Título: Dirty Trick
Fandom: X-men (postpelícula "Días del futuro pasado") Pareja: Logan x Peter Maximoff
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon Hard
Capítulos: 1
Resumen: Va a ser Halloween y Peter debería estar entusiasmado, pero no es capaz de conseguir lo que quiere desde hace meses así que solo se siente frustrado. Decide hacer un «truco», esperando obtener lo que necesita.
* * * * *
Al día siguiente era Halloween y Peter debería estar
entusiasmado. Le encantaba Halloween, era el momento perfecto para gastar
bromas. Él no conocía el «truco o trato», se quedaba solo con los trucos. Pero no estaba contento en
absoluto. Llevaba días, quizás meses (a quién quería engañar, desde que se
habían conocido), con sus pensamientos centrados en una única persona: Logan. Al
principio era solo curiosidad, ligeramente superior a la que sentía por el
resto de mutantes. Sin embargo, después de verle pelear en varias ocasiones, la
curiosidad se había transformado gradualmente en deseo, y era cada vez más
intenso. Su cuerpo se estremecía cada vez que le oía gruñir, se ponía duro cada
vez que Logan echaba la bronca o daba órdenes a los chicos de la escuela y no
digamos ya cuando se enfadaba con él. Por eso le gustaba provocarle. Era
grande, fuerte, dominante, atractivo. No podía imaginar cómo sería tenerlo
encima suyo, sometiéndolo y follándole duro contra el colchón (o una pared o
una mesa o en el suelo, daba igual).
Peter no era virgen, por supuesto, había estado con
bastantes chicos, pero eran eso, chicos. Logan era un hombre, un hombre entre hombres. Él podría manejarlo como
necesitaba. Pero a pesar de provocarle con sus travesuras, a pesar de
insinuarse con su lengua mordaz y a pesar de restregarse no muy disimuladamente
contra él cada vez que tenía ocasión, nunca había conseguido una respuesta del
mutante, ni un solo avance. Era frustrante.
Sus compañeros estaban terminando los últimos adornos para
el día siguiente, él no se sentía con ganas de ayudar. Vio unas calabazas
encima de una mesa cubierta con un montón de hojas de periódico. Tuvo una idea.
Con su supervelocidad cogió una de las calabazas y un cuchillo y subió las
escaleras.
Cuando Logan abrió la puerta de su habitación se quedó
boquiabierto. Peter estaba sentado sobre su cama, con una calabaza vacía en el
regazo y un chuchillo en sus manos pringadas mientras tallaba. Por cierto, las
tripas de la calabaza estaban a su lado sobre la cama, sobre la sábana,
directamente, sin ningún papel, plato o bandeja. Era un completo desastre.
—Qué. Estás. Haciendo—preguntó lentamente, cada palabra
sonando como un gruñido amenazante.
—Una calabaza linterna para esta noche—respondió
tranquilamente—. Le he intentado hacer ojos perversos, aunque no sé si han
quedado bien del todo. Debería haberlo planeado primero. ¿Cómo crees que
debería hacerle los dientes?
—Voy a matarte.
Peter se estremeció ante su voz profunda, pero intentó
evitar que lo notara. Levantó la vista de la calabaza y le miró con la
expresión más inocente que pudo poner, con sus grandes ojos de cachorrito.
—¿Por qué? ¿No te gusta?
—Estás haciendo esto a propósito, ¿verdad?—cerró la puerta
tras de sí y se acercó lentamente a la cama, casi pareciendo un gigante
cerniéndose sobre el chico—. Para provocarme.
Peter no estaba seguro de si realmente se había dado cuenta
o lo decía solo porque estaba cabreado. De todos modos, pensó, cuando te pillan
la mejor opción es negarlo hasta el final.
—¿Hah? No sé a qué te- ¡ngh!
Logan le agarró de su pelo plateado bruscamente y tiró de él
hasta ponerlo de rodillas sobre la cama. La calabaza cayó rodando hasta el
suelo. Peter intentó contener un gemido, aquel acto violento se sintió
demasiado bien o tal vez era la expectación de lo que podría venir. Aunque no
fue lo que imaginaba.
—Necesitas disciplina y, ya que Charles es demasiado
permisivo contigo, me haré cargo yo mismo.
El joven se estremeció ante la amenaza. Logan se sentó en la
cama sin soltar el fuerte agarré en sus cabellos para evitar que escapara
corriendo y le forzó a tumbarse boca abajo sobre su regazo.
—Q-qué... Espera, Logan, qué estás...
Con su mano libre, Logan le bajó los pantalones y los
calzoncillos juntos casi desgarrándolos y, sin esperar un segundo, el primer
azote cayó sobre las redondas nalgas. Resonó por toda la habitación junto con
el grito más de sorpresa que de dolor de Peter. Le había escocido, por
supuesto, la mano de Logan era grande y fuerte, pero su pene palpitó curioso
ante esa sensación. Sintió frío el aire de la habitación contra la piel de su
trasero antes de que se calentara con otro azote, ahora sobre una sola nalga.
Un poco más de picazón, pero soportable, y esta vez intentó contener el grito,
aunque el quejido salió igualmente entre sus dientes apretados. Un tercer azote
y otro más, continuaron a un ritmo constante, alternando entre una nalga y
otra, manteniendo el firme agarre en su pelo.
Peter no tardó en ponerse duro, por alguna razón encontraba
aquello realmente excitante. Cada azote enviaba oleadas de placer por todo su
cuerpo y pronto comenzó a restregarse contra el muslo de Logan. Si este se dio
cuenta o no, no detuvo su castigo. Peter perdió la cuenta a partir de los doce
azotes, cuando el dolor era tan intenso que ya no podía ignorarlo. Sus nalgas
ardían como si estuvieran en carne viva, las lágrimas se deslizaban por sus
mejillas y lo que habían sido gemidos de placer ahora solo eran gritos ahogados
de dolor. Logan estaba siendo demasiado cruel, no era eso lo que quería
conseguir.
Solo cuando el travieso e impetuoso chico quedó reducido a una
pobre mezcla de llanto y dolor, con el trasero completamente rojo, Logan se
detuvo. Levantó a Peter de su regazo y lo tiró sin ninguna delicadeza sobre la
cama.
—¡Eres cruel! ¡Eres horrible! ¡Eres lo peor!—gimoteó,
intentando ocultar en la almohada su rostro casi tan rojo como su culo.
Logan puso los ojos en blanco y suspiró mientras se quitaba
la chaqueta. Ese niño acababa de tener lo que se merecía y no pensaba
arrepentirse de ello.
—¿Así que ya no quieres que te folle?
—¡¡¿Hah?!!—Peter le miró completamente anonadado.
—¿Te crees que soy idiota, niño? Sé perfectamente por qué
has venido aquí, llevas provocándome desde que nos conocimos—se quitó la
camiseta, quedando desnudo de cintura para arriba—. Incluso has disfrutado la
primera mitad de los azotes, te frotabas contra mí como una perra en celo.
—N-no... um...—vale, le había pillado. Sabía que había sido
muy obvio, esa era la intención, pero pensaba que Logan no se había percatado
lo más mínimo—. ¿Si sabías para qué estaba aquí, por qué hiciste eso?
—Para que la próxima vez que quieras que te folle no llenes
mi cama de tripas de calabaza—se desabrochó el cinturón y el sonido de la
cremallera de sus vaqueros hizo que el miembro de Peter palpitara, volviendo a
la vida después de haberse puesto flácido por el dolor—. Si lo quieres, vas a
tener que pedirlo como un buen chico. Ahora.
Peter vio el enorme bulto que los calzoncillos de Logan
apenas eran capaces de ocultar. Se desnudó torpemente a toda prisa y se puso de
rodillas con su dolorido trasero en pompa. Si para tener esa polla dentro de él
todo lo que necesitaba era pedirlo apropiadamente, entonces sería un buen chico
para Logan.
—Fóllame Logan, por favor, fóllame.
Logan sonrió.
—Eres la pequeña puta que había imaginado—su voz se volvía
aún más profunda con la excitación y Peter sabía que podía correrse solo
escuchándola.
—Sí, sí, lo soy...—movió el trasero insinuante—. ¡Ah!—no
pudo evitar gritar cuando Logan le dio otro azote, esta vez sin intención de
hacer daño, pero algo inevitable con sus maltratadas nalgas.
—Voy a darte lo que pides, no te quejes después si no es lo
que esperabas, no voy a ser amable.
Eso era justamente lo que quería el joven, ser follado por
una bestia que no se preocupara lo más mínimo por él. Logan untó los dedos en
el revuelto de entrañas de calabaza que había sobre su cama y los llevó a la
ansiosa entrada del chico.
—¡Hey, hey, hey, espera! ¿Qué estás haciendo?
—Aprovechar el desastre que has montado.
Le agarró la nalga con una mano, ignorando su quejido de
dolor, y metió bruscamente un dedo en el estrecho interior, consiguiendo que
todo su cuerpo se sacudiera. Definitivamente la calabaza no era un buen
sustituto del lubricante, pero a Logan eso no le importaba. Movió el dedo en el
caliente interior, escuchando los quejidos de Peter mientras poco a poco se
convertían en gemidos. Estaba muy, muy apretado. Un gruñido reverberó en su
pecho al imaginar cómo se sentiría alrededor de su verga. Metió otro dedo y los
abrió en tijera sin esperar a que se acostumbrara.
—¡Uuhn! ¡Joder, Logan! Tus dedos... dios, dos de tus dedos
son más gruesos que cuatro míos—podía correrse tan solo siendo follado por esos
dedos callosos.
Logan resopló sonriente, realmente disfrutando de la vista
que tenía frente a él, del ávido chico que movía las caderas follándose con sus
dedos. Pero quería algo más y su paciencia era muy reducida. Sacó los dedos de
su interior recibiendo un gruñido molesto a cambio. Untó un poco del pringue en
su verga y la guió hacia el hambriento agujero que se contraía como pidiendo
ser alimentado. Presionó un poco, aún estaba apretado y resultaba difícil pasar
la resistencia del anillo de músculos, pero no le preocupó y simplemente
empujó. Peter se aferró a las sábanas e intentó contener los quejidos de dolor,
fallando completamente. Sí, era doloroso, muy doloroso, sentía como si le
estuviera rasgando (cosa que probablemente estaba haciendo) y ardía, pero ni
una sola vez salió de su boca una negativa, ni una sola vez le dijo que se
detuviera porque tenía miedo de que realmente lo hiciera.
Estaba tan absorto en el dolor que no se percató cuando
Logan le habló, solo reaccionó cuando le dio un suave cachete en el muslo.
—Hey, niño, ¿estás bien?—le preguntó, empezando a
preocuparse.
—S-sí... sigue...
—¿Seguro?
—¡Huh! ¿No me digas que estás preocupado ahora, lobito?
Esa burla habría sonado mejor si su voz no temblara y las
lágrimas no se estuvieran acumulando en sus ojos, pero fue suficiente para
Logan. Le agarró firmemente por las caderas, hundiendo los dedos en la pálida
piel ‒Peter realmente esperaba que dejara marcas‒, y embistió con fuerza,
penetrándolo hasta el fondo. El grito del chico resonó en las paredes y Logan
sintió la sangre sumándose a la escasa lubricación.
—Ngh... Joder, sí—no pudo contenerse y sacudió sus caderas—.
Tu culo es perfecto para mi polla, se ajusta como un guante.
—Eres... uhn... una... bestia...—no era un insulto, incluso
si lo decía sollozando. Estaba realmente fascinado por ello.
Logan tan solo sonrió y continuó, ya no encontraba motivo
para detenerse. Comenzó a embestir, saliendo lento y entrando rápido y duro,
arrancando cada vez un grito del chico, que poco a poco se convirtieron en
gemidos. Era tan jodidamente estrecho, tan caliente. Normalmente Logan tenía
mucha resistencia, lo que le encantaba a las mujeres, pero por alguna razón ese
chico parecía arrastrarle rápidamente hacia el límite. ¿Era la sexy visión de
su cuerpo temblando y sollozando? ¿Los lascivos sonidos que emitía? Sentía que
estaba perdiendo el control, en un buen sentido por una vez.
Peter sentía que la cabeza le daba vueltas. El dolor se
había desvanecido y ahora se veía abrumado por el placer, quizás porque Logan
no dejaba de frotar contra su próstata en cada embestida. Y sabía que no lo
hacía a propósito, no se preocuparía tanto por darle placer, su polla
simplemente tenía la forma perfecta para su trasero. Estaba goteando sobre la
cama, dolorosamente duro, pero era incapaz de llevar la mano a su miembro para
frotarlo. Tampoco lo necesitó. Logan se inclinó sobre él y mordió su cuello hasta
casi rasgar la piel. Eso fue todo, se corrió en ese momento con un intenso
gemido. Su interior se contrajo sobre la enorme verga que lo perforaba y Logan
gruñó en su oído, un sonido animal. Sintió la simiente derramarse en su
interior, caliente y densa, llenándolo tanto que pensó que podría dejarlo
embarazo (su atontado y postorgásmico cerebro no podía ver lo absurda que era
esa idea, aunque no le disgustó demasiado).
Permaneció al borde de la inconsciencia durante varios
segundos, percatándose apenas de cómo Logan salía de su interior y lo dejaba
caer sobre la cama, manchando todo su pecho de tripas de calabaza.
—¿Ya has terminado, chico? ¿Esto es todo?—preguntó sonando
decepcionado, aunque había tenido uno de los mejores orgasmos de su larga vida.
—Uhn... No puedo... Mi
culo no puede más...—aclaró, sabiendo que la humedad que sentía no era solo
semen, sabiendo que iba a estar dolorido durante semanas (e iba a ponerse duro
cada vez que se sentara y el dolor le recordara lo que acababan de hacer).
—Hm... Entonces me conformaré con tu boca, parece que aún
puedes usarla.
—Espera. ¿Ya? Quieres decir que... ¡Oh!—vio su miembro duro
de nuevo, si es que en algún momento se había puesto flácido. La boca se le
hizo agua y tragó saliva—. Va-vale...
Nunca había chupado nada tan grande, pero no podía pensar en
nada que quisiera más en ese momento. Logan sintió su miembro palpitar al ver
aquella expresión de deseo en el chico. Se sentó en la cama, apoyado contra el
cabecero, agarró a Peter del pelo y empujó su rostro contra su entrepierna.
—Vamos, da buen uso a tu boca por una vez.
El chico gruñó, pero cerró los ojos e inspiró profundamente.
Ese era el olor de un hombre, tan intenso que podía ahogarse en él. Apretó los
muslos. Estaba seguro de que llevaba días sin ducharse y ese pensamiento hizo
que su pene reaccionara. Tomó la verga en sus manos, con algunos rastros de
sangre en ella, y envolvió la punta con sus labios. Succionó intensamente y
sintió la mano en su pelo agarrarle con más fuerza. Le gustaba eso. Jugó con la
lengua alrededor del glande, presionando sobre el orificio y acariciando el
frenillo. Pudo escuchar un gruñido profundo en el pecho de Logan. No estaba
seguro si lo estaba disfrutando o se estaba impacientando. Por si acaso, abrió
más las mandíbulas y deslizó el miembro en su boca. Pero era tan grande y
grueso que no fue capaz siquiera de llegar a la mitad. Intentó seguir
acariciándolo con su lengua mientras sentía el delicioso peso en su boca.
—Utiliza los dientes—le ordenó, tirando de su pelo.
Peter le miró confuso, era la primera vez que le pedían eso,
normalmente era justo lo contrario, pero obedeció como un buen chico. Presionó
con suavidad con sus dientes y Logan sacudió las caderas, penetrando más en su
boca. Entendido, dientes sí. Después de todo era una bestia con una piel
gruesa. Peter sonrió para sí y se concentró en su tarea. Iba a hacer que se
corriera con su boca, lo había decidido. Empleó su lengua y sus dientes lo
mejor que pudo, incapaz de tragarlo hasta el fondo como habría querido. Succionó
hasta que el interior de sus mejillas tocó el miembro y movió su cabeza arriba
y abajo rítmicamente mientras frotaba con una mano lo que no podía tragar y
masajeaba sus bolas con la otra. Pudo sentir la verga goteando por su garganta
y la respiración de Logan era ligeramente más pesada, pero lo estaba dando todo
y no parecía suficiente.
De repente, Logan apartó su cabeza tirando de sus cabellos
plateados y se levantó de la cama.
—N-no... ¡Puedo seguir!—suplicó con voz algo ronca.
—Claro que vas a seguir. Al suelo, de rodillas.
Peter obedeció al instante y se arrodilló frente a él. Antes
de que pudiera hacer nada, Logan forzó la verga en su boca. Agarró su cabeza
con ambas manos y comenzó a follar su boca, sin importarle que el chico tuviera
arcadas por lo profundo que llegaba ni que las lágrimas comenzaran a deslizarse
por sus mejillas. Estaba cerca, demasiado cerca, y solo pensaba en correrse.
Nunca imaginó que esa preciosa boca que tanto solía molestarle pudiera sentirse
tan bien. Siguió, sin apartar los ojos de esa lasciva expresión en el rostro
del chico, hasta que se corrió con un profundo gruñido. Parte se deslizó por la
garganta de Peter y parte acabó en su frente y sus mejillas. Logan se sintió
orgulloso de marcar ese rostro ruborizado y sofocado. Surgió un deseo posesivo
dentro de él. Ese chico era suyo. Frotó el miembro contra sus cabellos
limpiando los restos, sin que Peter hiciera nada para impedírselo. Soltó su
cabeza, dejándolo caer al suelo junto a la cama, y se abrochó los pantalones.
—Recoge esto de inmediato y dúchate. Cualquiera que te huela
sabrá lo que has estado haciendo, aunque con tus gritos es probable que ya lo
sepa toda la escuela—soltó una risa y salió de la habitación. No es que se
estuviera quejando, sus gritos le habían gustado más que nada.
Peter se quedó por un momento aturdido, recuperando el
aliento. Que aquella bestia follara su boca le había puesto duro otra vez,
aunque ahora tenía que aliviarse él solo.
Noche de Halloween
—¡¿De qué demonios te has disfrazado?!—exclamó uno de sus
compañeros al verle.
Peter llevaba una minifalda roja con vuelo, una de sus
camisetas negras con el dibujo de una calavera, sus zapatillas y una capa roja
con capucha, además de una cesta con forma de calabaza como el resto de niños.
—¿No es evidente? Soy la comida para un hambriento lobo—le
guiñó un ojo y se fue a buscar a su lobo casi brincando.
Sus compañeros no podían creer la poca vergüenza que tenía y
estaban seguros de que no iba a pasar Halloween con ellos, el rumor de lo que
había sucedido el día anterior ya se había extendido por toda la escuela.
Cuando Logan le vio acercarse por el pasillo, no pudo evitar
quedarse con la boca abierta.
—¿Qué coño...?—intentó parecer molesto, pero tenía que
admitir que se veía jodidamente sexy con esa minifalda y las piernas al aire.
—¡Hey, Logan! ¿Quieres ver los dulces que tengo para mi
lobo?—retorció el borde de la falda entre sus dedos, moviendo las caderas
insinuante y mirándole con esa expresión traviesa suya.
—¿Tu qué?—sabía que estaba jugando con él y no quería
seguirle el juego, pero sus pies no se movían y su miembro había tomado
interés.
—¿No quieres ser mi lobo? ¿No quieres comerme?—levantó la
falda y le mostró que no llevaba nada más debajo.
—Ghr...—el gruñido reverberó por todo el pasillo y recorrió
el cuerpo de Peter, haciéndole apretar el trasero.
Peter vio la cremallera bajar y se relamió los labios
sonriente, con las pupilas dilatadas por el deseo.
—¡Oh! ¡Qué polla más grande tienes!
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