Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, Omegaverse
Clasificación: +14 Advertencias: intento de violación
Capítulos: 1
Resumen: Se encuentran en medio de una importante investigación cuando Stiles comienza a experimentar los síntomas del celo y no tiene tiempo de llegar a casa así que debe pasarlo en el loft, bajo el cuidado de Peter.
* * * * *
—Stiles,
¿estás en celo?
Stiles
levantó la cabeza de golpe y tiró con el brazo un libro a su
derecha al incorporarse. La mesa frente a él estaba llena de libros
abiertos, además de su portátil y docenas de fotocopias de varios
bestiarios y artículos de Internet. Maldijo entre dientes y cogió
el libro, buscando la página por donde lo tenía abierto.
—No
estoy... Creo...—apartó el cuello de su camiseta, que no se había
cambiado desde ayer, y metió la nariz para olerse—. Mierda. Aún
no estoy en celo, pero... sí, estoy cerca.
Levantó
la mirada y vio a Peter, observándolo con ojos algo más brillantes
que unos ojos humanos, las aletas de su nariz moviéndose al olfatear
el aire. Estaban solos en el loft, los demás estaban intentando
evitar que la criatura que amenazaba Beacon Hills matara a una cuarta
víctima.
—¿Qué?—preguntó
con un tono defensivo.
—Deberías
marcharte a casa—respondió el lobo con una voz extremadamente
controlada.
—¡Hah!
¿Crees que puedo darme ese lujo? Tenemos que encontrar la forma de
matar a esta criatura o no dejará de haber víctimas. Ya pasaré el
celo cuando nos encarguemos de esto—abrió otro bestiario y volvió
a mirar a Peter—. ¿Va a ser un problema?
—Por
supuesto que no—levantó la cabeza como si se sintiera ofendido por
la insinuación.
Stiles
asintió y siguió con la investigación. Había estado tan
concentrado hasta entonces que no se había percatado siquiera de los
síntomas del celo. Llevaban tres días en tensión, a cadáver por
día, y tenían que acabar con esto ya. Sin embargo, ahora que era
consciente de ello la idea del celo era un zumbido constante en el
fondo de su mente. Su cuerpo estaba caliente y no se había dado
cuenta de que se había quitado la camisa de cuadros y se había
quedado en manga corta, incluso se había quitado las zapatillas y
los calcetines. Recordaba haber bebido varias botellas de bebidas
energéticas y haber comido bastante en las últimas horas, pero no
recordaba haber preparado nada de ello ni haberlo recogido. Miró de
reojo al lobo. Quizá sus instintos de alfa le habían animado a
proveer para él, aunque en los últimos meses no era extraño que
cocinara ocasionalmente para la manada (aunque aún muchos de ellos
no se atrevían a probar su comida. Su pérdida, era un gran
cocinero). Sacudió la cabeza y volvió a centrarse en la
investigación, no tenían tiempo para eso.
Cuando
al fin encontró lo que estaba buscando, horas después, se
encontraba en un estado en el que apenas podía enfocar la vista y el
sudor empapaba su camiseta. Movió el libro a través de la mesa
hacia Peter.
—Eso...
ahí...—jadeó, retorciéndose en su asiento. Pudo oír el sonido
húmedo de su pantalón manchado de lubricación—. Ugh... mierda...
Ya no
tenía tiempo de ir a ningún sitio, dudaba mucho que pudiera
siquiera ponerse en pie. Escuchó el gruñido del lobo y no pudo
evitar responder con un gemido. Esto era malo, muy malo. En la
situación en la que estaba no podría hacer nada si Peter intentaba
algo, podría incluso terminar suplicando por ello si seguía oliendo
al alfa tan cerca.
Escuchó
a Peter hablar por teléfono, apenas comprendiendo lo que decía, y
después sintió sus manos a su alrededor. Quiso decir que no, pero
solo un gemido salió de sus labios.
—Shh,
vas a estar bien—le susurró el lobo mientras le movía a alguna
parte.
Stiles
no pudo forcejear siquiera, maldita biología omega. Cuando se
encontró sobre una cama, su único instinto era presentarse para el
alfa. Se sentía tan vacío, tan caliente... necesitaba...
necesitaba... Se retorció hasta conseguir quitarse los pantalones y
de rodillas separó sus piernas, abriendo sus nalgas con las manos.
Gimió al sentir las puntas de sus propios dedos tocando su agujero.
Cuando nada más vino, simplemente continuó, abriéndose con sus
dedos, metiendo uno tras otro hasta que tenía cinco dentro y casi su
puño. Sus propios gemidos llenaban sus oídos y mantenía su rostro
hundido en la almohada que olía a alfa hasta casi asfixiarse.
Vagamente fue consciente de correrse, quizá más de una vez, pero
eso no era lo que necesitaba así que simplemente siguió.
Cuando
la manada llegó al loft tras haberse encargado de la criatura, todos
arrugaron el gesto antes incluso de abrir la puerta y algunos se
cubrieron la nariz.
—¿Qué
demonios pasa?—preguntó Derek casi con un gruñido, sus ojos
brillando.
—Es
Stiles—respondió Scott, que por supuesto no era la primera vez que
olía el celo de su amigo.
—Se
dio cuenta muy tarde de que iba a entrar en celo y no quiso dejar la
investigación—explicó Peter. Tenía una taza de café en las
manos que no estaba bebiendo, tan solo lo usaba para intentar cubrir
un poco el olor a omega en celo.
—¿Le
has hecho algo?—preguntó Lydia, plantándose frente a él con los
brazos cruzados y la barbilla en alto.
—No
voy a dignar esa pregunta con una respuesta y, además, no me
creerías así que se lo preguntas a él cuando termine—contestó,
tomando un sorbo de café solo por actuar.
—¿Dónde
está?—preguntó Derek.
—Está
en mi-
Cuando
extendió sus sentidos para comprobar cómo se encontraba el chico,
no había solo un latido en su habitación. Dejó caer la taza de
café, saltó por encima del sofá y echó a correr escaleras arriba.
La puerta quedó sujeta por una sola bisagra después de que la
abriera de un golpe. No se detuvo un solo segundo antes de agarrar a
Jackson por el hombro y tirarlo contra la pared. Peter se colocó
frente a la cama, dando la espalda a Stiles, quien gemía, sollozaba
y se retorcía. Gruñó amenazante al otro alfa. Su rostro estaba
completamente transformado y sus garras habían dejado ya un profundo
desgarro en el hombro de la sabandija que sangraba profusamente. No
quería pelear ahí con el omega en un estado tan vulnerable, sus
instintos le decían que lo protegiera, pero no dudaría en matar a
Jackson si se acercaba un solo paso.
Momentos
después, Scott apareció por la puerta y se quedó mirando
confundido la escena. Lydia estaba detrás de él y miraba con
espanto a su novio, quien aún tenía lubricación del omega en sus
manos y su rostro.
—Llévatelo
antes de que lo mate—advirtió Peter con su voz sonando más como
un gruñido. Stiles gimió tras él ante la voz del alfa.
Scott
entró en la habitación y gracias a que era beta no hizo que Peter
se alterara aún más. Por suerte, Derek se había quedado abajo.
Scott agarró a Jackson por un brazo y lo sacó de la habitación
caminando lo más lejos posible de Peter mientras la sabandija no
dejaba de gruñir como si aún quisiera pelear.
Tan
pronto como salió por la puerta, el bofetón que le dio Lydia resonó
en el pasillo. Probablemente no le había dolido mucho, pero Peter
iba a asegurarse de que esa no era la única consecuencia por
intentar violar a Stiles. Respiró hondo, intentando tranquilizarse,
pero se dio cuenta de su error cuando el olor del omega hizo que su
cabeza diera vueltas. Estaba duro, dolorosamente duro en sus
pantalones, pero no pensaba hacer nada al respecto. Miró de reojo al
chico solo para asegurarse de cómo se encontraba. Stiles estaba
penetrándose con sus propios dedos y mordiendo su almohada, la
almohada con la que Peter dormía todas las noches.
—Joder—maldijo
y salió rápidamente de la habitación. No iba a hacerle nada a
Stiles, pero estar allí era una tortura.
Stiles
despertó el cuarto día tras el inicio del celo con dolor de cabeza
por culpa de la deshidratación y su cuerpo exhausto y asqueroso. El
final del celo era la peor parte. Su cabeza estaba aturdida, apenas
capaz de recordar fragmentos de los momentos más lúcidos, y estaba
tan cansado que solo quería echarse a dormir por una semana, pero no
precisamente en esa cama llena de sus propios fluidos.
Ante
ese pensamiento parpadeó. Esas no eran su cama ni su habitación.
Recordó que el celo le había pillado desprevenido en medio de una
investigación en el loft. Por el jersey con cuello de pico que había
en una silla, estaba bastante seguro de que esa era la habitación de
Peter. Podía recordar ahora que el lobo lo había llevado hasta allí
después de terminar la investigación y por la botella de agua en la
mesilla y el plato con migas, también se había asegurado de que
comiera y bebiera. No pudo evitar sonreír, tenía que admitir que el
olor del alfa había sido de mucha ayuda durante el celo.
Vio
entonces las manchas de sangre en el suelo y su cuerpo se estremeció.
También recordaba eso. Recordaba a Jackson entrando en la
habitación. Su gruñido animal y sus ojos brillando. Sus manos sobre
su piel. Su aliento. Recordaba querer decir no y decir por
favor en su lugar. Y entonces un estruendo y Peter arrancándolo
de él. Y la sangre. El increíble alivio de tener al alfa
protegiéndolo. La boca de Jackson. Sus palabras. Puta. Perra
omega. Tan desesperada por una polla.
Cuando abrió los ojos –y no recordaba haberlos cerrado–, Peter
estaba allí, arrodillado frente a él y sosteniéndolo por los
hombros. No intentó apartarse porque el alfa lo había protegido y
volvería a hacerlo. Estaba respirando exageradamente y por un
momento no entendió qué estaba haciendo, hasta que se dio cuenta de
que intentaba sacarlo de su ataque de pánico.
—Eso
es, respira, lo estás haciendo muy bien—le decía con voz suave,
acariciando de forma tranquilizadora sus hombros sobre la sábana con
la que le había cubierto.
Poco a poco, Stiles consiguió recuperar el control y finalmente se
dejó caer contra el pecho del lobo, quien le abrazó y esperó
pacientemente mientras sollozaba.
—Lo
siento...—se incorporó cuando las lágrimas ya no amenazaban con
ahogarlo y se limpió el rostro con el dorso de una mano mientras
estrechaba las sábanas a su alrededor con la otra.
—No
te disculpes, tienes todo el derecho a sentirte como sea.
—No
puedo creer que ese... hiciera algo así. Dios, no puedo creer que
Lydia sea novia de eso—porque, bueno, en realidad no le sorprendía
que hiciera algo así, siempre había pensado que era un bastardo,
pero le había concedido el beneficio de la duda creyendo que Lydia,
la inteligente Lydia, veía algo en él que los demás no podían.
—Ya
no. Rompió con él en ese momento y no creo que tras esto vuelvan a
reconciliarse. Bebe—le dijo, ofreciéndole la botella de agua medio
vacía—. Ha dicho incluso que será testigo si denuncias.
Stiles resopló sacudiendo la cabeza.
—¿Y
de qué serviría? ¿Conoces a su padre? Es un abogado, una cucaracha
de las peores. Solo conseguiría ser humillado y salir peor parado.
—Bueno,
para eso estoy yo aquí.
Stiles le miró sorprendido por un momento.
—¿Has
recuperado tu licencia para ejercer?—sabía que antes del incendio
Peter había sido abogado, pero no sabía que estuviera interesado en
volver a trabajar.
—Así
es, nunca viene mal tener un abogado en la manada y estaría
encantado de poder destripar a esa sabandija en el estrado ya que no
pude hacerlo aquí.
—No
tengo dinero para pagar un abogado.
—Por
favor—replicó con expresión ofendida—. Nado en dinero, si
alguna vez trabajo en un caso no será por dinero. Además, eres un
miembro de la manada.
—Jackson
también.
—No,
ya no lo es. Derek lo echó de inmediato. No se toleran esa clase de
comportamientos en una manada.
Stiles le miró con nuevas lágrimas inundando sus ojos y le echaría
la culpa de ellas a las hormonas.
—Gracias,
por todo.
—No
me las des, solo he hecho lo que cualquier alfa debería hacer.
Ahora, ¿qué te parece si te das una ducha mientras te preparo algo
de comer?
Stiles sonrió, una sonrisa más triste de lo habitual pero sincera,
y asintió.
—¡Mi
padre!—exclamó cuando Peter ya estaba en la puerta.
—Le
avisamos, sabe que estás aquí.
—¿Le
dijisteis...?—señaló con la mano hacia las manchas de sangre en
la alfombra.
—No,
no quisimos decirle nada sin tu permiso.
—¿Cómo
voy a contárselo?
Peter se acercó de nuevo y se arrodilló frente a él. Tomó su mano
y esperó a que le mirara a los ojos.
—Tu
padre te quiere más que a nada en el mundo, eso es algo evidente.
Estará furioso por lo que ha pasado, pero nada de esa furia estará
dirigida hacia ti. Superaréis esto, los dos—le aseguró. Stiles
apretó los labios y asintió. Tragó saliva para deshacer el nudo en
su garganta y se levantó de la cama, soltando algo reticente las
manos de Peter—. Puedes usar mis productos de la ducha. Te traeré
algo de ropa de Isaac.
—Um...
¿Podría usar tu ropa?—preguntó dubitativo.
Los ojos de Peter brillaron por un momento.
—Por
supuesto, coge lo que quieras—respondió con una voz algo más
grave de lo habitual.
Stiles se dio una larga ducha, realmente larga, frotándose el cuerpo
hasta que su piel quedó roja. El lobo tenía una cantidad excesiva
de productos, especialmente para el pelo, pero todos ellos eran sin
olor. Se secó con una toalla limpia sin mirarse al espejo porque no
quería ver el estado en el que se encontraba y se puso unos
pantalones de chándal demasiado grandes para él y el jersey usado
que colgaba en la silla. El olor del alfa era reconfortante y no
quería abandonarlo aún.
Cuando bajó a la cocina, lo recibió el olor de macarrones
gratinados recién hechos y patatas rizadas caseras. También había
un batido de chocolate y fresas con nata.
—¿Todo
esto es para mí?—preguntó ya salivando.
—Y
si puedes con todo te haré unas tortitas—respondió Peter con una
sonrisa.
Stiles no esperó más, comenzó a devorar aquella deliciosa comida
(porque Peter era un buen cocinero, eso era innegable).
—Mmh—gimió
probando las primeras patatas—. Esta es la mejor comida postcelo
que he tenido nunca—confesó sinceramente y le alegró ver la
expresión de orgullo en el lobo, que no había dejado de observarle
mientras comía. Sus instintos de alfa le estarían diciendo que
proveyera y probablemente esos instintos eran más intensos para un
hombre lobo.
Terminándose el batido de chocolate, se recostó en la silla con su
plato ya vacío.
—¿Quieres
que te lleve a casa?—le preguntó Peter mientras recogía los
platos.
—Hm,
no hace falta, puedo ir solo, tengo el jeep—respondió, agitando
una mano.
—No,
me refería a si quieres que te lleve ahora o descansar primero un
rato. Voy a acompañarte sí o sí.
—¿No
tengo nada que decir al respecto?
—Nop.
Si no me aseguro de que llegas bien tu padre me matará—respondió
tajante.
—¿Tienes
miedo del sheriff?—preguntó con una sonrisa.
—Digamos
que prefiero estar en su lado bueno—replicó con una intensa mirada
que le hizo sentir un hormigueo en su vientre.
Si no le tenía miedo al sheriff, quizá quería caerle en gracia por
otros motivos. Probablemente era estúpido pensar así, hacerse
ilusiones, pero quizá... No. Stiles sacudió la cabeza mentalmente.
Peter no había hecho más que comportarse como cualquier alfa
debería hacer con un omega en celo, nada más, y esto eran las
hormonas hablando.
La charla con su padre sobre lo sucedido no fue agradable. Hubo
lágrimas por ambas partes y reproches de los que enseguida se
arrepintieron. Tras enfriar la cabeza durante una noche, decidieron
aceptar la oferta de Peter para ser su abogado cuando denunciaran a
Jackson. Sabía que el juicio iba a ser una tortura, quizá aún peor
de lo que había sufrido, después de todo Peter había conseguido
que se quedara en un intento de violación y nada más, pero aun así
no podía dejarlo pasar. No lo hacía por sí mismo, sabía que
Jackson no podría volver a ponerle un dedo encima si quería
conservar la vida, pero había otros omegas que no tenían hombres
lobo como guardaespaldas y necesitaban protección. Si esto al menos
conseguía que tuviera antecedentes, se lo pensaría dos veces antes
de intentar lo mismo de nuevo.
Tras la vista previa, Jackson quedó en libertad bajo una
considerable fianza (que no era realmente mucho para su familia) y
misteriosamente dejó Beacon Hills pocos días después a pesar de
aclamar su inocencia, aunque se mantuvo localizable para la policía.
Stiles estaba seguro de que Peter tenía algo que ver y tal vez
también Derek. Aún tendría que soportar el juicio en unos meses,
pero esto le hacía sentir que podía hacerlo, que no estaba solo y
tenía el apoyo de muchas personas para superarlo.
Por desgracia, el saber lógicamente que estaba seguro no sirvió de
nada cuando llegó su próximo celo. Estaba inquieto, nervioso.
Asustado. Cada vez que pensaba en que su celo se aproximaba se
lanzaba a una espiral de pensamientos negativos que le llevaban al
borde de un ataque de pánico.
El día anterior fue al loft ya desesperado. Cuando al único al que
vio allí fue Derek, maldijo para sus adentros.
—Hueles
a desesperación y angustia—le saludó el lobo.
—Yo
también me alegro de verte. ¿Está Peter?—preguntó, sin poder
estarse quieto y jugando con sus llaves entre las manos.
—Está
bajando.
Peter apareció unos segundos después por las escaleras del fondo.
—Stiles,
¿qué su-?—sus ojos brillaron cuando pudo oler al omega—. Estás
cerca—se aclaró la garganta, recuperando la compostura.
—Sí,
sobre eso... ¿Pasarías el celo conmigo? Quiero decir, en mi casa,
no conmigo conmigo.
Solo, uh... podrías estar allí, al menos hasta que ya no sea
consciente de nada. Um, si no tienes otra cosa que hacer. No es
que... Es solo que...
Peter le rodeó los hombros con un brazo y Stiles se dejó caer
contra su pecho, ocultando el rostro en su cuello y respirando hondo
para recuperar el aliento. Podía sentir los latidos acelerados de su
corazón retumbar en sus propios oídos, pero la cercanía del alfa
era tranquilizadora.
—¿Quieres
que vaya ahora?—le preguntó mientras acariciaba su espalda.
—Es
suficiente con que vayas mañana—respondió con voz algo
temblorosa.
—¿Seguro?
Puedo ir ahora.
Stiles se mordió el labio y se aferró a la camiseta de Peter.
—Vale—susurró.
Peter condujo el camino de vuelta porque Stiles no estaba en
condiciones incluso si ahora estaba bastante más tranquilo que
antes.
—Um...
No tenemos habitación de invitados—le dijo, mirando inseguro el
sofá.
—Los
hombres lobo no tenemos problemas de espalda. Ahora, ¿qué tal si
preparo la cena? ¿Tu padre vendrá a cenar? Puedo preparar algo
también para él—preguntó mientras ya hurgaba por los contenidos
del frigorífico.
—Sí,
aunque llegará muy tarde. Normalmente le dejo algo preparado para
que se lo caliente.
Fue una noche agradable, viendo una película en el sofá después de
cenar, cada uno sentado a un lado, pero con sus rodillas tocándose
en el centro. Los nervios desaparecieron poco a poco, la presencia y
el olor del alfa eran tranquilizadores.
—Deberías
irte a la cama, necesitas energía para mañana—le dijo cuando
Stiles ya apenas era capaz de mantener los ojos abiertos.
—Mm...
Sí—se levantó del sofá, estirando sus músculos tensos—. Oh,
puedo traerte algo de ropa de mi padre para dormir o una manta-
—No
te preocupes, estoy bien. Ve a dormir—le interrumpió antes de que
siguiera ofreciendo cosas.
—Sí,
vale—respondió, mordiéndose el labio nervioso—. Buenas
noches—se inclinó y le dio un beso en la mejilla antes de salir
casi corriendo del salón.
Peter puso los ojos en blanco, pero no podía contener una sonrisa.
Probablemente se había pasado toda la noche pensando en hacer eso y
al fin había logrado reunir el valor. Siguió viendo la película,
intentando no escuchar mientras Stiles se preparaba para irse a la
cama. Normalmente no tenía problemas para bloquear a otras personas,
era algo que se aprendía pronto en una casa llena de hombres lobo,
pero estaba demasiado pendiente del chico y no podía evitar
prestarle atención.
El sheriff llegó poco después y se quedó mirándole desde la
entrada del salón con la mano contrayéndose junto a su pistola.
—¿Qué
haces aquí?—preguntó con un tono que insinuaba que su vida podía
depender de su respuesta.
—Stiles
me pidió que estuviera aquí mientras pasaba el celo—respondió
porque no tenía sentido mentir, no estaba haciendo nada malo.
El sheriff le miró fijamente por un momento y después asintió.
—Disfruta
el sofá—le dijo y se dio la vuelta.
—Tiene
cena preparada en la cocina.
Sentía que había esquivado una bala (probablemente de acónito
desde que se había enterado del tema sobrenatural).
Peter despertó a la mañana siguiente al olor de omega en celo.
Stiles seguía en su cuarto, pero el olor llenaba la casa y no
necesitaba mirar para saber que ya estaba duro. Podía oír al chico
jadear y- No. No iba a escuchar. Se levantó del sofá y fue a
preparar el desayuno para todos. No sabía a qué hora se levantaría
el sheriff, pero le tendría algo listo. Sabía que no necesitaba
cocinar para él, pero eso le gustaría a Stiles (y por qué eso era
importante prefería no pensar en ello).
Esperó a que la habitación estuviera en silencio para entrar a
dejarle el desayuno. El chico estaba tumbado en la cama boca abajo
completamente desnudo y con la piel brillando de sudor y otros
fluidos. Peter aguantó la respiración, dejó la bandeja en la
mesilla y lo cubrió con una sábana antes de marcharse.
El olor y los sonidos se volvieron más intensos por la tarde. Podía
oír los sonidos húmedos que hacía con su trasero y la vibración
del juguete que estaba usando, podía oírle gemir perfectamente y
cómo llamaba su nombre una y otra vez, podía oírle suplicar y-
—¡Alfa!
Craaack.
Peter no había podido contenerse, sus garras habían dejado cinco
profundos tajos en el brazo del sofá entre los que sobresalía la
espuma. Había llegado incluso hasta la madera.
—Eso
lo pagas—fue todo lo que dijo el sheriff cuando lo vio.
Esto iba a ser un infierno.
Al cuarto día después de comenzar el celo, Peter no despertó con
el sonido de gemidos así que supuso que ya había terminado. Abrió
todas las ventanas de la planta baja, había que ventilar aquel
lugar, y se puso a preparar el desayuno para los tres, algo saludable
para el sheriff (porque por mucho que quisiera caerle en gracia no
quería enfadar a Stiles) y una comida energética para el omega.
—¿Cómo
estás?—oyó a Noah en el piso de arriba.
—Bien,
exhausto. ¿Está Peter todavía aquí?—preguntó Stiles con voz
algo ronca.
—Sí
y no deberías torturarlo así.
—¡No
estoy torturándolo!—replicó defensivo. Hubo una pausa en la que
Peter podía imaginar la expresión del sheriff y entonces—: No es
mi intención torturarlo, solo... lo estoy probando.
—¿Probando?
Sabes que normalmente esto se hace con un cortejo, ¿no?
Stiles resopló.
—Venga,
Peter es rico, sé que puede proveer sin problemas para mí; es un
hombre lobo, sé que podrá protegerme y ya lo ha hecho más de una
vez; y sobre procrear, bueno...
—Sí,
sí, ve al grano.
—Quiero
decir que... necesito saber si puede ofrecerme lo que realmente
necesito.
—¿Y
qué es eso?
—Cuidar
de mí cuando yo no puedo hacerlo.
—Realmente
quieres a Peter Hale como tu alfa—no era una pregunta y Stiles no
respondió, al menos de ningún modo en que Peter pudiera oír.
Peter no podía estar más emocionado, su lobo estaba dando saltos
dentro de él y moviendo la cola como loco. No esperaba que esto
pudiera suceder, ni siquiera se había atrevido a pensar en ello. Lo
único que había deseado era cuidar del omega cuando nadie más
parecía tener intención de hacerlo, jamás habría esperado que
Stiles pudiera considerarlo apto para ser su alfa, mucho menos
después de todo lo que había sucedido entre ellos en el pasado. No
esperaba tener esta oportunidad tras todo lo que había pasado.
Inspiró hondo y forzó a su corazón a calmarse. Sabía que sus ojos
estaban brillando y sus colmillos intentaban extenderse.
—Buenos
días—le saludó Stiles desde la puerta de la cocina.
—Buenos
días. ¿Hambriento?—le miró con una incontenible sonrisa. El
chico se veía cansado, con bolsas bajo los ojos pero una sonrisa
también en su rostro.
—No
lo sabes bien—Stiles le miró de reojo mientras se mordía el
labio. Su rostro estaba ruborizado y se frotaba las manos inquieto—.
Puedo, um... ¿puedo tener un abrazo?—preguntó como si Peter fuera
a negarse.
—Por
supuesto, siempre—no había otra respuesta posible. Apagó el fuego
y abrió sus brazos para el omega.
Stiles no lo dudó, rodeó su cintura con los brazos y ocultó el
rostro en su cuello. Suspiró, su cuerpo relajándose al momento.
—Lo
siento, me sentía un poco...—no parecía poder encontrar las
palabras.
—Tranquilo,
es normal querer el contacto de un alfa después del celo—le
aseguró, acariciando su espalda.
—Um...—Stiles
jugó con el borde de su camiseta sin apartarse de él—.
¿Podrías... podrías dejarme tu camiseta? El olor es reconfortante
y el jersey que tengo ha perdido su olor después de... bueno. Podría
devolverte ese, el que me llevé la otra vez y que debería haber
devuelto ya pero no lo hice. Aunque tengo que lavarlo primero, está
algo manchado de, um, saliva y lágrimas... ¿Estás ronroneando?
—Los
hombres lobo no ronroneamos—lo estaba haciendo. No era el ronroneo
de un gato sino un gruñido profundo, pero no podía contenerse.
Stiles levantó la cabeza y le miró bajo sus largas pestañas con
una sonrisa.
—¿Preferirías
que no lo lavara?
—Por
favor—respondió, asintiendo con la cabeza.
Stiles le dedicó una de esas brillantes sonrisas suyas y le dio un
beso en la mejilla.
—Estoy
hambriento. ¿Me has preparado una comida como la otra vez?—preguntó,
sentándose a la mesa, donde ya había un par de platos.
—Por
supuesto. Aunque tuve que mandar a Derek a hacer la compra, tu
frigorífico estaba casi vacío.
—¿Derek
hizo la compra para mí?—Stiles echó la cabeza hacia atrás con
una carcajada.
—Será
bastante incompetente como alfa de la manada, pero su madre le enseñó
bien cómo tratar a un omega.
—Mmh...
No me importaría nada comer así después de cada celo—comentó
casi con un gemido tras el primer puñado de patatas rizadas.
—No
me importaría cocinar para ti tras cada celo—respondió, muy
consciente de lo que significaba.
Hubo silencio tras él mientras seguía cocinando. Había oído lo
que Stiles le había contado a su padre, pero no podía evitar estar
nervioso a pesar de ello.
—Entonces...—comenzó
el chico, pero se detuvo. Podía oírle mover la comida en su plato y
su corazón estaba más acelerado de lo habitual. Olía a
nerviosismo, pero también a esperanza—. ¿No haces esto solo
porque sea un miembro de la manada?
—Por
favor, ¿cuándo he sido tan altruista?—sirvió el último plato y
lo colocó en la mesa antes de arrodillarse junto a la silla de
Stiles—. Sería un honor para mí ser tu alfa—le aseguró,
tomando su mano entre las suyas.
Los ojos de Stiles se humedecieron y se mordía el labio intentando
contener una sonrisa.
—¿Estás
seguro? Sabes que no voy a ser un omega que se quede en casa
limpiando y cuidando de los niños. Me encantaría tener niños,
muchos, pero no voy a dedicar mi vida solo a eso.
—No
esperaría otra cosa de ti. Te conozco, no me hago ilusiones falsas.
No necesito un omega que se quede en casa. Tengo todo el tiempo del
mundo, puedo encargarme de la casa y de los niños. Tendrás todo mi
apoyo en lo que sea que desees hacer.
La sonrisa de Stiles no podía ser más brillante y el olor a
felicidad que desprendía resultaba adictivo.
—Gracias,
alfa—respondió, inclinándose para darle un tierno beso.
Me encanto, excelente forma de empezar el año es muy lindo y dulce, me encanta el piter que protege a stile. Espero que hayas pasado buenas fiestas y que tengas un excelente año.
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