Título: Wolves' Target
Fandom: Mentes Criminales Pareja: Aaron Hotchner x Spencer Reid
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon
Capítulos: 4 (4 de 4)
Resumen: Spencer está emocionado por entrar a trabajar en la Unidad de Análisis de Conducta; también un poco nervioso porque es la primera vez que va a trabajar bajo las órdenes de un licántropo, el agente Aaron Hotchner, del cual no se dice nada bueno. Las cosas irán aún peor de lo que esperaba.
Nota: El único capítulo al que se hace referencia es el 5x21, «Exit Wounds», pero está modificado casi del todo. He alterado totalmente la línea temporal, sobre todo en lo referente a Spencer, y Hotch no se ha casado nunca y no tiene hijos (sorry, Jack), pero todo lo demás se explica en el primer capítulo.
Capítulo 4
Spencer recibió un mensaje (¡Un
maldito mensaje!) pasadas las nueve de la noche.
«He hablado con Strauss. Va a
trasladarte de Unidad. No hace falta que vuelvas a la oficina, mañana
tendrá tus cosas en su despacho. AH».
Un mensaje era la forma de Hotch de
protegerle, de que no tuviera que ver ni hablar con la persona que le
había agredido. ¡Es idiota! No había otra palabra para
definirlo. Bien, pues no iba a seguirle el juego. Se puso ropa
limpia, habiéndose dado ya una ducha, y cogió su coche, que tan
pocas veces sacaba del garaje, para ir a casa de su jefe. En pocos
minutos estaba llamando a la puerta de su apartamento.
Hotch no necesitó preguntar quién
era, en cuanto se acercó a la puerta pudo olerlo. Apoyó las manos
sobre la puerta como si la necesitara para sostenerlo y presionó la
cabeza contra ella en un intento de controlar el deseo que se
apoderaba de él con ese olor. Respiró hondo, manteniendo a raya la
necesidad de lanzarse sobre el Ome- Reid.
—¿Qué haces aquí?—preguntó en
una voz que no sonaba como la suya habitual, más profunda y llena de
deseo.
—Vengo a traerle dulces a mi
abuelita—respondió, en un intento de que bajara la guardia.
—Reid, debes irte, no puedo...
—Deja de restregarte contra la puerta
y abre—si se pensaba que era tan inocente como para no saber lo que
le estaba pasando, se equivocaba mucho.
—Ngh... Reid...
—Hotch, soy un mago así que sé cómo
abrir una cerradura. O abres tú o abro yo, pero voy a entrar sí o
sí.
Tras más de un minuto en el que
Spencer pensó que al final le tocaría forzar la cerradura, Hotch
finalmente abrió la puerta, pero solo la dejó una rendija. Spencer
la empujó del todo y atravesó el pequeño pasillo hasta el salón.
Se encontró a Hotch en el lado opuesto, lo más alejado que podía
estar. Eso no va a servirle de nada, pensó, dejando que
tuviera su espacio si quería.
—Me parece que no me sé explicar
bien o tal vez estoy hablando en otro idioma sin darme cuenta, cosa
que podría hacer. El caso es que nadie parece entender que no eres
un terrible violador y yo no soy tu víctima. Lo más sorprendente es
que ni siquiera tú mismo lo entiendes. Aaron—le interrumpió antes
de que hablara, utilizando deliberadamente su nombre—, cuando dije
que sería una terrible experiencia en un lugar así, quería
enfatizar el «en un lugar así». No es precisamente mi fantasía
tener mi primera vez en un bosque de pesadilla congelándome el
culo—vio la fugaz expresión de sorpresa que apareció en el rostro
de Hotch al oírle hablar así y entonces la comprensión de lo que
acababa de decir, al menos en parte.
—Eres... eres...
—Sí, Aaron, soy un Omega virgen.
Estoy seguro de que eso suena bien para ti—sonrió al verle
llevarse la mano inconscientemente al pantalón para recolocarse—.
Voy a asumir que la lentitud con la que estás entendiendo esto se
debe a que mi olor te deja pensar más bien poco y no a que te
desagrade la idea. Aaron, no estoy en contra de hacerlo contigo en
otro lugar, preferiblemente una cama.
Y mientras decía estas palabras,
inclinó la cabeza a un lado, exponiendo su cuello en un gesto
sumiso. El profundo gruñido que escuchó le hizo estremecerse y
reajustarse él también en sus pantalones, lo que hizo de un modo
bastante exhibicionista para que Hotch tuviera claro el efecto que
estaba provocando en él.
Antes de darse cuenta de lo que
sucedía, sintió su espalda golpear contra la pared y el cuerpo de
Aaron presionando contra el suyo. Lo primero que pensó fue que no
había sentido ningún golpe en la cabeza y se dio cuenta de que
Hotch tenía la mano en su nuca para evitarlo. Tan atento incluso
en un momento así, y eso fue lo último que pensó antes de
perder el hilo de todo cuando Aaron le besó. No era un beso dulce y
suave como una vez imaginó que besaría Hotch, sino intenso,
descuidado y... animal. Invadió su boca a la primera oportunidad y a
partir de ahí fue todo lengua y dientes. Sentía como si estuviera
follando su boca, tan intenso que no tenía siquiera oportunidad de
luchar por dominar, le estaba sometiendo por completo. Los gemidos se
ahogaban entre sus bocas de forma casi constante, su cuerpo temblaba
y sus piernas fallaban, pero Aaron lo tenía bien sujeto, con una
mano agarrando con fuerza sus cabellos y moviendo su cabeza en el
ángulo que quería y la otra firme en su trasero, presionando sus
entrepiernas imposiblemente juntas.
—No seré—succionó su labio
inferior—capaz de—lo mordió sin llegar a hacerle
daño—detenerme—otro beso intenso que le hizo gemir y sentir que
sus labios ardían—esta vez.
—Cama—era demasiado trabajoso poner
a funcionar su cerebro en ese momento, solo esperaba que eso fuera
suficiente para hacerle callar.
Pareció funcionar. Aaron le soltó y
Spencer fue a quejarse por la repentina pérdida, pero entonces se
encontró sobre su hombro al estilo bombero, yendo en dirección al
dormitorio. Abrió la puerta de la habitación tan fuerte que rebotó
contra la pared. Lo tiró en la cama sin ninguna delicadeza y se
arrodilló sobre él. Hundió el rostro en su cuello e inhaló
profundamente. Su pecho vibró con un gruñido de placer que Spencer
sintió más que oyó. El delicioso Omega en su cama... el lobo en su
interior salivaba con anticipación. Era su premio, el que no había
podido reclamar en el bosque. Era suyo.
—Aaron...—el Omega le llamó, y
esta vez su voz estaba llena de necesidad y deseo, no de miedo y
angustia.
Le abrió la camisa de un tirón,
rasgando la tela -otra camisa a la basura- y se la quitó
junto con la chaqueta, dejando su torso desnudo. Sus dedos
acariciaron los arañazos en su cuello y su pecho, aún de un intenso
rojo, deteniéndose un momento para contemplar las marcas, sus
marcas. Y Spencer estaba deseando que le hiciera aún más.
—Tan hermoso...—su voz sonó casi
reverencial. Esos labios rojos e hinchados por sus besos le daban un
aspecto totalmente pervertido a la expresión normalmente inocente
del joven. Qué bien se verían alrededor de su nudo.
Quizás se lo decía por su olor Omega,
quizás sin él, siendo normal, no le vería del mismo modo, pero a
Spencer no le importaba; después de todo, el olor Omega era parte de
él como lo eran su pelo o sus ojos. Y bajo esa intensa mirada se
sintió deseado por primera vez en su vida (más allá del frenesí
de la persecución de la noche anterior). Era deseado tanto por el
hombre como por la bestia y eso se sentía... bien. No podías
pedirle más a su cerebro en ese momento.
Se sobresaltó cuando Aaron le quitó
los pantalones con la misma brusquedad que le había abierto la
camisa, sin prestarle la más mínima atención al botón o a la
cremallera, incluso pudo escuchar tela rasgándose.
—Realmente apreciaría que dejaras de
convertir mi ropa en trapos de cocina—le dijo mientras le quitaba
hasta la última prenda de ropa, quedando completamente desnudo sobre
la cama. Debería haberse sentido avergonzado por estar tan expuesto
ante su jefe, mostrando tan evidentemente su excitación con su
erección goteando sobre su vientre, pero solo podía pensar en una
cosa—: Estás excesivamente vestido para esta situación.
Aaron sonrió y su ropa encontró el
mismo destino que la de Spencer, desgarrada en el suelo junto a la
cama, empezando por la camisa. Spencer se mordió el labio y movió
sus caderas involuntariamente cuando vio el amplio y musculoso torso
desnudo del licántropo.
—Ngh, eres tan... oh.
Se quedó sin habla cuando Aaron se
quitó los pantalones. Joder, es... grande, enorme. Mirándole
con ojos desorbitados, no estaba seguro de si derretirse o sentirse
aterrado. Así era el miembro de un licántropo, duro y goteando por
la punta, nada monstruoso, pero más grueso y largo que la media
humana y con ese nudo en la base que ya comenzaba a hincharse. Eso
no puede entrar, es imposible, es...
—Nnhhh...—lo único que salió de
su boca fue un largo y lascivo gemido. Llevó la mano a su propio
miembro, que palpitaba dolorosamente pidiendo atención—.
¡Nh!—Aaron le apartó la mano de un manotazo.
—Mío—le advirtió con un tono
posesivo. Spencer estuvo a punto de correrse al escuchar esa voz
profunda y dominante, pero respiró hondo y se aferró con ambas
manos a las sábanas—. ¿Tanto lo quieres?—le preguntó Aaron con
una sonrisa de lobo mientras frotaba lentamente su propio falo—. No
te preocupes, es todo tuyo. Voy a dejarte plenamente satisfecho con
él. Lleno.
Spencer asintió efusivamente con la
cabeza, sin darse cuenta siquiera de que lo estaba haciendo, y separó
sus piernas para que Aaron se arrodillara entre ellas. Aaron se
relamió los labios. Sacó un bote de lubricante de la mesilla y
ocupó el sitio que le correspondía.
—Escapaste tan desesperadamente
anoche y ahora te ofreces tan dócilmente, solo a mí—se inclinó
sobre él y comenzó a besar su mandíbula, subiendo hacia su oreja—.
No tienes ni idea de lo adorable que eres.
—Uhn... Aaron, por favor...
—Shhh. Me gusta jugar con mis
presas—le susurró y sintió el cuerpo de Spencer estremecerse.
Sus labios bajaron suavemente por su
cuello, lamiendo y besando, y cuando llegó a la unión con el
hombro, mordió intensamente y succionó. Spencer gimió y levantó
las caderas, buscando la fricción que necesitaba, pero Aaron le
sujetó con una mano contra el colchón, agarrándole tan fuerte que
Spencer sabía que iba a haber una marca al día siguiente, y estaba
deseando verla. Esta vez no le hizo sangre, solamente era un
chupetón, y siguió bajando por su pecho, dejando marcas a su paso.
El cuerpo del doctor se retorcía entre gemidos y súplicas por más.
Sentía que las zonas por las que pasaban sus manos y su boca ardían.
Era tan intenso que realmente se sentía poseído, dominado.
—¡Waaah!—Spencer no pudo contener
un grito cuando Aaron tomó en su boca su miembro hasta el fondo sin
vacilar—. Oh, dios. No, Hotch, Aaron, para. Por favor, no, voy a...
¡¡NNHH!!
No pudo resistirlo, su boca caliente se
sentía demasiado bien. Succionando sobre él, lamiéndolo. La punta
de su miembro golpeando contra su garganta y esta cerrándose a su
alrededor y... quería resistir más porque no quería que acabara
tan rápido, pero Aaron no le dio cuartel. Se corrió en su boca y
sintió cómo lo tragaba y después lo limpiaba a conciencia antes de
liberar su miembro sensible.
Quedó exhausto sobre la cama, sus
extremidades sin fuerzas y respirando agitadamente. Aaron se tumbó a
su lado y apartó los mechones de cabello pegados a su rostro por el
sudor. En cuanto Spencer recuperó el aliento, le besó y compartió
con él su propio sabor. El joven gimió y llevó una mano a la
cabeza de Hotch para profundizar el beso. Aaron hizo lo mismo y se
fundieron en un beso húmedo y lascivo, con sus cuerpos frotándose
lentamente.
—Te gustó eso, ¿hm?—le preguntó
cuando sus labios se separaron, apenas dejando distancia entre ellos.
—Quería correrme contigo—respondió,
sin pensar lo que decía o de lo contrario probablemente no habría
sido capaz.
—Oh, cariño, podrás
hacerlo—acarició dulcemente su rostro y se inclinó para susurrar
a su oído con esa voz que sabía que le afectaba tanto—. Eres
joven, estoy seguro de que podrás correrte de nuevo, esta vez con mi
polla enterrada hasta el nudo en ese trasero virgen tuyo.
Spencer gimió ante la idea y presionó
su cuerpo contra él. Si hubiera podido, se habría puesto duro solo
con eso. Iba a doler, lo sabía, pero lo quería de todos modos. Dejó
que Aaron lo moviera con sus fuertes manos para tumbarlo boca abajo y
ponerlo de rodillas. Se apoyó en los antebrazos para mantener el
equilibrio y separó las piernas, sabiendo lo que iba a hacer. O eso
creía. De repente sintió aliento en su trasero y Aaron lamió su
raja de abajo hacia arriba hasta la parte baja de su espalda.
—¡Oh, dios, Aaaaron!
—Suenas tan bien—rio, y su aliento
le hizo temblar.
—N-no hagas eso, no puede ser...
s-seguro... no es una práctica sexual segura. Por favor,
Aaron...—suplicó desesperado, incapaz del zafarse del agarre que
ahora tenía sobre sus caderas.
—Spencer, ese maravilloso cerebro
tuyo no está funcionando mucho—lo que resultaba adorable—. Soy
un licántropo, no puedo coger ninguna enfermedad humana y, además,
eres virgen, estoy seguro de que estás limpio.
—P-pero- ¡Uhn!
Perdió toda capacidad de habla cuando
Aaron selló sus labios sobre su entrada. Sintió besos y succión y
su lengua lamiéndolo y humedeciéndolo, los dientes rozándole
suavemente mientras separaba sus nalgas con ambas manos. Y, ante todo
eso, lo único que podía hacer era gemir y sollozar por el intenso y
extraño placer, aferrándose a la colcha con todas sus fuerzas, que
no eran muchas. Finalmente, emitió un sonido que ni siquiera le
pareció humano cuando la lengua atravesó su entrada y comenzó a
follarle en cuanto los músculos se relajaron.
Para cuando Aaron sustituyó su lengua
por sus dedos, Spencer ya estaba de nuevo duro y apenas era capaz de
asimilar lo que estaba pasando. Su cuerpo estaba completamente
relajado y Aaron fue capaz de abrirlo fácilmente, aunque se tomó su
tiempo, metiendo un dedo tras otro hasta que tuvo cuatro dentro, sin
llegar a tocar la próstata en ningún momento.
—¿Cómo se siente?—le preguntó
cuando comenzó a escuchar algunos quejidos de dolor con el cuarto
dedo, acariciando con la otra mano su espalda y su muslo.
—U-uhn...—solo pudo emitir un
lamento entre sus labios temblorosos.
—Intenta usar palabras, Spencer—le
animó, besando su espalda arqueada.
—Quema... un poco... nh... pero
puedo... Te quiero a ti...—consiguió decir entre jadeos.
—Yo voy a doler un poco más—le
advirtió.
Spencer sacudió la cabeza. ¿No
estará pensando en parar ahora?
—¡Por favor!—suplicó, y quién
era Aaron para negarse.
Sacó los dedos suavemente de su
interior y se arrodilló tras él, frotando su miembro imposiblemente
erecto contra su raja.
—Muy bien, mi precioso genio, voy a
hacerte mío y serás el Omega más feliz de este planeta—no estaba
seguro de dónde venían esas palabras, nunca había pensado que
fuera esa clase de Alfa posesivo, pero Spencer le estaba volviendo
loco.
El joven asintió con la cabeza y
separó aún más las piernas. Aaron preferiría tomarlo por delante,
viendo su hermoso rostro, pero en esta posición sería más fácil y
quería causarle el mínimo daño posible, sabiendo que algo de dolor
era inevitable, sobre todo cuando metiera el nudo en su interior, si
es que podía. Se relamió los labios al observar la entrada que
boqueaba. Ya no podía esperar más. Lubricó su verga y presionó la
punta contra la entrada dilatada. Ofreció algo de resistencia, pero
Spencer se esforzó por relajarse. Dolía más que los dedos, sentía
su trasero arder, pero resistió porque sabía que en algún momento
se sentiría bien y, si no, era feliz haciendo que Hotch se sintiera
bien. Sintió la invasión lentamente, llenándolo centímetro a
centímetro. Tan caliente, tan duro. Aaron le rodeaba la cintura con
un brazo para mantenerlo en el sitio y acariciaba dulcemente su
espalda con la otra mano. Realmente no esperaba que pudiera ser un
amante tan considerado y amable después de lo que había pasado en
el bosque. No le habría importado, pero, al menos en su primera vez,
era de agradecer.
Requería una tremenda fuerza de
voluntad por parte del licántropo no penetrarlo hasta el fondo de
una embestida. Se sentiría tan bien asaltar sin contenerse ese
caliente y estrecho interior. Eso era lo que deseaba el lobo, pero
Aaron no iba a permitirlo, no quería que Spencer acabara odiándole
o teniendo miedo al sexo. Siguió entrando lentamente, deteniéndose
cuando los quejidos se volvían demasiado dolorosos para que su
interior se acostumbrara. Suspiró cuando al fin estuvo dentro, solo
quedando el nudo apenas hinchado fuera.
—¿A... Aaron...?—Spencer le llamó,
girando la cabeza para mirarle entre sus cabellos revueltos. Las
lágrimas se deslizaban por sus mejillas sonrojadas, pero Aaron pudo
ver que el dolor comenzaba a remitir.
—Ya estoy dentro de ti, Spencer. ¿Lo
sientes?
—Sí... Aaron, te siento—Tan
lleno. Su cuerpo temblaba casi imperceptiblemente, vibraba. Aaron
estaba dentro de él y se sentía... extraño, pero bien, era... no
estaba seguro porque aún sentía dolor, pero le... ¿gustaba?—.
¡Uhn!...—Aaron movió sus caderas solo un poco y, oh, sí,
le gustaba.
—Eso es, sabía que tu pequeño
agujero estaba hecho para mí—sonrió orgulloso al ver la intensa
reacción del joven al rozar su próstata. Definitivamente tenían la
forma perfecta el uno para el otro—. Voy a empezar a moverme ahora,
dime si es demasiado—aunque no creía que pudiera detenerse a esas
alturas, pero intentaría hacer lo posible para no dejarse llevar.
Comenzó a moverse de forma
experimental, saliendo lentamente hasta dejar solo la punta en el
interior y volviendo a penetrarlo, un poco más rápido cada vez. El
pálido y delgado cuerpo se estremecía debajo de él, contoneándose
tan sensualmente y moviendo las caderas para encontrarse con sus
embestidas cuando ya no podía soportar más su lento ritmo. Era tan
hermoso que solo podía pensar en marcar la perfecta piel. Recorrió
su espalda y sus hombros con labios y lengua, solo rozando con sus
dientes suavemente. Y cada vez que no le mordía, Spencer gemía
molesto.
—Spencer...—acarició sus cabellos
y le llamó de nuevo hasta que estuvo seguro de que le escuchaba—.
Spencer, quiero morderte, quiero marcarte permanentemente. ¿Querrías
eso?
Sabía que un consentimiento ahora
valía de poco, pero si Spencer se negaba haría lo que fuera para
contenerse.
—Por favor... sí, por favor...
márcame...—suplicó.
Se sentía tan abrumado por las nuevas
sensaciones que estaba experimentando que ni siquiera entendía por
qué le estaba preguntando. Claro que quería que le marcara, quería
ser suyo, solo suyo, porque nunca se había sentido tan completo como
en ese momento. Entonces los dientes se clavaron en su cuello y una
punzada de dolor lo atravesó, disipándose rápidamente en el placer
en el que estaba sumido su cuerpo. Alguna parte de su cerebro
registró que esa era la marca que dejaban los licántropos a sus
parejas, pero cualquier pensamiento racional voló de su cabeza
cuando los dedos de Aaron comenzaron a estirar su entrada.
—¿U-uhn?—quería preguntar qué
estaba haciendo, pero de su boca solo salían extraños sonidos de
placer.
—Joder, Spencer, eres tan estrecho.
Esto se va a sentir tan bien... Ngh...
Spencer estuvo a punto de desmayarse
cuando Aaron presionó más profundo con su verga y el nudo aún sin
formar atravesó su entrada. El gruñido del licántropo vibró por
su espalda y su entrepierna. Se olvidó de respirar por un momento. Y
cuando creía no poder estar más lleno, el nudo comenzó a hincharse
mientras Aaron se balanceaba, empujando contra él pero sin poder
sacar ya su miembro. Tan... lleno... tan... oohhh...
Sintió fluir algo caliente en su
interior mientras el falo palpitaba y se sacudía dentro de él. Las
manos de Aaron aferraban con fuerza sus caderas y sus dientes volvían
a clavarse en su cuello. No pudo resistirlo más, se vino en ese
momento con un orgasmo más intenso que el anterior, sintiéndose
lleno, sintiéndose poseído, sintiéndose deseado.
Apenas registró lo que sucedió en los
momentos posteriores, aún en lo alto de su orgasmo, solo sintió que
su cuerpo se movía aunque no era él quien lo hacía, no tenía
fuerzas para mover un solo músculo. Cuando su cerebro volvió a
funcionar, se dio cuenta de que estaba tumbado en la cama de lado con
Aaron tras él, el licántropo cediéndole un brazo de almohada
mientras rodeaba su cintura con el otro.
—Mm... ¿Aaron?—giró la cabeza y
se encontró con una sonrisa satisfecha.
—Vamos a estar unidos durante al
menos media hora más, así que relájate y descansa.
Entonces fue cuando se dio cuenta de
que aún estaba anudado, de que el miembro estaba duro dentro de él
y soltando de vez en cuando más de su semilla en su interior.
—Nnh...—se estremeció, casi
queriendo correrse otra vez. Apretó su trasero y consiguió un
gruñido de su jefe.
—Deja de hacer eso o será más de
media hora—le advirtió, no muy convincente.
Spencer quiso reír, pero solo pudo
soltar un suspiro tembloroso. Colocó una mano sobre la de Aaron que
descansaba en su vientre y durante varios minutos se quedaron
simplemente en silencio, recuperando el control de sus cuerpos.
—¿Y ahora qué?—preguntó cuando
el nudo ya empezaba a deshincharse.
—Eso es decisión tuya. Yo te he...
marcado como mi pareja—realmente esperaba que ahora no se
arrepintiera de ello—, pero no eres un licántropo así que eso no
tiene ningún efecto en ti. No sé qué relación quieres tener, si
es que quieres tener una. No te sientas presionado por mí, yo no-
—Aaron—le interrumpió, girándose
cuanto pudo para mirarle a los ojos. Le sorprendió la preocupación
y casi desesperación que había en ellos, en esos ojos que
normalmente eran tan imperturbables—. Me refería a si lo hacemos
otra vez o nos damos una ducha primero y pedimos algo para cenar. Ni
siquiera me planteo no tener una relación contigo.
Estadísticamente, la mayoría de relaciones entre humanos y
licántropos no funcionan, pero yo ya me he salido de la estadística
dos veces, una tercera no será tan difícil.
Aaron le miró por un momento como si
no comprendiera lo que le estaba diciendo y, entonces, Spencer
descubrió que el licántropo tenía hoyuelos.
De repente el teléfono de Aaron sonó.
Salió con cuidado del interior de Spencer y rebuscó el móvil en su
ropa junto a la cama.
—Me parece que nuestras opciones se
han visto reducidas a una—le dijo, mirando el mensaje en la
pantalla con el ceño fruncido.
—¿Caso?
—Caso.
—Bueno, entonces tendremos que
compartir ducha para ahorrar tiempo—sugirió insinuante.
Se levantó perezosamente de la cama y,
mientras se dirigía al baño con andares afectados, el abundante
semen brotó de su entrada y se deslizó por sus muslos sin el nudo
ahora para contenerlo dentro.
Aaron estuvo a punto
de romper el teléfono en su mano y un gruñido vibró en su
garganta, entrando como hipnotizado al baño tras su pareja. Mío.
Me encanto me gusta esta pareja y me encanta como barras por favor que los shipps que subas de mentes criminales siempre hotch este con Reíd :'v veo q hay muchos fics de morgan y Reíd :'v amo todos tus fics aquí la mexicana más loca por mentes criminales*o una de ellas * con eso de que hay muchas personas en este mundo :v me gustan también tus fics originales como gamberradas <3 lo ame sigue así :3 son perfectos
ResponderEliminarera narras :'v
EliminarMe gustan mucho tus fanfics de esta pareja espero que sigas escribiendo me encanta mucho esta pareja son perfectos
ResponderEliminarMe encanto tanto este fanfic😍
ResponderEliminar