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Bajo tu cuidado [cap2]


Título: Bajo tu cuidado
Fandom: Teen Wolf         Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski (Steter)
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, violencia
Capítulos: 6 (2 de 6)
Resumen: Durante una redada a unos cazadores, Noah se encuentra a un hombre lobo con una transformación completa que está profundamente salvaje. Llama a la única persona que puede ayudar, un psicólogo sobrenatural, Stiles.
Nota: por ciertas cuestiones se han alterado un poco las edades, se ha reducido en seis años la diferencia de edad entre los Hale y el resto de personajes. Por ejemplo, Stiles y Derek tienen la misma edad y el incendio sucedió cuando tenían 16 años.

Capítulo 2



Esperaba haberse encontrado a un hombre a su lado al despertar, pero seguía siendo un lobo. Aún era pronto, no había dormido más que unas cuatro horas (lo que era habitual en él), así que el lobo aún seguiría durmiendo un rato más. Se levantó y se miró en el espejo, tenía un aspecto horrible. Había estado dos días seguidos sin dormir por una investigación antes de aquella noche y apenas llevaba un par de horas echado cuando le había llamado su padre. Su cuerpo aún olía a acónito y sangre así que se dio una ducha. No podría abrir la tienda ese día por lo que puso un cartel que no era raro de ver en su puerta. Aprovechó mientras el lobo aún dormía para llamar primero al supermercado y encargar que le llevaran la compra y después comenzar a indagar por sus contactos en busca de los Hale.
Aún no había conseguido nada cuando su padre le llamó.
—He hablado con los Hale, Laura y Derek están en Nueva York—le informó con un tono que le indicaba que había algo más.
—¿Qué han dicho?—preguntó con cautela.
—Alfa Hale viene de camino con su hermano. Me ha pedido que detenga a Peter.
Stiles suspiró y se restregó el rostro con la mano.
—Es demasiado pronto para esto, ni siquiera ha regresado a ser humano aún.
—Yo me encargo de Alfa Hale, tú ocúpate del lobo, de Peter.
Llamaron a la puerta y Stiles salió del despacho.
—De acuerdo, llámame cuando hables con ellos.
Colgó el teléfono y abrió la puerta. Había dos bolsas de la compra que ni siquiera le dejaban ver a quien estuviera detrás. Dejó las bolsas en la entrada y sacó la cartera.
—¡Doctor Stilinski!—le saludó el chico con media sonrisa—. Tiene unas ojeras enormes.
—Yo también me alegro de verte, Liam. Ahí tienes—le entregó unos cuántos billetes sin molestarse en sonreír.
—Uh... No hay propina.
—Ya, la próxima vez no seas tan sincero—respondió y cerró la puerta.
Cuando llegó a la cocina con los alimentos, Peter estaba saliendo de la habitación, aún como lobo. Creyó ver una expresión de alivio en su rostro cuando lo vio. El lobo se acercó a él y presionó el costado contra su pierna.
—¿Tienes hambre?—le preguntó, acariciándole la cabeza.
El lobo asintió y Stiles sacó un par de filetes de las bolsas. Le dejó comiendo mientras se preparaba su propio desayuno, apenas una taza de café y un par de tostadas porque realmente no tenía energía ni estómago para más. Observó al lobo mientras comía. A la luz de un nuevo día su aspecto no parecía haber mejorado mucho, pero habría sido mucho pedir que se hubiera recuperado sin más en su estado. Cuando terminó, recogió el plato y se sentó en el suelo frente a él mientras se relamía.
—Eres Peter Hale, ¿verdad?—preguntó. El lobo emitió un quejido y agachó la cabeza, preparado para alejarse—. Hey, hey, nada de eso—tomó su rostro con una mano y lo giró suavemente hacia él—. Está bien, no te preocupes, no me importa. Es bueno saberlo para dejar de llamarte lobo, pero no cambia nada más. Voy a cuidar de ti hasta que estés recuperado, te lo prometo.
Peter le miró a los ojos como si intentara ver la sinceridad en ellos, tal vez no fiándose de los latidos estables de su corazón. Se inclinó hacia delante y presionó la cabeza contra su pecho. Stiles lo abrazó con cuidado de sus heridas y tragó saliva para deshacerse del nudo en su garganta ante el triste gemido que emitió el lobo.
—Vamos, es hora de que te cure de nuevo.
Peter se tumbó en la colchoneta y aceptó relajado el tratamiento. Estaba somnoliento una vez más al terminar y no era de extrañar, necesitaría mucho descanso para sanar. Pasaron el resto de la mañana en el sofá, con Peter tumbado entre las piernas de Stiles con la cabeza en su vientre y la televisión de fondo con alguna película a la que no prestaban mucha atención. Le sorprendía lo rápido que el lobo había confiado en él después de todo por lo que había pasado. Ya podía incluso sentir el inicio tentativo de un vínculo. Tal vez el hecho de que estuviera a cargo del territorio que aún reconocía a los Hale como su manada tuviera algo que ver.
No era hora de comer siquiera cuando su padre le llamó de nuevo.
—Alfa Hale y su hermano se dirigen hacia allí—le informó a modo de saludo.
Peter se puso tenso de inmediato en su regazo y bajó del sofá.
—¿Qué? ¿Cómo han...?
—Oyeron decir a unos agentes que el lobo estaba en tu casa. No pude detenerlos antes de que se subieran al coche, pero voy detrás de ellos. Si llegan antes que yo, no hagas ninguna tontería.
—Joder...—murmuró, pasándole una mano por el pelo revuelto.
—Stiles.
—Sí, sí, ninguna tontería, de acuerdo—colgó el teléfono y ocultó el rostro entre sus manos. El gemido del lobo llamó su atención. Había miedo en sus ojos y Stiles se arrodilló de inmediato frente a él—. Tranquilo, no va a pasar nada. No pueden entrar aquí, tan solo pueden hacer ruido. Será un dolor de cabeza lidiar con ellos, pero estarás bien.
No sabía por qué Peter tenía miedo de sus sobrinos, pero sospechaba que los cazadores le habrían dicho que todos le culpaban por el asesinato de su familia, no le sorprendería para nada viniendo de esos tipos. El lobo se acercó a él, acariciando su rostro con el morro. Sabía que lo estaba marcando con su olor, quizá una forma de intentar mantenerlo a salvo.
—Quédate en el piso de arriba y no bajes para nada. Aquí estás seguro, no podrán entrar—le dijo con voz suave intentando calmarlo.
Stiles se levantó y bajó las escaleras. No tenía duda de que Alfa Hale no podría entrar, pero eso no evitaba que el encuentro le pusiera nervioso y su corazón latiera algo más acelerado de lo habitual. Escuchó una frenada brusca en el exterior y supo sin duda que eran ellos. Vio por los cristales del escaparate a Laura y a Derek salir de un Camaro negro y acercarse a la tienda. Ni siquiera llamaron a la puerta, Alfa Hale intentó tirarla de una patada.
Intentó era la palabra clave. La barrera que protegía el edificio la repelió y la lanzó varios metros por los aires. Justo cuando esto pasaba, el coche patrulla del sheriff aparcó detrás del Camaro. Stiles abrió la puerta y se asomó sin salir de la barrera.
Stiles—le llamó con tono de advertencia su padre.
No he hecho nada, la señorita alfa ha intentado allanar mi tienda.
Para entonces, Laura ya se había levantado y se acercó a la puerta con expresión furiosa y los ojos brillando rojos, como si eso afectara a Stiles. Se veía algo mayor que la última vez que la había visto, aunque el que más había cambiado en esos ocho años era Derek, que tenía su misma edad y por aquel entonces no poseía semejante estatura y envergadura (ni esa expresión sombría).
Entréganos a Peter—le exigió Laura con más colmillos que dientes.
Nop. Peter está herido, muy severamente y no está en condiciones de recibir visitas, así que-
¡Se lo merece! ¡Se merece todo lo que le pase!—gritó, sacudiendo sus manos con afiladas garras—. Mató a su familia, mató a mis padres y a mis hermanos, nos vendió a unos cazadores. ¿Y ahora qué? ¿Había vuelto para hacerse con nuestra tierra y los cazadores lo atraparon? Se lo merece. Se merece que lo traicionen igual que nos traicionó a nosotros—siseó entre dientes—. Y ahora entréganoslo. Si el sheriff no quiere hacer nada, lo haremos nosotros mismos.
Avanzó para intentar pasar junto a él, tal vez pensando que la barrera se había roto al abrir la puerta, pero Stiles no era un novato y Alfa Hale volvió a ser lanzada por los aires.
Bien, aquí se acabó. Peter se va a quedar donde está y os marcháis ahora mismo u os denuncio por intento de allanamiento, dos veces—sentenció y cerró la puerta (sin dar un portazo porque era su puerta y no tenía culpa de nada).
Activó unas runas para bloquear el ruido y cualquier grito que pudiera proferir aquella mujer. Subió al piso de arriba, preocupado por el lobo, y se lo encontró en su cama, metido bajo las sábanas. Se metió bajo las sábanas con él y lo rodeó con un brazo. Estaba temblando.
No voy a dejar que te pase nada—le aseguró con total convencimiento.
Peter gimió y ocultó el rostro en su cuello.




Mi padre es el sheriff, ¿sabes?—le dijo mientras le curaba de nuevo aquella noche después de que cenaran a pesar del poco apetito que tenían (Peter necesitaba recuperar energía para sanar, era imprescindible que se alimentara bien)—. Estoy seguro de que lo conoces, Noah Stilinski. Aunque tú lo conocerás como ayudante Stilinski. Él era quien se encargaba de las relaciones con tu manada antes del incendio así que estoy seguro de que lo recuerdas, siempre estabas allí. A mí seguramente no me recuerdes. Pasaba mucho tiempo en la comisaría, pero solo era un crío. De todos modos, ahora es sheriff y él no cree que seas culpable y yo tampoco así que no va a detenerte ni nada. Tendré que hacerle una buena comida para compensarle por tener que lidiar con ellos, pero no tienes de qué preocuparte. Lo solucionaremos todo, te lo aseguro. Aunque sería más fácil si te transformaras, pero entiendo que te sientas más seguro en la piel del lobo. También estarás seguro conmigo, ¿sabes? Puede que no tenga superfuerza, garras o colmillos, pero soy bastante bueno con la magia. Comencé a entrenarme cuando fui a la universidad. Aquí hay un druida, el jefe de Scott, pero nunca quiso enseñarme y tampoco es que me fiara mucho de él. El rollo de los druidas tampoco me gusta, todo eso del equilibrio. En fin, en la universidad me entrené y cuando regresé me hice cargo del territorio y del Nemeton. He nacido y crecido aquí así que no fue muy difícil conectar con la tierra. Lo siento, sé que estoy divagando mucho, dame un mordisco si te molesto, pero no muy fuerte.
Peter movió la cabeza, pero en lugar de morderle presionó su rodilla con el hocico. Stiles sonrió y se inclinó para acariciar su cabeza con la nariz (porque sus manos estaban manchadas de medicina). Estaba nervioso, un poco ansioso tras la visita de los sobrinos de Peter. No sabía cómo demonios iban a lidiar con ellos. Si decidían ir a autoridades superiores tal vez no podrían evitar que se llevaran a Peter, pero Stiles haría todo lo posible por conseguirlo.
Cuando se metieron en la cama, Stiles sabía que no sería capaz de dormir así que se puso a leer el último libro que había conseguido y que aún no había podido siquiera abrir con todo lo que había pasado. Peter tocó el libro con su morro y Stiles le miró confuso.
¿Quieres que lo deje?—preguntó, frunciendo el ceño. El lobo sacudió la cabeza—. Uh... ¿Quieres que lea en voz alta?
Peter asintió y colocó la cabeza sobre su regazo. Stiles sonrió y comenzó a leer. Probablemente era la primera persona a la que no le molestaba que no pudiera dejar de hablar y eso le hacía sentir un poco feliz.

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