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Un Omega en la empresa Stark [cap1]


Título: Un Omega en la empresa Stark
Fandom: MCU          Pareja: Tony Stark x Peter Parker
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi, Slash, Omegaverse
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, Mpreg
Capítulos: 6 (1 de 6)
Resumen: Con su tía enferma, Peter necesita conseguir un trabajo para pagar el tratamiento, pero es un omega y menor de edad así que debe mentir para conseguirlo. Consigue entrar en la empresa de mensajería de Stark, pero un incidente con un hombre puede ponerlo todo en peligro.


Capítulo 1



Descubrir que su tía tenía cáncer fue un duro golpe, pasaron horas abrazados y llorando sobre el hombro del otro. Enterarse después de que el seguro no iba a pagar el tratamiento, destrozó sus esperanzas. No habían pensado en rendirse, jamás, estaban seguros de poder superarlo, ¿pero qué opciones tenían si no disponían del dinero para el tratamiento? El sueldo de su tía no era suficiente, apenas conseguía llevarles a fin de mes, y Peter era un omega menor de edad por lo que no podía trabajar. Iba a ver deteriorarse a su tía hasta morir. La idea de perder a su tía, a la única familia que le quedaba, le hacía echarse a llorar. No podría soportarlo, la muerte de su tío ya había sido demasiado dolorosa y no podía ni imaginar qué sería de él si se quedaba solo. ¿Un omega menor de edad en manos de las instituciones? Probablemente lo emparejarían con algún alfa que ya tuviera dos o tres parejas y se convertiría en poco más que un sirviente o una máquina de hacer hijos. Aunque poco le importaría después de haber perdido a todos los que quería.
No podía dejar que sucediera.
Miró el frasco en su mano. Era un olor artificial que había creado él mismo en clase de química un par de años atrás y que había guardado en un frasco vacío de desodorante. Tan solo lo había utilizado una vez para poder ir a una fiesta con Ned sin ser acosado por todos los alfas y nadie le había prestado la más mínima atención creyendo que era un simple beta. Miró hacia el salón por la puerta entreabierta de su habitación. Podía ver a su tía sentada en el sofá, con los ojos entrecerrados y profundas ojeras. No la había visto tan demacrada desde la muerte del tío Ben. Apretó el frasco en su mano, tomando ya una decisión. Encendió su ordenador y comenzó a escribir su currículum.
Nombre: Peter Benjamin Parker
Nacimiento: 1/7/2000
Género primario: Masculino
Género secundario:
Sus dedos rozaron las teclas por un momento sin llegar a presionarlas. Inspiró hondo y finalmente escribió.
Beta
No estaba seguro de cuáles serían las consecuencias si lo descubrían, pero sí sabía cuáles serían si no hacía nada y no estaba dispuesto a aceptarlas. No fue la única mentira que incluyó en su currículum, pero las demás fueron más fáciles. Imprimió varias copias y al día siguiente, al salir de clase, las repartió por todas las tiendas y empresas que pudo. Regresó a casa sin muchas esperanzas, el «ahora mismo no buscamos a nadie, pero ya te llamaremos» fue lo que más escuchó. Por eso precisamente le sorprendió recibir una llamada al día siguiente de la empresa más importante de mensajería del país. No había tenido la más mínima esperanza de que lo contrataran allí, tan solo había dejado el currículum porque le pillaba de camino, pero allí estaba, en Mensajería y Transporte Stark (MTS) firmando su contrato en prácticas en uno de los despachos de Recursos Humanos.
—Bien, con esto está todo, señor Parker. ¿Tiene alguna duda?—le preguntó la encargada de las contrataciones.
—N-no, no, todo está claro—respondió aún algo nervioso. Había tenido miedo de que el olor artificial no funcionara, pero hasta ese momento nadie le había mirado un segundo de más.
—Muy bien. Vaya ahora al despacho del encargado de mensajería y él le entregará su uniforme y todo lo que necesite. Comenzará el lunes.
—Ah, um, muchas gracias—se levantó algo inseguro, sin saber si debería darle la mano o decir algo más. Su instinto le decía que inclinara la cabeza ante la mujer alfa, pero con todas sus fuerzas se contuvo.




—¿Estás seguro de esto?—le preguntó Ned al día siguiente cuando fue a su casa.
—Necesito hacerlo, tenemos que conseguir más ingresos o no podremos costear el tratamiento.
—¿Pero mensajero? Quiero decir, ¿no es algo peligroso para un omega? Sé que usas ese olor de beta, pero... ¿y si te descubren? ¿Y si tienes que ir a algún mal barrio y te pillan allí? ¿Y si algún alfa-
—Ned, por favor—le interrumpió—, esto es lo último que necesito ahora, de verdad.
—Lo siento, pero me preocupo por ti—replicó con esa expresión de cachorro herido suya.
—Lo sé y te lo agradezco, pero tengo que hacer esto.
Había tomado su decisión sabiendo los riesgos para un omega sin emparejar como él. No iba a perder también a su tía.
El lunes siguiente, Peter salió de casa minutos después de que su tía se hubiera ido a trabajar y se dirigió a MTS tras cubrirse con olor artificial (llevaba el frasco en su mochila en caso de que necesitara volver a usarlo). En el vestuario, se puso el característico uniforme amarillo y rojo. Se dirigió a la sala de reparto, donde le entregaron una gran mochila cuadrada cargada y una PDA con las direcciones a las que tenía que acudir. Cogió una de las bicicletas alineadas en la entrada, pintadas todas en color dorado y rojo, y se puso en marcha. Cuantas más entregas realizara, más cobraría así que pedaleó con todas sus fuerzas entre las atestadas calles de Nueva York.
El sudor de las carreras en bicicleta disipaba el olor artificial así que tenía que parar varias veces a lo largo de la tarde en callejuelas ocultas para aplicarse más. A pesar de ese inconveniente, parecía estar funcionando. El encargado le felicitó brevemente al finalizar la jornada y Peter regresó a casa antes de que May saliera de trabajar, satisfecho de haber hecho un buen trabajo y de poder regresar a trabajar al día siguiente.
El martes, Peter estaba destrozado. Todos sus músculos dolían como nunca lo habían hecho, pero no le importaba, merecía totalmente la pena. Pasó la mañana en el instituto algo adormilado, dejando que Ned le guiara de clase a clase y echándose una breve siesta durante el almuerzo. Por la tarde, se despidió de su tía cuando se fue a trabajar y acudió a su propio trabajo. Realizó todas las entregas que pudo, pedaleando algo más lento que el día anterior por los dolores, regresó a casa antes que su tía y cayó dormido nada más tocar el colchón. Y vuelta a empezar.
Era agotador y cuando llegó el viernes apenas era capaz de moverse, pero saber que al final del día recibiría su primera paga era suficiente para mantenerlo en marcha. Cogió la última carga del día, deseando terminar para pasar el fin de semana simplemente descansando. Se puso la mochila a la espalda y se dirigió rápidamente al aparcamiento de bicicletas.
—¡Woofh!—chocó contra alguien al girar la esquina y el peso de la mochila le hizo caer de culo.
Una tableta blanca cayó al suelo frente a él. Un característico crash resonó en las paredes del edificio. Se le heló la sangre al darse cuenta de lo que eso significaba.
¡Pero qué demonios!—gritó con ira el hombre con el que había chocado.
Madre mía. Ay, Dios. Lo siento. Lo siento losientolosiento—recogió con manos temblorosas la tableta y los trozos de plástico que se habían roto—. S-se la pagaré, lo juro. No se lo diga a mi jefe, por favor. Ho-hoy me dan mi primera paga, se l-la pagaré, de verdad—suplicó con desesperación. Estaba seguro de que una sola paga no iba a ser suficiente, tal vez incluso el trabajo de todo un mes no lo sería, pero era mejor que perder su trabajo.
Hey, hey, cálmate, tranquilo, no se lo diré a nadie—el hombre cogió la tableta y colocó una mano sobre su hombro. Solo entonces Peter se dio cuenta de que estaba temblando, pero su cuerpo se relajó casi al instante ante el contacto del alfa. Lo que le faltaba, tener que contener las reacciones instintivas de su biología omega ante un alfa. El deseo de arrodillarse y pedir perdón ya era demasiado intenso.
N-no puedo perder mi trabajo, por favor, le pagaré lo que haga falta—jadeó, apenas capaz de respirar. Estaba a punto de tener un ataque de pánico enfrente de un alfa, en medio de su trabajo, tras haber roto la tableta de un extraño.
Ya, tranquilo. No es para tanto. Lo más importante es el contenido y eso aún estará ahí—el alfa apretó su hombro y tan solo ese gesto consiguió que pudiera respirar con normalidad—. ¿Cómo te llamas?
P-Peter Parker.
Bien, Peter, yo soy Tony. Tienes trabajo que hacer, ¿verdad? ¿Por qué no vas a hacer tus entregas y otro día con más tiempo hablamos de esto? Paso a menudo por aquí.
Uh, s-sí, claro, muchas gracias y lo siento mucho—se disculpó de nuevo, echando de menos el contacto del alfa cuando soltó su hombro.
Ve a trabajar y ten cuidado.
Peter le miró a la cara por primera vez. Tony era un hombre maduro, de cuarenta y tantos años, probablemente. Tenía unos intensos ojos café y el pelo castaño oscuro. Su perilla estaba artísticamente arreglada y le hacía lucir una mandíbula fuerte. Era poco más alto que él, pero sus hombros eran anchos y sus brazos fuertes y Peter se sentía pequeño frente a él. Tragó saliva y suplicó a su cuerpo que no reaccionara ante el atractivo alfa.
N-nos vemos—murmuró y arrugó el gesto ante lo incómodo que había sonado.
Echó a correr, pasando junto al alfa, y cogió su bicicleta para terminar los repartos del día. Tendría que parar en algún callejón para aplicarse olor artificial, el encuentro con el alfa había hecho que su cuerpo reaccionara y estaba comenzando a oler a omega.




Cuando Tony bajó a la sala de reparto, se esperaba una charla aburrida con el encargado. No se esperaba para nada acabar con su tableta destrozada y un adorable chico de grandes ojos castaños de Bambi disculpándose y a punto de un ataque de ansiedad. No le importaba para nada el tema de la tableta, tenía dinero de sobra para conseguir otra nueva y siempre lo almacenaba todo en la nube, pero si esa excusa le daba la oportunidad de volver a ver a ese dulce chico pensaba aprovecharlo.
Al regresar a su despacho, buscó en la base de datos de empleados y echó un breve vistazo a su ficha. Peter Parker apenas acababa de cumplir la mayoría de edad, aunque aún era demasiado joven para beber y, como su olfato le había indicado, era beta. Normalmente prefería omegas, pero había probado de todo, le gustaba experimentar y no se contenía a la hora de satisfacer sus deseos.
Bajó el lunes siguiente a la sala de reparto al final del turno de tarde, preguntándose si el chico habría descubierto ya quién era. Claramente no lo había reconocido en su encuentro anterior, aunque no era de extrañar porque no era una persona muy pública y normalmente solo se relacionaba con los jefes y gerentes de las secciones. Esperó en la oficina del gerente, cuyas ventanas interiores daban a la sala de reparto, y vio al chico llegar con la mochila ya vacía. Su rostro brillaba con algo de sudor y se veía cansado, sería una buena oportunidad para pillarlo con la guardia baja y que no pudiera encontrar ninguna excusa para rechazar sus avances (aunque dudaba que lo intentara). Cuando salió del vestuario, vestido ya con su ropa de calle, Tony se acercó a él con una sonrisa.
Oh, um, señor...
Solo Tony—le dijo levantando una mano. El chico se ruborizó adorablemente y asintió con la cabeza—. ¿Cómo estás, Peter?
Bien, gracias. Um, he estado echando cuentas y no sé cuánto costaba exactamente esa tableta, pero creo que en unas-
Por favor—le interrumpió—, no te preocupes por la tableta, ya tengo una nueva.
Pero...
Te aseguro que no pasa nada, Peter—no podía evitar sonreír ante la necesidad del chico de compensarle por lo que había hecho, pero no le interesaba el dinero, podía pensar en cosas mucho más interesantes—. ¿Qué te parece si, para quedar en paz, cenas conmigo?
Peter le miró confuso, probablemente no entendiendo cómo podía compensar eso lo que había pasado. Tony comenzaba a tener deliciosas fantasías sobre esas rosadas mejillas y esos finos labios estirados obscenamente alrededor de su...
Lo siento, no puedo, n-no me es posible.
Bueno, no se esperaba esa respuesta.
¿Puedo preguntar por qué?
El chico agachó la cabeza y se mordió el labio nervioso. Esos labios...
Mi tía está esperándome en casa, tengo que cuidar de ella, no puedo... lo siento—no parecía una mentira, o al menos no del todo, así que Tony lo aceptó—. Puedo pagarle la tableta.
No, por favor. Sé cuánto ganáis aquí, me sentiría mal haciendo que la pagaras. Estoy seguro de que podemos arreglarlo otro día—le respondió con un guiño. Las mejillas del chico se pusieron de un rojo más intenso. No podía evitar imaginar qué expresiones pondría cuando su rostro se ruborizara de placer.
S-sí, claro. T-tengo que...—señaló con el pulgar hacia la puerta.
Por supuesto. Hasta otro día, Peter.
Adiós—el chico asintió con la cabeza y salió de allí casi corriendo.
En fin, tendría que encontrar a otra persona para ir al restaurante que había reservado para esa noche. No es que le resultara difícil con todos los contactos en su agenda.
Estuvo muy ocupado el resto de la semana, con reuniones y un viaje de negocios a California. No fue hasta el viernes cuando pudo bajar de nuevo a la sala de reparto. No esperaba que estuviera libre esa noche, pero tal vez pudiera quedar con él para el fin de semana.
Peter, ¿cómo te está yendo el trabajo?—le preguntó cuando lo interceptó al salir del vestuario—. Hace poco que empezaste, ¿verdad?
Ho-hola, sí. Esta es mi segunda semana. Los primeros días fueron agotadores, la verdad. No estaba acostumbrado a andar tanto en bici, pero ahora ya es más fácil y estoy haciendo piernas—respondió con una risa nerviosa.
Hmm, sí, ya lo veo—miró sus piernas de arriba abajo de forma apreciativa, estaba seguro de que no se podía confundir su interés—. ¿Estarías libre este fin de semana? ¿Tal vez el sábado para cenar?—le preguntó, acercándose un paso a él.
Ah...—el chico le miró sorprendido, con las mejillas ruborizadas y la boca abierta. Dios, esa boca...—. Lo siento, pero no...
Peter, ¿tienes novio o novia?—le preguntó, intentando evitar (por el bien de su ego) un segundo rechazo. Peter negó con la cabeza, lo que era bueno para él—. ¿Has estado alguna vez con un alfa?—su tono era algo más grave e insinuante y el rubor en el rostro de Peter fue respuesta suficiente—. Te propongo ir a cenar el sábado, solo cenar y después te llevaré a casa—sabía que para el final de la noche estaría suplicando que lo llevara a su cama.
L-lo siento, no puedo, señor. Tengo que irme, lo siento—y se marchó a toda prisa de nuevo.
Ese había sido un buen derechazo. Señor. Por supuesto que Tony era consciente de su edad, pero eso no era normalmente un problema, era un madurito atractivo, carismático y multimillonario, no le faltaban jóvenes que fueran tras él, ya fuera por sexo (y tenía una gran reputación al respecto) o por dinero. Peter no sabía nada de su dinero, pero su atractivo y su carisma deberían ser suficiente. Quizá había algún motivo que el chico no quería contarle. Sí, debía de ser eso. Tendría que investigar (lo correcto sería olvidarlo y dejar que Peter guardara su secreto, pero Tony no había llegado tan lejos en su vida haciendo lo correcto).

6 comentarios:

  1. Que te puedo decir, amo lo que escribes, esperare con ansias la conti, aunque prefiero el SpideyPool y El Stony, esta pareja me provoca un morbo jajajaj, me encanta, nos leemos en la otra

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  2. Fascinante me encanta como se desarrolla y mas si es omegaverse 😏👌
    Besos!c:

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  3. Oooooo dios, me muero, está epareja es encantadora y no ahí casi nada de ella, verla en un omegaverse es genial, te lo agradezco y espero con ansias la continuación <3

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  4. ohhh, esperaré el segundo con ansias!!!! hace tiempo estaba buscando una historia de esta pareja ajajaj

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  5. Muchas gracias por compartir tu talento.

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  6. Ya quiero saber que pasara en el siguiente capitulo

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