Título: Bajo tu cuidado
Fandom: Teen Wolf Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski (Steter)
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 6 (5 de 6)
Resumen: Durante una redada a unos cazadores, Noah se encuentra a un hombre lobo con una transformación completa que está profundamente salvaje. Llama a la única persona que puede ayudar, un psicólogo sobrenatural, Stiles.
Capítulo 5
Pasaron los siguientes días creando una rutina. Por la mañana,
Stiles trabajaba mientras Peter se ponía al día con todo lo que se
había perdido en los últimos ocho años. Por la tarde, salían a
pasear por la ciudad o por el bosque y Peter se acostumbraba poco a
poco a ser visto en público. Las cicatrices tardarían en
desaparecer, pero su constitución física estaba mejorando
rápidamente, al igual que su confianza. De vez en cuando cuidaban de
las gemelas, que pronto se encariñaron con Peter y un vínculo
comenzó a crecer entre ellos.
Un par de semanas después, Stiles lo acompañó a la comisaría para
poder realizar su declaración sobre el incendio. Peter aún no
estaba lo bastante estable para recordar todo aquello sin su ancla
cerca así que Stiles se sentó a su lado mientras su padre le
preguntaba. Peter intentó describir a los hombres que había junto a
Kate Argent mientras la casa ardía. Explicó, con un nudo en la
garganta, cómo había intentado romper la barrera de serbal para
entrar a pesar de que las llamas abrasaban la mitad de su cuerpo. Les
informó de que las barreras protectoras de su emisario, el doctor
Deaton, deberían al menos haberles avisado del ataque. Stiles sintió
una profunda ira brotar dentro de él al oír esto y vio también la
expresión que su padre intentaba contener. Deaton ni siquiera les
había contado que fuera el emisario de los Hale. Stiles respiró
hondo y se contuvo, necesitaba permanecer estable para poder ayudar a
Peter en aquel momento.
—¿Por
qué estabas fuera de la casa?—le preguntó
Noah, ya terminando la declaración.
—Cora
estaba muy alterada por la llegada de la luna llena y no dejaba de
molestar a los demás adultos así que me la llevé fuera para que
gastara algo de energía corriendo. Cuando sentí lo que estaba
pasando, hice que se escondiera en el hueco de un árbol y regresé a
la casa.
—Espera,
¿Cora? ¿Quieres decir que Cora estaba a salvo?—preguntó Noah
confuso.
—Sí,
claro. ¿Es que le pasó algo? ¿No está con sus hermanos?—se
levantó de la silla, sus ojos brillando intensos y su lobo
amenazando por tomar el control. Stiles se levantó y colocó las
manos sobre sus hombros, intentando que se calmara.
—No,
creíamos que los únicos supervivientes eran Laura y Derek. ¿Estás
seguro de que los cazadores no se la llevaron junto a ti?—le
preguntó Noah.
—¡No!
Claro que no, la habría sentido, podía sentir que estaba bien pero
lejos. Seguí sintiéndola durante muchos años, mucho más que a
Laura o Derek—sus palabras salían entre colmillos y sus zarpas
arañaban la mesa de madera.
—Vamos
a encontrarla. Peter, vamos a encontrar a Cora—le aseguró Stiles.
Se puso frente a él y tomó su rostro entre las manos—. Si la
sentiste durante tanto tiempo es que encontró un lugar seguro o
alguien la encontró y la protegió. Estará bien y la encontraremos.
Peter se calmó muy levemente, apenas lo suficiente para ocultar sus
colmillos. Se abrazó a Stiles y ocultó el rostro en su cuello,
inspirando hondo en el olor de su ancla. Sus hombros se relajaron,
sus garras retrocedieron y sus lágrimas mancharon la camiseta de
Stiles.
—Tenemos
que encontrarla—murmuró.
—Lo
haremos. La traeremos de vuelta—no iba a detenerse hasta
conseguirlo. Tenía que hacer al menos eso por Peter después de todo
lo que había sufrido.
Stiles recurrió a todos sus contactos en Estados Unidos y otros
países, no dejó un teléfono sin llamar ni un correo al que enviar
mensajes. Había llamado incluso a Alfa Hale, pero su sorpresa fue
igual que la de ellos cuando le dijeron que Cora estaba viva y a
salvo en algún lugar. No podía creer que no hubiera sido capaz de
sentir el vínculo con su hermana, no entendía qué clase de alfa
era esa.
Tardó
semanas en seguir las pequeñas pistas que su padre y él conseguían
a cuentagotas mientras se investigaba de forma paralela el incendio.
El FBI se hizo cargo de ese caso, muy a pesar de Noah, cuando se
descubrió que no era el único caso en el que una familia de
criaturas sobrenaturales había sido quemada viva con el mismo modus
operandi. Kate Argent, directora
comercial de la Empresa de Armamento Argent, fue detenida para evitar
que huyera, al igual que lo fue el doctor Deaton tras descubrir su
colaboración. Desconocían los motivos de este último y fue un duro
golpe para Scott porque lo consideraba su mentor y una figura
paterna, pero no tenían ninguna duda de que había desactivado las
barreras protectoras para que la manada no se percatara de la llegada
de los cazadores.
Sin embargo, Gerard Argent, CEO de la empresa, había conseguido
escapar tras descubrirse que había sido el cerebro de muchos de esos
crímenes. Peter destrozó medio apartamento el día en que se enteró
de la noticia y pasó tres días transformado en lobo. Solo consiguió
que volviera a ser humano cuando le dijo que sabía dónde se
encontraba Cora. Un lobo no habría sido capaz de viajar en avión.
Tuvieron que pagar una pequeña multa cuando Peter no pudo contenerse
y destrozó los brazos del asiento del avión. Había que admitir que
el trayecto a Brasil les resultó eterno, pero tampoco fue fácil
llegar desde el aeropuerto hasta el aislado lugar donde se encontraba
la manada de la que ahora formaba parte Cora.
Era mediodía y hacía un terrible calor húmedo con el sol golpeando
fuerte sobre sus cabezas. Los caminos eran de tierra, plagados de
nubes de insectos, y no habían sido capaces de conseguir un coche
así que tenían que ir andando. No podían estar más lejos de la
civilización, rodeados por bosque y sin tan siquiera cobertura.
Stiles ya odiaba este sitio por bonito que fuera. Si esos enormes
insectos seguían picándole a este ritmo iba a acabar como un
colador.
Una mujer de piel oscura y escasa ropa apareció frente a ellos en
medio del camino y Peter se colocó frente a Stiles de modo
protector.
—¿Quiénes
sois?—preguntó en un inglés con acento.
—Soy
Peter Hale y él es Stiles. Soy el tío de Cora.
La mujer hizo brillar sus ojos dorados y Peter correspondió.
—Seguidme—les
ordenó. Se dio media vuelta y se adentró por una senda que salía
del camino principal.
Ambos la siguieron con cautela. Estaban en el territorio de otra
manada y podían sentir que no se encontraban solos. Habrían llamado
como era habitual en estas situaciones, pero ni siquiera tenían
teléfono. Llegaron frente a una enorme casa de madera blanca en
medio de un claro. Había niños desnudos o semidesnudos jugando
frente a ella y un hombre y una mujer mayores sentados en un columpio
en el porche. Por la puerta abierta de la casa salió un hombre de
gran envergadura y piel morena con la cabeza rapada y el cuerpo lleno
de tatuajes. Bajó del porche y se plantó ante ellos con los brazos
cruzados.
—¿Quiénes
sois?—preguntó.
—Peter
Hale, el tío de Cora. Y él es Stiles, mi pareja.
El hombre les miró con sorpresa un instante, sus ojos brillando
rojos, antes de volver a recuperar una expresión seria. Escucharon
rápidos pasos desde la casa y una joven salió por la puerta,
deteniéndose junto al alfa. Su pelo castaño estaba recogido en un
moño descuidado y sus ojos no dejaban de brillar dorados, mirando a
Peter como si fuera un fantasma.
—¿Tío
Peter?—preguntó con una voz vulnerable.
—Cora...—suspiró
Peter.
Stiles podía sentir a través de su vínculo las emociones que
abrumaban a Peter. Estaba inmensamente feliz de ver a Cora, pero
también tenía miedo de ser rechazado, de que ella hubiera creído
durante todo este tiempo lo mismo que sus hermanos. Ese miedo
desapareció cuando Cora se lanzó a sus brazos. Se abrazaron fuerte
durante largos minutos en los que Stiles tuvo que limpiarse varias
lágrimas culpa de sus propios sentimientos y los de Peter. Podía
sentir el vínculo que estaba surgiendo entre ellos dos, más como el
despertar de un vínculo que había permanecido dormido que como uno
nuevo.
—¿Puedo
unirme?—preguntó cuando ya no pudo aguantar más.
—¿Y
tú eres?—le preguntó Cora, limpiándose los ojos con el dorso de
la mano, pero sin dejar de rodear a Peter con el otro brazo.
—Mi
pareja, Stiles. Su padre me salvó de los cazadores y él ha cuidado
de mí—extendió un brazo hacia él y Stiles se unió al abrazo.
Pudo escuchar a Cora susurrándole «gracias»
y él tan solo estrechó aún más el abrazo.
Poco después, Peter y Cora se fueron a dar una vuelta solos mientras
Stiles hablaba con el alfa, Matías, en el salón de la casa.
—¿Cómo
llegó Cora aquí?—fue lo primero que preguntó porque habían dado
con algunos de los lugares en los que había estado, pero la mayor
parte era un misterio.
—No
recuerda mucho de aquello, era más lobo que niña. Recuerda el
fuego, me dijo que su tío la había escondido para protegerla.
Después, el shock de perder a su familia, de todos esos vínculos
rotos... Supongo que sabes lo que es para un hombre lobo.
—Soy
psicólogo sobrenatural, lo entiendo, he trabajado con gente que ha
pasado por cosas así, aunque nunca tantas pérdidas al mismo tiempo.
Matías asintió. La pérdida de un compañero de manada era como si
te arrancaran una extremidad. Había habido una docena de personas en
esa casa.
—Viajó
sola mucho tiempo, huyendo, salvaje. Cuando llegó aquí era algo más
humana, pero no hablaba. Tardó tiempo en confiar y en recuperarse.
Para cuando supimos quién era y lo que había pasado, no podía
sentir ningún vínculo con nadie de su familia, creía que todos
estaban muertos y no quería regresar por miedo a que acabara en un
orfanato.
—Lo
entiendo, vosotros cuidasteis de ella, os convertisteis en su
familia.
—Así
es. No se lo impediría si quisiera marcharse, pero deja que te diga
que dudo que quiera—le dijo con sinceridad.
—No
es nuestra intención llevárnosla, ni siquiera tenemos una manada a
la que llevarla.
—¿Sobrevivió
alguien más?
—Sus
hermanos, Laura y Derek. Laura se convirtió en alfa.
—¿Peter
no está con ellos?—preguntó extrañado.
—No.
Hasta hace unos meses creían que él había sido el causante del
incendio, que les había vendido a los cazadores. Peter estuvo
secuestrado por los cazadores todo este tiempo. Además de eso,
también siente algo de resentimiento hacia Laura. El poder de alfa
debería haber ido a él, era su heredero legítimo, pero se
encontraba gravemente herido y cerca de la muerte.
—Y
el poder pasó a la siguiente persona más apta.
—Exacto.
Si Peter se hubiera convertido en alfa probablemente se habría
recuperado mucho más rápido y tal vez habría escapado de los
cazadores. Tal como son las cosas, aún le queda mucho tiempo para
que sus cicatrices desaparezcan.
—Y
será aún más tiempo si permanece como omega, sin una manada.
Stiles asintió, ambos sabían eso perfectamente, pero no tenían
muchas opciones. Peter no podía confiar en cualquier alfa
desconocido, no en un momento en el que no tenía fuerzas suficientes
para defenderse y sentirse seguro.
—Podría
unirse a nuestra manada. Sería bienvenido aquí—le dijo Matías y
Stiles le miró con sorpresa.
—¿Haríais
eso?—no era nada habitual que una manada aceptara a alguien a quien
no conocían sin más.
—Peter
es el tío de Cora, le salvó la vida y acabó en manos de cazadores
tras intentar salvar a su manada. No me cabe duda de que sería un
gran recurso para nuestra manada.
—Ha-hablaré
con él. No puedo asegurar que acepte, pero... muchas gracias.
Matías sonrió en respuesta.
Peter y Cora regresaron con ojos rojos e hinchados, exhaustos tras
compartir demasiados sentimientos. Comieron con la manada,
conociéndolos un poco más y viendo la familia que ahora eran para
Cora. Antes de llegar allí, habían pensado que tal vez podrían
llevarse a Cora de vuelta, ahora solo necesitaban intercambiar una
mirada para saber que estaban de acuerdo en que aquel era su hogar.
—Matías
te ha ofrecido unirte a su manada—le comentó Stiles aquella tarde,
mientras se tomaban un rato para ellos mismos bajo el intenso sol.
Stiles estaba sentado en un tronco caído con Peter de pie frente a
él. Este se había quitado la camiseta como la mayoría de personas
allí y su pecho brillaba con sudor, las cicatrices en el lado
derecho algo enrojecidas.
—¿Crees
que puedo vivir en un lugar así?—preguntó en tono de broma.
—No
sé, yo te veo bastante bien aquí—y no podía apartar los ojos de
él. Peter probablemente ya se habría percatado de su excitación.
—¿Lo
dices en serio? ¿Sugieres que me quede?—le preguntó más serio.
—Ambos
sabemos que sanarías mucho más rápido con una manada, aún mejor
con una tan amplia y tan unida.
—Yo
quiero estar contigo y sé que tú no dejarás Beacon Hills—lo
sabía, Stiles se lo había dicho y no le había importado—. No me
importan las cicatrices si puedo estar contigo. ¿O es que a ti sí
te importan?
—Sabes
que no, sabes que eres el único para el que tengo ojos y también
sabes que no hablo solo de recuperarte físicamente—las cicatrices
eran lo de menos, había mucho más debajo de la superficie.
Peter se arrodilló frente a él y tomó sus manos entre las suyas,
besándolas con cariño.
—Eres
mi pareja, Stiles. Mi lobo te escogió y yo te escogí. Si cualquier
otro hubiera intentado sacarme de ese sótano probablemente habría
acabado con él. Tú eres mi manada y si te tengo a ti no necesito a
nadie más—le aseguró, enviándole todos estos sentimientos a
través de su vínculo.
—¿Sabes?
Tanta codependencia no es buena en una relación—le dijo con tono
ligero, intentando evitar derramar las lágrimas que se acumulaban en
sus ojos.
—Veías
venir esto desde lejos—respondió con una suave sonrisa.
—Cierto.
Y debería importarme más de lo que lo hace—tomó el rostro de
Peter entre sus manos y le dio un profundo beso.
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