Título: Bajo tu cuidado
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski (Steter)
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 6 (6 de 6) FIN
Resumen: Durante una redada a unos cazadores, Noah se encuentra a un hombre lobo con una transformación completa que está profundamente salvaje. Llama a la única persona que puede ayudar, un psicólogo sobrenatural, Stiles.
Capítulo 6
Pasaron la semana con Cora, tratados casi como parte de la manada, y
se marcharon con promesas de mantenerse en contacto y de visitarse
unos a otros siempre que se pudiera.
Cuando llegaron a Beacon Hills tras el largo vuelo y el trayecto en
coche, estaban exhaustos. Tal vez por eso Peter no se percató de la
persona que se acercaba a ellos cuando aparcaron tras la tienda.
—Al
fin regresáis, me habéis hecho esperar mucho.
La sangre se congeló en sus venas porque conocía esa voz. Ambos se
giraron y se encontraron al mismísimo diablo frente a ellos, también
conocido como Gerard Argent. El anciano, al que jamás se debía
subestimar por su edad, sostenía una pistola apuntando hacia Peter.
—¿Es
que eres suicida o qué?—preguntó Stiles sin poder contener su
lengua, durante mucho tiempo había sido su mejor técnica para salir
de líos y nunca había estado metido en uno como este—. Después
de conseguir escaparte, vienes a una ciudad en la que se te busca por
ser cómplice en el asesinato de una familia. ¿En qué estabas
pensando? Creí que estarías ya en alguna isla paradisíaca o
perdido en un agujero de mierda, dependiendo del dinero que hubieras
conseguido llevarte, pero no, aquí estás. ¿Y para qué? ¿Algo de
venganza? Espero que realmente merezca la pena porque no vas a salir
de esta ciudad, al menos con vida. Mi padre es el sheriff, ¿lo
sabías? Tiene unos valores morales muy altos, pero no creo que tenga
ningún problema en pegarte un tiro en la cabeza incluso a sangre
fría si le haces daño a su hijo.
—Esa
puta follalobos que te has conseguido tiene una boca muy grande,
espero que sepa usarla para otras cosas mejores—le dijo Gerard con
una mueca a modo de sonrisa.
El gruñido de Peter reverberó en las paredes del edificio en la
silenciosa calle nocturna. Gerard sacudió la cabeza como si
reprendiera a un niño pequeño.
—No
me das miedo, omega.
Peter palideció cuando los ojos de Gerard brillaron rojos. Stiles se
tambaleó en el sitio por el shock de las emociones de Peter y su
propia sorpresa. ¿Cómo había podido? ¿Quién le había
transformado? Seguramente el mismo al que pertenecían esos ojos.
—¿Qué
tal si damos una vuelta?—les preguntó, indicando al jeep con la
cabeza.
Stiles intentó enviarle un sentimiento de calma a Peter a través de
su vínculo en un intento de que no comenzara a pelear ahora. Quería
asegurarle de que saldrían de esta, aunque no estaba seguro de cómo.
Había terror en los ojos de Peter cuando le miró y estaba seguro de
que no era solo miedo a morir él mismo.
Subieron al coche, ambos delante, mientras Gerard subía detrás.
—¿A
dónde?—preguntó Stiles, arrancando el coche.
—A
las ruinas de la casa Hale.
Por supuesto, cómo no. Qué melodramático. No solo quería
matarlos, quería escenificarlo. Stiles condujo en silencio,
adentrándose en la reserva por el camino que muchas veces había
recorrido, ya fuera en su jeep o a pie. Había visitado muchas veces
aquel lugar cuando intentaba conectar con el territorio. El
sufrimiento de aquella noche aún estaba incrustado en la tierra
alrededor de los restos calcinados de la casa, el olor a humo y
cenizas aún permanecía en el aire y casi se podían oír los
gritos. No creía que aquello fuera nada bueno para Peter en ese
momento.
—Mi
hija hizo un buen trabajo, lástima que no os rematara a
todos—comentó de pie frente a la casa, apuntándolos aún con su
pistola. Peter estaba conteniéndose por apenas un pelo, más por el
bien de Stiles que por el suyo propio—. Pero yo voy a acabar su
trabajo y te aseguro que yo no dejo cabos sueltos. Tus sobrinos,
también me encargaré de ellos. Y de nuestro querido sheriff—Stiles
apretó los dientes, perdiendo la concentración por un momento—.
Sin embargo, primero voy a encargarme de esta putilla follalobos
tuya. Vas a verla morir como viste morir a tu familia. Disculpa que
no use mis garras. Siempre he encontrado ridículo que los perros
como tú no usaran pistolas, pero yo no soy un animal.
Apuntó su arma a Stiles y apretó el gatillo sin más dilación al
tiempo que Peter saltaba sobre Stiles para cubrirlo con su cuerpo.
No hubo estallido.
Gerard apretó de nuevo el gatillo, una y otra vez, pero el arma
seguía sin dispararse y su expresión de confusión y furia crecían.
Peter no perdió el tiempo, se lanzó sobre el cazador y lo derribó.
Con el arma ya olvidada, lucharon con garras y colmillos. No era una
lucha igualada. Gerard podía ser un alfa, más fuerte sin duda que
un omega, pero no tenía manada, no tenía alguien a quien proteger
ni lo había perdido todo en aquel mismo lugar como Peter. Los golpes
de Peter eran agresivos, salvajes, sin preocuparse lo más mínimo
por cómo podría acabar él.
El golpe final sucedió tan rápido que Stiles apenas se percató de
ello. Un instante estaban gruñendo y revolcándose por el suelo y al
siguiente el cuerpo de Gerard estaba inmóvil y los ojos de Peter
brillaban rojos bajo la luna, como la sangre que brotaba del cuello
del hombre a sus pies.
Stiles suspiró tembloroso, aún sentado en el frío suelo, sintiendo
un abrumador alivio recorrer su cuerpo. Un rugido vibró entre los
árboles y por un instante pensó que Peter podría perder el control
ante la intensidad del poder de alfa, pero no tenía miedo, sabía
que no le haría daño pasara lo que pasara. Peter se giró hacia él,
sus ojos brillando intensos, su rostro transformado y el lobo más en
control que el hombre. Se acercó a Stiles como si estuviera
acechando a una presa y se arrodilló frente a él. Stiles inclinó
la cabeza, exponiendo su cuello sin pensarlo dos veces. El lobo
gruñó, casi como un ronroneo, y hundió el rostro en su cuello,
inspirando profundamente.
—Alfa,
vámonos a casa—le pidió.
Peter lo tomó en brazos, sus manos ensangrentadas manchando su ropa,
y echó a correr por el bosque. Bueno, Stiles había esperado poder
coger el coche y no dejarlo allí junto a un cadáver, pero Peter no
podía pensar con mucha lógica en ese momento. Cerró los ojos y se
abrazó al lobo, sintiendo el viento golpear su cuerpo y el suelo
blando del bosque pasar a ser duro asfalto. Podría haberse detenido
para abrir la puerta con las llaves en lugar de tirarla abajo, pero
ya haría que la arreglara.
Terminó en la cama con Peter sobre él, restregándose contra su
cuerpo al tiempo que rasgaba su ropa y se la arrancaba. Estaba casi
totalmente descontrolado, pero al menos no se había ido por ahí a
matar gente. Sabía que el poder iba a ser demasiado en su estado,
pero esperaba que con algo de tiempo lograra controlarlo. Mientras
tanto, Stiles le ayudaría cuanto pudiera y en ese momento eso
incluía coger el lubricante de la mesilla y abrirse él mismo
mientras Peter restregaba su erección contra su muslo y lamía su
cuerpo como si intentara cubrirlo con su esencia. Por suerte, sus
garras estaban incrustadas en el colchón y no en su piel. No quería
hacerle daño, eso lo sabía, y estaba haciendo todo lo posible en su
situación para evitarlo.
Peter descendió por su vientre con su lengua y cuando llegó a su
entrepierna hundió el rostro en su vello púbico junto a su miembro
e inspiró hondo. Stiles se estremeció y gimió ante el gruñido que
emitió y añadió otro dedo a los dos que ya tenía dentro de sí.
Sentía calor, estaba duro y había comenzado a suplicar sin darse
cuenta. Una retahíla de por favores salían de sus labios, aunque no
estaba seguro de qué estaba pidiendo.
De repente, se encontró boca abajo en la cama, su cabeza dando
vueltas, y gritó de sorpresa cuando sintió la boca de Peter sobre
su agujero. El lobo comenzó a lamer con ansias, penetrándolo con su
lengua y mordiéndolo con sorprendente suavidad. Stiles no podía
dejar de retorcerse, sus nervios estallando ante aquella sensación,
pero no podía ir lejos, sujeto por las garras del lobo en sus
caderas, dejando pequeños puntos rojos en su piel pero sin llegar a
hacerle daño.
—Peter,
PeterPeterPeter oh dios Peter. ¡Fóllame ya!—gritó entre gemidos
porque el lobo no parecía cansarse de comerlo.
Peter se incorporó, relamiéndose los labios como si se hubiera
quedado con ganas de más. Se arrancó su propios pantalones, sin
molestarse siquiera con la camiseta (que de todos modos estaba para
la basura con todos los agujeros que tenía de la pelea), y restregó
su miembro contra su raja. Stiles gimió y separó aún más las
piernas. Cuando el duro miembro comenzó a penetrarlo, cerró los
ojos y se relajó en la cama, tan solo dejando que lo llenara. Sabía
que no era su imaginación cuando sentía que era más grande de lo
habitual, había oído que pasaba al transformarse en alfa, y no le
importaba en absoluto.
Cuando llegó hasta el fondo, Peter se inclinó sobre él, pegándose
a su espalda, y un gruñido vibró por todo su cuerpo.
—Mío—declaró
con satisfacción.
—S-sí...
tuyo...—respondió, apenas capaz de articular palabra. Estaba
lleno, más lleno de lo que lo había estado nunca y sentía su
interior contraerse alrededor de la verga. El lobo acarició su
cuello con la nariz, emitiendo un agudo gemido de preocupación. Su
Peter seguía ahí dentro con cierto nivel de control ahora que había
reclamado a su pareja—. Estoy bien... Estoy bien, sigue.
Peter lamió su cuello y comenzó a moverse dentro de él, despacio y
sin apenas salir. No era suficiente, Stiles necesitaba más, eso solo
conseguía que sintiera más calor, que su miembro goteara sobre las
sábanas sin conseguir aliviarse. No sabía de dónde venía esta
urgencia, esta necesidad, pero probablemente era un reflejo de lo que
sentía Peter.
Animado por sus desesperadas súplicas, apenas comprensibles, el lobo
embistió con más fuerza, más rápido. El sonido de sus cuerpos
chocando llenaba la habitación, sus bolas golpeaban las de Stiles y
este sentía su trasero arder. Sus gemidos eran ahora constantes,
forzados fuera de su cuerpo con cada embestida. Nunca habían tenido
sexo tan duro, casi como animales. Peter siempre era cuidadoso con él
y su conexión nunca había sido tan intensa, alimentándose de las
sensaciones del otro como un bucle sin fin.
Tuvo el orgasmo más intenso de su vida, quizás perdiendo por un
momento el conocimiento. Podía sentir el semen de Peter y el miembro
aún duro dentro de él. No parecía tener intención de salir, ya se
había acomodado abrazándolo por detrás con el rostro oculto en su
cuello. Estaba mordiéndolo, pero sus dientes eran ahora humanos, al
igual que las manos que lo rodeaban. Stiles suspiró y se quedó
dormido con el ronroneo del lobo.
—¡Stiles!
Stiles abrió los ojos de golpe cuando su padre gritó su nombre.
Estuvo aturdido por un momento, sin saber qué estaba pasando, hasta
que se dio cuenta de que aún estaba en la cama con Peter, desnudos
sobre las sábanas (excepto por la camiseta ensangrentada de Peter).
El lobo gruñó y se acurrucó un poco más contra su espalda. Noah
estaba en la puerta, dándoles la espalda.
—No
necesitaba ver esto—les dijo, claramente traumatizado.
—¿Y
por qué has entrado sin llamar?—preguntó Stiles, intentando sin
éxito librarse del abrazo de Peter.
—Porque
hemos encontrado tu coche en la casa Hale junto a un cadáver y la
puerta de la tienda estaba en el suelo. Estaba imaginándome lo peor.
—Oh.
Ya. El cadáver es Gerard Argent, que se había convertido en un
hombre lobo, un alfa además –deberías investigar eso porque estoy
seguro de que habrá matado a algún otro alfa para conseguirlo– e
intentó matarnos con una pistola, pero tuve tiempo para llenarla
poco a poco de ceniza de serbal sin que se diera cuenta y conseguí
atascarla y al final Peter acabó con él y ahora es alfa. Estaba un
poco fuera de sí por el poder de alfa así que vinimos a casa para
que se tranquilizara.
—Pero
qué- Ugh...—Noah se giró para mirarle confuso y volvió a darle
la espalda de nuevo, cubriéndose los ojos con la mano—. Vais a
tener que darme una explicación más extensa que esa, pero por
ahora, ¿estás bien? Hay un montón de sangre.
—Sí,
tranquilo, no es mía, es de Argent, lo cual, ugh. ¡Peter, suelta!
Quiero ducharme y quemar estas sábanas. Y tú tienes que arreglar la
puerta.
Le dio un codazo en las costillas, pero el lobo apenas reaccionó.
—Os
quiero en la comisaría en cuanto estéis decentes, ¿entendido?
—Sí,
señor—respondió Stiles, aunque su padre ya se estaba marchando
sin dudar de que cumplirían.
Stiles suspiró y se relajó en la cama, en brazos de su alfa. Giró
la cabeza hacia él y le dio un beso. Peter abrió los ojos y sonrió
dulcemente.
—Siento
haber sido tan duro—se disculpó, colocando la mano en su cadera y
absorbiendo su dolor.
—No
te preocupes, lo he disfrutado tanto como tú—se dio la vuelta en
sus brazos, mirándolo de frente.
—Mm...
Podía sentirlo—se relamió los labios, sus ojos brillando.
Stiles acarició su rostro, fascinado por el color en esos ojos que
contrastaba tanto con su azul habitual.
—¿Cómo
te encuentras?—le preguntó, besando la comisura de sus labios.
—Lleno
de energía, aunque al mismo tiempo no quiero salir de la cama, no
quiero dejarte ir—confesó, estrechando su abrazo.
—Es
normal, quieres tener a tu compañero de manada y pareja cerca,
tranquiliza a tu lobo. No voy a ir a ninguna parte—le aseguró,
totalmente sincero.
Peter murmuró contento y frotó su mejilla contra la de Stiles con
los ojos cerrados.
—Puedo
borrar las cicatrices ahora—susurró.
Stiles le observó, acariciando su mejilla derecha con cariño. Se le
hacía difícil pensar en Peter sin las cicatrices ahora, se había
enamorado de él así y no necesitaba que fuera de ninguna otra
manera. Peter pareció percibir sus sentimientos porque sonrió.
—Puedes
hacerlo si quieres, te quiero tengas el aspecto que tengas y serás
mi pareja y mi alfa con cicatrices o sin ellas.
Kate Argent y el doctor Deaton fueron condenados, la primera con una
cadena perpetua y el segundo a tantos años que jamás saldría.
También lo fueron el resto de sus cómplices y la empresa de los
Argent desapareció tras el escándalo. Peter y Stiles fueron
absueltos por el asesinato de Gerard, considerado en defensa propia,
y a este se le juzgó aun después de muerto y se condenó a su
familia a pagar indemnizaciones a los pocos supervivientes que había
de los asesinatos que había cometido.
Llevó algo de tiempo que Peter lograra controlarse plenamente tras
obtener el poder de alfa. No era fácil, especialmente sin tener al
menos un beta propio, pero no quería apresurarse en transformar a
gente. Serían relaciones que, con suerte, durarían toda la vida y
no podía confiar en cualquiera. Solo cuando estuvo estable del todo,
gracias a la ayuda de su pareja y de las personas que había
comenzado a llamar familia, se planteó crear una manada.
El primero fue Scott, cuyo asma había empeorado gradualmente en los
últimos años y el último ataque había sido muy preocupante,
dejándolo varios días en el hospital. No fue una decisión difícil,
las gemelas ya eran parte de su manada, ya tenía un vínculo con
ellas desde antes incluso de ser alfa. A ellas también les ofrecería
el mordisco, pero no hasta que cumplieran al menos dieciséis años.
Kira también era parte de su manada aun siendo kitsune y, por
supuesto, Noah y Melissa también lo eran.
Los McCall-Yukimura vivían junto a su alfa y su pareja en la casa
que habían construido en la reserva (apartada de la antigua casa
Hale) con el dinero de la indemnización y había habitaciones de
sobra por si se unían más miembros. Cora tenía la suya propia para
cuando iba a visitarles. La joven había contactado también con sus
hermanos, pero su relación con ellos no era tan buena como con su
tío, aún no comprendía cómo Laura no había podido sentirla al
convertirse en alfa.
Stiles mantenía su tienda y todos sus trabajos, aunque el piso de
arriba se lo alquilaba ahora a Liam, quien había terminado
trabajando como su ayudante y aceptando terapia. Peter, por su parte,
estaba estudiando para presentarse al examen Bar y recuperar su
permiso para ejercer de abogado como había hecho antes del incendio.
Todos se recuperaban poco a poco, física y mentalmente, y su manada
era pequeña, aun si podía crecer en el futuro, pero resultaba
suficiente por ahora y se encontraban felices avanzando juntos.
FIN
Amo este fanfic, gracias
ResponderEliminarMe encanto esta historia
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