Título: Huyendo
Fandom: Chuck Pareja: John Casey x Chuck Bartowski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, algo de violencia
Capítulos: 11 (10 de 11)
Resumen: Al fin han conseguido reproducir el Intersect y de nuevo ordenan a Casey matar a Chuck. Nada interrumpe esta vez, pero... no puede hacerlo, simplemente no puede. Hora de huir.
Aviso: muchos de los lugares que se describen en esta historia son reales (carreteras, restaurantes, hoteles...), pero no así las personas; los personajes secundarios son totalmente inventados.
Capítulo 10
Al regresar a la habitación, Alex miró
de reojo la puerta. No había pestillo, solo esperaba que a ninguno
de los Elliott se le ocurriera entrar sin llamar. Cuando volvió su
atención a la cama, se encontró a Chuck arrodillado sobre ella, la
cabeza en la almohada y el trasero en pompa.
—Joder...—tragó saliva y apretó
la mano alrededor de la base de su miembro para evitar correrse solo
con esa vista.
Iba a necesitar mucha paciencia. Lo
único que quería en ese momento era follarle, ya, duro, hasta
perder el sentido. Pero Chuck era virgen (lo que hacía aquello aún
más excitante) y quería que tuviera una buena experiencia su
primera vez. No era su intención que le cogiera miedo al sexo por
resultar demasiado doloroso. Ya tendría tiempo más adelante de
actuar como la bestia que era.
Dejó el bote de gel en la cama, lo
único que podían utilizar a falta de un lubricante en condiciones,
y se arrodilló tras él. Acarició sus muslos, sus caderas y sus
nalgas solo para ayudarle a relajarse. Estaba tenso y nervioso, pero
lo necesitaba tan tranquilo y flexible como fuera posible.
—Eres precioso.
—Uhn... No digas eso mirando mi culo.
—Tu culo es precioso y se verá
todavía mejor cuando tenga mi polla dentro—enfatizó sus palabras
frotando su verga entre sus nalgas.
Chuck se estremeció y separó aún más
las piernas. Estaba un poco asustado, pero realmente lo quería.
Quería poder entregarse a él por completo, quería sentirse unido a
él, quería compartir con él el acto más íntimo posible. Y, sí,
eso sonaba excesivamente cursi, pero no le importaba.
Se puso tenso cuando sintió los dedos
húmedos en su entrada, pero con las caricias de Alex enseguida
volvió a relajarse. Fue más paciente y amable de lo que esperaba.
Primero masajeó su entrada, presionando suavemente con sus dedos,
solo tanteando, y después penetró con uno lentamente. Ahí estaba
de nuevo esa sensación, ya no tan extraña, y esta vez podía
concentrarse en ella. Poco a poco, según movía su dedo y plantaba
besos por la parte baja de su espalda y sus nalgas, la invasión
incómoda pasó a ser incluso agradable.
—Eso es, lo estás haciendo muy bien.
Voy a meter otro dedo. Si te duele demasiado o quieres parar solo
dilo. ¿Me oyes?—preguntó para asegurarse de que aún seguía con
él.
—Sí...—masculló contra la
almohada.
No parecía haber dolor en su voz, pero
Alex quería que se relajara más así que llevó su mano libre hasta
su miembro. No estaba erecto del todo, pero tampoco flácido así que
comenzó a frotarlo según metía el segundo dedo. Tras un pequeño
quejido inicial, empezó a oír suaves gemidos, casi un ronroneo que
vibraba por su cuerpo.
—Te gusta esto, ¿eh?
—Uhn... sí... sí, por favor...—no
estaba seguro de qué pedía, pero no podía evitar mover sus
caderas, quizás embistiendo en la mano que envolvía su erección o
empalándose en los dedos de Alex. Daba igual, ambas cosas se sentían
bien—. ¡¡Nnh!!
De repente una corriente recorrió todo
su cuerpo. Algo se había sentido extremadamente bien y solo gracias
a la almohada que su gemido no se había oído fuera de la
habitación.
—Ahí está—Alex sonrió al ver la
buena reacción que había tenido al frotar su próstata.
—E-eso... eso era...
—El punto que derretirá todas tus
neuronas cuando lo frote una y otra vez con mi polla cuando al fin te
folle.
—¡Ngh!—gimió estremeciéndose.
¿Cómo podía gustarle tanto oírle
hablar sucio? Estaba seguro de que tenía que ser su voz, esa voz
profunda y seductora que sacudía cada fibra de su ser, más incluso
que ser follado por sus dedos. Me está follando con sus dedos.
Apenas ahora se percataba de ello. Mientras le masturbaba con una
mano, le estaba follando con la otra. Cada vez más rápido, cada vez
más intenso, abriendo los dedos en su interior y doblándolos,
frotando ese delicioso punto. Y él movía las caderas al ritmo que
su compañero marcaba.
—Creí que te costaría más, pero
realmente estás hecho para esto. Estás impresionante ahora mismo,
devorando mis dedos como una perra en celo—él no era realmente
quién para hablar, restregando su verga contra su muslo como si
fuera un perro.
—Fóllame... ¡Alex,
fóllame!—suplicó, abriéndose de piernas todo cuanto podía.
—Oh, lo haré, te lo aseguro, pero
ahora no. Para eso necesitamos algo más que un gel de ducha.
—Nnh...—soltó un lastimero
lamento.
—Shhh. Voy a hacerte sentir bien, no
te preocupes.
Sabía que no le faltaba ya mucho,
estaba goteando e increíblemente caliente en ambos lados. Se centró
en frotar su próstata mientras le masturbaba cada vez más rápido.
Chuck gemía dulcemente y se derretía sobre las sábanas,
aferrándose a la almohada y simplemente no sabiendo qué hacer con
su cuerpo, que se sacudía y temblaba incontrolable. Ni siquiera pudo
avisarle, ahogó un grito de placer en la almohada mientras se corría
sobre las sábanas.
Su mente estaba nublada por el orgasmo,
se sentía completamente aturdido. Jadeaba pesadamente y sus piernas
temblaban por el esfuerzo. Quedó tumbado sobre la cama totalmente
exhausto, una de las visiones más hermosas que Alex había visto
nunca, aunque sabía que podía hacer que se superara.
Se sentó a horcajadas sobre sus muslos
y separó las redondas nalgas con una mano mientras se masturbaba con
la otra. El brillante agujero dilatado se contraía tentador. Cuando
sintió esa presión familiar en la base de su columna, colocó la
punta de su miembro contra la entrada, no penetrando, solo
presionando, y se corrió con un profundo gruñido, derramándolo
todo dentro de él. Chuck gimió, pero no se apartó. Al ver la
expresión llena de deseo de su compañero no le importó lo sucio
que resultaba aquello.
—Ahora está perfecto—murmuró
Alex, más para sí mismo.
Se tumbó en la cama y el joven se
arrastró hasta apoyar la cabeza en su pecho y rodearle la cintura
con un brazo.
—Eres un viejo pervertido—le dijo,
intentando sonar enfurruñado, y fracasando.
—Te acuestas con un viejo
pervertido—replicó, acariciando su espalda, pasando sus dedos
suavemente por el pequeño vendaje en el corte que él le había
hecho para sacarle el chip. Aún tenía que disculparse por eso.
Chuck suspiró. Se sentía
sorprendentemente contento con eso, algo que ni habría imaginado
hacía apenas unos días. Estaba tan feliz que en ese momento parecía
muy lejana la pesadilla de hacía un par de noches y su huida hasta
entonces.
—Mm... Tenemos que levantarnos—era
casi una queja.
—¿Por qué?
—Porque tengo que limpiarme y lavar
las sábanas, no puedo dejar que Maddie las vea así—se incorporó
perezosamente, forcejeando para liberarse del brazo que lo sujetaba.
—Estoy seguro de que sabe que hemos
estado... jugando.
—El hecho de que se lo imagine y el
hecho de que vea la prueba son dos cosas muy diferentes.
Cuando salga del baño te quiero fuera de la cama—le advirtió.
—Sí, señor—respondió riendo.
Realmente no quería levantarse, esas
sábanas tenían el calor y el olor de ambos, se sentía totalmente
relajado en ellas. Vio a Chuck dirigirse al baño, su semen goteando
de su entrada y deslizándose por sus muslos. Chuck llevó una mano
hacia atrás y tanteó su entrada, sintiendo el líquido caliente
brotar de ella. Si hubiera podido, Alex se habría puesto duro en ese
momento, nunca había visto nada tan sexy, pero estaba agotado.
Chuck intentó darse prisa en la
lavandería de la casa, lavando él mismo a mano las manchas que
había dejado, pero no fue lo bastante rápido.
—Oh, querido, no hace falta que hagas
eso, yo me encargo—Maddie llegó con un cesto de ropa sucia.
—U-um... n-no, no es necesario,
puedo... prefiero hacerlo yo—respondió algo avergonzado.
La mujer le miró extrañada y Chuck
pudo decir el momento en que se dio cuenta de lo que pasaba.
—¡Ah! Ay, bendita juventud—y se
echó a reír, consiguiendo que Chuck se sonrojara todavía más de
lo que ya estaba—. No tienes que avergonzarte de esto. Estás junto
al hombre al que quieres después de haber pasado un momento
terrible, es algo natural que queráis expresaros vuestro amor. Por
suerte las paredes de esta casa son bien gruesas y vuestra habitación
está alejada de la nuestra—le dijo con un guiño.
Eso no ayudaba a que se le pasara el
rubor.
Cuando Alex bajó las escaleras y entró
al salón, encontró a un hombre sentado en un sillón con la radio
encendida a su lado con el volumen bajo y un periódico en las manos.
—¿Señor Elliott?—preguntó,
acercándose a él.
—Llámame Benny, por favor. Me alegra
verte despierto.
Benny se levantó y le tendió la mano.
En ese momento, Alex supo cómo habían sido capaces de sacarle del
coche y meterle en otro para después llevarle hasta la casa y
subirle las escaleras. Benny era un hombre grande, de al menos dos
metros de alto y un cuerpo ancho, seguramente muy musculoso bajo esa
camisa roja de franela. Rondaría los sesenta, con el pelo casi
totalmente blanco, con marcadas arrugas y la piel de rostro y manos
bien curtida por el clima y el trabajo. Solo dándole la mano Alex
sabía cuánto había trabajado este hombre y cuánto seguía
trabajando. Sin duda había sido capaz de cargar con él hasta el
piso de arriba sin ningún problema.
—Muchas gracias por lo que han hecho
por nosotros—le dijo, sosteniendo su intensa mirada.
—Por favor, siéntate—le ofreció
asiento en el sofá que había a su lado y volvió a sentarse en el
sillón, apagando la radio. Había algo tensión entre ellos, ambos
parecían recelosos el uno del otro—. No hace falta dar las
gracias, hicimos lo que debíamos hacer. No habríamos podido vivir
con nuestras conciencias si os hubiéramos dejado allí. Pero sí me
gustarían algunas respuestas a la situación en la que os
encontramos. Ese agujero en tu hombro no está causado por un
accidente de coche.
Alex tragó saliva, analizándolo
cuidadosamente. ¿Podría delatarlos? ¿Iría a la policía y les
contaría quiénes eran? Había salvado sus vidas porque era un buen
hombre, pero tal vez eso incluyera también entregarlos a su país.
Pero antes de que pudiera tomar una decisión sobre qué contarle,
Chuck se le adelantó.
—Nos estaban persiguiendo—llegó
por un pasillo desde otra parte de la casa y se sentó en el sofá
junto a Alex. Tras él apareció Maddie, que se sentó en el brazo
del sillón donde estaba su marido, queriendo también oír esas
respuestas.
—Chuck—Alex le advirtió, pero la
mirada del chico le dijo que ya estaba decidido.
—Nos han salvado la vida, a ambos,
merecen saber la verdad y confío en ellos—esa confianza la había
pagado cara muchas veces, empezando por la situación en la que se
encontraban, pero eso no iba a cambiar quien era y confiar en la
gente era parte de él. Alex suspiró y asintió, ya no tenían nada
que perder de todos modos—. Somos estadounidenses. Por accidente me
hice con cierta información que le interesaba al gobierno. Esa
información estaba solo en mi cabeza y Alex, él era un agente del
gobierno y junto con una agente de la CIA cuidaban de mí y yo les
ayudaba con algunos casos. Sin embargo, ahora han conseguido duplicar
esa información y consideran que ya no soy útil o que soy un
peligro porque podría caer en manos de sus enemigos así que...
—Me ordenaron matarlo—concluyó
Alex, viendo lo dolorosa que era esa parte para Chuck—. Desobedecí
las órdenes y me llevé a Chuck de allí para ocultarlo en un lugar
seguro, pero nos siguieron, habían implantado un chip rastreador en
Chuck y dieron con nosotros en esa carretera. Me alcanzó una bala
mientras cubría a Chuck para que pudiera escapar al bosque.
Conseguimos escondernos en el desfiladero, pero la agente de la CIA
que trabajaba conmigo nos encontró. Al parecer no sabía nada de que
quisieran a Chuck muerto. No me sorprende que no se lo dijeran, era
evidente que tenía sentimientos por él—se sintió aliviado cuando
Chuck no reaccionó lo más mínimo ante eso—. Nos dejó escapar e
iba a decirle a sus compañeros que nos vio flotando muertos en el
río, pero no tardarán en descubrir que es mentira y seguirán
buscándonos.
—Chuck... pobre niño—Maddie se
cubría la boca con las manos estupefacta mientras que su marido
permanecía impasible.
—¿Por qué desobedeciste tus
órdenes?—preguntó y su mujer le miró como si fuera algo
evidente.
Alex estuvo a punto de soltar el mismo
discurso que le había soltado a Walker, pero se dio cuenta de lo
ridículo que era cuando Chuck estaba sentado a su lado cogiéndole
de la mano.
—Hace un tiempo estuvieron a punto de
duplicar la información y me ordenaron matarlo. Iba a hacerlo,
estuve a segundos de ello, pero en el último momento hubo un
problema con el programa y mi operación se canceló. Nunca me había
sentido tan aliviado de no matar a alguien. En ese momento me di
cuenta de que estaba enamorado de Chuck y comencé a planear la huida
para cuando volvieran a ordenarme matarlo porque sabía que no podría
hacerlo.
Sintió que se quitaba un peso de
encima con esa confesión. Solamente le había dicho parcialmente la
verdad a Chuck, omitiendo lo más importante. Ahora lo sabía y
apretaba aún con más fuerza su mano.
Maddie les miraba con una sonrisa
mientras Benny asentía con la cabeza.
—Tenemos una casa en Ontario. Hay un
pueblo a pocos kilómetros, pero está bastante escondida, no la
encontrarán si no saben que está ahí—les dijo Benny—. Podéis
plantar un huerto en las tierras de detrás y cazar en los
alrededores. Si cazas buenas piezas, puedes venderlas en el pueblo y
comprar con eso lo que necesitéis.
Alex y Chuck se le quedaron mirando
pasmados, sin poder comprender por un momento lo que les estaba
diciendo.
—¿Nos estás ofreciendo una
casa?—preguntó Chuck anonadado.
—Está algo vieja, pero con unos
arreglos será habitable. Era de la familia de Maddie, pero nos
mudamos aquí y nunca la utilizamos—les explicó.
—No creo que sea bueno permanecer
aquí cuando descubran que estamos vivos—respondió Alex.
—Para entonces supondrán lo lógico,
que os habéis marchado lo más lejos posible. Además, no hay mejor
sitio para esconderse, será prácticamente imposible que os
encuentren aunque os busquen y, aun si anduvieran cerca, el pueblo es
pequeño y no tiene muchas visitas, cualquier extraño destacará y
tendréis tiempo para escapar.
Alex se quedó mirándole, valorando la
opción que se le presentaba. Desde luego, su idea hasta ese momento
era alejarse lo máximo posible de allí en cuanto pudieran, Black
Lake estaba descartado. Quizás no fuera tan mala idea. Pero la
decisión no era solo suya, ahora tenía que contar también con la
opinión de Chuck. Le miró y el joven le devolvió una sonrisa algo
nerviosa.
—¿Cazarás ciervos y jabalíes para
mí?—preguntó Chuck, intentando no sonar tan inseguro como se
sentía.
—Cazaré todo lo que necesites, no te
faltará comida—lo estaba diciendo muy en serio.
—Pero yo no pienso desollarlos ni
nada de eso—le advirtió poniendo cara de asco.
Alex se echó a reír y le abrazó,
dando gracias por tenerle a su lado. Junto a Chuck podía sentirse
feliz incluso en una situación así.
—Nunca te pediría tal cosa—respondió
aún sonriendo—. Creo que aceptamos la oferta, Benny, Maddie.
—¡Fantástico! Voy a preparar las
cosas para marchar mañana a primera hora—dijo Maddie entusiasmada,
saliendo a toda prisa del salón.
—Ah, voy a ayudarte—Chuck se
levantó y fue tras ella.
Alex se quedó mirando a Benny, cuya
expresión seria pero tranquila no había cambiado casi lo más
mínimo a lo largo de la conversación.
—¿Por qué?—preguntó al fin.
Resultaba demasiado bueno para ser verdad.
—No se lo digas a mi esposa, pero soy
un romántico—un esbozo de sonrisa se dibujó en su rostro y miró
hacia la puerta por la que se habían ido Chuck y Maddie—. Y ese
chico no ha roto un plato en su vida. Estoy seguro de que no merece
lo que le está pasando. ¿Me equivoco?
—Es la mejor persona que he
conocido—respondió sinceramente—. Confía y ve lo mejor de todo
el mundo. Es incluso capaz de querer a alguien como yo que no se lo
merece.
Benny asintió con la cabeza y Alex
pensó que tal vez realmente sabía de lo que estaba hablando.
Ayyyy muy lindo todo,estoy in lav ahre
ResponderEliminarMe encanta esta pareja yyyy no sé todo es muy tierno
Pero no hubo penetración... Ay dios le va a doler al bebé de chuck
Estoy fangirleando mal
Yo quería que pasará al fin.... más suspensos ... no se,si corazoncito lo aguantará jajajajajajaja. Gracias por la excelente historia
ResponderEliminarDios casi morí de verdad este fic se salto la barda..!!!
ResponderEliminarde verdad me encanta sigue tu trabajo es lo mas genial..!!!