Título: Lobo de peluche
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale/Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, xenofilia
Capítulos: 1
Resumen: Stiles busca un lobo de peluche en internet, pero es otra cosa más interesante la que encuentra.
* * * * *
Stiles
quería un lobo de peluche. ¿Por qué no? Era gracioso, estaría
rodeado por hombres lobo y tendría un lobo de peluche. Nadie tenía
por qué saber que lo quería para imaginar que era Peter. El
licántropo no le permitía acercarse a él cuando estaba en su forma
de lobo. No le importaba correr con los demás, incluso intercambiaba
algún gesto casi familiar con Derek, pero nunca se acercaba a Stiles
en esa forma. Apenas había conseguido verlo de lejos siquiera y no
entendía por qué cuando Stiles era la persona más cercana a él el
resto del tiempo. La manada apenas lo aceptaba, incluso Derek siempre
estaba vigilante cerca de él, pero Stiles pasaba horas a su lado
investigando la nueva criatura de la semana, incluso se preparaban
cafés el uno al otro y se ofrecían aperitivos. Tal vez Peter no
confiaba en él tanto como creía (que no era mucho porque Peter no
confiaba mucho en nadie, pero al menos creía que era algo) o tal vez
a su lobo no le gustaba.
De
todos modos, Stiles se puso a buscar por Internet un lobo de peluche
y esas fueron las palabras exactas que puso en el buscador. El hecho
de que lo que apareciera entre los muñecos de peluche fueran unos
dildos con forma de pene de lobo no fue culpa suya, en absoluto.
Tampoco puedes culparle de sentir curiosidad y echar un vistazo:
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—¡Oh.
Dios. Mío!—estuvo a punto de caerse de la silla, pero no podía
despegar la mirada de la pantalla.
Esa
cosa era ¡enorme! ¿Cómo podía...? Eso no podía... ¡Oh, dios
mío! Vale, tenía que
tranquilizarse. Cerró los ojos y respiró hondo. La imagen de Peter
como lobo sobre él con su pene erecto rozando contra su raja le hizo
gemir y presionar las manos contra su entrepierna.
—No
te pongas duro. No te pongas duro. No te pongas duro—demasiado
tarde. Dejó caer la cabeza golpeándose la frente contra la mesa—.
Odio mi vida.
Tardó tres horas en decidir comprar uno y otra media hora en escoger
el color.
El
juguetito llegó dos semanas más tarde, un par de días después que
el lobo de peluche más grande que había conseguido encontrar con
los colores de Peter (marrón oscuro por el lomo, marrón anaranjado
en los bordes y blanco por el vientre). Era un lobo tumbado de casi
un metro de largo y no era nada comparado al real, pero fue lo mejor
que pudo conseguir. Había dormido con él cada noche y estaba
planeando robarle a Peter una camiseta para que pudiera tener su
olor. (En algún momento debería pensar en lo siniestro que era todo
esto, parecía un acosador, pero ahora mismo tenía algo más
importante de lo que ocuparse).
No
abrió el paquete (blanco y sin ninguna seña identificativa como
había indicado el vendedor) hasta que supo que estaría solo en casa
durante varias horas (su padre estaba trabajando y la manada estaba
reunida en una tarde de cine para la que él había puesto una excusa
de no encontrarse bien y dejado claro que nadie le molestara).
Dentro, en su propia caja, estaba el dildo con forma de pene de lobo.
Dios, aún no podía creer
que hubiera comprado eso, ni siquiera tenía uno normal, hasta ahora
tan solo había usado sus dedos. Lo giró en sus manos, lo examinó
minuciosamente familiarizándose con su textura, su flexibilidad, su
forma. Incluso tenía un nudo en la base (en cuanto lo había visto
en las imágenes había investigado qué era y, bueno, esa erección
no había sido fácil de bajar) y se preguntaba si Peter en su forma
humana también lo tendría o solo en forma animal. No creía que
fuera capaz de meter eso dentro de todos modos, pero ahí estaba, por
si acaso.
Lo envolvió con su mano y la movió arriba y abajo como si lo
estuviera masturbando y pensó en Peter mientras lo hacía. En Peter
lobo sentado delante de él con su enorme cuerpo y esos brillantes
ojos azules fijos en él. Ya estaba tan duro que no creía tardar
mucho en correrse y eso que ni se había tocado. Necesitaba aliviar
esa excitación o no conseguiría disfrutarlo como quería. Colocó
el dildo en la mesilla, pegado con la ventosa que tenía en la base,
y siguió masturbándolo al mismo ritmo que se masturbaba a sí
mismo, vertiendo un chorro de lubricante en ambas manos. Apenas duró
un par de minutos antes de correrse con la imagen de Peter
corriéndose en su mano.
—Soy
ridículo—murmuró para sí.
Bajó a la cocina y limpió el dildo como indicaban las
instrucciones. Se dio una ducha para relajarse, intentando deshacerse
de los nervios y del exceso de excitación, y se lavó a conciencia.
Cuando regresó a la habitación tan solo llevaba la toalla a la
cintura. Cerró la puerta y se tumbó en la cama con el dildo y el
lubricante a un lado y el lobo de peluche al otro. No quería
ensuciarlo, pero le ayudaba a imaginarse a Peter. Sabía que el lobo
nunca se interesaría en él de ese modo, le doblaba la edad y podía
encontrar a gente mucho más interesante que él, era un amor igual
de imposible que con Lydia (no que estuviera enamorado, solo
sexualmente interesado, de verdad –y como para no estarlo–).
Sacudió la cabeza apartando esos pensamientos y se puso manos a la
obra.
Le llevó varios días acostumbrarse al tamaño, metiendo cada vez un
poco más, y las fantasías que tenía eran cada vez más intensas y
sucias. Aprovechaba cada oportunidad que tenía para utilizarlo, casi
siempre con la cabeza hundida en el lobo de peluche (al que había
logrado envolver en una camiseta de Peter). Su posición favorita era
pegar el dildo en el frente de su mesilla y empalarse en él a cuatro
patas, imaginando ser la perra de Peter. Ese día iba a conseguirlo,
se había lubricado y dilatado lo suficiente para introducir por
primera vez el nudo y tenía toda la noche libre para intentarlo.
—Ngh...
Dios, tan... ¡Uhn!
Presionó
un poco más hacia atrás y al fin lo consiguió. Era tan grande, se
sentía más grande de lo que era y estaba tan
lleno. No podía moverse, no podía seguir embistiendo, solo podía
sentir la presión en su interior, su próstata siendo presionada
constantemente. Ya se había corrido una vez y estaba a punto de
correrse otra.
—Peter...
Peter... Joder...—jadeaba entre gemidos, totalmente ajeno a lo que
le rodeaba.
—Oh,
cariño, podrías habérmelo dicho antes.
Apenas registró aquella voz, parecía una más de las que sonaban en
sus fantasías. Gimió y contoneó las caderas, aferrándose al lobo
de peluche.
—Incluso
puedes meter el nudo, impresionante.
Supo que la voz era real cuando sintió una mano acariciar sus
cabellos. Levantó la cabeza y se quedó helado. Peter estaba allí,
el real, viéndole masturbarse con un dildo con forma de pene de
lobo. Entró en pánico. Intentó apartarse desesperado, necesitaba
salir de allí y esconderse en el rincón más oculto del planeta.
—Hey,
hey, vas a hacerte daño—Peter le impidió moverse sujetándolo por
ambos hombros. Pudo sentir cómo absorbía algo del dolor cuando el
nudo tiró de su entrada y eso también ayudó a relajarlo—.
Tranquilo, te ves maravilloso así.
—Pe-
¿Peter?—le miró confuso, su rostro ruborizado hasta más allá de
su cuello mientras que Peter le sonreía con calma.
—Si
llego a saber que querías esto habría dado vía libre a mi lobo.
—¿Qué?
T-tu... A tu lobo no le gusto—preguntó confuso, olvidando por un
momento la situación en la que se encontraba.
—Oh,
claro que le gustas, le vuelves loco. Por eso tengo que mantenerme
alejado de ti cuando estoy transformado, es difícil mantenerlo
controlado en esos momentos cerca de ti—le explicó, apartando sus
cabellos empapados en sudor de su frente y acariciando su mejilla.
—¿Y
tú...? ¿A ti te gusto?—preguntó con demasiada esperanza en su
voz.
—Mi
lobo y yo somos uno, solo que yo tengo más control y puedo evitar
saltar sobre ti cada vez que te veo. Ahora, ¿por qué no sustituimos
ese juguetito por algo mejor?—sugirió con una pecaminosa sonrisa.
—Sí,
sí, por favor—suplicó sin dudarlo, aferrándose al jersey de
Peter.
Peter le ayudó a sacar el dildo de su interior, su fuerte pero
delicada mano envolvió su miembro por la base para evitar que se
corriera mientras lo hacía. Stiles no podía creer que Peter
realmente lo estuviera tocando así, que fuera a... mejor no pensar
en ello o se correría a pesar de todo.
—Eso
es, buen chico—le alabó, acariciando sus cabellos.
Stiles apenas podía moverse, pero Peter lo levantó y lo tumbó
sobre la cama, boca abajo.
—Ya
estás tan preparado para mí. Estoy seguro de que podré deslizarme
hasta el fondo de una sola embestida—le decía mientras observaba
maravillado su brillante y enrojecido agujero. Acariciaba con
suavidad su borde con la punta de los dedos, estaba abierto y
boqueando, necesitando algo dentro—. Ahora solo tengo que hacerte
una pregunta. ¿Me quieres en mi forma humana o como lobo?
Ni siquiera tuvo que pensarlo.
—Lobo,
lobo, quiero al lobo, por favor—suplicó arrodillándose y
levantando su trasero.
Escuchó la risa de Peter antes de que esta se transformara en un
gruñido animal y en un momento tuvo al lobo detrás de él. Necesitó
agarrarse la erección él mismo para evitar correrse cuando lo vio.
Tan grande y robusto, sus ojos azules brillando intensos y su lengua
babeando sobre su espalda. Había un gruñido constante, no
amenazador, más bien de excitación, y restregaba su vientre contra
la caliente espalda de Stiles. Cuando sintió la polla del lobo rozar
su raja soltó un intenso gemido.
—Dios,
por favor, Peter, Peter, lo necesito, por favor—suplicó casi
sollozando.
El lobo no le hizo esperar. Se colocó sobre Stiles, presionando sus
hombros contra el colchón con las patas delanteras, y tan pronto
como consiguió que la punta de su verga diera con su objetivo,
embistió con fuerza. Stiles estaba dilatado, tan abierto, y ese poco
de dolor fue glorioso. El chico ni siquiera gimió, tan solo boqueó
sin aire. Su cuerpo temblaba y comenzó a sollozar de alivio. Al fin
había conseguido lo que tanto llevaba deseando. Peter comenzó a
embestir sin contenerse, sus gruñidos más intensos y sus garras
clavándose ligeramente en los hombros del chico. Stiles estaba sin
palabras, no podía más que gemir, jadear y entregarse al lobo.
Probablemente se corrió, pero apenas se percató de ello con el
intenso placer que Peter le proporcionaba. Sabía que iba a ser
bueno, pero jamás había imaginado que tanto, no tenía ni
comparación con ese ridículo dildo.
Su espalda se arqueó y sus rodillas dejaron de sostenerlo cuando el
nudo se hinchó dentro de él. Es posible que perdiera la consciencia
porque de repente Peter humano estaba sobre él y aún dentro de él,
anudado. Lo movió consigo hasta tumbarse de lado en la cama, con
cuidado de no forzar fuera el nudo.
—¿Ha
sido como lo imaginabas?—le preguntó, susurrándole al oído y
mordiéndolo de paso.
—Mmh...—gimió
adormecido y exhausto.
—Vaya,
así que esto es lo que se necesitaba para dejarte sin palabras, es
bueno saberlo.
*O* WOOOOOOOOW..!!!
ResponderEliminarNo voy a decir que esto es caliente pero es prácticamente lo que estoy diciendo
ResponderEliminarSuper erótico caliente jajaja me encanto 😍está pareja es una bomba junta 👏
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