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Un Omega en la empresa Stark [cap6] FIN


Título: Un Omega en la empresa Stark
Fandom: MCU          Pareja: Tony Stark x Peter Parker
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi, Slash, Omegaverse
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, Mpreg
Capítulos: 6 (6 de 6)
Resumen: Con su tía enferma, Peter necesita conseguir un trabajo para pagar el tratamiento, pero es un omega y menor de edad así que debe mentir para conseguirlo. Consigue entrar en la empresa de mensajería de Stark, pero un incidente con un hombre puede ponerlo todo en peligro.

Capítulo 6



¿Tony?
Tony no abrió los ojos porque asumió que era tan solo otro sueño. En las últimas semanas no hacía más que soñar con Peter, algunos sueños en los que despertaba y otros en los que jamás lo hacía. Siempre se sentía traicionado por su mente cuando despertaba y al ver al omega por un momento creía que tan solo estaba dormido.
Fue la tos ronca lo que le hizo reaccionar. Cuando abrió los ojos y se encontró a Peter despierto, se levantó de la silla de un salto.
Peter, Peter, oh, dios—tomó su mano y acarició los cabellos que él mismo había peinado durante días.
¿Qué...?—no pudo seguir cuando comenzó a toser con la garganta seca.
Tranquilo, tranquilo. Toma, bebe esto—le dijo, ofreciéndole un vaso de agua—. Despacio, con calma.
¿Qué ha pasado?—preguntó cuando terminó el agua, aún con voz ronca.
Tuvimos un accidente—respondió, apretando su mano.
Los ojos de Peter se abrieron como platos y soltó su mano para poder llevar ambas a su vientre, su expresión llena de pánico.
Está bien, está bien, el bebé está bien—le aseguró, acariciando su rostro—. Tu tía está cuidando de él.
Peter suspiró, pero estaba temblando. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas mientras se abrazaba a su vientre ahora plano.
Lo siento, lo siento tanto. Todo ha sido culpa mía, lo siento mucho—las lágrimas recorrían ahora también su rostro—. El bebé está bien y tú vas a estar bien también. Voy a compensarte por todo lo que te he hecho sufrir, te lo prometo. Si me permites estar a tu lado—añadió porque por mucho que quisiera tener al omega consigo no iba a imponer su deseo.
Quiero a mi bebé—respondió entre sollozos.
Sí, por supuesto, llamaré a May.
Se sintió algo reticente a apartarse de él, pero salió de la habitación y avisó a las enfermeras. El médico llegó de inmediato, ignorándolo al pasar junto a él, y Tony avisó a May mientras Peter era examinado. La mujer llegó con el bebé en brazos cuando el médico estaba saliendo.
¡Peter! ¿Cómo está Peter?—preguntó alterada y sin aliento. El bebé también parecía algo nervioso, contagiado de sus emociones.
Bien, se encuentra bien, está totalmente consciente y no parece haber daños cerebrales, aunque tendremos que esperar para estar seguros. Pueden pasar a verlo.
No necesitó decírselo dos veces. Entraron en la habitación cuando las enfermeras terminaban de acomodar a Peter.
Tía... ¡Ben...!—extendió los brazos hacia ella, mirando con una gran sonrisa cansada al pequeño bulto en sus brazos.
Tony suspiró aliviado. Por una vez había hecho algo bien al no ponerle nombre al bebé viendo que Peter ya tenía uno pensado.
May le entregó al pequeño y Peter lo sostuvo como si fuera los más preciado del mundo. Lo era para él, no había nada más importante, y había odiado el modo en que no lo había sentido dentro de sí al despertar. Había sido aterrador.
Tony esperó en silencio, sin tan siquiera moverse mientras Peter se embebía en la existencia de su hijo. Temía el momento en que Peter se percatara de su presencia y quisiera echarlo de allí. Cuando el chico finalmente levantó la mirada, había una expresión de inseguridad y miedo en su rostro que le rompió el corazón.
¿Vas a quitármelo?—preguntó con apenas un hilo de voz.
¡No! No, no, dios, no—Tony se arrodilló junto a su cama y colocó una mano tentativa sobre los pies de su hijo—. Jamás te haría eso, ya te he hecho tanto daño. No sé por qué no me lo dijiste o por qué te marchaste de ese modo, pero sé que fue mi culpa, fuera lo que fuera—las lágrimas estaban desbordándose de sus ojos y no podía molestarse en limpiarlas.
Fui a decírtelo. Estabas... con otro omega en tu despacho—las palabras apenas podían salir de sus labios y estaba sollozando.
Dios, he sido tan... No quería aceptar que fueras importante para mí y cuando te fuiste no quise aceptar que te echaba de menos, pero me ha sido imposible reemplazarte con nadie. Despertarme y encontrarte en uno de mis talleres trabajando, no imaginas cuánto lo echo de menos. La forma en que nos pasábamos horas hablando sin aburrirnos, la emoción que le ponías a todo, lo que te esforzabas por aprender cosas nuevas en el garaje—agachó la cabeza avergonzado porque sí, había echado de menos todo aquello, no había hecho más que mentirse a sí mismo al querer pensar que Peter no era más que otro omega con el que tener sexo casual—. Sé que he sido un completo idiota y que no merezco que me perdones, pero... si al menos me permitieras intentar compensarte por todo el daño que te he causado. Te juro que jamás le faltará nada a nuestro hijo, ni tampoco a tu tía. Ni a ti, por supuesto. Te daré todo lo que necesites y todo lo que puedas desear.
Quiero un padre para mi hijo y un alfa solo para mí. ¿Lo serías?
Tony le miró con los ojos muy abiertos. No se esperaba esa respuesta, no esperaba que estuviera dispuesto a aceptarlo hasta ese punto incluso si era lo que más deseaba.
Sí, sí, por supuesto. Seré el mejor padre que nuestro hijo pueda tener y me esforzaré cada día para ser el mejor alfa para ti. Me dedicaré por completo a vosotros, no habrá nadie más en mi vida, te lo prometo—le aseguró con intenso entusiasmo, tomando su mano donde esta permanecía sobre el vientre del bebé.
Yo también te he echado de menos—susurró Peter, apretando su mano.
Eso hizo que su corazón latiera con fuerza. No podía creer la suerte que tenía de que el omega aún lo aceptara en su vida, de que estuviera dispuesto a estar con él a pesar de todo el daño que le había causado. Sentía que era un honor poder además ejercer de padre de aquel pequeño e iba a asegurarse de no cometer ninguno de los errores que sus padres habían cometido con él.
¿Puedo... besarte?—le preguntó algo inseguro aún.
Las mejillas de Peter se ruborizaron suavemente y asintió con la cabeza, una tímida sonrisa en sus labios. Tony se inclinó sobre él, con el bebé entre ellos, y gruñó cuando con una torpeza inusual chocó sin querer sus narices. Mereció la pena por oír la risa de Peter, quien inclinó la cabeza y le besó. Ben comenzó a llorar a todo pulmón, pidiendo atención, y Tony jugó con sus manos mientras Peter lo acunaba hasta que el pequeño dejó de llorar y volvió a sonreír.


FIN

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