Título: Control de la ira
Fandom: Mentes Criminales RPF Pareja: Thomas Gibson x Matthew Gray Gubler
Autor: KiraH69
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18 Advertencias: lemon, asfixia erótica
Capítulos: 1
Resumen: Thomas Gibson (Hotchner) ha sido despedido de la serie y Matthew (Reid) va a reprenderle a su caravana por su irresponsable comportamiento.
* * * * *
—¡Eres idiota!—gritó Matthew, entrando como un vendaval en
la caravana de Thomas.
—Vaya, gracias por tu apoyo—respondió con calma mientras
recogía ya sus cosas.
—¿Cómo quieres que te dé mi apoyo? ¡Lo has jodido todo! ¿No
podías controlarte?—siguió gritando cabreado.
—Creo que eres tú quien necesita controlarse ahora
mismo—dejó la maleta que estaba preparando y se volvió hacia su compañero.
—La serie se va a ir a la mierda si te vas, no será lo mismo
sin ti. ¡Tienes que hacer algo! Tiene que haber alguna manera de-
Thomas le agarró por ambos brazos y lo empujó contra la
pared. Antes de que Matthew se diera cuenta de lo que pasaba, sus labios
estaban unidos en un casto beso. El tiempo se detuvo. Era difícil asimilar lo
que sucedía. Thomas le estaba besando, toscamente. También sentía el agarre de
sus grandes manos en los brazos. Entonces se separó.
—He querido hacer esto desde que te conocí—soltó sus brazos
y se apartó un paso.
—Qué...—le costaba asimilar lo que estaba pasando. Tom se
veía tan tranquilo, como si no hubiera hecho nada, pero le había besado—. ¿Y
por qué no lo has hecho antes?—gritó aún más molesto.
Thomas le miró un momento sorprendido, no era esa la
reacción que esperaba.
—Si lo hacía y te molestaba, podía echarlo a perder todo.
Temía que no quisieras trabajar más conmigo.
Matthew apretó los puños e inspiró frustrado.
—Ahora sí que lo
has echado a perder, ahora sí que no podemos trabajar juntos. ¿Por qué no
pensaste en eso cuando le diste esa patada? ¡Uhn!
Thomas volvió a acorralarlo contra la pared, deslizando una
pierna entre las suyas, y le agarró por ambas muñecas, sosteniéndolas a la
altura de su cabeza.
—Deja de gritar—le ordenó tajante. Matt apretó los labios,
sintiendo la urgencia de obedecer—. Eso fue lo primero en lo que pensé cuando
me di cuenta de lo que iba a pasar, pero ya era demasiado tarde.
—Has sido un inconsciente. ¡Ni que aún fueras un crío!
¡Nnh!—gimió cuando Tom presionó la pierna contra su paquete.
—Quizás deberías agradecerlo. No estaría haciendo esto si no
me hubieran despedido—sus labios se rozaron, pero solo besó suavemente la
comisura—. Me quieres, ¿verdad? Me di cuenta hace tiempo, a veces me miras como
si quisieras succionarme hasta la última gota.
Matthew se estremeció de pies a cabeza con aquella profunda
voz susurrándole. Sí, tenía razón, le miraba así y se imaginaba cosas aún más
sucias en su mente.
—¿Por qué no dijiste nada?—sentía sus mejillas ruborizarse,
creía haberlo ocultado bien. Como buen actor que era sabía disimular, pero no
había sido suficiente con su compañero por más de once años.
—¿Qué habrías preferido? ¿Estos años trabajando juntos o una
relación?
—Depende.
—¿De qué?—preguntó, arqueando una ceja.
—¿Solo vas a follarme unas cuántas veces o va a ser una
relación de verdad a largo plazo?—preguntó, algo avergonzado por sonar tan
femenino.
Thomas sonrió. Presionó su cuerpo contra él, consiguiendo un
suave gemido del joven, y acarició con los labios su oreja.
—Quiero que seas mío durante mucho, mucho tiempo, pero eso
no te librará de que te folle aquí y ahora.
Matthew tembló como una hoja, no podía resistir la profunda
voz en su oído, su aliento cosquilleándole y el fuerte cuerpo sosteniéndolo
contra la pared.
—Ngh... Sí, fóllame, Tom...—suplicó, moviendo las caderas
restregándose contra él.
—Tan necesitado, mi niño dulce—sonrió, atrapando sus labios
en un fugaz beso.
Soltó sus muñecas y se apartó de él. Matthew le miró confuso.
¿Por qué no le estaba tocando?
—De rodillas—le ordenó.
Y el joven obedeció de inmediato. Se arrodilló frente a
Thomas y llevó las manos a sus pantalones. Desabrochó su cinturón y la bragueta
con urgencia, y bajó los pantalones junto a los calzoncillos. La verga erecta
apareció ante su rostro y su boca de inmediato se llenó de saliva. Tan gruesa y
grande, oscura y con las venas palpitando... Acercó su rostro e inspiró
profundamente, ahogándose en el intenso olor tan masculino. Estaba seguro de
que ya tenía una mancha oscura en sus bóxer. Fue a tocar el falo con sus manos,
pero Thomas las sujetó y las colocó en sus caderas.
—Solo con tu boca.
Matthew se relamió los labios. Besó el miembro y lo recorrió
de abajo hacia arriba hasta envolver el glande con su boca. Lamió el orificio y
succionó. Si no hubiera estado ocupado dándole placer, habría sonreído al
escuchar el gruñido de Thomas. Deslizó el miembro en su boca, acariciando el
frenillo con la punta de la lengua. Podía sentir cómo se ponía más duro a cada
segundo, creciendo mientras lo saboreaba. Dejó que frotara el cielo de su boca
según entraba y salía, uno de sus lugares más sensibles, y su propio miembro
palpitaba goteando en su ropa interior.
—Más profundo, hasta el fondo.
Su corazón latió con fuerza. Nunca lo había intentado, pero
lo haría para Thomas. Lentamente el miembro penetró en su boca. Se detenía
cuando creía que no podía más, pero cuando se acostumbraba volvía a intentarlo.
Y así consiguió tragarlo hasta el fondo, hundiendo la nariz en la oscura mata
de vello púbico. No podía creer lo llena que estaba su boca con aquella gorda
verga.
Thomas acarició sus cabellos, primero de forma
tranquilizadora y después los agarró con fuerza.
—Mírame—y Matthew obedeció. Thomas observó sus brillantes
ojos húmedos, los ondulados cabellos revueltos enmarcando su rostro. Le gustaba
tanto cómo se veía con la ropa de Spencer Reid, el traje marrón de viejo
profesor universitario y la bufanda morada—. Eres tan hermoso así...—se mordió
el labio inferior. Parecía tan inocente (aunque sabía que no lo era) que solo
quería ensuciarlo—. Ahora quédate quieto, voy a usar esa seductora boca tuya.
Mantuvo su cabeza inmóvil sujetándolo por los cabellos y
entonces comenzó a mover las caderas. Primero muy lentamente y poco a poco
aceleró el ritmo. Matthew estuvo a punto de entrar en pánico, pero se mantuvo
quieto e intentó relajarse. Abrió su garganta y dejó que Thomas la follara a
placer mientras él se agarraba con fuerza a sus caderas, hundiendo las uñas en
su piel. Era doloroso e incómodo, pero restregaba los muslos entre sí cada vez
más excitado. Nunca imaginó que le gustaría tanto ser usado de ese modo, el
rudo agarre de Tom en su pelo, sus gruñidos de placer, el pesado miembro sobre
su lengua, golpeando el fondo de su garganta.
—Eres un chico tan bueno—Thomas se detuvo. Sacó el miembro
de su boca goteando saliva y presemen.
—Co-córrete... córrete en mi boca...—le pidió con voz ronca
y la saliva derramándose por la comisura de sus labios.
—Lo haré, te dejaré beber tanto como quieras, hasta dejarme
seco—sonrió, peinando sus cabellos—, pero en otro momento. Ahora quiero
correrme en tu culo. ¿Te parece bien?
Matthew asintió efusivamente. Thomas le ayudó a levantarse
sobre sus temblorosas piernas y lo acercó al sofá. Le quitó la chaqueta, los
zapatos, pantalones y bóxer. Matthew quedó adorable tumbado en el sofá con las
piernas desnudas, los bajos de la camisa cubriendo parcialmente su erección
goteante y sus labios hinchados y enrojecidos.
—Joder, ni una estrella porno—se relamió los labios y se
arrodilló entre sus piernas.
—Tom, fóllame...—le pidió, levantando las piernas.
Thomas tuvo la tentación de embestirle hasta el fondo en ese
mismo momento, no podía resistir su angelical rostro, pero eso sería
demasiado.
—Si quieres que te folle, ábrete para mí.
Su corazón se detuvo por un momento. Thomas le estaba
pidiendo algo realmente vergonzoso, pero al fin iba a tener sexo con él así que
no le importaba. Se llevó un par de dedos a la boca, sintiéndola aún dolorida,
y los recubrió de saliva, chupándolos provocativamente. Ya se había percatado
de que Thomas tenía alguna clase de fijación con su boca y pensaba
aprovecharlo. Lamió sus largos dedos, metiéndolos y sacándolos como había hecho
con el miembro de su compañero, y, recubiertos brillantes de saliva, los llevó
hasta su propio trasero. Humedeció la entrada y deslizó dentro el primer dedo.
Su espalda se arqueó y su cuerpo se tensó por un momento ante la repentina
intrusión.
No preguntó si tenía lubricante y sabía que podían utilizar
algún gel o loción que hubiera en la caravana, pero si Thomas no lo sugería es
que no quería usarlo, y le parecía bien. Hotch no lo habría hecho así, Hotch
era un tipo amable y se preocuparía por no causarle el más mínimo dolor, pero,
tras tantos años trabajando con Thomas, ya sabía que él no se parecía en
absoluto a Hotch. Y a Matthew le gustaba Thomas, no Hotch.
Metió otro dedo junto al primero y siguió abriéndose
mientras Thomas le observaba con una depredadora sonrisa y su verga palpitando
fuera de los pantalones. Tenía cuidado de no tocar la próstata o podría
correrse en ese mismo momento sin tan siquiera tener que tocar su miembro.
—Suficiente—le dijo Thomas apenas hubo metido el tercer
dedo.
Matthew sacó los dedos y separó sus nalgas con ambas manos,
levantando las rodillas casi hasta su pecho.
—Fóllame... por favor...—suplicó, respirando pesadamente.
—Eres adorable—rió, mientras acariciaba con su pulgar el
borde de la entrada.
Le abrió sin delicadeza alguna y presionó su falo contra el
estrecho agujero. No se lo tomó con calma, le perforó de forma constante,
ignorando sus quejidos, hasta que estuvo por completo dentro.
—Joder, voy a derretirme. Eres tan apretado...—gruñó,
manteniéndose inmóvil para evitar correrse antes de poder hacer nada—. ¿No
sueles dejar que follen este precioso agujero?
—Uhn... No lo he... hecho desde... la universidad... y nunca
he tenido... una tan grande dentro...—jadeó, aún intentando acostumbrarse al
dolor.
—Es bueno oír eso, podré moldear tu culo para que solo pueda
satisfacerte mi polla. Ahora tienes que relajarte.
—No es tan fácil...—su trasero ardía. Sabía que después se
sentiría bien, pero ahora el dolor le abrumaba.
—Entonces te ayudaré.
Matthew se sintió inquieto al ver la sonrisa de su
compañero. Thomas acarició la bufanda que llevaba, la suave textura era
perfecta. Le dio una vuelta alrededor del cuello del joven y enrolló los
extremos en su mano. Matthew supo de inmediato lo que iba a hacer y su cuerpo
comenzó a temblar nervioso. Thomas tiró de los extremos de la bufanda y esta se
estrechó alrededor del cuello de Matt. Era tan suave que no resultaba doloroso,
solo sentía presión, una presión tan fuerte que no le permitía respirar. Boqueó
en un acto reflejo de intentar llenar sus pulmones de aire, pero no podía.
Apenas fueron cinco segundos, pero el alivio que sintió al poder respirar de
nuevo le hizo olvidar por completo el dolor del miembro que lo penetraba.
—Buen chico, lo haces muy bien—le elogió Thomas, echándole
los cabellos hacia atrás con dulces caricias—. Una vez más.
Sostuvo de nuevo los extremos de la bufanda y tiró de ellos.
Matthew estaba preparado esta vez, o eso pensaba, pero su cuerpo volvió a
agitarse ante la amenazante sensación. Thomas le besó y mordió su labio
inferior mientras Matt luchaba por respirar. Esta vez duró más tiempo, sintió
que estaba a punto de perder la consciencia. Sus paredes se contrajeron sobre
la verga y su cuerpo se sacudió corriéndose sobre su propia camisa cuando al
fin soltó el agarre y respiró profundamente. Su mente estaba completamente en
blanco y su rostro nunca había estado tan sonrojado.
Thomas no esperó a que se recuperara, su interior al fin se
había relajado y aprovechó. Le agarró por los muslos y comenzó a embestirle sin
miramientos. Era tan caliente y apretado a pesar de todo. Era perfecto. No se
contuvo y se sintió aún más animado cuando comenzó a escuchar los gemidos de
Matthew. Ya no estaba duro, pero aun así el joven sintió que podía correrse de
nuevo cuando el miembro frotó su próstata cada vez que entraba y salía.
—T-to...m... Uhn... ¡Nhg!—extendió los brazos, necesitando
aferrarse a él.
Thomas sonrió al ver su desesperada expresión. Se inclinó y
dejó que se abrazara a él mientras sus estocadas llegaban duro hasta el fondo.
Los gemidos sonaban angelicales junto a su oído. Cuando nadie que pasara junto
a la caravana pudiera oírle, le haría gritar aún más.
—Voy a marcarte en lo más profundo—le susurró con voz ronca,
mordiendo el lóbulo de su oreja—, voy a llenarte tanto con mi leche que te
dejaré embarazado. ¿Te gustaría eso? ¿Llevar a mis hijos en tu vientre?
—S-sí... sí... quiero... Tom... quiero tus hijos...—gimió
desesperado, la profunda voz derretía su cerebro.
Ya no podía pensar racionalmente, estaba en un completo
vacío, sostenido solo por el cuerpo de Thomas, por la verga perforando en su
interior. Y, a pesar de que ni siquiera estaba duro, Matthew llegó al orgasmo al
sentir la simiente derramarse en su interior con las últimas embestidas de su
compañero. Nunca había experimentado nada tan intenso, sentía que duraba eternamente.
Estaba cerca de perder el conocimiento en el estrecho abrazo de Thomas. No fue
consciente de lo que sucedió después a su alrededor.
Thomas salió algo reticente de su interior. Se limpió y se
arregló la ropa. Observó el lánguido cuerpo semidesnudo en su sofá, tan atractivo,
tan sensual. Sonrió orgulloso, él había conseguido darle ese pornográfico
aspecto. Ahora era completamente suyo.
Hurgó en una de sus bolsas y sacó un plug morado aún en su
caja sin abrir. Se acercó al joven y se arrodilló entre sus piernas.
—Vas a llevar esto el resto del día para mantener mi semen
dentro—le dijo, colocando el plug en su usado agujero—. Nos veremos esta noche
y comprobaré si lo sigues llevando. ¿Entendido?
Matthew solo pudo asentir, acariciando su vientre
distraídamente.
—Tengo tantas cosas pensadas para ti, mi precioso chico—le
dio un dulce beso en sus labios entreabiertos y siguió recogiendo sus cosas.
Ese sería el último día que trabajaría en la serie a la que
tanto esfuerzo le había dedicado, pero también era el día en que por fin tomaba
lo que tanto había deseado durante esos años, el chico más hermoso y lascivo
que había conocido nunca.
FIN
¡Adiós Hotch! No será lo mismo sin tí, cómo les odio por despedirte TT_TT
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