Título: Nuestro momento predestinado
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 30 (26 de 30)
Resumen: El gobierno dice que Spencer Reid es el Alma Gemela de Aaron Hotchner, y Aaron siempre ha confiado en el sistema, pero ese chico flacucho con pinta de ayudante de profesor universitario y claros problemas de personalidad no puede ser su Alma Gemela. No le queda otro remedio que casarse con él, pero eso no significa que tenga que aceptarlo como su pareja.
Nota: Atención, esta es una historia dura que involucra a niños que han sido violados y torturados. Estos hechos no se describen en sí, pero sí se habla posteriormente de ellos y también se incluye la muerte de menores.
Capítulo 26
—Vaya, vaya. Iba a decir buenos días,
pero parece que son muy buenos días—les saludó Ethan
cuando llegó al apartamento y los encontró besándose contra la
encimera de la cocina.
La pareja se separó, algo ruborizada,
y Aaron sirvió el café que ya llevaba un par de minutos hecho.
—¿Habéis follado,
entonces?—preguntó casualmente.
—¡Ethan! No, no lo hemos hecho y aún
no estoy preparado para hacerlo—respondió Spencer con las mejillas
rojas y mirando molesto a su amigo.
—Y yo no voy a presionarle—añadió
Aaron—. El sexo no es un imprescindible para mí, no me corre
ninguna prisa.
—Bien.
—¿Bien?—repitió Spencer
extrañado—. ¿No querías que nos acostáramos?
—El tema del sexo o la tensión
sexual puede ser un gran problema y entorpecer el avance de una
relación. Si habéis dejado claro lo que queréis y lo que esperáis,
eso es justo lo que quería. Ya te lo dije, pasara lo que pasara en
esa cama, ayudaría a que aclararais las cosas y así ha sido.
Spencer le miró boquiabierto. No podía
decir que le sorprendiera, estas «lecciones de la vida», como
alguna vez las había llamado, eran muy propias de él, pero no podía
creer que después de tantos años no le viera venir.
—¿Supongo entonces que tenemos que
darte las gracias?—preguntó Aaron pasándole una taza de café.
—De nada—respondió con una
sonrisa.
—¿Y qué tal tu noche? ¿Dónde
dormiste? ¿O dormiste siquiera?—preguntó Spencer sentándose a la
mesa con su segunda taza de café.
—Pues no mucho, la verdad. Conocí a
un chico adorable en un bar y enseguida nos fuimos a su casa. Estaba
totalmente fuera de su elemento en el bar, intentaba verse moderno
con una ropa realmente extraña, pero se notaba a la legua que era un
geek. Al parecer es un genio informático, una especie de
hacker rehabilitado—dijo riendo—. Es muy interesante, pero no
lograba impresionar a las chicas. Era adorable y nunca había
conectado tan bien con alguien.
Aaron no se perdió la mirada intrigada
de Spencer, que parecía sorprendido por lo que le estaba diciendo.
—¿Vas a volver a verle?—preguntó
Aaron.
—No creo, ahora que estáis
encarrilados cogeré el avión esta tarde para ir a ver a mi familia.
—¿No te gustaría volver a ver a ese
chico? Dices que has conectado con él. Podrías haber conocido a tu
Alma Gemela.
—Nah, no le pregunté su edad, pero
parecía tener más de veinte. Además, en unos días tengo que
regresar a Taiwán; empezar una relación ahora es ridículo, más
aún teniendo que casarme en menos de un año. Disfruté de una muy
agradable noche, con eso me conformo—respondió quitándole
importancia—. ¿Y qué hay de ti? ¿No tienes que regresar a tu
trabajo de federal persiguiendo asesinos y eso?
—Mi equipo aún tiene un par de días
libres más después del caso y, aunque no fuera así, no pueden
negarme unos días libres para cuidar de Spencer después de lo que
sucedió.
—¿Saben que es tu Alma Gemela?
—Claro, está en mi expediente. No
saben nada de nuestra relación y no les importa, pero tenemos que
estar casados. El FBI no permite agentes que incumplan la ley de
matrimonios concertados.
—Lo vas a pasar muy mal con
Diana—comentó Ethan con una sonrisa.
—¿Diana?
—Mi madre—añadió Spencer.
—Oh, claro, soy un fascista,
¿no?—rio.
—Lo siento.
—No te disculpes, no pasa nada. No
hace falta que le guste mi trabajo, me conformaría con que me
considerara adecuado para ti. Aunque después de todo lo que he hecho
es probable que me odie.
—No sabe nada. Nunca le conté nada,
no quería molestarla, que se preocupara por mí—le explicó con
expresión decaída.
—Spencer, tu madre es un genio, estoy
seguro de que no se le ha escapado que no le has hablado de tu Alma
Gemela—le dijo Ethan.
—Puede, pero nunca lo ha mencionado.
Si... si quieres conocerla...—miró de reojo a Aaron, algo
cauteloso—, bueno, ya veríamos qué pasa, esto no es algo que
pueda predecir.
—Por supuesto que quiero conocerla,
cuando te parezca apropiado—acarició sus cabellos y le besó en la
frente.
—Vale—Spencer sonrió, en realidad
siempre había querido hablar con su madre del tema, pero había
tenido mucho miedo de disgustarla—. Ethan, tienes que conocer el
CRI antes de marcharte. ¿Por qué no vamos ahora?
—Por mí bien, deja que me dé una
ducha primero.
—No uses esto para volver a trabajar,
aún no estás en condiciones, tienes que descansar—le advirtió
Aaron.
—Solo quiero que conozca el centro,
no será más que una visita, lo prometo—respondió dándole un
beso en la mejilla.
Un rato después, Spencer estaba
enseñándole a su amigo las instalaciones que había creado. Solo la
planta inferior porque ya había ocupantes en las superiores y no
estaban permitidas las visitas ajenas. Todos los trabajadores con los
que se encontraban se acercaban a preguntarle a Spencer por su
estado- Este sonreía, respondía educadamente y enseguida les
mandaba de vuelta al trabajo. Tenían cosas más importantes de las
que preocuparse que él.
—¡Spencer! ¿Qué estás haciendo
aquí?—preguntó Satu sorprendida al verle—. ¡Ethan, cuánto
tiempo!—le saludó con un entusiasta abrazo.
—Estás tan hermosa como siempre, mi
querida Satu.
—Y tú tan zalamero como
siempre—respondió con una sonrisa—. ¿Qué? ¿Te gusta lo que
hemos montado?
—Es impresionante. Hacéis un gran
trabajo aquí. Pero no esperaba menos de Spencer.
—Solo él podía conseguir algo así
en tan poco tiempo. Te lo digo en serio, la habilidad que tiene para
tratar con esos burócratas y políticos ya la quisieran muchos. Les
deja ensimismados con su inteligencia y luego hace lo que quiere con
ellos. Habría sido un gran político.
—Spencer para Presidente—Ethan y
Satu se echaron a reír mientras Spencer se ponía todo rojo.
—¡Satu, Satu, Satu!—una voz
urgente resonó por el pasillo. Connor apareció corriendo con una
carpeta en la mano y se detuvo en seco cuando les vio. Sus ojos se
abrieron como platos cuando se percató del invitado—. ¡¿Ethan?!
—¿Connor? ¿Qué...?—Ethan le miró
pasmado.
Aaron vio la sonrisa de Spencer.
—Ethan, este es Connor Temple,
nuestro experto informático o hacker rehabilitado. Connor, este es
Ethan, mi mejor amigo. Aunque creo que las presentaciones sobran. Ya
os conocíais, ¿no? Por cierto, Connor tiene diecinueve años,
aunque intente aparentar ser mayor. Y si me entero de que estás
usando alguna clase de carnet falso para beber, vamos a tener un
problema—le advirtió a Connor, que parecía haber visto un
fantasma.
—Coca Cola, solo estaba bebiendo Coca
Cola, lo prometo—respondió levantando las manos. Entonces se
percató de la carpeta que aún llevaba—. Oh, um, tenemos un
caso—miró a Satu y a Spencer sin saber a quién dárselo.
—Déjame ver—Spencer solucionó su
dilema quitándole la carpeta de la mano.
—No, no puedes volver al
trabajo—dijeron Aaron y Satu casi al unísono.
Pero antes de que pudieran evitarlo,
Spencer ya había leído los documentos.
—Lee esto y repíteme que no puedo
trabajar—le dijo a Aaron entregándole la carpeta.
No esperó a que leyera el informe, fue
rápidamente hasta el despacho de Alex.
—En marcha—le dijo, apenas
deteniéndose un segundo.
—¿Reid?—Alex miró hacia la puerta
ahora vacía sorprendido, pero se levantó de inmediato y cogió sus
cosas.
Aaron leyó por encima el informe y
supo que no tenía oportunidad de impedirle trabajar en ese caso.
Suspiró molesto porque sabía que Spencer aún no estaba recuperado
del todo.
—Connor—le llamó con el mismo tono
que dirigía a sus subordinados.
—¡Sí, señor!—respondió casi
cuadrándose.
—Envíale toda la información sobre
este caso a García y mantenla al tanto de cualquier novedad.
—S-sí, señor.
Spencer y Alex ya habían desaparecido
por la puerta del centro.
—¿Es grave?—preguntó Ethan, sin
apartar la mirada de Connor mientras este corría hacia su despacho.
—Probablemente más de lo que la
policía piensa. Y seguramente Spencer opina lo mismo.
—Hotch, espero que sea importante
porque aún estábamos de vacaciones—le dijo Prentiss cuando el
equipo se reunió aquella misma tarde en la oficina.
—Han aparecido en diferentes puntos
del país los cuerpos de cuatro niños sin identificar con varios
órganos extraídos de forma quirúrgica. Anoche apareció la primera
víctima viva—les explicó y todos pasaron a modo trabajo de
inmediato.
—¿Tráfico de órganos?—preguntó
Morgan mirando las fotos de la carpeta que le esperaba en la mesa—.
Ese no es nuestro campo.
—Hemos sido nosotros, concretamente
García, quien ha descubierto la relación entre las cuatro víctimas
y he recibido el permiso para llevar el caso ya que no hay ninguna
otra información al respecto.
—¿Cómo has descubierto la relación
entre ellas?—preguntó Prentiss a García.
—Reid recibió esta mañana el caso
de la víctima superviviente y yo le pedí a García que buscara
casos similares en la base de datos—respondió Hotch en su lugar—.
La búsqueda aún está en marcha, pero ya tenemos a estas cuatro
víctimas. Tenemos que averiguar si los secuestradores y el equipo
médico es el mismo en los cuatro casos y, de ser así, encontrarlos.
—Así que esto es por el
chico—comentó Rossi.
—Esto es por cuatro menores
asesinados por sus órganos y uno en estado grave. La forma en la que
hayamos llegado al caso carece de importancia.
—Por supuesto, pero no habrías
decidido llevar este caso si no fuera por el chico—replicó con
expresión molesta.
—Si no quieres participar en este
caso, puedes quedarte aquí, no obligaré a nadie a venir.
—No nos dijiste que era drogadicto.
—Exdrogadicto y no es asunto
vuestro ni es mi lugar contar algo así. Si tienes algún problema
con la forma de trabajar de Reid o con mi relación con él, puedes
dirigir tus quejas a Strauss; si tienes algún problema con su vida
personal o la mía, puedes callártelo. Y espero que ahora entiendas
que no es tan sencillo olvidarlo todo y hacer como si nada cuando yo
soy el origen de su drogadicción.
—¿Eso es lo que te ha
dicho?—preguntó mirándole con ojos entornados.
—No, pero por mucho que repita que la
responsabilidad es solo suya, su drogadicción comenzó poco después
de que yo le abandonara, no hay que ser un genio para relacionar una
cosa con la otra. Ahora vamos a trabajar. Si alguien no quiere
participar en este caso, puede marcharse ahora—esperó un momento,
mirando a cada uno de sus subordinados durante varios segundos, y
cuando nadie hizo ni un gesto consideró que podía continuar—.
García.
—Este es el niño superviviente, aún
no tenemos nombre porque no ha despertado—comenzó García,
mostrando unas imágenes del pequeño niño rubio en la pantalla,
cuyo rostro no se diferenciaba mucho del de un cadáver—. Tiene
unos seis o siete años. Fue encontrado en la cuneta de una carretera
que lleva a Santa Fe, Nuevo México. Según el informe médico,
sufría una gran pérdida de sangre y tenía una incisión abierta en
el abdomen por la que pretendían extraerle un riñón.
—La víctima sufre nefroblastoma o
tumor de Wilms, un tipo de cáncer de riñón que se da en niños.
Esa es seguramente la razón por la que le abandonaron de ese modo,
al estar enfermo no podían aprovechar sus órganos—explicó Hotch.
—Y si tienen un cliente específico,
tendrían que darse prisa para conseguir otra víctima, por eso no
tenían tiempo para ocultar su cuerpo—añadió Morgan.
—Exactamente. Dado su estado
esperarían que muriera antes de que nadie lo encontrara. En las
otras cuatro víctimas que hemos encontrado, todas sin identificar,
faltaban órganos concretos, no se los habían extraído
todos—explicó Hotch.
—Trabajan bajo encargo—comentó
Prentiss.
—Nuestra prioridad será identificar
a las víctimas y encontrar el lugar en el que fueron secuestradas
para intentar hallar el lugar donde se les extrajeron los órganos.
García trabajará con Connor, el informático del CRI; Rossi y
Prentiss, vosotros iréis al escenario del último cuerpo encontrado
y hablaréis con la policía estatal para intentar identificarlo;
Morgan y yo iremos al hospital donde se encuentra la víctima
superviviente; J. J., tú coordinarás desde aquí.
—Reid no nos dejará hablar con el
niño, si es que está despierto—le dijo Morgan.
—Lo sé, ni siquiera voy a
intentarlo, pero puede que ya haya descubierto algo sobre el niño
que pueda ayudarnos, no sería la primera vez. En marcha.
Era tarde por la noche cuando llegaron
al hospital de Albuquerque, donde habían llevado al pequeño, pero
Hotch sabía que Reid estaría despierto de todos modos. Las
enfermeras le indicaron la habitación y Hotch llamó a la puerta
suavemente. Reid abrió y le miró sorprendido.
—¿Qué haces aquí?—miró al
pequeño dormido en la cama y salió de la habitación cerrando la
puerta—. Si has venido a vigilarme-
—No. Estoy aquí por trabajo, el caso
es nuestro—le dijo con su expresión seria de agente.
—Oh, bien—asintió con la cabeza
complacido—. No vas-
—A interrogar al niño, lo sé, no es
mi intención.
—Deja de interrumpirme.
—Lo siento, pero ya te conozco. No
vas a dejarnos interrogar al niño y ni siquiera iba a pedírtelo.
Solo veníamos para hablar contigo—le dijo mientras Morgan se
acercaba a ellos.
—¿Cuántos habéis
encontrado?—preguntó Reid, cruzándose de brazos.
—Cuatro hasta ahora, todos sin
identificar—respondió Hotch—. García está trabajando con
Connor para buscar más y para identificarlos. Esa será nuestra
prioridad. Por ahora solo tenemos los puntos donde dejan los cuerpos,
necesitamos el lugar donde los secuestran para tener algo por dónde
empezar.
—¿Hay algo que puedas decirnos de
él?—preguntó Morgan—. ¿Ha hablado de sus padres o de su casa?
—Se llama Jack. Apenas ha hablado,
pero entre lo poco que ha dicho no ha preguntado por sus padres ni
parece saber dónde vive. Puedo decir con bastante seguridad que es
huérfano y probablemente se encontraba en alguna casa de acogida.
Eso explicaría por qué los demás niños no han sido identificados.
Los niños en casas de acogida reciben muy poca atención incluso
cuando desaparecen. Es posible que aún ni siquiera hayan denunciado
la desaparición de Jack.
—Así que escogen a niños huérfanos
que nadie echará de menos—murmuró Morgan—. Creemos que trabajan
por encargo por lo que deben buscar a víctimas compatibles, podría
haber algún sanitario implicado, enfermera o doctor.
—Poco probable. Si Jack hubiera ido
al médico recientemente habrían detectado su enfermedad. Ha sufrido
varios de los síntomas últimamente, lo que refuerza mi idea de que
es huérfano. Muchos de estos síntomas son muy inespecíficos como
dolor abdominal, fiebre, anorexia, estreñimiento... todos síntomas
que fácilmente habrían ignorado en una casa de acogida. Sin
embargo, sí es posible que haya alguien de Servicios Sociales
implicado, alguien que acceda a sus expedientes y, por lo tanto, a su
grupo sanguíneo.
—Imagino que habrá muchos
trabajadores con acceso a esos expedientes—comentó Morgan
frunciendo el ceño.
—Una vez que los identifiquemos,
García podrá averiguar quién en concreto entró a todos estos
expedientes—dijo Hotch—. No será habitual que un trabajador que
no pertenezca a una zona concreta entre en esos expedientes.
—Hotch, si los identificáis y
descubrís dónde fueron secuestrados, envíame la información.
Intentaré trazar un perfil geográfico, al menos para saber dónde
pudieron realizar las operaciones. Lo más seguro es que el receptor
se encontrara allí en ese momento. Si investigáis quién dejó las
listas de espera sin haber fallecido en los hospitales cercanos es
probable que deis con los receptores.
—Buena idea, de acuerdo. ¿Dónde
está Mahone, por cierto?
—Está investigando posibles lugares
donde pudo realizarse la operación aquí en Albuquerque. No te
preocupes, está siendo discreto.
—Iré a llamar a García para que
empiece a buscar entre los huérfanos desaparecidos—Morgan sacó su
teléfono y se alejó de ellos, dejándoles a solas a propósito.
Aaron miró a su alrededor y agarró
del brazo a Spencer, llevándolo consigo a un cuarto de baño.
Spencer no dijo ni una palabra, no se resistió. En cuanto la puerta
se cerró, Spencer le abrazó con todas sus fuerzas. Aaron
correspondió al abrazo y permanecieron así durante un momento.
Spencer no necesitó llorar esta vez, solo necesitaba saber que Aaron
estaba ahí, que estaría ahí para recoger sus pedazos cuando eso
terminara.
Cuando se separaron, Aaron tomó su
rostro entre sus manos y le dio un profundo y tierno beso que hizo
que sus piernas temblaran.
—Si me necesitas llámame en
cualquier momento. Incluso si es solo para hablar por teléfono.
Spencer asintió con la cabeza. Ambos
respiraron hondo para recuperar la compostura y salieron del baño.
Hotch regresó con su compañero y comenzaron con la investigación
mientras Reid volvía a la habitación con el pequeño dormido.
Estoy estupefacta jajaja, me ha encantado, por fin las cosas van bien y ese lime que nos diste el cap pasado fue sublime! Esperare con ansias la actualización
ResponderEliminar