Título: Hazme un bebé
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, Omegaverse
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, mpreg
Capítulos: 4 (4 de 4) FIN
Resumen: Peter quiere tener un hijo. Para un omega sin pareja como él la única opción es hacerlo a la manera tradicional. No quiere emparejarse, solo un alfa que lo deje embarazado, y Stiles parece el más apropiado.
Capítulo 4
Pasaron la siguiente hora relajados, tan solo asimilando el vínculo
que ahora les unía, intercambiado besos dulces de vez en cuando sin
intentar que pasaran de ser besos. Cuando el nudo finalmente se
deshinchó, Stiles salió con cuidado de él y Peter sintió una
desagradable sensación de vacío. Lo achacó al celo inminente.
—Te
traeré algo de comida.
—Primero
una ducha—replicó Peter. Stiles puso expresión de desagrado, no
querría eliminar su olor del omega—. No hay nada que deteste más
del celo que toda la mezcla de olores que se forma. Es desagradable
para una nariz humana, imagina para la mía.
—De
acuerdo, vamos a la ducha entonces—respondió de inmediato,
queriendo hacer que su omega se sintiera a gusto.
En la enorme ducha donde perfectamente cabían dos personas, Stiles
frotó cada rincón de su cuerpo. No intentó nada sexual, tan solo
quería asegurarse de que estaba limpio y de que se sentía bien.
Limpió superficialmente su trasero, pero no hizo ademán de sacar la
simiente que aún había dentro. Tras secar su cuerpo con una toalla,
besó con reverencia la marca en su cuello, que ya parecía una
cicatriz con meses de antigüedad, aunque esta jamás desaparecería.
Ambos estaban duros cuando salieron del baño, pero Stiles insistió
en comer y beber primero.
—Es
el mejor sexo que he tenido nunca—comentó mientras pelaba una
naranja para Peter.
—Nunca
habías tenido sexo antes.
—Es
el mejor sexo que tendré nunca—corrigió.
—Mañana
será aún mejor. Al menos para ti, yo no seré muy consciente de
ello.
—Eso
no me gusta—replicó frunciendo el ceño y arrugando su adorable
nariz.
—Ya,
bueno, biología omega, no hay nada que podamos hacer al respecto.
Tendremos tiempo después para disfrutarlo los dos.
—Quiero
que tú siempre disfrutes, así es como debería ser. Toma, come
esto—le dijo entregándole la naranja.
—Ya
es la tercera.
—Tienes
que comer, tienes que recuperar energía para pasar el celo, no
sabemos cómo va a ser, si durará más o menos. Tengo que ir a
comprar más comida y bebida. También, ¿necesitas algo en
particular para tu lobo? Quiero decir. Debería haber leído más
sobre esto, tendría que haberme preparado más.
Peter le miraba con sospecha mientras hablaba. La erección del chico
no parecía tener intención de remitir y emitía un olor ligeramente
más picante. Se inclinó hacia él e inspiró profundamente contra
su cuello.
—Estás
en celo—murmuró sorprendido.
—¿Qué?
No—negó enérgicamente con la cabeza—. Mi celo no es hasta
dentro de... tres semanas, creo.
—No
es extraño que un alfa entre en celo después de haberse emparejado.
En realidad es bastante conveniente que los dos estemos en celo al
mismo tiempo. Tendrás energía para mantenerme el ritmo—le dijo
con un guiño.
—Oh,
sí, cierto. Uh... Debería entonces ir a comprar más comida,
tenemos que tener suficiente para los dos y tal vez... tal vez algún
cambio más de ropa-
—Stiles—Peter
lo agarró por los brazos antes de que pudiera levantarse de la
cama—. ¿A dónde piensas ir en celo? No puedes salir a la calle
así.
—Pero,
pero, pero necesito...
—Hay
más comida y bebida en la cocina, puedes traerlo de ahí. Y no vamos
a necesitar más cambios de ropa, no vamos a usar ropa.
—Está
bien, en la cocina, sí—Stiles suspiró casi temblando y hundió el
rostro en su cuello—. Hueles tan bien...
El celo le estaba golpeando duro y rápido. A Peter le habría
gustado ser capaz de disfrutarlo sin que su mente hubiera estado
aturdida con el suyo propio.
Los dos días siguientes eran una mezcla nebulosa más de sensaciones
que de recuerdos. Había pasado horas (o quizá solo minutos que se
sentían como horas) anudado por Stiles, siendo llenado una y otra y
otra vez, hasta sentirse rebosar y después más. Pero durante todo
ese tiempo su alfa también había sido cariñoso y atento,
asegurándose de que se encontraba bien, de que comía y bebía lo
necesario. Se ocupaba de limpiarlo y de cambiar las sábanas para que
el mal olor no se acumulara. Durante un momento de paz, había
preparado un baño para Peter y aireado la habitación mientras él
se relajaba en el agua con burbujas, solo para acabar minutos después
sudado y cubierto de semen de ambos cuando al fin pudo follarle, el
alfa sometiéndose sin dudarlo a él. Recordaba a Stiles hablándole
constantemente. No recordaba lo que decía, pero solo su voz le
ayudaba a no perderse por completo. Fue el celo más intenso que
jamás había experimentado, pero también el más agradable y nunca
había despertado al día siguiente tan satisfecho.
Stiles acabó vestido con la ropa de Peter porque no habían planeado
aquello y el chico no se había llevado más que la camiseta que
ahora era parte del nido (sería imposible quitarle el olor a celo a
estas alturas). Peter asintió satisfecho cuando le vio cubierto con
su ropa, oliendo a él.
—¿Sabes
que se supone que soy el que tendría que quererte cubierto con su
olor?—le preguntó Stiles, pero tenía en su rostro esa sonrisa
tonta de felicidad.
—Quiero
que todos tengan bien claro que eres mío, no quiero que haya ningún
malentendido y que algún omega estúpido se te acerque.
—Por
favor, no ataques a Lydia si me da un abrazo.
—Ella
no es tan estúpida.
—Cierto—Stiles
rodeó sus hombros con los brazos y le dio un tierno beso—. ¿Qué
quieres hacer ahora? ¿Preparamos el nido para la próxima vez?
—Quiero
salir de aquí y tomar aire fresco. Además, para la próxima vez no
estaremos aquí.
—¿Huh?—Stiles
le miró confuso y Peter esperaba no estar equivocándose.
—Vas
a ir a la universidad, ¿no?
—¿Vendrás
conmigo?—preguntó con algo de sorpresa.
—A
no ser que quieras que me quede aquí.
—Oh,
no, no, claro que quiero que vengas, solo que no sabía si querrías
dejar Beacon Hills. Me encantaría que vinieras. Podríamos buscar un
apartamento allí para los cinco años. Me gustaría mucho que
vinieras.
Peter contuvo un suspiro de alivio. Incluso si no pudiera oír sus
latidos, podía sentir a través de su vínculo que era sincero y lo
feliz que estaba por ello.
—Decidido
entonces.
Celebraron una fiesta dos días después en la casa Hale para
celebrar su unión con la manada, incluyendo a Melissa y a Noah.
Stiles aceptó de inmediato no invitar a Chris y se encargó él
mismo de decírselo a Allison. Ya era bastante difícil soportar la
presencia de la pequeña cazadora como para tener cerca en un día de
celebración también al hermano de la asesina de su familia. Chris
era un aliado, pero no era parte de la manada. Stiles lo comprendía,
tampoco era fan de él.
La manada aceptó su emparejamiento con bastante facilidad y
celebraron por ellos. Las únicas notas discordantes fueron Scott y
Derek, que seguían en contra de su relación, pero unas palabras
severas por parte del sheriff les hicieron callar. Si tenía la
aprobación de Noah, a Peter ya no le preocupaba nada.
Cuando despertó un par de semanas después con la mano de su alfa
sobre su vientre y una sensación nueva en su interior, supo que
habían tenido éxito durante el celo. Celebraron otra fiesta llena
de regalos para bebés (a la que no estuvieron invitados ni Scott ni
Derek porque no iban a arruinarles ese momento de felicidad y si no
eran capaces de alegrarse por ellos no los incluirían en sus
momentos memorables). El sheriff lloró y Peter también, pero eso
eran las hormonas, de verdad. Stiles estaba entusiasmado, no había
dejado de investigar sobre paternidad desde que se lo dijo, y Peter
supo que había hecho lo correcto al emparejarse con él. Habría
sido feliz teniendo un hijo solo, pero entonces no habría sentido
también la felicidad de su alfa dentro de él como si fuera la suya
propia.
Compraron una casa en Berkeley (Peter lo prefería a alquilar,
después podían venderla o ir allí de vacaciones, eso si regresaban
a Beacon Hills, lo que no era seguro) para vivir mientras Stiles
estudiaba una especialidad en Lengua, literatura y cultura. Fue una
larga discusión, pero consiguió que aceptara que pagara por sus
estudios. Se negaba a que trabajara mientras estudiaba, sobre todo
porque quería tener toda la atención posible de su alfa y los
estudios ya iban a ocuparle bastante.
—Ya
estoy en casa—llamó Stiles entrando por la puerta a pesar de que
Peter ya había oído llegar el jeep (y eso era algo que no había
conseguido cambiar, pero al menos solamente lo usaba Stiles cuando
iba solo mientras que con Peter utilizaban el mucho más seguro y
fiable SUV que habían comprado).
—¿Eso
que huelo son donuts de Romano?—preguntó, dejando a un lado el
libro que estaba leyendo.
—Sip,
he conseguido hacerme con dos—le dijo el alfa sonriendo orgulloso.
—Te
quiero—respondió extendiendo las manos hacia la caja. Era casi
imposible conseguir esos donuts, hacían muy pocos y se agotaban en
cuestión de minutos. Era, por supuesto, uno de los mayores caprichos
de Peter durante el embarazo.
—¿Me
lo dices a mí o a los donuts?
—No
estoy seguro.
Abrió la caja y comenzó a comerse uno de los donuts rellenos de
confitura de albaricoque mientras Stiles se sentaba a su lado y
acariciaba su vientre redondo.
—Hola,
bebés—saludó a los dos pequeños que descansaban hasta que oyeron
la voz de su alfa y comenzaron a dar patadas.
Peter gruñó, siendo él quien tenía que soportar los golpes en sus
órganos internos. Stiles le levantó la camiseta y comenzó a
restregar su rostro contra su vientre mientras le decía cosas sin
sentido a los bebés, que fueron calmándose poco a poco.
—¿Eso
es más ropa?—preguntó tras un rato al ver las bolsas junto al
sofá que Peter aún no había recogido. Peter tan solo murmuró
afirmativo con otro bocado de donuts—. A este paso vamos a
quedarnos sin sitio donde meter todas estas cosas. No hace falta
comprar tanto.
—No
te preocupes, enseguida les quedará pequeña la mayoría de la ropa
y podremos deshacernos de ella. Además, si son lobos puede que
acaben rompiéndola antes de quedarse pequeña.
—Sé
coser, puedo remendar unos cuantos agujeros.
—Mis
bebés no van a ir con ropa remendada, muchas gracias.
Stiles suspiró, sabía que no iba a ganar esta discusión. Peter no
iba a resistirse a la hora de comprar ropa o cualquier otra cosa para
sus bebés. A los que todavía llamaba bebés porque no sabían si
eran niños, niñas o la parejita. No era importante de todos modos,
la ropa que compraba serviría para ambos (incluso los vestidos. Eran
bebés, ¿a quién le importaba si iban con vestido? Y si a alguien
le importaba peor para ellos), no pensaba llenar un armario de ropa
rosa o azul, sus bebés vestirían como seres humanos normales
(incluso si eran lobos, ese no era el tema). La habitación ya estaba
preparada, con las paredes pintadas de un verde claro y todo lleno de
dibujos de animales. Había más juguetes de los que jamás usarían
y tenían listo todo lo que podrían necesitar. Aún faltaban un par
de meses, pero no era raro que los embarazos de lobos se adelantaran.
Peter se terminó el donuts y se relamió los dedos. Acarició los
cabellos de Stiles, que aún seguía con la oreja pegada a su
vientre, y presionó suavemente su cabeza hacia abajo. El alfa
sonrió, pillando la indirecta, y se arrodilló entre sus piernas.
Peter se acomodó en el sofá mientras Stiles le quitaba los
pantalones.
—Ngh...
Alfa...
—Te
tengo, cariño, voy a cuidar de ti.
Besó sus muslos y su vientre, acariciándolo con ternura, relajando
su cuerpo tenso por el estrés de embarazo. Entonces, tomó el
miembro en su boca y comenzó a chuparlo sin prisa. Peter gimió y
prácticamente se derritió en el sofá. Stiles era un genio con su
boca y podía seguir y seguir y seguir sin cansarse. Sintió el calor
aumentar lentamente en su cuerpo mientras Stiles le acariciaba con su
lengua en los lugares adecuados, consiguiendo arrancarle gemidos casi
constantes. Sacudió las caderas cuando sintió un dedo acariciando
su entrada húmeda.
—Alfa...—gimió
necesitado.
Stiles tan solo murmuró sin sacar el miembro de su boca y las
vibraciones recorrieron su cuerpo. Peter se corrió con tan solo un
dedo presionando su entrada y le daría vergüenza de no ser por lo
sensible que su cuerpo estaba últimamente. Observó a su alfa tragar
cada gota con una expresión de deleite en su rostro. Le garró por
la camisa y le hizo levantarse. Stiles rio y dejó que le bajara los
pantalones mientras permanecía de pie donde él lo quería.
—Estoy
cerca—le advirtió y Peter no lo dudaba. La primera vez que se la
había chupado, el chico se había corrido en sus pantalones sin tan
siquiera tocarse.
Tomó el duro miembro con sus manos y comenzó a lamerlo desde la
base hasta la punta. Apenas podía meterse un tercio en la boca a
pesar de todo lo que practicaba así que tenía que usar otras
técnicas que Stiles disfrutaba del mismo modo. Su olor y sabor eran
intensos y conseguían humedecerlo aún más. Probablemente volvería
a estar duro para cuando terminara, pero Stiles tenía que estudiar y
no podían pasarse la tarde follando como le gustaría.
—Peter—gimió
con voz afectada, inclinándose hacia delante para sujetarse al
respaldo del sofá.
Comenzó a chupar con más energía, metiéndolo cuanto podía en su
boca y succionando. Stiles gimió profundamente y esa fue la única
advertencia que le dio antes de correrse en su boca. Peter no se
apartó hasta que hubo limpiado con su lengua hasta la última gota.
Su alfa le miraba con esa expresión de adoración que no terminaba
de comprender. Acarició su rostro suavemente y limpió la comisura
de sus labios con el pulgar.
—Deja
que me ocupe de eso—le pidió con un susurro mirando hacia abajo.
—No,
tienes que estudiar. Ya me compensarás esta noche.
Stiles se inclinó y le besó profundo. El sabor de ambos se mezcló
entre sus bocas y era abrumador. Quería ser egoísta y pedir que
siguieran, pero no podía, tenía que respetar sus estudios.
—No
sé si se puede llamar compensar cuando lo disfruto tanto—le dijo
contra sus labios.
—Ambos
lo disfrutamos. Ahora ve a hacer lo que tengas que hacer.
Esa noche Stiles le follaría y permanecería dentro de él durante
el resto de la noche, haciéndole sentir lleno y satisfecho,
proporcionándole el mejor sueño posible. Su alfa cuidaba bien de
él, como no sabía hasta entonces que necesitaba, dentro y fuera del
dormitorio. Antes no había creído que fuera posible sentirse tan
seguro en un estado tan vulnerable y con no solo su propia vida de la
que preocuparse, pero Stiles estaba allí y sabía que lucharía como
el lobo más fiero para protegerlos. Nunca había estado tan seguro
de haber tomado la decisión correcta.
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