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En una lejana luna [cap3]


Título: En una lejana luna
Fandom: Teen Wolf/Marvel         Pareja: Peter Hale x Stiles Stilinski, Loki & Stiles
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi, Slash
Clasificación: +18          Advertencias: lemon, violencia, bestiality
Capítulos: 4 (3 de 4)
Resumen: Cuando Stiles descubre que Loki es su padre, no acude a él de inmediato, primero investiga porque así es como trabaja. No ha sobrevivido tanto tiempo precipitándose. No sabe cómo reaccionará Loki a su presencia (tampoco los Vengadores, pero ellos no son importantes), aun así, con su madre muerta él es la única familia que le queda y, más importante aún, es alguien de quien puede aprender, sobre el mundo y sobre sí mismo. Con esta búsqueda de conocimiento conseguirá más de lo que esperaba.

Capítulo 3



Un día, Peter se presentó en la cabaña sin ninguna bolsa con libros, lo que no había pasado antes. Stiles levantó las cejas a modo de pregunta.
Hoy tengo algo especial para ti. ¿Me acompañas?—le preguntó, ofreciéndole su brazo.
Stiles no pudo resistirse. Entrelazó su brazo con el de Peter, sintiendo esa misma sensación eléctrica que el primer día que se habían peleado (y restregado) en el bosque y que todas las veces que se habían tocado levemente desde entonces. Caminaron sin prisa a pesar de la impaciencia del kitsune, que estaba prácticamente vibrando. Había una sonrisa cariñosa en el rostro de Peter y no dejaba de observarle por el rabillo del ojo.
Se detuvieron frente a la biblioteca y Stiles miró a Peter confuso hasta que se dio cuenta.
¡Madre mía! ¿En serio? ¿Pero cómo...?
Soy miembro de la biblioteca. De hecho, yo mismo convencí a mi hermana de que permitiera su creación y he proporcionado gran parte de los libros que posee—respondió con orgullo—. ¿De dónde crees que he sacado todos los libros que te he regalado?
Sé que va en contra de las costumbres, pero realmente quiero besarte ahora mismo—le dijo con sus ojos brillando intensamente, las pupilas dilatadas.
No seré yo quien te lo impida.
Antes de que pudiera terminar de hablar, tenía la boca de Stiles firmemente presionada contra la suya. Fue breve, una promesa, y entonces Stiles estaba corriendo hacia las puertas de la biblioteca. Se abrieron para él por primera vez. Aquel lugar era más grande de lo que aparentaba por fuera, no podía evitar sentir que se encontraba en Hogwarts, el interior era muy similar aunque con un tono menos anaranjado y una luz más clara. La magia fluía entre aquellas paredes como la escalera de caracol que subía y subía, conectando una planta con otra, con más alturas, sin duda, de las que se observaban desde el exterior. En cada planta se veían las estanterías llenas de libros que se extendían como los radios de una rueda más allá de lo que Stiles podía ver. Era un paraíso y no quería salir de allí hasta que hubiera leído todos y cada uno de aquellos libros. Se olvidó por completo de Peter y comenzó a vagar entre las estanterías, cogiendo los libros que más llamaban su atención.
Loki dice que te tomes tu tiempo.
¿Qué?—Stiles levantó la cabeza de un libro que estaba leyendo. Estaba sentado en el suelo entre dos estanterías a pesar de que había encontrado una sala con mesas para el estudio.
He ido a hablar con él—le aclaró Peter, quien le miraba sonriente apoyado contra la estantería con los brazos cruzados frente al pecho—. Ha dicho que puedes tomarte tu tiempo aquí. Aún estoy intentando que acepten su entrada también, pero eso es algo más complicado. Espero que viendo tu interés cambien de opinión.
Stiles miró hacia las ventanas y se dio cuenta de que ya era muy de noche, no se había percatado del paso del tiempo. Observó a Peter, quien había conseguido que le permitieran entrar a la biblioteca y aún seguía intentando que aceptaran a Loki a pesar de que probablemente ya sabía que Stiles aceptaría pasar a la siguiente fase del cortejo sin necesidad de ello. El licos se había dado cuenta de lo importante que era Loki para él y lo había incluido en sus planeas a la hora de cortejarlo.
¿Cenamos? Me muero de hambre—sugirió, levantándose del suelo.
Vio el deleite en la expresión de Peter. Cenar juntos significaba una cita, el siguiente paso en el cortejo.
Por supuesto—le ofreció su brazo y Stiles lo aceptó con una sonrisa.
Se dirigieron a un comedor, no muy diferente al Gran Comedor (aunque con un techo normal y sillas en lugar de bancos), donde varios eruditos estaban ya terminando de cenar. Había dos servicios colocados uno frente al otro en un extremo de una mesa. Peter ya esperaba poder cenar con él.
Siéntate, ahora traigo la comida—le dijo el lobo, apartando su silla como un caballero.
¿No la traen elfos domésticos?—preguntó bromeando.
¿Disculpa?
Tienes que leer Harry Potter—respondió riendo.
Peter arqueó una ceja y no pudo evitar corresponder con una sonrisa. Se marchó y regresó con dos bandejas llenas de comida cuyo olor ya conseguía que Stiles casi babeara.
Lo he preparado todo yo mismo, espero que lo disfrutes—le dijo con orgullo.
Por supuesto que iba a disfrutarlo, Stiles ya había comprobado las dotes de cocina del licos y bien podría ser un chef profesional. Comieron los primeros bocados en silencio, saboreando la comida y apaciguando el hambre, pero permanecer callado no era propio de Stiles, salvo que estuviera leyendo (y en ocasiones ni entonces).
¿Vas a contarme cómo es que tienes forma humana?—le preguntó, siendo esa la duda que llevaba consumiéndole durante días.
¿Cuántos libros has leído hoy para intentar descubrirlo?
Stiles se ruborizó, no sabía que fuera tan obvio.
No es que esté interesado, solo... es un misterio y me gustan los misterios, resolverlos—respondió encogiéndose de hombros, intentando quitarle importancia.
¿Debería dejarlo como un misterio entonces para mantener tu interés?—preguntó con una seductora sonrisa que despertó un hormigueo en su estómago.
E-esta parte—se aclaró la garganta, intentando no sonar nervioso—se supone que es para conocernos, para ganar confianza el uno en el otro. Preferiría que me ayudaras a resolver misterios, no ser uno de ellos.
Cierto, quiero que confíes en mí, quiero que te sientas seguro para acudir a mí cuando necesites algo—le dijo con expresión sincera, tomando su mano sobre la mesa.
Stiles sintió que su rostro se estaba ruborizando y un calor similar floreció en su pecho.
Los licos no somos capaces de utilizar magia de forma natural, no somos criaturas mágicas como tú, pero hace unos años, antes de la creación de la biblioteca, llegó aquí un brujo que despertó mi interés por la magia. Él me hizo un tatuaje—colocó una mano en su pecho sobre el corazón—que me permite utilizar magia. Lo primero que hice fue buscar un hechizo que me permitiera adquirir una forma... más manejable para viajar. La que ves no es exactamente la forma que tomé en aquel momento, aunque no he tenido que modificarla mucho para parecer humano.
¿La has modificado por mí?—preguntó Stiles sorprendido.
Sí, me pareció apropiado. No estaba encariñado con la otra forma y estoy seguro de que la habrías aceptado igualmente, pero quería... no sé, ser algo más cercano a ti. Y ser capaz de ir a Midgard contigo si deseas regresar algún día.
Planeas muy por adelantado—pero no le molestaba, en absoluto. Que Peter estuviera ya pensando en un futuro con él, que llegara a esos extremos, le decía que se tomaba el cortejo en serio, que no era solo un juego. No le habría importado tener una aventura, pero no iba a comenzar una relación sin saber que era a largo plazo.
Soy previsor—respondió con un guiño.
Me gusta.
Siguieron hablando –de libros, de viajes, de otros mundos, de otras criaturas– largo rato después de haber terminado la cena, totalmente ajenos al paso del tiempo. Descubrió que Peter era muy inteligente (lo que ya había sospechado), sarcástico, con un humor negro y un idiota algunas veces. A parte de Loki, nunca había encontrado a nadie con quien fuera tan fácil hablar, que fuera capaz de seguir los saltos del punto A al punto Z que daba su razonamiento y con quien compartiera tanto. Quizá era un poco precipitado, se trataba de su primera cita, pero Stiles ya estaba pensando en dar el sí.
Decidió ser prudente y esperar un poco más, finalizar el cortejo apropiadamente.
No regresó a la cabaña hasta dos días después, cuando Peter le obligó a marcharse porque tenía que dormir y descansar («en una cama de verdad, no contra una estantería»). Loki les observó con una expresión ilegible cuando Peter lo acompañó a la cabaña, pero no dijo nada, rodeó los hombros de su hijo con un brazo y lo acompañó a su habitación. Stiles prácticamente se desmayó antes incluso de tocar el colchón.
Se despertó horas después con el olor de té recién preparado, una de las mezclas de Loki, y lo que ahora reconocía como furgo (el pseudociervo). Bajó a la cocina con el sol de la mañana filtrándose por las ventanas. Se sentía relajado y descansado, listo para regresar a la biblioteca (y quizá tener otra cita con Peter). Sintió la presencia del licos antes incluso de entrar en la cocina. Peter estaba allí, charlando tranquilamente con Loki mientras cocinaba como si aquella fuera su casa.
Buenos días—le saludó Loki, sentado en la mesa con una taza de té en la mano.
Buenos días. ¿Qué estás haciendo, Peter?—preguntó, yendo directamente a por la otra taza de té que había en la mesa.
No hagas preguntas obvias. ¿O es que aún sigues medio dormido?—le reprendió su padre.
Quiero decir, ¿por qué estás cocinando?
Peter giró la cabeza y sonrió. Había cambiado la túnica de la biblioteca por unos pantalones negros ajustados y una camisa roja que acentuaba su amplia espalda. Stiles sospechaba que eso había sido cosa de Loki, pero no iba a quejarse, estaba aún más atractivo que antes.
Quería prepararte el desayuno—respondió simplemente.
¿No te lo ha contado?—preguntó Loki.
¿Contarme el qué?—Stiles miró con suspicacia entre ambos.
Mientras has estado en la biblioteca, Peter ha venido a cocinar para mí varias veces y también hemos conversado mucho.
Stiles le miró boquiabierto y después a Peter. Eso era más de lo que esperaba, más de lo que habría esperado de cualquier pretendiente y de lo que era necesario, pero su parte kitsune estaba extremadamente feliz por ello y por la orgullosa expresión que Peter no disimulaba estaba seguro de que podía olerlo en él.
Desayuna—le dijo el lobo, colocando un plato frente a él y otro frente a Loki—. Después iremos los tres a la biblioteca.
¿Has conseguido que acepten a Loki?—le preguntó sorprendido, y a juzgar por la mirada que le dedicó Loki, también era una sorpresa para él.
Por supuesto. Haría cualquier cosa que estuviera en mi mano para cumplir tus deseos.
Y, extrañamente, Stiles le creía.




Las citas entre Stiles y Peter consistían en pasar horas charlando o investigando, la mayor parte del tiempo sin salir de la biblioteca. No se sentían como citas, sino algo más familiar, más íntimo. Como si se conocieran de toda la vida y se hubieran saltado por completo esa fase incómoda e insegura que llega con las citas. Se olvidó del cortejo porque no necesitaba nada más, como si su relación ya fuera un hecho.
Así fue hasta la noche del licos, la noche en que los dos satélites que orbitaban Licandor se situaban uno en frente del otro a modo de eclipse, un fenómeno que sucedía cada 38 días. Stiles no era consciente de que aquella era la noche del licos. Había leído sobre ello en varios libros, pero estaba demasiado sumergido en sus estudios como para saber siquiera en qué día vivía.
El primer indicio que le hizo sospechar algo fue el extraño comportamiento de Peter desde por la mañana. No se separó de Stiles ni un segundo más que para ir a cocinar y al terminar apareció con una cantidad sin duda excesiva de comida, incluso si era para los tres. Más de la mitad se la comió Peter solito (siempre había tenido mayor apetito que ellos, pero eso era un poco exagerado). Loki también se dio cuenta, por supuesto, pero tan solo intercambió una breve mirada con Stiles sin decir nada.
Según avanzaba la tarde, la presencia de Peter se volvió más física, más táctil. Era imposible ignorarlo ahora. Era habitual que Peter le acariciara (mal) disimuladamente para marcarlo con su olor de vez en cuando y a Stiles no le molestaba en absoluto, él mismo había comenzado a hacerlo también, pero esa tarde estaba comenzando a preocuparle.
Peter, ¿te encuentras bien?—le preguntó, acariciando su rostro con una mano cuando Peter apoyó la barbilla sobre su hombro, sentado tras él mientras Stiles leía.
Peter cerró los ojos y restregó el rostro contra su cuello. Stiles se estremeció e inclinó la cabeza para dejarle más espacio.
Estoy bien—murmuró.
Vamos, Peter, cuéntame—le animó, pasando los dedos por su cabello. Podía sentir el calor de su cuerpo contra su espalda, más intenso de lo habitual.
No te preocupes, estoy bien, solo... dame un minuto—claramente no estaba bien, su voz era más un gruñido.
Ni secretos, ni mentiras—era la promesa que habían hecho porque Peter iba a ayudarle a resolver misterios, no ser uno de ellos.
Ugh... Es la noche del licos—confesó a regañadientes.
Oh. Oh.
Mm...
Bueno. Siempre podríamos... pasar a la siguiente fase del cortejo—sugirió Stiles.
No, no quiero... no quiero que hagas eso porque te sientas obligado—decía eso, pero sus brazos se estrecharon alrededor de Stiles.
No lo hago obligado. Lo habría sugerido hace días de no ser por lo absorto que he estado en los libros—giró la cabeza lo suficiente para mirarle a la cara—. Me gustaría pasar esta noche contigo, si te parece bien. Lo entenderé si no quieres, sé que no serás completamente tú.
Stiles... Ngh...—tragó saliva y se aclaró la garganta—. No hay nada que desee más que pasar la noche contigo.
Bien, no hay más de qué hablar. Bueno, quizás sí. ¿Algo que deba saber? ¿Algo que no deba hacer?
Si dices que pare, me detendré. Puede que no sea completamente yo, pero no haré nada que tú no quieras, no te haré daño.
Me alegro. Aunque dudo que haya algo que no quiera que hagas.
Peter gruñó y presionó su cuerpo contra él.
Shh, está bien, estoy contigo.
Iba a ser una noche interesante.

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