Título: Bajo tu cuidado
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski (Steter)
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 6 (3 de 6)
Resumen: Durante una redada a unos cazadores, Noah se encuentra a un hombre lobo con una transformación completa que está profundamente salvaje. Llama a la única persona que puede ayudar, un psicólogo sobrenatural, Stiles.
Capítulo 3
La cama estaba vacía a su lado cuando despertó y Stiles gruñó,
moviéndose entre las sábanas para intentar buscar el calor del
lobo. Cuando no lo encontró, sacó la cabeza y miró alrededor de la
habitación en penumbra con los párpados aún medio pegados por el
sueño. Había un hombre frente a su espejo, desnudo. Se asustó por
un momento, incorporándose en la cama de un salto, su corazón
acelerándose. Hasta que se dio cuenta de que estaba frente a Peter.
—¡Oh,
dios mío!—exclamó, llevándose una mano al pecho—. Qué susto
me has dado. Podrías haber avisado, he estado a punto de-... Oh,
dios.
Se percató entonces, incluso entre las sombras, de las cicatrices
que cubrían el cuerpo de Peter de pies a cabeza. Cicatrices de
quemaduras. Las únicas partes en su cuerpo que no estaban cubiertas
por ese denso tejido deforme eran sus extremidades izquierdas y la
mitad izquierda de su rostro, como si el fuego tan solo hubiera
alcanzado el lado derecho. Sus ojos estaban fijos en el espejo con
una expresión cerrada, como si estuviera esperando a ser juzgado
para reaccionar. Stiles se levantó de la cama y se acercó a él.
Peter no se movió ni un milímetro. Extendió las manos hacia él,
pero se detuvo a medio camino.
—¿Te
haré daño si te toco?—preguntó.
Peter le miró por primera vez, aún sin mostrar ninguna expresión
en su rostro.
—No—respondió
con una voz grave.
Stiles cerró entonces la distancia que quedaba y tomó el rostro de
Peter entre sus manos. La textura en ambos lados se sentía diferente
y no pudo evitar recorrer sus facciones con ambas manos. Peter cerró
los ojos y se entregó al contacto.
—Voy
a abrazarte, ¿de acuerdo?
Esperó a que Peter asintiera para rodearlo con sus brazos. Tardó
unos segundos en corresponder, pero entonces Peter se abrazó a él y
ocultó el rostro en su cuello. El vínculo entre ellos vibró,
fortaleciéndose y haciéndose más palpable. Podía percibir los
sentimientos de Peter a través de él: miedo, alivio, cariño,
inseguridad. No pudo evitar derramar unas lágrimas silenciosas.
—Vas
a estar bien, voy a cuidar de ti, voy a protegerte.
Sabía lógicamente que no debería involucrarse tanto
sentimentalmente con él, pero desde el principio había sido incapaz
de ver a Peter como a un paciente. No era algo habitual en él, quizá
se trataba de su vínculo con el territorio y con el Nemeton que
conseguía que se sintiera como parte de su familia.
Cuando ambos se tranquilizaron, Stiles le prestó algo de ropa y fue
a preparar un abundante desayuno. Peter estaba muy delgado, podía
ver incluso sus costillas, al igual que en su forma de lobo. Sin
embargo, por suerte, su cuerpo humano no había recibido las heridas
que el lobo portaba. No sabía si eso era lo habitual o no, era muy
raro encontrarse a un hombre lobo capaz de la transformación
completa, la única a la que había conocido aparte de Peter era
Talia, aunque sabía que otros miembros de su manada habían sido
capaces de hacerlo en el pasado.
Comenzó a preparar unas cremas para ayudar a curar las cicatrices
mientras Peter terminaba de desayunar. No conseguirían que
desaparecieran, pero sí ayudarían a que la capacidad natural de
curación del hombre lobo fuera más efectiva.
—Quítate
la ropa—le dijo cuando terminó.
—¿Ni
siquiera vas a invitarme a cenar primero?—preguntó con cierta
coquetería.
Era la primera frase que le oía más allá de aquel primer no y le
pilló algo desprevenido.
—Ya
te he dado de cenar y de comer, te lo recuerdo—respondió cuando se
recuperó—. Ahora, desnúdate.
—Puedo
hacerlo yo mismo—dijo Peter, indicando con la cabeza hacia el bol
con la crema.
—No,
no puedes, activaré sus propiedades con mi magia según la aplique.
¿O es que ahora te va a dar vergüenza estar desnudo delante de
mí?—preguntó con el mismo tono que había usado Peter, sabiendo
que los hombres lobo no tenían mucha vergüenza a la hora de mostrar
su cuerpo.
Peter
puso los ojos en blanco y se desnudó sin más dilación. Stiles
comenzó a untar la crema empezando por su rostro, el frío mejunje
haciendo que Peter suspirara con alivio. Tendría que hacer algo con
su pelo, pensó, estaba demasiado largo y revuelto, como un nido de
pájaros. Siguió por su torso, por delante y por detrás,
asegurándose de que cada centímetro de tejido cicatricial quedaba
cubierto. Se arrodilló frente a él para seguir con las piernas y no
pudo evitar ruborizarse cuando se encontró a la altura de ciertas
partes. Por suerte, esa parte
estaba intacta, así que pudo evitarla.
—Bien—se
levantó del suelo con el rostro algo ruborizado y fue a lavarse las
manos ignorando la sonrisa en el rostro de Peter—. No te sientes
por un rato hasta que se absorba bien.
—¿No
vas a preguntar?
Stiles le miró y no iba a tomarlo por tonto fingiendo que no sabía
de qué hablaba.
—¿Cómo
fue posible que solo te quemaras la mitad del cuerpo de ese modo?
—¿No
vas a preguntar por qué vendí a mi familia a los
cazadores?—mantenía la barbilla en alto como si estuviera
retándolo, preparado para pelear.
—No.
Sé que no lo hiciste. No lo creía antes, pero sería idiota que lo
creyera viéndote así.
—¿Por
qué no lo creías?—su postura se relajó y seguramente se habría
sentado si hubiera podido.
—Ya
te lo dije, te conocía en aquel entonces, veía cuánto querías a
tu familia cada vez que te reunías con mi padre. Sabía que no
podías haber hecho algo así. ¿Cazadores fanáticos? Son capaces de
cualquier cosa, son psicópatas. Pero un ser humano normal no podría
hacer algo así. Eras un capullo algunas veces, eso es cierto, pero
también eras leal y habrías hecho cualquier cosa para proteger a tu
familia. Y tengo la sensación de que es lo que hiciste.
Tomó su mano izquierda entre las suyas y Peter se aferró a él con
algo parecido a la desesperación.
—Fue
Kate Argent. Ella estaba allí junto a otros. Se reía de mí
mientras intentaba atravesar la barrera de serbal para entrar a la
casa. Quería abrirle la garganta, pero no podía ignorar los gritos
de mi familia.
Kate Argent. Por supuesto. La tía de Allison. ¿Por qué no le
sorprendía? Había conocido a esa mujer cuando Scott y Allison
habían salido en el instituto y siempre le había dado mala espina,
la forma en que se insinuaba incluso con menores como él le hacía
estar alerta cuando estaba cerca. No le sorprendería que el resto de
la familia también estuviera involucrada dado el negocio al que se
dedicaban. Peter gimió, probablemente sintiendo la ira que estaba
creciendo dentro de Stiles.
—Tranquilo,
no voy a dejar que vuelvan a hacerte daño—lo rodeó con sus brazos
y dejó que ocultara el rostro en su cuello, sintiendo sus lágrimas
humedecer su piel.
No podía decirle que estaría bien porque seguramente no sería así.
Si Peter había estado en el incendio, si había sobrevivido y
después desaparecido, significaba que los cazadores se lo habían
llevado con ellos y lo habrían mantenido encerrado todo este tiempo.
Ocho años en manos de los cazadores. No podía ni imaginar por lo
que habría pasado. Fue esta vez su turno de emitir un lamentable
quejido al pensar en ello.
Terminaron tumbados en la cama, sosteniéndose el uno al otro. Peter
se acurrucaba a su lado casi como si estuviera en su forma de lobo,
más cercano a ratos de volver a transformarse que de permanecer
humano.
—Tengo
que ir a la comisaría para hablar con Laura y Derek.
Peter gimió y se aferró con más fuerza a él.
—Tienen
que saber lo que pasó y, sobre todo, quiero que te dejen tranquilo.
Necesitas algo de paz para recuperarte, no podemos estar pendientes
de que aparezcan en cualquier momento. Hay que zanjar esto.
—No
quiero que te hagan daño—le dijo con un susurro desesperado.
—No
podrán. Podría encargarme de ellos si intentaran algo, pero ni
siquiera sería necesario, tendrán a toda la comisaría encima si
mueven un solo dedo contra mí. Hay que hacer esto y cuanto antes
mejor. Si meten de por medio abogados o cualquier otra cosa será más
complicado.
Peter hundió el rostro en su cuello, restregando su cara por su
piel. Estaba aún demasiado alterado como para contener sus
instintos. Tuvo que dejar que lo marcara con su olor durante un rato
más hasta que consiguió salir de la cama.
—No
salgas hasta que regrese, aquí estarás seguro.
Le dio un beso en la mejilla y salió de la tienda antes de que
pudiera retenerlo una vez más. Cogió su jeep y se dirigió a la
comisaría. El Camaro de Laura estaba en el aparcamiento. Esperó
unos minutos en el coche, respirando hondo para tranquilizarse e
intentar tener todo el control posible. Nada más entrar en la
comisaría, tenía frente a él a Alfa Hale y a su hermano, su padre
llegando tras ellos.
—Peter
ha vuelto a transformarse—le informó antes de que pudiera abrir la
boca y eso le dio la oportunidad para continuar—, y su cuerpo está
lleno de cicatrices, de quemaduras. No entregó a tu familia a los
cazadores, estaba intentando salvarlos cuando Kate Argent les prendió
fuego.
Se esperaba la expresión de negación que se transformó en una
sorpresa y confusión en el rostro de Laura, no tanto el estupor y
palidez en el rostro de Derek, quien parecía a punto de vomitar o
desmayarse.
—Eso...
eso no es cierto—negó Laura, sacudiendo la cabeza.
—Derek,
¿tienes algo que decir?—le preguntó Stiles, curioso por su
reacción, sabiendo que si Laura se negaba a aceptar la evidencia no
podría hacer nada al respecto.
Laura se giró hacia su hermano y le miró confusa, sus ojos
brillando rojos tal vez al percibir algo a través de su vínculo.
—Yo...
yo... salí con Kate Argent—confesó.
—Bueno,
ahí os dejo, arregladlo entre vosotros y no nos molestéis.
Probablemente ni siquiera le estaban escuchando, pero no creía que
fueran a ser ya un problema. Echó una última mirada a su padre y
este asintió con la cabeza, asegurándole con ese simple gesto que
se encargaría de investigar el caso. Regresó a casa rápidamente,
queriendo asegurarse de que Peter se encontraba bien. Podía sentir
su ansiedad a través de su vínculo, lo cual tan solo alimentaba la
suya propia.
Cuando abrió la puerta de la tienda, Peter estaba justo al otro lado
y prácticamente lo metió a rastras. Lo recorrió con sus manos,
asegurándose de que se encontraba bien, y Stiles dejó que lo
hiciera hasta que estuvo satisfecho y se abrazó a él.
—No
ha pasado nada, no me han atacado y no creo que vuelvan a molestarnos
en mucho tiempo, ya no intentarán hacerte daño.
Pasó un rato más asegurándole que se encontraba bien y dejando que
lo marcara con su olor hasta que sintió que estaba satisfecho y
tranquilo.
Esa tarde llamó Scott mientras Peter paseaba desnudo por el
apartamento esperando a que la pomada se absorbiera. Stiles agradeció
la distracción porque le estaba costando no quedarse mirando
fijamente.
—Hey,
¿qué tal?
—¿He
oído que tienes a Peter Hale en tu casa?—le preguntó de
inmediato.
—No
lo sé, ¿lo has oído?
—Stiles.
Stiles puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza.
—Espero
que te lo dijera mi padre y que el rumor no se haya extendido ya por
todo Beacon Hills. Aunque parece algo inevitable.
—En
realidad fue Parrish. Le dije que mañana quería dejarte a las niñas
para ir a una exposición que quiere ver Kira de un tal Money o algo
así y me dijo que estabas ocupado con Peter Hale.
—Pero
puedo ocuparme de las niñas, no habrá ningún problema—miró a
Peter, que estaba escuchando la conversación, y este se encogió de
hombros.
—¿Estás
seguro? ¿No será demasiado?—preguntó preocupado.
—Claro
que no. Esas niñas son un cielo y nos alegrarán el día.
—De
acuerdo, entonces te las llevo mañana por la tarde. ¡Gracias!
Stiles colgó con una sonrisa, realmente deseando ver a las pequeñas.
Podía sentir, sin embargo, el nerviosismo de Peter.
—No
te preocupes, te van a encantar—le aseguró.
—Me
preocupa más que yo no les guste a ellas. ¿No crees que se
asustarán?—le preguntó, indicando su rostro.
Stiles sabía que Peter no estaba cómodo con su aspecto. Había
pasado ocho años como lobo mientras estaba secuestrado por los
cazadores y ahora había pasado de ser un joven veinteañero muy
atractivo a un hombre de treinta y cinco años, excesivamente delgado
y con el cuerpo y el rostro cubierto de cicatrices (aunque Stiles le
consideraba aún atractivo).
Se levantó del sofá, se acercó a él y tomó su rostro entre las
manos. Peter no intentó apartarse, cerró los ojos y disfrutó del
contacto.
—Son
unas niñas fantásticas, más que miedo tendrán curiosidad.
—¿Estás
seguro?—preguntó, besando la palma de su mano. Stiles se
estremeció y sonrió.
—Soy
su tío, ¿qué crees que les enseño cada vez que vienen aquí? No
habrá ningún problema—se puso de puntillas y le dio un beso en la
frente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario