Título: Un Omega en la empresa Stark
Fandom: MCU Pareja: Tony Stark x Peter Parker
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, Omegaverse
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, Mpreg
Capítulos: 6 (2 de 6)
Resumen: Con su tía enferma, Peter necesita conseguir un trabajo para pagar el tratamiento, pero es un omega y menor de edad así que debe mentir para conseguirlo. Consigue entrar en la empresa de mensajería de Stark, pero un incidente con un hombre puede ponerlo todo en peligro.
Capítulo 2
—¡¿Un
alfa?!—exclamó Ned.
—¡Shh!—Peter
miró hacia la puerta cerrada de su habitación. May estaba en la
cocina y esperaba que no le hubiera oído—. Sí, un alfa.
—Un
alfa está... ¿ligando contigo? ¿Y no sabe que eres omega?—preguntó
en un susurro, con sus ojos abiertos como platos.
—No,
no lo sabe, ni lo sabrá—respondió tajante, siseando entre
dientes.
—Tío,
un alfa está ligando contigo—movió las manos ampliamente como si
no pudiera transmitir lo que eso significaba solo con palabras.
—Lo
sé—y no podía
evitar una sonrisa en sus labios—. Y cuando me hablaba con esa voz
solo quería arrodillarme y-
—Vale,
vale, vale, no necesito esos detalles. No quiero saber lo que te
dicen tus instintos de omega—Ned se cubrió las orejas con las
manos con expresión de desagrado. Eran muchos los betas como él que
no querían saber nada sobre la dinámica entre alfas y omegas—. De
todos modos, no puedes salir con él. Quiero decir, se dará cuenta y
si... si, si acabáis...
—Oh,
dios, cállate, no voy a- Claro que no voy a salir con él, bastante
me ha costado controlarme los pocos minutos que hemos hablado—se
llevó las manos a la cara, avergonzado.
—Vale,
pero, ¿qué vas a hacer entonces?
Peter se encogió de hombros y agachó la cabeza.
—Seguir
rechazándolo, supongo.
Aunque eso no era lo que le gustaría hacer, pero no tenía otra
opción. No podía estar con ningún alfa sin el consentimiento de su
tía y si Tony descubría que era un omega seguramente se lo diría a
sus jefes y lo despedirían. No podía permitírselo, necesitaba el
trabajo, la salud de su tía era más importante que la atención de
un alfa, por atractivo que fuera.
Cuando llegó el lunes siguiente a MTS, su jefe se acercó a él de
inmediato, antes incluso de que pudiera ir al vestuario.
—El
señor Stark quiere verte—le informó.
—¿A-a
mí?—preguntó confuso.
—Sí,
chico. Y ya puedes darte prisa, no le gusta esperar—le indicó con
la cabeza el ascensor del fondo que daba acceso al resto del edificio
y se marchó sin más explicaciones.
Se
ha enterado de lo de la tableta. Tony se lo ha dicho y ahora van a
despedirme. Oh, dios. ¿Dónde voy a encontrar ahora otro trabajo?
Ninguna de las otras empresas me respondieron,
pensó mientras avanzaba por los pasillos en la dirección en que le
indicaban las personas con las que se cruzaba. Tendría que
haber salido con Tony, aunque solo fuera una cena. Tal vez con eso se
habría conformado y si mis estúpidas hormonas de omega se
comportaran no habría habido ningún problema. Maldita sea, ¿qué
voy a hacer? ¿Me perdonarán si suplico? El señor Stark seguro que
es un alfa, no podrá resistirse a las lágrimas de un omega,
¿verdad?
—Pase—respondió
una voz al otro lado de la puerta cuando llamó al despacho del jefe
de la empresa.
Peter respiró hondo y abrió la puerta.
—Uh,
señor Stark, soy... ¿Tony?—preguntó, mirando extrañado al
hombre sentado tras el escritorio.
—Así
es, Tony Stark. Siéntate, Peter.
Joder.
Joderjoderjoder, esto era malo,
muy malo.
—Dios,
le he roto la tableta a mi jefe—soltó en un quejido, tan solo
deseando que la tierra lo tragara, lo más literalmente posible.
—Por
favor, olvídate de eso. Soy multimillonario, ¿crees que me voy a
arruinar por comprar una tableta nueva?
—¿E-entonces
por qué me ha llamado?—preguntó confuso.
—Tenemos
otro asunto del que hablar, ¿por qué no te sientas?
Era la segunda vez que se lo repetía y Peter se apresuró a obedecer
porque ese aún era su jefe (al menos de momento). El despacho era
enorme e imponente, ahora que se tomaba un segundo para observarlo.
Los grandes ventanales que cubrían dos paredes ofrecían una vista
espectacular de los rascacielos de alrededor y la decoración era
moderna y elegante, como sacada de una revista, con muebles negros,
mucho acero y cristal. Se sentó en una de las sillas frente al
impresionante escritorio y esperó con la cabeza gacha y las manos en
su regazo a que el alfa hablara.
—Tu
comportamiento me ha resultado algo sospechoso-
—¿Sospechoso?—preguntó
extrañado y agachó de inmediato la cabeza al darse cuenta de que
había interrumpido a su jefe.
—Sí,
me rechazaste dos veces.
—¿Y
eso es sospechoso?—intervino de nuevo, aunque el alfa no parecía
molesto, la comisura de sus labios estaba curvada hacia arriba como
si lo encontrara divertido.
—Normalmente
sí—respondió. Qué engreído,
pensó Peter, aunque no le faltaban motivos para serlo—. El caso es
que te he investigado y he descubierto tu pequeño gran secreto.
El corazón de Peter se detuvo, su aliento salió de sus pulmones
como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. No podía ser,
no podía haberlo descubierto, era imposible. Bueno, no, no lo era.
Peter no había hecho más que cambiar la información en su
currículum, si Tony había accedido (y seguro que tenía recursos
para ello) a cualquier base de datos oficial habría descubierto el
engaño.
Peter hizo lo único que su instinto omega le permitió en ese
momento. Dio la vuelta al escritorio y se arrodilló frente al alfa.
—Lo
siento, lo siento, por favor, no me despida. Mi tía está enferma,
si me ha investigado lo habrá visto. Estamos asfixiados por las
deudas con el hospital y ni siquiera podemos pagar su tratamiento.
Necesito este trabajo, necesito desesperadamente el dinero. Haré
cualquier cosa, haré lo que sea para ayudarla, no quiero perder a la
única persona que me queda. Por favor, por favor, señor Stark—había
lágrimas desbordándose de sus ojos y dudaba que fuera capaz
siquiera de entenderle con la forma tan rápida y agitada en que
estaba hablando.
—Omega,
escucha—le ordenó Tony con su
voz alfa, habiéndole llamado por su nombre varias veces sin éxito.
Peter reaccionó de inmediato a la orden del alfa y cuando Tony supo
que tenía toda su atención continuó—. Respira conmigo.
Inspira... aguanta... expira...
Le guió por los ejercicios de respiración varias veces hasta que
Peter fue capaz de salir del ataque de pánico. Las lágrimas seguían
cayendo por sus mejillas, pero ahora era capaz de respirar.
—Ven
aquí, omega—le ordenó con su voz normal, pero Peter obedeció
igualmente.
Se levantó del suelo y dejó que el alfa lo sentara en su regazo.
Peter se encogió con los brazos pegados al pecho y ocultó el rostro
en su cuello, inspirando profundamente el reconfortante olor del alfa
mientras Tony lo abrazaba con fuerza y ronroneaba profundo en su
pecho para calmarlo.
—L-lo
siento—murmuró, aún sin apartarse de él.
—Shh,
está bien, no estoy enfadado—besó su frente y acarició su
espalda con una mano—. Pero este es un trabajo peligroso para un
omega, Peter.
—¡Nadie
sabrá que soy omega!—Peter levantó la cabeza y le miró con ojos
ansiosos—. Nadie se ha dado cuenta hasta ahora, con el olor
artificial que utilizo solo soy un beta normal para los demás.
Necesitaba que lo entendiera, no podía afrontar que lo despidiera
ahora.
—¿Olor
artificial?—preguntó el alfa extrañado.
—Sí,
es como un desodorante—se levantó de su regazo y comenzó a
explicar con amplios movimientos de brazos—. Oculta mi olor de
omega y me hace oler como un beta. Nadie se dará cuenta de lo que
soy.
Tony le miró pensativo con algo de interés y Peter no podía
estarse quieto. Lo que decidiera ahora podía ser la sentencia
definitiva para su tía.
—¿Sabes
lo que podría ocurrirme a mí y a mi empresa si se descubriera que
empleo a un omega menor y sin permiso?—le preguntó, apretando los
labios pensativo.
—Por
favor, alfa—se arrodilló frente a él con las manos sobre sus
rodillas y expuso su cuello al alfa—, nadie lo descubrirá.
Necesito el dinero, no puedo perder a mi tía, por favor.
El alfa gruñó, probablemente afectado por el omega sometiéndose a
él.
—Está
bien, no voy a despedirte, levanta—lo agarró por los brazos y lo
levantó del suelo. Lo llevó hasta una de las sillas y se apoyó
contra la mesa. Suspiró y se pasó la mano por la cara—. Está
bien, puedes seguir trabajando, pero nadie puede descubrir que eres
un omega, ni siquiera sospecharlo.
—Lo
prometo, nadie se enterará—le aseguró con una gran sonrisa,
secándose las lágrimas con el dorso de la mano—. ¡Muchísimas
gracias!
—¿Cuándo
es tu próximo celo?—le preguntó entonces y la sonrisa de Peter
decayó al instante.
—En
dos semanas—respondió con un susurro.
—¿Y
qué piensas hacer? Necesitarás un justificante médico para pasar
cuatro días sin venir a trabajar.
Peter se mordió el labio, mirando las manos en su regazo. Sabía que
era verdad, había estado atrasando el momento de pensar en eso, pero
sabía que tendría que buscar una solución o enseguida se darían
cuenta de lo que pasaba.
Tony suspiró, cruzando los brazos frente al pecho.
—Si
pasas el celo con un alfa solamente serán dos días—sugirió.
Peter tardó un momento en asimilarlo. Pasar el celo con un alfa.
Tener sexo con un alfa.
—Pe-pero
yo no tengo un alfa, n-ni siquiera he estado jamás con
uno—respondió, restregando las manos sobre sus muslos nervioso.
—Es
normal que un omega de tu edad tenga compañeros para pasar el
celo—le dijo con voz suave.
—No
hay ningún alfa en quien confíe, mi único amigo es beta.
Tony frunció el ceño, presionando los labios en una fina línea.
Peter quería encogerse, hacerse más y más pequeño hasta
desaparecer para dejar de decepcionar al alfa.
—Si
te parece bien, yo podría acompañarte durante el celo—le propuso
finalmente.
Peter le miró boquiabierto, no podía creer que hubiera oído bien.
—Us-usted...
¿haría eso por mí?—ni siquiera se planteaba si aceptar o no, la
idea de que fuera una posibilidad era irreal.
—No
es la primera vez que paso el celo con un omega, sé cómo cuidarlos
y cómo darles lo que necesitan—su voz sonó algo más grave de lo
habitual y Peter se estremeció. Presionó las piernas juntas por un
momento, esperando que el alfa no se percatara de ello.
—¿Puedo...
um... puedo pensarlo?—preguntó porque en ese momento no iba a ser
capaz de decidir, no con el alfa allí delante.
—Por
supuesto. Y recuerda que tendrás que tomar la pastilla para
controlar que el celo llegue el fin de semana.
—S-sí,
cinco días antes, lo sé—siempre la tomaba para perder tan solo
dos días de clase en lugar de cuatro.
—De
acuerdo. Vuelve al trabajo entonces.
Peter suspiró con alivio y con algo de remordimiento. Se alegraba de
poder terminar con esa conversación, pero no estaba tan contento de
alejarse del alfa, no podía evitar sentirse más seguro con él.
Tony levantó los brazos en triunfo cuando la puerta del despacho se
cerró. Esto no era lo que se había esperado que sucediera cuando
había descubierto que el lindo chico era un omega, ¿pero pasar el
celo con un omega? No podía quejarse. Era cierto que se enfrentaba a
serias sanciones si se descubría que tenía empleado a un omega sin
permiso de su tutor, sin contar que además era menor de edad y sin
emparejar, pero Peter había conseguido ocultarlo sin problemas hasta
ahora y parecía realmente necesitar el dinero por lo que se sentía
mal despidiéndolo.
Y ahora iba a pasar el celo con ese adorable chico, quien no había
estado jamás con un alfa, quizá con nadie. Llevó una mano a su
entrepierna y presionó la media erección con la palma de su mano.
Había fantaseado con el chico antes de saber que era omega –y
debería haberse dado cuenta antes, no podía ser otra cosa–, pero
ahora sus fantasías se volvían más sucias y calientes. Ahora solo
tenía que esperar a que aceptara y estaba seguro de que lo haría
dado lo desesperado que estaba por conservar su trabajo.
Tuvo que esperar al lunes siguiente para una respuesta, pero no
estaba preocupado, en serio –vale, quizá un poco–. Peter entró
en su despacho y se sentó en una de las sillas frente a él.
Retorcía las manos en su regazo, nervioso. Mantenía la cabeza gacha
y era una sorpresa que pudiera hacerle creer a la gente que era beta
con lo sumiso que era su comportamiento. El olor a beta que lo
envolvía era confuso, su olfato le decía algo contrario a lo que
sabía y eso no le sentaba bien a su lado alfa, pero pronto
conseguiría deshacerse de ese olor artificial.
—¿Cómo
te está yendo, Peter?—le preguntó educadamente, queriendo que se
relajara un poco.
—Bien,
gracias—respondió de modo casi automático—. Señor Stark, um...
S-si la oferta del otro día sigue en pie, me gustaría aceptarla.
Tony tuvo que contener una sonrisa satisfecha.
—Por
supuesto, estoy encantado de poder ayudarte. ¿Has comenzado con la
pastilla para el celo?—preguntó, olfateando discretamente el aire
en un intento de captar alguna traza de omega.
—Sí,
esta mañana—sus mejillas se ruborizaron de forma adorable.
—Deberías
tomar también algún anticonceptivo.
Peter frunció el ceño y se mordió el labio, esos rosados y
deliciosos labios.
—Para
eso tendría que ir al médico y tener autorización de mi tía.
—Bueno,
puedo usar condones—Tony suspiró, siempre prefería evitar los
condones cuando tenía sexo durante un celo, no eran más que una
molestia—. ¿Tienes alguna excusa que ponerle a tu tía para pasar
el fin de semana fuera?
—S-sí,
normalmente paso el celo en la clínica de omegas, no sospechará.
—Sabes
que en esas clínicas también pueden proporcionarte un alfa, ¿no?—¿Y
por qué le decía eso? Lo último que quera era que cambiara de
opinión ahora.
—No
quiero un alfa desconocido ni que me traten como a un enfermo—negó
con la cabeza con expresión de desagrado.
—De
acuerdo. El viernes pasará un coche a recogerte después de
trabajar, llévate una mochila con un cambio de ropa y lo que creas
que puedas necesitar.
Peter asintió y le miró por un momento bajo sus largas pestañas
como si quisiera decir algo, pero finalmente apretó los labios y se
levantó.
—Ha-hasta
el viernes, señor Stark.
Tony lo vio marcharse y comenzó a preparar todo lo necesario para el
fin de semana, empezando por cancelar un par de compromisos.
Genial
ResponderEliminarMe encanta, deseo con ansias el lunes próximo. *.*
ResponderEliminarMuchas gracias
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