llegar los demás. Realmente no se había esperado el ritual al
llegar solo para hablar con el testigo. Quien, por desgracia, resultó
ser su sospechoso.
Hotch
sacó la varita de la funda de su muñeca y la levantó hacia el
mago, un hechizo de restricción en la punta de su lengua, pero
quería darle al sospechoso la oportunidad de rendirse pacíficamente.
—Abernathy
Jones, FBI. Detenga lo que está haciendo. Queda arrestado—Hotch
tuvo el tiempo justo para agacharse en el lateral de la casa cuando
le lanzaron una maldición. Jurando para sí mismo, se preguntaba
dónde demonios estaba su equipo. Ya deberían de estar ahí. El
equipo había sido incapaz de averiguar exactamente el nivel de magia
de su Sudes así que había esperado que arrastraran el culo para
llegar hasta él.
Hotch
intentó buscar otra oportunidad para llegar a la víctima, que aún
estaba inconsciente en medio del círculo. Cuando Jones se apartó
para buscarle, aprovechó su oportunidad. Avanzó y esperó sentir su
pulso; era débil, pero por suerte aún estaba ahí. Ese fue su
error. Había entrado del todo en el círculo. Sintió el poder a su
alrededor y el círculo se cerró, atrapándolo dentro.
—¿Qué
esperaba conseguir exactamente, agente?—Jones se paró frente a él
dentro del círculo con una arrogante sonrisa en el rostro. No había
nada que Hotch pudiera hacer y lo sabía. Su única esperanza era que
el equipo llegara.
—Puedes
detener esto ahora, Jones. Tenemos suficientes pruebas para
arrestarte. Si me maldices, estarás atacando a un agente federal. Te
aseguro que no quieres añadir eso a la extensa lista de cargos que
tenemos contra ti—Hotch intentó establecer un diálogo para que el
equipo tuviera algo más de tiempo para llegar. La expresión en el
rostro de Jones le dijo que no iba a funcionar. Ambos se lanzaron
hechizos el uno al otro al mismo tiempo.
Hotch
cayó junto a la víctima, pero se sentía extraño y no estaba
seguro de por qué. Sabía que algo había pasado, pero no sabía el
qué. Jones estaba envuelto en el hechizo de restricción que ya
tenía preparado. Comenzó a sentirse raro. Conocía un gran número
de hechizos y este no era uno de ellos. Eso le tenía un poco
asustado. Cuando escuchó ruidosos pasos dirigiéndose hacia él,
intentó ocultarse aún más. No tenía ni idea de qué estaba
causando el ruido ya que era mucho más fuerte que unos pasos
humanos, incluso si era su equipo apresurándose hacia él.
—Hotch—gritó
alguien. Pensó que quizás era Prentiss, pero no podía estar
seguro.
—Hotch—esa
voz sí la reconoció. Esa era la voz de consuelo y calidez. Saliendo
de su escondite, levantó la mirada hacia el greñudo hombre. Reid
estaba mucho más lejos de lo que su mente le decía que debería
para estar en el suelo.
—Miau—espera,
¿qué? Acababa de—, Miau—¿Pero qué narices estaba pasando?
Girándose, intentó ver a los demás y por el rabillo del ojo captó
una larga y esponjosa cola. La punta de la cual se estaba moviendo
adelante y atrás. Mirándola con furia, intentó lanzarse a por la
cola y tropezó con la prenda de ropa sobre la que estaba sentado en
ese momento. La cola desapareció y todo lo que pudo ver fue algo
negro y brillante frente a él.
—Hotch,
¿dónde estás?—Reid le llamó de nuevo. Su equipo estaba
intentando encontrarlo frenéticamente. Reid finalmente miró en su
dirección y comenzó a caminar hacia él.
—Miau—maldición,
aún no sabía por qué estaba haciendo eso.
Se
levantó de la posición despatarrada en la que le había dejado
intentar atrapar la cola. Contoneándose, finalmente fue capaz de
sentarse sobre sus patas traseras. Entonces, se miró hacia abajo y
vio las dos patas delanteras. Dejando salir un pequeño gruñido,
finalmente llegó a la conclusión de que era un gato. No, un gato
no. Un maldito gatito. Un pequeño gatito negro. Miró alrededor
buscando algo para comparar su tamaño y encontró su arma enfundada.
No era mucho más grande que ella. Demonios, pensó y se preguntó
cómo iba a salir de este desastre.
—¿Hotch?—Reid
se arrodilló y le miró a los ojos—. Tienes que estar bromeando—su
mano se movió hacia él y Hotch no estaba seguro de si quería
saltar sobre ella o huir—. Hey, está bien. Sé que probablemente
estás asustado, pero soy yo. Soy Spencer—la mano no se acercó
más, pero estaba ahí, firme y esperando. Hotch se inclinó más
cerca y olfateó. Sabía lo que se suponía que debía oler, pero era
mucho más. El olor de los archivos en papel sobre los que había
estado inmerso era fuerte, pero aún más intenso era el olor de los
libros que había estado leyendo y estaba incluso el débil olor del
aceite para armas de cuando había estado trasteando con su revólver
la noche anterior. Después estaba la esencia de Reid. Se inclinó
aún más cerca y presionó su nariz contra la palma de la mano del
joven.
Reid
no movió esa mano, pero levantó la otra sin moverla hacia él. En
su lugar, Hotch la vio detenerse con el puño cerrado. Fue entonces
cuando Hotch se percató del resto del equipo detrás de Reid, todos
ellos se habían detenido ante el movimiento del joven. Hotch se giró
para intentar regresar a su escondite, pero las ropas habían caído.
Eso llevaría demasiado tiempo. En su lugar vio su zapato, la cosa
brillante y negra, y gateó dentro de él. Solo había una entrada
por la que pudieran llegar a él y podría defenderse.
Una
extraña sensación se movió por su mano, no, pata, hacia las
puntas. Sintió que sus patas se enganchaban en el revestimiento del
zapato. Sus garras estaban fuera. Morgan se acercó más para ver qué
estaba pasando.
—Guaperas,
¿dónde está Hotch?—Morgan estaba mirando a su alrededor para
encontrar a su jefe de unidad.
—Bueno,
está en su zapato—oyó que Reid le decía a Morgan.
—¿Qué?—Morgan
se agachó y metió la mano en el zapato. Hotch bufó y dio un
zarpazo a los dedos intrusos. Morgan gritó, sacando la mano con
cuatro arañazos profundos alineados en sus dedos—. ¿Qué
demonios, Hotch?—miró molesto el zapato.
—Morgan,
está asustado. Vamos a retroceder y a dejar que se tranquilice—el
equipo retrocedió, pero Spencer se sentó en el círculo y esperó
pacientemente para ver lo que iba a hacer el gatito. Cuando Hotch
dejó de oír movimiento, avanzó y asomó la cabeza, mirando hacia
arriba para ver a Reid sentado ahí tranquilo.
—Miau—dijo
Hotch de nuevo, maldiciendo no poder hablar. Reid adelantó la mano
otra vez, pero no la colocó sobre el zapato, solo frente a él para
que no pareciera como si intentara agarrarlo. Hotch se inclinó hacia
delante para tocar con su nariz la palma de nuevo. Doblando un poco
sus dedos, Reid rascó la barbilla de Hotch, lo que le dejó
ronroneando y estirando el cuelo por más. Las uñas se hundieron más
en su pelaje. Hotch ronroneó más fuerte y no pudo evitar pensar lo
bien que se sentía. Lentamente, salió del zapato y trepó por el
brazo de Reid.
—¿Reid?—preguntó
una voz nueva. Hotch tardó un momento en darse cuenta de que era la
voz de Dave.
—Bueno,
no sé de qué hechizo se trata, pero saludad a Hotch—sostuvo con
cuidado al pequeño gatito en sus manos.
Hotch
aún estaba ronroneando, pero se detuvo cuando Dave y J. J. se
acercaron. Morgan tenía los dedos envueltos en el borde de su
camiseta que había sacado de debajo de su chaleco. J. J. miró entre
Reid y el gatito con las cejas levantadas tan alto que desaparecían
bajo su flequillo.
—¿Ese
es Hotch?—se acercó un poco más, pero Hotch se encogió en las
manos de Reid.
Quería
fruncirle el ceño, pero no sabía cómo, al menos aún no. En su
lugar, sintió que su pelaje se levantaba en su espalda y en vez de
ronronear los músculos de su garganta cambiaron para gruñirle. J.
J. dejó de moverse y Reid lo acercó a su pecho. Sabía que en solo
unos segundos comenzaría a escupir. No estaba seguro de qué pensar
sobre estos nuevos instintos que estaba sintiendo.
—Ve
y asegura al Sudes, Morgan. Yo me encargo de Hotch—la voz de Reid
sonó fuerte, pero Hotch le conocía lo suficiente para oír la
inseguridad. Morgan y Dave se dirigieron hacia el inmovilizado Jones
y Hotch se alegró de ver que, mientras los otros habían estado
ocupados con él, Prentiss había estado cuidando de la víctima.
—Reid,
¿estás seguro de que es él?—preguntó J. J. Se veía muy
insegura.
—«Una
vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que
parezca, debe ser la verdad».
Este chico estaba escondido en la ropa de Hotch y maulló cuando le
llamé. A menos que Hotch se desnudara y escondiera un gato en su
ropa, es él.
Hotch
se ofendió cuando Reid habló sobre él desnudándose en un caso así
que mordió la piel más cercana a él, lo que terminó siendo la
sensible piel entre índice y pulgar. El joven se quejó y Hotch fue
sostenido en una mano mientras Reid se llevaba la piel herida a su
boca. La mirada enfadada dirigida a él con ojos serios hizo que
Hotch se agachara y frotara su mejilla contra la mano que lo sostenía
como disculpa, apartándose para dar un lametón a la piel.
—Lo
sé, tienes miedo y no entiendes qué te está pasando, pero no te
preocupes, averiguaremos qué sucede—sostuvo a Hotch cerca de su
pecho y acarició su espalda. Hotch cerró los ojos y ronroneó
contra el pecho de Reid. Esto era seguridad y comenzó a relajarse un
poco más.
—Vale,
tenemos a Jones en el coche y he recogido la ropa de Hotch, su arma,
varita y las fundas para ambas—dijo Prentiss mientras se acercaba
con cuidado a Reid.
Por
supuesto, fue en ese mismo momento cuando el teléfono de Reid sonó.
Pasó a Hotch a su otra mano y sacó el teléfono. Cuando vio quién
estaba llamando, gruñó ligeramente. No necesitaba a García en ese
momento, pero respondió para ver qué quería.
—Hey,
García, ¿tenías algo para nosotros?—Hotch abrió los ojos y miró
el teléfono preguntándose qué quería su analista. Quería
responder desesperadamente, pero Reid mantenía el teléfono apartado
de él.
—He
intentado contactar con Hotch, pero no responde a su teléfono. He
dejado mensajes y probado de nuevo, ¿qué está pasando? ¿Dónde
está el jefe? ¿Qué ha pasado ahí...?
—Pen,
respira hondo, ¿vale?—Prentiss parecía bastante divertida por la
frenética llamada de su tecnomaga residente—. Hotch está...
bien—no quería decir por teléfono lo que había pasado porque no
quería que García se preocupara más de lo que ya estaba.
Cuando
un holograma de García surgió del teléfono de Reid, Prentiss supo
que había cometido un error. Había hecho que García se preocupara,
lo que le hacía hacer cosas raras con la tecnología.
—¿Y
qué significa eso, oh, mi princesa azabache?—resopló García
mirando entre Prentiss y Reid. Los ojos de Hotch se abrieron y se
sintió muy travieso al ver el holograma. Incorporándose en la mano
de Reid, se inclinó hacia delante y golpeó la brillante imagen—.
¿Qué demonios fue eso?
Prentiss
y Reid estaban intentando contener una risa cuando Hotch siguió
sacudiendo su pequeña garra contra el holograma. Entrecerrando los
ojos, frunció el ceño, o eso esperaba, a la imagen. Levantando el
trasero en el aire y bajando la cabeza, contoneó su cuerpo antes de
saltar. El chillido desde el teléfono tuvo a Hotch intentando
sonreír. Su boca no haría el gesto, pero Reid soltó un resoplido y
se echó a reír.
—Eso,
García, es Hotch.
—¿Qué?
¿Qué? Ese no puede ser Hotch—el gatito estaba ahora sentado a
medias entre los brazos de Reid y el teléfono, aún intentando
fruncir el ceño al holograma—. ¿Los gatos fruncen el ceño?—los
dos se miraron entre sí un momento y entonces García soltó un
extraño sonido incluso para ella—. Oh dios mío. Ese es Hotch.
¿Cómo puede ser ese Hotch?—Hotch soltó un pequeño resoplido de
satisfacción antes de volver a los brazos de Reid feliz de al menos
haber averiguado una cosa.
—Te
lo explicaremos todo cuando regresemos a casa, García. Ahora, ¿por
qué estabas llamando?
—Oh,
era sobre Abernathy Jones. Era profesor de transfiguración y magia
física en la Universidad Estatal de Iowa. De hecho, conoce muchos
hechizos raros y en desuso. Tenía reputación por experimentar con
sus estudiantes. La mayor parte del tiempo los hechizos podrían
revertirse, pero de vez en cuando una de sus víctimas permanecería
en la forma en la que la transformaba. Cuando el comité de la
universidad descubrió lo que sucedía, lo despidieron. Justo antes
de que su esposa lo abandonara. Ella desapareció dos días más
tarde.
—Ambos
eventos tan cercanos debieron de ser el desencadenante—dijo
Prentiss con el ceño fruncido.
—Vamos,
volvamos a la comisaría. Dejad trabajar a los chicos de la escena
del crimen. Con suerte, podrán conseguir una muestra de la magia que
usó—Morgan había vuelto con ellos para ver cómo les iba a Reid y
Hotch.
—Además,
necesitamos que Jones nos diga exactamente qué hizo y cómo
revertirlo—todo el equipo se subió a los Suburban que los
esperaban con Reid en el asiento trasero sosteniendo con cuidado a
Hotch. Enroscándose en el regazo del genio, Hotch dejó que el
agotamiento lo invadiera y se sintió impulsado a echarse una siesta.
Solo era un extra que fuera en su humano preferido.
La
mano de Reid descansó en su espalda, frotando ligeramente. Los dedos
recorrieron su columna y se asentó más. Era el cielo. Comenzó a
ronronear de nuevo y eso solo le ayudó a sumergirse aún más
profundo en el sueño. Lo despertaron demasiado pronto e hizo saber
su molestia. Escuchó la suave risa de Reid y giró la cabeza para
mirarle. Ahora sabía fruncir el ceño y se lo hizo saber. No estaba
preparado para ver al joven cubriéndose la boca e intentando no
temblar demasiado por la risa.
—¿Qué
es tan divertido, chico?—Dave comenzó a caminar con él hacia la
entrada de la comisaría.
—Ha
averiguado cómo fruncir el ceño y es tan adorable—Reid aún
estaba intentando reprimir la risa mientras cruzaban las puertas de
la comisaría. Varias cabezas se giraron y Hotch se sobresaltó al
ver tantos agentes dentro. Retrocedió en el brazo de Reid hasta que
estuvo acurrucado con seguridad con algo a su espalda y a un lado.
Solamente podrían llegar a él por dos lados. Podía vigilar mejor
dos que tres o cuatro.
—Dr.
Reid, siento tener que pedirle que lleve al gato a otra parte. No
permitimos animales en la comisaría—le dijo el jefe de policía de
Ames.
—El
gato es un testigo y nuestro jefe de unidad. Va donde nosotros
vamos—Reid no esperó una respuesta, se dirigió hacia la pequeña
sala de reuniones que habían estado usando durante la investigación.
El equipo lo siguió con Morgan llevando a Jones a las celdas. Nadie
dijo nada mientras Reid se sentaba en la silla que estaba más lejos
de la puerta. Hotch solo se apartó de su lado cuando Reid estuvo del
todo sentado. Bajó y se sentó sobre la rodilla de Reid para mirar
alrededor. Todo era mucho más grande y no le gustaba. Estaba
acostumbrado a ser una de las cosas más grandes de la habitación.
Morgan
llegó en unos minutos tras procesar a Jones y dejarlo en una celda.
Querían hacerle sudar durante un rato antes de comenzar el
interrogatorio.
—Prentiss,
a parte de Hotch, tú eres la más en sintonía con la magia.
¿Conoces o puedes imaginar qué hechizo ha usado?—Dave intentó
que no se notara la risa en su voz mientras observaba a Hotch
limpiando los dedos de Reid.
—Normalmente,
las transfiguraciones solo se realizan a título personal. Nunca he
visto a otro hechicero convertir a alguien así. Conllevaría una
gran cantidad de poder—se inclinó sobre la mesa y miró a Reid y a
Hotch—. Tenemos que encontrar su grimorio o el libro de hechizos
que usó si no podemos conseguir que revierta el hechizo.
—¿Y
si no lo encontramos?—preguntó J. J.
—Entonces
alguien acabará con una caja de arena y juguetes para gatos en su
casa—dijo Prentiss.
Reid
levantó la mirada de Hotch ante eso.
—Aún
nos queda mucho para eso. Ni siquiera bromees con ello.
—Jones
hablará—dijo Morgan desde la entrada de la sala. No se había
vuelto a acercar desde que Hotch le había arañado. Hotch aún
estaba sentado sobre Reid, pero ahora se estaba limpiando él mismo.
—Hay
que concederle algo a Hotch. En las únicas transfiguraciones como
esta sobre las que he leído, el objetivo se transformaba en algo que
era el opuesto a ellos. Hotch debió de asustar mucho a Jones para
convertirlo en un pequeño gatito—Reid miró a Hotch y vio que
había dejado de limpiarse y estaba frunciendo el ceño de nuevo. Ni
siquiera intentó contener la risa. Hotch golpeó la mano que le
había estado acariciando.
—Por
supuesto, a ti te pega con las almohadillas y a mí con las
zarpas—Morgan levantó sus dedos ahora vendados, lo que hizo que
todo el equipo soltara una risilla. Les llevó unos minutos
tranquilizarse todos y, cuando lo hicieron, vieron a un engreído
Hotch, por supuesto. Dave miró a Morgan.
—Muy
bien, ¿vamos a por ello?—Morgan asintió una vez y ambos se
dirigieron a la sala de interrogatorios.
—No
te preocupes, Hotch—dijo Spencer y rascó la cabeza del gatito—.
Te sacaremos de esta—Hotch ronroneó y frotó su cabeza contra la
mano de Spencer.
Cuando
J. J. y Prentiss trajeron comida una hora más tarde, Hotch comenzó
a maullar. Era comida china, lo que hizo que Hotch maullara aún más
fuerte. Cuando Spencer echó algo de pollo General Tsao en un plato,
Hotch se abalanzó sobre él de inmediato.
—¡Hotch!—gritó
Spencer mientras veía cómo se comía su comida.
—Tenías
que pedir su favorita, Spencer—J. J. se estaba riendo a carcajadas
viendo a Hotch intentar comer los tacos grandes de pollo.
Por
supuesto, se calló de inmediato cuando se abalanzó sobre su plato
intentando robar algunos fideos. Tenía un largo fideo en la mesa y,
en lugar de comérselo, Hotch comenzó a jugar con él. Para cuando
Spencer lo agarró, estaba completamente enrollado en un fideo Chow
Mein.
—Ahora
creo que solo estás jugando con nosotros—Spencer lo sostuvo en el
aire con sus manos y le miró a los ojos—. Vamos a limpiarte.
A
Hotch no le gustó cómo sonaba eso. Se retorció para intentar
escapar de las manos que lo sostenían. Maldijo los ágiles dedos de
Spencer mientras el joven le agarraba bien.
—J.
J., ¿puedes ver si tienen jabón en la cocina?—preguntó Spencer.
Hotch
gritó una vez mientras el joven lo sacaba de la sala de reuniones,
intentando bloquear el sonido de las risas del equipo. Se retorció
de nuevo, pero Spencer solo lo acercó más a su cuerpo, atrapándolo
aún más. Se rindió de nuevo y se resignó a su destino. Se quedó
inmóvil en manos de Spencer. Imaginó que no sería tan malo. Iba a
ser Spencer bañándolo. Spencer era su favorito.
—Gracias,
J. J.—dijo Spencer cuando J. J. entró al cuarto de baño de
hombres y dejó un pequeño bote de lavavajillas al borde del lavabo.
Spencer colocó a Hotch dentro del lavabo.
—Yo
bloquearía la puerta para que nadie entre y él se escape.
—Es
Hotch, no va a intentar escapar.
J.
J. rio y dejó el cuarto de baño. Spencer miró donde había dejado
al gato y frunció el ceño inclinándose para echar el pestillo a la
puerta. Nunca había bañado antes a un gato. Sabía que la mecánica
era similar a bañar cualquier cosa, pero que un gato era sensible.
Este gato, sin embargo, solía ser una persona, su mente aún era la
de una persona, y bañar a alguien era una experiencia bastante
personal. El pelaje de Hotch estaba pegajoso con la salsa de Chow
Mein y su cara estaba llena de la salsa picante del pollo. Se veía
totalmente adorable intentando lavarse usando sus patas. Spencer le
observó por un momento antes de volver con él.
Hotch
lamió su pata para humedecerla, se frotó la cara con ella, volvió
a lamerse la pata para limpiarla y comenzó el proceso de nuevo.
Estaba funcionando, pero iba muy lento ya que la salsa era muy
espesa. Spencer lo levantó y lo colocó en la encimera del lavabo.
Giró los mandos para intentar conseguir agua a una temperatura que
pensó que no dañaría la piel de Hotch.
—¿Estás
listo?—preguntó Spencer.
Hotch
echó un vistazo al lavabo que tenía un par de centímetros de agua
ya que no se iba por el desagüe tan rápido como salía del grifo.
Extendió la pata y golpeó el agua, saltando hacia atrás cuando
salpicó sobre él. Hotch se agachó, intentando hacerse pequeño.
Sabía que no debía tener miedo del agua, pero se sentía muy
extraña en su pelo.
Spencer
se sentía mal por él, pero no necesitaban un gato pegajoso
corriendo por ahí hasta que consiguieran que Jones confesara cómo
transformarlo de vuelta. No se permitía siquiera plantearse qué
sucedería si no conseguían transformarlo de nuevo. Aún no se
permitía pensar en Jack.
—¿Vas
a dejarme hacer esto o vas a pelear?—Spencer sostuvo a Hotch en una
mano mientras cogía algo de agua con la otra. Entonces la dejó
gotear con cuidado sobre su espalda, dejando que se acostumbrara a la
cálida humedad. Hotch protestó. Ruidosamente. Lo que, por supuesto,
hizo que Spencer intentara reprimir una risa, lo que a su vez le hizo
perder el agarre del gatito, quien aterrizó en el charco de agua del
lavabo, salpicando a Spencer bastante espectacularmente. Hotch se
sentó en medio del agua con una mirada estupefacta en el rostro. No
sabía qué hacer.
Spencer
actuó rápido cogiendo el jabón y echando un poco en su mano.
Sostuvo a Hotch cuidadosamente por el pescuezo y comenzó a
limpiarlo. Hotch quedó ahí colgado en su mano con un aire
petulante. Spencer se preguntaba si así era como Hotch se sentía al
bañar a Jack cuando era más pequeño, queriendo reírse mientras el
chico le peleaba con actitud en lugar de intentar escapar.
Finalmente, lo aclaró y cogió la toalla que J. J. le había dejado
al traer el jabón. Envolvió a un traumatizado Hotch en la toalla y
lo sostuvo contra su pecho. Lo frotó suavemente, intentando secarlo
y calmarlo al mismo tiempo. Se centró primero en la cabeza de Hotch,
limpiando alrededor de sus ojos antes de ir tras sus mejillas.
Después fue su vientre. El gatito comenzó a ronronear mientras
frotaba la toalla sobre su vientre. Cuando estuvo tan seco como Hotch
le iba a permitir, Spencer comenzó a frotar la toalla por su
espalda.
Hotch
estiró su pecho para que Spencer pudiera llegar más fácil a su
espalda al tiempo que presionaba su rostro ahora limpio contra la
barbilla de Spencer. El genio no pudo evitar la sonrisa que cruzó
sus labios mientras Hotch restregaba la cabeza por su mejilla.
—Te
prometo que solucionaremos esto—Spencer suspiró mientras Hotch se
acurrucaba bajo su cuello y ronroneaba.
Desabotonó
su chaleco y comprobó la camisa. Por suerte estaba seca. Tan solo
tendría que cambiarse el chaleco. Sus pantalones estaban un poco
mojados, pero nada que no pudiera soportar por el rato que tardarían
en secarse. Quitó el cerrojo de la puerta y la abrió, pero no
salió. Miró hacia donde se encontraban las celdas para asegurarse
de que nadie venía por ese camino. Se alegró de haber esperado al
ver que dos agentes pasaban corriendo a su lado.
Spencer
se metió de nuevo al baño y esperó a que pasaran. Les observó
mientras se dirigían a la sala de reuniones donde estaban los demás.
—Oh,
no, esto no es bueno—abrazó a Hotch mientras se dirigía
rápidamente a la sala de reuniones.
Cuando
llegó, todos estaban hablando al mismo tiempo. Morgan y Dave
gritando a los agentes que estaban intentando explicar lo que había
pasado. J. J. y Prentiss estaban intentando detener a los chicos,
pero sin suerte. El gatito en sus brazos se movió y dejó salir un
tremendo chillido que Spencer juraba haber oído solo cuando había
pisado a un gato una vez en la casa de un vecino cuando era pequeño.
Todos los ojos en la sala se giraron para mirar a Hotch y a él y
cerraron la boca. Hotch se sentó en la mano de Spencer y se quedó
mirándolos fijamente.
—Vale,
¿qué está pasando?—Spencer entró en la sala, esperando que
alguien le explicara qué demonios estaba sucediendo. El problema era
que nadie quería hablar. Sabían que esta noticia podría enloquecer
a Spencer y nadie quería hacer eso. El temperamento de Spencer podía
ser tranquilo, pero este era uno de esos casos que posiblemente
conseguirían hacerle estallar. Finalmente, fue Morgan quien afrontó
la situación.
—Jones
escapó—los ojos de Spencer se abrieron como platos y dio gracias a
todas las deidades que pudo porque hubiera una silla bajo él cuando
sintió que sus rodillas cedían. No dijo nada, no podía mientras
sus pensamientos comenzaban a rebotar por todas partes.
—¿Q-qué?—consiguió
decir al fin.
—Lo
encontraremos, Reid. Te lo prometo, pero Jones se ha ido. Se escapó
del precinto. Parece que alguien decidió cambiarle las esposas con
hechizo de restricción a unas normales y se desvaneció.
Hotch
saltó de la mano de Spencer y cruzó la mesa acercándose tanto como
pudo a los agentes. Entonces les dejó saber su desaprobación ante
su estupidez.
Si
no fuera por la severidad de la situación, Spencer sabía que se
estaría partiendo de risa en el suelo ante la imagen del pequeño
gatito Hotch al borde de la mesa bufando, escupiendo y aullando a los
dos agentes. El pelo de la espalda del pequeño gatito estaba tan
erizado como podía.
Dave
se estaba esforzando por mantenerse bajo control cuando miró a los
dos agentes que estaban con la cara roja de vergüenza.
—Os
sugeriría volver a la casa de Jones y comprobar si está ahí. Si
tenéis a un hechicero en vuestro equipo llevadlo con vosotros y esta
vez dejadle puestas las esposas hechizadas—Dave les dedicó su
propia mirada enfadada y los agentes se marcharon rápidamente para
hacer lo que les había sugerido.
Una
hora más tarde, los agentes regresaron con las manos vacías. Jones
había desaparecido y no tenían ni idea de cómo encontrarlo. El
equipo salvo Spencer fueron a la casa para recabar evidencias y, con
suerte, encontrar el grimorio de Jones. Spencer se sentó en una de
las sillas con Hotch enroscado en su brazo, dormido de nuevo, e
intentó no pensar en lo peor.
Cuando
todos regresaron finalmente a la comisaría tras horas de rastrear la
casa de Jones, lo hicieron con muy poca información. Encontraron un
libro de hechizos, pero no el grimorio personal de Jones. Prentiss
cogió el libro para estudiarlo y ver si podía descubrir qué
hechizo podría transformar de nuevo a Hotch.
—No
hay nada más que podamos hacer. Jones se ha esfumado. Vamos a tener
que volver a casa e intentar resolver esto.
—¿Quién
va a cuidar de Hotch?—Morgan estaba visiblemente agitado por haber
fallado a la hora de mantener encerrado al mago. Estaba furioso e
intentaba controlar sus emociones. Dave sonrió mirando a Spencer
sosteniendo al satisfecho gatito dormido.
—Creo
que Hotch ya ha escogido quién quiere que cuide de él.
—¿Qué?
Y-yo no puedo cuidar de un gato.
—Chico,
prácticamente mutiló a Morgan y, aunque podamos acercarnos, se ha
apegado a ti. Te ha escogido a ti, lo que significa que vas a tener
que llevártelo contigo.
Spencer
quería fruncirle el ceño a Hotch, pero, cuando vio la pequeña
forma durmiente en sus manos, su expresión se suavizó y sonrió
para sí. Cuando se tomó un momento para pensarlo, se dio cuenta de
que no le importaba llevarse a Hotch consigo.
—Bien,
entonces voy a tener que ir a una tienda de mascotas para conseguir
un transportín y, J. J., tenemos que informar al piloto de lo que
pasó para que no tengamos problemas—J. J. sonrió y dijo que se
encargaría de ello. Morgan estuvo de acuerdo en llevar a Reid a la
tienda de mascotas antes de que cerrara, pero tenían que darse prisa
porque ya se estaba haciendo tarde. Dave dijo que llamaría a Strauss
para advertirle también.
Por
suerte, la tienda de mascotas admitía animales y Spencer pudo meter
a Hotch. El gatito despertó cuando Morgan aparcaba el Suburban.
Spencer observó mientras Hotch despertaba sobresaltado y miraba a su
alrededor antes de mirarle a él y pareció relajarse en ese mismo
instante. Saliendo del coche, levantó a Hotch para que pudiera
trepar sobre su hombro. Se acomodó de modo que se apoyaba contra el
cuello de Spencer, tocando tanta piel como podía.
—Espero
que Hotch recuerde cada segundo de esto porque sería una gran
injusticia si no se recuerda acurrucándose con la gente—dijo
Morgan dando la vuelta al coche.
Las
puertas de la tienda no eran automáticas ya que se permitían
animales, Spencer lo entendió.
—¡Hola!—una
de las trabajadoras les saludó al entrar. Por suerte, no intentó
tocar a Hotch—. Es una monada. ¿Cómo se llama?
—Hotch—respondió
Spencer y le vio arrugar el rostro confusa. Era un nombre realmente
raro para un gato, pero no iba a decirle Aaron ni iba a inventar un
nombre más de gato para él—. Necesito al menos un transportín
para él.
—Vale,
están...—la trabajadora se detuvo cuando vio las armas en las
caderas de Spencer y Morgan. Sus ojos se abrieron y Morgan sacó su
carné—. Están en el pasillo uno.
—Gracias—Spencer
se dirigió hacia los pasillos.
No
le estaba prestando ninguna atención a Hotch hasta que tuvo garras
hundiéndose en su piel y entonces Hotch ya no estaba en su hombro.
Se giró para encontrar a Hotch colgando de un pedazo de cuerda
elástica. Tenía lo que parecía ser un pájaro de peluche en su
boca. Morgan se detuvo, solo mirando fijamente. Lo único que
mantenía a Hotch en el aire era que la cuerda estaba unida a una
vara y esa vara a su vez estaba sujeta a un bloque de plástico.
Spencer se acercó a él para apartarlo, pero antes de poder hacerlo
escuchó el chasquido de una foto.
—Sabes
que García se enfadará si oye esta historia y no le enseño una
foto.
—Tú
sabrás—dijo Spencer mientras sostenía a Hotch por el trasero y lo
levantaba. Recibió un gruñido y el gatito intentó liberar el
pequeño pájaro de peluche para llevárselo. Estuvo a punto de
volcar de la mano de Spencer; solo la rápida reacción por parte del
joven y que Hotch soltara el pájaro le salvó de caer al duro
suelo—. ¿Por qué no encontramos los transportines y podemos
buscar algún juguete para mantenerte entretenido en el vuelo a casa?
Morgan
resopló y Spencer se giró para mirarle molesto.
—¿Por
qué no vas a la sección para perros y le compras algún juguete a
Clooney y quizás algunos dulces?—preguntó Spencer. Forzó un tono
molesto en su voz y observó mientras Morgan levantaba las manos
antes de retroceder.
Hotch
le maulló y Spencer cogió el juguete de la estantería, pero no
dejó que Hotch jugara con él. Estaba maravillado por cuánto Hotch
era él mismo pero entonces parecía tener momentos en los que
actuaba totalmente como un gatito. El incidente del fideo y ahora el
juguete ahí. No había rastro del hechizo usado para transformarlo
en un gato y, ya que él era el único superviviente, no había forma
de volver sobre las víctimas. Todas habían permanecido en su forma
animal durante mucho tiempo tras su muerte, solo volviendo a un
cuerpo humano en la luna llena. Por eso habían tardado tanto en
llamar a la UAC para trabajar en el caso, solo había un aumento en
animales muertos antes de descubrir que sus cuerpos permanecían
transfigurados tras la muerte.
Había
una pequeña esperanza de que Hotch se transformara de nuevo con la
luna llena, pero Spencer no iba a aferrarse a eso. La luna tenía
poder sobre las cosas que ya no vivían y Hotch aún estaba vivo.
Tendrían que encontrar a Jones, pero se había esfumado y no había
manera de que el FBI aprobara su caza por todo el país. Se lo
encargarían a la policía y la oficina local. La UAC ayudaría y
haría su propia búsqueda desde la oficina. Como mucho, vuelos
cortos para hacer comprobaciones. Mientras tanto, Hotch iba a ser un
gatito. Ya que sucedió en el cumplimiento del deber, aún recibiría
su paga normal más un extra por peligrosidad.
—Miau—llamó
Hotch mientras se estiraba y rozaba su nariz contra la de Spencer,
intentando conseguir su atención. Spencer le miró y fue honrado con
un lametón en su mejilla. Hotch estaba preocupado por él. Spencer
frotó sus mejillas juntas y besó la cabeza de Hotch. Morgan no
estaba por ahí así que pudo permitirse más familiaridad con Hotch.
—Estoy
bien, Aaron. Solo estaba perdido en mis pensamientos. Vamos a ver si
tienen un transportín en el que te dignes a ser visto—sonrió
Spencer. Hotch palmeó su rostro con las zarpas retraídas,
haciéndole reír—. No sabemos si vas a crecer, pero por ahora
podemos quedarnos con uno que te guste y conseguir luego uno más
grande si hace falta.
Había
una gran hilera de transportines y Spencer dejó a Hotch en el suelo
para que se moviera por ellos hasta que se sentó frente a uno.
Spencer manipuló el pestillo hasta abrirlo y Hotch entró. Dio una
vuelta antes de asentarse en una bola en medio del transportín.
Comenzó a ronronear para mostrar que le gustaba. Spencer lo levantó
y lo volcó para que Hotch se deslizara hacia la entrara y lo cogió
con una mano contra su pecho. La mirada que recibió no era nada en
comparación a la mirada Hotchner, pero aún le hacía querer echarse
a reír, aunque no lo hizo.
Iba
a volver con Morgan cuando vio la hilera de collares. Los había de
toda clase y colores, pero lo que llamó su atención fue la hilera
de pequeños colgantes que podían unirse. Cuando vio la pequeña
corbata con estampado de cachemir tuvo que detenerse a mirar. Dejando
el transportín en el suelo, cogió el colgante y lo sostuvo para
Hotch.
—Miau—Hotch
golpeó el pequeño colgante y se sentó más recto en la mano de
Spencer. Casi puso una mirada formal y Spencer juraría más tarde
que realmente había estirado el cuello.
—Te
gusta, ¿eh?—rio Spencer sujetando el colgante—. Bueno, si
quieres llevarlo necesitamos encontrar un collar—Spencer observó
mientras Hotch echaba un vistazo a las opciones con una mirada muy
determinada. Mientras Spencer pasaba la hilera nada llamó su
atención hasta el final. Era uno azul oscuro de la línea «fashion».
Hotch extendió su pequeña pata y comenzó a golpearlo. Spencer lo
cogió y miró la etiqueta.
—¿En
serio? Solo tú encontrarías el collar de Armani—Spencer no podía
estar seguro, pero creía que Hotch tenía una expresión muy
engreída en su rostro.
—¿Has
encontrado uno, guaperas?—preguntó Morgan deteniéndose junto a
ellos con una manojo de cosas para Clooney. Spencer sostuvo el collar
y el colgante para que Morgan lo viera y la expresión en su cara no
tenía precio—. Eso le sentará muy bien a Hotch. Yo he encontrado
una buena manta para el transportín y que así no esté en plástico
duro.
—Gracias—Spencer
colocó la manta dentro del transportín y añadió también el
juguete de pájaro. Hotch lo miró con ansias—. Probablemente
deberíamos conseguirle algo de comida y unos cuencos.
—Esos
están en el siguiente pasillo. Junto con lo que parece buena comida
en lata.
Morgan
había puesto todos sus artículos en una cesta y llevó a Spencer al
pasillo de la comida para gatos. Hotch estaba observando las latas
dubitativo y protestó cuando Spencer escogió una que parecía
bastante prometedora. Después cogió una bolsita de comida húmeda.
Pensando en qué más podría necesitar Hotch, Spencer se movió al
pasillo con la arena para gatos y encontró una pequeña bandeja para
viaje. Tenía un forro con la arena y una tapa para desecharla. Cogió
una de esas y la echó a la cesta. Hotch miró la bandeja y después
miró a Spencer casi como para decir no
lo creo. Spencer y Morgan
rieron ante la expresión descontenta en el rostro del gatito.
—Vamos,
chico. Creo que tienes lo básico para esta noche y el vuelo a casa.
Vamos a volver y a dormir. Estoy exhausto.
—Sí,
ha sido un día interesante—se pusieron a la cola y a Spencer le
divirtió bastante la mirada que Hotch le estaba dedicando a la
cajera mientras esta seguía diciendo lo lindo que era. Spencer no
estaba seguro de si Hotch estaba molesto o le fascinaba. Terminaron
de pagar, lo metieron todo en el Suburban y regresaron al hotel.
Cuando la recepcionista comenzó a protestar porque llevaran a un
animal, Morgan tranquilamente le explicó la situación y dijo que se
asegurarían de que Hotch no estropeaba nada en la habitación.
Finalmente, tras algo de discusión, lo subieron todo a su
habitación.
Spencer
estaba exhausto para cuando se echó en la cama y finalmente se
sintió lo bastante cómodo para soltar a Hotch. Se estaba quedando
dormido cuando sintió una pata golpear su nariz.
—Miau—Hotch
estaba amasando dolorosamente su pecho, pero había una ansiedad en
su pequeño cuerpo que hizo que Spencer intentara despertar.
—¿Qué
pasa, Hotch? Estoy agotado.
—Miau,
miau—la ansiedad aumentó y el pequeño cuerpo de Hotch estaba
vibrando.
—Hey,
¿qué pasa?—Spencer estaba ahora sentado, poniéndose ansioso
intentando adivinar qué pasaba.
—Um,
Reid, creo que puede tener que ir al baño.
—Mrrawr—Hotch
saltó de la cama, lo que casi hizo que le diera a Spencer un ataque
al corazón, y corrió hacia la puerta del baño. Suspirando, Spencer
se levantó de la cama, cogió la pequeña bandeja de viaje y la
situó bajo el lavabo abierto. Cogiendo al gatito, Spencer lo colocó
en la bandeja y esperó.
Hotch
manoseó las duras cosas bajo sus patas y descubrió que
definitivamente no le gustaba en absoluto.
—Mrawwwwwr—gritó
y salió de la bandeja sin usarla. Fue al inodoro y frotó la cabeza
contra la fría suavidad intentando conseguir la atención de
Spencer.
—Estás
bromeando, ¿verdad?—Spencer le miraba como si estuviera loco.
Cuando
Hotch se volvió más exigente, Spencer soltó un suspiro exasperado,
levantó a Hotch y lo colocó en el borde del asiento del inodoro.
Finalmente, Hotch consiguió algo de alivio, pero entonces comenzó a
resbalar. Sus pequeñas patas se estaban deslizando por la
escurridiza superficie y se estaba revolviendo para intentar
sujetarse, pero desafortunadamente no tenía nada a lo que sus
pequeñas uñas afiladas pudieran engancharse y, con una aterrada
expresión, se cayó al inodoro antes de que Spencer pudiera
agarrarle. Soltó un chillido que hizo que incluso Morgan fuera
corriendo al baño en pánico.
—¿Qué
ha pasado?—miró a Spencer sujetando a un goteante Hotch por el
pescuezo y no pudo contenerse más. Se había estado conteniendo todo
el día, pero esto, con esto llegó al límite y Morgan cayó de culo
mientras soltaba atronadoras carcajadas.
Spencer
en realidad quería maldecirle hasta que levantó la mirada y vio la
expresión ojiplática en la pequeña cara de gatito de Hotch y él
tampoco pudo evitarlo. Toda esta situación era totalmente ridícula
y finalmente soltó la risa que había estado conteniendo todo el
día. Dejó a Hotch en una toalla para no caerlo y acabó en el suelo
junto a Morgan, riendo tan fuerte que se sujetaba el estómago. No
ayudó nada cuando un muy indignado Hotch se acercó trotando y
sacudió su pequeño cuerpo sobre sus agentes muertos de risa. Lo
que, por supuesto, hizo que rieran aún más fuerte. Ambos hombres
tardaron largos minutos hasta que finalmente comenzaron a
tranquilizarse.
Spencer
aún estaba riendo a ratos cuando las lágrimas comenzaron a caer por
su rostro. Morgan miró a su mejor amigo y se dio cuenta de que ya no
estaba riendo. Las lágrimas eran reales y Spencer estaba llorando.
—Oye,
Reid. ¿Qué pasa?—Morgan no sabía muy bien qué hacer. Se acercó
a Spencer, abrazó al joven y le dejó purgar sus emociones. Cuando
parecía que finalmente estaba vacío, Morgan sintió que era seguro
hablar—. Reid, ¿qué sucede?
—¿Qué
pasa si nunca lo recupero?—preguntó, más para sí mismo que para
él, y tampoco se había dado cuenta de lo que había dicho.
—¿Qué
quieres decir, Reid?—Hotch estaba observando a Spencer y le rompió
el corazón ver a su humano favorito llorando. Maullando suavemente,
caminó despacio hacia él y subió a su regazo, acurrucándose
intentando consolarlo.
—Nosotros—Reid
envolvió una amable mano alrededor de Hotch y rascó el húmedo
pelaje—, estábamos juntos y quería que me mudara con él. Yo
me... me asusté y peleamos y ahora, ahora puede que no tenga
oportunidad de arreglar esto.
—Reid,
solucionaremos esto, ¿vale?—Morgan no quería preguntar mucho en
ese momento, sabía que si presionaba demasiado Reid se cerraría en
sí mismo y se lo guardaría todo—. Lo traeremos de vuelta y podrás
arreglar las cosas con Hotch.
Spencer
cogió al gatito y lo sostuvo cerca de su corazón, sin importarle
que aún estuviera húmedo. Dejándolo en la cama, Spencer se quitó
lentamente la ropa y se echó también. Hotch trepó a la almohada de
Spencer y dio unas cuántas vueltas antes de enroscarse y quedarse
dormido cerca de la cabeza del joven.
Cuando
Spencer despertó a la mañana siguiente, sabía que su sueño no
había sido reparador. Extendió la mano hacia Hotch, pero el gatito
ya no estaba en la almohada. Se sentó y cogió sus gafas para mirar
alrededor. Morgan tampoco estaba en la habitación. Miró el reloj y
vio que se había quedado dormido. Sus alarmas no habían sonado.
Cogió su teléfono y descubrió que sus alarmas estaban apagadas.
Junto al teléfono había una hoja de papel. Morgan había salido a
por el desayuno para ambos, el equipo estaba encargándose de cerrar
el caso y él solo tenía que preocuparse por Hotch.
Mirando
alrededor, Spencer vio su bolsa de viaje abierta. Su ropa estaba
desparramada por todas partes. Se levantó, rígido por dormir mal, y
comenzó a recoger su ropa. Si no supiera mejor, diría que alguien
había estado hurgando en ella. Cuando lo tenía todo guardado de
nuevo, le faltaban dos objetos. El chaleco que se había empapado el
día anterior y un calcetín. Miró alrededor, pero Hotch no estaba a
la vista. Comenzó a entrar en pánico. La puerta del baño estaba
cerrada así que miró ahí, pero no había gatito.
Cerró
los ojos e intentó imaginar la habitación y a dónde iría Hotch.
Morgan nunca le habría dejado escapar cuando se fue esa mañana.
Miró en el armario, bajo las camas y tras la cómoda donde estaba la
televisión. Entonces lo vio en la esquina el transportín. Saliendo
de él había un trozo de tela del mismo tono que su chaleco. Se
acercó y se agachó frente a él. Su chaleco estaba dentro con Hotch
acurrucado sobre él, profundamente dormido. También agarraba con
fuerza entre sus patas el calcetín desaparecido. Se veía adorable y
Spencer no quería despertarlo así que lo dejó ahí. Cogió su
neceser de ducha y se dirigió al baño para ducharse y prepararse
para el día.
Continuará...
ooohh por Dios esto no me lo esperaba jajjajajaj mi lindo hoch cat..!!!!
ResponderEliminarQue bonito, me imagino a Hotch como un gatito y no puedo evitar morir de ternura o(^▽^)oヾ(•ω•`)o
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