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Perversiones c6



Título: Perversiones
Categoría: Naruto Personajes: Gaara X Kankuro
Género: Yaoi
Clasificación: +18 años
Advertencia: Lemon, Incesto
Capítulo: 6 de 15 Finalizado: No
Resumen: Tras aburrirse de su anterior amante Gaara quiere encontrar más diversión y lo más cercano está en su casa.
Nota: Este fanfic es un conjunto de One-shots de distintas y extrañas parejas, tanto yaoi como yuri conectados entre si por pequeñas cosas.

—Ya no voy a venir más—dijo Gaara levantándose de la cama y vistiéndose.

— ¿Qué? ¿Cómo que no vas a venir más?—preguntó el serpiente poniéndose frente a él.

—Mañana cumplo los 18, seré libre, ya no tengo que seguir en el instituto y no puedes mandarme de nuevo al centro—su tono era tranquilo como siempre.

— ¡Maldito bastardo! Me da igual que ya no pueda amenazarte con eso, esto va a seguir—gritó Orochimaru que estaba descontrolándose como pocas veces.

—Me temo que no, no me interesas, estoy cansado de ti. Quiero encontrar a alguien que me satisfaga mejor.

El serpiente enfurecido se lanzó a golpearlo, pero el pelirrojo lo esquivó y le golpeó en el estomago. Salió del piso dejando al serpiente consternado, de rodillas en el suelo.

Gaara regresó a su casa, pensaba por el camino en quien podía ser su próximo juguete. Observaba a las personas con las que se cruzaba, pero le parecían demasiado insignificantes para él. Cuando entró en su casa encontró que su hermana Temari estaba a punto de salir.

“¿Y si lo hago con ella?” se preguntó a si mismo “No, no me interesa ese cuerpo tan ridículo” se dejó caer sobre el sofá después de que la rubia se despidiera “¿Con quién podría hacerlo?” era su único pensamiento.

— ¿Qué hay hermano?—preguntó Kankuro que salía de su habitación. Se sentó en el sofá junto a él y encendió el televisor—Oye, últimamente has estado muy extraño, bueno, más de lo normal, hermanito—dijo el pelinegro— ¿Está sucediendo algo?

— ¿Por qué nunca me habéis hablado del sexo?—preguntó el ojiaqua manteniendo su frío rostro de siempre.

— ¡Ah!, ¡era eso! Jeje ¿quieres que te enseñe el sexo, quieres que sea yo el que te quite la virginidad?—dijo sonriendo pícaramente, acercando su rostro al del pelirrojo.

—Eso es difícil ya que no lo soy—contestó sin inmutarse por la insinuación de su hermano.

— ¿Eh? ¿Ya no eres virgen? Pues que lástima, yo que quería quitarte la inocencia…—se echó hacia atrás algo entristecido.

—Haberte adelantado a él.

— ¿Y quien ha sido?

—Eso no importa.

— ¿Y ahora te has enganchado al sexo verdad?—dijo Kankuro con una gran sonrisa en el rostro.

Gaara lo observó con aquella mirada asesina. ¿Él engancharse? No era tan débil como para eso.

—Oh, no me mires así que me matas—dijo sin perder la sonrisa acercándose más a él—dime, ¿quieres que yo te quite esas ansias de sexo que tienes?

Deslizó una mano por debajo de la camiseta del pelirrojo, acercando su rostro al de él hasta casi rozar sus labios.

— ¿No está mal que dos hermanos lo hagan?—preguntó Gaara sin moverse.

—No, claro que no, solo son juegos y es bueno desahogarse, además, ¿desde cuando te importa si esta bien o mal?—lo besó suavemente.

El pelirrojo enseguida abrió la boca para recibir su lengua que exploraba toda la cavidad. Kankuro se puso sobre él y comenzó a lamer su cuello suavemente mientras sus manos comenzaban a acariciar su torso bajo la camiseta. Al ojiaqua le resultaba aburrida tanta dulzura. Se cansó de aquello enseguida y tumbó al pelinegro en el suelo poniéndose sobre él. Le arrancó la ropa y comenzó a lamer y mordisquear su pecho, recreándose en los pezones rosados, dejando pequeñas marcas a su paso mientras sus manos acariciaban intensamente todo aquello que pillaban. El mayor gemía bastante alto sorprendido por la pasión de su hermano. Pensaba que él sería el seme, que lo dominaría y jugaría con él como si fuera su marioneta, pero aquel papel no estaba mal. Gaara llegó a sus pantalones y se los quitó junto con los calzoncillos. Apenas se detuvo en el miembro ya erecto, le abrió las piernas y elevó sus caderas para tener buen acceso. Guió con una mano su miembro también erecto hasta la estrecha entrada y lo penetró por completo de un empujón, lo que provocó sangre y gritos de dolor.

—Ah!! ¡¡Gaara!! ¡¡Duele!! ¡No seas tan brusco!—pero las quejas eran inútiles, al pelirrojo solo le interesaba sentir placer, no lo que sintiera el otro. Comenzó a moverse en su interior poco a poco más rápido, disfrutando de aquella estrechez.

—Ga…ara… si… gue… ¡más!—el dolor que estaba sintiendo el pelinegro se tornó en placer, un gran placer a pesar de la brusquedad de su hermano.

El pelirrojo puso las piernas de su hermano sobre sus hombros para poder conseguir una penetración mayor. Alcanzó aquel punto que volvía loco al pelinegro aunque eso poco le importaba. Aunque su respiración apenas se había acelerado, ya que al fin conseguía controlarse, se vino en unas cuantas envestidas más en el interior de su hermano y este entre sus vientres ayudado por su propia mano ya que el pelinegro ni se había molestado. Gaara salió enseguida de su interior y sin decir nada se fue de la sala. Al poco rato llegó de nuevo vestido.

—No pensé que pudieras ser tan intenso y frío a la vez—le dijo el pelinegro sentado en el sofá también vestido.

Como respuesta no recibió más que un leve gruñido. Esperaba hablar con él o seguir con el sexo pero el ojiaqua salió de la casa sin decir nada, tampoco era tan raro, su hermano no era de comunicarse mucho.

“agh, pensé que con él estaría mejor pero es igual que con ese bastardo”

Pensaba el pelirrojo caminando por las calles en busca de algo. Encontró en una calle de mala fama por la que no solía transitar, una discoteca que le llamó la atención. En la puerta había un pequeño cartel con dos hombres semidesnudos en tinieblas y unas letras que ponían “cuarto oscuro” la discoteca aun no estaba abierta pero decidió que volvería más tarde. Regresó a casa y encontró a su hermano con los ojos cerrados y la boca entreabierta respirando fuerte, con un pañuelo en una mano y su pene erecto en la otra, moviéndola rápidamente de arriba abajo. El ojiaqua lo observó hasta que se vino sin que el moreno se percatara de su presencia. Cuando abrió los ojos lo vio frente a él y sonrió.

—Vaya, ¿Qué haces ahí mirando?—se acercó a él medio desnudo— ¿tú también quieres más, también te has quedado con ganas?

Comenzó a acariciarle el miembro por encima de la ropa y a besar su cuello lascivamente. Se deshizo de su ropa enseguida y siguió besando su pecho dejando pequeños mordiscos hasta llegar a la nueva erección del pelirrojo.

—Parece que esto te gusta mucho hermanito—dijo Kankuro sonriente, pensando que aquella erección era obra suya. Pero se equivocaba, Gaara era capaz de controlar casi a la perfección sus erecciones y casi todas las reacciones de su cuerpo. El mayor comenzó a lamer la longitud del pequeño desde el glande hasta la base acariciando con una mano los testículos. Se lo metió en la boca por completo y comenzó a subir y bajar sin dejar de mover su lengua. Cuando Gaara, sin apenas haber cambiado su estado, se vino en la boca del moreno, este se apartó un poco y se relamió los labios saboreando el jugo.

—Sabes muy bien hermanito—su sonrisa era perversa sabiendo que aquello no estaba bien.

Se acercó al pelirrojo e intentó besarlo en los labios pero este lo esquivó.

—No me interesan los besos—tumbó al moreno en el suelo boca abajo elevando sus caderas.

— ¿Solo te interesa eso?—dijo algo decepcionado.

El pelirrojo lo penetró de un empujón provocando de nuevo sangre en la ya dolorida entrada del mayor. Lo agarró fuerte por la cintura para que las envestidas cada vez mas rápidas fueran también más profundas. La estrechez de su hermano era aun mayor que la de Orochimaru, le hacía sentir como si le aplastara y amenazaba con volverlo loco y hacerle perder el control. Pero no fue así, consiguió venirse en el interior de su hermano apenas soltando un leve gemido y con la respiración no demasiado acelerada. El moreno también se corrió en el suelo, como en la anterior ocasión, ayudado por su propia mano. Escucharon la llave en la puerta y Gaara prácticamente arrastró a su hermano a la habitación de él. Temari entró en casa y se fijó en el líquido blanquecino y la sangre que había sobre la alfombra. Algo preocupada buscó a sus hermanos y los vio en una habitación.

—Je, y yo que creía que había pasado algo malo—dijo sonriente observando como su hermano pequeño penetraba al mayor sobre la cama.

Después de observarlos un rato y excitarse bastante se fue a su cuarto a desahogarse mientras ellos seguían gozando.

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