Título: Lo quiero a él
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: Tahlruil Trabajo original: I What That One
Traducción: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: TP Advertencias: ninguna
Capítulos: 3 (2 de 3)
Resumen: Con el asentamiento de su clan amenazado por oscuras criaturas que se arrastran desde las oscuras grietas del océano, el pueblo de Peter necesita toda la ayuda que pueda obtener. La tribu guerrera de octarianos que posee un territorio cerca del suyo podría ser parte de la respuesta... pero Peter duda que su hermana sea capaz de asegurar la alianza sin su ayuda, mucho menos cuando considera a los octarianos inferiores a los sirénidos.
Peter los tiene en más estima que su hermana, pero no tenía intención de emparejarse con uno de ellos, no cuando estaba feliz por su cuenta y disfrutaba rechazando los candidatos que Talia le presentaba constantemente.
Y tiene la sensación de que nadie había previsto a Stiles, su (futura) pareja, y su forma de echar abajo los planes mejor trazados.
Capítulo 2
Peter
contempló el trío de peces muertos y destripados que había en el
suelo frente a su suite. Estaban unidos con una espina roja brillante
de otro pez y entre cada uno había una cuenta tallada hecha de
hueso. No tenía idea de qué se suponía que debía hacer
exactamente con el... ¿regalo? ¿Advertencia? ¿Amenaza? No
había nadie esperando para decirle qué ostras se suponía que era o
por qué alguien lo había tirado frente a su puerta, pero parecía
haber supuesto un gran esfuerzo y consideración, así que con un
suspiro recogió el regalo y lo llevó a su habitación para una
inspección más detallada.
Por
las cuentas, estaba casi seguro de que venía de uno de los
octarianos. Quizá Stiles sería capaz de decirle su objetivo.
Recordando
su tarea autoimpuesta, Peter sonrió y se miró la muñeca izquierda.
Había estado en lo cierto y algunas de las marcas que Stiles había
dejado con sus ventosas se habían amoratado, aún claramente
visibles en su piel. Satisfecho por ello, Peter encontró un
brazalete que podía poner justo debajo de las marcas, esperando que
llamaran la atención. Solo para asegurarse, se tomó el tiempo de
utilizar las tintas que su clan empleaba para pintarse la piel;
compradas a humanos, estaban hechizadas para resistir el agua y se
llevaban principalmente para ocasiones especiales. Casi nunca las
utilizaba, pero esa mañana se sentía bien decorar el dorso de su
mano y llevar líneas que se arremolinan hasta su muñeca. Replicó
los tatuajes que había visto en Stiles lo mejor que pudo
recordarlos, esperando que el octariano apreciara el gesto.
Con
todo, esperaba atraer todas las miradas a las marcas en su muñeca y
estaba seguro de que se pavonearía cada vez que lo notara. Sonrió
observando la marca, satisfecho de sí mismo, y después nadó hacia
los aposentos de los visitantes con poderosos golpes de cola. Ignoró
a todos con los que se cruzó, aunque inclinó la cabeza cuando pasó
junto a Derek y le dedicó una pequeña sonrisa a Cora.
Afortunadamente, pudo evitar por completo a Talia y pronto llegó a
la suite que Stiles compartía con sus compañeros. Peter se preguntó
brevemente por qué Stiles había venido con ellos; era claramente el
más joven de la delegación y, aunque era hermoso, dudaba de que eso
fuera una razón para llevarlo con ellos.
Sin
embargo, lo apartó de su mente cuando llamó a la puerta con la
intención de disfrutar de su tiempo con Stiles. Antes de que su puño
conectara con la puerta por tercera vez, esta se abrió de golpe casi
violentamente y estuvo a punto de golpear al objeto de su afecto. Se
detuvo justo a tiempo, giró la mano y abrió el puño, convirtiendo
el gesto en uno con el que podía tomar suavemente la mandíbula de
Stiles.
—Buenos
días—saludó con una sonrisa, pasando el pulgar por la mejilla de
Stiles.
—Buenos
días—repitió Stiles con los ojos muy abiertos y la piel
ruborizándose de un dulce rojo—. No estaba seguro... de si
vendrías.
—¿No
creíste que lo haría? Me hieres. Como no nos conocemos muy bien, te
perdonaré solo por esta vez, pero, Stiles, cuando digo que haré
algo, siempre lo cumplo—se le ocurrió una idea y se acercó un
poco más al octariano, haciendo todo lo posible por contener su
contento—. ¿Me dejaste un regalo esta mañana, cariño? ¿Por eso
pensaste que no vendría?
—...quizás.
—Las
cuentas eran preciosas—dijo mientras buscaba en los ojos de Stiles.
—Las
hice cuando era más joven—Stiles respondió rápidamente con una
sonrisa flotando en sus labios mientras un tentáculo se acercaba a
Peter. Si el sirénido empujó el apéndice con su brazo derecho para
alentar al tentáculo a envolverlo, eso era asunto exclusivamente
suyo. Bueno, también era asunto de Stiles, especialmente ya que el
tentáculo lo envolvió sin titubear, las ventosas moviéndose sobre
su piel casi como si lo estuvieran saboreando—. Todos tenemos que
hacer al menos dos juegos, ese era mi segundo. No son... no son tan
buenas como las que te habría dado mi amigo Scott, pero-
—No
quiero ninguna cuenta de Scott, Stiles, sin importar lo bonitas que
sean. Las tuyas me van perfectas—otro rubor se extendió sobre sus
pálidas mejillas y Peter no pudo evitar seguirlo con el pulgar antes
de deslizar su mano hacia abajo para tomar el costado de su cuello en
su lugar. El movimiento atrajo la atención de Stiles hacia la muñeca
de Peter y este vio el momento en que Stiles se daba cuenta de lo que
había hecho para llamar la atención sobre las marcas que habían
quedado allí.
—Peter—dijo
con voz ahogada—. Tú... eso es...
—Te
lo dije, me gusta la forma en que te ves en mí—respondió Peter
encogiéndose de hombros—. Quiero que todos los demás vean lo
hermosa que haces que se vea mi piel—Stiles emitió un sonido que
era casi un chillido, luego pareció recuperarse—. ¿No debería
haberlo hecho?—se preguntó, dándose cuenta por primera vez de que
podría haber cruzado una línea que la gente de Stiles consideraba
importante. Una cosa era burlarse del decoro de los sirénidos y otra
muy distinta era ofender a la gente de su potencial pareja antes de
comprometerse el uno al otro—. Puedo lavar la tinta si-
—¡No!
Quiero decir... no. Está... bien. Mejor que bien. Genial. Es... tan
genial. Es solo difícil de saber... Esto sería más fácil si
estuviéramos en mi territorio. Me aseguré de que estaba bien matar
esos peces, pero-
—Querido,
si estás intentando cortejarme te doy permiso para matar cualquier
cosa que necesites, pero primero...—Peter cuidadosamente se apartó,
asegurándose de ser gentil con el tentáculo envuelto alrededor de
su antebrazo derecho. Cuando lo hizo, habían quedado marcas, aunque
no eran tan oscuras o satisfactorias como las que decoraban su
muñeca. Ocultando rápidamente su desilusión, Peter hizo una
reverencia como había visto hacer a los humanos y le ofreció a
Stiles su brazo—. Creo que te debo una visita guiada. Pasa el día
conmigo.
Stiles
sonrió y tomó su brazo, asegurándose de cerrar la puerta tras de
sí cuando se marchaban. Casi de inmediato, el octariano se lanzó a
una serie de preguntas rápidas sobre los sirénidos, el hogar de
Peter y el propio Peter. Sus preguntas eran tan encantadoras como el
propio Stiles, mostrando una gran cantidad de inteligencia e ingenio.
Cuando no estaba sonrojado y tartamudeando debido a sus flirteos,
Stiles también era excelente respondiendo al mordaz sarcasmo de
Peter en igual medida.
Peter
era lo bastante sirénido como para admitir que estaba embelesado.
Incluso si Talia lo prohibiera, incluso si no ayudara a asegurar la
alianza, iba a tener a Stiles como su pareja. Habían pasado todo el
día juntos y Peter no se había aburrido ni un solo momento. Mejor
aún, los tentáculos de Stiles y sus ventosas habían seguido
explorándolo ligera pero constantemente, moviéndose sobre sus
escamas y su piel en igual medida. Era raro que lo tocaran en su vida
cotidiana, no se había dado cuenta de cuánto lo extrañaba hasta
Stiles.
Tenía
la sensación de que estaría diciendo eso sobre muchas cosas en el
futuro.
* * *
* *
Mucho
antes de que Peter comenzara el día siguiente, fue arrancado de sus
sueños por el sonido de alguien golpeando atronadoramente en su
puerta. Sin duda sería su hermana, viniendo para arruinar su
felicidad del día anterior, así que no se apresuró precisamente a
responder... y se sorprendió por completo cuando la puerta se abrió
de golpe antes de llegar. Antes de que su cerebro aletargado por el
sueño pudiera procesar lo que estaba sucediendo, cada uno de sus
brazos estaba sujeto por una serie de tentáculos, ninguno de los
cuales pertenecía a Stiles, lo cual Peter encontró intolerable.
—¿Qué
significa esto?—gritó, sacudiendo la cola y revelando su
agitación. Le costó toda su fuerza de voluntad evitar luchar contra
sus captores de inmediato; en cambio, forzó al resto de su cuerpo a
relajarse. Si pensaban que se estaba sometiendo, podría resultar más
fácil escapar de su control si realmente lo necesitaba.
El
líder de los octarianos – John, Talia le había dicho que su
nombre era John – ya no parecía severo y noble. En vez de eso, el
miedo y la ira se mezclaban en su expresión, mientras que ondas de
un amarillo brillante recorrían su cuerpo normalmente bronceado. El
vívido color de advertencia hizo que los brillantes anillos azules
del octariano destacaran aún más y Peter estuvo seguro de que John
estaba pendiendo de un hilo.
—¡¿Dónde
está mi hijo?!—John era incluso más ruidoso de lo que había sido
Peter, con los puños humanos apretándose y soltándose a los lados.
Al igual que con Peter, la parte inferior de su cuerpo era una
indicación aún más clara de lo enojado que estaba, los tentáculos
se enroscaban en sí mismos antes de arremeter; si uno lograba
golpearlo, no tenía ninguna duda de que sería extremadamente
doloroso. Cuando las palabras del octariano penetraron, Peter se
encontró perdido. ¿John tenía un hijo? ¿Un hijo al que había
traído a la reunión? No lo había sabido, no sabía por qué
pensaban que sabía algo sobre...—. ¡¿Dónde está Stiles?!
Mierda.
—¿Qué
quiere decir con que dónde está? ¿Ha pasado algo?—Peter intentó
avanzar, pero los otros dos octarianos lo sostuvieron rápidamente.
Ni siquiera intentó evitar gruñir al de su izquierda, pero incluso
la forma en que el otro se encogió no fue suficiente para
apaciguarlo—. Anoche lo dejé en los cuartos de invitados. Se
supone que iba a verlo hoy más tarde.
John
frunció el ceño mientras miraba a Peter, pero tras unos momentos
agitó una mano y Peter fue liberado. Odiaba las ligeras marcas de
succión que le quedaron en la piel y más les valía a los dos
octarianos rezar para que desaparecieran antes de volver a ver a
Stiles. Si su futura pareja sospechaba de algún tipo de infidelidad,
Peter los destriparía a ambos.
—Cuando
desperté esta mañana ya no estaba—dijo John, comenzando a moverse
hacia adelante y hacia atrás en el agua, apenas controlando los
tentáculos—. Pensaba... Esperaba que se hubiera escapado para
estar con el sirénido del que estuvo hablando tan entusiasmado. Te
dio peces y cuentas—agregó John en un murmullo, pasándose una
mano por el pelo—. Estaba seguro de que él... ¿Realmente no lo
has visto?
—No—respondió
Peter brevemente, negándose a preocuparse por el momento. Necesitaba
mantenerse tan calmado y concentrado como pudiera; cedería ante el
impulso de preocuparse y volverse histérico una vez que encontraran
a Stiles. Después besaría al octariano hasta dejarlo sin sentido o
lo estrangularía, lo que fuera más apropiado—. ¿Se lo ha dicho a
mi hermana? Talia podría-
—¿Eres
el hermano de Talia?
—Y
usted es el padre de Stiles—Peter sabía que su voz fue brusca,
pero no había forma de evitarlo. Mientras hablaba, se dirigió hacia
su puerta con ganas de poner en marcha un plan para encontrar a
Stiles—. Claramente hay cosas de las que deberíamos haber hablado,
pero ahora no es el momento. ¿No tiene ni idea de a dónde podría
haber ido?
—No.
Peter
no le gruñó al padre de Stiles, pero estuvo cerca. ¿Cómo podía
haber perdido a Stiles? Se negó a hablar con el octariano mientras
se movían, demasiado ocupado tratando de armar un plan de acción.
No quería llamar la atención de todo su clan, no con una alianza y
con Stiles en juego. Había algunos sirénidos sobre los que no podía
estar seguro de que no reaccionarían de forma exagerada; decidirían
que Stiles era un espía de algún tipo y podrían herir al octariano
que quería tomar como su pareja. Habría que decírselo a Talia,
desafortunadamente, y luego ella metería la nariz en su cortejo, lo
que no le apetecía para nada. Aún así, todos los guerreros en los
que sí confiaba para llevar a cabo la tarea de buscar a su pareja en
serio respondían ante ella o ante su sobrino.
Lo
que significaba que tendría que involucrar a Derek, lo que
intrigaría a Cora y a Laura, y pronto la totalidad de su entrometida
e irritante familia estaría involucrada. Maravilloso.
A
pesar de la reticencia que sentía, Peter envió al primer sirénido
con el que se cruzó para que llevara de inmediato a su sobrino a las
habitaciones de Talia. John le frunció el ceño y Peter contuvo una
mueca de desprecio a cambio. Necesitaba llevarse bien con la
familia de Stiles, especialmente porque su cortejo aún no se había
completado. Más allá de eso, el octariano parecía estar
conteniéndose por un hilo muy fino y no tenía ninguna duda de que
John no tendría problemas en arremeter con su enfado. Era un rasgo
que admiraba en su gente, tanto como Talia lo encontraba
desagradable.
No se
había preguntado si la alianza era realmente una buena idea por su
propio bien.
Para
cuando Peter y su escolta octariana llegaron a las habitaciones de su
hermana, Derek estaba merodeando por la puerta. Sus densas cejas
estaban fruncidas, aunque arqueó una en una pregunta silenciosa una
vez que vio a Peter. Las cejas de su sobrino decían más de lo que
el querido chico lograba con su boca.
—Mi
hijo ha desaparecido—espetó John en lugar de dejar que Peter
respondiera—. Si descubro que vuestra gente sabe dónde está-
—Puedo
asegurarle que no tuvimos nada que ver con eso—interrumpió Peter
con su voz de «soy muy diplomático»—. Si incluso un indicio de
algo así hubiera llegado a mis oídos, habría matado al que
susurrara. ¡Talia!—llamó mientras abría las puertas de su
habitación; ella sabría que estaban allí y no era el momento para
ceremonias.
Su
hermana estaba frunciendo el ceño mientras nadaba hacia él, con el
pelo aún revuelto por el sueño y ninguna de sus galas usuales
puestas.
—Peter.
¿Qué significa esto?
—Stiles,
mi hijo, ha desaparecido—respondió John de nuevo, comenzando a
volverse silencioso en su enfado. Eso le preocupaba a Peter y
esperaba que esto no acabara en un incidente diplomático. A pesar de
que Talia y la mayoría de su clan los consideraban salvajes, Peter
dudaba que pudieran oponerse a los octarianos si encontraban una
razón para ir a la guerra—. Quiero que lo encuentren y quiero una
explicación. Me aseguraste que estaríamos seguros aquí, que nadie
actuaría contra nosotros-
—Ninguno
de los míos ha tenido nada que ver con esto—interrumpió Talia, y
otro baño de violento color amarillo recorrió la parte inferior del
cuerpo de John. Peter pensó que si le interrumpían de nuevo, el
octariano iba a causar daños—. ¿Peter, por qué estás tú aquí?
—Al
parecer, Stiles ha comenzado un cortejo con tu hermano—dijo John,
conciso y al grano—. Había... esperado—continuó, aunque la
mueca que acompañó la palabra indicaba que había sentido algo
completamente diferente—que los encontraría juntos en la
habitación de Peter. En cambio, mi hijo ha desaparecido y exijo tu
ayuda para encontrarlo.
—Peter,
tú...—Talia se detuvo y le lanzó una mirada que significaba
problemas más tarde, mientras que Derek parecía casi felizmente
sorprendido. Era extraño ver su rostro sin una mirada ceñuda—. Me
disculpo, John. Ahora no es el momento. Por supuesto que te
ayudaremos. Supongo que tienes una idea de por dónde empezar, Peter.
—Solo
a quién deberíamos enviar. Si la noticia se propaga, podemos perder
el control de la situación. Derek, apreciaría que me prestaras a
Boyd, Isaac y Erica. Tan solo recuérdale a Erica que mantenga la
boca cerrada por ahora. Y, Talia, creo que deberíamos usar tu
guardia de honor; morirían antes de traicionar tu confianza. ¿Dijo
Stiles algo anoche que diera alguna pista sobre dónde podría estar?
—No.
No hablaba más que de ti y de cómo deseaba haber podido encontrar
algo más impresionante que ofrecerte que simples peces.
—Me
gustaron los peces—replicó Peter, frunciendo el ceño ante la
aparente inseguridad de su pareja—. Logró atrapar mis
favoritos—Peter había planeado prepararles a ambos una comida para
el almuerzo usando el regalo, uno de los primeros pasos en el cortejo
de su propia gente. Si Stiles no lograba volver a él antes de la
comida del mediodía, Peter iba a estar bastante molesto con él.
—Stiles
se preocupa—dijo John, sonando tanto afectuoso como exasperado—.
Si nadie lo secuestró, estoy seguro de que después de que os
separarais se convenció a sí mismo de que considerabas su ofrenda
insuficiente. Una vez que se le mete algo en la cabeza... bueno. Es
posible que se las haya arreglado para escabullirse—concedió John,
viéndose descontento ante la admisión de que no había habido
ningún mal por parte de los sirénidos.
—Disculpe—la
voz de Derek fue inesperada, lo que significaba que probablemente era
algo importante. Peter se volvió hacia él e hizo un gesto para que
continuara y su sobrino lo hizo con las cejas fruncidas—, pero no
sé mucho de sus rituales. ¿Stiles necesita cazar algo para
ofrecérselo a Peter para el primer paso del cortejo?
—Por
así decirlo. Por lo general, tratamos de cazar a la criatura más
peligrosa para demostrar que somos capaces de proteger a nuestras
parejas y a todos los niños que lleguen de la unión. Sin embargo,
si estamos en una zona donde eso es imposible o si un octariano es un
mal cazador, pueden optar por cazar un animal de presa en su lugar
para demostrar que aun así pueden proveer.
—Stiles
estaba decepcionado de que solo pudiera darme peces—recordó Peter
de repente—. Le preocupaba cazar cosas que no debía en nuestro
territorio. Yo... le di permiso para matar cualquier cosa que
necesitara. Estaba bromeando, pero...
—Vaya...
joder—dijo John en voz baja, pasándose una mano por el pelo—.
Así que probablemente salió de caza, solo, en territorio
desconocido buscando algo peligroso. Maravilloso.
—Creo
que... podría ser peor—murmuró Derek, reacio como siempre a
hablar—. Stiles es... él es el que tiene las marcas rojas en su
mitad humana, ¿no?—Peter vio solo una pizca de tizne rojo en las
mejillas de su sobrino y ni siquiera intentó evitar gruñir. Derek
tan solo puso los ojos en blanco, juntando aún más las cejas—.
Estuve hablando con Cora y Boyd sobre el reciente aumento de las
invasiones de las criaturas del abismo. Puede que él... escuchara.
Si está tan decidido a impresionar al tío Peter...
El
pavor lo inundó, volviendo sus partes humanas frías como el océano
Ártico. Incluso el más pequeño de los seres infernales era
monstruoso y enfrentarse sin ayuda a uno era similar al suicidio. Si
Stiles se encontraba con una de las criaturas más grandes y
peligrosas... Peter se impulsó hacia atrás hasta que golpeó la
pared, usándola para sostenerse mientras intentaba pensar. John
tenía una oleada tras otra de ondas amarillas sobre sus tentáculos,
mientras que los otros dos octarianos también cambiaban de color.
John y Talia estaban gritando órdenes a su respectiva gente,
mientras que Derek se fue para buscar a Boyd, Isaac y Erica. Al salir
se tomó un momento para detenerse al lado de Peter y darle un
apretón firme y tranquilizador en el hombro.
Su
pareja estaba allí fuera, cazando monstruos nacidos de la oscuridad
y las pesadillas, y lo estaba haciendo para impresionarlo. Peter iba
a estrangular a ese idiota una vez que regresara, decidió mientras
que todos menos él y su hermana salían de la sala. No mataría a
Stiles, porque muchos de los preparativos que había hecho para
engañar a la muerte funcionarían solo para él, pero podría lisiar
al octariano. Su estúpida e imprudente pareja no merecía nada menos
y si se lastimaba durante este ridículo intento de ganar su mano,
Peter lo haría arrastrarse por su perdón.
Bueno,
después de cuidarlo hasta que recuperara la salud. Gritarle y
estrangularlo sería mucho menos satisfactorio si Stiles ya estaba
herido.
Decidiendo
que ya llevaba demasiado tiempo siendo débil, Peter tomó aliento y
se recompuso. Sin embargo, casi tan pronto como dejó el soporte de
la pared, Talia estaba sobre él.
—¿Un
octariano, Peter? ¿En serio? Te he traído sirénido tras sirénido,
unos que eran dotados, refinados y hermosos. ¡Algunos de clanes aún
más ricos que los nuestros! Y rechazaste a cada uno de ellos-
—Eran
aburridos—respondió Peter, entrecerrando los ojos en una
advertencia que casi seguramente Talia ignoraría—. La mayoría de
ellos también eran estúpidos o complacientes. Stiles es mucho más
hermoso que cualquiera de ellos y su mente es absolutamente
fascinante. Así que no, no un octariano, quiero a Stiles. No sé por
qué te irrita tanto, hermana—continuó con un gruñido cuando
Talia abrió la boca para discutir—. Esto probablemente te ayudará
a conseguir tu alianza; sin embargo, no tenía idea de que Stiles
fuera el hijo de John. Aunque me había preguntado por qué alguien
tan joven se había unido a la delegación... pero nada de eso
importa. No hasta encontrarlo y traerlo a salvo aquí donde pueda
lisiarlo yo mismo.
—Hump.
Llamas estúpida a nuestra gente. Al menos ninguno de nosotros sería
tan tonto como para-
—Si
fuera tú me pensaría muy, muy cuidadosamente las palabras que salen
de tu boca, querida hermana. Stiles será mi pareja, siempre que John
no lo prohíba. Si crees que voy a dejar que tú o cualquier otro
hable mal de él...—Peter lo dejó ahí y le dedicó una sonrisa
que le hizo temblar y retroceder tan solo un poco—. Tu posición no
significa nada cuando se trata de él. Si no puedes mantener tu
lengua educada, estaré feliz de arrancártela.
Con
eso, salió de sus aposentos, dirigiéndose a los suyos propios tan
rápido como pudo sin despertar sospechas. Una vez que llegó allí,
fue directamente a por su armadura; no tenía intención de quedarse
en casa moviendo las aletas mientras otros buscaban a su pareja. Su
pechera había sido hecha con las escamas de los mismos monstruos que
Stiles había ido a cazar, entregadas a un maestro herrero en la
superficie para que las convirtiera en una obra de arte protectora.
Era
casi impenetrable, negra con un brillo de colores que bailaba sobre
la superficie como el aceite sobre el agua. Incluía una hombrera que
cubría su hombro izquierdo en la forma de un leviatán, con sus ojos
hechos de joyas que eran del mismo color que los ojos de Peter. Las
piezas protectoras que colocó sobre sus antebrazos eran mucho menos
intrincadas y mucho más flexibles, dándole la destreza que
necesitaba para empuñar las dagas que prefería. Tan pronto como el
cinturón que sostenía seis de ellas estuvo amarrado a su cintura,
Peter se marchó, dirigiéndose al lugar donde todos habían acordado
encontrarse.
Si
Talia o John creían que iban a mantenerlo fuera de esto, apuñalaría
primero y pediría «permiso» después.
Afortunadamente,
el padre de Stiles no hizo tal cosa. De hecho, él y los otros
octarianos que lo acompañaban estaban equipados de una forma muy
parecida a la de Peter, aunque su arma de elección era una lanza.
Cuando vio acercarse a Peter, algo parecido al respeto y aceptación
cruzó su rostro, y el asentimiento que le ofreció fue de
aprobación. Peter sabía que muchos otros habitantes bajo el agua
consideraban a su pueblo blando y no estaban del todo equivocados.
Sin embargo, se alegraba de demostrar que no todos los sirénidos
estaban contentos con quedarse en sus refugios y dejar que otros los
protegieran.
Una
vez que Derek se les unió con sus tres subordinados y la guardia de
honor de Talia, hablaron brevemente para trazar un plan. Peter
terminó al «mando» de dos octarianos y Erica; se había decidido
que dividirse en grupos que incluyeran a ambos pueblos era la mejor
opción. Los octarianos estaban más curtidos en la batalla, mientras
que los sirénidos conocían su territorio y las mejores formas de
luchar contra las bestias que surgían de las profundidades más
oscuras. Con suerte los grupos mixtos serían capaces de cubrir más
terreno y regresar de manera segura.
Cuando
salieron de su refugio, Peter juró una vez más que nunca le
perdonaría a Stiles si se lastimaba. Después de todo, Peter ya
estaba impresionado, ya estaba decidido a hacer a Stiles suyo. No
había nada que pudiera hacerle cambiar de opinión... ni siquiera
darse cuenta de que su pareja era un poco estúpida.
Muy genial!!! Pobre Stiles lo que le espera al regresar :')
ResponderEliminarGracias por subir!!
por Dioa me has tenido en suplicio.!!!!!!! wooow vamos a rescatar a mi bebe Stile, mi podre pulpito..!!! espero que ello sorprenda, bueno es nuestro gran Stile..!!!
ResponderEliminarCuando la subirás? Me dejas con toda la tensión jaja.
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