Título: Formando una familia
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, Omevagerso
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon, Mpreg
Capítulos: 10 (4 de 10)
Resumen: Hotch va a divorciarse y ha decidido que Reid será su omega, aunque ni siquiera se lo ha comentado.
Capítulo 4
—¡Papá! ¡Papá!—Jack bajó las
escaleras a toda prisa.
—¡Ten cuidado no te caigas!—le
advirtió Spencer desde arriba.
—Hola, cariño—Aaron lo levantó en
brazos y le dio un beso—. Siento haber tardado tanto en volver, ¿te
lo has pasado bien con Spencer?
—¡Genial! Hemos ido al parque y a
casa de Spence y hemos cocinado juntos y jugado al ajedrez y me ha
ayudado con los deberes—respondió entusiasmado.
—Y ahora te toca lavarte los dientes
y ponerte el pijama. Después le puedes contar tu día a papá.
—Sííí—el pequeño bajó de
brazos de su padre y subió las escaleras.
—Tú también deberías quitarte el
traje y ponerte có... modo...
Aaron tomó su rostro con una mano,
mirando fijamente sus brillantes ojos. El omega enseguida sintió que
sus mejillas se ruborizaban y su corazón se aceleró cuando
lentamente se acercó a él. Sus labios se rozaron y se besaron, un
beso casto y dulce, su primer beso, pero suficiente para que le
temblaran las piernas. Cuando sus labios se separaron, Aaron le rodeó
con los brazos y hundió el rostro en su cuello. El olor que envolvía
la casa era tan agradable que todos los horrores que había visto en
aquel caso se desvanecieron de su mente.
—Nunca me había sentido tan bien al
regresar a casa, consigues que realmente se sienta como un hogar.
Spencer sonrió y correspondió al
abrazo. Se sentía bien pudiendo hacer feliz a su alfa y llevaba todo
el día ansioso porque regresara. Era una sensación extraña porque
aún ni siquiera estaban emparejados y apenas acababan de comenzar su
relación esa misma semana, pero ya lo necesitaba como su alfa.
—¡Papá, ven!—le llamó el pequeño
desde arriba.
Se separaron y se miraron, con sendas
sonrisas en sus rostros.
—¿Has cenado? ¿Te preparo algo?
—He cenado en el avión, no te
preocupes. Voy a arropar a Jack y ahora bajo.
—Tómate tu tiempo, lleva todo el día
deseando hablar contigo.
Por supuesto que él también quería
hablar con Aaron y pasar un rato con él antes de tener que irse,
pero su hijo era lo primero, tenía que devolverle el tiempo que
Haley le había quitado. Esperó en el sofá del salón, en la
esquina que ya había acomodado para él. Sin ser consciente de ello,
había hecho pequeños cambios por toda la casa, adaptándola poco a
poco a su gusto.
—Spencer—Aaron entró al salón
vestido con unos pantalones de chándal negros y una camiseta y se
sentó junto a él en el sofá. Rodeó su cintura con un brazo y dejó
que se apoyara en su pecho—. Jack me ha contado todo lo que habéis
hecho, lo ha pasado muy bien contigo, y también me ha dicho que le
has reñido por no decirte lo de los deberes antes.
—Ah- Lo siento, no tenía derecho a-
—Tranquilo, está bien. Me alegro de
que lo hayas hecho, no eres solo un amigo que deba darle mimos y
consentirle, vas a ser su madre y debe verte y obedecerte como tal.
El omega sonrió y apoyó la cabeza en
su hombro, acurrucándose a su lado. Tenía un sentimiento tan cálido
en su pecho.
—Um... Me gustaría comentarte una
cosa.
—Dime—apartó suavemente los
mechones de cabello de su rostro.
—Es... Mm... Lo siento, pero creo que
no podré seguir trabajando en la Unidad.
—Explícate—le miró con el ceño
fruncido.
—No puedo dejar a Jack solo. Alguien
tiene que cuidar de él y prefiero ser yo a que contrates a una
niñera. So-solo si te parece bien, claro.
Aaron le miró con expresión seria por
un momento y después sonrió.
—¿Cómo no va a parecerme bien? Me
encanta que tu instinto maternal sea tan fuerte, sé que no habría
escogido mejor madre para Jack. ¿Pero estás seguro? Sé que no eres
la clase de omega que puede conformarse con ser ama de casa.
—Estaba pensando... Tengo una oferta
de trabajo como investigador en el Smithsonian. Tendría un horario
flexible, puedo llevar a Jack al colegio, ir a trabajar y estar para
recogerle. Y además sería un trabajo tranquilo, quiero decir, no
sería peligroso así que no habría ningún problema si... um... si
decidiéramos...
El alfa vio cómo llevaba la mano
inconscientemente a su vientre.
—¿Si decidiéramos tener otro hijo?
No hay nada que decidir, por supuesto que lo tendremos. Y me parece
bien, es una buena idea. Mañana tenemos el día libre después de
haber trabajado el fin de semana, pero podemos aprovechar para hablar
con Strauss y podría arreglarlo todo para que no tengas que esperar
los días de aviso.
Por mucho que quisiera tenerlo en la
Unidad, ya imaginaba que esto sucedería y sabía que era lo mejor,
tanto para el omega como para su hijo.
Spencer sonrió y se atrevió a darle
un fugaz beso.
—Debería irme a casa, ya es tarde.
Aaron le sujetó por la cintura,
impidiendo que se levantara.
—Sí, ya es tarde así que no vas a
ir a ningún sitio. Te has traído ropa, ¿verdad?
—Sí, pero...
—No acepto peros, vas a quedarte a
dormir y mañana empezaremos a traer tus cosas. No hay necesidad de
esperar a que nos emparejemos para que te mudes aquí.
Spencer negó vehementemente con la
cabeza.
—Eso no es una opción.
—¿Por qué no?
—En dos semanas tendré el celo y
definitivamente no puedo estar aquí cuando pase.
—Mm... Cierto—a pesar de todo su
autocontrol, probablemente no podría resistirse al omega estando en
celo—, pero podemos traer tus cosas y dejar allí solo lo que
necesites para pasar el celo.
—Vale... ¿Entonces vamos a dormir
juntos?
Sus mejillas estaban sonrojadas y Aaron
creyó ver algo de picardía o expectación en sus ojos.
—Claro—sonrió—, aunque la cama
de la habitación de invitados es pequeña.
—Está bien, he cambiado las sábanas
y ventilado la habitación principal esta mañana—casi parecía
ansioso y por un momento pensó que tal vez se había excedido.
—Tan previsor como siempre—se
levantó del sofá y le tendió la mano—. Vamos.
Spencer le dio la mano y subieron las
escaleras. Al principio se tumbaron cada uno en su lado, pero eso no
duró mucho. Acabaron acurrucados, Aaron abrazando al omega por la
espalda, con los suaves cabellos acariciando su rostro. Sentían que
sus cuerpos encajaban a la perfección, estaban hechos el uno para el
otro.
—Nnh...—Spencer suspiró cuando
sintió una mano deslizarse bajo su camiseta—. No podemos...
—Seguirás siendo virgen por la
mañana, no te preocupes.
El omega gimió suavemente y presionó
contra él sin darse cuenta. Aaron acarició su vientre y su pecho,
pasando la mano sobre sus pezones sin prestarles atención. Masajeó sus pectorales como si fueran los pechos de una mujer. Spencer
comenzó a contonear las caderas, restregándose contra él. Aquella
gran mano acariciándolo se sentía demasiado bien.
—¡Uhn!—Spencer gimió cuando
pellizcó uno de sus pezones.
—Shhh. Despertarás a Jack—le
susurró al oído, sabiendo que era imposible que no hiciera ruido.
—Será tu culpa—gruñó.
—Sí, solo mía—y estaba orgulloso
de ello.
Contuvo la tentación de besar su
cuello porque no estaba seguro de no morderle en un arrebato y se
centró en jugar con sus duros pezones. Era realmente sensible, tenía
que ahogar los gemidos en la almohada, y se preguntó si podría
conseguir que se corriera solo con sus pezones. Quizás con algo de
práctica.
—Nnh... Alfa...
—Dime, ¿qué quieres?
—Nh...—sintió vergüenza incluso
en esa situación.
—Dilo, mi precioso omega. Pídeme lo
que quieras y lo haré.
—...Abajo... mi... toca mi pene...
por favor.
—Buen chico.
Aaron se lo concedió. Bajó con los
dedos por su vientre, rodeando su ombligo, los deslizó bajo el
elástico de los calzoncillos y recorrió la marca en la fina piel
sintiendo cómo el joven se agitaba. Pasó los dedos entre el rizado
vello púbico y subió por el delgado miembro erecto. Comenzó a
acariciarlo, abarcándolo casi por completo con su mano, y enseguida
Spencer embistió contra su mano. El alfa se detuvo y lo sujetó por
el muslo.
—Quieto, no puedes hacer nada que yo
no te permita.
Era una orden y Spencer se estremeció.
Ya se había percatado de que a su alfa le gustaba tener el control
durante el sexo, le había dado una orden tras otra durante el sexo
telefónico, pero comenzaba a darse cuenta de que estaba
completamente a su merced. Lo que le daba y lo que no, lo que le
permitía hacer y lo que no. ¿Qué podría hacerle si desobedecía?
Aún era pronto para descubrirlo y quizás no quisiera hacerlo, se
sentía bien obedeciendo.
—Lo siento, alfa.
—Está bien, mírame.
Spencer giró la cabeza, mirándole con
el rostro acalorado, y Aaron le besó. Acarició sus carnosos labios
con la lengua, chupándolos y mordiéndolos con suavidad. Su boca era
una de las partes que más le gustaba de su cuerpo, no habían sido
pocas las veces que se había quedado mirando sin darse cuenta sus
labios cuando se los mordía o los lamía cuando estaba concentrado.
Eran tan lascivos. Se abrió paso al interior de su boca y el omega
gimió. El joven se dio la vuelta del todo, tumbándose boca arriba,
y Aaron se arrodilló entre sus piernas. Sus lenguas se provocaban,
acariciándose la una a la otra, tanteando el interior de sus bocas.
Spencer no sabía nada de besos, pero Aaron era un buen maestro. No
podía dejar de gemir, no sabía que un beso pudiera sentirse tan
bien. Pero eso no era todo. El alfa estaba moviendo sus caderas,
restregando sus miembros a través de la tela de sus pantalones.
Spencer se sentía tan caliente que temía volver a correrse en sus
pantalones, pero en ese momento Aaron bajó los pantalones de ambos.
Si sus bocas no hubieran estado unidas, su gemido se habría oído
por toda la casa al sentir la caliente erección del alfa contra la
suya. Era más del doble de grande, tan dura y ardiente.
—Al... fa... ah...—tuvo que romper
el beso para poder recuperar el aliento.
—Muerde esto—le dijo, poniéndole
el borde de su propia camiseta en la boca.
El omega lo hizo, sin entender por qué.
Entonces, Aaron comenzó a embestir rápido y duro contra él,
envolviendo sus miembros juntos con una mano y sujetándole por la
cadera con la otra. Spencer mordió con fuerza la camiseta, todo su
cuerpo sacudiéndose y arqueando la espalda, con descargas eléctricas
recorriendo cada célula de su ser. Si hubiera podido pensar, se
habría preguntado cómo se sentiría aquello en su interior, pero su
mente estaba completamente saturada por las sensaciones que le
provocaba el cuerpo de su alfa.
Quizás en algún momento Aaron le
ordenó que se corriera, no lo recordaba, simplemente se vino cuando
su cuerpo llegó al límite. Sintió la simiente sobre su pecho, pero
no era solo la suya, y tal vez perdió el conocimiento por unos
minutos. Cuando reaccionó, estaba en los brazos del alfa, cubierto
con la sábana y limpio. Podía escuchar los latidos de Aaron,
relajados. Realmente había perdido la noción del tiempo.
* * * * *
A la mañana siguiente, llevaron a Jack
a la escuela bajo las miradas curiosas del resto de madres, aunque
ninguna de ellas se atrevió a preguntar por Haley. Después fueron a
la oficina y le informaron a Strauss de la renuncia de Reid. La mujer
se mostró reticente a dejar ir a una de las mentes más brillantes
del FBI, pero no tenía opción. Spencer tan solo se sintió aliviado
de que el resto del equipo no estuviera allí, aún no se sentía
preparado para despedirse de ellos.
Al salir de las oficinas, fueron al
apartamento de Reid. Había libros por todas partes, en varias
estanterías empotradas en las paredes, en montones por el suelo y
sobre las mesas... era un mar de libros. Hotch se preguntaba cómo
iba a meter todo eso en casa. Se asomó a la habitación del omega.
Tuvo que apartarse porque el olor era demasiado intenso, demasiado
delicioso. La habitación estaba a oscuras, había un colchón en el
suelo y muchas almohadas y cojines a su alrededor.
—Quizás... todo es demasiado. Podría
vender algo...—comentó Spencer en el salón, mirando a su
alrededor.
—No. Son tus cosas, les haremos
hueco—se acercó a Spencer y le rodeó la cintura con los brazos,
dándole un suave beso—. No vas a ser solo un inquilino, será
también tu casa. Quiero que te sientas cómodo, puedes hacer lo que
quieras con ella, tienes total libertad para cambiar muebles, poner
estanterías... conviértela en tu casa.
—Gracias, alfa—Spencer sonrió,
devolviéndole el beso.
—¿Te gustaría tener un nido para el
celo? Podemos convertir la habitación de invitados en tu nido.
Spencer asintió con la cabeza
contento, era algo muy importante para cualquier omega. Llenaron un
par de maletas, una con ropa y útiles de aseo y otra con libros, y
dejaron el apartamento.
En los días siguientes, Spencer siguió
trasladando sus cosas a su nueva casa y le había tomado la palabra a
su alfa, comenzó a cambiar la casa a su gusto, empezando por el
cuarto de invitados, que se convirtió en el nido perfecto para un
omega en celo (después de todo había sido concebido con ese
propósito desde un principio, si no, no estaría conectado con el
dormitorio principal a través del baño). Tenía que aprovechar esas
dos semanas porque en cuanto terminara el celo comenzaría a trabajar
en el Smithsonian y ya no tendría tiempo. La casa se llenó de
estanterías que no duraron ni un minuto vacías. Todo rastro
personal de Haley fue desapareciendo, su hermana fue a recoger su
ropa y demás enseres personales y Reid se deshizo del resto, aquel
era ahora su territorio, aunque no lo hacía conscientemente.
Esa primera semana tuvieron la vista
preliminar para el divorcio. El juez aceptó un divorcio exprés y
estableció unas medidas para que Haley pudiera ver a su hijo hasta
que hubiera una sentencia y así, el sábado, Hotch llevó a Jack a
su primera visita con su madre en un centro de Servicios Sociales.
Cuando su madre le explicó que no podría volver a casa y que
tendrían que verse así por un tiempo, Jack respondió que no pasaba
nada, que Spencer estaba cuidándole y le gustaba mucho estar con él.
Fue demoledor para la beta, tuvo que terminar la visita porque no
podía mantener la compostura. Hotch podía comprenderlo, mientras
que su propia madre aprovechaba cualquier oportunidad para dejarlo
con otras personas e irse a ver a su amante, Spencer pasaba todo el
tiempo que podía con él y le prestaba el cien por cien de su
atención cuando estaban juntos. El pequeño estaba recibiendo el
cariño que le había faltado los últimos años así que no echaba
demasiado de menos a su madre.
Ese mismo día por la noche, se reunió
todo el equipo en casa de Rossi, incluidas las parejas y los hijos.
Era una fiesta de despedida para Reid, pero también una celebración
por su relación con Hotch.
—Nunca te había visto tan
feliz—comentó Jennifer mientras esperaban a que la cena estuviera
lista.
—Nunca lo había sido—respondió
sonriente, algo ruborizado.
—Siempre supe que sentíais algo el
uno por el otro—intervino Prentiss—, pero nunca pensé que
llegara a suceder, parecía que había demasiados obstáculos.
—Yo tampoco me lo planteé siquiera,
ni imaginé que fuera correspondido.
—Estarás deseando que terminen los
trámites del divorcio. No comprendo cómo podéis soportar vivir
juntos sin emparejaros—comentó García.
—Mucho autocontrol—rio Prentiss.
—Por cierto, cuenta con nosotros para
cuidar de Jack cuando paséis el celo, a Henry le encantará que se
quede unos días en casa.
—Muchas gracias, te tomo la palabra.
Estaba preocupado porque no sabía qué hacer, no me gusta la idea de
dejar a Jack con una niñera desconocida.
—Eres una madraza, Spencer—García
le dio un achuchón mientras todas reían.
A todos les apenaba que dejara el
equipo, pero le veían tan feliz con su nueva familia que no podían
decir nada en contra. No dejaba de reír mientras jugaba con los
niños y cuidaba y se preocupaba por ambos. Se daban cuenta por
primera vez de que había nacido para ser madre. Era algo natural para
cualquier omega, pero nunca habían pensando en Reid de ese modo,
hasta ese momento algunos aún lo veían como un niño asexual. Sin
embargo, cuando estaba cerca de Aaron se comportaba de forma natural
como su omega, permanecía un paso por detrás con la cabeza gacha
cuando estaba a su lado y se interesaba por si quería beber o comer
algo. Aquello hacía sonreír a los alfas, era agradable tener al
omega alrededor sin los supresores.
Aunque seguía siendo Reid. Seguía
hablando con los demás alfas como si él también lo fuera,
cortándolos en medio de las frases o replicando como no solían
hacer los omegas, aunque no sabían si lo haría también con alfas
desconocidos o solo con ellos. También seguía soltando largas
disertaciones científicas sobre temas que nadie le preguntaba, pero
eso era algo que a Hotch siempre le había gustado, aunque tuviera
que cortarle durante los casos.
Cuando cenaban en el jardín, Spencer
comenzó a sentir algo de calor. Miró a los demás y no vio ningún
signo de que tuvieran calor y además hasta entonces había hecho
algo de fresco así que enseguida se dio cuenta de que era cosa suya.
Había bebido un par de copas y no toleraba bien el alcohol así que
supuso que se debía a eso.
Mientras tomaban la última copa,
Spencer estaba demasiado cerca de Hotch, rozándose y presionando
contra él. Solo quería quitarse la ropa, tenía demasiado calor y
su alfa olía demasiado bien. Entonces sintió que su trasero
goteaba. Aaron le miró al instante e inspiró profundamente, rozando
sus cabellos con la nariz.
—Estás en celo.
—¿Uh? N-no... Aún me queda una
semana—respondió algo aturdido.
—No es una pregunta, estás en
celo.
Continuará...
OOOOHHH por Dios se lo va a tirar, ok tal vez todavía no, me encanto es que Hotch es tan ardiente..!!!
ResponderEliminarde verdad espero mucho todas tus actualizaciones me encantan..!!!
Carajo! Espero que las chicas intervengan para que no se lo viole. Corre Spence!
ResponderEliminarHotch sin duda es un gran alfa, lo respeta y da su lugar. Jack tendrá una gran madre en Reid.
Hasta la próxima.