Fandom: Teen Wolf Pareja: Derek Hale x Isaac Lahey, Scott McCall x Isaac Lahey, Stiles Stilinski x Isaac Lahey
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, posible violación
Capítulos: 1
Resumen: Es la segunda luna llena de Isaac y está sintiendo su cuerpo muy extraño. Cuando acude a Derek a por consejo, este le dice que es un omega y que en unas horas estará suplicando por ser follado. Algo asustado, Isaac huye en busca de un lugar seguro.
* * * * *
Era
su segunda luna llena y se sentía inquieto. Era una sensación
extraña, no era igual que en su primera luna. No sabía qué era,
pero sentía un hormigueo por todo su cuerpo y un ligero dolor en su
vientre que se intensificaba según se acercaba la noche. Y no era
solo su cuerpo, tampoco lograba centrar su mente. Apenas leía una
frase del libro que tenía delante y su mirada ya estaba vagando por
los chicos de la clase. Nunca había sentido interés por ellos, no
solo por hombres sino por la gente en general. Tenía demasiados
problemas en casa como para preocuparse por esas cosas. Ahora tenía
una erección en plena clase.
Pensó
en hablar con Scott, tal vez él supiera qué le sucedía. Podía
hablar con Derek, pero él no había sido un infectado, no había
experimentado lo mismo. Coincidió con su compañero en la última
clase y supo que realmente le estaba sucediendo algo porque Scott no
le quitaba la mirada de encima, olisqueando constantemente con el
ceño fruncido. Esperó a que el timbre sonara y la clase se vaciara.
Scott se había levantado, pero no se movía de su sitio. Se acercó
a él, pero se mantuvo a varios pasos de distancia porque sentía que
el hormigueo aumentaba por su cuerpo con su cercanía.
—Hey—le
saludó algo vacilante—. Qué... ¿qué está pasando conmigo? ¿Lo
sabes?—Scott se quedó observándolo, fijamente, con una extraña
mirada de... ¿hambre?—. ¿Scott?
—Hueles
dulce—respondió con una voz más grave de lo habitual.
—¿Y
qué significa eso?—preguntó confuso, dando un paso atrás al ver
que sacaba sus garras.
—No
lo sé, pero deberías irte—apretó el respaldo de la silla con una
mano y sus garras se hundieron en él. Estaba sintiendo algo extraño,
una atracción que no era natural, o quizás más primaria que nada
que hubiera sentido antes. Isaac no parecía el mismo a sus ojos,
pero no sabría decir el motivo.
—¿Por...
por qué?—preguntó, retrocediendo otro paso. Eso había sonado
demasiado como una amenaza.
—No
lo sé, pero vete ya y, por el amor de dios, no corras—tenía la
sensación de que iba a saltar sobre él si echaba a correr.
Isaac
retrocedió, lentamente, colocándose su mochila al hombro y saliendo
del aula sin darle la espalda en ningún momento. No tenía ni idea
de qué estaba pasando, pero ahora sí que tenía que ir a hablar con
Derek. Regresó a toda prisa al loft que compartía con él,
sintiendo algo aliviada su inquietud al oler su hogar y a su alfa.
Estaría a salvo allí. O eso pensó.
—¿Derek?—le
llamó—. ¿Derek, dónde estás?—no podía verlo, pero sabía que
estaba allí—. Tenemos que hablar, creo que me pasa algo. No sé
qué es, pero hablé con Scott y estaba extra- ¡aah!—antes de
poder reaccionar, se encontró acorralado contra la pared por Derek,
su cuerpo pegado a él, tanto que podía sentir su aliento en su
rostro—. ¿D-Derek?
—Tan...
dulce...—murmuró, su voz vibrando en su pecho.
—¿Q-Qué
me está pasando?
—Debí
haberlo imaginado, era muy evidente—sonreía (¡Derek sonreía!),
los pelos de su barba rozando su mejilla.
—¿El
qué?—estaba casi temblando, asustado, Derek jamás se había
comportado de ese modo, no parecía él mismo.
—Eres
un omega. Un lindo y delicioso omega—agarró su cadera con una
mano, deslizando los dedos bajo su camiseta hasta tocar piel.
Isaac
se estremeció de pies a cabeza, sintiendo una intensa oleada de
deseo proveniente del alfa, haciéndole sentir que estaba a punto de
ser devorado.
—D-Derek...
¿q-qué significa eso?—le preguntó, sintiendo el hormigueo en su
cuerpo aumentar, al igual que el dolor en su vientre. Una necesidad
que no podía comprender.
—Significa
que esta noche voy a follarte y a convertirte en mi omega—presionó
las caderas contra él, dejándole sentir la enorme erección en sus
pantalones.
—No-n-no
estoy interesado en hombres—replicó tartamudeando.
—Eso
no importa. Tu culo está hecho para tener una polla dentro y esta
noche estarás suplicando por ello—Isaac abrió la boca, pero
realmente no sabía qué replicar a eso así que tan solo boqueó—.
Es luna llena, estás entrando en celo y yo soy el único alfa aquí
así que te abrirás de piernas para mí como una perra.
Isaac
sintió algo húmedo entre sus nalgas y no sabía qué era. No podía
comprender lo que le estaba diciendo, se sentía demasiado confuso y
asustado por el comportamiento de Derek, solamente quería huir,
incluso si todo su cuerpo le suplicaba lo contrario. Le empujó con
todas sus fuerzas. Eso apenas consiguió que se apartara un paso,
pero fue suficiente para escapar de entre él y la pared. No se
detuvo, echó a correr y salió del apartamento mientras escuchaba la
risa de Derek y su voz resonando en las paredes como un rugido.
—¡Corre,
corre, pequeña perra!
Bueno,
ahora sí que tenía un problema. Scott actuaba extraño y Derek no
parecía él mismo, de hecho, parecía tener la intención de
violarlo. Sintió más humedad en su trasero al pensar en ello y no
sabía qué narices era eso. ¿Qué demonios iba a hacer ahora? No
tenía ningún sitio al que ir, no podía acudir a los dos únicos
hombres lobo disponibles en ese momento y la noche se acercaba.
¿Quién más podría ayudarle?
Oh,
bueno, aún quedaba alguien que conocía su pequeño secreto y que
era bastante aficionado a investigar al respecto. Quizás pudiera
ayudarle a averiguar qué demonios le estaba pasando.
Algunos
minutos después, estaba entrando por la ventana del dormitorio de
Stiles. El chico se sobresaltó y gritó, cayéndose de su silla
frente al escritorio.
—¡Joder,
Isaac! ¿No sabes entrar por la puerta? ¿O al menos llamar? Toc,
toc, ya sabes—le dijo algo nervioso. Sabía perfectamente qué
noche era esa.
—Lo
siento, pero necesito tu ayuda.
—¿Mi
ayuda? ¿Para encadenarte y todo eso? Creo que aún tengo algunas
cadenas de las que conseguí para Scott—le dijo retrocediendo unos
pasos.
—No
te preocupes por eso, puedo controlarlo. Tengo otro problema más...
inquietante.
—¿En
serio? ¿Más inquietante que transformarte en una bestia
devora-hombres bajo la luna llena?—replicó incrédulo.
—En
realidad esto me preocupa un poco más, sí.
—Genial—resopló
sarcástico—. Adelante, cuéntame—se sentó en su silla,
esperando con las piernas y los brazos cruzados.
—Verás,
estoy sintiendo mi cuerpo extraño y no es como en la luna llena
anterior. Es como un hormigueo por todo mi cuerpo y un dolor en mi
vientre, aunque no es un dolor exactamente, no sé qué es—le
explicó gesticulando ampliamente con los brazos.
—¿Ya
has hablado con Derek?—preguntó frunciendo el ceño.
—Sí.
Me ha dicho que soy un omega y básicamente a amenazado, o más bien
me ha advertido de que va a violarme.
—¿Violarte?
¿En serio?—se levantó de la silla sorprendido.
—Sí,
esta noche, y te aseguro que no lo espero con ganas. También
mencionó algo sobre el celo, pero no sé si hablaba en serio o solo
se estaba burlando. Fue un tanto aterrador, literalmente me acorraló
contra la pared.
—Sí,
eso no suena agradable. Vale, espera, voy a llamar a Scott.
—¡No!—exclamó
al verle coger el teléfono—. No creo que eso sea una buena idea.
Hablé con él en clase y tampoco actuaba normal. Creo que lo que me
está pasando también le afecta como a Derek.
—¿En
serio? Vale, bien, entonces...—miró a su alrededor, intentando
pensar en algo—. Voy a... buscar información, sí—se sentó en
su escritorio frente al ordenador—. ¿Omega, dices? Creo que se
mencionaron una vez, pero no sé mucho sobre ellos. Al parecer son
los que se encuentran en lo más bajo de la escala en la manada.
—Fantástico.
Y yo que pensaba que había mejorado socialmente—se dejó caer
sobre la cama y torció el gesto al sentir la humedad en sus
calzoncillos.
—¿Estás
bien?
—Sí...
Oye, voy a tomar prestado tu baño. Tu padre no está, ¿no?
—No,
está trabajando, tranquilo.
Isaac
salió de la habitación y se metió al baño mientras Stiles buscaba
información en el ordenador. Se quitó los pantalones y los
calzoncillos, y miró confuso el líquido transparente que manchaba
su ropa interior y se deslizaba por entre sus muslos. ¿Qué coño
era eso? Se limpió, estremeciéndose al tocar su agujero, demasiado
sensible. Se colocó una toalla a la cintura y regresó a la
habitación con la ropa en la mano.
—Creo
que he encontrado- ¡Woh!—cuando Stiles vio a Isaac entrar sin
pantalones, solo con la camiseta y la toalla, le dio la espalda de
inmediato—. ¿Qué narices estás haciendo?
—¿Me
prestas unos calzoncillos?—le preguntó, abriendo ya los cajones de
la cómoda—. Los míos están mojados con alguna clase de líquido
transparente.
—Se
llama semen—replicó, usando las manos de pantalla para ocultar al
chico poniéndose sus calzoncillos.
—Sería
semen si saliera de mi polla, pero me sale del culo, lo que me asusta
un poco.
—Oh.
—¿«Oh»?
¿Qué es «oh»?
¿Qué has encontrado?
—Verás,
eso que... um... te sale podría ser... lubricación—respondió,
evitando mirarle a la cara.
—¿Lubricación?
—Es
como eso que tienen las mujeres en su... ya sabes.
—¿Me
estás diciendo que estoy mojándome como una mujer?
—Sí,
básicamente sí. Resulta que los omegas entran en celo durante la
luna llena y buscan un alfa o, en su defecto, un beta para...
copular.
—¿Dónde
has encontrado eso?—preguntó molesto, mirando por encima de su
hombro la pantalla del ordenador.
—Una
página que Peter me enseñó.
—¿Peter?
¿En serio?—le miró incrédulo.
—Sí,
bueno... Hay mucha información sobre hombres lobo en Internet y la
mayor parte es falsa o solo leyendas. Él me dio un par de páginas
fiables.
—¿Y
qué más dice ahí? ¿Cómo puedo detenerlo o evitarlo o algo?
—El
celo solamente desaparece durante... el embarazo.
—Genial,
genio. Soy un hombre, por si no te habías dado cuenta.
—No,
en realidad eres un hombre lobo omega, lo que, según esto, significa
que puedes quedarte embarazado.
—¡¿Qué?!—gritó,
clavando las uñas en la mesa y en el respaldo de la silla.
—Ah-
ah- es lo que pone ahí—le dijo, algo asustado de los colmillos que
asomaban en su boca y que estaban demasiado cerca de su rostro.
—¡Mierda!—golpeó
la mesa tan fuerte que crujió—. ¿Ahora qué?
—Pues...
si no quieres que Derek te viole, creo que tu única opción es
evitar que te encuentre.
—Bien,
me quedaré aquí—se sentó en la cama y cogió el primer libro que
pilló en la mesilla.
—Claro,
por supuesto que puedes quedarte, no hay problema, no necesitas
pedirme permiso—replicó sarcástico. Esa iba a ser una noche
larga, más aún de lo que se temía.
Al
principio fue como pasar el rato con un amigo, ambos en la
habitación, cada uno a su bola. Por un momento Stiles se confió,
pensó que tal vez no sería tan malo. Entonces, comenzaron los
gemidos.
—Nnh...
Cuando
Stiles escuchó el gemido ahogado de su amigo, se giró por primera
vez en su silla y miró hacia la cama.
—Oh,
joder—se volvió a girar de nuevo de inmediato cuando vio al chico
tumbado boca abajo, restregándose contra su colcha, con los
calzoncillos totalmente empapados en su trasero—. ¿Es-estás bien?
—Caliente...—murmuró,
con la cabeza medio enterrada en la almohada.
—Eso
ya lo veo—resopló sacudiendo la cabeza—. Estás en celo, no
puedes esperar otra cosa, pero agradecería que no usaras mi cama
para restregarte como un- oye, qué, ¡espera!—vio por el rabillo
del ojo una camiseta salir volando y después unos calzoncillos. Se
giró un segundo y vio a Isaac completamente desnudo en su cama antes
de volver a darse la vuelta y cubrirse los ojos con ambas manos.
—Tanto
calor...—gimió, presionando su entrepierna contra el colchón.
Estaba
más duro que nunca y su miembro goteaba, pero eso no era lo que le
molestaba. Su vientre dolía cada vez más, era un dolor anhelante,
un vacío que no sabía cómo llenar, y su trasero no dejaba de
gotear, estaba ardiendo y tenía que contenerse para no tocarlo.
—Joder,
ayúdame...—suplicó, comenzando a masturbarse, incluso si eso no
estaba ni cerca de ser satisfactorio.
—¿Cómo
se supone que voy a ayudarte?—preguntó con una risa nerviosa,
sujetándose a la mesa con ambas manos para no darse la vuelta.
—Tócame...
por favor, tócame—le pidió con una voz demasiado lastimera como
para ignorarla. Estaba sufriendo, parecía casi estar muriéndose.
—¿T-tocarte?
N-no creo que yo...
Isaac
gimió de nuevo, casi llorando. Dejó de tocar su erección porque no
le servía de nada, solo era más frustrante, y llevó la mano
finalmente a su trasero. Cuando presionó con un par de dedos su
entrada, tan húmeda y caliente, su gemido sonó casi como un dulce
maullido. Oh, sí, eso era lo que necesitaba, pero no era suficiente.
Se penetró con un dedo y...
—¡Sí,
oh, dios!—metió otro dedo sin pensarlo y los separó en su
interior—. ¡Waaah!
—¡Joder!—Stiles
prácticamente saltó de su silla del susto. Se giró y miró a su
amigo. Se quedó boquiabierto al ver cómo metía los dedos en su
interior, moviendo las caderas follándose en ellos. Con los ojos
cerrados y la boca abierta, emitiendo suaves gemidos con una
expresión mezcla de placer y sufrimiento. Esta vez no fue capaz de
apartar la mirada, era casi hipnótico. Comenzó a sentir una
erección en sus pantalones, hacía demasiado calor en su habitación.
—Tócame...
no es suficiente—sus dedos eran apenas un pequeño alivio,
necesitaba más, mucho más.
—Va...
vale... ¿D-dónde...?—se acercó un paso y otro más, y pudo
sentir el calor del esbelto cuerpo. Emitía un olor tan intenso que
incluso él podía percibirlo vagamente.
—Donde
sea—le miró con ojos húmedos y desesperados, el rostro
ruborizado, con gotas de sudor deslizándose desde el nacimiento de
su pelo.
Stiles
adelantó una mano temblorosa y tocó la espalda del hombre lobo.
Isaac gimió, sintiendo sus dedos fríos como el hielo y taaan
agradables en su piel ardiendo. Arqueó la espalda y levantó aún
más el trasero, añadiendo otro dedo. Sin pensarlo, Stiles deslizó
los dedos por la curva de su espalda hasta tocar su mano empapada en
fluidos.
—Joder...—no
debería estar haciendo eso, pero no podía evitarlo, no podía
detenerse. Deslizó un dedo en su interior junto a los que ya estaban
dentro. Estaba tan caliente, tan húmedo, era tan increíblemente
atrayente—. A la mierda.
Sacó
el dedo, con un triste quejido del omega, y se bajó los pantalones
junto a los calzoncillos de un tirón. Se arrodilló en la cama
detrás de Isaac y este sacó de inmediato los dedos de su trasero,
separando aún más las piernas.
—Sí,
sí, sí, por favor, por favor—repitió el omega como una plegaria,
contoneando las caderas.
Stiles
no le hizo esperar más. Estaba demasiado duro y ese precioso agujero
estaba prácticamente llamándolo. Comenzó a penetrarlo,
estremeciéndose desde el momento en que la punta tocó la entrada.
—Oh,
dios. Oh, joder...—se aferró con fuerza a las caderas del omega,
utilizando todas sus fuerzas para contenerse y no correrse en ese
instante. Era más increíble de lo que jamás había imaginado. Se
preguntaba si se sentiría igual con una chica. No podía creer que
estuviera perdiendo la virginidad con un chico, mejor dicho, con un
hombre lobo. Pero en ese momento no se arrepentía lo más mínimo
porque, dios,
qué bueno era.
Isaac
gemía, parecía estar derritiéndose. Sin duda eso era lo que
necesitaba, una polla en su culo, como había dicho Derek. No le
importaba lo humillante que fuera tener que darle la razón, se
sentía bien, aliviaba (aunque no del todo) ese dolor en su vientre.
Stiles era un virgen, eso era evidente, movía torpemente las
caderas, sin ninguna clase de ritmo, pero estaba tan necesitado que
era suficiente, por ahora.
Entonces,
sintió unas fuertes embestidas que le hicieron pensar que ahora
venía lo bueno, hasta que, demasiado pronto, sintió algo caliente
fluir dentro de él y el cuerpo de Stiles se quedó inmóvil sobre el
suyo.
—¿Qué?
¿Ya?—preguntó molesto, moviendo él mismo las caderas para
intentar que continuara.
—Lo
siento, tío, pero... era mejor de lo que esperaba—se sentía
ligero y algo adormilado, y no quería salir de ese agradable
interior.
—Puto
virgen—murmuró contra la almohada frustrado, su erección
aplastada contra el colchón en absoluto aliviada y su culo
sintiéndose vacío de nuevo ahora que la erección del chico se
estaba poniendo flácida.
Fuera,
el sol ya se había ocultado y podía ver la luz de la luna llena por
la ventana del dormitorio. Le resultó extraño no sentir la
necesidad imperante de transformarse, en su lugar tan solo sentía un
intenso calor y el deseo de ser follado hasta que su mente se quedara
en blanco y el vacío desapareciera. Casi había perdido la esperanza
de que eso sucediera cuando vio unos brillantes ojos dorados asomar
por el cristal.
—¿Scott?—Stiles
se incorporó sorprendido al ver a su amigo entrar por la ventana.
Sintió
vergüenza por un momento sin saber cómo explicar aquello, pero,
antes de que pudiera volver a abrir la boca, Scott le agarró del
cuello de la camiseta y lo empujó al suelo. Se arrodilló en la cama
en el mismo lugar donde él había estado antes, detrás de Isaac. El
omega miraba sobre su hombro expectante. Este no era ni un humano ni
un virgen, así que sin duda sería mucho más satisfactorio para él.
Scott
estaba hipnotizado, ni siquiera pensaba lo que estaba haciendo. Aquel
olor dulce le hacía la boca agua y su erección estaba a punto de
reventar los pantalones. No le importaba que fuera un chico, no le
importaba que fuera Isaac, solo sentía una atracción que
definitivamente no era humana. Agarró sus nalgas con ambas manos y
hundió el rostro entre ellas. Un gruñido retumbó en su pecho. Ahí
estaba el sabor más delicioso que había probado nunca. Isaac se
retorció en la cama casi ronroneando mientras la lengua acariciaba
su entrada y lo penetraba. No era precisamente lo que buscaba, pero
no iba a quejarse, no estaba mal como preliminar y era casi como si
intentara limpiarlo de los restos que había dejado Stiles.
Finalmente,
Scott se incorporó y se desabrochó los pantalones. No esperó un
momento y lo penetró de una embestida. Estaba algo dilatado por
Stiles, pero aún era estrecho y le hizo perder el control por un
instante. Sus garras de hombre lobo se clavaron en la pálida piel de
las caderas del omega y su rostro se transformó. La sangre se
deslizó por los muslos de Isaac, pero no sentía en absoluto dolor,
solo podía gemir de placer, sintiéndose lleno de nuevo. Scott era
más grande, no lo suficiente todavía, pero más grande y duro y
bestial. Sabía que en ese momento sus gemidos sonaban como los de
una perra en celo, pero no le importaba lo más mínimo.
La
cama crujía bajo el peso y el brusco movimiento de ambos. Las
embestidas eran continuas y rápidas, sin control. Stiles no podía
apartar los ojos desde su sitio en el suelo, de donde no se había
movido. Quería hacerlo de nuevo, ya estaba duro otra vez, pero
estaba casi seguro de que Scott le abriría la garganta si lo
intentaba. Su amigo estaba completamente centrado en el omega y lo
agarraba por el hombro y la cadera de un modo muy posesivo. Duró
algo más que él, pero no mucho más. Lo entendía, se sentía
demasiado bien para durar. Pronto se estuvo corriendo en el interior
del omega con un profundo rugido.
Cuando
en la habitación tan solo quedaron los jadeos de Scott, escucharon
un lastimero quejido de Isaac. Había lágrimas deslizándose por su
rostro y parecía estar sufriendo.
—Duele...
¿Por qué no puedo correrme?—sollozó, rodeándose el estómago
con una mano mientras se aferraba a las sábanas con la otra.
—Porque
eres un omega y es imposible que estés satisfecho con un polvo
rápido.
Los
tres adolescentes miraron hacia la ventana y vieron entrar a Derek
con un fluido movimiento.
—¿Os
importaría dejar de entrar en mi habitación por la ventana?—les
dijo Stiles levantándose del suelo.
—Cállate—replicó
amenazador Derek con sus ojos brillando.
—Sí,
señor—Stiles retrocedió hasta la pared y se quedó inmóvil. No
podía olvidar que era luna llena, no quería acabar despedazado
entre esos hombres lobo.
Derek
se acercó lentamente a la cama y Scott se colocó de inmediato en
una posición defensiva, cubriendo en parte con su cuerpo el del
omega. Derek sonrió soberbio.
—Es
mío—le advirtió Scott con las garras preparadas para atacar y el
rostro transformado.
Antes
de que pudiera hacer ningún movimiento, Derek le dio un puñetazo,
enviándolo al otro lado de la habitación.
—Un
omega en celo necesita a un hombre, no a un crío—le mostró sus
colmillos y sus zarpas.
Scott
se levantó del suelo y los ojos de Derek brillaron rojos,
amenazantes. El chico retrocedió un paso, pero no más, se mantuvo
desafiante. Stiles se esperaba lo peor, esos dos iban a pelear, en su
habitación, y él no tenía ninguna intención de meterse de por
medio. Entonces, sintió una corriente de aire y apenas alcanzó a
ver el trasero de Isaac salir por la ventana.
—Em...
chicos...—llamó con algo de miedo a los licántropos. Botó en el
sitio cuando la mirada de ambos se dirigió hacia él—. Isaac se ha
marchado—les dijo, señalando hacia la ventana.
Los
dos hombres lobo miraron hacia la cama vacía y después a la
ventana. Derek sonrió.
—Corre,
conejito, corre.
Salió
a toda velocidad por la ventana, seguido por Scott. Stiles suspiró
aliviado, por fin se habían marchado todas las visitas. Miró las
sábanas de su cama, manchadas de fluidos. Definitivamente tenía que
cambiarlas.
Isaac
estaba corriendo por el bosque. No sabía por qué corría, solo
sentía que debía hacerlo. Había conseguido llegar allí sin que
nadie lo viera y ahora corría desnudo entre los árboles. No era el
único. Podía oírlos, podía sentirlos a pocos pasos tras él.
Scott y Derek estaban allí también, persiguiéndolo, y esa idea le
hizo querer correr más rápido. No porque les tuviera miedo, sino
porque quería que siguieran corriendo tras él. No podía comprender
lo que sucedía, se estaba dejando llevar por su instinto, imposible
de controlar bajo la luna llena.
Escuchaba
aullidos y rugidos. Les oía pelearse, pero nunca dejaban que se
alejara demasiado. De vez en cuando también le lanzaban pequeñas
piedras y palos sin mucha fuerza. Estaban intentando entorpecer su
camino, que se cansara y finalmente se detuviera, sin llegar nunca a
salir de las sombras ni dejarse ver. Le estaban cazando, era su
presa. Isaac sintió un hormigueo ante esa idea, estaba emocionado.
Sentía algo de miedo, pero sobre todo estaba excitado, caliente.
Sin
embargo, no pudo aguantar mucho más. Estaba exhausto, agotado por
haber soportado el celo durante todo el día y por haber sido follado
ya dos veces (aunque aún no se hubiera corrido). Comenzó a
tropezarse, a resbalar, y finalmente cayó al suelo sin poder
levantarse de nuevo. La luz de la luna se filtraba entre las copas de
los árboles y podía sentir y a veces vislumbrar a los otros dos
licántropos, que daban vueltas a su alrededor a cierta distancia. Se
preguntaba qué estaban haciendo y, entonces, comenzó a oírles
pelear. Por los rugidos y los golpes que oía, estaban peleando muy
en serio. Estaban peleando por él.
Esperó
expectante, sabía que no podía intervenir. Se preguntaba quién
ganaría y en el fondo deseaba que fuera Derek, ahora sabía que
Scott no podía satisfacerlo. Se sorprendió al darse cuenta de lo
rápido que había aceptado su situación. Iba a dejar que el ganador
lo follara, fuera quien fuera. No le importaba ser una perra en celo,
solo quería que ese dolor desapareciera, solo quería sentirse
lleno.
Cuando
oyó un quejido de derrota, supo que la pelea había peleado. Se
arrodilló con el trasero en el aire y la cabeza apoyada en el suelo
junto a sus manos. Se estaba ofreciendo al ganador. Sintió unas
fuertes manos en sus caderas y una gran, oh,
joder,
enorme polla dura contra su trasero.
—Derek...—sollozó
necesitado.
Recibió
un gruñido en respuesta y la verga comenzó a penetrarlo. Se
estremeció y se puso tenso. Le habían penetrado ya dos veces, pero
seguía estando demasiado estrecho para semejante miembro. A Derek no
pareció importarle lo más mínimo. Agarró con fuerza sus caderas
hasta ser casi doloroso y lo penetró hasta el fondo con un
movimiento rápido y fluido. El grito de Isaac resonó entre los
árboles, rebosando dolor. Pero eso fue solo unos segundos. Cuando la
quemazón se desvaneció, se sintió lleno. Ahora sí, eso era lo que
necesitaba, necesitaba a su alfa, un verdadero hombre, grande y duro.
El dolor en su vientre desapareció casi al momento y sentía que
estaba a punto de correrse. Sintió más lubricación brotar de su
agujero, ayudando a Derek a moverse dentro de él. Separó aún más
las piernas y se entregó, completamente sumiso, dejando que tomara
lo que quería de él.
Derek
estaba absolutamente embebido en el omega. La luz de la luna llena
resaltaba su pálida piel contra el suelo oscuro del bosque. Su
espalda se arqueaba hermosamente, levantando cuanto podía el
trasero. Se estaba entregando voluntariamente a él. Le habría
follado de todos modos aun si no lo hubiera hecho, se lo había
ganado, había peleado por él y ahora era suyo, pero le gustaba que
el omega fuera sumiso y se ofreciera sin resistencia. No había
transformado a Isaac con esta intención, incluso si le había
interesado desde el principio, pero por supuesto que iba a
aprovecharlo. Era el orgullo de un alfa tener a un lindo omega a su
lado.
—¿Lo
ves ahora? ¿Que estás hecho para esto?—le preguntó, acariciando
con los colmillos suavemente su cuello.
—Sí...
nnh... Sí, alfa...—respondió entre gemidos, apenas habiendo
entendido lo que le decía.
Su
alfa llevaba un ritmo perfecto, constante y duro, no demasiado
rápido, solo lo justo para hacerle perder la cabeza sin llegar a
correrse, llevándolo al límite sin dejar que lo cruzara. Había
sido un idiota al intentar rechazar esto unas horas antes. Derek
rodeó su pecho con el brazo derecho hasta el hombro opuesto, su
amplio y fuerte torso pegado a su espalda, y lo atrajo hacia sí al
tiempo que embestía en él. La sensación hizo gritar al chico y
unas gotas de semen salpicaron la hierba.
—Voy
a marcarte y vas a ser mío, solo mío. Mataré a cualquiera que te
toque—no era una pregunta en absoluto, iba a hacerlo incluso si el
omega se negaba, pero no fue así.
—Sí,
sí, por favor, alfa, lo que sea, solo... por favor...—estaba
suplicando, aunque no sabía muy bien por qué. Su cuerpo estaba
caliente, ansioso. Ya no había dolor, pero la necesidad volvía a
crecer; no igual, pero resultaba más abrumadora.
Sintió
la afilada sonrisa de Derek en su cuello y las embestidas se
detuvieron. Era extraño porque se sentía cada vez más lleno,
sentía que estaba estirando aún más su interior, pero eso no podía
ser.
—Córrete
para mí, mi omega, vamos—le animó Derek, meciendo aún su cuerpo
cuanto le permitía el nudo en su miembro.
—Alfa...
no... no puedo...—jadeó, intentando mover las caderas, deseando
que continuara follándolo.
—Sí
puedes. Siénteme dentro, siente mi polla llenándote, tu culo
apretándome dentro—le susurró con voz ronca y profunda—.
Quieres mi semen dentro de ti, ¿verdad?
—Sí,
sí, alfa...
—Entonces
hazlo, córrete para mí y te daré todo mi semen, hasta que estés
tan lleno que desbordes, vamos.
Mordió
su cuello, dejando que uno de los colmillos rasgara su piel y saboreó
su sangre. El omega gritó y gimió, sintiendo un placer tan agudo
que no necesitó tocar su erección, se corrió sobre la hierba más
intensamente que nunca. Sintió su interior contrayéndose alrededor
de la verga y el gruñido de Derek reverberó por todo su cuerpo. Un
líquido caliente se derramó dentro de él por tercera vez ese día,
pero esta vez era mucho más abundante. Gimió dulcemente y se
contoneó, pudiendo relajarse por fin ahora que realmente estaba
lleno y el dolor había desaparecido. Derek no salió inmediatamente
de él, permaneció encima suyo con su verga aún erecta dentro.
Isaac no lo cuestionó porque se sentía bien, así que simplemente
se quedó dormido, agotado.
Cuando
despertó unos minutos después, estaba tumbado de lado en el suelo
del bosque, con Derek a su espalda, abrazándolo con fuerza y aún
dentro de él. Se estiró cuanto pudo, desentumeciendo su cuerpo, e
intentó apartarse, pero algo le impedía sacar el miembro de su
interior.
—Derek—le
llamó, girando la cabeza.
—¿Hm?—murmuró,
restregando el rostro contra su hombro.
—¿Te
importa salir?—le preguntó.
—No
puedo—respondió tranquilamente.
—¿Cómo
que no puedes?
—Estamos
anudados—lamió satisfecho la marca aún viva que había dejado en
su cuello.
—¿Qué
es eso de anudados?—intentó moverse, pero sintió dolor en su
trasero cuando algo dentro tiró de él.
—Hay
un bulto en la base de mi polla que se hincha para que el semen no se
salga cuando copulo, lo tenemos todos los hombres lobo de
nacimiento—le explicó, simplemente acomodándose un poco más.
—¿Qué
coño? ¿Y cuándo se va a... deshinchar?
—En
unos diez minutos, pero no te preocupes, para entonces estarás
suplicando por más—movió ligeramente sus caderas y consiguió
arrancarle un gemido.
—Nngh...
¿Entonces no ha terminado?—si hubo un tono de esperanza en su voz,
no iba a comentarlo.
—Oh,
nos queda una larga noche por delante, mi pequeño omega.
Muy buena, no e visto la serie pero la historia fue genial, gracias por escribirla <3
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