Título: Hazme un bebé
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash, Omegaverse
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, mpreg
Capítulos: 4 (3 de 4)
Resumen: Peter quiere tener un hijo. Para un omega sin pareja como él la única opción es hacerlo a la manera tradicional. No quiere emparejarse, solo un alfa que lo deje embarazado, y Stiles parece el más apropiado.
Capítulo 3
No tomó su decisión hasta el día anterior a su celo. No era que
dudara de sus sentimientos porque los había asumido pronto, sino que
consideró lo que esta relación sería para Stiles. Al final se dio
cuenta de que no podía tomar una decisión por él. Stiles era un
adulto y si había decidido que quería estar con él debía respetar
su decisión y tomar la suya basándose en sus propios sentimientos.
Entonces, pensó en su futuro hijo o hija, en como sería su vida con
Stiles como padre, y eso le hizo decidirse.
Fue a la casa de los Stilinski aquella mañana. El coche del sheriff
estaba en la entrada, pero eso no cambiaba sus planes. Cuando llamó
a la puerta, fue el propio sheriff quien abrió.
—Sheriff—le
saludó, inclinando la cabeza.
—¿Quién
eres?
—Peter
Hale. ¿Podría-
—¡Stiles!—llamó
el sheriff interrumpiéndole.
—¿Qué?—vino
la voz cansada de Stiles desde el interior de la casa.
—Peter
Hale está aquí.
Se oyeron golpes, algo cayéndose y una maldición antes de que
Stiles asomara por una puerta, vestido en chándal y con el pelo como
un nido de pájaros.
—¡Peter!—su
rostro se iluminó al verle, aunque enseguida decayó un poco, algo
inseguro—. Hey, hola. Am... Papá, este es Peter. Peter, Noah.
Um... Peter es... uh... Bueno, he estado cortejándolo desde hace
unos días.
Stiles apretó los ojos, quizá esperando la reprimenda de su padre,
pero Noah no parecía afectado por la noticia.
—Lo
sé.
—¿Lo
sabes?—preguntó Stiles sorprendido.
—Derek
Hale vino hace unos días a mi despacho y me habló sobre su tío y
sobre lo que estabais haciendo.
—Voy
a llenarle de acónito el café—masculló Stiles entre dientes—.
¿Y bien?
—No
es asunto mío.
—¿Qué?—Stiles
le miró estupefacto.
—Eres
un adulto que puede tomar sus propias decisiones. Diga lo que diga no
servirá para nada, eres cabezota como tú solo. Además, no hice
caso a mis padres cuando intentaron convencerme de que me emparejara
con una omega en lugar de casarme con tu madre así que no tengo
ningún derecho a intentar convencerte a ti. Solo quiero saber si
esto es como esa adoración que sentías por Lydia.
—Oh,
no, no tiene nada que ver. Conozco a Peter de verlo más que en los
pasillos del instituto. Hemos hablado, mucho. Y, aunque parezca
repentino, esto es algo que ha ido creciendo poco a poco. No lo tengo
en un altar, no creo que sea perfecto. Conozco sus fallos y lo quiero
de todos modos—le dijo con total sinceridad, sin que su corazón
saltase ni por un momento.
—Bien,
entonces tenéis mi bendición, aunque no la necesitéis.
—Uh...
En realidad aún no ha aceptado—confesó de nuevo nervioso.
—No
creo que haya venido hasta aquí para rechazarte—Noah se dio media
vuelta y se perdió en alguna habitación de la casa.
Stiles miró tentativo a Peter, con miedo e inseguridad emanando de
él. Nunca lo había visto de ese mono y no quería que estuviera así
por su culpa.
—¿Por
qué no hablamos dentro?
—Sí,
claro, pasa.
Se apartó de la puerta y lo dejó pasar, cerrando tras él. Entraron
en el salón donde la televisión emitía alguna película de
alienígenas y la mesa estaba cubierta de dulces, bolsas llenas y
vacías de aperitivos y botellas de refresco. Stiles probablemente ya
estaba asumiendo que iba a rechazarlo.
—¿Pasándotelo
bien?—le preguntó, apartando la manta arrugada del sofá para
sentarse.
—Vamos,
Peter, arranca la tirita de un tirón—le dijo, apagando la
televisión.
—¿Por
qué, alfa? ¿Tienes algo mejor que hacer que hablar conmigo?
—Venga,
no me tortures más. Espera, ¿qué?—fue un poco lento en
reaccionar, pero lo dejaría pasar por esta vez y en su lugar sonrió,
acomodándose en el sofá—. ¿De verdad?
—¿Crees
que bromearía con algo así?—quizá con cualquier otro, pero no
con Stiles.
El chico suspiró y se arrodilló frente a él, o tal vez simplemente
sus piernas no le sostuvieron más. Tomó una de sus manos entre las
suyas y besó el dorso con cariño.
—Gracias,
Peter—le dijo, mirándole bajo sus largas pestañas con reverencia.
—Debería
ser yo quien te lo agradeciera, alfa—y realmente estaba agradecido,
más de lo que Stiles imaginaba.
Giró la mano y acarició su rostro, marcando lo que ahora era suyo.
Stiles gimió y frotó la nariz contra el interior de su muñeca,
donde su olor era más intenso.
—Dios...
Estás cerca—murmuró, inspirando profundamente.
—Sí,
pero aún puedo pensar. Escucha, sobre lo de tener un hijo, no hace
falta que sea ahora mismo, podemos esperar.
—Nooo—se
quejó Stiles, mirándole con ojos suplicantes—. Si lo prefieres
podemos esperar, pero... te verías tan sexy con el vientre lleno de
mis bebés.
—Has
estado pensando en ello, ¿no?
—Un
poco—Peter arqueó una ceja—. Vale, mucho. No necesito esperar,
siempre he querido una gran familia, una casa llena de niños. O solo
uno si no quieres más, pero no necesito esperar.
—Serás
un padre fantástico—le agarró por el cabello y lo incorporó
hasta que estuvo arrodillado sobre él—. Cuando mañana me anudes
por primera vez, quiero que me marques.
—Ngh...
Sí—hundió el rostro en su cuello, besando el lugar donde dejaría
su marca.
Peter se estremeció y cerró los ojos. Nunca se había sentido tan
seguro con alguien tan cerca de su cuello. No tenía miedo de
exponerse ante él.
—¡No
en el salón!—gritó Noah desde alguna parte de la casa.
Stiles gruñó y se apartó, sus pupilas dilatadas y un bulto
sospechoso en sus pantalones.
—¿Quieres
pasar el celo aquí o en tu casa?—le preguntó sabiendo que algunos
omegas preferían estar rodeados del olor de su alfa mientras que
otros preferían un lugar familiar la primera vez.
—Ya
tengo el nido preparado en mi casa. ¿Quieres verlo?
El rostro de Stiles se iluminó y asintió enérgicamente.
—Sí,
sí, me encantaría.
Incluso si ya había aceptado que fuera su alfa, cada paso a partir
de ahora era importante. Que un omega permitiera que un alfa entrara
en su nido, en su lugar seguro para pasar el celo, demostraba mucha
confianza, era una invitación como ninguna otra.
—Trae
una camiseta tuya o algo así—le dijo con un guiño y los ojos de
Stiles casi brillaron como los de un lobo.
Era la primera vez que un alfa entraba en el nido de Peter. Había
pasado su celo con betas y otros omegas, pero nunca había confiado
lo suficiente en un alfa para permitir que se le acercara en un
momento en el que era tan vulnerable. Le sorprendió lo tranquilo que
se sentía al dejar pasar a Stiles, sintiendo incluso la necesidad de
mostrárselo y tener su aprobación.
El nido no estaba en su habitación habitual. No quería tener que
soportar el olor de todas esas feromonas durante días tras el celo.
Una de las habitaciones del apartamento estaba dedicada
exclusivamente a ello y tenía su propio baño. Las paredes eran azul
oscuro, había un regulador de luz junto a la cama y las ventanas
estaban cubiertas por unas persianas que no dejaban pasar un solo
rayo de sol. Los omegas se volvían muy sensibles durante el celo y
siendo hombre lobo aún más. Había una gran cantidad de cojines y
varias mantas para los cambios de temperatura que sufría. Había una
cómoda con cambios de ropa (que no solía usar porque prefería
estar desnudo), varios juegos de sábanas y juguetes sexuales. Al
menos esta vez no tendría que utilizar el dildo con nudo hinchable.
Dejó la camiseta de Stiles sobre los cojines para que se impregnaran
con su olor mientras el chico abría la nevera donde guardaba las
provisiones de comida y bebida.
—¿Cuánto
suelen durar tus celos?—le preguntó mirando el contenido de la
nevera con el ceño fruncido.
—Tres
días, probablemente dos con un alfa.
—Necesitaremos
más comida y más bebidas energéticas.
—Oh,
créeme, tendré energía de sobra—respondió con tono sugerente.
—Pero
quizá yo no. Te recuerdo que soy humano, necesitaré mucha energía
para estar a tu altura.
Peter se acercó a él y cerró la puerta de la nevera. Lo agarró
por las caderas y se acercó a su cuerpo hasta que apenas quedaba la
ropa entre ellos. Podía oler el nerviosismo de Stiles, pero también
su excitación.
—Tengo
juguetes que puedes usar conmigo cuando no puedas más, no me
molesta—le dijo con voz grave, tan solo un susurro—. Y solo tu
presencia será más que suficiente para calmarme, alfa—las manos
de Stiles se colocaron en su cintura, sus dedos contrayéndose como
si estuviera conteniéndose. No podía permitir eso—. Me gustaría
ser consciente de lo que hacemos la primera vez, cuando me marques,
así que... ¿qué te parece si empezamos ahora?
—Ngh...—Stiles
gruñó, sus caderas moviéndose contra las de Peter. Ambos estaban
ya duros—. Deberíamos...—cerró los ojos intentando mantener el
control—. Deberíamos hablar primero. Sobre límites y, ya sabes.
—Cierto.
Creo que por esta vez deberíamos mantenerlo un poco vainilla, ya
tendremos tiempo de jugar y realmente no me entero de mucho en ese
estado, pero sí hay una cosa que me gustaría saber si estás
dispuesto a probar.
—Sí,
um, quiero decir, ¿cuál es?
Peter sonrió ante su entusiasmo, el chico parecía a punto de
derretirse en sus manos. No se molestaría si no quería, pero
realmente le gustaría probarlo con él.
—¿Me
dejarías follarte, alfa? ¿Me dejarías penetrarte?—le preguntó
con voz seductora, su aliento rozando sus labios—. Probablemente al
principio solo querré sentirte dentro de mí, que me llenes, pero
cuando tenga la mente más despejada también querré probar cómo es
estar dentro de ti.
—Joder,
Peter—Stiles gimió, agarrándole por los cabellos y juntando sus
bocas torpemente en su primer beso—. Sí, sí, puedes follarme—le
dijo ansioso sin separar del todo sus labios.
La risa de Peter quedó ahogada por los labios de Stiles. El chico
avanzó, haciéndole retroceder, y cayeron sobre la cama. Se quedaron
largo rato simplemente besándose, satisfechos con explorar la boca
del otro, con memorizar su sabor, lo que le hacía gemir. Estaban
duros y la ropa se sentía cada vez más agobiante, pero aún podían
resistir y ya tendrían tiempo para perder la cabeza durante el celo.
—¿Algo
más?—preguntó Stiles cuando al fin separaron sus bocas para
recuperar el aliento—. ¿Algo que no te guste o que no quieras que
haga?
Peter le miró por un momento. Realmente había pocas cosas que no
dejaría que Stiles le hiciera.
—Nada
de privación sensorial.
Stiles asintió como si lo comprendiera y tal vez era una de las
pocas personas que podría comprenderlo realmente.
—Nada
de bondage tampoco, imagino.
—Exacto.
Ni electricidad.
Siempre podría romper cualquier cuerda o esposas que usara con él,
pero la simple idea de verse aún más vulnerable de lo que ya iba a
estar le ponía enfermo.
—Vale.
Tendremos que hablar más a fondo de esto cuando terminemos, pero si
en cualquier momento se te ocurre cualquier cosa o hago algo que te
desagrada, dímelo y me detendré al instante, no importa la
situación. No quiero hacerte daño de ningún modo.
Había verdadera preocupación en los ojos de Stiles y eso solo
conseguía que Peter se reafirmara en su decisión.
—Puedes
usar tu voz de alfa—le dijo porque también era bueno que supiera
las cosas que le gustaban y porque era la única persona a la que se
lo confesaría—. No permitiré que la uses fuera del dormitorio, no
esperes que te obedezca como un buen omega.
—No
era mi intención.
—Pero
aquí puedes usarla, puedes ordenarme cuanto quieras. Seré bueno
para ti.
Stiles presionó las caderas contra él y ambos gimieron cuando sus
erecciones se rozaron. Al parecer a él también le gustaba la idea.
—Desnúdate,
muéstrame ese precioso cuerpo—le dijo el chico con voz algo ronca.
Peter sintió un escalofrío de placer y se levantó en cuanto Stiles
se apartó. No comenzó hasta que estuvo seguro de que tenía toda la
atención del alfa. Empezó por quitarse la camiseta, lentamente,
flexionando los músculos y exhibiéndose todo lo que podía. Sabía
que tenía un cuerpo de modelo, pero que a muchos alfas no les
gustaban los omegas musculosos, la mayoría los prefería pequeños y
delicados, de lo que Peter no tenía nada. Por suerte, Stiles no era
así. No era difícil darse cuenta de que le gustaban los hombres
grandes y fuertes, su olor lo delataba fácilmente rodeado de tantos
hombres lobo. Al principio pensó que tal vez le gustaban los alfas,
algo que no era imposible pero nada habitual. No sabía si tal vez
era bisexual, pero al menos Peter le gustaba.
Cuando sus pantalones también cayeron al suelo, dejándolo
completamente desnudo, escuchó un gruñido. Pensó por un momento
que tal vez el alfa estaba disgustado o molesto (algo ridículo
cuando lo pensó dos veces). Peter estaba bien dotado ahí abajo,
nada parecido a la mayoría de omegas, podía incluso rivalizar con
muchos alfas. Y la mirada de Stiles no era de disgusto sino de deseo
mientras presionaba la palma de la mano contra su entrepierna.
Tendría que acostumbrarse a que este chico lo deseaba tal como era,
que no se decepcionaría porque no esperaba que fuera un omega
típico.
—Joder,
Peter, eres... Podría correrme solo mirándote.
—Podemos
intentar eso otro día—respondió con una sonrisa pícara,
autoestima al cien por cien.
—Definitivamente.
Pero hoy tenemos algo importante que hacer, ¿verdad?—se mordió el
labio con una expresión insegura, quizás pensando que lo que iba a
decir podría molestarle—. Preséntate para mí.
Peter sonrió y no dudó ni un segundo en arrodillarse sobre la cama.
Se inclinó, colocando la cabeza contra el colchón, y llevó las
manos a su trasero, separando las nalgas. Oyó a Stiles inspirar con
fuerza.
—Dios,
Peter. Ya estás tan
húmedo.
No pudo contener un gemido cuando Stiles lo agarró por las nalgas y
hundió el rostro en su trasero. El chico comenzó a lamer y chupar
su piel húmeda y caliente sin contenerse lo más mínimo. Peter
intentaba quedarse quieto, pero todo su cuerpo temblaba ante la
hiperactiva lengua de Stiles. Por lo ávido que era seguramente nunca
había probado a un omega antes y a Peter realmente no le molestaba
la atención. Ya había sospechado que sería bueno con la lengua por
su gran fijación oral, pero ahora podía confirmarlo. No podía
dejar de gemir y contonearse, separando las piernas aún más y
presionando hacia atrás para que Stiles llegara más profundo con su
lengua.
—Alfa...
Alfa... Si sigues así voy a correrme...—le dijo entre gemidos.
—Puedes
correrte—respondió, apenas separando su boca de su agujero
goteante.
—No...
Quiero hacerlo contigo dentro la primera vez, alfa... Por favor...
El gruñido que emitió Stiles con la boca pegada a él vibró por
todo su cuerpo.
—Vale...
Vale...—Stiles se apartó como si fuera una tortura hacerlo. Su
rostro estaba cubierto de lubricación y saliva y no dejaba de
relamerse los labios—. ¿Cómo quieres hacerlo?
—¿Cómo
me quieres tú, alfa?
—Ngh...
Quiero verte la cara. Date la vuelta.
Peter
se dio rápidamente la vuelta, separando las piernas para que su alfa
se arrodillara entre ellas. Stiles comenzó a desnudarse sin apartar
la vista de él. Lo observaba con tal admiración que Peter casi
sentía la necesidad de cubrirse. Pero se olvidó por completo de eso
cuando Stiles se quitó los pantalones. Estaba duro, completamente
duro, y era grande. No grande como estás bien dotado
grande sino grande como ¿estás seguro de que eso puede
entrar? grande.
—Madre
de dios. ¿Todos los Stilinski la tienen así?
—Preferiría
no hablar de otros Stilinski ahora mismo.
—Cierto,
lo siento, pero wow.
—Sí,
uh... No estaba seguro... No quiero hacerte daño.
—Oh,
cariño, te aseguro que no vas a hacerme daño. Me enfadaré si no
metes eso dentro de mí en los próximos segundos.
Stiles suspiró y se relajó visiblemente. Debía de haber estado en
verdad preocupado al respecto. Probablemente habría hecho daño a un
humano sin una buena preparación, pero Peter no tendría ningún
problema con eso. No le importaba un poco de dolor y su cuerpo se
recuperaría antes incluso de que terminaran. Aunque no podía ni
imaginar cómo sería con el nudo hinchado.
—Vale.
Si te hago daño, dímelo y pararé. Uh... ¿Deberíamos usar el
código de colores o una palabra de seguridad?
—Nunca
te diré que no si realmente quiero algo así que si digo que no es
que no.
—De
acuerdo, bien. Vale—no podía estar más nervioso, parecía casi a
punto de hiperventilar y Peter comenzaba a preocuparse.
—Stiles,
si no quieres hacerlo podemos parar ahora mismo.
—No,
no. No es que- Claro que quiero hacerlo, es solo que es mi primera
vez y no quiero hacerlo desagradable para ti y esto es importante,
vamos a emparejarnos y quiero que te sientas bien y no tengo ni idea
de si va a ser bueno para ti o no porque nunca he hecho esto. Y no
voy a decir que querría haber practicado antes porque no,
definitivamente quiero que mi primera vez sea contigo, pero tampoco
quiero que sea-
—Stiles—Peter
se incorporó y tomó su rostro entre las manos—. Cálmate. No vas
a hacerme daño. Vamos a sentirnos bien los dos.
No espero que seas una estrella del porno. Sé que me voy a sentir
bien contigo sin importar cómo sea tu técnica o tu polla porque lo
que vamos a hacer lo vamos a hacer con sentimientos, no solo por
sexo—y estaba sorprendido de darse cuenta de que era cierto, por
parte de ambos.
—Sí,
tienes razón, lo siento—se relajó, respirando con más calma.
—¿Qué
te parece si te monto? Así podré ir a mi ritmo—sugirió y el
rostro de Stiles se iluminó de inmediato.
Asintió vehemente, repitiendo una letanía de síes hasta que Peter
lo empujó contra la cama y se sentó a horcajadas sobre él. No
esperaba que se resistiera y no lo hizo. Nunca había tenido sexo de
este modo con un alfa, los pocos con los que se había acostado
siempre tendían a querer demostrar que eran más fuertes y más
dominantes que el omega, como si intentaran probar su masculinidad.
Stiles no necesitaba demostrar que era un macho alfa porque ya
ejercía como tal el resto del tiempo. Protegía a la manada, proveía
para ellos, los cuidaba y estaba ahí siempre que alguien lo
necesitaba. Peter iba a tener como alfa al mejor que nadie podría
encontrar. No se lo merecía, pero era demasiado egoísta como para
hacer lo correcto y renunciar a él.
Peter sujetó la verga con una mano y no pudo evitar recorrerla con
sus dedos, admirando su forma y tamaño. Se le hacía la boca agua.
Podía sentir unas gotas de lubricación deslizándose por su muslo.
—Pienso
pasarme un día entero con esto en mi boca—murmuró más para sí
mismo.
Stiles
gimió y levantó las caderas. Se agarró a los muslos de Peter e
intentó desesperado acercarlo un poco. Peter sonrió y finalmente se
lo concedió. Guió el miembro hacia su entrada y lentamente
descendió sobre él. Sabía que era grande, pero, oh, sentirlo
era otro tema. Se alegró de hacerlo de este modo porque necesitaba
acostumbrarse. Stiles cerraba los ojos, pero los abría de inmediato,
como si no quisiera perderse nada. Respiraba con la boca abierta y
parecía esforzarse por no moverse, apretando sus muslos de un modo
que dejaría marcas en un humano, lástima que en él no duraran.
Pareció una eternidad hasta que logró sentarse en el regazo de
Stiles, pero mereció la pena, nunca se había sentido tan lleno. Iba
a ser el mejor celo de su vida. Cuando comenzó a sacar el miembro de
nuevo, Stiles no pudo evitar levantar las caderas y ambos terminaron
gimiendo inmóviles.
—Joder...
Peter, te sientes demasiado bien. Tan estrecho, tan caliente, tan
húmedo, tan... No quiero salir de ahí—le dijo casi como una
súplica.
Peter resopló y sacudió la cabeza. Bueno, no es que él estuviera
en mejor estado, pero podía mantener mejor la compostura. Aún no
llegaba a comprender cómo podía sentirse como si ya estuviera en
celo cuando aún faltaba un día. Su cuerpo estaba más caliente de
lo habitual y su cabeza se sentía aturdida aun si aún mantenía el
control. Debía de estar afectándole el olor a alfa de Stiles.
—Está
bien, solo déjame... Ngh...—Peter se balanceó sin sacar el
miembro de su interior y solo ese movimiento le puso los ojos en
blanco.
—Sí,
sí, eso... ah... sí...—Stiles ya no era capaz de usar palabras
más complicadas, lo cual era una buena señal.
Peter siguió balanceándose, apenas sacando la polla de su interior.
Rozaba contra todos los lugares apropiados en todo momento. Si no
supiera que era imposible juraría que estaba vibrando, pero
probablemente eso era él mismo, con todos sus nervios encendidos
como si le hubieran dado una descarga.
—Stiles...
alfa... dime que estás cerca porque... dios...
quiero tu nudo, por favor—no podía creer que estuviera suplicando
tan pronto.
—Sí,
sí, solo... joder... ¿puedo...? ¿Podemos darnos la vuelta? No
debería anudarte así—le dijo tentativo.
—Sí,
hazlo, sí...
Stiles se incorporó y Peter se echó hacia atrás, moviéndose al
unísono muy lentamente, intentando no perturbar el lugar por donde
estaban unidos. Terminaron gimiendo y Stiles embistió por impulso
los pocos centímetros que había salido de su interior. Peter echó
la cabeza hacia atrás y se aferró a las sábanas, tan solo
intentando no dejar escapar sus garras.
—Lo
siento...—susurró Stiles, apoyando la frente contra su pecho.
—No...
No te disculpes por nada de esto o me sentiré mal por disfrutarlo
tanto.
—¿De
verdad-?
—Ni
lo preguntes. Eres humano, pero creo que puedes olerlo perfectamente.
Peter estaba centrado en el olor de Stiles, pero su propio olor
también era abrumador. Stiles gruñó y hundió el rostro en su
cuello, recorriendo con la punta de la nariz su mandíbula hasta
detrás de la oreja.
—Si
ahora hueles así no puedo imaginar cómo será mañana.
—A
omega emparejado, a tu omega.
Stiles gimió y movió las caderas levemente. Peter siseó entre
dientes cuando el nudo que comenzaba a hincharse presionó contra su
entrada.
—Ngh...
Si fuera humano me romperías. Suerte que soy un hombre lobo, solo
por esto merece la pena.
Stiles rio tembloroso y sacudió la cabeza.
—¿Esta
es la única parte buena de ser hombre lobo?
—Sin
duda una de las mejores al menos.
Stiles le miró a los ojos con una suave sonrisa y le besó
dulcemente, con tanto cariño que casi resultaba abrumador. No
parecía propio de ese momento, le hacía sentir delicado, pero no
iba a rechazarlo. Stiles comenzó a moverse sin apartarse de su boca.
Atrás y adelante, muy suavemente, lo justo para que hubiera un poco
de fricción. No tenía prisa, no necesitaba apresurar aquello,
durante el celo ya sería lo bastante frenético. El calor crecía
entre ellos, Peter podía sentir su miembro goteando sobre su
vientre, rozando deliciosamente contra el estómago del alfa.
Emitió un quejido cuando ya no pudo soportar más aquel beso. Era
demasiado dulce, tenía demasiados sentimientos. Estaba acostumbrado
a follar, pero no a hacer el amor, no a que lo trataran como si fuera
un tesoro. Sentía que estaba temblando y sus ojos ardían. No quería
hacer el ridículo en ese momento. Echó la cabeza hacia atrás
intentando recuperar el aliento, recuperar la compostura, pero los
labios de Stiles seguían besándolo. Su mandíbula, su cuello, con
demasiada dulzura.
—Alfa...
Márcame, alfa...—solo quería que parara, pero esas fueron las
palabras que salieron de su boca en su lugar.
Sintió el gruñido de Stiles vibrar en sus huesos, tan profundo, tan
animal. Si no estuviera seguro de que era humano, pensaría que tenía
a un hombre lobo encima. Stiles acarició su cuello con los dientes,
provocándole escalofríos, y Peter inclinó la cabeza dejándole más
espacio en respuesta. Lamió el punto en el que cuello y hombro se
unían y de repente Peter sintió la presión de sus dientes hasta
que rasgaron su piel.
Fue un shock que cambió el eje sobre el que orbitaba su existencia.
El vínculo que ya compartía con Stiles antes de eso se convirtió
en el más fuerte de todos, en el primordial. Se envolvía alrededor
de él y de su lobo, haciéndole sentir más en sintonía con este de
lo que lo había estado nunca. Podía sentir al lobo sometiéndose
con gusto, voluntariamente. Este era su alfa, el que ellos habían
escogido, y ya sabían que habían acertado en su decisión. Era
sorprendente lo importante que era ahora Stiles para ellos. Más que
el alfa de su manada, más que la propia luna. No sabía si para un
omega humano sería lo mismo. Había oído que para un hombre lobo su
alfa era muy importante, pero no había imaginado que sería algo
así. Daría miedo de no ser por lo seguro que se sentía arropado
por ese vínculo.
Debió de quedarse en blanco por un momento porque cuando reaccionó
podía sentir el nudo completamente hinchado dentro de él y su
vientre cubierto de semen. Ni siquiera podía recordar haberse
corrido. Stiles le miraba con una brillante sonrisa en el rostro,
acariciando suavemente sus cabellos. Había mucho amor ahí, Peter
podía sentirlo a través del vínculo.
—Estás
bien, estoy aquí contigo—le dijo tranquilizador. ¿Y no era
extraño que fuera Stiles quien tranquilizara a Peter? Pero no debía
serlo, era un buen alfa y estaba ahí cuando se le necesitaba.
—Alfa...
—Sí.
Sí, sí, mi amor.
Peter tembló, aquellas palabras sonaban demasiado sinceras. Sabía
que lo eran.
—Oh,
¿no te gusta que te llame así? Lo siento.
—No,
no. Puedes llamarme así, puedes llamarme lo que quieras, solo...
solo... llámame.
Era extraño, una necesidad que no podía entender. Que su alfa lo
reconociera. El simple hecho de que se dirigiera a él hacía que su
lobo se pusiera a retozar como un cachorro. Stiles sonrió, parecía
entenderlo. Seguramente también podía sentir las emociones de Peter
a través de su vínculo. Este era un vínculo que incluso los
humanos podían percibir.
—Descansa,
tenemos media hora hasta que podamos levantarnos.
—Tú
aún puedes volver a correrte—podía sentir el semen caliente
dentro de él y lo duro que aún seguía. Sentía la necesidad de
satisfacer a su alfa y el deseo algo más egoísta de tenerlo todo
para él.
—Aún
tenemos tiempo para hacer muchas cosas, no hay por qué apresurarse,
descansa. ¿Quieres que intentemos ponernos de lado para que no esté
encima?
—No,
no. Así está bien—rodeó los hombros de Stiles con sus brazos y
lo acercó más a su cuerpo. Le gustaba su peso sobre él, era
reconfortante.
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