Título: El Demonio Castigado y el Íncubo
Fandom: The Map of Tokyo Savage
Pareja: Original ♥ Konome y más...
Autor: KiraH69
Género: Shota-Yaoi
Clasificación: +18
Advertencias: Lemon
Capítulos: 16 (4 de 16) Primer Libro
Resumen: A un poderoso demonio lo han castigado por un pecado del pasado quitándole sus poderes y prohibiéndole disfrutar. Pero un íncubo, demonio que se alimenta de sexo, es demasiada tentación. Los personajes (salvo el demonio castigado que es original mío) están sacados del manga yaoi Tokyo Yaban no Chizo (The Map of Tokyo Savage) del mangaka Dr. Ten.
—Oye Hageshii, tengo que ir a
hacer unas cosas ¿podrías cuidar de Konome en lo que no estoy?—le
dijo Takashi una tarde.
—Un momento ¿Cómo que cuidar
de Konome? ¿Cuánto tiempo vas a tardar?—preguntó el moreno
sorprendido.
—No te preocupes,
probablemente vuelva mañana temprano—contestó con calma.
— ¿Probablemente? ¿Y su cena
de hoy? Te recuerdo que yo no puedo darle de comer.
—No te preocupes, ya ha comido
bastante antes así que podrá pasar bien la noche. Nos vemos.
Takashi salió de la habitación
con una mochila al hombro y Hageshii se quedó mirando al íncubo que
pintaba tranquilo sobre la cama.
—Ha dicho dos veces que no me
preocupe, eso sí que es preocupante.
Se sentó junto al pequeño y
rodeó sus hombros con un brazo.
—Bueno, parece
que vamos a pasar la noche solos—dijo suspirando—. ¿Qué te
parece chiquito?
— ¿Comida?—dijo Konome
sonriente.
—Amh... No
Konome, hoy no vas a comer más de eso—el pelinegro agachó la
cabeza entristecido—. Pero no te preocupes, mañana pronto
regresará Shinohara y te dará de comer.
Hageshii le dio un beso y le
abrazó para consolarlo y el pequeño le sonrió para después volver
a su dibujo.
Kuroichi salió a cenar y
regresó rápido a la habitación.
—Toma chiquito, esta es tu
cena de esta noche—le dijo extendiéndole un bocadillo a Konome que
aun estaba pintando
—Aaaaaaaah—el pequeño
levantó la cabeza y abrió la boca.
— ¿Tengo que
darte de comer yo?—Konome afirmó con la cabeza sin cerrar la
boca—. Bueno, supongo que por hoy está bien.
Hageshii se sentó junto a él y
comenzó a darle de comer.
—"¿Por qué
no puedo dejar de mirarle?—pensaba para si mientras observaba al
pequeño comer—. ¿Por qué hace que me sienta tan bien, tan...
cálido? No quiero apartarme de él".
Konome se comió el último
trozo de bocadillo y con él también metió en su boca los dedos del
joven saboreándoles, gustándole más que el bocata. Hageshii sentía
estremecerse todo su cuerpo, se lamía los labios con la lengua
mientras sentía la de Konome acariciar sus dedos en aquella cavidad
tan húmeda y cálida... se apartó rápidamente del pequeño antes
de sucumbir a su tentación.
— ¡Ko-Konome! ¡Yo no soy
comida! ¡No vuelvas a hacer algo así! ¡Yo no puedo hacer eso
contigo!—le gritó sin querer mirarle.
Se metió rápidamente en el
baño y se lavó la cara con agua fría.
— ¡Agh! ¿Por
qué tiene que ser tan provocador? Ese idiota de Shinohara le ha
enseñado demasiadas cosas que un niño como él no debería saber,
por muy íncubo que sea—el corazón le latía demasiado rápido y
le era muy difícil calmarse.
Konome se metió en la cama
entristecido y se cubrió con las mantas hasta la cabeza. Sus ojos
estaban a punto de derramar lágrimas por aquel fuerte rechazo.
Hageshii salió del baño y se quedó observando el bulto del pequeño
bajo las mantas.
—"Me he pasado, aunque
sea un niño es fácil herirlo. Soy idiota"—pensó sentándose
en la cama frente a él.
Sin saber que hacer se tumbó en
la cama y siguió observándolo un rato. Cuando el pequeño se
encontró con aquella mirada gruñó y se giró dándole la espalda.
Con aquello el corazón del joven se retorció y le dolió
fuertemente.
—Hey Konome—le
dijo con voz suave—. ¿Quieres dormir conmigo? Vamos, ven.
El pelinegro tan solo gruñó de
nuevo y se retorció en la cama. Entonces Hageshii se levantó y se
acercó a él, poniéndose de rodillas frente a la cama.
—Oye Konome, sé
que me he pasado—comenzó a decir acariciando con la punta de los
dedos su rosada mejilla—. No debí gritarte, es culpa mía, soy un
idiota ¿me perdonas?
—Hum—el
pequeño se dio la vuelta y se lanzó a los brazos de Hageshii—.
¿No te gusta Konome?—le preguntó mirándole con ojos llorosos.
— ¿Cómo podría
ser eso posible?—lo cogió en brazos y lo metió con él en la
cama—. Escucha chiquito, me gustas, me gustas mucho, pero yo no
puedo hacer el amor contigo. Es lógico que no me entiendas pero tan
solo hazme caso ¿sí? no es porque no me gustes, es porque te quiero
mucho por lo que no puedo hacerlo todavía, tendrás que esperar a
crecer, dentro de unos años—Hageshii sabía que lo que le decía
era mentira, que eso de dentro de unos años nunca llegaría, no
podría hacerlo, pero por el momento sería un consuelo para el
pequeño.
— ¿Entonces quieres a
Konome?—preguntó con el rostro algo más iluminado.
—Sí, te quiero mucho,
muchísimo—le dio y besó en la frente y le abrazó fuerte.
El íncubo se durmió enseguida
apoyado en el pecho de Hageshii, sintiendo su acogedor calor. El
muchacho se maldecía por estar abrazándolo y a su vez disfrutaba
teniendo aquel frágil cuerpo entre sus brazos. Se estaba excitando
demasiado pero mantendría el control por el pequeño. No podía
dejar de observar aquella linda cara dormida y cada vez detestaba más
a Shinohara que podía verle disfrutar todos los días sin tener
ningún remordimiento por ello. Sabía que los sentimientos que
comenzaba a tener por aquel demonio niño, que ahora protagonizaba
sus fantasías, no estaban bien pero no podía quitárselos de la
cabeza.
En la mañana ambos esperaban
ansiosos al exorcista. Era sábado por lo que no había clases y a
Hageshii el tiempo se le pasó más lento que nunca ya que ni
siquiera era capaz de centrarse en dibujar pensando en lo que tendría
que hacer si Shinohara no regresaba. Llegó la noche y aun no había
rastro del exorcista y Hageshii ya se estaba poniendo histérico.
Konome se acercó a él y tiró de sus pantalones para que le mirara.
— ¿Comida?—preguntó con
tono urgente.
—Lo siento, tendrás que
esperar un poco más. Estoy seguro de que Shinohara regresará
enseguida "más le vale o si no le cortaré los huevos"—pensó
para si maldiciéndole en todos los idiomas que podía.
Los dos se metieron en la cama
sin saber aun cuando volvería. Konome se abrazó a Kuroichi y le
miró entristecido.
—Hagii... tengo hambre—frotó
su cuerpo suavemente contra el otro.
Aquello no podía
ser más provocador pero Hageshii tuvo que pensar fríamente (a pesar
de lo caliente que tenía la cabeza).
—Escucha Konome ¿si te beso
te sentirás mejor?—le preguntó ya desesperado.
—Humm… un poco—contestó
no muy satisfecho.
Hageshii acarició su rostro y
acercó los labios a los del pequeño hasta sentir su suave contacto.
Muy despacio profundizó más el beso lamiendo aquellos finos labios.
Konome enseguida le permitió entrar en su boca y dejándose llevar
un poco exploró cada rincón de aquella cavidad mientras el pequeño
se retorcía y sus gemidos de placer eran ahogados. El joven agarró
fuertemente las sábanas con ambas manos para que no fueran
descontroladas acariciando aquel cuerpo que tenía a su merced, tenía
que hacer todo lo posible para controlarse y que aquel beso no fuera
a más. Aquellos fueron los minutos más cortos de su vida y a la vez
tan intensos que tardó en volver a la cordura. Se apartó del
pequeño y se metió rápido bajo la ducha de agua fría. Konome se
quedó tumbado en la cama muy excitado sabiendo que no debía
acercarse a Hageshii en ese momento. El moreno se quedó a dormir en
la ducha, sabía que era incapaz de salir a la habitación, ver a ese
lindo ser tumbado en la cama y no lanzarse a devorarlo.
Continuará...
Que genial *^* Muero por saber que pasara luego. Konome es taaaaan mono. Me encanta <3.
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