Título: Hotch Scratch Fever
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: DarkJediQueen y Rivermoon1970 Trabajo original: Hotch Scratch Fever
Traducción: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon
Capítulos: 5 (4 de 5)
Resumen: Se suponía que iba a ser una captura rutinaria, bueno, tan rutinaria como puede ser en la UAC. Por desgracia, fue de todo menos rutinario y ahora Hotch es, bueno, Hotch ha sido transformado...... en un gatito. Y nadie sabe cómo transformarlo de nuevo.
Capítulo 4
Spencer
no se sorprendió cuando una pequeña nariz fría y húmeda tocó su
mano. Giró su mano para que Hotch pudiera presionar la nariz contra
él. Jack estaba justo tras él cerrando la puerta. Se encontraban en
el viejo despacho de J. J., que se había transformado en el almacén
de la Unidad. Hotch le había seguido ahí una vez antes.
Jack
se sentó a su lado y se apoyó en él. Spencer le rodeó con su
brazo. Hotch se contoneó entre sus piernas y trepó por su pecho,
lamiendo las lágrimas en su rostro. Spencer rio y lo bajó para
acurrucarlo contra su pecho. Se limpió las lágrimas con la manga de
su camisa.
—Y
ahora he destapado lo nuestro ante el equipo—Spencer se sorprendió
cuando Hotch comenzó a ronronear. Empezó a lamer sus dedos.
—A
papá no le importa—añadió Jack útilmente. Se contoneó solo un
poco más cerca.
—Lo
sé—Spencer apoyó la cabeza contra la pared. Sabía que el que
Hotch le pidiera que se mudara significaba que quería que el equipo
lo supiera. Que estaba preparado para ese paso, pero antes de eso, no
creía haber estado preparado para ese momento en la sala de
reuniones—. Yo...
Llamaron
a la puerta. Era suave así que Spencer supo que eran J. J. o
Prentiss. Jack intentó apartarse, pero Spencer mantuvo el brazo a su
alrededor.
—¡Adelante!—respondió
Spencer. J. J. abrió la puerta y entró, cerrando tras de sí.
—Tenemos
una pista sobre Jones. Una cámara de tráfico en McLean lo divisó
hace diez minutos. Tendremos un helicóptero listo para cuando
lleguemos allí.
—Jack,
ve al despacho de tu papá y quédate allí. Anderson y García te
vigilarán. Mantén a tu padre allí incluso si tienes que echar el
pestillo.
—Lo
haré—Jack se levantó cogiendo a su padre del pecho de Spencer.
Miró a Spencer y se inclinó para abrazarle torpemente antes de
besar su mejilla. Spencer le dio un beso en la frente.
—Volveré
pronto. Cenaremos en casa. Ve pensando lo que quieres para cenar y
podemos parar de camino a casa para comprarlo.
—Vale—Jack
vaciló y se inclinó cerca—. Te quiero.
—Yo
también te quiero, Jack—susurró Spencer con una sonrisa.
Acarició
la cabeza de Hotch y acompañó a ambos a la puerta frente a él.
Morgan estaba en el pasillo con los chalecos para J. J. y él.
Spencer cogió uno y se lo puso. Sintió el hormigueo de magia que
les protegerían de algunos de los peores hechizos que podrían
matarlos con un solo disparo. Sin embargo, había algo diferente en
su chaleco. Algo más. Era su chaleco normal. Con un roce de sus
manos podía sentir el pequeño pedazo de metal que había metido en
la parte inferior del forro delante y detrás. Tocó la zona sobre su
corazón. Había más que el hechizo normal en él. Había estado
alrededor de la magia de Hotch lo suficiente para sentirla ahí.
Hotch había colocado más hechizo en él.
Spencer
miró a donde Jack y Hotch estaban entrando en el despacho de Hotch y
el chico se giró para mirarle. Envolvía a Hotch en sus manos y los
ojos del pequeño gatito estaban donde se estaba tocando el corazón.
Para que Spencer pudiera sentir su magia debía de haber puesto
mucha. Las chaquetas de Prentiss y Hotch tenían más hechizos sobre
ellas, pero resultaba entendible ya que eran los combatientes
mágicos. Colocaban sus propios hechizos para protegerse.
—¿Spence?—J.
J. colocó una mano en su brazo para llamar su atención—.
Atraparemos a Jones y traeremos a Aaron de vuelta, tienes que confiar
en que funcionará.
Spencer
tragó el bulto que se había formado en su garganta mientras miraba
hacia los otros que estaban esperándoles. Podía superar esto, tenía
que hacerlo por el bien de Hotch. Se encontró con los ojos de J. J.
y vio su convicción y eso ayudó a reforzar su propia resolución.
Asintió a su compañera y se dirigió hacia los otros. Estaba
demasiado sensible y lo sabía, pero solo quería que esto acabara,
quería a Aaron de vuelta.
Morgan
había conseguido uno de los Suburban más grandes en el que cabrían
todos. Tan pronto como el equipo estuvo dentro, se dirigió al
aeropuerto. Había una corriente continua de comunicación sobre el
paradero de Jones. Lo tendrían a la vista muy pronto y con suerte en
custodia antes de que terminara el día.
Pudieron
pasar rápidamente la seguridad del aeropuerto gracias a que Strauss
había llamado de antemano para hacerles saber que el equipo se
dirigía hacia allí y que despejaran el camino para ellos. Spencer
no estaba sorprendido. Su jefa de sección podría haber sido una
sargento con ellos, pero entendía la importancia de resolver estos
casos.
Tan
pronto como Morgan aparcó, Prentiss y él bajaron y corrieron
inmediatamente hacia el helicóptero que estaba esperando. En unos
minutos estuvieron en el aire. Rossi tomó el volante con J. J. y
Spencer junto a él. En poco tiempo, ambos equipos estaban en
movimiento e intentando alcanzar a Jones.
Spencer
estaba repasando en su cabeza toda la información que ya habían
reunido de Jones. Estaba intentando anticipar a dónde podía estar
yendo. ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿En Washington? Cuando no
surgió nada, sacó su teléfono y llamó a García.
—Oficina
de quien todo lo sabe, ¿cómo puedo serte de ayuda?—respondió
García animada y, como siempre, puso una pequeña sonrisa en el
rostro de Spencer. Algo que realmente no había sucedido en el último
par de días.
—García,
¿puedes comprobar si Jones tiene alguna propiedad en la zona? ¿O si
hay un lugar significante para él en Washington o Virginia? ¿Algo
que lo conecte a este lugar?
—Dame
un segundo—escuchó su tecleo rápido y supo que estaba intentando
encontrar lo que le había pedido—. Huh, no veo ninguna propiedad a
su nombre, pero hay dos lugares a nombre de su exmujer. Uno es un
almacén y el otro es la casa de sus padres que fue puesta a su
nombre tras la muerte de ellos. Ambos en Washington. He enviado ambas
direcciones a vuestros teléfonos.
—Vale,
gracias, García...
—Espera,
eres tan impaciente. Tengo más. Hay un pequeño colegio de magia que
cerró hace unos quince años. Parece que Jones fue, en su momento,
no solo un estudiante sino su mejor estudiante. Ganó un montón de
premios por sus hechizos. Fue nominado a un par de becas y un... oh,
oh vaya, esto...—García se estaba trabando con sus palabras e hizo
que Spencer se sentara más recto.
—Te
pongo en altavoz, García—Spencer apartó el teléfono y pulsó el
botón del altavoz—. ¿Qué has encontrado?
—Como
dije, Jones era el mejor estudiante en la Escuela de Magia de
Washington. Estaba en una corta lista de potenciales ganadores para
la prestigiosa Beca al Mérito de Magia Arcana. Solo unos cuatro
estudiantes graduados en todo el país son premiados con esta beca.
¿Adivináis quién competía con Jones?
Spencer
miró a J. J. y ambos preguntaron al mismo tiempo.
—¿Hotch?
—Acertasteis.
Nuestro intrépido líder no solo ganó a Abernathy Jones sino que
también recibió otras dos becas de magia. Jones quedando segundo en
todas ellas.
—¿Así
que, después de todo esto era una venganza? ¿Hizo todo esto para
atraernos aquí?
—No
estoy seguro, pero parece ser una clara posibilidad. Es posible que
Aaron ni siquiera fuera consciente de Jones—dijo Rossi mientras
seguía conduciendo—. Vale, creo que deberíamos ir a comprobar
esta escuela. Parece que fue significativa en la vida Jones.
¿Avisamos a Morgan para que vaya también? ¿O le decimos que vaya a
la casa de su exmujer?
—¿Puedes
enviarnos la dirección de la escuela cerrada, García?
—Ahí
va. Cuidaos mucho, cariños míos—la analista colgó y Spencer se
echó hacia atrás en su asiento pensativo.
—Deja
que Morgan y Prentiss comprueben la casa, nosotros iremos a la
escuela. No creo que el almacén vaya a ser significativo—Spencer
tenía un mal presentimiento, pero no expresó sus preocupaciones.
Demasiados de ellos centrados en una preocupación innecesaria podía
hacer que se perdieran algo importante. Spencer envió un mensaje a
Morgan para hacerle saber lo que estaba pasando. Morgan estuvo de
acuerdo en ir a la casa mientras el resto iba a la escuela.
A
Rossi no le llevó mucho tiempo encontrar la escuela. Había ido a
toda velocidad hasta que comenzaron a acercarse y entonces había
apagado la sirena y las luces. Se acercó, apagando también los
faros, y aparcó. Spencer prácticamente saltó del coche mientras se
ponía el auricular y sacaba su arma casi al mismo tiempo. Los tres
se movieron en silencio y con cuidado. Girando en una esquina,
Spencer se detuvo y vio el otro coche cerca de una de las
dependencias. Tocó el brazo de Rossi y señaló hacia el coche.
—Muy
bien, entramos despacio y con cuidado. No sabemos qué clase de
hechizos o posibles trampas ha colocado para nosotros—Rossi se giró
hacia J. J.—. ¿Tienes la bolsa de pociones que te dio Emily? ¿Y
sabes cómo usarlas?—Rossi arqueó una ceja como para decir «no
hagas que nos mate».
—Las
tengo aquí y, sí, Emily y Hotch me han enseñado cómo usarlas para
disipar trampas—indicando con la cabeza hacia el edificio, los tres
se pusieron en marcha. Spencer envió un mensaje rápido a Morgan, no
quería arriesgarse llamando, dejándoles saber a Prentiss y a él
que Jones estaba en la escuela.
Solo
les llevó un par de minutos entrar en el pequeño edificio. J. J.
metió la mano en la bolsa y sacó una de las pociones de disipación,
preparada para usarla cuando una fuerte voz les llamó.
—No
van a necesitar eso, agentes. No hay trampas, lo prometo—Abernathy
rio e hizo que Spencer se sintiera frío. Ese presentimiento que
tenía empeoró mientras los tres agentes se miraban los unos a los
otros.
—¿Crees
que está diciendo la verdad?
—J.
J., ¿por qué no la usas solo por si acaso? No es como si un Sudes
no nos hubiera atraído antes a una trampa—Rossi respiró hondo
para tranquilizarse, su arma relajada pero lista a su lado. J. J. se
adelantó, arrojó la poción y recitó el hechizo que Emily le había
enseñado, pero no pasó nada—. Vale, quizás estaba diciendo la
verdad. Aun así, deberíamos ser cuidadosos.
Caminaron
la corta distancia hasta la entrada. Rossi tenía su mano en la
puerta contando hacia atrás desde tres con los dedos. A la de tres
abrió la puerta y J. J. y Spencer entraron rápidamente.
—Estoy
desarmado, agentes—gritó Jones y Spencer sintió que se estaba
burlando de ellos. Todos sabían que no estaba desarmado, siempre que
tuviera acceso a su magia, estaría armado.
—Abernathy
Jones, quedas arrestado por múltiples cargos de asesinato—Rossi
levantó su arma acercándose lentamente al hombre.
—¿Cómo
está el agente Hotchner? ¿Cómo crees que se siente cayendo tan
bajo?—la sonrisa de Jones era brillante y esa sensación de miedo
en el estómago de Spencer solo empeoró.
—Rossi,
tengo un muy mal presentimiento—susurró Spencer al otro agente.
Spencer mantuvo su arma apuntando hacia él mientras Rossi se
acercaba más. Se detuvo lo bastante alejado para ser capaz de tener
a la vista todo su cuerpo. J. J. se mantuvo en la puerta para
mantener vigilada la entrada. Mientras Rossi extendía la mano para
agarrarlo, dio un paso atrás y Spencer pudo ver el borde de un
círculo de hechizo—. ¡ROSSI!
El
agente se detuvo al tiempo que Jones entraba por completo en el
círculo con una sonrisa en el rostro.
—Divertíos
intentando deshacer el hechizo, si es que podéis. No querríamos que
el gran Aaron Hotchner permaneciera como un gatito para siempre,
¿verdad?—Jones recitó un hechizo en voz baja y en un instante,
antes de que nadie se diera cuenta de lo que estaba pasando, el
hombre cayó muerto justo delante de ellos.
Spencer,
sin pensarlo, corrió hacia él, pero Rossi lo agarró por la cintura
y lo detuvo.
—No
hay nada que podamos hacer, chico.
Spencer
se deslizó hasta el suelo. Solo observó conmocionado al hombre en
el círculo, con la mente vacía. Su respiración era irregular
mientras intentaba procesar lo que acababa de pasar.
—Spence—J.
J. colocó una mano en su hombro, pero no respondió. Ni siquiera el
sonido del helicóptero aterrizando fuera se abrió paso por la
conmoción en la que se encontraba Spencer. Este hombre tenía las
respuestas que necesitaba para traer de vuelta a Hotch y ahora se
había ido. Ni siquiera se percató de las lágrimas que comenzaron a
caer hasta que Emily estaba frente a él, limpiándolas. A parte de
Hotch, ella era la única en el equipo que había cruzado la barrera
del espacio persona que mantenía con los demás. Ni siquiera J. J.
había sido capaz de acercarse tanto.
—Spencer,
encontraremos las respuestas. Sé lo que estás pensando y este no es
el final. Tienes que ser fuerte. Tienes que levantarte y usar ese
gran cerebro tuyo para ayudarnos a resolver esto. Te necesitamos,
Spencer. Hotch te necesita. Hotch necesita que cuides de Jack hasta
que vuelva a ser él mismo.
Lentamente,
levantó la cabeza. Se giró hacia Prentiss y la miró. Su compañera
realmente creía que aún quedaba una esperanza de recuperarlo. Sus
ojos podían eludir, pero ahora sabía cómo se veían cuando mentía.
Spencer asintió. Prentiss se levantó y lo levantó con ella.
Morgan, J. J. y Rossi estaban lo suficiente apartados para darles la
ilusión de privacidad, pero lo bastante cerca en caso de que hubiera
trampas que aún no hubieran activado.
—No
siento nada más que el círculo de suicidio, pero eso no significa
que no haya algo más aquí—dijo Prentiss prácticamente empujando
a Spencer hacia J. J. y Morgan—. Necesitamos todo un equipo para
revisar cada centímetro de este lugar. Si está a la par de Hotch,
podría haber toda clase de cosas escondidas aquí.
—Vamos
a regresar con cuidado por donde vinimos. Morgan, ¿te ocupas del
chico?—Rossi parecía más que preocupado por lo silencioso que
estaba Spencer.
—Sí,
lo tengo—Morgan condujo a Spencer fuera del edificio con J. J.
siguiéndolos justo detrás. No fue hasta que llegaron al Suburban
que Spencer finalmente habló.
—Tan
rápido. Sucedió tan rápido, nos quería ahí, quería que le
viéramos suicidarse, ¿por qué?—Spencer frotó ese punto justo
sobre su corazón y un pequeño destello de magia del chaleco lo
envolvió. Se preguntaba, de nuevo, qué era eso, pero al mismo
tiempo casi prefería no saber.
—¿Cuándo
añadió Hotch a tu chaleco?—preguntó Prentiss acercándose a él.
Spencer quería apartarse de su mano, no dejar que se acercara a su
chaleco ahora que se había dado cuenta de que no era solo un hechizo
normal.
—No
lo sé. Usé un chaleco de reserva cuando fuimos tras Jones la
primera vez porque recuerda que el tirante del mío se había roto
después de que ese cuchillo casi me alcanzara. ¿Así que alguna vez
en los últimos dieciocho días? No me lo dijo, pero sentí su magia
hoy—Spencer repitió el movimiento sobre su corazón y sintió el
destello de nuevo. Esta vez lo envolvió más fuerte y supo lo que
era. El amor y la felicidad de Aaron. Se sentía tan bien que estuvo
a punto de ponerse a llorar.
Prentiss
había abierto un poco su sensibilidad, como había hecho en el
edificio con Jones, y sintió alrededor del chaleco sin tocarlo. Le
sonrió suavemente a Spencer y supo lo que había hecho Hotch.
—Usó
una combinación de un poderoso hechizo de protección, pero lo
entretejió con un hechizo reconfortante de amor. Quiere protegerte y
tranquilizarte al mismo tiempo. Te quiere, Spencer. Le llevó un
tiempo hacer esto y apuesto a que iba a decírtelo cuando regresara.
—¿Qué
pasa si no encontramos la forma de revertirlo, Emily?—se veía tan
triste y roto que Prentiss colocó una mano en su brazo y le miró a
los ojos.
—Creo
que ya sabes qué hacer, Spencer, pero por alguna razón tienes
miedo. Te estás conteniendo y no puedes seguir haciendo eso. Creo
que Hotch te está mostrando lo que significas para él.
Spencer
tocó esa parte del chaleco de nuevo y cerró los ojos para
permitirse sentir lo que Hotch había hecho. Le llegó toda su fuerza
y dejó que lo envolviera, dándole la esperanza de que recuperaría
a su amante. Asintió a Prentiss dejándole saber que lo entendía
mientras el resto del equipo finalmente se subía al Suburban después
de que llegara el equipo de Limpieza de Hechizos.
Rossi
le había explicado rápidamente al jefe del equipo lo que había
sucedido y les dijo que dejaran en informe en su mesa a la mañana
siguiente. Con una última mirada al edificio, se subió tras el
volante y se dirigió a la oficina. No envidiaba a Spencer por tener
que decirle a Jack lo que había pasado.
El
joven estuvo inquieto todo el camino a la oficina. Dave estaba un
poco preocupado por él. Seguía observándolo y había una mirada
perdida en sus ojos que Dave nunca había visto antes. No era difícil
imaginar que estaba pensando, pero Dave quería saber en qué. En los
cuatro años que había conocido al joven, rara vez había sido capaz
de seguirle el ritmo a su cerebro. Su habilidad de ir del punto A al
punto Z sin tan siquiera tocar ningún otro le había dicho por qué
estaba en la UAC la primera vez que le había visto trabajar sin
ninguna distracción. Se preguntaba qué podrían haber hecho en los
días de la Unidad CC con una mente como la suya en el búnker.
Tan
pronto como Dave detuvo el Suburban, Reid salió de él. Nadie lo
detuvo y Dave no se sorprendió de encontrar la puerta del despacho
de Aaron cerrada con Anderson dando vueltas al pie de las escaleras.
Dave se detuvo en los escritorios, asegurándose de que el otro
agente era consciente de que no se iba a acercar más. El resto del
equipo se dispersó, J. J. a su escritorio, Morgan a su despacho y
Prentiss a la sala de reuniones.
Spencer
cerró la puerta viendo a Jack sentado en la silla de su padre
riendo. Aaron estaba en el escritorio con la cabeza atrapada en una
caja de pañuelos. Estaba sacudiendo la cabeza intentando liberarse.
Spencer corrió hacia él mientras Aaron retrocedía intentando
apartarse de la caja atascada en su cabeza. Jack también se movió,
pero Spencer llegó más rápido a su padre. Agarró al gatito cuando
estaba a punto de caer del escritorio. Con cuidado, le sacó la
cabeza de la caja y lo levantó.
—Te
gusta hacer travesuras, ¿no?—pero la sonrisa no estaba ahí.
Sosteniendo al gatito cerca, Spencer se dirigió al sofá y se sentó
despacio. Jack fue y se sentó a su lado. Rodeó al chico con un
brazo y lo acercó.
—¿Spencer?—Jack
le miró preocupado.
—Tengo
que decirte algo, pero debes saber que no dejaremos de buscar la
manera de traer de vuelta a tu padre—Hotch se estiró y tocó
suavemente la barbilla de Spencer con su pata. De algún modo sabía
que había sucedido algo—. El hombre que le hizo esto a tu padre
está muerto, Jack. Un equipo está investigando la escena intentando
encontrar todo lo que pueda ayudar, pero, por ahora, tenemos que
seguir buscando.
Hotch
cayó de culo sobre el regazo de Spencer. No le gustaba oír lo que
Spencer le había dicho a Jack. Quería saber más porque sabía que
aún le quedaban cosas por decir. Por alguna razón, le estaba
ocultando algo a su hijo y Hotch sabía que probablemente era para
proteger a Jack. Arrulló suavemente a Spencer sabiendo que su
persona favorita estaba sintiendo más de lo que decía. Spencer
siempre sentía más que el resto del equipo.
Spencer
apoyó la cabeza contra el respaldo del sofá y cerró los ojos,
rascando suavemente la espalda de Hotch y dejando que su mente se
aclarara. Sabía que tenía que resistir, al menos hasta que llegara
a casa.
—Pero
traerás de vuelta a papá, ¿verdad? Porque lo prometiste, Spencer.
Prometiste que traerías a papá—Spencer tragó lo que estaba
sintiendo. Sabía que no podía permitirse derrumbarse. Ni aquí ni
ahora.
—Sí,
Jack. Aún voy a mantener mi promesa de traer de vuelta a Aaron. Lo
necesitamos—acercó más a Jack y lo abrazó fuerte.
Unos
minutos más tarde, hubo un suave toque en la puerta y Spencer
respondió que estaba abierta. No le sorprendió ver que era Rossi.
—¿Por
qué no te vas a casa? Llévate a Jack y a Aaron a casa, come algo y
descansa. Podemos encargarnos de todo esto mañana después de
recibir el informe.
Spencer
le dio las gracias a Rossi levantándose y le dijo a Jack que
recogiera sus cosas. Observó al chico recoger su tarea del
escritorio. Pensó brevemente en colocarlo todo como estaba, pero lo
descartó. Jack se puso la sudadera que llevaba de abrigo. La debió
de haber intercambiado con el abrigo que llevaba esa mañana. Spencer
no podía recordar ver la sudadera desde hacía unas semanas así que
probablemente era su abrigo extra en el colegio.
—Spencer,
¿papá puede montar en mi capucha hasta que lleguemos al coche?—Jack
parecía muy emocionado y Spencer miró a Aaron. Parecía que Jack se
la había traído para darle paseos a su padre en la capucha. Sonrió
y supo que sería una manera de asegurarse de que el gatito no
intentaba escabullirse a ninguna parte así que, cuando Jack estuvo
junto a él en la puerta, pasó a Aaron a una mano y abrió la
capucha para deslizarlo dentro. Su mirada algo indignada era
adorable.
—Da
gracias a que no te grabé con la cabeza atrapada en la caja de
pañuelos y se lo envié al equipo. Montar en la capucha de tu hijo
no va a matarte de vergüenza. Incluso hemos mantenido bastante
oculto que te has convertido en un gato—Spencer juraba que Aaron le
resopló. Aun así lo ignoró y se dirigieron al escritorio de
Spencer donde recogió sus cosas y se echó la bolsa al hombro. Se
aseguró de que todos los archivos de Hotch estaban en su bandeja de
salida para que se encargaran de ellos antes de dirigirse al
ascensor.
Jack
estuvo callado en el camino al aparcamiento, girando constantemente
su cabeza para mirar a su padre. Spencer sonrió ante el cuidado que
Jack estaba mostrando hacia su padre. Se preguntaba si este iba a ser
el incidente que provocara que Jack quisiera una mascota. Aaron había
señalado que estaba sorprendido de que el chico no hubiera querido
una antes. Se habló de hamsters o peces cuando hablaron del tema.
Animales que pudieran vivir en un apartamento y no necesitar cuidados
diarios si se aseguraban de dejarles agua fresca y comida antes de
marcharse. De ese modo Jessica no tendría que preocuparse por el
animal más que de vez en cuando mientras estaban en casos. Spencer
se había sorprendido cuando Aaron le había preguntado su opinión,
pero ahora veía el motivo. Aaron quería acercar un poco más a
Spencer a sus vidas. No era engañoso, solo una manera muy propia de
Aaron de no querer asustarle.
Cuando
Jack llegó al coche, se detuvo antes de entrar. Esperó a que
Spencer sacara a Aaron de su capucha y extendió las manos para él.
—Asegúrate
de que se queda en tu regazo. No creo que el viaje en mi bolsa le
hiciera ningún bien esta mañana.
—Lo
prometo.
Spencer
cogió la mochila de Jack y la dejó junto a la suya en el asiento
trasero. Para cuando se sentó tras el volante, Jack ya estaba atado
y tenía ambas manos envueltas alrededor del gatito. No parecía que
estuviera apretando demasiado así que Spencer arrancó el coche. La
hora punta acababa de terminar por lo que el trayecto no fue
demasiado malo, pero aun así Spencer condujo con mucho cuidado. Cada
vez que Aaron intentaba soltarse del agarre de Jack, el chico le
regañaba y apretaba su agarre hasta que Aaron se quedaba quieto.
Sonrió mientras le observaba. Jack era un chico fuerte y eso era
tanto cosa de Aaron como de Haley. Habían criado a un buen hijo
durante los primeros cinco años y Aaron había seguido haciéndolo
los últimos dos años. Jack iba a ser un hombre maravilloso. Aaron
estaría orgulloso de quien será en el futuro. Spencer tragó saliva
para no dejar escapar un pequeño sollozo al pensar que estaría
orgulloso de llamarlo también hijo.
—Spencer,
¿qué va a comer papá para cenar?
—Aún
nos quedan espaguetis de los que trajo tu tía Jessica. ¿Por qué?
—Porque
quiero tailandés. Papá dijo que el tailandés que está cerca de
nosotros no lo hace bien cuando pide y quiero Pad Thai.
—Y
un mordisco de mi Tom Kha Kai. Podemos hacer un pedido. Y también
pediré el favorito de tu papá.
Jack
sonrió y se inclinó, levantando a Aaron al mismo tiempo. Escuchó
mientras el chico susurraba algo a la oreja del gatito. Aaron lamió
su cara cuando el chico terminó. Eran terriblemente lindos juntos.
Después
de cenar, con Aaron comiendo más comida robada de los platos de Jack
y Spencer que de la suya propia, el gatito pareció conseguir un
estallido de energía así que Spencer los dejó sueltos en el salón
con el pájaro atado a un palo y el calcetín mientras se encargaba
de la colada. Sacó todas las cosas rompibles del camino y escuchó
los sonidos de pies correteando por la sala junto al sonido de garras
en madera y a veces linóleo. En cierto momento escuchó la
estruendosa risa de Jack y fue por el pasillo para echar un vistazo.
Jack había encontrado un puntero láser en alguna parte y lo estaba
usando sentado en el sofá. Era adorable ver a Aaron perseguir el
punto a donde Jack lo dirigía, incluyendo justo cinco centímetros
por encima del alcance del gatito en la pared, lo que hizo que
intentara trepar dicha pared para alcanzarlo. Esperaba que Aaron
mantuviera sus recuerdos de esto cuando volviera a cambiar.
El
pequeño abismo de dolor que había aparecido en su estómago en el
edificio en el que Jones se había suicidado estalló de nuevo.
Regresó para terminar con la ropa. Cogiendo las toallas, Spencer fue
al baño. Lo observó, realmente lo observó. Tenía un estuche de
lentillas de repuesto fuera porque el principal estaba en el
apartamento de Aaron. Llevaba sin champú durante dos semanas porque
seguía olvidando comprar más y simplemente se duchaba en casa de
Aaron porque sabía que tenía allí. Si tenía que ducharse en su
casa, usaba lavavajillas de la cocina, razón por la cual el bote
extra estaba en la ducha. Toda su comida perecedera tenía una
caducidad larga porque comía en casa de Aaron y solo comía aquí
los días que Aaron no conseguía convencerle de quedarse porque
sentía que tenía que regresar a su apartamento. Era casi como si ya
estuvieran viviendo juntos y Spencer solo usara el apartamento como
una escapatoria a corto plazo.
Sacudiendo
la cabeza para aclarar sus pensamientos, Spencer se giró para ver
que Aaron había entrado y ahora estaba tumbado sobre el montón de
ropa limpia que aún no había tenido la oportunidad de colgar.
Cuando Aaron le vio, se estiró y pareció acomodarse un poco más en
la ropa. Diciéndole que no iba a levantarse. Spencer echó un
vistazo a Jack, descubriéndolo viendo algo en el Discovery Channel.
Cerró la puerta de la habitación y se dirigió hacia Aaron
arrodillándose frente a él. Su mano fue directa al vientre de
Aaron, frotándolo.
—Jones
se suicidó tan pronto como lo encontramos. Aaron, le ganaste en
algunas becas. Mató a esa gente para atraernos a donde estaba. Tú
siempre fuiste su objetivo. Hizo esto a propósito. Te transformó en
un gato para humillarte—Aaron se sentó en la ropa y le miró. En
ese momento Spencer le echó más de menos que nunca. Se inclinó,
dejando que la pila de ropa le amortiguara mientras intentaba
controlar su respiración. No iba a llorar con Jack en la habitación
de al lado—. No sé qué hacer. Lo he leído todo, Aaron, y no sé
qué hacer.
Hotch
se levantó sobre sus pequeñas patas y se acercó a él hasta
acariciar el rostro de Spencer con el suyo. Quería consolarlo más,
pero todo lo que podía hacer era maullar suavemente. Extendió su
pata delantera y tocó a Spencer en la nariz.
—Aaron—Spencer
suspiró rascando a Hotch bajo la barbilla. No había oído nada de
Jack en un rato y quería asegurarse de que todo estaba bien. Le dijo
a Hotch que volvería enseguida y el gatito se giró unas cuántas
veces y se acurrucó en la ropa de Spencer. El joven se levantó y se
dirigió al salón y vio que Jack se había quedado dormido en el
sofá. Decidió no mover al chico. Le quitó los zapatos y los
calcetines con cuidado y le echó la manta por encima. Se inclinó y
le dio un beso en la mejilla. Cuando se levantó, sintió hincharse
esa pequeña porción de su corazón que tenía reservada para Jack.
Sabía que quería al chico, pero justo en este momento supo cuánto.
Jack se había vuelto muy importante para él durante los últimos
meses. Aunque no habían pasado mucho tiempo juntos, era suficiente
para que sus sentimientos por el chico profundizaran. Spencer se
preguntaba mientras observaba al chico de qué tenía miedo.
Con
gran pesar, se movió por el apartamento, echando la llave a la
puerta y apagando las luces. Mantuvo la de la campana sobre el fogón
solo en caso de que Jack necesitara levantarse en cualquier momento
durante la noche. Finalmente, volvió a su cama y vio que Hotch se
había quedado dormido en su ropa. Rio suavemente para sí mismo por
lo tranquilo que se veía. Se apoyó contra la pared cerca del baño
y dejó vagar sus pensamientos. Había un pensamiento principal que
había estado dando vueltas por su mente todo el día. Era cuánto
estaba enamorado de él y cuánto lo necesitaba. Cada detalle que
había estado observando los últimos dos días le hacían darse
cuenta de cuánto había convertido a Hotch en parte de su vida. Tras
los casos, la mayoría de las veces, cuando pensaba en casa siempre
era con Hotch.
Spencer
se apartó de la pared y se desnudó. Cogiendo su neceser de su bolsa
de viaje se dio una ducha rápida. No tardó mucho en meterse en la
cama y Hotch se enroscó sobre su pecho. Había cerrado la puerta de
la habitación y Jack sabía llamar así que no estaba preocupado
porque el chico entrara. Finalmente, completamente solo, sostuvo a
Hotch en sus manos.
—Te
quiero—soltó mirando el rostro del gatito—. Te quiero y te
necesito, Aaron. Vuelve a mí, por favor, vuelve a mí para que pueda
decírtelo como humano. Lo siento, siento mucho no habértelo dicho
nunca, pero tenía miedo. Me ofreciste todo lo que siempre he querido
y me daba miedo.
—Mrrawr—maulló
Hotch presionando su rostro con el de Spencer. Quería decírselo
también y maldijo sus maullidos. Intentaba consolar a su amor y no
sabía cómo. Todo lo que podía hacer era enroscarse y acurrucarse
tan cerca de él como podía.
Spencer
se tumbó de lado y acomodó a Hotch contra su pecho. No pudo
contenerlas cuando las lágrimas cayeron finalmente. Cuando Hotch
comenzó a ronronear contra él, no pudo evitar comenzar a llorar más
fuerte mientras se acurrucaba alrededor del pequeño gatito. Todos
esos sentimientos que había encerrado dentro de él se desbordaron
mientras sostenía a Hotch en sus brazos. Amaba a Hotch. Y, aunque se
lo había admitido al equipo, solo era parte de lo que sentía por el
hombre. Hotch siempre había estado ahí para él. Tras Georgia, tras
la marcha de Gideon, tras todo, él era la persona con la que podía
contar y ahora Hotch contaba con él y no tenía ni idea de qué
hacer. Nada en su investigación le daba ninguna pista sobre cómo
transformar a Hotch.
—Te
necesito—susurró de nuevo. Con sus emociones purgadas, se estaba
formando un dolor de cabeza, pero estaba demasiado cansado para
lidiar con ello. Respirando hondo, intentó liberar el estrés como
Hotch le había enseñado. Lentamente, por fin comenzó a quedarse
dormido.
Varias
horas más tarde, Spencer se sintió extraño. Como si hubiera un
peso sobre él, pero era un peso familiar, pero no podía ser. Abrió
los ojos cauteloso y miró hacia abajo para ver un brazo alrededor
suyo y en ese momento quiso llorar. Se dio la vuelta y vio el rostro
de Aaron Hotchner.
—Aaron—prácticamente
gritó pegándose alrededor del hombre. Estaba abrazándolo
tembloroso.
—Hey,
está bien, Spencer—Aaron lo acercó y pasó una mano por el pelo
de Spencer.
—Nunca
pensé que te recuperaría. Tenía tanto miedo, Aaron.
—Shh,
ahora estoy aquí, cariño. Estoy aquí—Aaron repitió una y otra
vez sus palabras de consuelo mientras sostenía al genio en sus
brazos.
—Te
quiero, Aaron. Te quiero y siento no habértelo dicho nunca y sí,
sí, te quiero a ti y a Jack y todo ello. No significa que no tenga
miedo porque estoy aterrado, pero lo quiero, todo, quiero todo,
Aaron—besó a Aaron y puso todo lo que sentía en ese beso. Aaron
lo sostuvo por su nuca, sin dejar que se apartara de él. Solo se
apartó cuando Spencer bostezó. Apoyó la barbilla sobre la cabeza
de Spencer y frotó su espalda.
—Yo
también te quiero, Spencer—la mano de Aaron en su espalda hizo que
Spencer se tranquilizara. Inhaló y exhaló y se relajó en el cuerpo
de su amante. Cerró los ojos mientras la mano en su espalda pasó a
su cabeza y comenzó a acariciarla. Quería abrir la boca y decirle
que parara porque era una manera segura de hacerle dormir—.
Necesitas dormir. Podemos hablar cuando despertemos. Estaré justo
aquí.
—Sueño.
—Verás
que no soy un sueño cuando aún esté aquí cuando despiertes—Aaron
besó su frente y Spencer se rindió a la sensación. Su cuerpo y
mente estaban tan cansados que solo quería dormir y dormir en brazos
de Aaron siempre era bueno. Lo echaba de menos cuando no dormía con
él.
Aaron
esperó a que la respiración de Spencer se atenuara antes de
permitir que su propio cuerpo se relajara. Él también se había
sorprendido de despertar envuelto alrededor de Spencer en forma
humana de nuevo. Cuando habían comenzado el caso, había estado
seguro de que el Sudes no estaba usando ese hechizo ya que era
demasiado simple y estaba demasiado fuera de su campo, pero al saber
que estaba pensado para él y para humillarlo, encajaba. Aaron había
sido inaguantable en el colegio. Ni siquiera recordaba a Jones. Que
alguien lo amara no le cabía en la cabeza a Jones así que
convertirlo en un animal hasta que alguien le declarara su amor era
una manera segura de mantenerlo como animal. Otros hechizos tenían
formas de romperlos, pero el hechizo del alma gemela era un hechizo
duro y rápido. Por eso los ancianos de los tiempos antiguos solo lo
usaban en caso de las personas cabezotas.
Spencer
se acurrucó tan cerca como pudo, como siempre hacía cuando dormían
así, y Aaron sabía que él también necesitaba dormir. Mientras que
había pasado la mayor parte de su tiempo como gatito dormido, no se
acercaba a lo que su cuerpo necesitaba. Podía sentir su magia
mientras intentaba calmar a Spencer, pero había sido bloqueada.
Incluso ahora, su magia estaba buscándolo de nuevo y asegurándose
de que Spencer estaba bien. Spencer se estremeció cuando la magia lo
envolvió. Después buscó a Jack y pudo sentir al chico dormido en
el salón. Solo entonces se permitió quedarse dormido.
Continuará...
woooow ..!!!!
ResponderEliminaral fin estuvo intenso..!!!
♥♥♥♥