Título: Bajo tu cuidado
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski (Steter)
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 6 (4 de 6)
Resumen: Durante una redada a unos cazadores, Noah se encuentra a un hombre lobo con una transformación completa que está profundamente salvaje. Llama a la única persona que puede ayudar, un psicólogo sobrenatural, Stiles.
Capítulo 4
A la mañana siguiente, Stiles abrió la tienda porque no le gustaba
tenerla cerrada tanto tiempo y recibió también a uno de sus
pacientes. Peter estuvo abajo con él la mayor parte del tiempo, pero
siempre se ocultaba cuando alguien entraba. Sabía que no iba a ser
fácil para él acostumbrarse a que la gente viera sus cicatrices y
las personas tampoco se lo pondrían más fácil, solo esperaba que
no se volviera loco encerrado en casa.
Noah le informó de que Laura y Derek no les molestarían, pero que
habían dejado su teléfono para cuando y si Peter quería contactar
con ellos. También le contó que estaba ya investigando a Kate
Argent, pero eso llevaría algo de tiempo. Necesitaría una
declaración de Peter y se apresuró en añadir que solo cuando
Stiles lo considerara oportuno.
Por la tarde, cerró la tienda cuando Scott llegó con las gemelas.
Las dos pequeñas entraron en la tienda como un vendaval, Mel vestida
con un pomposo disfraz de princesa rosa y Alex vestida de príncipe
en blanco y azul.
—¿Cómo
están los dos bichos más peligrosos de la ciudad?—les preguntó,
cogiéndolas en brazos al mismo tiempo (y ya se estaban volviendo
demasiado grandes para eso).
—¡Papá
dice que tienes un amigo nuevo! ¡¿Donde está?!—gritó Mel porque
aún no se le daba bien controlar el volumen de su voz.
—Está
arriba, ¿por qué no vais a saludarle?—las bajó al suelo y las
dos echaron a correr de inmediato escaleras arriba.
—¡Tened
cuidado con las escaleras!—les gritó su padre y suspiró cuando no
le hicieron caso—. ¿Seguro que Peter estará bien? Ya sabes que
son... un caos. Las quiero mucho, de verdad, pero-
—Scott,
estaremos bien, no te preocupes—le aseguró, cogiendo las mochilas
de las niñas.
—Vale,
si estás seguro... Oh, Alex quiere ser niño hoy así que le he
traído sus calzoncillos, pero también unas bragas por si mañana
prefiere ser niña.
—¿Por
qué te molestas en traerles ropa? Tengo de sobra aquí.
—Cosas
de Kira—respondió, encogiéndose de hombros—. Ya me dirás si
quieres que me pase a recogerlas mañana o las llevas tú.
—Pásalo
bien y cómprale unas flores a Kira.
—Uh,
sí, eso estaría bien—musitó mirando hacia el techo.
Stiles sacudió la cabeza con una sonrisa y cerró la puerta tras él.
Cuando subió arriba, las gemelas estaban acercándose con cautela a
Peter. Decidió esperar y ver qué hacían. Las dos se quedaron
observándole con idénticas expresiones de asombro, sus bocas
formando perfectas os.
—¿Puedo
tocar?—preguntó Alex, levantando una mano.
Peter asintió y Alex extendió la mano hasta tocar con un dedo su
mejilla.
—Oooh.
—¡Yo
también, yo también!—exclamó Mel, tocando el mismo punto que
había tocado su hermano—. ¡Oooh! ¡¿Cómo te llamas?! ¡Yo soy
Mel y él es Alex!
Stiles arrugó el gesto, ese volumen debía de molestar los oídos
sensibles de Peter, aunque este no dijo nada.
—Peter.
¿Cuántos años tenéis?
—¡Seis!—respondieron
al unísono.
—¿Eres
el nuevo novio de tío Stiles?—preguntó Alex.
—¡El
último novio no nos gustó nada! No era nada sim-simpatico.
—Y
la chica antes de ese tampoco, no jugaba con nosotros.
—¡Vaaaale!
Ya es suficiente—interrumpió Stiles antes de que siguieran
desvelando su vida amorosa.
—Peroperopero
tenemos que asegurarnos de que es bueno si va a ser tu novio—le
dijo Mel, poniendo morritos.
—Gracias
por vuestra preocupación, pero Peter es solo un amigo—y era la
verdad, pero estaba seguro de que su corazón no había permanecido
estable mientras lo decía. No miró a Peter porque no quería ver su
reacción—. Ahora, ¿qué queréis hacer?
—¡Parque!
¡Parque! ¡Parque!—respondieron ambas mientras saltaban.
—De
acuerdo. ¿Queréis cambiaros o ir así? Mel, será un poco difícil
jugar con ese vestido.
—¡Voy
a cambiarme!—la pequeña echó a correr y su hermano detrás de
ella.
—Hey,
¿vienes?—le preguntó a Peter esperanzado. No se le había pasado
la expresión de incomodidad del lobo cuando habían mencionado el
parque.
—No
creo que...
—Escucha—se
sentó a su lado y tomó su mano—, no tienes que venir si no
quieres, está bien, pero me encantaría que nos acompañaras y a las
niñas también. Ya las has oído, pensarán mal de ti si no juegas
con ellas.
—Eso
es chantaje y un golpe bajo—replicó Peter, apretando su mano.
—Lo
sé. Iremos a un parque donde no hay mucha gente y todos me conocen
en esta ciudad, te aseguro que nadie te mirará mal. Saben cómo se
las gasta el hijo del sheriff—le aseguró con un guiño y se sintió
aliviado ante la risa de Peter, probablemente la primera que le oía.
—Eres
un peligro, ¿eh?
—Ni
te imaginas. Vamos—tiró de él y Peter no se opuso.
Cuando las gemelas salieron de la habitación, Alex aún llevaba su
disfraz, pero Mel se había puesto unos leggins de gatitos con un
tutú rosa y una camiseta de Piolín, con una tiara de brillantes
adornando su larga melena negra.
—¡Lista!—exclamó,
agitando una varita mágica en la mano.
—¿Qué
eres ahora?—preguntó Stiles con una sonrisa.
—¡El
hada madrina del príncipe!
—Muy
bien. Hada madrina, príncipe, nos vamos.
Sacó los dos asientos infantiles y los colocó en el jeep (que antes
no tenía posibilidad de ponerlos, así que tuvo que modificar los
asientos traseros porque no pensaba cambiar de coche). Condujeron
hasta el parque al que solían ir, uno no muy frecuentado porque a
Stiles tampoco le gustaban las multitudes. Era la primera vez que
Peter salía del apartamento desde que llegó y podía sentir su
nerviosismo a través de su vínculo aunque pareciera estar
completamente tranquilo. Apretó su mano cuando aparcaron, intentando
darle confianza antes de salir del coche.
—Estoy
bien—le dijo, pero Stiles no necesitaba un oído sobrenatural para
oír la mentira.
Aun así, los cuatro salieron del jeep y las niñas echaron a correr
en dirección a los columpios de inmediato. Stiles tocó la mano de
Peter con un dedo en una pregunta silenciosa. Le gustaría tomarlo de
la mano, pero no sabía si Peter querría eso. Sin embargo, el lobo
se aferró a su mano como si fuera un salvavidas.
Avanzaron por el parque y se sentaron en un banco alejados de los
otros tres grupos de padres y madres. Hubo algunas miradas al
principio cuando se percataron de las cicatrices en el rostro de
Peter, pero todos intentaron ser muy discretos como había imaginado
Stiles. Peter, por su parte, mantenía la mirada fija en las
hermanas, probablemente para distraerse de todo lo demás.
—Lo
que dijo Scott antes sobre Alex—comenzó Peter, su mano aún
apretando la de Stiles—. Que hoy quería ser un niño y que mañana
puede preferir ser niña.
—Oh,
sí. Alex tiene género fluido, al menos por ahora. No sabemos si en
el futuro se asentará en uno u otro, pero no importa. Ahora mismo,
dependiendo del día o lo que vaya a hacer quiere ser uno u otro—le
explicó como le había explicado a tantas madres y padres que le
habían preguntado antes. Aunque esperaba que Peter lo comprendiera
mejor que algunos de ellos.
—¿Qué
género usáis al hablar de ambos o ambas?
Stiles sonrió. Por supuesto que Peter lo entendía.
—Femenino
siempre. Niñas, pequeñas, etcétera. Alex lo eligió así, no
quería que cambiáramos el género plural por él cuando Mel seguía
siendo niña.
—Sus
padres eligieron un nombre apropiado.
—Es
su segundo nombre en realidad, el primero es Noshiko, como su abuela
materna.
—Déjame
adivinar, Mel es por su abuela paterna.
—Melissa,
exacto. Scott no tiene mucha imaginación y Kira... es algo
despistada. Pero es un sol, te caería bien, le cae bien a todo el
mundo.
—Confío
en tu criterio—apretó su mano, transmitiendo más significado con
sus palabras del que aparentaban.
Poco a poco Peter se fue relajando mientras observaban jugar a las
hermanas. Ambas tenían una gran cantidad de energía y no parecían
cansarse. Cuando ya estaba anocheciendo, Stiles silbó y las dos
echaron a correr hacia ellos.
—¡Pizza!—gritaron
al unísono.
—Todavía
no había preguntado nada, pero vale. Aunque nada de anchoas, no os
quiero enfermas otra vez.
—¡Buuuh!
—¿A
que os pongo guisantes?—amenazó, señalándolas con un dedo.
—¡No!
¡Pizza!—replicaron y ambas echaron a correr hacia el jeep mientras
Stiles llamaba a la pizzería.
—Buuuh—susurró
Peter a su oído y un escalofrío lo recorrió por la columna.
—¿No
me digas que tú también quieres anchoas?
—Nah,
eso es asqueroso. Para mí una barbacoa.
—Tendré
que pedir dos entonces.
Peter asintió aprobando su elección.
El repartidor llegó poco después de que regresaran a casa y Stiles
se sorprendió al abrir la puerta y encontrarse a Liam.
—¡Doctor
Stilinski!
—¿No
trabajabas en el supermercado?
—Sí,
uh... me despidieron.
—¿Ya?—preguntó
sorprendido.
—Le
grité a un cliente idiota y puede que rompiera uno de sus gnomos de
jardín—respondió, apretando demasiado las cajas en sus manos.
Stiles las cogió para evitar que corrieran peligro y las dejó en el
mostrador.
—Normalmente
trabajo con criaturas sobrenaturales, pero podría hacer una
excepción para ti. Necesitas que alguien te ayude con esos problemas
de ira—no es que le hiciera mucha ilusión, pero pronto se le iban
a acabar los trabajos disponibles en Beacon Hills si seguía así.
—Sí...
me lo pensaré.
—No,
no lo harás—sacudió la cabeza. Por suerte o por desgracia, el
chico no sabía mentir.
—No,
probablemente no. Que pase buena noche, doc.
Stiles cerró la puerta y subió las pizzas a las hambrientas bestias
que lo esperaban arriba. Pasaron una noche de pizza y películas
Disney hasta que las hermanas se quedaron dormidas antes incluso de
su hora. Cada uno llevó a una de ellas a la habitación y las
acostaron en las camas gemelas.
—No
ha estado tan mal, ¿hm?—comentó cuando se metieron en su propia
cama.
—Me
encantan esas chicas. Siempre se me han dado bien los niños, siempre
había alguno en casa y yo solía cuidar de ellos cuando era
necesario—le contó, apoyando la cabeza en su pecho.
Era la primera vez que Peter hablaba sobre su vida antes del
incendio. Hablar de algo así le volvía vulnerable y Stiles
apreciaba que fuera capaz de hacerlo con él.
—A
ellas también les gustas, lo cual no es habitual, son muy críticas.
—Con
tus novios, sí—añadió con una risa.
—Ugh,
¿no puedes olvidar eso?—se quejó ruborizándose.
—Me
temo que no.
Le dio un beso en la clavícula que el cuello de la camiseta dejaba
al aire y se acomodó para dormir. Ambos sabían a dónde llevaba su
relación, podían sentirlo a través de su vínculo, pero aún había
demasiado trauma y demasiadas heridas y no estaban preparados.
Despertó a la mañana siguiente con el olor a tortitas. Cuando entró
en la cocina, con el pelo revuelto y legañas en los ojos, Peter
estaba cocinando las tortitas mientras las gemelas ya comían una
montaña de ellas en sus respectivos platos.
—¿Sabes
hacer tortitas?—preguntó adormilado.
—¡Con
chocolate!
—Y
plátano.
Añadieron las chicas.
—Ve
a lavarte la cara, tendrás tu plato en dos minutos—le ordenó
Peter.
Stiles obedeció porque quería tortitas, hacía años que no comía
tortitas caseras.
—Aprobamos—anunció
Alex minutos después.
—¿Hm?—preguntó
Stiles con la boca llena.
—Que
Peter sea tu novio—le aclaró Mel y Stiles se atragantó.
Había una sonrisa orgullosa en el rostro de Peter mientras Stiles
intentaba no morir ahogado. Esos pequeños monstruos...
—Lo
conseguiste—le dijo al lobo cuando Scott se llevó a las niñas.
—Las
tortitas siempre triunfan.
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