Título: Formando una familia
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, Omevagerso
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon, Mpreg
Capítulos: 10 (7 de 10)
Resumen: Hotch va a divorciarse y ha decidido que Reid será su omega, aunque ni siquiera se lo ha comentado.
Capítulo 7
—Enhorabuena, Spencer, estás
embarazado. Enhorabuena a usted también, Sr. Hotchner—les felicitó
la doctora.
El omega sonrió emocionado y Hotch
irguió la espalda orgulloso. Ya lo sabían, pero necesitaban la
confirmación.
—Estoy segura de que ya eres
consciente de ello, pero te recuerdo que todo embarazo masculino es
de alto riesgo así que quiero que vengas a todas las visitas que te
programe y hagas un estricto seguimiento de todo el embarazo y tus
hábitos durante el mismo. Por supuesto, nada de alcohol ni tabaco
desde ya, ni siquiera como fumador pasivo, y aquí tienes una lista
de alimentos que deberías evitar y otros que serán beneficiosos. Y,
sobre todo, nada de estrés. Por encima de la alimentación o los
malos hábitos, el estrés puede ser lo más perjudicial para un
embarazo.
—Nada de estrés, se lo
prometo—respondió Aaron viendo que le miraba de reojo.
—Bien. Cuando tenga los resultados
completos del análisis, te llamaré para concertar otra cita.
¿Tienes alguna pregunta?
—¿Qué libro sobre el embarazo
masculino me recomiendas?
—Am...—la doctora le miró
sorprendida por un momento, esa no era precisamente una de las
preguntas que solían hacerle—. Si tienes alguna pregunta puedes...
—Lo sé, pero igualmente voy a leerme
todos los libros que haya en el mercado e Internet sobre el tema así
que quería saber cuál te parecía más acertado.
—De acuerdo—se levantó y se giró
hacia su estantería—. Creo que estos tres te ayudarán. No tengas
prisa por devolvérmelos.
—Mañana ya los habrá leído, no se
preocupe.
Ambos se levantaron y se despidieron de
la doctora. Spencer no tuvo ni que pedirlo, Aaron le llevó
directamente a su librería habitual y salieron con dos bolsas llenas
de libros, todos los que había sobre el tema.
—No sé si deberías leer todo eso—le
comentó en el coche, viendo de reojo cómo devoraba uno de los
libros que le había prestado la doctora—. Será estresante leer
sobre todas las enfermedades y los problemas que podría haber.
—Será estresante desconocerlo. Lo de
que se es más feliz en la ignorancia no funciona para mí, necesito
saber.
—Lo sé, pero recuerda que nada de
eso tiene por qué sucederte a ti.
—Confiaré en las probabilidades.
Aaron suspiró. No tenía ninguna
oportunidad de derrotar a los libros.
—¿Te dejo en casa antes de ir a
buscar a Jack?
—No, no hace falta.
—¿Vamos a decírselo?
—Preferiría no hacerlo por ahora,
hasta que sea más seguro por si... no saliera bien. No quiero
decirle que tendrá un hermanito para luego decepcionarle.
—De acuerdo, como prefieras. Pero
estoy seguro de que saldrá bien.
—Por ahora las probabilidades son del
22 %—cogió el móvil de Aaron y se puso a trastear con él—. Ya
está, te he instalado una aplicación que te dice las probabilidades
de que llegue a término según avanza el embarazo. No son exactas ya
que depende de muchos factores, pero se aproximará bastante.
—¿Existe una aplicación para eso?
—Existen aplicaciones para todo.
—Me da igual, desinstálala, no la
quiero. Va a llegar a término y vamos a tener un hijo sano y
precioso, o una hija, cualquiera me parece bien.
—Ni que tuvieras capacidad de
decisión al respecto. Y yo no voy a hacerme ilusiones, no quiero que
mencionemos el embarazo ni que hagamos nada al respecto, ni planes,
ni comprar cosas hasta que las probabilidades no lleguen al menos al
75 %.
—Estás exagerando.
—No lo estoy, solo no quiero acabar
destrozado si esto sale mal.
Ante esa frase, Aaron comprendió lo
que pasaba. Spencer tenía miedo. Era normal, se trataba de una
situación completamente nueva para él. Era natural que estuviera
aterrado, sobre todo sabiendo el alto riesgo de los embarazos
masculinos, y se aferraba a lo único que había tenido siempre a su
lado, los libros.
Cuando se detuvo en un semáforo, tomó
su mano y le miró. El omega le devolvió la mirada algo confuso.
—Estaré ahí contigo, Spencer, pase
lo que pase.
—Lo sé. Solo podría hacer esto
contigo—apretó su mano e intentó sonreír, pero no era fácil en
ese momento.
Recogieron a Jack del entrenamiento y
volvieron a casa. Tan pronto como acostó al pequeño, Spencer se
puso a leer y a preparar un diario. Por supuesto que lo recordaría
todo, pero quería tenerlo apuntado por si acaso. Mientras tanto,
Aaron tan solo le observaba, haciendo planes para el futuro.
* * * * *
Los primeros síntomas no se hicieron
esperar. El sábado, Jack se levantó pronto para tomar el desayuno
especial de fin de semana, pero cuando llegó a la cocina solo había
un tazón y unas tostadas en la mesa.
—¿Spence? ¿Y los huevos y el
beicon?—preguntó decepcionado, sentándose a la mesa.
—Am... Lo siento, cariño, hoy no
puedo hacerlo. ¿Quieres cereales o tortitas?
—¡Tortitas!
Spencer comenzó a prepararlas cuando
bajó Aaron.
—¿No hay huevos?—preguntó, dando
un beso a su hijo.
—No... um...
—¿Estás bien?—se acercó
preocupado al omega, que parecía nervioso.
—Sí, solo sentí náuseas en cuanto
eché los huevos a la sartén, tuve que tirarlos.
—Oh, entiendo, no pasa nada. Bueno,
Jack, vamos a cambiar los desayunos del fin de semana, ¿vale?
—¿Por qué?
—Porque... esto es más sano. ¿Qué
planes tenemos para hoy?—cambió de tema. Se dio cuenta de que iba
a ser difícil inventar excusas para Jack.
—Vamos a ir a la biblioteca, tiene
que escoger un libro para hacer una presentación.
—Ya le has comprado muchos libros, le
quedan bastantes por leer.
—Tiene que ser de la
biblioteca—respondió el pequeño.
—Me parece bien, muchos niños no han
ido nunca a la biblioteca, no saben todo lo que se pierden ahí—añadió
el omega, echando a la sartén la primera tortita.
—De acuerdo, y esta tarde tenemos
partido, ¿verdad? ¿Estás preparado?
—¡Sí! ¡Vamos a ganar!—respondió
emocionado, a pesar de que no contaban los goles.
Pasaron casi toda la mañana en la
biblioteca. Fue imposible conseguir apartar a Spencer de los libros
sobre embarazo. Lo que le gustaba a Aaron era ver que Jack ponía el
mismo entusiasmo en sus libros. Spencer era una buena influencia para
él. Finalmente tanto el omega como el pequeño salieron con tres
libros cada uno y el alfa encontró también un libro que podía
serle útil, Cómo cuidar de tu omega durante el embarazo.
—¿Podemos pedir algo para comer? No
me apetece cocinar—preguntó en el coche de camino a casa.
Aaron le miró sorprendido, desde que
vivían juntos sería la primera vez que Spencer no cocinaba, pero
había leído en el libro que podría estar más cansado de lo
habitual.
—Yo cocinaré. Jack, ¿te apetecen
unos macarrones con queso?—era un poco vergonzoso, pero era casi lo
único que sabía cocinar.
—Vale—aunque probablemente no le
había escuchado, estaba enfrascado en su libro.
Tan pronto como llegaron al campo de
fútbol para el partido, recibieron todas las miradas de los alfas y
las mujeres se acercaron a felicitarles. Les había costado aceptar a
Spencer, hasta ese momento aún muchas le miraban recelosas, pero
todo eso se desvaneció en el instante en que se percataron de que
estaba embarazado. Hotch permanecía a su lado sonriendo orgulloso.
Tenía al omega más hermoso e iba darle un hijo, sabía que era la
envidia de muchos de los alfas allí presentes.
A partir del día siguiente, las
náuseas pasaron a ser vómitos, todos los días a primera hora.
Cambió su dieta a una más apropiada para el embarazo y de paso
cambió la dieta de toda la familia, evitando las comidas que no
soportaba cocinar.
Pero la cosa no quedó ahí. Pronto
comenzó a sufrir pérdidas de lubricación, lo que resultaba
realmente incómodo y le obligaba a llevar una compresa todo el día.
Se sentía avergonzado al pensar que quizás los demás podían
olerlo, pero era su cuerpo adaptándose para el parto, no había nada
que hacer.
* * * * *
—Spencer, tenemos que hablar de tu
trabajo—Hotch aprovechó que Jack se quedaba a dormir en casa de un
amigo para sacar el tema ya que sabía que podía no acabar bien.
—¿Qué le pasa a mi trabajo?
El omega llevaba tumbado en el sofá
desde que había vuelto del trabajo, con varios montones de libros
junto a él. Cada día se sentía tan cansado y perezoso que solo
hacía lo justo y necesario en casa.
—Creo que deberías dejarlo, lo mejor
ahora es que te quedes en casa.
Spencer dejó el libro que estaba
leyendo y se incorporó.
—¿Es una orden?—preguntó serio.
—No, solo quiero que te lo pienses.
—Entonces, no, no voy a dejar mi
trabajo—cogió el libro para seguir leyendo.
—Piénsatelo—se sentó en el
sillón, sabiendo que parecería más agresivo de pie—. Estás
exhausto, según avance el embarazo cada vez será más difícil y
cuando nazca el bebé no tendrás tiempo para nada más.
—Estoy cansado por el embarazo, no
por el trabajo—respondió irritado—. Muchos omegas siguen
trabajando hasta las últimas semanas de embarazo.
—Pero tú no tienes por qué hacerlo,
no es necesario—intentó no elevar el tono de voz.
—Claro que es necesario. ¿Quieres
que me vuelva loco?—prácticamente gritó, arrojando el libro a un
lado—. Necesito mantener la mente activa, necesito trabajar. Me
encanta encargarme de la casa y cuidar de Jack, pero no puedo
quedarme de brazos cruzados el resto del tiempo. Cogeré la baja por
maternidad cuando ya no quede más remedio y no antes.
—Hay otras formas de mantener la
mente activa. No me gusta que andes por ahí estando embarazado.
—¿No te gusta que esté en uno de
los centros más seguros de Washington?
—No me gusta que estés rodeado de
alfas.
—Me he pasado los últimos años
rodeado de alfas—ahora sí estaba gritando, estaba tan alterado que
comenzaba a sentirse acalorado—. El 79 % de los policías son
alfas, al igual que el 86 % de los asesinos en serie.
—Pero en la Unidad estábamos Morgan,
Rossi o yo para protegerte si hacía falta.
—¡¿Protegerme?!—exclamó
ofendido—. Me he enfrentado yo solo a algunos de esos asesinos y
creo que he sabido defenderme bien.
Respiraba pesadamente, estaba sudando y
tenía el rostro sonrojado. Cogió su diario para abanicarse, se
sentía mareado y le agobiaba un insoportable calor.
—Spencer—Aaron se acercó
preocupado, olvidándose de la pelea que estaban teniendo—. ¿Te
encuentras bien? Siéntate.
—N-no... Solo es un sofoco, necesito
una ducha fría.
Aaron le acompañó hasta el baño y le
ayudó a quitarse la ropa sudada. Él también se desnudó y ambos
entraron en la ducha, tenía miedo de que se desmayara si lo dejaba
solo. Spencer suspiró aliviado en cuanto el agua fría cayó sobre
él. Cerró los ojos y se apoyó de espaldas sobre los azulejos de la
pared de la ducha. Aaron acarició su rostro comprobando si tenía
fiebre, pero tenía una temperatura normal. El omega presionó la
frente contra sus dedos cuando iba a apartarlos, le gustaba ese
contacto y le ayudaba a relajarse. Sabía que su presión arterial
había aumentado al alterarse y que eso no era bueno para el bebé.
Sintió los dulces besos de su alfa en su frente y sus mejillas y
habría sido incapaz de seguir enfadado ni aunque hubiera querido.
—Alfa...—volvía a sentir calor,
pero esta vez era por un motivo diferente—. Fóllame, alfa.
—¿Estás seguro? ¿Te encuentras
bien?
—Estoy caliente, por favor...—llevó
la mano a su entrepierna y agarró el miembro de su alfa, que ya
estaba reaccionando.
Aaron gruñó y presionó contra él.
No podía resistirse cuando le provocaba de ese modo. Agarró su
trasero y acarició su entrada con los dedos.
—Ya estás tan húmedo y dilatado—le
susurró al oído.
—¿A qué esperas entonces? Fóllame
ya—se dio la vuelta, de cara a la pared, y restregó el trasero
contra él.
Aaron le agarró por las caderas y
presionó la verga entre sus nalgas, consiguiendo que gimiera. Jack
no estaba en casa así que no tenían por qué contenerse. Le separó
un poco las piernas y no necesitó prepararle más antes de
penetrarlo.
—¡Nh! Nhaa... Alfa...—se
estremecía según la verga entraba en él sin detenerse hasta el
fondo. Sus piernas temblaron, pero Aaron le sostenía firmemente.
—Voy a derretirme dentro de ti, estás
tan caliente—le susurró, besando su oreja y siguiendo por su
cuello.
El agua de la ducha no dejaba de caer
fría sobre ellos, pero apenas eran conscientes. Aaron comenzó a
embestirle, lento y profundo, conociendo ya tras un mes juntos cómo
le gustaba a su omega. Pensó que podría correrse solo con los
dulces gemidos que Spencer no tenía que reprimir. No les faltaba el
sexo, pero con Jack en casa no podían permitirse más que hacerlo en
la cama todo lo silenciosos que pudieran cuando se hubiera dormido.
Spencer intentaba aferrarse a la pared,
pero sus dedos solo resbalaban en los azulejos. Cada vez que Aaron le
embestía, su erección frotaba contra la pared, sintiéndose
estimulado por ambos lados a la vez. Estaba más caliente de lo
habitual, tenía que agradecérselo a los cambios hormonales. Había
leído que podía experimentar momentos similares al celo cuando
intimara con su alfa, pero no esperaba que sucediera tras una pelea.
—Alfa... alfa...
—Está bien, puedes correrte,
continuaremos en la cama—le susurró, dando unas fuertes
embestidas.
El interior se estrechó y Aaron apretó
los dientes. No tenía planeado correrse él también, pero enseguida
el nudo comenzó a hincharse y no quiso sacarlo, o tal vez el omega
no le dejaba. Spencer se vino sobre la pared con un agudo gemido. Su
semen estéril se mezcló con el agua y desapareció al momento. Sus
paredes internas se contrajeron con espasmos alrededor de la verga
del alfa y Aaron no pudo contenerse, nunca podía.
Se quedó jadeando con la frente
apoyada contra los cabellos húmedos de Spencer y volvió a eyacular
por segunda vez cuando las paredes apretaron de nuevo a su alrededor,
como si quisieran exprimirle. Cuando recuperó la compostura, cerró
el grifo y salió con Spencer de la ducha. No era para nada fácil
caminar con el exhausto omega unido a él, pero se las arregló para
coger una toalla y secar un poco a ambos antes de ir a la habitación.
Spencer se quejaba molesto al caminar, pero no podía sacar el nudo
de su interior.
Al fin consiguieron tumbarse en la
cama, con una toalla sobre la cabeza de Reid para intentar secarle un
poco el pelo.
—La próxima vez que lo hagamos en la
ducha no me anudes.
—Ha sido culpa tuya, no me dejabas
salir.
—Mgh...—gruñó, pero se acurrucó
más cerca de su alfa.
—Sobre el trabajo-
—No quiero hablar ahora de eso—le
interrumpió. Se sentía demasiado bien como para comenzar otra vez a
pelear.
—Entonces solo escucha. Acepto que
sigas trabajando, entiendo que lo necesitas y que te resulta
beneficioso mentalmente, pero si veo que puede ser perjudicial para
el bebé o para ti, lo dejarás de inmediato.
—Por supuesto que sí, no haría nada
que pusiera en peligro a nuestro bebé—colocó la mano sobre la de
Aaron que acariciaba su vientre aún plano y sonrió cuando besó su
cuello.
Se sintió aliviado. Aaron podría
haberle obligado a dejar su trabajo y no habría tenido más remedio
que aceptarlo ya que no podía trabajar sin su autorización ahora
que era su pareja, pero sabía que eso le habría llevado a un fuerte
estado de depresión y quizás a otras cosas en las que no quería ni
pensar.
* * * * *
—¡SpenceSpenceSpence!—Jack salió
corriendo del colegio esquivando a todos los demás niños y se
abrazó a él.
—¿Qué pasa? ¿A qué vienen estas
prisas?—preguntó sorprendido.
—¿Es verdad que voy a tener un
hermanito?—el pequeño le miró con ojos brillantes.
—Q-qué... ¿Quién te ha dicho
eso?—no podía creerlo, aún no era el momento, era demasiado
pronto, no quería decírselo todavía.
—Matt me lo dijo, su mamá se lo dijo
a él. ¿Es verdad? ¿Es verdad?
Malditas madres cotillas. ¿Qué podía
hacer ahora? Ya no podía negárselo porque la idea no dejaría de
rondarle la cabeza y cuando se lo tuvieran que decir pensaría que le
habían estado mintiendo y no quería eso.
—Vamos a casa, ¿vale? Hablamos allí.
¿Y si compramos unos helados por el camino?
—¡Vale!
Le envió un mensaje a Hotch, que por
suerte pudo salir del trabajo antes. Apenas acababan de llegar a casa
dando tranquilamente un paseo cuando llegó él.
—¿Eso es helado de chocolate con
patatas fritas?—preguntó Aaron al ver el bote de helado y la bolsa
de patatas que estaban comiendo ambos en el sofá.
—Patatas onduladas sabor jamón.
¿Quieres?—le ofreció Spencer.
—Am... No. ¿Y seguro que tú quieres
comer eso?
—Es un antojo. Tendré que ajustar un
poco más la dieta, pero la doctora dijo que no pasaba nada.
—¿La doctora?—preguntó Jack.
Aaron se puso nervioso. Después de
todo Spencer solo le había dicho que tenían que hablar de algo
importante, no le había mencionado nada más así que pensaba que
habían metido la pata.
—La que cuida de mí durante el
embarazo.
—¿Spencer?—Aaron le miró
sorprendido.
—¿Entonces sí que voy a tener un
hermanito?—preguntó entusiasmado.
—O hermanita, sí.
—¡Yeeey!—bajó del sofá, casi
tirándolo todo, y saltó emocionado.
Aaron miró confuso al omega y este se
encogió de hombros.
—Una madre se lo dijo.
—Bueno—se sentó junto a Spencer,
rodeándole con un brazo—, me alegro de que podamos compartir la
alegría entre los tres.
—¿Y cuándo va a llegar?—preguntó
el pequeño, sentándose en el regazo de su padre.
—Aún quedan unos siete meses, no
tengas prisa—le respondió Aaron.
—¿Lo tienes en tu barriga? Dicen que
crecen en la barriga.
—Sí, aunque aún casi no se
nota—presionó sobre la suave curva que había adquirido su
vientre—, pero pronto me iré poniendo cada vez más y más gordo.
Jack tocó su barriga con ambas manos,
mirándole curioso.
—¿Si vas a ser mamá puedo llamarte
mamá?
El corazón de Spencer palpitó con
fuerza. Miró al alfa casi entrando en pánico.
—Por supuesto que puedes llamarle
mamá—respondió su padre con una gran sonrisa.
Spencer tragó saliva y parpadeó
intentando evitar llorar. No era solo por las hormonas, había
deseado que Jack le llamara mamá desde el primer día, pero jamás
habría esperado siquiera que sucediera.
—Bu-bueno, ve a hacer los deberes,
vamos—le dijo con la voz algo afectada.
En cuanto el pequeño subió las
escaleras a su habitación, Spencer no pudo contenerse más y se echó
a llorar. Aaron le abrazó hasta que se tranquilizó, podía sentir
la felicidad del omega, envolvía el salón en un aroma dulce y
relajante.
—Ahora solo queda decírselo al
equipo.
—Aaron...—gimoteó, ocultando el
rostro contra la chaqueta de su traje.
—Lo sé, yo también estoy feliz.
Continuará...
Que bello!!!!
ResponderEliminarSimplemente perfecto, espero que el embarazo de Spencer no sea peligroso y su bebe este bien
aaaaaaahhhh creo que sus hormonas tambien me llegaron a afectar..!!!
ResponderEliminarme encanta..!!!
tu mejoras mis sabados..!!!
Gracias. Oh Dios! Jack le llamará mamá desde ahora. Estoy feliz.
ResponderEliminarEspero que el embarazo llegue a termino y el bebe nazca bien.
Perdon por no comentar los cap anteriores.
Esperare con ansias lo que sigue.
Bye~