Título: Burbujas
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Hotch x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: TP Advertencias: ninguna
Capítulos: 1
Resumen: Spencer trabaja demasiado, está muy estresado. Su jefe va a visitarlo para ayudarle a relajarse y dormir.
* * * * *
Spencer
estaba exhausto, apenas había dormido dos horas seguidas en las
últimas semanas y las ojeras se marcaban horriblemente en su rostro.
El estrés se acumulaba, después de trabajar dedicaba su tiempo
libre a casos antiguos aún abiertos. No era capaz de encontrar una
forma de relajarse, no desde su muerte. Se preguntaba cuánto tiempo
tardarían en darse cuenta de su estado y obligarle a dejar el
trabajo. Sin embargo, eso no fue lo que sucedió. Fue Hotch quien
apareció un día en su puerta con una misteriosa bolsa.
—Hotch,
¿qué estás haciendo aquí?—miró el reloj por si se le había
pasado la hora de ir a trabajar, pero no, era sábado.
—¿Te
has mirado en el espejo últimamente?—se quitó los zapatos y pasó
a su lado sin esperar a ser invitado.
—¿Eso
es un halago?—intentó bromear, pero Hotch lo ignoró.
—Tienes
que dormir, varias horas.
—No
me resulta tan sencillo dormir, no es tan fácil como meterme en la
cama y ya—resopló, sentándose en el sofá.
—Lo
sé, por eso he buscado métodos para relajarte—dejó la bolsa
sobre la mesa de centro y sacó un colorido cubo de ella.
—¿Legos
de construcción?—preguntó Spencer confuso observando el juguete.
—Sí,
quiero que construyas algo mientras yo te preparo la cena—cogió la
bolsa y se dirigió a la cocina.
—Pero...
esto es infantil.
—Es
relajante, hará que dejes de pensar en otras cosas—replicó.
Spencer
suspiró. No podía evitar obedecer a su jefe incluso si estaban
fuera del trabajo así que se sentó en el suelo y volcó las piezas
sobre la mesa. Parecía aburrido en principio, pero no tardó en
concentrarse en construir un avión. El olor que llegaba de la cocina
era delicioso. Él normalmente no cocinaba así que nunca olía así.
Algo comenzó a relajarse en su interior.
—La
cena está lista.
Spencer
levantó la cabeza, sorprendido consigo mismo por haberse perdido en
un juego infantil. Se dirigió a la cocina y vio los dos platos con
revuelto de verduras y pechugas de pollo. Estaba más delicioso de lo
que habría esperado, al parecer Hotch sabía cocinar y eso sí que
era una sorpresa.
—Cocino
para Jack cuando estoy en casa—le explicó, probablemente
imaginando lo que estaba pensando por su expresión.
—Está
realmente bueno. Hace mucho que no como algo casero.
—Lo
imagino. No te alimentas bien, no descansas bien... Vas a enfermar y
el equipo te necesita en plena forma.
—Lo
siento, es solo que...
—No
tienes que darme ninguna explicación, precisamente porque lo
entiendo estoy haciendo esto, necesitas que alguien te cuide hasta
que te recuperes—Hotch le miraba con tanta comprensión en su
rostro que Spencer no pudo más que aceptarlo.
Cuando
terminaron de cenar, Hotch le entregó unas hojas de colores y un
paquete de pinturas.
—Ve
a dibujar algo mientras recojo.
—Puedo
ayudarte-
—Puedes
ayudarme dibujando algo. Ve—le ordenó sin opción a réplica.
Spencer
suspiró y se fue a la mesa del salón donde el avión estaba ya
completo. No estaba seguro de qué dibujar así que no hizo más que
monigotes, pero eso también le ayudó a apartar su mente de los
pensamientos que le agobiaban.
—El
baño está listo—le dijo Hotch acercándose a él.
—¿Baño?
—Sí,
vas a darte un baño caliente para relajarte antes de dormir.
Le
acompañó al cuarto de baño y Spencer se sorprendió de nuevo esa
noche al encontrarse una bañera llena con una gran cantidad de
espuma y olor a lavanda.
—Date
un baño hasta que el agua se enfríe. Hay un par de muñecos dentro
de la bañera para distraerte.
Hotch
cerró la puerta y Spencer se quedó mirando la bañera. Bueno, no se
había dado un baño en mucho tiempo, podía ser reconfortante. Se
quitó la ropa y se metió en la bañera. Encontró los dos muñecos,
parecían superhéroes de alguna clase, pero no los reconocía. Se
reclinó en la bañera y comenzó a mover las manos entre la espuma,
generando más todavía y haciendo que burbujas flotaran en el aire.
Se estaba sintiendo... relajado. Y en parte como un niño, pero un
niño que podía comportarse como tal, no uno que debía cuidar de su
madre esquizofrénica. Sintió la sonrisa en su rostro, la primera
sonrisa real en mucho tiempo.
El
agua ya hacía un rato que se había quedado fría cuando salió de
la bañera. Se secó con una toalla y la envolvió en su cintura. Se
asomó al salón y vio a Hotch sentado en el sofá con los dibujos
que había hecho en las manos.
—Ya
he terminado—le dijo. No sabía por qué hacía eso en lugar de ir
directamente a su cuarto a vestirse.
—Muy
bien—respondió, mirándole sonriente—. He dejado el pijama sobre
la cama, voy en un segundo.
Spencer
asintió y se fue a su cuarto. La cama estaba abierta, lista para
meterse. Se puso el pijama, el más suave y confortable que tenía, y
se sentó con tan solo las piernas bajo las sábanas. Hotch llegó
poco después con un peluche de un conejo en las manos.
—Túmbate,
venga.
Spencer
obedeció y Hotch le arropó, colocando el conejo marrón junto a su
brazo.
—Ahora
duerme unas cuántas horas. Si te despiertas intenta dormir de nuevo,
no te levantes hasta que yo venga a despertarte.
—¿Vas
a marcharte?—preguntó, esperando que no lo hiciera.
—No,
dormiré en el sofá.
—No
tienes por qué-
—No
pasa nada, estaré bien, eres tú el que tienes que
descansar—acarició sus cabellos y volvió a ajustar las sábanas a
su alrededor.
Para
cuando salió de la habitación, los ojos de Spencer ya se estaban
cerrando. No se había quedado dormido tan rápido y tan profundo en
años. Su cuerpo estaba relajado y su mente también. Cuando
despertó, habían pasado casi nueve horas. La puerta estaba abierta
y podía oler el desayuno. Salió aún en pijama y sonrió al ver el
beicon y las tostadas en la barra de la cocina.
—Buenos
días.
Hotch
se dio la vuelta, llevaba puesto su delantal.
—Buenos
días. Se te ve mucho mejor—le sonrió, sirviendo los huevos
revueltos.
—Gracias.
De verdad, gracias por todo esto—le dijo, sentándose frente a su
plato.
—Es
un placer y lo haré siempre que lo necesites.
Desayunaron
tranquilamente en silencio y Hotch lo recogió todo cuando
terminaron.
—Me
voy ya. Quédate con todo lo que he traído, utilízalo cuando lo
necesites—le dijo apretando su hombro.
—Lo
haré. Gracias, Hotch.
Su
jefe se marchó y quizá ya no era simplemente su jefe. ¿Eran
amigos? Pero eso ya lo eran antes, esto había sido algo más. No
estaba seguro de qué era, pero no le importaría repetir aquella
noche de nuevo.
💕✨️
ResponderEliminar