Título: Entre dinosaurios
Fandom: Jurassic World Pareja: Owen Grady/Zach Mitchell
Autor: KiraH69
Género: Slash, Yaoi
Clasificación: +18 Advertencias: lemon
Capítulo 3 de 3 FIN
Resumen: Tras el desastre de Jurassic World, Isla Nublar está en manos de la ONU y Owen es el encargado de vigilarla. La ONU envía un dinólogo para que pueda ayudarle a cuidar de los dinosaurios.
Capítulo 3
Apenas había amanecido cuando le despertaron unos golpes en la puerta.
—Ugh... Pasa...—gruñó. Se cubrió los ojos con un brazo, tenía demasiado sueño como para abrirlos y la luz era molesta, tendría que haber bajado la persiana.
—No eres una persona madruga-
Owen dejó de hablar y juraría que había escuchado una especie de quejido. Levantó el brazo y le miró con ojos entrecerrados, aún adaptándose a la luz. Owen cerró la boca y se dio media vuelta.
—Te espero en la cafetería—le dijo saliendo de la habitación a grandes zancadas.
Zach frunció el ceño confundido y miró hacia abajo. Joder. La costra de semen seco era evidente en su vientre.
—¡Ugh!
Con las mejillas rojas como un tomate se metió en la ducha y se restregó rápidamente para no dejar esperando mucho a Owen. En un lugar así era imposible poner excusas para no verlo por mucho que quisiera.
La cafetería tenía espacio para las cincuenta personas que podían habitar en el edificio. Owen estaba en la primera mesa con una cafetera delante y un plato con el desayuno en el lado opuesto. También se había duchado y llevaba ropa... quizá «limpia» no era el término adecuado, pero se le acercaba.
—Um, gracias—murmuró sentándose a la mesa.
Owen se esforzaba por no mirarlo, el café al que daba sorbos parecía ser muy interesante. El segundo día y ya no podían mirarse a la cara, fantástico.
Cuando terminó el desayuno, Owen se levantó primero y, por un instante, antes de que pudiera darle la espalda, Zach juraría que había visto una erección en sus pantalones. Tal vez no fuera tan malo.
El entrenador lo esperaba en su moto cuando salió. Zach se sentó detrás de él sin decir una palabra. Su espalda estaba tensa y su vientre se contrajo cuando se sujetó a él. Arrancaron y esta vez tomaron la dirección opuesta. Atravesaron un puente sobre un río, un bosque y llegaron a una zona rocosa al pie del volcán. Había visto algún dinosaurio de reojo, pero Owen no se había detenido y, sin embargo, allí no había nada. Estaba a punto de preguntar qué hacían allí, pero tan pronto como la moto se detuvo pudo sentir las vibraciones en el suelo. Era casi como un terremoto o varios pequeños terremotos consecutivos. Entonces vio su cabeza por encima de una roca. Se quedó sin aire. Rexy estaba allí, caminando frente a ellos. Permanecieron inmóviles mientras la enorme tiranosaurio rex pasaba por delante de ellos sin prestarles la más mínima atención. Dejó las rocas atrás y pudo ver su cuerpo entero por un momento antes de que desapareciera en el bosque.
Su cola desapareció de la vista y la tensión se disipó. Un grito pasó entre sus labios apretados y Zach estrechó su abrazo alrededor de Owen por un momento antes de saltar de la moto.
—¡Era ella, era Rexy! ¡Le debemos la vida a esa señorita!—gritó mientras gesticulaba ampliamente—. Sé que ya la vi entonces y, honestamente, daba mucho más miedo en aquel momento, pero ahora puedo admirarla de verdad y...—suspiró y sonrió como un tonto observando los árboles por donde había desaparecido—. Es magnífica.
—Siento lo de antes.
Zach giró la cabeza tan rápido que casi le dio un latigazo. Owen estaba intentando parecer despreocupado, pero se notaba el nerviosismo y había apartado la vista de él en cuanto se había girado.
—Yo no debería haber-
—No, no, quiero decir...—parecía resultarle difícil encontrar las palabras y solo podía mirarlo de reojo—. No siento haberte visto así, siento la forma en que reaccioné y la forma en la que estoy reaccionando ahora, mierda—se frotó el rostro con ambas manos. Era la primera vez que lo veía tan nervioso, el siempre confiado entrenador de dinosaurios.
Zach se acercó hasta que sus rodillas se rozaron.
—¿Eso quiere decir que te gustó lo que viste?—¿De dónde había sacado tanto valor como para insinuarse así? No tenía ni idea, pero iba a aprovecharlo. Agachó la cabeza y lo miró bajo sus largas pestañas. Sabía que sus ojos eran su punto fuerte—. ¿Interesado?
Owen giró la cabeza y lo miró sorprendido. Cuando al fin se percató de las intenciones de Zach, sus pupilas se dilataron y sus dedos se contrajeron como si quisiera tocarlo.
—Mucho—respondió casi con un gruñido.
Zach sintió un escalofrío y comenzó a ponerse duro.
—¿Tu casa o la mía?—preguntó intentando sonar coqueto, pero estaba sin aliento.
Owen arrancó la moto.
—La mía está más cerca.
El camino fue peligroso, no por los dinosaurios sino porque Owen no se cortó ni un pelo a la hora de acelerar. Tan pronto como bajó de la moto sobre piernas temblorosas, Owen lo agarró por las caderas y lo pegó a su cuerpo. Zach se aferró a sus hombros y sus caderas se movieron sin su permiso. Owen estaba duro, él estaba duro. Estaba claro que hacía mucho tiempo que no estaba con nadie y la necesidad apremiaba. Si esa era la única razón por la que se interesaba por él... en ese momento no le importaba.
Inclinó la cabeza hacia atrás sin saber si Owen aceptaría, pero no tenía de qué preocuparse, el entrenador devoró su boca como si fuera un hombre hambriento. Zach gimió y se abrazó a él. Ese cuerpo musculoso que lo sostenía había sido el centro de sus fantasías durante años. No quería dejar de besarlo, pero entonces escuchó el chillido de las velociraptoras acercándose.
—Vamos dentro—le susurró Owen y lo guió dentro con un brazo alrededor de su cintura.
Apenas se había cerrado la puerta, Owen estaba besándolo de nuevo. Zach cerró los ojos y se centró en intentar igualar su entusiasmo. Deseo le sobraba, pero técnica no tenía mucha. No era virgen, muchas gracias, pero no podía decir que tuviera experiencia. Por la forma en que Owen acariciaba su torso, deslizando las manos por debajo de su camiseta, y exploraba cada rincón de su boca con su lengua, no le importaba demasiado. Solo se apartó cuando tanta ropa resultaba ya frustrante. Levantó su camiseta hasta que se la quitó y fue a besarle de nuevo, pero Zach no iba a ser el único semidesnudo aquí. Tiró de su ajustada camiseta hasta que Owen se la quitó y entonces dejó que lo volviera a besar.
Zach soltó un gritito cuando Owen lo agarró por la cintura con ambas manos y lo sentó sobre la mesa. Lo agarró por las caderas y lo acercó, presionando sus erecciones entre sí. Zach emitió un gemido que acabó ahogado en sus labios. Tenía que admitir que le ponía un montón que lo manipulara de ese modo con tanta facilidad.
Rodeó sus caderas con las piernas, trayéndolo imposiblemente más cerca. Pareció señal suficiente para que Owen lo cogiera por los muslos y lo trasladara a la cama. Lo dejó caer sobre el colchón y comenzó a desabrocharse los pantalones. Zach se quedó observándolo boquiabierto y gimió en lo profundo de la garganta cuando sus pantalones tocaron el suelo y descubrió que no llevaba calzoncillos. Era enorme. Era grande y grueso y rojo y parecía enfadado con esas venas palpitando. Podía correrse con solo mirarlo.
—¿Interesado?
Levantó la mirada y se ruborizó. Tan solo pudo asentir porque, sí, estaba muy interesado.
—¿Quieres chuparme la polla?—la rodeó con la mano y su atención volvió a ella.
Zach asintió como loco y se apresuró en arrodillarse, pero Owen apartó su mano cuando fue a tocarlo y dio un paso atrás.
—Desnúdate primero.
Obedeció de inmediato, tirando de los pantalones hasta que, frustrado, desabrochó la cremallera. Esperó arrodillado, su miembro erecto entre sus piernas, mientras Owen lo observaba de arriba abajo. Sabía que tenía un buen cuerpo, aunque no era el tipo de todos, era más esbelto que musculoso. Entonces se percató de su miembro palpitando y una gota de presemen brotando de la punta. Puede que sí fuera el tipo de Owen.
Se acercó el último paso a la cama y Zach ya tenía la lengua fuera para comenzar a lamerlo. Lo tomó primero con su boca y después con sus manos. Era demasiado grande para meterlo directamente en su boca, tendría que acostumbrarse porque hacía tiempo que no practicaba. Lo lamió y lo besó, lo recorrió con sus labios húmedos mientras una mano frotaba la base y la otra masajeaba sus bolas. Estaba caliente, como si fuera a derretirse, pero duro como una piedra, y el olor y el sabor eran intensos. Estaba salivando tanto que se derramaba por las comisuras de sus labios. De repente, Owen lo agarró del pelo y lo apartó. Soltó un gemido lastimero.
—Joder. Te prometo que la próxima vez me correré en tu boca. O en esa preciosa cara. Pero si no paras tendremos que esperar un buen rato hasta que pueda follarte—Zach sonrió burlón y Owen frunció el ceño—. No me mires así, mocoso, o te daré una azotaina.
Zach negaría durante toda su vida el gemido que se le escapó en ese momento. Eso era algo que nunca se le ocurrió que querría. Owen le miró sorprendido y sonrió.
—Quizá más tarde. Ahora ponte a cuatro y déjame abrirte.
Zach obedeció, su cabeza sobre el colchón y sus piernas abiertas. No sabía de dónde había sacado el lubricante, pero enseguida lo sintió gotear frío sobre su raja. Los gruesos dedos de Owen masajearon sus nalgas y la fina piel de su ano y perineo hasta que al fin lo penetró con un dedo. Zach gimió y acercó su trasero hacia él, intentando que lo penetrara más profundo.
—Qué ansioso. Estás muy necesitado—gruñó sin esperar más para meter otro dedo viendo lo fácil que lo aceptaba.
—...soñado con esto... ...años...—gimió, apenas capaz de formar palabras con su pesada respiración.
—Ngh... Eres una auténtica provocación—movió sus caderas y restregó su miembro contra su pálido trasero, necesitando algo de fricción—. Quiero dejarte como te encontré esta mañana, todo relajado y cubierto de semen, mi semen.
Zach asintió antes de recuperar la capacidad de hablar.
—Sí, sí, por favor... Hazlo ya—le suplicó, llevando una mano hacia atrás en un vano intento de agarrarlo.
—Shh, tranquilo. No quiero romperte o los viajes en moto serán muy dolorosos.
Ignoró sus súplicas y siguió abriéndolo poco a poco. Un dedo más y un poco más de lubricante y estaba listo. Aún sentiría la quemazón, pero podría andar después.
—Ponte boca arriba, quiero verte.
Le dio un toque en el muslo y Zach obedeció. Owen lo movió hasta tumbarlo en medio de la cama, le colocó una almohada debajo de las caderas y se arrodilló frente a él. Zach se incorporó sobre los antebrazos. Quería verlo, quería ver que era Owen. Antes de llegar la primera vez a Jurassic World ya sospechaba que su interés por las chicas no era como el de la mayoría de sus compañeros, pero cuando conoció a Owen fue cuando lo tuvo claro. Esta había sido su primera fantasía con un hombre y se alegraba de poder cumplirla al fin.
—Mierda—Owen maldijo mirando a su alrededor.
—¿Qué pasa?—¿Por qué no estaba ya dentro de él?
—No tengo condones—seguía mirando con el ceño fruncido como si pudiera hacerlos aparecer de pronto.
Zach resopló una risa y echó la cabeza hacia atrás.
—Me hicieron las pruebas antes de venir aquí, estoy limpio de todo. Y estoy seguro de que a ti también.
Owen suspiró aliviado, probablemente porque, de lo contrario, no podrían hacerlo hasta dentro de uno o dos meses.
—Gracias a dios—murmuró. Tomó su rostro y lo besó lento y profundo mientras sus erecciones se frotaban entre sí—. No podría aguantar tanto, un día y ya me has vuelto loco.
—El sentimiento es mutuo—le dio un pico y volvió a recostarse—. Ahora fóllame.
—Mandón—replicó al tiempo que lo penetraba.
Zach gimió y su cuerpo tembló, pero no podía dejar de observar el lugar en que sus cuerpos se unían. La primera mitad fue lento, cuidadoso, pero no pudo resistirlo y el resto lo embistió hasta el final. Gruñó en el fondo de su garganta mientras lo agarraba con fuerza por las caderas.
—Tan... estrecho...—espiró por la nariz con los dientes apretados.
—Fóllame... úsame... No te contengas—le pidió al tiempo que lo acercaba con sus piernas.
—Maldito mocoso—gruñó con una sonrisa que acabó siendo una mueca.
Agarró sus piernas para colocarlas sobre sus hombros y a partir de ese momento fue como Zach esperaba, bestial. Fuertes embestidas a un ritmo descontrolado que forzaban constantes ah, ah, ah del joven al tiempo que Owen gruñía con cada una de ellas. Zach solo podía tumbarse y dejar que disfrutara de su cuerpo, como tanto había soñado. Su erección había bajado con el dolor inicial, pero se iba recuperando con cada roce en su próstata (y Owen era tan grande que no podía no rozarla).
Estaba tan cerca... pero antes de lo que esperaba Owen se detuvo y presionó contra él como si intentara llegar más profundo de lo físicamente posible mientras se corría en su interior, sus ojos fuertemente cerrados, el ceño fruncido y la boca entreabierta. Cayó sobre Zach, sosteniéndose con los brazos para no aplastarlo.
—Lo siento—le dijo cuando recuperó el aliento—. Te prometo que normalmente aguanto más.
—No te preocupes—respondió acariciando su espalda y sus cabellos (eran increíblemente suaves a pesar de estar húmedos por el sudor)—. Mi tía no se quejaba precisamente del sexo.
Owen levantó la cabeza y le miró con el ceño fruncido.
—¿Y de qué se quejaba?
—De que llevaras pantalones cortos a las citas. ¡Oh!—se cubrió la boca con un sonido de fingido escándalo. Owen puso los ojos en blanco y Zach no pudo más que besarlo—. Si no puede apreciar esas piernas, es su problema.
—La próxima vez te correrás con mi polla dentro, pero por ahora...
Se incorporó y salió con cuidado de su interior, su culo ya estaba bastante abusado. Retrocedió en la cama y se inclinó, metiéndose la polla en la boca casi hasta el fondo a la primera. Zach emitió un agudo y largo gemido y echó la cabeza hacia atrás. Joder, Owen sí que tenía práctica. Metió un par de dedos en su trasero y le folló con ellos mientras su cabeza bajaba y subía sobre su miembro. Presionaba contra su próstata mientras el semen brotaba entre sus dedos. Zach no podía pensar, era tan brutal como sus embestidas mientras lo follaba, solo podía dejar que lo forzara hasta el orgasmo.
—...wen... ...wen...—repetía como un mantra entre gemidos.
Se aferró a sus cabello y Owen permitió que lo presionara sobre su polla hasta que se corrió. Los espasmos de su garganta alrededor del glande consiguieron que eyaculara más fuerte. Cuando terminó, su cuerpo se quedó hecho gelatina, no podía levantar ni un dedo. Apenas sintió que Owen lo movía y lo cubría con una sábana. El entrenador se tumbó a su lado y lo abrazó. En el exterior escuchó los rugidos de las chicas cerca del bungaló. Estaba en una isla desierta llena de dinosaurios con el hombre de sus sueños. Estaba viviendo una fantasía y no quería despertar.
FIN
Increíble! Un fan fic increíble para mi ship favorito! Debes escribir más! 😍🙌🏻
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