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En una lejana luna [cap2]


Título: En una lejana luna
Fandom: Teen Wolf/Marvel         Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski, Loki & Stiles
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, violencia, bestiality
Capítulos: 4 (2 de 4)
Resumen: Cuando Stiles descubre que Loki es su padre, no acude a él de inmediato, primero investiga porque así es como trabaja. No ha sobrevivido tanto tiempo precipitándose. No sabe cómo reaccionará Loki a su presencia (tampoco los Vengadores, pero ellos no son importantes), aun así, con su madre muerta él es la única familia que le queda y, más importante aún, es alguien de quien puede aprender, sobre el mundo y sobre sí mismo. Con esta búsqueda de conocimiento conseguirá más de lo que esperaba.

Capítulo 2



Loki había sido sincero cuando había dicho que quería ejercer como padre y Stiles no se había dado cuenta hasta entonces de cuánto lo deseaba él también. Ninguno de los dos quería quedarse en Midgard, no había nada allí que les interesara (conquistarlo tendría que esperar por ahora), y regresar a Asgard tampoco era una opción ahora. Viajaron de un planeta a otro, más allá de los Nueve Reinos, conociendo y estudiando mundos que ninguno de ellos conocía y, sobre todo, conociéndose entre ellos. Era habitual que pasaran horas charlando, en las que Loki le contaba las aventuras que había vivido con su madre durante su breve romance, porque ambos compartían el amor por el conocimiento y por las travesuras que Stiles había heredado; y en las que Stiles le contaba cómo había sido su vida en la Tierra, donde tampoco había sido bueno precisamente, aunque se había asegurado de no llamar la atención de gente indeseada.
En algunos de esos mundos no eran muy bienvenidos, Loki no tenía precisamente una buena reputación allá donde lo conocían, pero en otros, como en el que se encontraban ahora, Licandor, eran bien recibidos ya que llegaban con buenas intenciones (la mayoría de las veces). Su principal objetivo era investigar aquellos mundos, hacerse con todos los conocimientos posibles, así que se aproximaban cordialmente a quienes guardaran estos conocimientos para que les hicieran partícipes de ellos (y si eso no funcionaba, entonces ya recurrían a otros métodos).
Licandor era un mundo pequeño habitado por dos especies dominantes, una acuática en la mitad cubierta por el mar y otra terrestre, los licos, que dominaba por bosques y montañas y reinaba sobre el planeta; y un pequeño grupo que era una mezcla de diferentes especies y que eran acogidos por el reino como unos eruditos y tenían su propia biblioteca (lo que había llamado la atención de padre e hijo).
Fueron recibidos por la reina de Licandor, una enorme loba de pelaje negro llamada Talia. No era exactamente una loba, pero su apariencia se asimilaba lo suficiente como para llamarla así igual que Stiles se parecía a un zorro aun sin serlo. Era algo más grande que Stiles en su forma kitsune, aunque su pelaje no era tan brillante ni esponjoso. Sus ojos eran de un brillante rojo y su presencia era intimidante, ambos podían sentir su poder (además de ver sus grandes y afilados colmillos). Stiles no tenía miedo, sabía que, de ser necesario, aunque no pudiera vencerla en una lucha cuerpo a cuerpo, siempre podría recurrir a su magia.
—Sois bienvenidos a permanecer en nuestro reino el tiempo que deseéis. Sin embargo, el acceso a la biblioteca solo os lo podrán conceder sus responsables—les dijo directamente a sus mentes porque con aquellos cuerpos no podían hablar, pero sí podían comunicarse mentalmente incluso con otras especies.
—Se lo agradecemos mucho, reina Talia—respondió Loki educadamente, aunque habían esperado que ella también les concediera la entrada a la biblioteca.
—Mi hermano Peter os acompañará a una casa en la que podréis vivir.
Eso sí era un alivio. Los licos vivían en grandes cuevas con túneles y cavidades que recorrían el interior de las montañas. Habían temido que tendrían que vivir también en una de ellas.
Un lobo que había permanecido sentado a la derecha de la reina se incorporó. Su pelaje era de un castaño oscuro por el lomo, aclarándose hasta un tono crema por su vientre y hocico. Sus ojos, a diferencia de los de su hermana, eran de un azul eléctrico y los miraban con aún más precaución que la reina. Era el único asistente a la reunión y Talia lo había presentado como su Mano Derecha.
—Acompañadme—les dijo y salió de la cueva sin esperar a ver si lo seguían.
Stiles sabía que con ese gesto, dándoles la espalda, les estaba mostrando que no les temía. Era algo de lo que quizá Loki no se percatara, pero Stiles sí podía comprenderlo, apelaba al instinto de su lado kitsune.
Peter los guió hasta una cabaña de madera en medio del bosque. No era muy grande, pero tenía dos plantas y una chimenea. Cuando comenzaron su viaje, Stiles había esperado que Loki fuera muy tiquismiquis respecto al alojamiento, pero con su magia realmente no necesitaba mucho y se habían alojado en sitios peores.
—Tened cuidado en el bosque, no nos hacemos responsables de vuestra seguridad—les dijo el licos y los dejó frente a la casa. Había sonado casi como una amenaza, pero no había tenido ningún efecto en ellos.
La puerta de entrada era lo bastante grande para que un lobo entrara, aunque dentro no podría moverse más que hasta el salón. Allí había un sofá y un sillón adaptados al tamaño de un humano con una mesa frente a ellos. En la cocina estaba la chimenea, con utensilios de estilo antiguo y una gran mesa para comer que probablemente utilizarían como mesa de estudio. En el piso de arriba había tres habitaciones pequeñas, todas con solo una cama, una mesilla y un armario, además de un cuarto de baño muy sencillo.
Prepararon la cena con las pocas cosas que encontraron en la cocina y pasaron lo que quedaba de día discutiendo cómo iban a aproximarse a los eruditos de la biblioteca para que les dejaran acceder a sus archivos. Esas personas probablemente habían oído hablar de Loki así que podría no ser fácil.
Y no lo fue.
Fueron rechazados en la misma puerta por una criatura humanoide de piel verde (no estaban seguros de si era un hombre o una mujer o incluso si tenía género binario) y no les dieron oportunidad de réplica –al menos no de forma pacífica y aún no querían recurrir a eso–.
—Cálmate, solo tenemos que tener un poco de paciencia, lo conseguiremos—le dijo Loki cuando Stiles estaba prácticamente echando humo de camino de vuelta a la cabaña.
—No puedo esperar, ¿no has sentido toda la magia que hay ahí dentro? Tengo que poner mis manos en esos libros.
—Eres demasiado joven, necesitas aprender paciencia. Algunas veces esperar es el único método de conseguir lo que quieres. ¿Por qué no vas a cazarnos algo para comer? Así consumirás toda esa energía que te sobra.
Stiles gruñó, pero un segundo después ya estaba transformado en kitsune. Echó a correr entre los árboles de largos troncos y densas copas, convirtiéndose en una sombra más del bosque. Era algo que solía hacer habitualmente, que necesitaba hacer. Tenía que liberarse, dejar suelto al kitsune y ceder a sus instintos. Corría por el bosque casi cortando el aire, con el suelo de tierra húmedo y las almohadillas de sus patas amortiguando cualquier posible sonido de sus pisadas, con sus colas agitándose tras él y sus orejas moviéndose en todas direcciones en busca de algún sonido delatador. Los árboles se volvían manchas borrosas y el olor a bosque –a animales, a flores, a hojas secas, a excrementos, a humedad– le hacía recordar las noches en las que había corrido junto a su madre por los oscuros bosques del este de Europa. Eran buenos recuerdos, los mejores que tenía de su madre, incluso si ahora iban empañados de tristeza y anhelo.
Había decidido cazar un ciervo (o algo que era lo bastante parecido) que se había cruzado en su camino cuando escuchó los pasos característicos de otro depredador. Al principio pensó que lo estaba siguiendo a él, hasta que se dio cuenta de que estaba acechando también al pseudociervo. No iba a ganar.
Aceleró. Y un poco más. Podía oler el estrés y el miedo de su presa. Podía oír el corazón acelerado pero firme de su rival, apenas una sombra en la periferia de su visión. No usó su magia porque quería ganar pero también quería sentir el estrés de la caza y la satisfacción posterior. Cuando el bosque dio paso a un claro fue el momento de atacar. Su rival pensó lo mismo.
Ambos se lanzaron al mismo tiempo sobre la presa, sus grandes cuerpos chocando entre sí y rodando por el suelo en un lío de extremidades y colas mientras el pseudociervo se escapaba. Hubo gruñidos amenazadores, zarpas rasgando carne y colmillos hundiéndose en la piel. Aliento caliente sobre el pelaje, garras sujetando las extremidades contra el suelo un momento antes de sufrir el mismo destino, jadeos, pulso acelerado y un cuerpo presionando contra el otro. Eso no terminó como había empezado.
Stiles reaccionó cuando se encontró restregándose contra su rival al igual que este lo hacía contra él. Por un momento se sintió aterrado al pensar que estaba haciendo algo así con un animal, hasta que se dio cuenta, bajo la luz de la estrella sobre la que giraba el planeta, de que se trataba de un licos. Uno al que conocía además.
¿Peter?
Ante la mención de su nombre el lobo se detuvo. Pareció reaccionar también al fin y se apartó de un salto. Stiles se incorporó y ambos se miraron, dejando un par de metros de distancia entre sí, tanto como permitía el claro.
¿Stiles?—preguntó Peter algo confuso—. Eres un kitsune.
No me digas, no me había dado cuenta—sus colmillos en una risa algo sangrienta brillaron en el claro. Seguramente ni se le había pasado por la cabeza que pudiera ser un kitsune, no era habitual encontrar a uno fuera de su planeta y él tampoco iba pregonándolo por ahí.
Peter lo observó con ojos aún más brillantes y un nuevo interés. Stiles no sabía qué esperar, si el lobo resumiría su ataque o si se marcharía. Esos ojos le hacían sentir algo inquieto. Entonces, Peter comenzó a retroceder, esta vez sin darle la espalda, hasta que se perdió entre los árboles. Stiles suspiró aliviado y se dejó caer al suelo despatarrado. Realmente no quería matar al hermano de la reina, eso sería demasiado problemático. Decidió volver a la cabaña y de camino cazó un animalillo peludo del doble de tamaño que un conejo común. Sería suficiente para Loki y para él, aunque no tan satisfactorio como el pseudociervo.
A la mañana siguiente, Stiles se levantó de la cama cuando sintió una presencia cerca de la casa. Cuando abrió la puerta, se encontró a uno de aquellos pseudociervos (estaba bastante seguro de que era el mismo al que había perseguido) muerto sobre el escalón de la entrada.
¿Qué es esto?—preguntó Loki tras él, ya vestido y arreglado, pero con los párpados aún pesados por el sueño.
Lo que intenté cazar ayer antes de que Peter me saboteara.
¿Crees que lo ha traído él? ¿Tal vez una amenaza?—se agachó frente al cadáver y lo examinó sin llegar a tocarlo.
Si fuera un kitsune, más bien diría que es el primer paso del cortejo: proveer. Pero no tengo ni idea de las costumbres de esta raza, bien podría ser una amenaza, como la cabeza de caballo en la cama.
¿La qué?
Nada. De todos modos, no vamos a desperdiciarlo, habrá que comérselo—dijo agarrando al animal por el cuello.
¿Eso no sería aceptar que siguiera cortejándote de ser esa su intención?—le preguntó arqueando una ceja curioso.
Stiles tan solo sonrió y metió al animal en casa. Loki observó el bosque que los rodeaba, seguro de que quien hubiera dejado el animal en su puerta aún seguía allí, esperando a ver su reacción, pero no pudo distinguir nada.
Llevó algo de tiempo despellejarlo y prepararlo para poder cocinarlo, pero Stiles disfrutaba el proceso y era habilidoso en ello.
¿Tienes intención de aceptar su cortejo en caso de que sea eso?—le preguntó Loki, quien lo observaba atentamente sentado en una silla con un té caliente entre sus manos.
Aún no lo sé. Desde luego porque me traiga uno de estos ciervos no. Soy muy capaz de conseguir mi propia comida, no necesito que nadie provea para mí a ese respecto. Si se le ocurre una forma mejor de proveerme comenzaré a planteármelo.
Pero has aceptado el ciervo.
Según las costumbres de los kitsune, si lo hubiera rechazado ya no podría seguir cortejándome. Estoy actuando un poco a ciegas, la verdad. Es difícil comprender estas cosas si no conoces la cultura y los significados tras cada acto. Si tuviéramos acceso a la biblioteca podría buscar información ahí.
Guíate por tu instinto, hasta ahora nunca te ha fallado.
Esperemos que no empiece ahora.
Colocó en la mesa los dos platos que había preparado con la carne y se sentó a comer frente a su padre. No iba a darle muchas vueltas al tema, su principal objetivo seguía siendo conseguir acceso a la biblioteca y devorar todos los conocimientos que albergaba.
Intentaron entrar de nuevo aquel día al ver que había otra persona diferente guardando la entrada, pero recibieron la misma respuesta. Ni siquiera fueron capaces de explicar los motivos de su visita, «no tienen permitido el acceso a la biblioteca», le interrumpió el guarda a Loki (y Loki detestaba que lo interrumpieran, pero se mantuvo sereno y educado para no empeorar la situación).
Creo que vamos a tener que recurrir a tácticas alternativas—comentó Loki mientras caminaban de regreso a la cabaña.
El problema es que sospecharán. Somos los únicos visitantes en este planeta y los únicos interesados en entrar a la biblioteca. Cualquier cosa que intentemos sabrán que somos nosotros.
¿Ahora no tienes prisa?—preguntó arqueando una ceja con una leve sonrisa.
No es- Claro que me gustaría conseguirlo cuanto antes, pero si metemos la pata perderemos por completo la oportunidad. No estamos en condiciones de comenzar una guerra contra este reino por una biblioteca—se negaba por completo a reconocer que quizás sentía algo de curiosidad por el siguiente paso de Peter y ya no le importaba tener que esperar un poco más.
Muy bien, seremos pacientes entonces—había una sonrisa en el rostro de Loki que le decía que había leído sus pensamientos a la perfección.
A la mañana siguiente, cuando sintió la misma presencia acercándose a la casa y abrió la puerta, no se encontró el cadáver de un animal sino una bolsa de piel con media docena de libros. Ni siquiera esperó a que Loki llegara, cogió la bolsa y cerró la puerta con el pie.
¿Qué te ha traído esta vez?—preguntó Loki bajando las escaleras.
¡Libros!—exclamó mientras los colocaba sobre la mesa.
Así que sí se trata de un cortejo.
Definitivamente. ¡Mira esto! Dos libros sobre la historia de este reino, otro sobre su cultura. ¡Un libro sobre kitsunes que no había leído!
Veo que Peter ha descubierto la forma de proveerte—comentó Loki con una risa.
Cogió uno de los libros sobre historia mientras Stiles se apoderaba del de cultura. Ambos se olvidaron del desayuno; no había nada que pudiera distraerles, mucho menos algo tan trivial, cuando se hacían con algún ejemplar nuevo. No lo dejaron hasta que habían leído los seis libros, ya muy entrada la madrugada. Por supuesto, esa no sería la única vez que los leerían, aún tenían que hacerlo con más detalle y tomando apuntes. No era sano pasar tantas horas sin apartarse de los libros, lo sabían, pero era algo que ninguno de los dos podía evitar.
Terminaron dormidos en el sofá cuando ya amanecía, Loki sentado en una esquina con las piernas sobre la mesa y Stiles tumbado con la cabeza en su regazo y las piernas colgando por el brazo del sofá. Despertaron pasado el mediodía y sus estómagos se quejaron por primera vez (o al menos era la primera vez que se percataban de ello).
Voy a cocinar algo—comentó Stiles mientras Loki comenzaba a preparar los cuadernos que utilizaban para tomar notas.
Stiles cocinó los desayunos de ambos al tiempo que preparaba una comida especial. Tenía que agradecer el regalo y ahora sabía, por los libros que había leído, que Peter estaba siguiendo la tradición de los kitsune. No es que Stiles estuviera precisamente muy apegado a la tradición de su especie, pero gracias a su madre era la que más conocía y se sentía más cómodo de ese modo. También era un punto a favor del lobo el detalle de estudiar la cultura de su especie.
¿Un regalo?—preguntó Loki al ver el pastel de carne.
Una forma de corresponder un regalo de cortejo. Cocinar un plato con la comida que se ha proveído—explicó sentándose frente a él para comer.
Pero eso no significa que lo aceptes, es solo una forma de animarle a continuar con el cortejo—continuó Loki, recordando uno de los libros que Peter les había llevado.
Exacto.
Así que estás interesado.
Puede—respondió encogiéndose de hombros—. Aunque estoy más interesado en los libros que me pueda conseguir y me pregunto si sería capaz de conseguirnos acceso a la biblioteca.
¿Estás dispuesto a manipularlo de ese modo?
No es manipulación... exactamente. Él quiere demostrar que puede proveer y yo solo quiero que lo haga de la forma más eficaz. Si se dedicara a traerme animales muertos lo mandaría a la porra. Si es capaz de proveerme con lo que realmente quiero, puede que acabe aceptando.
¿Y has pensado si sería una buena pareja más allá de lo que pueda conseguirte? Esto no es precisamente como la aventura que tuve con Kuraida, un cortejo tiene como fin una relación larga y estable, quizá permanente.
No le conozco mucho por ahora. El hecho de que investigara la cultura de los kitsunes es un buen signo, pero quién sabe. De todos modos, para eso está la siguiente parte del cortejo, las citas.
Y sí, sentía algo de curiosidad por cómo serían, si es que llegaban a eso. Tan solo había tenido citas con humanos, jamás con una criatura que se movía a cuatro patas y habitaba en el bosque. Sería refrescante poder relacionarse con alguien en su forma kitsune.
Tras comer, ambos se dedicaron a tomar notas de los libros con gran concentración. Ya por la noche, Stiles sintió aquella misma presencia acercándose a la cabaña y apartó por primera vez su atención de los libros. Fue rápidamente a abrir la puerta antes de que pudiera marcharse, cogiendo de camino la tarta que había preparado, y se quedó boquiabierto cuando en lugar de encontrarse a un lobo, se encontró a un hombre con un cuerpo humano. Era tan alto como él, pero con músculos mucho más pronunciados y torso más ancho. Tenía el cabello oscuro peinado hacia atrás y una fina perilla adornando su rostro. Vestía una túnica marrón hasta el suelo como la que llevaban los habitantes de la biblioteca, que dejaba su grueso cuello y parte del vello oscuro de la zona superior de su torso al descubierto. La forma en que esos ojos azul eléctrico le miraban era inconfundible. Stiles estaba seguro de que se trataba de Peter.
Me agradaron los libros—le dijo, ofreciéndole la tarta.
Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Peter y Stiles pudo ver al lobo en ella.
Espero que estos también sean de tu agrado—respondió, entregándole otra bolsa al tiempo que cogía la tarta.
Sus dedos se rozaron muy brevemente, lo suficiente para que Stiles sintiera su vello erizarse como si le hubiera recorrido una corriente eléctrica.
No sabía que podíais transformaros, los libros no hablan de eso—intentó sonar indiferente, pero estaba bastante seguro de que no lo había conseguido.
Peter sonrió, esta vez mostrando un poco sus dientes, más afilados que los de un humano.
Puede que algún día te cuente mis secretos—le respondió y se dio media vuelta, adentrándose en el bosque.
Stiles cerró la puerta maldiciendo entre dientes. Ese tipo sabía cómo despertar su curiosidad.
Los siguientes días pasaron del mismo modo, su necesidad de entrar a la biblioteca aplacada por los libros que Peter les llevaba de forma constante. Sabían que no eran lo mejor de la biblioteca, pero sí suficiente por ahora, no tenían prisa. Stiles trataba de corresponder con algún plato cocinado, pero en algunas ocasiones se sumergía tanto en los libros y en sus notas que se olvidaba por completo. A Peter no parecía importarle, eso significaba que su regalo había sido muy bien recibido. A raíz de eso, Peter comenzó a llevarles comida además de los libros para que el kitsune no tuviera que ir a cazar. Stiles comenzaba a plantearse en serio aceptar su cortejo.

2 comentarios:

  1. de verdad me gusta mucho esta historia ..!!!!♥♥♥♥♥♥♥

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  2. Ay, no capté bien, Peter lo comenzó a cortejar cuando se dió cuenta de que era un kitsune??? Pero si no era así, nunca lo haría???

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