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La historia del Halcón y su Omega [cap3]


Título: La historia del Halcón y su Omega
Fandom: Vengadores (Avengers), Thor          Pareja: Clint Barton (Ojo de Halcón) x Loki
Autor: KiraH69 
Género: Yaoi, Slash, Alfa/Omega
Clasificación: +18          Advertencias: Lemon
Capítulos: 5 (3 de 5)
Resumen: Loki ha sido detenido tras su intento de conquistar la Tierra y Thor está a punto de llevárselo a Asgard para castigarlo. Clint acaba de despertar, libre al fin del control mental que Loki ejercía sobre él, pero ha perdido todos sus recuerdos del tiempo que pasó como su siervo. Aparte de enfrentarse a su propia gente y matar a sus compañeros, ¿hizo algo más?



Capítulo 3

El tiempo pasó sin que se diera cuenta. Las sirvientas llamaban a la puerta para dejarle la comida, pero al ser ignoradas se marchaban. Ya era de noche y no se había movido del suelo del baño, ni una sola luz encendida en toda la habitación. Unos fuertes golpes en la puerta le sobresaltaron. Los golpes no se detuvieron cuando no contestó y finalmente Thor entró a la fuerza.
—¡Arquero! ¿Dónde estás?—gritó furioso. Entró al cuarto de baño casi sacando la puerta de su quicio del golpe que dio—. ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no estás con Loki?
—No puedo... yo...—¿Cómo podía decírselo? Aquel hombre con complejo de hermano iba a matarle cuando se enterara.
—Ve ahora mismo a las mazmorras—Thor le agarró dolorosamente del brazo y lo levantó de un tirón.
—Lo-loki no me quiere allí—agachó la cabeza incapaz de mirarle a la cara.
—¡Es Loki quien te está llamando! No me importa lo que te haya dicho o lo que tú quieras, si no vas ahora mismo te encerraré allí.
¿Loki le estaba llamando? Si quería ver a su violador debía de estar realmente desesperado. Decidió ir. No era realmente una decisión porque Thor no le habría dejado otra opción, pero prefirió ir caminando a ser arrastrado.
Loki estaba desnudo en la cama, completamente desnudo tumbado boca abajo, con su piel pálida resaltando sobre las sábanas negras, resplandeciendo perlada de sudor y sonrosada por el calor del celo. La curva de su trasero era simplemente perfecta, conectándose con la curva perfecta de su espalda y sus muslos. La lubricación brillaba entre sus piernas separadas, goteando abundante. Su cuerpo temblaba y movía las caderas buscando la fricción de las sábanas contra su miembro. Era lo más hermoso que había visto nunca.
La malla de la celda desapareció y pasó de ver una imagen a ser bombardeado por abrumadoras sensaciones.
El olor le envolvió como si las mazmorras se hubieran inundado de pronto. Omega. Era tan dulce y caliente, adictivo. Podía saborearlo. Su boca se llenaba de saliva. Pareja. Olía a paraíso, a hogar y a sexo, a pura lujuria. Despertaba dentro de él su instinto de alfa. Quería aparearse, procrear, llenar a su omega de su semilla, anudarle y no salir de él hasta que el celo desapareciera y ya estuviera llevando en su vientre a su progenie. Mío. Él también estaba entrando en celo, desencadenado por el olor de su omega. Estaba despertando con suma facilidad sus instintos de alfa. Un gruñido brotó de su garganta más animal que humano. Mi omega.
Reaccionó cuando su pierna golpeó contra la cama. Estaba a punto de lanzarse sobre el omega. Retrocedió hasta que su espalda casi chocó contra la malla de nuevo cerrada. Le habían encerrado allí, con ese irresistible omega en celo.
—Ngh... Ya te has tardado, maldito humano—murmuró Loki, intentando contener un quejido.
—Ah... Yo... L-lo...—su cerebro no era capaz de formar una frase, siquiera una palabra con más de una sílaba.
—¡Ven y fóllame de una puta vez! No aguanto esto... joder, nunca había sido tan fuerte—sus caderas se retorcieron, enviando el olor a lubricación hacia él.
—N-no puedo... Te... violé—esta palabra salió casi irreconocible de su boca.
—¡Oooh, serás idiota!—gritó frustrado, aferrándose a las sábanas con todas sus fuerzas—. ¡Ngh! ¡No me violaste, estúpido! Eres tan jodidamente bueno que ni obligándote lo habrías hecho.
—¡¿Qué?! ¿Entonces fue... consentido?—debería enfadarse, debería cabrearse porque le hubiera mentido de aquel modo, pero se sentía tan aliviado que eso le dio igual.
—¡Sí, joder! ¡Ven de una vez!—el omega estaba completamente desesperado—. ¡Ropa fuera!—ordenó.
De repente sintió que ya no había motivo para contenerse. No le había violado, Loki le había escogido a él porque quería (aunque aún no conociera el motivo). Lo demás en ese momento daba igual, su omega estaba en celo y era su deber encargarse de ello. Se quitó la ropa a una velocidad récord -su entrepierna lo agradeció porque estaba a punto de reventar los pantalones- y en un instante estaba arrodillado en la cama encima de Loki. Su miembro rozó la cara interna de su muslo, húmedo por la lubricación, pero antes de que pudiera hacer nada Loki tiró de él y se encontró tumbado boca arriba en la cama. El omega se sentó a horcajadas sobre él y le sujetó las muñecas por encima de la cabeza. Podía sentir la humedad de su trasero en su vientre, emanando calor.
—Ya que no tienes recuerdos, te lo volveré a explicar—su voz era jadeante, un dulce ronroneo a oídos del arquero, y sus ojos estaban extremadamente dilatados y brillantes—. Aquí mando yo, si no obedeces a lo que te diga, te ataré, o algo peor. ¿Has entendido?
La verga de Clint palpitó. Tragó saliva y asintió con la cabeza. Probablemente Loki no sabía cuánto le ponía aquello, lo sexy que estaba el omega en ese momento, con sus cabellos negros cayendo alrededor de su rostro.
—No te oigo.
—Sí, lo he entendido... señor—le llamó «señor» porque sentía que debía hacerlo, estaba casi seguro de que había sido así las veces anteriores, y le gustaba. A juzgar por la sonrisa que se dibujó en su rostro, a Loki también.
Su mente estaba tan nublada por el deseo que habría accedido a cualquier cosa, solo quería a su omega, estar dentro de él, correrse en su interior y llevarle hasta el orgasmo, no necesariamente en ese orden.
—Bieeen, buen chico—se inclinó y Clint levantó la cabeza para buscar sus labios, pero Loki se apartó—. Quieto—ordenó.
El alfa presionó la cabeza contra la almohada, quedándose inmóvil, y Loki volvió a inclinarse. Esta vez sí atrapó su boca y, ¡oh!, aquellos eran los labios de un dios. Loki tomó el control del beso, pero a Clint no le importaba. Disfrutaba de su lengua invadiendo su boca y acariciando la suya, de los mordiscos juguetones en sus labios y de los gemidos de su omega, que se entremezclaban con los suyos propios. Era el beso más intenso de su vida (que recordara). Aquel chico tenía grandes habilidades, lo que le puso algo celoso, solo durante un fugaz segundo, pensando con quién habría practicado. Pero ese apasionado beso no le dejaba pensar mucho más y pronto todo le dio igual.
—¡Nnhn!—Loki gimió deliberadamente alto—. Ahora vamos a por acto principal. Manos quietas.
Loki le soltó y Clint mantuvo las manos fijas donde las había dejado, por mucho que deseara tocar el ardiente cuerpo de su pareja. Muy lentamente, el omega movió su trasero hacia atrás, deslizando la dura verga por su raja. Clint gruñía excitado, sintiendo la lubricación cubrir su miembro, hasta que al fin estuvo en posición. Loki lo guió con su mano a su agujero y lentamente descendió. El alfa arqueó la espalda, intentando permanecer inmóvil ante la impresionante sensación de la entrada abriéndose a él. Quería mover las caderas y penetrarlo de una sola embestida, pero obedecería a Loki, algo más allá de su instinto de alfa le decía que debía obedecer.
—Es-... estrecho...—murmuró apretando los dientes.
—¿Seguro?... ¿A pesar de todas las veces... que me la has metido ya?—sonreía, a pesar de que apenas era capaz de controlar el temblor de su cuerpo.
—Ngh... Loki...—frustrado agarró sus caderas, intentando que bajara más rápido.
—¡Manos fuera!—las apartó de un golpe—. No me obligues a atarte.
Clint sintió un hormigueo en su miembro ante esa amenaza.
—Nunca he visto... a un omega con tanto control.
—¡Huh! No soy un simple humano, no me subestimes—ya no era capaz de sonreír, pero seguía siendo obstinado.
Era el omega más sexy que había visto nunca. Le gustaba que no fuera un omega sometido y suplicante, le gustaba que tuviera el control y fuera dominante. Le excitaba más de lo que lo había conseguido nadie. Se aferró a las sábanas, desesperado por mantener sus manos fuera del delicioso cuerpo que se balanceaba sobre él. Ya estaba por completo dentro, en aquel estrecho, húmedo y ardiente interior que estaba a punto de derretir su verga.
—Uhn... Parece que te pones más duro a cada segundo. ¿Qué pasa por tu cabecita?—se mantenía inmóvil, esperando a que su interior se adaptara al gran falo de su alfa.
—N-no lo sé... es... Oh dios...
—Exacto.
Se inclinó para darle otro beso, profundo y breve, mordiendo su labio inferior antes de incorporarse, recibiendo un gemido pidiendo más en respuesta. Apoyó las manos sobre su torso y lentamente comenzó a sacar el miembro, solo un par de dedos, para luego volver a penetrarse. Así estableció un ritmo tortuosamente lento para el alfa, pero que enviaba constantes descargas eléctricas a lo largo de todo su cuerpo. Su olor se estaba volviendo cada vez más intenso, vertía cada vez más lubricante que se deslizaba sobre las bolas de su pareja, su delgado miembro también estaba completamente erecto y goteando. Aun aturdido, Clint pudo ver que Loki se estaba perdiendo en la excitación, sentía que se estaba fundiendo sobre él con sus movimientos cada vez más erráticos.
—Loki... Loki... más, por favor... señor...—estaba a un segundo de perder el control.
El omega le miró pensativo un momento y puso la espalda recta.
—Bien, es tu turno, adelante—sus palabras fueron liberadoras, como si le hubiera quitado unas cadenas de encima.
No esperó ni un segundo antes de intercambiar sus posiciones y tumbar a su agitado omega sobre las sábanas negras. Sostuvo sus piernas en alto y comenzó a mover sus caderas, rápido y profundo, buscando con cada movimiento ese punto. Cuando lo encontró -el agudo gemido de Loki se lo aseguró-, siguió frotándolo una y otra vez.
—¡Nh! Ahí... má-áás...—su espalda se arqueó y su interior se estrechó aún más sobre la verga—. ¡Bésame!—ordenó.
Clint le complació. Soltó sus piernas, dejando que las entrelazara alrededor de su cintura, y le besó, cediendo de nuevo el control encantado. Loki le rodeó con sus brazos, marcando con rojas líneas paralelas su espalda. La sensación de estar tomando una maravillosa droga aumentaba mientras sus caderas se movían a un ritmo frenético. Estaban flotando, fusionando sus cuerpos, sus olores mezclándose el uno con el otro en perfecta armonía, el mejor perfume jamás inventado. Más rápido, más profundo, mío, mío, mío... Y en un instante, o una eternidad, ya no pudo salir de su interior. El nudo de su miembro se había expandido y estaban bloqueados juntos. Siguió moviendo sus caderas, girando lo poco que podía en su interior, intentando rozar la próstata de su omega. Mientras respiraban el uno en la boca del otro, Clint sintió el cálido cuerpo en sus brazos tensarse y su vientre acabó salpicado. Las paredes internas se contrajeron sobre su verga, llevándole al orgasmo y exprimiendo hasta la última gota de su semen, tragándolo profundo.
Jadeos. Latidos. Calor. Olores... Poco a poco todo se calmó hasta que recuperaron el control de sus cuerpos.
—Pesas.
—Oh, lo siento—Clint se incorporó con sus antebrazos, aún bloqueado en su interior.
—Dame la vuelta, ponte detrás—le ordenó, habiendo recuperado ya la compostura en su rostro.
Clint obedeció. Maniobró hasta que consiguió tumbarse detrás de él, con un brazo sirviendo de almohada para su omega y el otro rodeando su cintura. Hundió el rostro en sus cabellos, húmedos de sudor y con un delicioso olor. Sus labios rozaron la marca y Loki presionó su trasero contra él sin querer, seguido de una torpe patada.
—Deja los arrumacos.
—Perdón.
Se conformó con presionar el brazo alrededor de su cintura y esperar pegado a su espalda a que el nudo se desinflara. Tardaría media hora larga y para entonces quizás Loki ya se vería golpeado por una nueva oleada del celo. Sintió un hormigueo en sus entrañas (no quería llamarlo «mariposas en el estómago» porque le sonaba demasiado adolescente, pero bien podrían serlo). Estaba empezando a sentir algo. No era un recuerdo, era un sentimiento nuevo, aunque aún no lo podía ver claro.


Habían llegado ya al ecuador del celo. Loki estaba tumbado en la cama boca abajo, su cuerpo relajado en un momento de paz que no iba a durar mucho, pero las nuevas oleadas de celo ya no serían tan intensas y abrumadoras. Clint, sentado a su lado, limpiaba sus muslos con una toalla, con mucha delicadeza para no perturbarlo. Iban a acabar empapados igualmente en sudor, lubricación y otros fluidos, pero le vendría bien sentirse limpio durante un rato. Vio brotar un fino hilo de semen desde su entrada. Su semen, con el cual le había llenado.
—Loki, ¿tú podrías... quedarte embarazado? ¿A pesar de que tú eres asgardiano y yo humano?
—No soy asgardiano, soy un Gigante de Hielo.
—¿Huh? No eres muy grande para ser un gigante—comentó con tono algo burlón, lo que le valió una perezosa patada.
—Es una larga historia. Como sea, no lo sé, puede que sea posible o puede que no.
—No pueden tener a un omega embarazado encerrado, ni cuando dé a luz. ¿Por eso buscaste un alfa? Un plan B por si acababas encerrado.
Loki le miró de reojo entre sus cabellos algo encrespados y enmarañados. Analizó la expresión del arquero, sorprendido de que dijera eso con tanta tranquilidad, sin una pizca de enfado en su voz.
—Quizás.
Clint tomó la gota de semen con su dedo y la deslizó de vuelta a la entrada, presionando suavemente para volver a meterla. Consiguió un dulce gemido a cambio.
—Entonces tendremos que seguir probando hasta que lo consigamos.
—¿No te molesta?—preguntó extrañado.
—Los motivos por los que me escogieras me dan igual. Ahora eres mi omega, te quiero embarazado y fuera de aquí—pudo sentir cómo el cuerpo de Loki se estremecía ligeramente al oírle.
—¿No crees que deba cumplir mi condena por todo lo que hice?
—Como agente de SHIELD, sí; no puedo dejarte salir de aquí por el gran peligro que supones para la humanidad y por los delitos que cometiste contra la misma. Como alfa, no soporto que mi omega esté encerrado lejos de mí, no puedo tolerarlo—se inclinó sobre él hasta besar su sien por encima de los mechones de pelo—. Aquí no existe SHIELD.
Loki se giró para atrapar sus labios y se incorporó sin soltar el beso.
—Eres un tipo extraño, Clint Barton—siseó, rozando sus labios.
Aquella era probablemente la primera vez que le llamaba por su nombre, que recordara, y nunca le había gustado tanto oír su propio nombre, no sabía que podía sonar así. Ahogó un gemido de sorpresa cuando Loki tomó su miembro -medio erecto todo el tiempo- con una mano, frotándolo con fuerza hasta que en unos segundos estuvo del todo duro. Se inclinó sobre su entrepierna, posó sus labios sobre el glande y Clint inspiró sorprendido, estremeciéndose ante su aliento. Le apartó el pelo con una mano, para que no le estorbara pero también para poder ver su rostro, sin llegar a sujetarle la cabeza. Los labios recorrieron toda su longitud, besando y lamiendo como si fuera un delicioso helado. Le estaba provocando, lo veía en su sonrisa, y conseguía arrancarle gruñidos de frustración. Envolvió los finos dedos de una mano alrededor de la base del falo mientras masajeaba sus bolas con la otra. Introdujo el glande en su boca y muy lentamente comenzó a descender, penetrando su garganta.
—Oh dios... Sí, así...—tuvo que agarrarse al borde de la cama con su mano libre para mantenerse quieto y no comenzar a mover sus caderas.
Se sentía igual de bien que entrar en su trasero, una cavidad tan caliente y húmeda, hecha casi a la medida para él. Su lengua le acariciaba mientras seguía moviéndose arriba y abajo sobre él. Cada vez descendía más, hasta que su nariz rozó el vello púbico de su base. Se quedó inmóvil un momento, intentando acostumbrarse hasta no sentir arcadas, y después volvió a moverse sin apenas sacarlo de su boca.
—Joder... tan bueno... Loki, voy a... ¡No! Qué-
Loki sacó el miembro de su boca y se apartó, dejándole aturdido y tan cerca del orgasmo que era tortuoso.
—¿De verdad quieres desperdiciar tu valiosa semilla en mi boca?—le preguntó relamiéndose los labios. Se puso de rodillas, agarrándose al cabecero de la cama y con las piernas separadas. De su entrada rezumó unas gotas de lubricación—. Vamos, alfa, lléname hasta que lleve tus bebés dentro.


Dos días después, Thor entró en las mazmorras seguido por media docena de soldados. Ahora que Loki volvía a estar en plenas facultades, no querían correr ningún riesgo. La pareja ya estaba vestida; Loki, sentado en la silla con un libro en sus manos de espaldas a la entrada y Clint, en el reposapiés, con las piernas del omega sobre su regazo.
—Ya es hora, arquero—le avisó Thor.
Sin decir nada, Loki levantó las piernas y Clint se puso en pie. Loki no quería un beso de despedida, se lo había dicho, pero el alfa no pudo resistirlo. Se inclinó junto a él y le besó sin que su omega lo rechazara. Se alegró de que Thor no pudiera ver el rostro de Loki cuando sus labios se separaron. Durante un instante perdió su frialdad para mostrar una expresión de dolor. Fue un instante fugaz, pero Clint estaba seguro de lo que había visto. Cuando estuvo frente a la malla, los guardias la abrieron.
—Oh, se me olvidaba.
Loki se levantó de la silla y se dio lentamente la vuelta. Clint se detuvo en la entrada y se giró para mirarle. Un destello le golpeó.
Y entonces todo se quedó en blanco.

Continuará...

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