Título: Hotter
Fandom: Original
Autor: KiraH69
Imagen de portada: Purin (¡gracias! ^^)
Género: Yaoi, Sobrenatural, Vampiros
Clasificación: +18 Advertencias: Lemon, S&M, Violencia, Violación
Longitud: 6 capítulos (5 de 6)
Resumen: Guido, un ex-sacerdote que se dedicaba a cazar vampiros antes de ser expulsado de la Iglesia, se topa con Nathan, un joven vampiro que pretende devorarle pero acaba siendo devorado por él.
Capítulo
5: No lo toques.
Comencé
a despertar como si lo hiciera un día cualquiera en mi cama, la que
ya no tenía. Sentí la mullida almohada bajo mi cabeza, el olor a
sangre inundó mis fosas nasales. Estaba tan habituado a él que no
me resultó extraño en absoluto. Escuché un placentero gemido que
sacudió mi pecho. Nathan estaba junto a mí, lo sentía. ¿Pero qué
estaba haciendo? Respiré profundamente e intenté abrir los ojos
aunque los párpados me pesaban mucho. La oscuridad se disipó y poco
a poco logré enfocar su rostro, con los ojos cerrados en un gesto de
tensión.
—Buenos
días bello durmiente—escuché, y vi detrás de él la figura de
Olivier.
Sentí
como si me hubieran echado un cubo de agua fría por encima. Me
desperté por completo de una sacudida. Cuando vi que Olivier estaba
sosteniendo a Nathan, sin entender muy bien porqué, me sentí
furioso. La ira se acumuló en mi pecho hasta el punto de querer
matarlo. Sin embargo cuando Nathan se abrazó a mí, avergonzado e
intentando ocultarme su expresión, cualquier sentimiento hostil
desapareció de mi mente. Acaricié sus cabellos y levanté su rostro
ruborizado, lleno de vergüenza, confusión y lujuria.
—Saca
la lengua—le ordené y obedeció de inmediato.
Succioné
su lengua y la mordí, dejando que la sangre fluyera. Nathan gimió
con intensidad y escuché un gruñido de Olivier, que cerraba los
ojos con el ceño fruncido. Nathan le había apretado en su interior
tanto como para forzarle a correrse. Aparté a Olivier de una patada
y Nathan quedó tumbado sobre mí. Aún no se había corrido y su
miembro estaba duro goteando junto al mío.
—Realmente
eres una puta, te acostarías con cualquiera que te ofreciera un poco
de sangre—le susurré, apretando con fuerza sus nalgas.
—No...
Yo no quería...—inconscientemente movía sus caderas, frotando su
miembro contra el mío, que comenzaba a despertar.
Me
sentía muy débil, apenas tenía sangre y mi mente vacilaba entre la
luz y la oscuridad, pero no podía evitar excitarme ante aquel
lascivo rostro lloroso y suplicante.
—Entonces
demuéstrame cuánto lo sientes.
Levantó
la cabeza esperanzado y sus caderas presionaron contra las mías.
—¿Qué
puedo hacer? ¡Haré lo que sea!
Ah...
¿Por qué diría aquello en un momento en que me encontraba tan
débil?
—Primero
saca todo lo que Olivier ha vertido dentro de ti, no quiero entrar en
un agujero tan sucio.
—Nh...
Va-vale...—avergonzado llevó la mano hacia su trasero dubitativo.
Por supuesto que no quería sacar aquella sangre, debía de sentirse
muy bien y sabía que para él resultaba deliciosa.
—Espera,
quiero verlo. Date la vuelta.
Su
rostro se ruborizó aún más. A pesar de haber visto incluso sus
entrañas, seguía avergonzándose por algo así. Resultaba
estimulante.
Me
incorporé contra el cabecero de la cama y Nathan se arrodilló
frente a mí, dándome la espalda. Por el rabillo del ojo vi la
sonrisa de Olivier mientras nos observaba, pero pronto toda mi
atención se concentró en Nathan.
Puso
lentamente un par de dedos en su interior. Su espalda se arqueó y la
sangre comenzó a brotar, deslizándose en pequeños ríos por la
cara interna de sus muslos blancos. Mientras le observaba y escuchaba
sus gemidos, mi polla se puso completamente dura sin necesidad de
tocarla.
—Suficiente,
ven aquí—le dije, tirando de su brazo.
Se
arrodilló sobre mí y se quedó observando mi erección con una
mirada de deseo. Acaricié sus labios con el pulgar y su boca se
abrió de inmediato para lamer mi dedo. Quería prolongar un poco más
aquel momento, quería jugar más con él, pero temía volver a
desmayarme antes de haber terminado. Le agarré por las caderas y le
senté sobre mi erección, frotándola contra su raja.
—Mé-
métela ya—me pidió presionando su cuerpo contra el mío.
—No,
hazlo tú mismo—le agarré por las muñecas para que no pudiera
usar las manos.
Al
momento comenzó a mover sus caderas provocativamente, intentando que
la punta entrara en su agujero, pero estaba tan húmedo que
resbalaba. Aquella sensación empezaba a enloquecerme y lágrimas de
frustración se derramaban de los ojos de Nathan. Hasta que al fin su
agujero tomó el glande y lo succionó con fuerza dentro. Gimió
profundamente, cerrando los ojos, y no se detuvo hasta que estuvo
completamente dentro. Su cuerpo se sacudió y me apretó entre sus
paredes mientras alcanzaba el orgasmo, salpicando la sangre sobre mi
torso.
—Hoh~
Pero qué poca resistencia tienes, cachorrito—rió Olivier.
Acercó
su mano a Nathan para acariciar sus cabellos pero la aparté de un
manotazo.
—No
le toques, es mío—le dije tajante. Sentí en ese momento cómo el
interior de Nathan se estrechaba aún más. Se había sorprendido y
estaba ruborizado.
—¿Tuyo?
¿Hasta cuándo? ¿Cuánto tiempo tardarás en aburrirte de él y
encontrar a otro vampiro con el que jugar?—me preguntó. Parecía
ansioso aunque intentaba disimularlo. Su verga estaba dura y sabía
que quería meterla en algún culo, pero no iba a permitir que fuera
en el de Nathan.
—Nada
de eso es asunto tuyo. No dejaré que vuelvas a tocarle.
Tumbé
a Nathan sobre la cama sin salir de su interior, y le cubrí con mi
cuerpo de modo protector. Nathan se abrazó a mí con brazos y
piernas. Sentía su respiración alterada junto a mi oreja.
—¿Entonces
piensas dejarme fuera de toda la diversión? Pero qué niño más
cruel—acarició mi espalda, deslizando sus dedos lentamente hacia
abajo—. De no ser por mí, no podrías estar devorando a este
adorable chico. Te recuerdo que es creación mía—agarró con
fuerza mi nalga y sacudí mis caderas sin pretenderlo—. Deberías
agradecérmelo... de algún modo—acarició con la yema de sus dedos
mi entrada, incitándola, y se contrajo sin que pudiera evitarlo.
Olivier, sin duda, se lo tomó como una invitación.
Se
arrodilló tras de mí y, sin molestarse siquiera en lubricarme,
forzó su entrada con brusquedad. Ahogué un grito, enterrando el
rostro en el cuello de Nathan, sintiendo su verga llenándome.
—¡Ah!
¡Cuánto tiempo sin probar este culito!—suspiró Olivier.
Sus
manos se aferraban con fuerza a mis caderas y sentía las puntas de
sus dedos clavarse en mi carne.
—Gui-guido...—jadeó
Nathan. Me miró con ojos llorosos, sorprendido y temblando. Acaricié
su rostro, limpiando sus mejillas—. Olivier está...
—No
le prestes atención, piensa solamente en mí—le dije, sosteniendo
su rostro entre mis manos para que solo me mirara a mí.
—Guido...
¿tú me quieres?—me preguntó de repente.
Por
un momento me quedé paralizado, me había pillado por sorpresa. Pero
la respuesta apareció en mi mente totalmente clara, como nunca antes
lo había hecho.
—Sí,
te quiero.
Mi
voz sonó extraña para mí mismo. Jamás había pronunciado aquellas
palabras a pesar de que me habían hecho aquella pregunta muchas
otras veces. ¿Cómo podía quererle? Apenas le conocía desde hacía
una noche y aun así aquellos sentimientos estaban claramente
grabados en mi mente. Aquel inocente joven me había trastornado.
Olivier
me embistió con fuerza, sacándome de todos aquellos pensamientos.
Nathan gimió porque al tiempo que se movía Olivier, me movía yo en
su interior. Las lágrimas se desbordaban de sus ojos y esta vez no
eran por una sensación física, parecía tan feliz que no podía
contener sus sentimientos. Y yo también me sentía feliz.
—Quie...
ro... Te... quiero...—murmuró mientras buscaba mis labios para
besarme.
Nathan
me presionaba tanto dentro de sí que apenas podía moverme y Olivier
me llenaba hasta el fondo con cada estocada. Era una sensación tan
increíble que no podía mantener la mente clara. Me sentía
entumecido y la cabeza me daba vueltas. Me desmayé en brazos de
aquellas dos pálidas criaturas, más feliz de lo que lo había
estado en años.
Continuará...
Esta genial!!
ResponderEliminarTrioooo :3 , pero te demoraste mucho :(
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