Título: Hotch Scratch Fever
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: DarkJediQueen y Rivermoon1970 Trabajo original: Hotch Scratch Fever
Traducción: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon
Capítulos: 5 (2 de 5)
Resumen: Se suponía que iba a ser una captura rutinaria, bueno, tan rutinaria como puede ser en la UAC. Por desgracia, fue de todo menos rutinario y ahora Hotch es, bueno, Hotch ha sido transformado...... en un gatito. Y nadie sabe cómo transformarlo de nuevo.
Capítulo 2
Tras
vestirse, Spencer abrió la puerta del baño y se encontró con
Morgan colocando comida en la pequeña mesa.
—Buenas.
—Buenos
días. ¿Hace cuánto reclamó Hotch mi chaleco?
—Intenté
recuperarlo, pero tras el primer zarpazo me rendí. Me despertó
enloquecido con el calcetín—dijo Morgan pasándole una taza de
café—. No dejaba de lanzarlo al aire y revolverse para encontrarlo
de nuevo. Lo subió a la cama una vez y ahora tengo vendas en ambas
manos y mi cadera. Tiene unas garras bien afiladas.
—¿Estaba
jugando?—Spencer miró al transportín y al dormido gatito dentro.
O el hasta ahora dormido gatito. Hotch se estaba estirando con sus
patas traseras aún en el transportín. Cuando terminó, miró hacia
la cama y echó a correr, saltando sobre ella, casi fallando en
alcanzar el borde. Sus garras delanteras se engancharon a la colcha y
trepó hasta arriba. Subió hasta la almohada y maulló girándose.
Spencer se estaba moviendo hacia él antes de que se girara del todo
y lo cogió. Tan pronto como tuvo a Hotch en su cuello, el gatito
comenzó a ronronear.
A
Hotch no le gustaba despertar y no ver a Spencer donde lo había
dejado. Había comenzado a ronronear tan pronto como Spencer le había
subido hacia su cabeza. Morgan se veía preocupado, pero no se acercó
más ni dijo nada. En su lugar, Spencer se movió con gatito hacia la
mesa donde el olor a beicon, huevos y patatas hacía rugir su
estómago de hambre. Maulló a Spencer y esperó que Morgan hubiera
conseguido suficiente también para él.
—¿Tienes
hambre? Vamos a prepararte para comer. Morgan, ¿dónde están las
bolsas con su comida y cuencos?
Hotch
se apartó de Spencer y le miró a la cara. No iba a comer la bolsa
de pienso que había comprado y definitivamente no iba a comer la
comida húmeda. Observó mientras Spencer sacaba el cuenco y lo
lavaba. Lo secó y le echó el pienso. Hotch golpeó el cuenco hasta
que lo volteó. El pienso se desperdigó por todas partes y lo
ignoró, a pesar de que quería jugar con los granos por el suelo.
—¡Hotch!
—Quizás
quiera la comida húmeda—dijo Morgan sentándose y comenzando a
comer su comida. Hotch se dirigió hacia él, sin preocuparse por no
querer ser tocado por nadie salvo Spencer si a cambio podía
conseguir beicon. Se sentó a los pies de Morgan y maulló y estiró
su pata dejando que sus garras apenas se clavaran en la tela de sus
pantalones. Había aprendido jugando con el calcetín por la noche
cuánto podía sacar sus garras y no arañar lo que estaba bajo la
tela—. Creo que quiere la comida húmeda.
Hotch
se sentó y le frunció el ceño al agente de piel oscura. Se quedó
mirando hasta que sintió la mano de Spencer envolver su vientre y
levantarlo. Lo sentó frente al cuenco. En lugar del pienso, había
una masa de comida húmeda que se parecía a la comida que le daba a
Jack cuando era un bebé, solo que peor. Se inclinó y lo olió,
entonces miró a Spencer, que se estaba moviendo hacia donde Morgan
estaba destapando la comida envasada. El joven dio un sorbo a su café
y se sentó. Hotch le dedicó un vistazo a su cuenco de comida y tomó
la decisión de que no iba a comerlo ni aunque fuera lo último del
mundo.
Miró
a Spencer e intentó averiguar la mejor forma de conseguir lo que
quería, y eso era el beicon. Esperó a que Spencer se acomodara
cruzando una pierna sobre la otra. Eso significaba que estaba
relajado. Acechó por la habitación, intentando no atraer la mirada
de los humanos. Dio la vuelta a la cama de Morgan, que estaba más
cerca de la mesa, y trepó a ella. Se colocó con el trasero en el
aire. Escuchando, esperó el momento perfecto para atacar.
—Así
que... anoche...—comenzó Morgan.
—No
pretendía que lo descubrieras de ese modo. Ese fue otro de los
motivos por los que Hotch y yo nos peleamos. Yo no estaba preparado
para ello.
—Dijiste
que Hotch quería que te mudaras con él. ¿Cuánto tiempo habéis
estado... juntos?
—Un
año. Celebramos un año juntos hace un mes—Spencer tenía beicon
en una mano y cogió su café con la otra. Hotch agachó la cabeza y
se preparó para lanzarse. Tan pronto como Spencer dejó el café,
saltó. Aterrizó sobre el regazo de Spencer, justo en medio, y cogió
el beicon de su aturdida mano. Saltó por el otro lado y aterrizó
con su premio en la boca—. Siempre va a por el beicon. Siempre.
—A
mí me parece que te está escogiendo, Reid. Si estuviera molesto, no
se comportaría así contigo.
Hotch
se acomodó y comenzó a masticar su beicon. Estaba tan centrado en
ello que no vio la mano yendo a por él. Al primer toque gruñó.
Intentó sonar tan fuerte y amenazante como pudo, pero aun así la
mano lo agarró y lo levantó. Se encontró en el regazo de Spencer.
El humano no intentó quitarle el beicon y le soltó tan pronto como
se acomodó.
—Evidentemente
estaba intentando hacerte la pelota para conseguir comida—dijo
Spencer.
Suspiró
y colocó una servilleta en su rodilla, dejando en ella unos pedazos
de huevo revuelto. Hotch se lanzó sobre ellos y comenzó a comer.
Observó mientras Spencer cogía el beicon y lo rompía en pequeños
pedazos.
—Me
asusté tanto. Me ofreció todo lo que siempre he querido y no dejaba
de preguntarme ¿por qué yo?—rascó inconscientemente la cabeza de
Hotch.
—¿De
verdad tienes que preguntar eso, Spencer? Os veo el uno alrededor del
otro y tenéis un montón en común. Sé que reprime muchas cosas con
los demás, pero no contigo. Creo que, cuando esto termine, tan solo
tienes que decírselo todo—Morgan se sentó y observó a Spencer,
sonriendo ante lo cuidadoso y cariñoso que era con Hotch. El
chico ni siquiera se da cuenta de que está enamorado.
—Lo
sé. Pero qué pasa si...
—Le
traeremos de vuelta—le interrumpió Morgan antes de que terminara
ese pensamiento.
Hotch
intentó seguir lo que estaban diciendo, pero toda su atención
estaba en la comida que Spencer seguía proporcionándole. Cuando
Hotch terminó al fin, olfateó el aire y olió el café que Spencer
seguía bebiendo. Miró entre Morgan y Spencer y vio que no le
estaban prestando atención así que saltó a la mesa y miró dentro
de la taza de café. Vaciló por un momento, pero decidió intentarlo
de todos modos. Lamió el líquido y esperó a que el sabor se
asentara. Sabía cómo debía saber, pero no estaba seguro de si aún
sabría así. Echó otro trago cuando el sabor no le hizo querer
salir corriendo. Se sentó y comenzó a disfrutar la bebida. Spencer
no había dejado demasiado café en la taza, así que tuvo que
inclinarse mucho tras un minuto. Se inclinó demasiado y la taza y él
se cayeron.
—¿Hotch?—la
voz de Spencer sonó preocupada y lo recogió. El genio lo puso
contra su pecho y se acomodó ahí—. Vives para ensuciarte, ¿no?
—Miau—dijo
Hotch. Se quedó quieto mientras Spencer usaba una servilleta para
limpiar el poco café que había manchado su cara.
—Juro
que está jugando conmigo—dijo Spencer mientras acomodaba al gatito
en su pecho.
Se
inclinó y agarró la bolsa con el collar y el colgante. Hotch se
sentó tan pronto como lo vio y se quedó quieto para que Spencer
colocara el collar alrededor de su cuello y lo abrochara. Cuando
estuvo ajustado, colocó el colgante en la parte frontal. El gatito
comenzó a ronronear en cuanto apartó las manos y frotó su cara
contra la de Spencer.
—No,
aún es Hotch, solo que con algunos impulsos añadidos—una alarma
comenzó a sonar en el teléfono de Morgan—. El equipo ha terminado
y se reunirán con nosotros en la pista de aterrizaje. Strauss pide
que nos retiremos, pero desde casa podemos rastrear a Jones cuanto
nos apetezca siempre que el papeleo y los casos vayan primero.
Morgan
y Spencer, con Hotch en el transportín con el chaleco y el calcetín
robados, fueron los primeros en el jet. Hotch había maullado para
salir y Spencer le había hecho prometer que se quedaría en el jet y
le advirtió que si se acercaba a la puerta volvería al transportín.
Spencer se sentó a la mesa con cuatro asientos para tener suficiente
espacio para estirarse. Había encontrado algunos tomos sobre magia
en las bolsas de Hotch que no había leído antes. Él se había
encargado de recoger la habitación que su jefe había estado usando.
Rossi había querido una habitación para él solo así que había
pagado por una individual, dejando a Hotch solo. Si las cosas no
hubiera sido como eran, Spencer se habría aprovechado solo para que
alguien le abrazara mientras dormía. Tras la pelea, eso era lo que
más echaba de menos. El transportín de Hotch estaba en el suelo
junto al sofá y observó mientras el gatito sacaba el calcetín y
comenzaba a jugar con él. Una vez que Spencer estuvo seguro de que
estaba bien entretenido, regresó a los libros.
J.
J. y Prentiss fueron las siguientes en aparecer y se detuvieron en
seco observando a Hotch lanzando el calcetín en el aire y
atrapándolo. J. J. sacó su teléfono y comenzó a grabarlo. Las dos
mujeres no podían evitar soltar risitas observando a su jefe jugar
con el calcetín. Rossi fue el último y solo sacudió la cabeza
mientras observaba a su mejor amigo siendo totalmente adorable.
—¿Te
guardas eso como material de chantaje?—preguntó Dave mientras se
sentaba en uno de los cuatro asientos.
—Ya
sabes, Pen se sentirá excluida si no le enseñamos algo—J. J. rio
mientras Hotch se cansaba rápidamente y se enroscaba alrededor del
calcetín, quedándose dormido. Spencer le miró y lo cogió con
suavidad, colocándolo en el asiento junto al suyo, y regresó a su
lectura. El piloto anunció que iban a despegar pronto y todos
encontraron asiento. Permanecieron cerca de Spencer y Hotch, no
queriendo perder a su jefe de vista.
Cuando
se anunció que tenían permitido quitarse los cinturones, el equipo
se agolpó aún más alrededor de Spencer y Hotch. A los veinte
minutos de vuelo, una pequeña turbulencia sacudió el jet y Hotch se
agitó en su asiento despertando. Cogió el calcetín en su boca y
pasó el brazo que dividía los asientos, saltando sobre el regazo de
Spencer. El genio cambió la forma en que sostenía el libro que
estaba leyendo y permitió que el gatito se acurrucara en el hueco
que sus piernas cruzadas formaban en su regazo.
—Parece
haberse adaptado bien—dijo Prentiss mientras le observaba.
—Se
niega a usar el arenero y a comer comida de gato, pienso o
húmeda—Spencer no levantó la mirada de su libro—. Y me robó un
calcetín y uno de mis chalecos. También creo que la mitad del
tiempo está jugando conmigo con algunas cosas que hace.
—El
collar es lindo.
—Armani.
Lo escogió él mismo y no pude resistirme al colgante—comenzó a
rascar tras la cabeza del gato dormido y el gatito se estiró más,
relajándose en su cuerpo—. Sin saber las palabras exactas que usó
Jones, no hay manera de romper el hechizo. Hay diecisiete hechizos de
transfiguración humano a animal diferentes. El círculo en el que
lanzó el hechizo era genérico, no a medida. No nos dice nada. Dado
que Hotch fue transformado en un gatito, descarta siete de los
hechizos. De los otros diez, no hay manera de distinguir uno de otro.
Varían desde una simple transfiguración hasta un hechizo usado en
tiempos antiguos para encontrar a quien te ama.
—¿Qué?—preguntó
Morgan con una mirada de completa confusión en su rostro.
—Hace
mucho tiempo, los ancianos de la aldea usarían el hechizo sobre
hombres o mujeres jóvenes para ayudarles a encontrar el amor. Se
desvanecía cuando se declaraba el amor. Hotch lo tenía tachado en
la lista de hechizos que había escrito en un trozo de papel al
comienzo del libro. Creo que lo estaba usando como referencia. Es de
su biblioteca personal. Tenía escritos los diecisiete junto con
notas—Spencer dejó el libro en la mesa. Sintió un movimiento en
su regazo seguido de un juguetón mordisco en su mano. Mirando hacia
abajo, Hotch estaba panza arriba, agarrando su mano con las patas. Se
preparó para que Hotch lo pateara con las patas traseras, pero en su
lugar acercó más su mano y, en vez de morder o arañar, sintió una
áspera lengua contra su piel. Se desconectó de los demás mientras
discutían los múltiples hechizos y Prentiss sacaba el papel del
libro.
Sabía
que, aunque Hotch era bueno con la magia, durante su adolescencia
había sido un motivo de disputa en la familia. Era la razón por la
que su padre le había odiado, la causa de todos los problemas
familiares ya que su madre nunca había revelado que tenía magia. No
le gustaba usarla en absoluto, pero aún la tenía. Sean había
nacido como un humano normal así que él era el hijo amado. Era la
principal razón por la que habían enviado a Hotch a un internado.
Para entrenarle a usar su magia y asegurarse de que nadie sabía que
la tenía.
Hotch
procedió a limpiar a lametazos su mano ya limpia y Spencer tan solo
le observó.
—Tierra
a guaperas—le llamó Morgan. Spencer levantó la mirada para ver al
equipo mirándole a él.
—Lo
siento. ¿Cuál era la pregunta?
—Dijiste
que Hotch tachó el hechizo como uno que Jones no usaría. ¿Por
qué?—preguntó Morgan.
—No
lo dice.
—¿Cómo
estamos seguros de que ese no era el hechizo?—el agente de piel
oscura levantó las cejas.
—Jones
es un psicópata. El amor está fuera de su campo de conocimiento. ¿Y
por qué iba siquiera a buscar un hechizo de amor? Este libro de
Hotch está escrito a mano. Fue pasando a través de su línea
familiar—Prentiss abrió las páginas del libro y les mostró todo
el cuidado que se había dedicado a mantenerlo intacto a través de
los años.
—La
madre de su abuela. Reconozco la letra por otros libros que Hotch me
ha dejado leer.
—Las
posibilidades de que haya otro libro como este por ahí son escasas.
A pesar de que la magia sea normal ahora, se enseña en casa en su
mayor parte—dijo Prentiss con una decaída sonrisa—. Las escuelas
son pocas y caras. A Jones probablemente le enseñaron en casa y el
único lugar en el que existiría un libro como este es en una de las
mejores escuelas, y él nunca se ha acercado a una, que García sepa.
Un hechizo de amor es algo que nunca buscaría y nunca lo usaría
porque no puede entenderlo.
—Estoy
de acuerdo. Con su patología, Jones no puede entender el amor así
que concuerdo con Prentiss en que no cogería ese camino—Dave miró
a Hotch limpiando la mano de Reid y comenzó a preguntarse por qué
solo permitía que se le acercara el joven. Se preguntaba si había
estado pasando algo entre ellos, pero no iba a decir nada en ese
momento.
Morgan
se guardaba sus pensamientos para sí mismo. Sabía que no iba a
ganar en esta discusión, pero tenía la intuición de que llevaba
razón. De que el único modo de que Hotch regresara era que Spencer
admitiera sus sentimientos por su jefe. Lo consideró por un momento
y se preguntó qué podía hacer para ayudar al genio. Observó
mientras Reid se sobresaltaba en la silla y siguió la mirada del
joven hasta el gatito y vio que le había mordido. Tan pronto como
los ojos de Reid estuvieron centrados en Hotch de nuevo, los
lametones regresaron. Hotch estaba celoso de que el genio no le
hubiera estado prestando atención. Morgan se giró para mirar a
Rossi y supo por su expresión que estaba viendo lo mismo que él.
Solo necesitaban que Reid también lo viera.
No
tardaron mucho en aterrizar y todo el equipo ayudó a llevar a Hotch
y todas sus cosas y las de Reid al coche de Hotch. Por suerte, Reid
había llegado con Hotch el día del caso así que solo tenía un
coche del que preocuparse. Jack estaba con Jessica y no sabía qué
hacer al respecto. Sabía que tenía que llamarla, pero ella era
indiferente hacia él. A él le caía bien, pero no parecía ser muy
recíproco. Hotch lo llamaba celos, pero Spencer no estaba muy
seguro.
Agradecía
que Morgan hubiera decidido seguirle para ayudarle a subir todas las
cosas de la tienda de mascotas a su apartamento junto con sus bolsas
de viaje. Una vez que estuvo finalmente en su apartamento, dejó el
transportín de Hotch en el suelo y le dejó salir.
—Miau—Hotch
se frotó contra las piernas de Spencer tan pronto como estuvo fuera
del transportín. Se estaba acostumbrando cada vez más a cómo
funcionaba este pequeño cuerpo y frotarse contra Spencer era lo que
más le gustaba.
—Creo
que le gustas mucho, Reid—Morgan sonrió mientras el gatito
ronroneaba y se chocaba contra Reid. Con cuidado, el genio envolvió
el vientre del Hotch con su mano y lo levantó.
—Ese
nunca fue nuestro problema—dijo Reid mientras rascaba la cabeza de
Hotch—. No sé cuál es mi problema. Por qué no podía ser feliz
con hacia dónde íbamos. Quiero decir, lo era y sé que me preocupo
por él. Yo solo... no sé qué hacer, Morgan—miró a su mejor
amigo con miseria en los ojos.
—Bueno,
quizás tengas que averiguar lo que sientes y cuando recuperemos al
jefe podrás decírselo—Morgan quería golpear a Reid en el cogote,
pero sabía que tenía que tener paciencia—. Me voy ahora, pero,
Spencer, si necesitas cualquier cosa puedes llamarme. ¿Vale?
—Gracias,
Morgan. Creo que estaremos bien.
—Solo
mantén la opción abierta.
Tan
pronto como se cerró la puerta, Spencer se quitó los zapatos para
poder comenzar a relajarse algo. Se encargó de preparar las cosas
para Hotch, incluyendo un cuenco de agua para que pudiera beber
cuando quisiera. Tenía que pensar en el problema del baño. No le
apetecía pescarlo fuera del inodoro cada vez que tuviera que usarlo.
Especialmente ya que sabía que Strauss tan solo les daría uno o dos
días para acostumbrarse a esto antes de ser llamado a un caso y
necesitaba una forma de asegurarse de que Hotch tenía lo que
necesitaba cuando no estuviera. Trabajando desde la oficina no iba a
ser un problema, podría salir temprano. Normalmente terminaba con
los casos primero de todos modos y se mantenía ocupado con otras
cosas.
Una
vez que la cocina estuvo preparada, miró alrededor y descubrió que
Hotch ya no estaba en el salón y no podía oírlo en absoluto. Echó
un vistazo para asegurarse de que no se había quedado dormido en un
lugar raro, comprobando el transportín y tras sus libros antes de ir
a la habitación para encontrar a Hotch jugando con el calcetín en
su cama. Habían llamado al equipo para un caso en medio de la noche
así que la cama había quedado sin hacer y Hotch le estaba sacando
el máximo provecho a las mantas sueltas. Cuando Spencer entró en la
habitación, el calcetín estaba a un lado de un bulto de mantas con
Hotch al otro. La cabeza gacha y el trasero en el aire, contoneándolo
adelante y atrás antes de saltar por encima del bulto y lanzarse
sobre el calcetín. Se sobrepasó un poco y terminó en el suelo,
llevándose el calcetín consigo. Hotch subió de un salto de nuevo
con el calcetín en la boca cuando Spencer estaba a medio camino de
alcanzarlo. Sacudiendo la cabeza, Spencer cogió al gatito y se sentó
al borde de la cama rascando su cabeza.
—¿Qué
voy a hacer contigo?—no podía evitar una sonrisa espontánea
mientras acurrucaba a Hotch en sus brazos. La solución para el
problema del arenero se le ocurrió mientras estaba ahí sentado
dejando vagar su mente. Soltando a Hotch, se levantó, cogió su
cartera y llaves y se giró para asegurarse de que Hotch estaba bien
antes de salir por la puerta.
—Vuelvo
enseguida. Por favor, no destruyas nada, ¿vale?—todo lo que
consiguió fue lo que claramente oyó como un resoplido y un agudo
maullido. Sentía que acababa de ser regañado, pero en lugar de
ofenderse, rio por lo bajo. Sacudiendo la cabeza, cerró la puerta
tras de sí y se dirigió a su coche.
Justo
antes de arrancar, se preguntó a dónde tendría que ir exactamente.
Nunca había comprado nada así y no iba a llamar a García ya que
provocaría demasiadas preguntas. Entonces pensó en J. J. Ella
probablemente sería la que mejor supiera. Le envió un mensaje con
la esperanza de que no pensara demasiado en la pregunta. Por suerte
no tardó mucho en responder, recibió un mensaje diciéndole que el
mejor lugar para mirar era Babies 'r Us.
Volviendo
una hora más tarde con su nueva adquisición en brazos, entró en su
apartamento y dejó el paquete antes de buscar a Hotch. Spencer lo
encontró acurrucado en la cama con el calcetín en sus patas
profundamente dormido. Sacudiendo la cabeza, sacó el teléfono de su
bolsillo y le hizo una foto.
Regresando
al salón, llevó el paquete al baño y lo colocó entre el lavabo y
el inodoro. Se veía totalmente fuera de lugar, pero era algo lindo
por sí mismo. Spencer fue a coger a Hotch y lo llevó al baño.
—Vamos,
Hotch. No quiero tener que pescarte del váter y no vas a usar el
arenero así que, ¿qué tal un acuerdo?—Spencer colocó a Hotch en
el orinal portátil para niños y realmente esperaba que le gustara.
El gatito se movió alrededor y olisqueó el orinal. Salió
fácilmente y era lo bastante pequeño para que pudiera usarlo como
quería usar un inodoro normal. Subió de nuevo y rápidamente hizo
sus cosas antes de bajar. Frotó su rostro y cuello por el lateral
esperando expresar que le gustaba.
—Gracias
a dios—Spencer estaba aliviado y finalmente parecía que tenía
todo lo que Hotch necesitaría como gatito. Ahora estaba exhausto.
Todo lo que quería hacer era tumbarse y echarse una siesta. Decidió
acomodarse en su sillón, leer un rato para relajarse y después
haría la cena.
Spencer
despertó una hora más tarde y fue saludado por un ronroneante Hotch
que estaba enroscado en su pecho. La mano de Spencer estaba enredada
en su pelaje y lo estaba acariciando inconscientemente. Un pitido
sonó desde la bolsa de viaje de Hotch. Se acercó a ella con el
gatito enroscado en el hueco de su brazo y hurgó hasta que encontró
el teléfono de Hotch. Lo desbloqueó y encontró un mensaje de
Jessica sobre cómo estaba yendo el caso. Spencer suspiró y cogió
su propio teléfono, marcando el número de Jessica de memoria. La
conversación fue mejor de lo que esperaba, pero estaba preocupada.
Spencer estaba preocupado. No sabía qué decirle a Jack, Jessica
tampoco tenía ni idea y Hotch no iba a ser de ayuda.
El
gatito en cuestión se contoneó y saltó de sus manos. Spencer le
vio dirigirse al portátil en su escritorio. Lo había dejado abierto
la noche anterior al caso. Hotch presionó las teclas y no pasó
nada. El gatito le miró y presionó más las teclas. Spencer se
quedó solo mirándole y Hotch reaccionó colocando todo su cuerpo
sobre el teclado y saltando unas cuantas veces. Finalmente, Spencer
se acercó y encendió el portátil. Estaba muy interesado en ver a
dónde iba aquello.
Hotch
maulló feliz. Se apartó del teclado y esperó pacientemente.
Spencer no estaba seguro de qué quería, pero abrió el programa de
procesamiento de textos, se apartó y esperó para ver qué iba a
hacer Hotch.
Intentando
no sacudirse emocionado, Hotch comenzó a presionar las teclas con
cuidado. Aunque no era del todo legible, algo estaba claro, Hotch
había tecleado J$ck, lo que Spencer rápidamente imaginó que era
Jack.
—¿Quieres
a Jack?—preguntó Spencer sentándose en la silla del escritorio
frente al portátil.
No
estaba seguro de qué quería respecto a Jack. Nunca había estado
solo con el chico por más tiempo del que le llevaba a Hotch ir a por
la cena las noches que no cocinaban. No era como si Hotch pudiera
ayudar si Jack comenzaba a portarse mal y, ya que su padre era un
gato, incluso Jack tenía derecho a portarse un poco mal. Pero no
podía negarle a Hotch nada que quisiera.
—Puedo
volver a llamar a Jessica.
Hotch
se sentó a borde del escritorio y Spencer juraría que había
esperanza en sus ojos.
—Mriawr—Hotch
tecleó el nombre de nuevo tan bien como pudo y Spencer imaginó que
realmente necesitaba a su hijo. Cogiendo su teléfono, volvió a
llamar a Jessica.
—Hola
Jessica, perdona que te moleste de nuevo, pero Hotch, bueno, quiere a
Jack aquí.
—Vale,
um, ¿creía que no era él mismo?—preguntó Jessica.
—Jack
está justo ahí, ¿no?—Spencer supuso fácilmente.
—Sí.
¿Cómo deberíamos decírselo?—Spencer miró a Hotch, quien
juraría que tenía una mirada de frustración en el rostro.
—Creo
que verlo será mejor que solo decírselo. Jessica, creo que Hotch
está más asustado de lo que deja entrever y creo que necesita a
Jack. Por supuesto, solo estoy adivinando, pero tecleó el nombre de
Jack en el portátil preguntando por él—extendió la mano y rascó
ligeramente la cabeza de Hotch, quien ronroneó suavemente bajo la
mano. Se lo diría al chico y eso le ayudaría a tranquilizar sus
propios nervios. Podía hacerlo. Tenía
que hacerlo.
—Vale,
estaré ahí tan pronto como pueda. Me pasaré por casa de Aaron y
cogeré varios conjuntos de ropa y la mochila de Jack y algunas otras
cosas. ¿Quieres que compre algo de cena para que no tengas que
cocinar?—Jessica al menos sonaba como si estuviera de buen humor
sobre todo el asunto.
Spencer
soltó un suspiro de alivio. Aunque normalmente disfrutaba cocinar,
el último par de días les había pasado factura así que comida
para llevar le parecía bien.
—Eso
suena genial. La pizzería a la vuelta de la esquina tiene un
especial familiar que creo que será perfecto. Yo llamaré y lo
tendrán listo para cuando llegues allí. Y gracias, Jessica—hablaron
durante otro minuto antes de colgar. Agradecía no tener que discutir
o debatir con ella.
Spencer
cogió a Hotch y lo sostuvo cerca de su pecho, rascando esos puntos
que había aprendido que le gustaban. Tras un momento, dejó al
gatito en el suelo y llamó a la pizzería y pidió la pizza
extragrande con espagueti y albóndigas, pan de ajo y refresco de dos
litros. Imaginó que podría alimentarles a Jack y a él por un par
de días.
Esperando
a Jessica, Spencer limpió su bolsa de viaje y la rehízo. Preparó
la colada para tenerla lista para el día siguiente e hizo algunas
pequeñas tareas domésticas por la casa, todo con Hotch siguiéndole
a todas partes. Spencer reía mientras sacaba del armario unas
sábanas limpias, una manta y algunas almohadas extra. Su sofá se
abría en sofá cama, lo que sería perfecto para Jack. Era bastante
confortable y acababa de reemplazar el colchón por uno nuevo.
También tenía un colchón
si Jack necesitaba un poco más de apoyo. Había terminado todas las
pequeñas tareas cuando llamaron a su puerta. Fue a responder con
Hotch brincando justo tras él.
Abrió
y fue asaltado inmediatamente por el chico, que envolvió su cintura
con los brazos.
—¡Spencer!—Jack
sonaba tan feliz de verle que le pilló por sorpresa por un momento.
—Jack,
vamos a meter tus cosas, ¿vale?—Jessica sacudió la cabeza
mientras veía al chico. Spencer cogió la gran caja de pizza de ella
y la dejó junto al resto de comida en la encimera.
—¿Quieres
quedarte a cenar, Jessica? Hay más que de sobra.
—No,
en realidad esto me ha venido bien porque me han llamado para un
proyecto en mi trabajo. Mi jefe quiere que haga prácticas para una
posición que necesitan ocupar de inmediato, pero en realidad es en
Chicago. Estaré fuera una semana. Si recibes un caso, la señora
Anders es la niñera secundaria que Aaron ya ha investigado.
—Felicidades.
Espero que te salga bien, Jessica—Hotch brincó alrededor y se
restregó contra su pierna intentando decirle que estaba orgulloso de
ella. Deseaba poder hacer más para transmitirle cuánto significaba
para él y cuánto la apreciaba.
—Gracias,
Spencer. He traído ropa para dos semanas para Jack. Aquí está su
portátil, Game Boy y algunos libros que sé que quería leer. Tiene
su mochila para el colegio. Aquí está la llave para la casa de
Aaron y el código de la alarma, que puede que ya sepas. Pero si
necesitas cualquier cosa estoy segura de que estarás bien—le
sonrió y se agachó para rascar la cabeza de Hotch. Jessica abrazó
con fuerza a Jack y dijo que le vería pronto.
Tan
pronto como se fue, Spencer se sentó en el suelo y Hotch trepó a su
regazo, esperando para ver qué iba a hacer Spencer.
—Jack,
ven aquí, por favor, hay algo de lo que tengo que hablarte.
—¿Dónde
está papá, tío Spencer?—preguntó Jack sentándose con las
piernas cruzadas en el suelo.
—Jack,
sabes que tu papá es un hechicero muy poderoso.
—Sí.
Incluso me mandó hacer una prueba en el Instituto de Magos el año
pasado. Me dijeron que saqué una nota bastante alta, pero no puedo
ir hasta que tenga diez años.
—Me
lo dijo. Está muy orgulloso de ti, Jack. Pero necesito que me
escuches y no te asustes, ¿vale?
Jack
frunció el ceño mientras se acomodaba más junto a Spencer.
—Vale.
—Pasó
algo en nuestro último caso y, bueno, Jack, este es tu padre—Spencer
colocó una mano sobre la espalda del gatito y le acarició.
—¿Ese
es papá?—preguntó Jack con los ojos muy abiertos mientras
observaba fijamente al gatito. Hotch saltó del regazo de Spencer y
fue hacia Jack. Se apoyó contra el estómago del chico y frotó la
cabeza contra él—. ¿Papá?—Jack miró al gatito, que comenzó a
ronronear cuando dijo papá. Jack lo cogió y lo sostuvo cerca,
entonces apareció una sonrisa traviesa en su rostro—. Esto es tan
genial—Jack se levantó y acarició con la nariz al gatito y este
maulló al chico.
Spencer
rio mientras les observaba y sacudió la cabeza. Jack había pasado
por mucho y aun así mostraba su resistencia todo el tiempo. No sabía
por qué estaba preocupado. Parecía que a pesar de ser un gato,
Hotch aún conocía muy bien a su hijo.
—Vale,
¿por qué no bajas a tu papá y podemos comer?
—Vale,
tío Spencer—Jack dejó a Hotch en el suelo y corrió al baño para
lavarse para comer. Cuando salió, tenía una expresión seria en su
rostro—. ¿Tío Spencer?
—¿Sí,
Jack?
—Vas
a hacer que papá vuelva, ¿verdad?
Spencer
se arrodilló y miró a Jack a los ojos.
—Sí,
Jack, vamos a hacer todo lo que podamos para arreglar esto. Te lo
prometo.
—Lo
sé, pero no me refería a eso.
Spencer
le miró confuso y puso una mano sobre el hombro de Jack.
—¿Qué
querías decir, Jack?
—Sois
novios, ¿verdad?
Spencer
no estaba preparado para eso. Sabía que había pasado mucho tiempo
en casa de Aaron y habían estado saliendo, pero no se había dado
cuenta de que Jack era tan consciente de su relación.
—Um,
e-eso creo.
—Creíais
que estaba dormido en el sofá cuando papá y tú peleasteis. ¿Tú
no nos quieres, Spencer?
Spencer
cerró los ojos sentándose sobre sus talones. Observó el rostro de
Jack por un momento y entendió justo entonces que no habría estado
renunciando a nada. Habría ganado la familia que tanto había
deseado. Sonrió colocando una mano sobre el corazón de Jack y le
miró a los ojos.
—Jack,
os quiero a ti y a tu papá, pero no hasta que sea él mismo y
podamos hablar, como una familia—Spencer esperaba que lo que había
dicho fuera también lo que Hotch quería y no fuera solo cosa de
aquella noche. Bajó la mirada para ver a Hotch restregándose contra
su pierna y se preguntó cuánto entendía.
Levantándose,
tomó la mano de Jack y fueron a la pequeña cocina donde Spencer les
sirvió algo de comida. Cogió una de las albóndigas y la aplastó,
después cortó algunos fideos y lo puso todo en un cuenco junto a
otro cuenco de agua fresca embotellada.
—Sé
que no vas a comer la comida para gatos—Spencer se levantó y rio
por cómo Hotch brincaba en la cocina. El gatito se dejó caer sobre
su trasero e inclinó la cabeza para olisquear la comida en el
cuenco. Ronroneando, se inclinó y comenzó a comer. Spencer se
agachó y acarició la espalda de Hotch, después se levantó y
regresó a su propia comida.
El
resto de la tarde pasó rápidamente y Jack se estaba quedando
dormido. Spencer abrió el sofá cama para él y tras acomodarlo, con
Hotch enroscado en su pecho, Spencer no pudo evitarlo, cogió su
teléfono y sacó una foto. Unos minutos más tarde él mismo se
estaba metiendo en la cama y se quedó dormido con un sueño
irregular. Sus pensamientos estaban plagados de preocupación por
cómo iban a recuperar a Hotch. No era solo por él mismo o el
equipo, sino porque Jack necesitaba a su padre y Spencer estaba
determinado a encontrar al Sudes y revertir el hechizo, con suerte a
tiempo. Spencer tenía el presentimiento de que si no lo encontraban
pronto, podrían no recuperar a Hotch. No quería darle vueltas a
esos pensamientos y procuró sacarlos de su cabeza intentando dormir
de nuevo.
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