Título: Tú, yo y el Nemeton
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, violencia y todo tipo de parafilias
Capítulos: 13 (9 de 13)
Resumen: AU: las criaturas sobrenaturales son conocidas, pero no están necesariamente integradas en la sociedad. Es todo tan nuevo que las leyes aún no están desarrolladas para ellos y no todas las criaturas son aceptadas entre los humanos.
Con una manada consistente tan solo en su sobrino y él, tras haber vengado el asesinato de su familia por parte de cazadores furtivos, Peter se encuentra con un joven vampiro que trata de mantener en secreto lo que es por el bien de la carrera de su padre, el sheriff. Pero intentar vivir como un humano cuando ya no lo es resulta tarea imposible para Stiles, especialmente cuando el Nemeton se mete de por medio.
Capítulo 9
Estaba
cabeza abajo, aún sujeto a su asiento por el cinturón (no lo
necesitaba, pero no le apetecía que la policía lo detuviera por no
llevarlo). El coche estaba lleno de agua, solamente se libraban sus
pies. Habría sido un problema de no ser porque no necesitaba
respirar. Desabrochó el cinturón y cayó sin ninguna gracia al
techo del jeep. Abrió la puerta y salió del coche. Se levantó y
sacudió la cabeza, pasándose la mano por el rostro para quitarse el
agua. Estaba en un río sin mucha corriente con el agua llegándole
por debajo de la cintura.
No
tuvo tiempo de analizar más la situación cuando la misma sombra que
lo había sacado de la carretera se lazó de nuevo sobre él de entre
los árboles. Vio alas y unos grandes ojos amarillos antes de acabar
de nuevo sumergido en el agua. Sintió unas enormes garras hundirse
en su pecho y en su vientre. Ni siquiera gritó. No sentía dolor,
solo desagrado al notar su carne rasgada y sus órganos internos
perforados. Otra garra lo sujetó por un hombro mientras una cuarta
le agarraba del cuello con clara intención de desgarrarlo, quizás
incluso de arrancarle la cabeza.
Antes
de que pudiera hacerlo, Stiles tomó entre sus manos el hueso que era
probablemente el antebrazo o su equivalente y lo partió tan fácil
como si fuera una rama. La criatura gritó, era un grito de pájaro,
similar al de un águila. Stiles no se detuvo a contemplar su dolor,
rompió también la pata que sujetaba su hombro antes de que
intentara arrancarle la cabeza con ella. La criatura se echó hacia
atrás con otro doloroso grito. Intentó apartarse, echar a volar,
pero Stiles sujetó las patas traseras que aún tenía hundidas en su
carne, y rompió ambos tobillos al mismo tiempo. La criatura cayó al
agua sacudiéndose de dolor. Stiles se levantó, saliendo de nuevo a
la superficie, e intentó acercarse a la criatura, pero sus enormes
alas se agitaban demasiado así que, tras llevarse un golpe, cogió
una y la partió con un chasquido más grave que el de los otros
huesos. Otro grito agonizante. Stiles habría sentido lástima de no
ser porque las heridas en su torso aún estaban sanando. Entonces
logró llegar a su cabeza y le partió el cuello. La criatura se
quedó inmóvil, pero Stiles aún podía oír su corazón latiendo,
no estaba muerta.
Agarrándola
por la cabeza la arrastró hacia la orilla. La observó por un
momento. El rostro de un búho; patas traseras como las de un ave de
presa y brazos más similares a los de un humano, pero también con
garras largas y retorcidas; toda ella cubierta de plumas marrones
oscuras, algo más claras en las puntas de las alas, y era del doble
de tamaño que él.
Miró
su jeep, inservible. Se miró a sí mismo, las heridas ya habían
desaparecido, pero la ropa estaba destrozada además de empapada.
Miró hacia el bosque poco más allá del río. Estaba cerca. Agarró
a la criatura por sus patas traseras y comenzó a caminar. El peso de
la criatura no era gran cosa para él, aun arrastrándolo por entre
los árboles y sobre los obstáculos que se encontraba por el camino,
pero había perdido mucha sangre, no estaba al cien por cien.
Necesitaba alimentarse.
Tardó
dos horas en llegar al claro donde se encontraba el gran tocón. Aún
era de noche, pero ya no podía ver la luna en el cielo. Colocó a la
criatura sobre el tocón y se sentó junto a ella. Podía oír sus
latidos y su respiración. Estaba sanando, lentamente, pero sanando.
Los huesos de sus extremidades parecían casi curados del todo, pero
su cuello aún seguía roto. Stiles arrancó unas cuántas plumas de
la zona del cuello hasta descubrir su piel. Colocó un brazo bajo su
cabeza para levantarla y se inclinó sobre su cuello. Sus colmillos
se hundieron en su carne y comenzó a beber. No pudo contener un
gemido. Era deliciosa. Cien veces mejor que la de cualquier animal,
bastante mejor que la humana, aunque no tan buena como la de Peter
(aún le resultaba extraño no sentir deseo de alimentarse de él).
Sorbió y sorbió, sintiendo su corazón acelerarse al principio y
después ralentizarse poco a poco hasta que finalmente se detuvo. Su
estómago estaba lleno y caliente. Nunca había comido tanto. Estaba
tan satisfecho.
Se
incorporó y se relamió los labios, aprovechando las últimas gotas
de sangre. No se sorprendió cuando vio a Peter al borde de la línea
de árboles. Dejó a la criatura y bajó del tocón.
—Esta
vez te has buscado algo más grande que un cervatillo—comentó el
lobo con una sonrisa burlona.
—Yo
no he buscado nada, esa maldita cosa me atacó de la nada mientras
regresaba en mi coche—replicó molesto—. ¿Qué demonios es eso y
qué coño hace aquí? Y, sobre todo, ¿por qué a mí?
—Yo
diría que es un cachirú, suelen atraerles la muerte, las almas y
demás, no me sorprende que te atacara a ti y probablemente haya
llegado a Beacon Hills atraído por el poder del Nemeton.
—¿El
poder del qué?—preguntó frunciendo el ceño.
—El
Nemeton. El árbol sagrado, o lo que queda de él, al que le has
estado ofreciendo sacrificios—le respondió, indicando con la
cabeza al tocón.
—Yo
no he estado ofreciendo sacrificios a nada—se defendió, cruzándose
de brazos. No podía haber hecho algo así, ni siquiera habría
sabido cómo.
—Has
estado matando animales sobre él.
—Pero
yo no estaba-... Eso no eran-...—balbuceó, mirando entre el tocón
con la criatura muerta sobre él y Peter una y otra vez hasta que fue
consciente de ello—. He estado haciendo sacrificios a un árbol.
—Mhmm—Peter
asintió con la cabeza con una sonrisa en su rostro.
—Y
tú lo sabías—no era una pregunta, estaba seguro de que lo sabía,
el muy-
—Puede
que... lo sospechara.
—¡Mi
puto coche está boca abajo en un río! ¡Y me dices esto
ahora!—gritó haciendo grandes aspavientos con los brazos.
—¿Tu
coche está... cómo?
El
tipo estaba esforzándose por no reír, apenas teniendo éxito, y eso
le sacó de quicio. Se lanzó sobre él y le agarró por la garganta,
levantándolo sin ningún esfuerzo del suelo.
—¡Eres
chucho muerto, Hale! ¡Voy a utilizar tu maldito pellejo como
alfombra para mi habitación!—gritó amenazante, casi siseando
(porque no podía gruñir como un maldito lobo). A pesar de ello,
Peter no pareció intimidado. Stiles podría arrancarle fácilmente
la cabeza y el licántropo no parecía en absoluto preocupado.
—Si
me matas no sabrás por qué haces eso... ni por qué seguirás
haciéndolo—le dijo con voz entrecortada, casi sin poder respirar,
pero con sorprendente arrogancia a pesar de su situación.
Stiles
resopló y lo soltó, el hombre lobo recomponiéndose como si nada,
las marcas rojas en su cuello despareciendo al instante. Se cruzó de
brazos y le miró con sus ojos aún brillando y el ceño fruncido.
Aún no iba a descartar la idea de matarlo, incluso si era la primera
persona a la que mataba.
—Explícate—le
exigió.
—El
Nemeton ha sido una fuente de poder durante siglos en esta tierra, ha
sido adorado, protegido y temido. Se encuentra en el centro de las
corrientes telúricas que recorren la ciudad como una telaraña. Ha
protegido a la ciudad y a sus habitantes de las criaturas
sobrenaturales con malas intenciones, al menos así fue hasta que lo
cortaron a mediados del siglo pasado. Se dice que cortar o dañar uno
de estos árboles atrae muerte y destrucción a las ciudades
circundantes. Y no puedo decir que no tenga fundamento—un tono
amargo en su voz y la mirada perdida más allá del tocón. Se aclaró
la garganta y volvió a mirar a Stiles, que ahora encontraba difícil
mantener su ademán enfadado—. El Nemeton ha permanecido dormido
estas últimas décadas, de hecho creía que estaba muerto. Hasta que
tú lo despertaste.
—No
era mi intención.
—Pero
lo hiciste con tu primer sacrificio y seguiste alimentándolo con los
siguientes. Y probablemente el sexo que tuvimos en los alrededores
también ayudó—rio ante la mirada atónita de Stiles.
—¿Qué
va a pasar ahora con él?
—Se
recuperará, con tiempo y más sacrificios, especialmente si son de
criaturas sobrenaturales como el cachirú. Al principio, su despertar
atraerá a todo lo sobrenatural como un faro.
—Por
supuesto, porque estamos en Beacon Hills y tenía que haber un
faro—resopló sacudiendo la cabeza—. Esto significa que la ciudad
se llenará de criaturas peligrosas, ¿no?
—Unas
peligrosas y otras bien intencionadas que llegarán aquí sin tan
siquiera saber por qué. Muchos intentarán apoderarse de esta tierra
ya que, y aquí viene lo esencial, cuando el Nemeton se recupere,
quien posea esta tierra poseerá su poder.
Y
ahí las piezas encajaron, todo tenía sentido ahora.
—Y
tú, por supuesto, quieres tener ese poder. Hasta el punto en que no
te importa tener que luchar contra las criaturas que intenten
arrebatártelo ahora porque, imagino, cuando el Nemeton esté
totalmente recuperado, nadie tendrá ninguna oportunidad contra ti o
tu manada.
—Me
lees como un libro abierto.
—Tampoco
te importan los problemas que esas criaturas puedan causar en la
ciudad, incluyendo muertes de personas inocentes.
—Daños
colaterales—desestimó con un gesto de su mano como si no fuera
nada importante—. La cuestión es que el Nemeton está despierto –y
no he sido yo quien lo ha despertado– y esas criaturas no dejarán
de aparecer haga lo que haga. ¿Por qué no aprovechar la
oportunidad? De hecho, si simplemente lo dejamos así seguirá siendo
un faro para lo sobrenatural mientras que si conseguimos que se
recupere del todo será capaz de proteger la ciudad contra cualquier
amenaza.
—A
todo esto, ¿por qué no lo despertaste tú si tan interesado estás?
—Porque
la familia Hale ha sido su guardiana desde que los druidas lo
declararon lugar sagrado; podemos protegerlo, pero no podemos
interferir directamente con él. El Nemeton no acepta mis sacrificios
y aún no había encontrado a nadie adecuado para que los hiciera por
mí. Resulta que no tenía que buscar.
—¡Podrías
habérmelo dicho, podrías haberme avisado de lo que estaba haciendo
y de lo que iba a llegar! Si me lo hubieras dicho la primera vez
quizás no habría llegado a esto. ¡Me has estado
manipulando!—gritó, sus ojos brillando y los colmillos extendidos.
Stiles quería borrarle la sonrisa petulante de la cara de un
puñetazo, pero aún había algo que le rondaba la cabeza—. ¿Cuál
es tu motivo último? Quieres su poder, ¿pero por qué? Si el
Nemeton no hubiera despertado, igualmente habrías sido el alfa de
esta tierra y no tendrías que enfrentarte a ninguna amenaza. Perdona
que no crea que tu preocupación es el bienestar de la ciudad.
—Perspicaz.
Eres un chico inteligente, estoy seguro de que estás al tanto de la
relación entre el mundo humano y el sobrenatural—Peter se acercó
un paso y otro más, su voz un tono más grave. Stiles sintió un
hormigueo en su vientre, un sentimiento de anticipación—.
¿Escuchas los murmullos? Los nuestros sugiriendo que deberían tener
más derechos, que deberían ser iguales ante la ley, que deberían
ser aceptados en la sociedad y no tratados como si tuvieran la peste.
Simples comentarios entre ellos, por ahora. Sabes lo que significan,
que tan solo son el germen de algo que está por venir. Tú también
lo sientes, ¿verdad? Tan cerca.
Stiles
podía sentir el aliento de Peter sobre sus labios, el calor emanando
de su cuerpo, sus ropas casi rozándose. Podía sentir como un
miembro fantasma su corazón acelerándose. Abrió la boca para decir
algo y la cerró de nuevo, perdiéndose en esos penetrantes ojos
azules. Incluso sin brillar, parecían tan amenazadores y tentadores
al mismo tiempo.
—¿Y
qué tiene todo eso que ver?—preguntó finalmente, aunque ya
sospechaba la respuesta. Su cuerpo estaba casi vibrando.
—Cuando
todo estalle, cuando nuestro mundo comience la lucha por sus
derechos, yo quiero estar al frente, quiero ser el líder. Esa es una
posición que en nuestro mundo no se puede ganar con campañas
electorales, dinero o promesas vacías, es una posición que se gana
con poder. Con el Nemeton como mi aval, nadie se atreverá a
cuestionar mi posición como líder. No solo recuperaré el poder que
una vez tuvo la manada Hale, antes de los cazadores furtivos, estaré
al frente de un imperio—su voz apenas un susurro, sus labios
rozando los de Stiles—. Y tú estarás ahí conmigo, liderándolos,
guiándolos. Reclamando nuestro lugar en el mundo.
Stiles
tomó sus labios en esa última palabra, sin importarle si tenía
algo más que decir, olvidando por completo su enfado anterior porque
aquel hombre básicamente le estaba ofreciendo ser el próximo
vicepresidente (mordería a cualquiera que le llamara primera dama)
del mundo sobrenatural y, aunque apenas lo conocía, tenía la
sensación de que ese hombre era capaz de conseguirlo. ¿Podía
llamar a eso la erótica del poder? Porque, joder,
estaba cachondo solo de pensarlo.
—Fóllame—susurró,
apenas separándose un instante de sus labios.
Sintió
un gruñido vibrar en el pecho del licántropo y no pudo evitar
gemir. Peter lo levantó por la cintura y Stiles enlazó las piernas
alrededor de sus caderas mientras sus brazos le rodeaban los hombros.
Peter caminó con él en brazos sin romper el beso hasta el tocón y
lo sentó allí. Stiles emitió un lastimoso gemido cuando sus
cuerpos se separaron, pero entonces la roja mirada del alfa le dejó
inmóvil. Era la mirada de un depredador y Stiles por un momento se
sintió vulnerable aunque sabía que no tenía nada que temer de él.
—Desnúdate—le
ordenó, apartándose un paso.
—Por
supuesto, porque los sacrificios en el bosque se hacen desnudos—rio
burlón, pero aun así comenzó a quitarse la ropa.
Simplemente
rasgó la camiseta, que ya tenía enormes agujeros por las garras de
cachirú y estaba cubierta de sangre. Tuvo más cuidado con los
pantalones, incluso si tenían un agujero por uno de los talones de
la criatura era mejor que ir desnudo. Miró de reojo al cachirú, aún
sobre el tocón, pero algo apartado de donde él estaba sentado
ahora. No le dedicó un segundo pensamiento.
Se
quedó completamente desnudo sentado sobre el tocón, su piel tan
pálida que era imposible camuflarse incluso en la noche cerrada. A
dos días de la luna nueva apenas había luz en el claro, aunque eso
no era problema para ninguno de los dos. Sonrió al oír un gruñido
grave y constante proveniente del lobo, sonaba casi hambriento y olía
tanto a excitación que era intoxicante.
—Ponte
a cuatro—le ordenó con esa maldita voz de alfa que, aun si él no
era parte de su manada, sacudía su cuerpo de pies a cabeza. Se
preguntaba si se pondría tan cachondo cuando le oyera usarla con
otros, dando órdenes, siendo el alfa, el líder. Dios, si aún fuera
humano estaría goteando.
Obedeció
y se dio la vuelta para apoyarse sobre manos y rodillas sobre el
tocón. No miró hacia atrás, tan solo esperó. Tenía curiosidad
por ver qué haría el lobo. Sabía que no sería tan salvaje como la
luna llena, pero estaba seguro de que el tipo era experimentado y
podría hacerle muchas otras cosas que le volverían igualmente loco.
Sintió las manos –o garras– de Peter en sus caderas y entonces
una lengua que fue lentamente desde su perineo hasta la base de su
columna, apenas rozando su entrada. Stiles gimió y separó aún más
las piernas. No era la gran lengua del lobo sino una humana, pero no
cambiaba el hecho de que le hacia derretirse. Presionó contra su
entrada cubriéndola en saliva y entonces ya no estaba. Stiles emitió
un quejido molesto cuando no sintió más el aliento de Peter en su
trasero. Peter lo ignoró en favor de deslizar un dedo dentro de él
(esta vez ya sin garra). Era tan poco, tan lejos de lo que
necesitaba, que Stiles comenzó a moverse inquieto. Peter colocó una
mano sobre la base de su espalda para mantenerlo en su sitio (incluso
si pudiera apartarse si realmente quería) y empezó a mover el dedo
dentro de él.
—Oh,
vamos. ¿Qué haces? No necesito que me prepares—se quejó
frustrado.
—Pero
quiero hacerlo—respondió lentamente con voz profunda—. Quiero
abrirte, quiero ver tu agujero palpitar alrededor de mis dedos,
boquear ansioso por más, tan ávido de mi polla—Stiles gimió
necesitado. Debería ser ilegal que hablara con esa voz tan lasciva,
era demasiado pornográfico—. Me pregunto cuántos dedos podré
meter. ¿Quizás incluso mi puño?
Stiles
se quedó paralizado, su cerebro cortocircuitando por un momento.
Giró la cabeza y miró a Peter. Sus pensamientos debían de estar
escritos por todo su rostro porque el licántropo sonrió cómplice.
—¡Joder,
sí, Peter! Por favor, porfavorporfavorporfavor...—su voz acabó en
un murmullo ininteligible.
Escuchó
la risa de Peter, pero en ese momento no le importaba parecer
ridículo o ansioso, solamente podía preguntarse si le haría
sentirse más lleno que la polla del licántropo en su forma alfa.
Peter
deslizó otro dedo dentro y Stiles sintió saliva caer sobre su
agujero. Los dedos se movían lentamente, masajeándolo, separándose
dentro y frotando sus paredes. Evitaba tocar su próstata, cosa que
Stiles agradeció porque si no aquello terminaría antes de tiempo.
Comenzó a acostumbrarse al ritmo lento, a la mano acariciando su
espalda. Era casi tierno. Era normal. Era sexo humano. Tras los
encuentros que había tenido con Peter, no creía poder disfrutar del
sexo normal sin dolor que cualquier humano disfrutaba. Ahora sabía
que podría correrse incluso sin necesidad de experimentar sexo
potencialmente mortal. Pero eso otro día, y quizás en una cama, hoy
quería la mano de Peter dentro de él.
Sintió
un tercer dedo y su cuerpo se relajó aún más. Estaba excitado,
pero tranquilo, algo que no había experimentado hasta ahora con el
lobo. Todo el estrés y la tensión que había estado sufriendo
durante toda la semana y que se habían acumulado en su cuerpo sin
darse cuenta se disipaban poco a poco, hasta prácticamente convertir
sus huesos en goma. Peter tan solo estaba estirándolo con sus dedos,
evitando cualquier otro estímulo, pero las caderas de Stiles
comenzaron a moverse por instinto, adelante y atrás, intentando que
le follara con sus dedos.
—Peter...—gimió
cuando Peter detuvo por completo el movimiento de sus dedos.
—Sé
un buen chico y quédate quieto, voy a hacer esto a mi manera. O
siempre puedes levantarte y marcharte.
Y,
joder, no era justo que estuviera aún tan sereno cuando Stiles se
estaba viniendo abajo poco a poco. Pero obedeció porque lo último
que quería era que aquello acabara. Los dedos volvieron a moverse,
separándose en su interior para estirarlo, y un cuarto dedo se unió.
Peter fue aún más concienzudo en ese momento, separando los dedos
cada vez un poco más hasta ser capaz de ver entre ellos en el oscuro
interior. Entonces pensó que era suficiente porque después de todo
quería que lo sintiera.
Cuando
Stiles lo sintió sacar los dedos por completo, por un momento entró
en pánico temiendo que hubiera terminado, pero al girar la cabeza
vio que Peter tan solo se estaba preparando. El licántropo arañó
con una garra la palma de su mano izquierda y dejó que la sangre
cubriera su mano derecha. No podía creer que fuera a usar su propia
sangre como lubricante a falta de algo mejor. Peter le miró y
sonrió, esa perversa sonrisa que tenía sus rodillas temblando.
Con
el corte en su mano ya curado, Peter lo agarró por la cadera y muy
lentamente lo penetró con su mano ensangrentada, el pulgar encogido
en la palma, los dedos desapareciendo poco a poco en el aún estrecho
agujero, pasando los nudillos hasta que finalmente el anillo de
músculos se contrajo sobre su muñeca. Stiles emitió un lastimero
sonido que más bien parecía el de algún animalillo. Su cuerpo
temblaba, se sacudía como si lo recorriera una corriente eléctrica.
Estaba lleno, quizás no tan lleno como con la polla del alfa
transformado, pero estaba lleno de un modo diferente. No había
dolor, o su versión del dolor, que nublara el resto de sensaciones.
Podía sentirlo perfectamente. Podía sentir la forma de su mano, sus
dedos acariciando suavemente sus paredes internas, el pulgar rozando
sobre su próstata. Era demasiado y al mismo tiempo no era
suficiente.
—Peter...
Pet...—sollozó, sin poder controlar sus pulmones por un momento
para poder hablar.
—Shhh.
Está bien. Solo siéntelo—le susurró Peter con una voz dulce
mientras acariciaba su espalda con su mano libre—. Me tienes
dentro, por completo. Estás caliente dentro, ¿lo sabías? Tan suave
como terciopelo. Me encanta. Y eres tan estrecho como la primera vez,
como si volvieras a ser virgen. Apuesto a que siempre se sentirá
igual, será por el proceso de curación—Stiles sollozó, realmente
sollozó, lágrimas rojas deslizándose por sus mejillas. Podía
soportar dolor y brutalidad, pero esto, esto tan dulce y suave y
profundo en un sentido literal y metafórico, esto era demasiado e
incluso con las reconfortantes palabras de Peter (porque además de
excitantes eran reconfortantes), Stiles estaba oscilando en el límite
sin lograr cruzarlo o dejarlo atrás y eso sí era doloroso, más
mental que físicamente—. ¿Sabes, Stiles? No me importaría irme
cada noche a la cama contigo en mis brazos, con mi polla metida en tu
virgen agujero para mantenerla caliente toda la noche. Apuesto a que
te gustaría, apuesto a que esperarías por mí listo cada día en mi
cama ansioso porque te llenara. Te gusta tanto estar lleno, ¿verdad,
Stiles?
Y
ahí estaba, lo último que necesitaba para llegar al orgasmo, esa
imagen de él en la cama con Peter, despierto toda la noche con su
culo lleno solo para mantener satisfecho al alfa. En ese momento no
se planteó dos veces por qué le gustaba tanto esa idea, su mente se
quedó en blanco mientras su interior se contraía alrededor de la
mano de Peter y él se corría sin derramar una gota. Sintió al
mismo tiempo algo caliente salpicar su trasero, pero no fue hasta que
el aturdimiento del orgasmo se pasó que supo que Peter se había
corrido sobre él al mismo tiempo.
—Tan
hermoso—le oyó murmurar, aunque tal vez eran solo sus oídos
zumbando tras el intenso orgasmo.
Peter
sacó la mano con sorprendente cuidado de su interior y Stiles se
sintió de repente tan vacío. Tuvo que contenerse para no suplicar
ser llenado de nuevo. Peter se sentó a su lado y pasaron varios
minutos mientras los dos se recuperaban. Stiles sentía su agujero
cerrarse paulatinamente hasta que, como Peter había dicho, volvía a
ser el agujero de un virgen.
—Ahora
vas a ayudarme a sacar el coche del río.
Peter
resopló una risa.
OMG ME ENCANTO!
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