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Hotch Scratch Fever [cap3]


Título: Hotch Scratch Fever
Fandom: Mentes Criminales          Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: DarkJediQueen y Rivermoon1970         Trabajo original: Hotch Scratch Fever
Traducción: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18          Advertencias: Lemon
Capítulos: 5 (3 de 5)
Resumen: Se suponía que iba a ser una captura rutinaria, bueno, tan rutinaria como puede ser en la UAC. Por desgracia, fue de todo menos rutinario y ahora Hotch es, bueno, Hotch ha sido transformado...... en un gatito. Y nadie sabe cómo transformarlo de nuevo.


¡WAAAAAHHH!—Spencer se despertó sobresaltado al sentir unos afilados dientes de gatito morder los dedos de sus pies—. ¿Qué demonios, Hotch?—gruñó mientras el gatito seguía atacando los dedos que sobresalían por la sábana.
El gatito retrocedía y volvía a saltar sobre los largos dedos, sus dientes mordisqueando al tiempo que pequeñas garras se hundían en su pie. Hotch estaba a punto de saltar una vez más cuando Spencer le agarró por el pescuezo y lo levantó.
Deja de morderme los dedos. Eso duele—Spencer miró enfadado a Hotch, quien solo extendió sus patas delanteras hacia él y ronroneó—. Eres un gamberro terrible y travieso, ¿lo sabías?—Spencer no pudo evitar la pequeña sonrisa que se formó en la comisura de su boca mientras el gatito estaba encogido colgando de la mano de Spencer aún por su pescuezo. Sacudiendo la cabeza finalmente bajó al gato—. Mira, me quedan dos horas más, déjame volver a dormir. Solo porque seas un bicho raro al que le gusta ir a correr a las cinco de la mañana todas las mañanas no significa que todo el mundo lo sea. Ahora vuelve a dormir—Spencer se metió de nuevo bajo las sábanas y Hotch las pateó intentando acurrucarse con él—. ¿Qué?
Hotch seguía ronroneando y pateando las sábanas. Spencer suspiró y las levantó para ver si eso era lo que quería. El gatito saltó hacia delante y contoneó su pequeño cuerpo bajo las sábanas hasta que estuvo pegado contra el estómago de Spencer. Spencer rio y sacudió la cabeza colocando una mano sobre la espalda de Hotch, rascando el pelaje. El ronroneo contra su estómago le hizo volverse a dormir.
Cuando finalmente despertó para empezar el día, Hotch aún estaba enroscado en una bola, pegado contra su estómago. Se permitió unos minutos para simplemente relajarse. Su cuerpo ansiaba tener a Hotch abrazado a él. Suspiró y salió de la cama. Quería una ducha y una oportunidad para olvidar. Con Jack en el salón, Spencer sabía que su ducha tendría que ser rápida. Si había lágrimas mezcladas con el agua mientras caía sobre su rostro, nadie tenía por qué saberlo.
El desayuno fue fácil. Tenía unas patatas fritas en el congelador, huevos y pan. Hotch hacía gachas, pero Spencer pensó que quizás un recordatorio de su padre no era algo bueno y no estaba seguro de si podría comerlas él mismo si las hacía. Había un bote de zumo de uva instantáneo en el congelador. No era lo mejor, pero serviría para ellos. Se aseguraría de pasar por la tienda y comprar algo para que comieran los tres. Mientras las patatas se cocinaban en el fogón, fue al portátil y lo encendió. Tenía que averiguar si había algo que Hotch no pudiera comer. Aun cuando tenía la mente de un humano, su cuerpo era el de un gato y no necesitaba una visita al veterinario con un sollozante Jack. Él probablemente también estaría sollozando.
Cuando pudo oler las patatas fritas, volvió al fogón y les dio la vuelta, añadiendo un poco más de mantequilla. Encendió el fuego con la sartén para los huevos al tiempo que colocaba el pan en la tostadora. Tenía una con cuatro ranuras ya que había días en los que solo podía soportar tostadas durante sus dolores de cabeza. Spencer se detuvo y miró la tostadora. No se había dado cuenta de que sus dolores de cabeza no eran tan malos y no lo habían sido en mucho tiempo. Tenía algunos brotes, pero nada tan malo como el del caso de Florida. Habían empezado a disminuir en número y frecuencia cuando Hotch y él habían comenzado a salir juntos.
El sonido de movimiento en el sofá le hizo mirar a la sartén por los huevos. A Jack le gustaban revueltos con queso y, mientras que Spencer nunca los había tomado así antes, Hotch los había hecho de ese modo una vez para una cena y Spencer había descubierto que también le gustaban así. En el frigorífico encontró el bloque de queso y vio que quedaba justo lo suficiente. Cortó el queso en pedazos y se preparó para romper los huevos en el cuenco. Cuando tenía lo que esperaba fuera suficiente en el cuenco, los revolvió con un tenedor. Jack se dio la vuelta en el sofá cama y se acomodó de nuevo. La cafetera se encendió y Spencer comenzó a preparar su primera taza.
Había una jarra en los armarios y abrió el zumo congelado y lo echó en la jarra antes de añadir un poco de agua caliente, suficiente para que comenzara a descongelarse antes de llenar el resto con más agua y hielo para asegurarse de que estaba frío y agradable para Jack. Lo metió al frigorífico y sacó el beicon. Era uno de los desayunos favoritos de Hotch y nadie en el equipo había comido nada que proviniera de un cerdo por un tiempo tras el caso en Canadá. Spencer había sido el único que lo había comido con regularidad tras aquello y estaba bastante seguro de que su propio amor por el beicon había vuelto a despertar el de Hotch. Añadió el beicon a la tercera sartén que había estado calentando lentamente en el tercer fuego. Esperaba que el olor a beicon despertara a Jack porque no quería enfrentarse al monstruo que era el chico cuando tenía que despertar y no quería.
El olor a beicon comenzó a llenar la cocina y Spencer vio que el café estaba hecho. Se sirvió la primera taza antes de echar los huevos y el queso en la sartén. Miró la hora. Había mucho tiempo antes de que Jack tuviera que levantarse. El colegio le pillaba de camino a la oficina así que no tendría que desviarse y añadir tiempo al trayecto. Removió los huevos y comprobó las patatas antes de acomodarse con la espalda contra la encimera y miró a Jack. El chico estaba estirado sobre su espalda con la boca abierta. La manta enroscada alrededor de su cuerpo.
Había un sonido suave que Spencer no podía situar y entonces sintió zarpas afiladas. Miró su pierna para ver a Hotch trepando por sus pantalones. Dejó el café y se inclinó. Tan pronto como su mano rodeó el pequeño cuerpo de Hotch, retrajo sus zarpas.
Buenos días—Spencer lo levantó para acariciar su rostro con la nariz, pero pequeñas zarpas en sus mejillas evitaron que se apartara. Hotch lamió la punta de su nariz antes de permitir que lo apartara. Spencer lo levantó para darle un beso en su pequeña frente antes de colocarlo en su hombro. Hotch se acomodó con solo una pizca de zarpas en su piel. Rio al sentir cómo se estiraba hasta que ambos pares de patas estuvieron colocadas en su pecho y espalda y su pequeño estómago estuvo sobre su hombro.
Comprobó la comida mientras oía gruñidos apagados de Jack. Hotch comenzó a ronronear mientras levantaba la taza de café y tomaba un sorbo. El ronroneo se detuvo y un gruñido comenzó cuando bajó la taza. Volvió a subirla para dejar que Hotch le diera unos lametazos antes de dejarla para poder encargarse de la sartén con las patatas. Les quedaban algunos minutos así que encendió el horno a cien grados para mantener la comida caliente mientras Jack terminaba de despertar. Tenía diez minutos antes de que Spencer tuviera que despertarlo a la fuerza.
Justo cuando se terminaban de hacer los huevos y el beicon y la tostadora saltaba, Jack salió de la cama. Imaginó que no necesitarían más de dos rebanadas cada uno. Si Hotch se comía una tostada, estaría lleno así que Spencer simplemente partió un pedazo de la suya y la sostuvo para que Hotch la comiera. El gatito ni siquiera cambió de posición, la comió ahí tumbado. Spencer rio mientras echaba una porción grande en su plato y una más pequeña en el plato de Jack. El cuenco de comida aún estaba vacío pero sucio, así que puso un poco extra en su propio plato y bajó a Hotch de su hombro dejándolo en su silla, levantando un dedo para decirle que se quedara quieto.
Hotch sentó su trasero en la silla y Spencer estuvo bastante seguro que tenía un mohín en el rostro. Spencer llenó un baso de zumo para Jack y lo dejó en la mesa antes de llevar ambos platos. El platillo con las tostadas fue lo siguiente. Jack se sentó en su silla mientras Spencer volvía a la mesa. Dejó su taza de café y puso a Hotch en su regazo, cruzando las piernas para que el gatito pudiera trepar a su rodilla. Spencer acercó la taza para que Hotch pudiera beber antes de comenzar a comer. Jack bebió la mitad de su zumo antes de tomar un bocado de su comida, pero en cuanto comenzó, se lanzó con un saludable apetito. Una vez que Jack hubo cogido sus dos tostadas, Spencer acercó el plato. Partió un cuarto de tostada y lo dejó en el plato. Echó algo de huevo y patatas y partió dos trozos de beicon. Hotch se estiró sobre la mesa y comenzó a comer. Spencer comenzó con su propia comida.
¿Has dormido bien, Jack?
Sí, Spencer. ¿Cuándo me dejó papá?
Hace unas tres horas. Decidió intentar despertarme atacando los dedos de mis pies.
Oh.
Tiene momentos en los que actúa como hace normalmente y entonces le da por actuar como un gatito. Ataques a dedos y calcetines incluidos.
Jack sonrió y miró al gatito por unos segundos antes de volver a centrarse en su comida. Spencer miró a Hotch y vio que estaba comiéndoselo todo salvo el beicon. Spencer mantuvo un ojo sobre él mientras terminaba de comer. Hotch se había terminado todo salvo el beicon. Preocupado, Spencer lo cogió. Jack se terminó el zumo y se levantó de la mesa. Esperó a que el chico estuviera fuera de la sala antes de levantar a Hotch a la altura de sus ojos.
¿No quieres beicon?—Spencer cogió un pedazo y Hotch lo tomó de sus dedos. El gatito devoró el pedazo y le miró pidiendo más. Spencer lo dejó de nuevo sobre su rodilla y comenzó a darle pedazos. Sacó su teléfono y le envió un mensaje a Morgan diciéndole que él mismo conduciría hasta el trabajo. Tenía el coche de Hotch, que estaba mejor equipado para Jack. Recibió una respuesta afirmativa de Morgan y miró a Hotch. No tenía ni idea de qué hacer con él. No podía llevárselo a la oficina y alguien tenía que darle de comer. No quería dejar comida fuera para él. Un pequeño mordisco en su dedo atrajo su mirada. Hotch lamió sus dedos algo grasientos, limpiándolos. Spencer rio e imaginó que volvería a casa a la hora de la comida para calentar lo que había quedado de los espaguetis para él.
Veinte minutos más tarde, Spencer tenía a Jack listo para marchar. Aún tenía que recoger sus propias cosas así que cuando dejó la habitación para encontrar a Hotch sentado en su transportín, esperando, supo que iba a haber un problema. Dejando su bandolera en el sofá, Spencer sacó a Hotch.
No, Hotch. No puedes ir conmigo. Tengo que poder concentrarme para trabajar y tú no eres más que un problema. Andarás por el suelo y no quiero que te pisen. Una herida que pueda matar a un gatito te matará a ti. Si nos quedamos atascados, te prometo que volveré y te llevaré.
Hotch decayó en sus manos. Spencer lo odiaba, pero parte de recuperar a Hotch era asegurarse de que no acababa herido. Lo dejó sobre el respaldo del sofá y encendió la televisión en el canal de historia. Era el canal que Hotch usaba como sonido de fondo. Hotch le maulló mientras se colocaba el abrigo antes de ayudar a Jack con el suyo. Solo hacía algo de fresco.
Aaron frunció el ceño mientras Spencer ignoraba sus gritos. El genio estaba ocupado con Jack así que estuvo más que tentado a saltar sobre él, pero no quería hacerle daño. Se giró para mirar molesto a la televisión. Entonces vio la bolsa. Sonriendo para sí mismo, saltó a los cojines del sofá y rápidamente se metió en la bolsa. Por suerte había pocas cosas ahí que pudieran hacerle daño. Nunca había mirado antes dentro de la bolsa. Si había algo que uno no hacía, era meterse en la bandolera. Hotch se enroscó en la esquina más cercana a la cadera de Spencer en lugar de en el frente y esperó no ser descubierto. Cuando encontró algo supersuave, lo lamió. Casi comenzó a escupir ante su horrible sabor.
Entonces, la solapa de la bolsa se levantó. Hotch intentó hacerse tan pequeño como era posible para no ser visto.
Hotch, nos vamos. ¿Hotch?—Spencer metió un libro en la bolsa y cerró la solapa, pero no antes de que Hotch viera la cosa suave. Era una corbata. Y no cualquier corbata, era una corbata que había perdido hacía dos años.
Había sido un caso en una pequeña ciudad y el equipo se había visto forzado a compartir habitaciones. Aaron había compartido con Spencer mientras las chicas compartían otra. Por suerte, Dave y Morgan pudieron conseguir habitaciones para sí mismos. Spencer no se había visto feliz ante la idea de compartir habitación con Morgan, así que Aaron se había ofrecido.
¿Dónde está papá?—preguntó Jack. Aaron enroscó la cola alrededor de su cuerpo y se movió a donde podía coger la corbata con su boca, sin preocuparse de dañarla. Si evitaba que maullara, podía destruirla. La bolsa cambió de posición y Aaron intentó moverse a donde el libro no le hiciera daño. Por suerte, Spencer movió la bolsa de modo que estaba en su costado y no donde rebotaría en su pierna.
Creo que está molesto por no poder ir. Vámonos ya para que no pueda escapar.
Aaron descubrió que había tenido una muy mala idea cuando el ascensor se abrió y Spencer comenzó a moverse hacia el coche. No se había dado cuenta de lo rápido que se movía Spencer. Entonces fue levantado y dejado en el asiento trasero.
¿Puedo sentarme delante?
Umm...—Spencer pausó y Aaron esperó que se lo permitiera. Normalmente montaba delante cuando Aaron le llevaba al colegio. Las únicas mañanas que no lo hacía era cuando Spencer montaba con ellos—. Claro.
El sonido de puertas abriéndose y cerrándose, seguido por el click de los cinturones le dijo a Aaron que se estaban preparando. Las únicas veces que Aaron recordaba a Spencer conduciendo era en los casos y normalmente persiguiendo a un Sudes por lo que no era una buena manera de saber cómo iba a ser su forma de conducir. Había conducido la noche anterior, pero había sido un tipo de conducción exageradamente cautelosa que le decía a Aaron que tenía muchas cosas en mente. Esta mañana probablemente también tenía muchas cosas en la cabeza, pero había un límite de tiempo.
¿Qué voy a hacer después del colegio?
El agente Anderson va a recogerte y a traerte a la oficina, donde harás tus tareas en el despacho de tu padre. Recuerdo la circular de tu profesor que decía que se acerca un gran proyecto de ciencias. Creo que será un buen momento para comenzarlo y dependiendo de qué trate podrías incluso terminarlo. El equipo no saldrá a ningún caso hasta que tu padre regrese a la normalidad a menos que surja algo realmente grande así que, hasta que cambie o Jessica vuelva, vendrás a la oficina cada día tras el colegio.
Genial.
Sí, es genial, ¿verdad? Quizás puedas hablar con el tío Derek para que te lleve con él cuando vaya a trabajar con los chicos en prácticas.
¿Cuándo hace eso?
Cada tarde que puede así que tendrás una buena oportunidad de que te lleve esta tarde.
¡Yay!—Jack sonaba feliz y Aaron supo que Spencer era una mejor figura paterna de lo que pensaba. Sabía que era parte de lo que evitaba que el genio diera los nuevos pasos. Había esperado que mudarse juntos conseguiera que el joven se relajara de muchas maneras.
Sí. Solo no intentes que vaya yo también. Terminé con la nariz sangrando la última vez.
Recuerdo eso. Papá hizo que te sentaras en el sofá con una bolsa de guisantes en la cara mientras hacía la cena.
Él tenía miedo de una conmoción y yo no iba a ir al médico a que me examinara. Dijo que estaba siendo un cabezota. Tampoco me dejó irme a casa esa noche.
No, pero me gusta cuando te quedas a pasar la noche.
Hubo un sonido de movimiento y Aaron quería ver qué era, pero no podía. La bolsa estaba levantada y tenía miedo de tumbarla si se estiraba para mirar, o Spencer le vería en el espejo retrovisor. Se podía ver toda la ventana trasera, pero también la mayor parte del asiento trasero. Aaron lo tenía de ese modo por Jack y sabía que Spencer no habría cambiado el ángulo del espejo. No tenía por qué hacerlo ni querría hacerlo.
A mí también me gusta pasar la noche—admitió Spencer y Aaron se sintió orgulloso por ello. A pesar de que toda la mecánica de cambiar en un gatito era horrible, podría tener un lado bueno si ayudaba a que Spencer superara su miedo. El resto del camino fue silencioso, oyendo solo páginas pasando. Jack debía de estar leyendo. Lo hacía mucho de camino al colegio. Aaron sentía que el calor de la bolsa comenzaba a ser demasiado así que se movió con cuidado a un lado de la bolsa que con suerte estaría bloqueado por el propio asiento de Spencer. Bajó el borde de la bolsa y fue recompensado con una bocanada de aire fresco. El coche deteniéndose hizo que se soltara. Se agachó en el medio de la bolsa y el sonido de ambas puertas abriéndose le dijo que Spencer también estaba saliendo. Oyó el pitido de la alarma. Ahora era un buen momento para tumbar la bolsa. Con suerte, Spencer asumiría que había sucedido cuando había parado.
Aaron asomó la cabeza fuera de la bolsa y respiró. La bolsa se movió y él cayó con ella. Por suerte no fue arrojado fuera de ella y solo se quedó ahí con la nariz asomando por el borde hasta que escuchó el pitido de la alarma.
Spencer subió al asiento del conductor y en lugar de marcharse automáticamente, dejó el coche parado. Aaron apenas podía oír el sonido de su teléfono marcando. Entonces escuchó el pitido de los altavoces bluetooth.
Anderson—el agente respondió por el altavoz del teléfono.
Soy Reid. Necesito que me hagas algunos favores hoy.
Strauss dijo que estaría a disposición de tu equipo, pero no me dijo de qué trataba.
Hotch fue transformado en un gato en el último caso. Perdimos al Sudes debido a que alguien le cambió las esposas con supresión mágica por unas normales. La oficina local está investigando si fue un accidente o fue a propósito, pero ahora tenemos que intentar localizar al Sudes, que está desaparecido, y conseguir que Hotch cambie de nuevo. Necesito que investigues todos los hechizos que Prentiss va a enviarte en todo lo que puedas echarle mano en la Librería del Congreso.
Puedo hacer eso. ¿Qué vas a estar haciendo tú?
Repasar los libros de magia en el despacho de Hotch. He leído todo lo que tiene en casa. Hay otro favor mayor que necesito. Jack sale del colegio hoy a las tres menos cuarto. Les he dicho que le recogerás. Tienen tu número de carné y una foto tuya. Muéstrales eso y dejarán que Jack se vaya contigo. Tráelo a la oficina. Imagino que terminarás en la biblioteca justo a tiempo para ir a recogerle.
Ya veo. Me aseguraré de ponerme una alarma en el móvil. ¿Algo más?
No.
¿Dónde está Hotch?
Enfurruñado por ser dejado en casa para mirar el canal de historia.
No te envidio ahora mismo, Reid. Me sorprende que consiguieras que se quedara allí.
A mí también.
Si necesitas algo más, solo llámame o envía un mensaje.
Lo haré—el pitido señaló que la llamada había finalizado. Aaron volvió a meterse en la bolsa hasta que hizo demasiado calor dentro de nuevo. Realmente lamentaba haberse ocultado así porque no ser capaz de ver a dónde iban estaba molestando su estómago y realmente no quería vomitar dentro de la bolsa de Spencer. En su lugar, se movió hacia la corbata de nuevo y se enroscó a su alrededor. Reconoció el olor de su propia colonia ahora que no estaba intentando lamer la corbata. Se preguntaba cómo podía oler todavía a su colonia tras dos años y por qué Spencer aún la estaba llevando.
Aaron supo exactamente cuándo entraron en la autopista y sonrió. Ahí debería poder echarse una pequeña siesta. A pesar de que había dormido la mayor parte de la noche, estaba cansado. Se acomodó sobre el libro y se quedó dormido.
Se despertó bruscamente cuando su mundo volcó sobre él. Mantuvo la boca cerrada mientras su pequeña voz intentaba gritar y, por suerte, cuando se le escapó un ruido, la puerta se cerró al mismo tiempo. El libro se movió más y acabó debajo de él cuando giró y terminó tumbado en el fondo de la bolsa. Aaron salió deslizándose de debajo de él, clavando las garras en la tela para salir. Cuando el libro se tumbó casi del todo, fácilmente subió sobre él, usándolo casi como una alfombra mágica para permanecer por encima del resto de cosas en la bolsa. La bolsa solo se detuvo cuando Spencer pasó por el detector de metales. La escaneraron por la máquina que detecta bombas de metal, venenos y demás, pero dado que Spencer llevaba diariamente al trabajo la misma bolsa, sabía que el guarda nunca le prestaba mucha atención a los rayos-x.
La bolsa fue recogida de nuevo y el libro se movió para acabar con el lomo hacia abajo. Aaron intentó montarlo, pero acabó en un sándwich entre las páginas del libro. La corbata estaba comenzando a ponerle de los nervios, parecía intentar picar su cola y ahogarle al mismo tiempo. Intentó apartarla, pero debía de estar en medio de ella porque aún quedaba mucho a su alrededor.
Aaron decidió que una pelea con la corbata era la única opción. Tenía que demostrarle quién era el jefe.
Spencer dejó la bolsa en el escritorio y se fue a la cocina para coger una taza de café. Había toda una jarra llena esperando con Morgan a su lado.
Pareces ávido y entusiasmado esta mañana, Reid—dijo el otro agente.
He dormido bien esta noche. Bueno, hasta que Hotch decidió que los dedos de mis pies tenían que ser atacados a las cinco de la mañana, pero arreglé eso y después durmió conmigo en la cama. Anderson dejará aquí a Jack cuando salga del colegio.
¿Cuidaste de Jack anoche?—peguntó J. J. entrando en la sala con su taza.
Spencer le llenó la taza cuando terminó con la suya propia.
Hotch lo quería ahí y a Jessica le surgió algo en el trabajo. No era un gran problema cuidar de Jack. Hablamos, vimos la televisión y se quedó dormido en el sofá cama con Hotch sobre él.
¿Así que sabe que su papá es un gato?—preguntó Morgan.
Por supuesto, Hotch no le mentiría y no querría que nadie más le mintiera en su lugar.
Uh, ¿Reid?—llamó Prentiss. Spencer se dirigió a donde estaba su compañera para verla mirando su escritorio. Miró su bolsa encima de él. Estaba sacudiéndose. Dio un par de pasos hacia ella cuando la solapa de su bolsa se abrió de golpe y se encontró con Hotch saliendo rodando de la bolsa y aterrizando en el suelo, la corbata que llevaba con él envuelta alrededor suyo. Si Spencer no supiera mejor, diría que Hotch pensaba que la corbata era una serpiente y estaba intentando matarla. Observó mientras Hotch rodaba por el suelo antes de coronarse ganador y pararse orgulloso sobre la derrotada corbata.
¿Mraw?—gritó Hotch. Mirando alrededor y viendo dónde estaba. Se agachó en el suelo cuando sus ojos aterrizaron sobre Spencer., quien caminó con cuidado hacia él. Se agachó y lo recogió con su mano libre mientras sostenía la taza con la otra. Dejó al gatito y la taza en la mesa, acariciando a Hotch.
Supongo que ya que estás aquí, puedes quedarte. Quédate en mi escritorio, ¿me oyes?—preguntó Spencer. Hotch acarició con el hocico su mano. Spencer se agachó y cogió la corbata, metiéndola en su bolsa sin decir nada. Si Hotch recordaba todo esto, sabía que preguntaría por la corbata, pero no iba a decírselo antes de eso. Había estado guardada en el fondo de su cajón de los calcetines y la había metido en su bolsa tras su pequeña pelea. Hotch había dejado un bote de su colonia en casa de Spencer y la había rociado con ella. No iba a admitir nada de eso dentro de la oficina.
¿Se coló en tu bolsa?—preguntó Prentiss.
Sí. Pensaba que estaba enfurruñado porque le obligué a quedarse, pero en su lugar el desgraciado estaba escondido en mi bolsa—Spencer se sentó en su silla. Acercando la taza al gatito y suspirando—. Debería de haberlo sabido. No habría dejado que Jack se fuera sin decir adiós a menos que tuviera una razón.
Prentiss y Morgan rieron mientras J. J. intentaba acariciarlo. Hotch saltó del escritorio al regazo de Spencer y se acomodó, mirando a la mujer. Spencer conocía esa mirada, era la cara de Hotch de "atrévete". J. J. dio un paso atrás. Hotch se acomodó aún más en el regazo de Spencer.
Es muy...
¿Susceptible?—preguntó Prentiss.
Entre otras cosas. Tengo que coger unos archivos de su escritorio. Sé que antes de que fuéramos al caso había sacado diecisiete consultas en las que quería trabajar lo antes posible. Trabajaré primero en esas—Spencer se levantó con el gatito acurrucado en su mano y se dirigió al despacho de Hotch.
Morgan se apoyó en la esquina del escritorio de Prentiss y observó mientras Reid se alejaba con Hotch.
¿Así que vamos a ignorar eso?—preguntó Prentiss. Sus ojos también estaban siguiendo a la pareja.
Sí, porque no hay manera de acceder a él. Ya lo he intentado—Morgan quería encerrar a los dos en una habitación y no dejarlos salir hasta que Reid hubiera confesado su amor. Quería encontrar al Sudes sin importar qué, pero ahora mismo su atención estaba dividida porque sin Hotch no había un usuario de magia a la altura de Jones en el equipo y tenían que traerlo de vuelta para atrapar a Jones.
¿Qué?—preguntó J. J.
Reid está enamorado de Hotch—Prentiss se sentó en su silla girándose hacia J. J. y Morgan.
Y Hotch está enamorado de Reid—dijo Morgan en voz baja. No le gustaba compartir los secretos del chico, pero necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir para transformar a Hotch en humano de nuevo. J. J. era más cercana a Reid en algunos aspectos que él; si alguien podía llegar a él, sería ella.
¿Qué?—preguntó J. J. Miró hacia el despacho—. ¿Qué quieres decir? Sabía que Reid tenía un cuelgue por Hotch, ¿pero enamorado?
¿Cómo sabes que Hotch está enamorado de Reid?—preguntó Prentiss.
Eso no puedo decírtelo—Morgan no iba a ir tan lejos. No iba a romper esa confidencia—, pero sé que es verdad. Mira cómo está actuando con Reid. No puedes decirme que haría eso con cualquier otro.
¿Crees que el hechizo que usó fue el del alma gemela?—la mirada de Prentiss estaba lejos, como si estuviera pensando. Morgan estaba acostumbrado a eso. A diferencia de Reid, ella tenía al menos la mitad de su cerebro en ellos y el resto en el problema.
Estoy bastante seguro de que sí. Puede que Jones sea reacio al amor, pero es perezoso. Su casa nos dijo eso y este hechizo, este hechizo de almas gemelas es fácil. Le eché un vistazo y creo que hasta un novato podría hacerlo. Puede que yo no tenga magia, pero hemos trabajado en suficientes casos con personas mágicas para saber lo que conlleva.
Es un hechizo sencillo, pero...
Mira, es más que el hechizo. Pase lo que pase, Reid tiene que admitir ante Hotch que está enamorado de él. Solo confiad en mí—Morgan miró a las chicas y les vio asentir.
El sonido de un bufido atrajo las miradas de los tres a donde estaban Reid y Hotch saliendo del despacho de este último. El gatito estaba en el hombro de Reid ya que este tenía los brazos llenos de archivos. Rossi estaba tras la pareja. Sosteniendo una mano presionada contra su pecho. Estaba mirando sorprendido a Hotch.
Se sobresalta fácilmente—fue todo lo que dijo Reid antes de bajar las escaleras y dirigirse a su escritorio.
Dejó los archivos y bajó a Hotch de su hombro, dejándolo en el escritorio, justo junto al café de nuevo. Tan pronto como el joven se sentó en la silla y abrió el archivo para trabajar con él, Hotch se acercó, frotándose con la mano de su amante. Morgan observó mientras el rostro de Reid se relajaba en una sonrisa que nunca había visto antes.
Deja de atacar compañeros de trabajo y dejaré de enfadarme.
Hotch le maulló y Reid acarició su espalda. Morgan miró a Prentiss y a J. J. y arqueó una ceja. Prentiss asintió de acuerdo con él y J. J. parecía que les estaba viendo por primera vez.
Hasta el almuerzo—dijo Morgan antes de girarse y dirigirse a su despacho. Iba a disfrutar de algo de tranquilidad. Tenía todos los archivos de Jones abiertos en su escritorio. Rossi había sugerido que tal vez el equipo pasaría mejor la mañana tomando un pequeño descanso de intentar perseguirlo, pero Morgan no quería eso. Entendía lo de aclarar la mente, dar un paso atrás para ver el caso con nuevos ojos, pero no podía.
Dave observó mientras Reid trabajaba en los archivos de Aaron. Su mano seguía desviándose hacia el gatito que estaba durmiendo en su regazo. Pensaba que era el amigo más cercano de Aaron, pero no estaba seguro de cómo se había perdido eso. Había pensado que Aaron necesitaba un empujón final para decirle al genio que le quería más que como amigo, pero ver la prueba frente a él de que ya eran más que amigos era una sorpresa. No había pretendido nada con la caricia que le había hecho a Aaron antes, pero parecía que tocar al gatito mientras estaba cerca de Reid tenía un efecto muy protector en él.
Aaron había bufado a otros dos agentes por siquiera acercarse al escritorio de Spencer por detrás. Parecía un pequeño gato guardián. El almuerzo había sido interesante ya que Spencer en realidad había dejado a Aaron en su silla con instrucciones de que si no estaba allí cuando regresara, iba a comer pienso para mascotas hasta que fuera humano de nuevo. Aaron no se había movido ni un centímetro. Cuando el joven regresó, llevaba consigo un sándwich y patatas fritas junto con más café. Uno grande que era evidentemente para él y un segundo más pequeño. Cuando Reid le quitó la tapa y lo colocó frente al gatito, imaginó que era para Aaron. No estaba seguro de si tanto café era bueno para él, pero sabía que su amigo era un cabezota. Reid abrió la bolsa de patatas fritas y las echó sobre una servilleta. Quitó los trozos más grandes juntó los más pequeños en una pila. Añadió unos pedazos de pan en la servilleta seguidos de una loncha entera troceada de queso. Después añadió pavo, con una tira de beicon justo encima.
Reid comió su sándwich mientras escribía con su mano izquierda en el archivo de Aaron que había cogido de su despacho. Era el último. Cuando terminó el sándwich, Reid cogió el beicon y lo rompió en pedazos más pequeños. Dave esperaba que lo colocara junto al resto, pero en su lugar se lo dio de comer a Aaron cachito a cachito con sus dedos. El gatito dejaba de comer los trozos de patata cada vez que sostenía uno para él. Había una domesticidad en aquella escena que hacía que Dave se sintiera como un mirón. Cada vez estaba más de acuerdo con Morgan en que debía de ser el hechizo de almas gemelas. También podía ver que conseguir que el genio admitiera su amor iba a ser difícil.
Dave no tuvo oportunidad de hablar con Reid a solas hasta que Anderson entró con Jack justo tras salir del colegio. El chico corrió directamente hacia su padre y lo cogió, acurrucándolo por un segundo antes de sentarse en el regazo de Reid. La oficina estaba vacía por ser media tarde, pero el resto del equipo estaba en la sala de reuniones discutiendo lugares donde Jones podría encontrarse. Reid se había encargado de preparar el despacho de Aaron para que Jack trabajara en sus tareas, incluyendo colocar el portátil para Jack en el escritorio y limpiarlo de todo salvo lo que Jack podría necesitar. Aaron parecía muy feliz de ver a su hijo y permitió que lo llevara al despacho y lo dejara en el escritorio. Reid le siguió con lo que parecía la taza de café del almuerzo, solo que ahora estaba llena de agua.
Jack, estaré en la sala de reuniones si me necesitas. Tu padre no tiene permitido salir del despacho y lo sabe. No necesitamos que lo pisen.
Anderson dijo que se coló en tu bolsa, ¿es verdad?
Tu padre es un hombre muy cabezota—fue todo lo que dijo Reid.
Jack rio y Dave pudo oír un indignante maullido de Aaron. Estaba seguro de que la mirada en su rostro no tenía precio. Dave esperó a que el genio pasara su despacho antes de llamarle. Le indicó que cerrara la puerta y Reid le miró extrañado, pero lo hizo antes de sentarse en la silla frente al escritorio de Dave.
¿Encontraste algo en el caso?—preguntó Reid.
No de la forma en que estás pensando—Dave suspiró y colocó los codos sobre el escritorio, apoyando la cabeza sobre sus manos para sostenerla—. Sé que Aaron tachó el hechizo de almas gemelas y estoy seguro de que tenía sus razones para ello, ¿pero cómo podemos estar completamente seguros de que no fue el hechizo que usó?
Hotch no lo habría tachado sin una buena razón.
Entiendo eso y él es el más versado en hechizos, ¿pero qué daño puede hacer contemplar la idea? ¿Qué duro podría ser en realidad simplemente decirle que le quieres?
¿Por qué están todos obsesionados con que pueda ser el hechizo de las almas gemelas?—Reid parecía molesto—. Tenemos que encontrar a Jones y no discutir mi vida amorosa y la de Hotch.
Reid—comenzó Dave, pero se detuvo cuando el joven se levantó.
Salió furioso del despacho y se dirigió al despacho de Aaron. Segundos más tarde salió con Aaron enroscado en sus manos. Dave se levantó de su escritorio cuando pasó el despacho, siguiéndolo a la sala de reuniones donde García estaba preparada con el portátil y los demás estaban trabajando en intentar averiguar exactamente a dónde podía haber huido Jones. Colocó a Aaron en la mesa. Aaron parecía un poco asustado, como si supiera que algo iba mal. Se agachó en la mesa y miró a Reid con un poco de miedo en el rostro. Dave cerró la puerta tras él y J. J., viendo que algo iba mal, cerró la otra puerta.
No conozco otra manera de evitar que esto sea el centro de atención en lugar de encontrar al hombre que hizo esto, así que—Reid respiró profundamente y miró a los ojos a Morgan—. Estoy enamorado de Aaron Hotchner.
Reid miró al gatito, que aún era un gatito y no pareció que estuviera cambiando. El joven se giró hacia Dave.
¿Crees ahora que podamos centrarnos en el tema que nos ocupa, que es encontrar al hombre que hizo esto al hombre que amo?—no esperó una respuesta, solo pasó rozando a Dave al salir de la sala. Cerró la puerta con no poca fuerza.
Supongo que eso lo aclara—dijo Prentiss.
Yo no lo entiendo—dijo García. Extendió la mano para acariciar a Aaron, pero el gatito se alejó de ella.
Dave suspiró y abrió la puerta, Jack estaba asomando la cabeza por la puerta del despacho de su padre y Dave le indicó que se acercara. Jack corrió por el pequeño pasillo y Dave le dijo que cogiera a su padre. El gatito estaba inquieto, aún no había dejado que García le tocara y estaba francamente asustado en ese momento. Aaron corrió por la mesa y prácticamente saltó sobre su hijo. Jack tan solo le sostuvo cerca, marchándose. Dave cerró la puerta.
Creo que puede que hayamos molestado a Reid—dijo Dave sentándose. Había estado tan seguro y sabía que Morgan también había estado seguro—. Eso no fue en absoluto como pensé que iría.
¿Podría haber un efecto retardado?—preguntó Morgan mirando a Prentiss.
No. Habría un cambio inmediato. No es el hechizo de almas gemelas. Parece que tenemos que ponernos con estos libros que Reid hizo que Anderson nos trajera—Prentiss cogió el primero. La imagen que estaba grabada en el cuerpo era grotesca. A Dave se le revolvió el estómago—. Genial. Manual de Transfiguración Humana de Diavan—el rostro de Prentiss se volvió verde al abrirlo.
¿Todos son tan malos?—preguntó J. J. cogiendo con cuidado un libro.

No. Esto es lo peor. Es un manual que un padre hizo después de que sus hijos estuvieran a punto de matarse el uno al otro intentando convertirse en criaturas. Muestra todo el proceso al igual que los cinco hechizos más comunes. Si es uno de esos cinco, este servirá para corregir lo que hiciera Jones.
Continuará...

1 comentario:

  1. Me he enamorado de esta historia, al igual de las otras, muchas gracias por darnos estos bellos momentos...!!!!

    😍😍😍😍

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