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Lo quiero a él [cap2]


Título: Lo quiero a él
Fandom: Teen Wolf         Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: Tahlruil         Trabajo original: I What That One
Traducción: KiraH69 
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: TP          Advertencias: ninguna
Capítulos: 3 (2 de 3)
Resumen: Con el asentamiento de su clan amenazado por oscuras criaturas que se arrastran desde las oscuras grietas del océano, el pueblo de Peter necesita toda la ayuda que pueda obtener. La tribu guerrera de octarianos que posee un territorio cerca del suyo podría ser parte de la respuesta... pero Peter duda que su hermana sea capaz de asegurar la alianza sin su ayuda, mucho menos cuando considera a los octarianos inferiores a los sirénidos.
Peter los tiene en más estima que su hermana, pero no tenía intención de emparejarse con uno de ellos, no cuando estaba feliz por su cuenta y disfrutaba rechazando los candidatos que Talia le presentaba constantemente.
Y tiene la sensación de que nadie había previsto a Stiles, su (futura) pareja, y su forma de echar abajo los planes mejor trazados.

Capítulo 2



Peter contempló el trío de peces muertos y destripados que había en el suelo frente a su suite. Estaban unidos con una espina roja brillante de otro pez y entre cada uno había una cuenta tallada hecha de hueso. No tenía idea de qué se suponía que debía hacer exactamente con el... ¿regalo? ¿Advertencia? ¿Amenaza? No había nadie esperando para decirle qué ostras se suponía que era o por qué alguien lo había tirado frente a su puerta, pero parecía haber supuesto un gran esfuerzo y consideración, así que con un suspiro recogió el regalo y lo llevó a su habitación para una inspección más detallada.
Por las cuentas, estaba casi seguro de que venía de uno de los octarianos. Quizá Stiles sería capaz de decirle su objetivo.
Recordando su tarea autoimpuesta, Peter sonrió y se miró la muñeca izquierda. Había estado en lo cierto y algunas de las marcas que Stiles había dejado con sus ventosas se habían amoratado, aún claramente visibles en su piel. Satisfecho por ello, Peter encontró un brazalete que podía poner justo debajo de las marcas, esperando que llamaran la atención. Solo para asegurarse, se tomó el tiempo de utilizar las tintas que su clan empleaba para pintarse la piel; compradas a humanos, estaban hechizadas para resistir el agua y se llevaban principalmente para ocasiones especiales. Casi nunca las utilizaba, pero esa mañana se sentía bien decorar el dorso de su mano y llevar líneas que se arremolinan hasta su muñeca. Replicó los tatuajes que había visto en Stiles lo mejor que pudo recordarlos, esperando que el octariano apreciara el gesto.
Con todo, esperaba atraer todas las miradas a las marcas en su muñeca y estaba seguro de que se pavonearía cada vez que lo notara. Sonrió observando la marca, satisfecho de sí mismo, y después nadó hacia los aposentos de los visitantes con poderosos golpes de cola. Ignoró a todos con los que se cruzó, aunque inclinó la cabeza cuando pasó junto a Derek y le dedicó una pequeña sonrisa a Cora. Afortunadamente, pudo evitar por completo a Talia y pronto llegó a la suite que Stiles compartía con sus compañeros. Peter se preguntó brevemente por qué Stiles había venido con ellos; era claramente el más joven de la delegación y, aunque era hermoso, dudaba de que eso fuera una razón para llevarlo con ellos.
Sin embargo, lo apartó de su mente cuando llamó a la puerta con la intención de disfrutar de su tiempo con Stiles. Antes de que su puño conectara con la puerta por tercera vez, esta se abrió de golpe casi violentamente y estuvo a punto de golpear al objeto de su afecto. Se detuvo justo a tiempo, giró la mano y abrió el puño, convirtiendo el gesto en uno con el que podía tomar suavemente la mandíbula de Stiles.
—Buenos días—saludó con una sonrisa, pasando el pulgar por la mejilla de Stiles.
—Buenos días—repitió Stiles con los ojos muy abiertos y la piel ruborizándose de un dulce rojo—. No estaba seguro... de si vendrías.
—¿No creíste que lo haría? Me hieres. Como no nos conocemos muy bien, te perdonaré solo por esta vez, pero, Stiles, cuando digo que haré algo, siempre lo cumplo—se le ocurrió una idea y se acercó un poco más al octariano, haciendo todo lo posible por contener su contento—. ¿Me dejaste un regalo esta mañana, cariño? ¿Por eso pensaste que no vendría?
—...quizás.
—Las cuentas eran preciosas—dijo mientras buscaba en los ojos de Stiles.
—Las hice cuando era más joven—Stiles respondió rápidamente con una sonrisa flotando en sus labios mientras un tentáculo se acercaba a Peter. Si el sirénido empujó el apéndice con su brazo derecho para alentar al tentáculo a envolverlo, eso era asunto exclusivamente suyo. Bueno, también era asunto de Stiles, especialmente ya que el tentáculo lo envolvió sin titubear, las ventosas moviéndose sobre su piel casi como si lo estuvieran saboreando—. Todos tenemos que hacer al menos dos juegos, ese era mi segundo. No son... no son tan buenas como las que te habría dado mi amigo Scott, pero-
—No quiero ninguna cuenta de Scott, Stiles, sin importar lo bonitas que sean. Las tuyas me van perfectas—otro rubor se extendió sobre sus pálidas mejillas y Peter no pudo evitar seguirlo con el pulgar antes de deslizar su mano hacia abajo para tomar el costado de su cuello en su lugar. El movimiento atrajo la atención de Stiles hacia la muñeca de Peter y este vio el momento en que Stiles se daba cuenta de lo que había hecho para llamar la atención sobre las marcas que habían quedado allí.
—Peter—dijo con voz ahogada—. Tú... eso es...
—Te lo dije, me gusta la forma en que te ves en mí—respondió Peter encogiéndose de hombros—. Quiero que todos los demás vean lo hermosa que haces que se vea mi piel—Stiles emitió un sonido que era casi un chillido, luego pareció recuperarse—. ¿No debería haberlo hecho?—se preguntó, dándose cuenta por primera vez de que podría haber cruzado una línea que la gente de Stiles consideraba importante. Una cosa era burlarse del decoro de los sirénidos y otra muy distinta era ofender a la gente de su potencial pareja antes de comprometerse el uno al otro—. Puedo lavar la tinta si-
—¡No! Quiero decir... no. Está... bien. Mejor que bien. Genial. Es... tan genial. Es solo difícil de saber... Esto sería más fácil si estuviéramos en mi territorio. Me aseguré de que estaba bien matar esos peces, pero-
—Querido, si estás intentando cortejarme te doy permiso para matar cualquier cosa que necesites, pero primero...—Peter cuidadosamente se apartó, asegurándose de ser gentil con el tentáculo envuelto alrededor de su antebrazo derecho. Cuando lo hizo, habían quedado marcas, aunque no eran tan oscuras o satisfactorias como las que decoraban su muñeca. Ocultando rápidamente su desilusión, Peter hizo una reverencia como había visto hacer a los humanos y le ofreció a Stiles su brazo—. Creo que te debo una visita guiada. Pasa el día conmigo.
Stiles sonrió y tomó su brazo, asegurándose de cerrar la puerta tras de sí cuando se marchaban. Casi de inmediato, el octariano se lanzó a una serie de preguntas rápidas sobre los sirénidos, el hogar de Peter y el propio Peter. Sus preguntas eran tan encantadoras como el propio Stiles, mostrando una gran cantidad de inteligencia e ingenio. Cuando no estaba sonrojado y tartamudeando debido a sus flirteos, Stiles también era excelente respondiendo al mordaz sarcasmo de Peter en igual medida.
Peter era lo bastante sirénido como para admitir que estaba embelesado. Incluso si Talia lo prohibiera, incluso si no ayudara a asegurar la alianza, iba a tener a Stiles como su pareja. Habían pasado todo el día juntos y Peter no se había aburrido ni un solo momento. Mejor aún, los tentáculos de Stiles y sus ventosas habían seguido explorándolo ligera pero constantemente, moviéndose sobre sus escamas y su piel en igual medida. Era raro que lo tocaran en su vida cotidiana, no se había dado cuenta de cuánto lo extrañaba hasta Stiles.
Tenía la sensación de que estaría diciendo eso sobre muchas cosas en el futuro.


* * * * *


Mucho antes de que Peter comenzara el día siguiente, fue arrancado de sus sueños por el sonido de alguien golpeando atronadoramente en su puerta. Sin duda sería su hermana, viniendo para arruinar su felicidad del día anterior, así que no se apresuró precisamente a responder... y se sorprendió por completo cuando la puerta se abrió de golpe antes de llegar. Antes de que su cerebro aletargado por el sueño pudiera procesar lo que estaba sucediendo, cada uno de sus brazos estaba sujeto por una serie de tentáculos, ninguno de los cuales pertenecía a Stiles, lo cual Peter encontró intolerable.
—¿Qué significa esto?—gritó, sacudiendo la cola y revelando su agitación. Le costó toda su fuerza de voluntad evitar luchar contra sus captores de inmediato; en cambio, forzó al resto de su cuerpo a relajarse. Si pensaban que se estaba sometiendo, podría resultar más fácil escapar de su control si realmente lo necesitaba.
El líder de los octarianos – John, Talia le había dicho que su nombre era John – ya no parecía severo y noble. En vez de eso, el miedo y la ira se mezclaban en su expresión, mientras que ondas de un amarillo brillante recorrían su cuerpo normalmente bronceado. El vívido color de advertencia hizo que los brillantes anillos azules del octariano destacaran aún más y Peter estuvo seguro de que John estaba pendiendo de un hilo.
—¡¿Dónde está mi hijo?!—John era incluso más ruidoso de lo que había sido Peter, con los puños humanos apretándose y soltándose a los lados. Al igual que con Peter, la parte inferior de su cuerpo era una indicación aún más clara de lo enojado que estaba, los tentáculos se enroscaban en sí mismos antes de arremeter; si uno lograba golpearlo, no tenía ninguna duda de que sería extremadamente doloroso. Cuando las palabras del octariano penetraron, Peter se encontró perdido. ¿John tenía un hijo? ¿Un hijo al que había traído a la reunión? No lo había sabido, no sabía por qué pensaban que sabía algo sobre...—. ¡¿Dónde está Stiles?!
Mierda.
—¿Qué quiere decir con que dónde está? ¿Ha pasado algo?—Peter intentó avanzar, pero los otros dos octarianos lo sostuvieron rápidamente. Ni siquiera intentó evitar gruñir al de su izquierda, pero incluso la forma en que el otro se encogió no fue suficiente para apaciguarlo—. Anoche lo dejé en los cuartos de invitados. Se supone que iba a verlo hoy más tarde.
John frunció el ceño mientras miraba a Peter, pero tras unos momentos agitó una mano y Peter fue liberado. Odiaba las ligeras marcas de succión que le quedaron en la piel y más les valía a los dos octarianos rezar para que desaparecieran antes de volver a ver a Stiles. Si su futura pareja sospechaba de algún tipo de infidelidad, Peter los destriparía a ambos.
—Cuando desperté esta mañana ya no estaba—dijo John, comenzando a moverse hacia adelante y hacia atrás en el agua, apenas controlando los tentáculos—. Pensaba... Esperaba que se hubiera escapado para estar con el sirénido del que estuvo hablando tan entusiasmado. Te dio peces y cuentas—agregó John en un murmullo, pasándose una mano por el pelo—. Estaba seguro de que él... ¿Realmente no lo has visto?
—No—respondió Peter brevemente, negándose a preocuparse por el momento. Necesitaba mantenerse tan calmado y concentrado como pudiera; cedería ante el impulso de preocuparse y volverse histérico una vez que encontraran a Stiles. Después besaría al octariano hasta dejarlo sin sentido o lo estrangularía, lo que fuera más apropiado—. ¿Se lo ha dicho a mi hermana? Talia podría-
—¿Eres el hermano de Talia?
—Y usted es el padre de Stiles—Peter sabía que su voz fue brusca, pero no había forma de evitarlo. Mientras hablaba, se dirigió hacia su puerta con ganas de poner en marcha un plan para encontrar a Stiles—. Claramente hay cosas de las que deberíamos haber hablado, pero ahora no es el momento. ¿No tiene ni idea de a dónde podría haber ido?
—No.
Peter no le gruñó al padre de Stiles, pero estuvo cerca. ¿Cómo podía haber perdido a Stiles? Se negó a hablar con el octariano mientras se movían, demasiado ocupado tratando de armar un plan de acción. No quería llamar la atención de todo su clan, no con una alianza y con Stiles en juego. Había algunos sirénidos sobre los que no podía estar seguro de que no reaccionarían de forma exagerada; decidirían que Stiles era un espía de algún tipo y podrían herir al octariano que quería tomar como su pareja. Habría que decírselo a Talia, desafortunadamente, y luego ella metería la nariz en su cortejo, lo que no le apetecía para nada. Aún así, todos los guerreros en los que sí confiaba para llevar a cabo la tarea de buscar a su pareja en serio respondían ante ella o ante su sobrino.
Lo que significaba que tendría que involucrar a Derek, lo que intrigaría a Cora y a Laura, y pronto la totalidad de su entrometida e irritante familia estaría involucrada. Maravilloso.
A pesar de la reticencia que sentía, Peter envió al primer sirénido con el que se cruzó para que llevara de inmediato a su sobrino a las habitaciones de Talia. John le frunció el ceño y Peter contuvo una mueca de desprecio a cambio. Necesitaba llevarse bien con la familia de Stiles, especialmente porque su cortejo aún no se había completado. Más allá de eso, el octariano parecía estar conteniéndose por un hilo muy fino y no tenía ninguna duda de que John no tendría problemas en arremeter con su enfado. Era un rasgo que admiraba en su gente, tanto como Talia lo encontraba desagradable.
No se había preguntado si la alianza era realmente una buena idea por su propio bien.
Para cuando Peter y su escolta octariana llegaron a las habitaciones de su hermana, Derek estaba merodeando por la puerta. Sus densas cejas estaban fruncidas, aunque arqueó una en una pregunta silenciosa una vez que vio a Peter. Las cejas de su sobrino decían más de lo que el querido chico lograba con su boca.
—Mi hijo ha desaparecido—espetó John en lugar de dejar que Peter respondiera—. Si descubro que vuestra gente sabe dónde está-
—Puedo asegurarle que no tuvimos nada que ver con eso—interrumpió Peter con su voz de «soy muy diplomático»—. Si incluso un indicio de algo así hubiera llegado a mis oídos, habría matado al que susurrara. ¡Talia!—llamó mientras abría las puertas de su habitación; ella sabría que estaban allí y no era el momento para ceremonias.
Su hermana estaba frunciendo el ceño mientras nadaba hacia él, con el pelo aún revuelto por el sueño y ninguna de sus galas usuales puestas.
—Peter. ¿Qué significa esto?
—Stiles, mi hijo, ha desaparecido—respondió John de nuevo, comenzando a volverse silencioso en su enfado. Eso le preocupaba a Peter y esperaba que esto no acabara en un incidente diplomático. A pesar de que Talia y la mayoría de su clan los consideraban salvajes, Peter dudaba que pudieran oponerse a los octarianos si encontraban una razón para ir a la guerra—. Quiero que lo encuentren y quiero una explicación. Me aseguraste que estaríamos seguros aquí, que nadie actuaría contra nosotros-
—Ninguno de los míos ha tenido nada que ver con esto—interrumpió Talia, y otro baño de violento color amarillo recorrió la parte inferior del cuerpo de John. Peter pensó que si le interrumpían de nuevo, el octariano iba a causar daños—. ¿Peter, por qué estás tú aquí?
—Al parecer, Stiles ha comenzado un cortejo con tu hermano—dijo John, conciso y al grano—. Había... esperado—continuó, aunque la mueca que acompañó la palabra indicaba que había sentido algo completamente diferente—que los encontraría juntos en la habitación de Peter. En cambio, mi hijo ha desaparecido y exijo tu ayuda para encontrarlo.
—Peter, tú...—Talia se detuvo y le lanzó una mirada que significaba problemas más tarde, mientras que Derek parecía casi felizmente sorprendido. Era extraño ver su rostro sin una mirada ceñuda—. Me disculpo, John. Ahora no es el momento. Por supuesto que te ayudaremos. Supongo que tienes una idea de por dónde empezar, Peter.
—Solo a quién deberíamos enviar. Si la noticia se propaga, podemos perder el control de la situación. Derek, apreciaría que me prestaras a Boyd, Isaac y Erica. Tan solo recuérdale a Erica que mantenga la boca cerrada por ahora. Y, Talia, creo que deberíamos usar tu guardia de honor; morirían antes de traicionar tu confianza. ¿Dijo Stiles algo anoche que diera alguna pista sobre dónde podría estar?
—No. No hablaba más que de ti y de cómo deseaba haber podido encontrar algo más impresionante que ofrecerte que simples peces.
—Me gustaron los peces—replicó Peter, frunciendo el ceño ante la aparente inseguridad de su pareja—. Logró atrapar mis favoritos—Peter había planeado prepararles a ambos una comida para el almuerzo usando el regalo, uno de los primeros pasos en el cortejo de su propia gente. Si Stiles no lograba volver a él antes de la comida del mediodía, Peter iba a estar bastante molesto con él.
—Stiles se preocupa—dijo John, sonando tanto afectuoso como exasperado—. Si nadie lo secuestró, estoy seguro de que después de que os separarais se convenció a sí mismo de que considerabas su ofrenda insuficiente. Una vez que se le mete algo en la cabeza... bueno. Es posible que se las haya arreglado para escabullirse—concedió John, viéndose descontento ante la admisión de que no había habido ningún mal por parte de los sirénidos.
—Disculpe—la voz de Derek fue inesperada, lo que significaba que probablemente era algo importante. Peter se volvió hacia él e hizo un gesto para que continuara y su sobrino lo hizo con las cejas fruncidas—, pero no sé mucho de sus rituales. ¿Stiles necesita cazar algo para ofrecérselo a Peter para el primer paso del cortejo?
—Por así decirlo. Por lo general, tratamos de cazar a la criatura más peligrosa para demostrar que somos capaces de proteger a nuestras parejas y a todos los niños que lleguen de la unión. Sin embargo, si estamos en una zona donde eso es imposible o si un octariano es un mal cazador, pueden optar por cazar un animal de presa en su lugar para demostrar que aun así pueden proveer.
—Stiles estaba decepcionado de que solo pudiera darme peces—recordó Peter de repente—. Le preocupaba cazar cosas que no debía en nuestro territorio. Yo... le di permiso para matar cualquier cosa que necesitara. Estaba bromeando, pero...
—Vaya... joder—dijo John en voz baja, pasándose una mano por el pelo—. Así que probablemente salió de caza, solo, en territorio desconocido buscando algo peligroso. Maravilloso.
—Creo que... podría ser peor—murmuró Derek, reacio como siempre a hablar—. Stiles es... él es el que tiene las marcas rojas en su mitad humana, ¿no?—Peter vio solo una pizca de tizne rojo en las mejillas de su sobrino y ni siquiera intentó evitar gruñir. Derek tan solo puso los ojos en blanco, juntando aún más las cejas—. Estuve hablando con Cora y Boyd sobre el reciente aumento de las invasiones de las criaturas del abismo. Puede que él... escuchara. Si está tan decidido a impresionar al tío Peter...
El pavor lo inundó, volviendo sus partes humanas frías como el océano Ártico. Incluso el más pequeño de los seres infernales era monstruoso y enfrentarse sin ayuda a uno era similar al suicidio. Si Stiles se encontraba con una de las criaturas más grandes y peligrosas... Peter se impulsó hacia atrás hasta que golpeó la pared, usándola para sostenerse mientras intentaba pensar. John tenía una oleada tras otra de ondas amarillas sobre sus tentáculos, mientras que los otros dos octarianos también cambiaban de color. John y Talia estaban gritando órdenes a su respectiva gente, mientras que Derek se fue para buscar a Boyd, Isaac y Erica. Al salir se tomó un momento para detenerse al lado de Peter y darle un apretón firme y tranquilizador en el hombro.
Su pareja estaba allí fuera, cazando monstruos nacidos de la oscuridad y las pesadillas, y lo estaba haciendo para impresionarlo. Peter iba a estrangular a ese idiota una vez que regresara, decidió mientras que todos menos él y su hermana salían de la sala. No mataría a Stiles, porque muchos de los preparativos que había hecho para engañar a la muerte funcionarían solo para él, pero podría lisiar al octariano. Su estúpida e imprudente pareja no merecía nada menos y si se lastimaba durante este ridículo intento de ganar su mano, Peter lo haría arrastrarse por su perdón.
Bueno, después de cuidarlo hasta que recuperara la salud. Gritarle y estrangularlo sería mucho menos satisfactorio si Stiles ya estaba herido.
Decidiendo que ya llevaba demasiado tiempo siendo débil, Peter tomó aliento y se recompuso. Sin embargo, casi tan pronto como dejó el soporte de la pared, Talia estaba sobre él.
—¿Un octariano, Peter? ¿En serio? Te he traído sirénido tras sirénido, unos que eran dotados, refinados y hermosos. ¡Algunos de clanes aún más ricos que los nuestros! Y rechazaste a cada uno de ellos-
—Eran aburridos—respondió Peter, entrecerrando los ojos en una advertencia que casi seguramente Talia ignoraría—. La mayoría de ellos también eran estúpidos o complacientes. Stiles es mucho más hermoso que cualquiera de ellos y su mente es absolutamente fascinante. Así que no, no un octariano, quiero a Stiles. No sé por qué te irrita tanto, hermana—continuó con un gruñido cuando Talia abrió la boca para discutir—. Esto probablemente te ayudará a conseguir tu alianza; sin embargo, no tenía idea de que Stiles fuera el hijo de John. Aunque me había preguntado por qué alguien tan joven se había unido a la delegación... pero nada de eso importa. No hasta encontrarlo y traerlo a salvo aquí donde pueda lisiarlo yo mismo.
—Hump. Llamas estúpida a nuestra gente. Al menos ninguno de nosotros sería tan tonto como para-
—Si fuera tú me pensaría muy, muy cuidadosamente las palabras que salen de tu boca, querida hermana. Stiles será mi pareja, siempre que John no lo prohíba. Si crees que voy a dejar que tú o cualquier otro hable mal de él...—Peter lo dejó ahí y le dedicó una sonrisa que le hizo temblar y retroceder tan solo un poco—. Tu posición no significa nada cuando se trata de él. Si no puedes mantener tu lengua educada, estaré feliz de arrancártela.
Con eso, salió de sus aposentos, dirigiéndose a los suyos propios tan rápido como pudo sin despertar sospechas. Una vez que llegó allí, fue directamente a por su armadura; no tenía intención de quedarse en casa moviendo las aletas mientras otros buscaban a su pareja. Su pechera había sido hecha con las escamas de los mismos monstruos que Stiles había ido a cazar, entregadas a un maestro herrero en la superficie para que las convirtiera en una obra de arte protectora.
Era casi impenetrable, negra con un brillo de colores que bailaba sobre la superficie como el aceite sobre el agua. Incluía una hombrera que cubría su hombro izquierdo en la forma de un leviatán, con sus ojos hechos de joyas que eran del mismo color que los ojos de Peter. Las piezas protectoras que colocó sobre sus antebrazos eran mucho menos intrincadas y mucho más flexibles, dándole la destreza que necesitaba para empuñar las dagas que prefería. Tan pronto como el cinturón que sostenía seis de ellas estuvo amarrado a su cintura, Peter se marchó, dirigiéndose al lugar donde todos habían acordado encontrarse.
Si Talia o John creían que iban a mantenerlo fuera de esto, apuñalaría primero y pediría «permiso» después.
Afortunadamente, el padre de Stiles no hizo tal cosa. De hecho, él y los otros octarianos que lo acompañaban estaban equipados de una forma muy parecida a la de Peter, aunque su arma de elección era una lanza. Cuando vio acercarse a Peter, algo parecido al respeto y aceptación cruzó su rostro, y el asentimiento que le ofreció fue de aprobación. Peter sabía que muchos otros habitantes bajo el agua consideraban a su pueblo blando y no estaban del todo equivocados. Sin embargo, se alegraba de demostrar que no todos los sirénidos estaban contentos con quedarse en sus refugios y dejar que otros los protegieran.
Una vez que Derek se les unió con sus tres subordinados y la guardia de honor de Talia, hablaron brevemente para trazar un plan. Peter terminó al «mando» de dos octarianos y Erica; se había decidido que dividirse en grupos que incluyeran a ambos pueblos era la mejor opción. Los octarianos estaban más curtidos en la batalla, mientras que los sirénidos conocían su territorio y las mejores formas de luchar contra las bestias que surgían de las profundidades más oscuras. Con suerte los grupos mixtos serían capaces de cubrir más terreno y regresar de manera segura.
Cuando salieron de su refugio, Peter juró una vez más que nunca le perdonaría a Stiles si se lastimaba. Después de todo, Peter ya estaba impresionado, ya estaba decidido a hacer a Stiles suyo. No había nada que pudiera hacerle cambiar de opinión... ni siquiera darse cuenta de que su pareja era un poco estúpida.

3 comentarios:

  1. Muy genial!!! Pobre Stiles lo que le espera al regresar :')
    Gracias por subir!!

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  2. por Dioa me has tenido en suplicio.!!!!!!! wooow vamos a rescatar a mi bebe Stile, mi podre pulpito..!!! espero que ello sorprenda, bueno es nuestro gran Stile..!!!

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  3. Cuando la subirás? Me dejas con toda la tensión jaja.

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