Título: Stopus
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, tentáculos
Capítulos: 4 (1 de 4)
Resumen: Se suponía que iban a ser unas vacaciones tranquilas, lejos del sobrenatural Beacon Hills, lejos del Nemeton y de las criaturas que este atraía, pero se trataba de Stiles, un imán para lo sobrenatural y los desastres.
Nota: Esto no iba a ser más que una escena de sexo con tentáculos, quería leer fanfics sobre tentáculos de esta pareja y no había suficientes, y ha acabado siendo una historia de varios capítulos con cierto nivel de trama. No sé cómo ha sucedido.
Capítulo 1
Se suponía que iban a ser unas vacaciones tranquilas, lejos del
sobrenatural Beacon Hills, lejos del Nemeton y de las criaturas que
este atraía, pero se trataba de Stiles, un imán para lo
sobrenatural y los desastres.
Estaba
sentado al borde de una plataforma flotante en medio del agua
mientras los lobos jugaban unos metros más cerca de la playa. Se
lanzaban unos sobre otros, se hacían ahogadillas, peleaban, Erica
usó a Boyd como trampolín para lanzarse sobre Isaac... Era
demasiado violento y peligroso para un delicado humano como él, así
que Stiles permaneció tranquilo en la plataforma, tomando el sol con
su piel cubierta de crema protectora resistente al agua (porque
estaba pálido como la leche y tampoco quería quemarse). Un segundo
más tarde, estaba sumergido en el agua. Algo lo agarraba alrededor
de la cintura y tiraba de él hacia el fondo. No había mucha
profundidad, pero eso daba igual si no podía alcanzar la superficie.
Intentó retorcerse y liberarse de lo que fuera que le sujetaba, algo
redondeado y grueso, como una serpiente. Oh dios mío, que
no me coma una serpiente. Podía
ver la luz en la superficie y solo pensaba en subir. Se esforzaba por
no respirar, pero ya había entrado agua en sus pulmones y no había
tenido tiempo de tomar aire antes de ser arrastrado al agua. Su vista
comenzaba a nublarse. Su pecho dolía. La necesidad de oxígeno,
tortuosa. Solo esperaba que sus compañeros llegaran a él antes de
que fuera demasiado tarde.
Entonces, sintió un fuerte pinchazo en el hombro, algo perforando su
carne por dos puntos opuestos, como una tenaza, grande y afilada.
Abrió la boca en un grito y sintió el agua entrar en sus pulmones.
Todo se puso negro.
Despertó tosiendo agua, su garganta y sus pulmones ardiendo. Cuando
un destello de lo sucedido atravesó su mente entró en pánico y
comenzó a sacudirse. Unas fuertes manos lo sujetaron firmemente,
pero sin hacerle daño.
—¡Stiles,
Stiles! Estás bien, estás con nosotros, estás a salvo.
Era la voz de su mejor amigo y Stiles se tranquilizó. Su corazón
aún latía a mil por hora y todo su cuerpo dolía, especialmente su
hombro.
—¿Qué
coño...? ¿Qué era eso?—preguntó cuando fue capaz de formar
palabras. Miró a su alrededor y los cuatro lobos, además de Lydia y
Allison, estaban mirándole con expresiones de preocupación. También
había otros mirones más allá, bañistas que se habían acercado a
ver qué pasaba.
—No
lo sabemos, no pudimos verlo bien, solo una sombra cuando se
alejaba—respondió Scott y miró su hombro con el ceño fruncido.
Stiles recordó entonces el pinchazo que había sentido y palideció
aún más al ver el agujero que perforaba su hombro. Era tan profundo
y rojo que estaba seguro de que casi atravesaba de lado a lado.
—Oh
dios mío, ohdiosmío—comenzó
a hiperventilar, acercándose a un ataque de pánico.
—Cálmate,
Stiles. Ya no estás sangrando, estarás bien—le dijo Lydia, con
una toalla manchada de sangre en su mano.
—¿Qué
no estoy sangrando? ¿Cómo puedo no estar-?—miró bien la herida y
no, no estaba sangrando, eso no debería ser posible con semejante
herida. Entonces se dio cuenta de por qué sus amigos se veían aún
tan preocupados. En efecto, no era posible. Al menos no humanamente
posible.
—Deberíamos
irnos—sugirió Erica y todos asintieron.
Ayudaron a levantarse a Stiles y recogieron todas sus cosas antes de
dirigirse al aparcamiento. Regresaron en el jeep y el coche de
Allison al pequeño apartamento que habían alquilado.
—¡¿Por
qué nadie me dijo que había criaturas sobrenaturales en la
playa?!—gritó Stiles nada más entrar.
—Porque
ninguno lo sabíamos—respondió Isaac secamente.
—¿Y
en qué demonios me voy a transformar? ¿Un tiburón? ¿Una
sardina?—preguntó a nadie en particular sacudiendo los brazos—.
Oh, espera. ¿Una sirena? Por favor, dime que no voy a ser una
sirena—le suplicó a Scott agarrándole por la camiseta.
—No
sabemos si vas a transformarte en nada. Podría simplemente tener
alguna encima coagulante en la saliva para evitar que te desangres
por algún motivo—le dijo tranquilamente Lydia. Stiles se quitó la
camiseta y miró la herida. Se había reducido ya en al menos un
tercio—. Sí, vas a transformarte.
Stiles emitió un lastimoso gemido dejándose caer en el sofá con la
cabeza entre las manos.
—¿No
viste nada de la criatura?—le preguntó Allison.
Stiles suspiró y sacudió la cabeza.
—No,
no pude ver nada, solo algo me agarró por la cintura y me arrastró
bajo el agua. Después el mordisco.
—¿Cómo
era eso que te agarró?—preguntó Scott.
—Era...
un poco rugoso y redondeado, como si fuera una serpiente, pensé que
era una serpiente, pero realmente gruesa, tal vez el doble de mi
brazo, y no tenía escamas.
—¿Entonces
no era un pez?—preguntó Isaac.
—No
todos los peces tienen escamas, como los tiburones o las
anguilas—aclaró Lydia.
—Las
anguilas podrían encajar en su descripción—sugirió Erica.
—¡No
quiero ser una anguila!
—Una
anguila no habría dejado esa mordedura—respondió Lydia—. Parece
más una herida realizada por un pico o bien un colmillo si la
criatura era lo bastante grande como para que el otro no alcanzara a
hundirse también. La teoría de la serpiente podría ser factible,
tal vez tuviera unas escamas tan suaves que no las notaras.
—Uuuugh...
¿Por qué no podía seguir siendo el humano del grupo?
—¡Hey!—exclamó
ofendida Allison.
—Eres
una cazadora, tú no cuentas, es como si tuvieras superpoderes
igualmente—replicó Stiles y Allison pareció quedarse satisfecha.
—Bueno,
por ahora no podemos saber nada seguro así que lo mejor será que
regresemos a casa, tal vez Derek o Deaton sepan algo—les dijo Scott
y todos se pusieron a recoger sus cosas.
Unas
horas más tarde, todos estaban en el loft de Derek. El alfa miraba a
Stiles con el ceño fruncido (como siempre) y los brazos cruzados
frente al pecho (esto era un déjà vu).
—No
sé si existen las sirenas o cualquier otro tipo de criatura
marina—les dijo como si fuera él el que debería estar molesto.
—Gracias,
Derek, eres de mucha ayuda—Stiles resopló y se dejó caer sobre el
sofá. Apartó el cuello de la camiseta. La herida apenas estaba por
la mitad.
—Lo
único que queda hacer es esperar a ver en qué te transformas—le
dijo Erica, que parecía demasiado entusiasmada para lo mal que se
sentía Stiles.
—Será
mejor que te quedes aquí. Derek podrá contenerte si te transformas
y pierdes el control—sugirió Lydia—. Además, tu padre aún cree
que estarás fuera una semana así que no habrá problema. Deberías
aparcar el jeep en el garaje y nosotros tampoco tendremos que
dejarnos ver o preguntará dónde estás tú.
Todos asintieron y poco a poco fueron dejando el loft. En opinión de
Stiles, todos estaban demasiado despreocupados, esto era un asunto
serio, iba a transformarse en vete tú a saber qué. Podría ser
peligroso. ¡Podría incluso no poder vivir fuera del agua! ¿Y
entonces qué? ¿Tendría que hacerse una piscina en casa o mudarse a
la costa? Si era de agua salada no le quedaría otro remedio que
mudarse, dejar a sus amigos y, lo peor de todo, su padre tendría que
dejar el trabajo, no podía causarle esos problemas.
—Respira,
Stiles.
No se dio cuenta de que estaba entrando en pánico hasta que una voz
tras él lo sobresaltó. Peter estaba inclinado sobre el sofá, su
aliento casi rozando su oreja. El hombre sonrió burlón y se dirigió
hacia las escaleras. Stiles le miró molesto, pero se dio cuenta de
que le había sacado del ataque de pánico gracias al susto que le
había dado.
Stiles durmió en el sofá de Derek y al día siguiente ya no quedaba
rastro de la herida en su hombro. Se examinó en el espejo del baño,
pero no veía ningún otro cambio a primera vista. Eso no le dejó
más tranquilo, con Scott no había sido instantáneo, podría
suceder en cualquier momento.
Para asegurarse de que no estaba solo cuando ocurriera, sus amigos
tomaron turnos vigilándolo, pendientes de cualquier cambio. Siempre
había uno o dos con él, a veces incluso más. Agradecía esto
especialmente porque de lo contrario se habría muerto de
aburrimiento sin poder salir del loft, pero con todos los miembros de
la manada intentando mantenerlo entretenido de un modo u otro
resultaba más fácil de soportar. Bueno, no todos. Peter rondaba de
vez en cuando por el loft, sentando en una silla en un rincón
oscuro, en la mesa o en la planta superior. Cada vez que lo veía
tenía un libro diferente en las manos y a veces desaparecía durante
horas sin que nadie supiera a dónde y regresaba con otro libro. Pero
nunca le dirigía la mirada siquiera, no le concernía lo más mínimo
lo que le estaba pasando.
Los primeros días, el único cambio que notaron fue el incremento
del apetito. No les extrañó, sucedía lo mismo con el rápido
metabolismo de los licántropos. Lo peculiar era que tan solo comía
pescado o marisco, incluso si tenía hambre no comería otra cosa. Su
olfato también se desarrolló, aunque aún no era capaz de
distinguir emociones como los demás. De todos modos, nada de esto le
decía en qué podía transformarse, lo que era frustrante.
—¡Stiles!
El grito de Derek lo despertó de golpe. Estaba aturdido y por un
segundo pensó que estaba en su cama, hasta que recordó que seguía
durmiendo en el sofá de Derek. Miró al alfa, preguntándose qué
habría pasado.
—¡Ohdiosmío!—exclamó
aterrado.
Derek estaba envuelto en largos y gruesos tentáculos azules oscuros
con ventosas, seis para ser exactos, que salían directamente del
tronco de Stiles. Sus pantalones estaban rasgados a su alrededor y
sus piernas habían desaparecido y en su lugar estaban aquellos
enormes tentáculos. ¿Cómo demonios había pasado eso sin que se
diera cuenta?
—Bueno,
esto lo aclara—comentó Peter tranquilamente, observando con una
sonrisa a su sobrino mientras este se retorcía y forcejeaba con los
tentáculos. Era increíble, pero no conseguía librarse de ellos por
mucha fuerza que usara.
—¡¿Soy
un maldito pulpo?! ¡¿En serio?!—gritó Stiles, sintiendo que se
iba a desmayar. Quería desmayarse y olvidar lo que estaba pasando.
—¡Suéltame,
Stiles!—Derek prácticamente rugió.
—¿Cómo?
N-no sé qué hacer, no los controlo—sacudió nerviosamente los
brazos y los tentáculos también se sacudieron, agitando a Derek por
el aire.
—¡Stiles!
—¡Lo
siento!
Peter ya no pudo aguantar más y se echó a reír.
—¡Esto
no es divertido!—le recriminó Stiles, casi con lágrimas en los
ojos por la impotencia.
—Claro
que lo es—una de las cosas más divertidas que había visto en
años. Se aclaró la garganta y se recompuso. Por muy divertido que
fuera (que lo era) ver a su sobrino, el alfa, en esa situación,
Stiles estaba en verdadero pánico—. Stiles, tranquilízate y
relájate.
—No
es tan fácil—replicó con una voz aguda y desesperada.
Peter lo agarró por los hombros y se inclinó frente a él hasta que
sus rostros estuvieron a la misma altura. Entonces, hizo brillar sus
ojos y los ojos de Stiles respondieron del mismo modo, con otro
color. Peter se sorprendió, pero no dijo nada.
—Stiles,
respira hondo. Vamos, hazlo conmigo. Inspira, uno, dos, tres. Expira,
uno, dos, tres. Eso es.
Peter repitió el proceso lentamente hasta que la respiración de
Stiles se volvió estable y normal, su corazón dejando de latir tan
desbocado (incluso si sus pulsaciones eran aceleradas como siempre).
Para su propia sorpresa, Stiles fue capaz de salir del ataque de
pánico y relajarse, las manos de Peter sobre sus hombros ayudándolo
a estabilizarse. Cuando Peter se apartó, vio que sus tentáculos ya
no se aferraban a Derek, estaban relajados sobre el suelo,
contoneándose lentamente o casi inertes.
—Así
que... un pulpo—murmuró, mirando los tentáculos que ahora eran de
un beis muy similar al del suelo del loft.
—Podría
haber sido peor—comentó Peter.
—¿Tú
crees?—preguntó arqueando una ceja.
—Si
fueras una medusa Derek estaría lleno de picaduras ahora mismo.
Recibió un gruñido en respuesta, aunque Derek ahora estaba a varios
metros de distancia, lejos del alcance de los tentáculos. Quizás
era por los nervios que aún sentía o por lo ridícula que era su
situación, pero Stiles no pudo evitar reír.
—Bueno,
por ahora deberías ir a la bañera—le dijo Peter.
—¿Huh?
¿Por qué?
—Vas
a necesitar agua, y pronto.
—¿Cómo
lo sabes? Quizás no me haga falta, sigo siendo medio humano—la
idea de necesitar
estar en agua para sobrevivir le aterraba, era lo que más miedo le
daba de todo eso, iba a causar demasiados problemas.
—He
leído sobre el tema—le dijo, señalando al libro que había dejado
sobre la mesa—. Sé
que vas a necesitar agua.
—Espera,
esos libros... ¿has estado leyendo sobre criaturas marinas?—preguntó
sorprendido.
—Alguien
tenía que prepararse mientras vosotros jugabais. Ahora, a la
bañera—le ordenó y Stiles, aturdido, asintió. No se esperaba eso
del lobo siniestro.
Miró sus piernas, bueno, su falta de ellas y no creyó posible
levantarse, mucho menos ir al cuarto de baño. Peter puso los ojos en
blanco ante su inseguridad y, cansado de esperar, lo agarró por el
brazo y lo levantó. Stiles sacudió sus ocho brazos, pero se mantuvo
en pie sobre los tentáculos. Tal vez por instinto, fue capaz de
moverse y caminar- más bien deslizarse por el loft, con la mano de
Peter firme en su brazo ayudándolo a estabilizarse.
Peter llenó la bañera y le ayudó a meterse en ella, aun con la
camiseta puesta. Stiles suspiró aliviado. No se había dado cuenta
de cuánto estaba necesitando el agua hasta que esta tocó sus
tentáculos. Los sumergió en el agua y metió tanto como pudo su
cuerpo en la limitada bañera. Estuvo a punto de gemir de placer.
—Quédate
ahí, voy a por el libro sobre cilophytes.
–¿Sobre
qué?—pero Peter ya
se había marchado—. ¿Puedes traerme algo de comer?—añadió,
sabiendo que le oiría igualmente. No debería tener hambre en un
momento como ese, pero... bueno, ahora tenía seis tentáculos que
alimentar.
Stiles suspiró y se acomodó en la bañera. Observó sus tentáculos,
que ahora tenían un tono blaquecino. Supuso que cambiaban de color
según su entorno, como los pulpos de verdad. En el anverso de cada
uno, más pálido que el dorso, había dos filas de ventosas blancas
que los recorrían desde la base hasta la punta. Tentativamente, tocó
uno de los tentáculos con los dedos. Era ligeramente rugoso pero
suave, daba la sensación de que lo recubría una capa de agua, pero
al mover los dedos no dejaba una sensación viscosa.
Percibió el olor de la comida antes incluso de oír a Peter por el
pasillo. Las puntas de sus tentáculos se agitaron, asomando por el
borde de la bañera. Peter entró en el baño con un libro en una
mano y una bandeja en la otra. Stiles extendió sus manos para coger
la comida, pero sus tentáculos llegaron antes y se la arrebataron a
Peter de la mano. Era un pastel de cangrejo y un batido de algas (el
cual habría tirado a la basura antes del mordisco, pero ahora le
encantaba).
—¿Qué
es eso de cilo... lo que sea?—preguntó, comenzando a comer,
sosteniendo el batido con un tentáculo (no le preguntes cómo lo
lograba) y el pastel de cangrejo con sus manos.
—Cilophyte
o también cecaelia [seseilia].
Hay otros nombres como pulpo-sirena, octosirena, octohumano y
homoctopoda, escoge el que prefieras. Es lo más similar que he
encontrado a ti, si bien no todas las características encajan.
—¿Qué
no encaja?—preguntó alrededor de un bocado de pastel.
Peter, sentado en una banqueta junto a la bañera al lado de sus
tentáculo, le miró con el ceño fruncido ante su falta de
educación. Stiles tragó la comida, se relamió los labios y sonrió.
Peter puso los ojos en blanco y volvió la atención al libro.
—Según
esto, los cilophytes tienen ocho tentáculos y no pueden cambiar de
color. Supongo que esas son solo algunas de las diferencias, las más
evidentes, pero dado que parece una especie muy poco habitual, no me
sorprendería que el libro estuviera equivocado en parte. Al igual
que con los hombres lobo, no todo lo que aparece escrito es correcto,
y eso que nosotros somos una especie más abundante y conocida en
comparación.
—¿Así
que no nos sirve de nada?—se apoyó con los brazos cruzados en el
borde de la bañera y la cabeza sobre ellos, mirando al vacío. Ni
siquiera los libros de Peter iban a serle de ayuda.
—Nos
sirve como guía... Stiles—le llamó. Cuando el chico le miró,
señaló a su brazo. Los delgados extremos de tres tentáculos
estaban enroscándose a su alrededor, uno de ellos deslizándose bajo
la manga de la camiseta.
—¡Lo
siento!—exclamó, sacudiéndose en el agua.
Intentó
soltarlo, pero, en lugar de eso, tiró de él y lo arrastró a la
bañera. Peter cayó boca arriba sobre él, la cabeza sobre su pecho
y las piernas sobresaliendo por el borde. Los tentáculos estaban
enroscados a su alrededor de forma similar a como lo habían estado
con Derek, aunque esta vez no apretaban lo suficiente para ser
dolorosos, tan solo estaban reteniéndolo allí. Peter giró la
cabeza y lo miró con una ceja levantada.
—Ups.
Lo siento—le dijo con una risa nerviosa.
—Iba
a decirte que no me molesta, pero deberías ser consciente de ello.
Tendrás que aprender a controlarlos como si fueran tus brazos.
Aunque dada tu tendencia a agitarlos sin control, no estoy seguro de
que ese sea el mejor ejemplo.
—Vaya,
gracias—Stiles consiguió poco a poco retirar la mayor parte de los
tentáculos voluntariamente, Peter tuvo que librarse del resto él
mismo y salir empapado de la bañera.
—Voy
a cambiarme y a llamar a los demás si Derek no lo ha hecho ya. Es un
buen momento para una de esas reuniones de cachorros.
—De
manada—le corrigió Stiles.
—En
este caso es lo mismo.
Cogió
el libro (que había salido indemne del incidente, por suerte) del
suelo, lo dejó en la banqueta y salió del baño goteando agua.
Stiles quería coger el libro y leerlo, pero sus manos estaban
húmedas y tampoco quería sufrir un accidente y estropearlo. Le
había sorprendido lo poco o nada que se había molestado Peter con
ese incidente, creía que se pondría a gruñirle y gritarle o algo
así. Peter estaba siendo sorprendentemente amable. Stiles no podía
evitar pensar que ocultaba algo, que tenía segundas intenciones,
algún plan maestro detrás de su desgracia, siempre lo tenía.
Un
rato después, Peter regresó vestido con ropa seca y entró en el
baño seguido por Derek, aunque este se quedó en la puerta.
—Como
decía—comenzó Peter, sentándose en la banqueta con el libro en
las manos—, la criatura más aproximada a ti que he encontrado son
los cilophytes. Sin embargo, no todas tus características encajan
con su descripción. Esto podría significar bien que perteneces a
otra especie o bien que la descripción no es acertada. Ambas
opciones me parecen plausibles así que creo que por ahora deberíamos
seguir investigando y guiarnos por nuestro instinto.
—Deberíamos
llamar a Deaton, él puede saber algo más—sugirió Derek, con el
ceño más fruncido de lo habitual.
—Ugh...
No soporto el aire enigmático de ese tipo, es frustrante y acaba
dejándote con más dudas de las que tenías. No es eso lo que
necesito ahora mismo—replicó Stiles con cara de desagrado.
—Opino
lo mismo, pero de todos modos hablaré con él por si supiera algo y
tuviera la buena voluntad de decírnoslo, aunque no espero mucho.
—¿Y
qué sabes de los cilophytes?
—En
la cultura popular se conocen desde hace poco, pero he encontrado
registros más antiguos—abrió el libro por una página que tenía
marcada—. Hay una historia sobre una cilophyte que salva a dos
marineros de un naufragio y por ello se separa de su grupo. Esta
cecaelia, llamada Cilia, les ayuda a buscar comida y medicinas, y el
capitán se va enamorando de ella. Por fin son rescatados y ella está
de acuerdo en acompañar al capitán hasta Inglaterra, ocultando su
cuerpo de pulpo bajo un vestido.
»
Tras regresar a Inglaterra, surgen historias entre los pueblerinos
acerca del capitán y su nueva esposa, que pasa largos períodos de
tiempo sin aparecer en público. Finalmente, un pequeño grupo de
pescadores secuestra a Cilia. Días más tarde, revelan de forma
anónima al capitán dónde está su esposa. Este llega a las rocas
donde estaba encadenada y cruelmente humillada y golpeada; sus
heridas son tan graves que muere en los brazos del capitán. Este
lleva el cadáver de su mujer al agua y se ahoga para acompañarla.
»
Días después, un barco encalla durante una noche de tormenta cerca
de la aldea, donde el capitán y Cilia habían vivido. Cuando el
grupo de rescate llega, descubren que todos los marineros a bordo,
entre ellos los que secuestraron a Cilia, han sido torturados,
mutilados y desmembrados.
Cuando
Peter terminó la historia, se hizo un profundo silencio en el baño.
Stiles se sumergió lentamente en el agua hasta que su cabeza tocó
el fondo, sus tentáculos sobresaliendo por el otro extremo. Cuando
sintió la mano de Peter acariciar uno de sus tentáculos, suspiró,
burbujas subiendo a la superficie. No estaba siquiera sorprendido de
poder respirar bajo el agua, solo podía pensar en la historia de
Cilia, en cómo podía ser su propia historia si los humanos
descubrían lo que era, peor aún, si lo hacían los cazadores.
Peter
apareció sobre él con una mirada preocupada en el rostro. Le tendió
la mano y Stiles la tomó, sacando el torso del agua.
—También
hay historias como esta sobre hombres lobo—le dijo, tal vez
intentando reconfortarlo.
—Y
también hay cazadores que las hacen realidad—respondió, rodeando
un par de tentáculos con los brazos contra el pecho como haría si
aún fueran sus rodillas.
Peter
no respondió, era una dolorosa verdad. Stiles se dio cuenta de que
Derek ya no estaba en el baño; no le sorprendía, no se le daba bien
lidiar con emociones.
—Deberíamos
ir saliendo, ya han llegado los demás. Creo que podrás aguantar un
rato fuera del agua—le dijo, mirando hacia la puerta.
—¿Por
qué yo no puedo oírlos?—le preguntó, saliendo de la bañera
apoyándose en él con una mano—. Tengo superolfato y creo que veo
mejor que antes, incluso en la oscuridad, pero mi oído no ha
cambiado.
—Los
pulpos son sordos. Seguirás teniendo solo tu oído humano.
—Mierda.
Quería poder oír las mentiras, no es justo—puso morros y pasó un
brazo alrededor del de Peter para ayudarse a deslizarse sobre el
suelo.
—Bueno,
conmigo no tendrás que preocuparte, nunca voy a mentirte—le dijo
con una sonrisa.
Stiles
le miró con ojos entornados y resopló. ¿En serio? ¿Peter Hale?
Era la última persona en la que podía confiar y eso lo tenía en
mente cada segundo que pasaba con él, incluso si ahora estaba
actuando todo amable.
wooow de verdad no conozco la serie pero me esta llamando mucho la atencion,yo se que no alejas los personajes mucho de sus actitudes de verdad voy a verla y woow de verdad esta muy interesante..!!!
ResponderEliminarAbsolutamente la recomiendo. Al principio me echaba para atrás simplemente por el nombre, pensaba que sería una historia de adolescentes muy soft, pero hay tantos fanfics de ella que tenía que probarla. Y la amé. Es una historia llena de acción, con algo de gore y, si bien la mayoría de protagonistas son adolescentes y sí hay romances de ese tipo, hay muchos otros personajes que merecen la pena (un montón de hombres que están como un tren y que son perfectos para escribir fanfics con parejas muy variadas). De hecho, casi el único que no me gusta es el protagonista principal, los demás tienen su punto.
Eliminar(Que conste, no hay menciones a pulpos, eso es cosa mía XD)